IglesiaeIglesias-Rouquié - Alfredo Sánchez(1)

Vista previa del material en texto

Reporte de Lectura: Rouquié, Alain (1989), “Iglesia e iglesias”, en América Latina. Introducción al Extremo Occidente, Siglo XXI, pp. 232-259
Por: Alfredo Humberto Pérez Sánchez
La lectura hace un bosquejo general del espectro religioso por el subcontinente latinoamericano durante el siglo XX. Considera primordial escribir sobre el catolicismo, pues en cuanto a cantidad y calidad representa un aspecto con mucha presencia en los procesos de la vida americana desde la colonización española. En cuanto a cantidad de fieles en el siglo XX es muy alta, con un 90% de los habitantes bautizados, con una gran influencia a lo largo de los países a pesar de la poca cantidad de sacerdotes en relación a la cantidad de habitantes latinos y en relación a los países europeos. Con todo y las grandes debilidades de la Iglesia, la división interna a esta institución, la cohesión con la sociedad latinoamericana es innegable e ineludible en las interpretaciones de su presente y pasado. 
Comienza historizando la presencia de la Iglesia en el continente, que le otorga su importancia reiterada. Comenzando durante los albores de la época colonial, donde los religiosos ocuparon diferentes papeles entre un país y otro, igual que entre regiones de los mismos países, esta condición es constante a lo largo del texto, aunque también esas diferencias ocurren a lo largo de la historia, como ya lo hemos visto en el curso. Mientras unos religiosos adquieren responsabilidades sociales, encaminados a accionar y favorecer el bienestar de los más pobres y desfavorecidos, otros tienen tendencias a la labor intelectual y con fuertes relaciones al poder político. Este fenómeno se seguirá repitiendo, será parte de la problemática en la coyuntura, por ejemplo, de los movimientos por la independencia de las colonias españolas y portuguesas. Por tanto, serán pieza clave para la conformación de los estados-nación, entre la integración de partidos políticos meramente católicos y la separación de la Iglesia con el Estado. 
Identifica debilidades y alcances limitados de dicha institución en los países latinos, en relación a los países europeos, con la desigual relación entre sacerdotes y número de habitantes, la falta de relación entre estos clérigos y sus fieles debido a su nacionalidad extranjera y por no alcanzar todos los poblados, concentrándose principalmente en las ciudades capitales. 
La problemática de división interna a la Iglesia, aunado a los problemas de alcance, la diferenciación se acrecienta. Los actores clericales y poder religioso está coludido con la administración civil, con disputas sociopolíticas. La división preexistente se vuelve a evidenciar con pugnas directas donde el Vaticano parece no hacer declaraciones en contra o a favor de ellos, sin embargo, no son indiferentes, pues el mismo Papa tiene una posición definida. Durante el siglo XX se refleja lo anterior con la influyente corriente teología de la liberación.
Por último, hace mención de otras iglesias y religiones, presta mas atención al protestantismo, pues al final declara su no intención de escribir sobre todas las religiones del continente. Identifica al protestantismo como el medio de refugio o limitada liberación de la situación del creyente, generalmente pobre y desfavorecida. Estas religiones resaltan el defecto del catolicismo ortodoxo, (no el popular) que busca más la salvación después de la muerte más que la búsqueda del bienestar terrenal común. Evocan a la resignación, pero con la promesa de encontrar una mejor vida después de la actual, en la tierra, provocando pasividad dentro de estos pueblos frente a las vejaciones recibidas, pues, incluso se interpretan como penitencia, identificándose como mártires con lo que reclamarían la vida eterna.