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Masculinidad frágil y su relación con el machismo en la sociedad (2) - Luis Angel Avalos Romo

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Masculinidad frágil y su relación con el machismo en la sociedad
“La masculinidad es poder, pero es también terriblemente frágil porque, contrario a loque hemos sido inducidos a creer, no existe como una realidad biológica que llevan los hombres dentro de sí. La masculinidad existe como ideología, como conducta codificada; existe en el marco de relaciones de género. Pero en definitiva no es más que una institución social con una relación insustancial con la hombría y el sexo biológico, sus supuestos sinónimos. El niño no sabe diferenciar entre sexo y género, para él ser hombre es ser lo que él percibe como masculino. El niño es el futuro hombre. No ser masculino es carecer de sexo, es ser ‘castrado’.” Michael Kaufman, 1997.
A lo largo de la historia de la humanidad las personas han demostrado su constante interés en encontrar su lugar en la sociedad y de comprender como funciona lo que les rodea, uno de los conceptos más importantes al tratar de definir a la persona es la identidad.
Se puede acordar que la identidad son los rasgos que nos caracterizan como individuos frente a un grupo de personas, es decir la manera en la que expresamos nuestra individualidad para distinguirnos de los demás, además de ser la suma de un conjunto de factores biopsicosociales que determinan como nos comportamos y como nos reconocemos en la sociedad y los cambios que se generan. Tres de los elementos más importantes que conforman la identidad son la identidad de género, la cual se refiere a la percepción subjetiva que un individuo tiene sobre sí mismo en cuanto a su propio género, que podría o no coincidir con sus características sexuales; la orientación sexual, la cual se refiere a un patrón de atracción sexual, erótica y afectiva dirigido hacia determinado grupo de personas definidas por su sexo; y el rol de género, el cual refiere al conjunto de normas sociales y comportamentales en función de la construcción social que se tiene de la masculinidad y femineidad, las cuales determinan lo que se considera como apropiado para los hombres y las mujeres en un grupo o sistema social, El rol de genero juega un papel muy importante en el constructo social que tenemos por masculino y femenino, determinan las normas de lo socialmente aceptable, la manera en la que deberíamos comportarnos. 
De acuerdo con Michael Kaufman (1997), la masculinidad es una ideología; es un constructo elaborado a nivel social en donde se tiene un rígido código de conducta para los hombres, el cual, por su misma naturaleza inflexible y rigurosa, es fácil de quebrantar, y en donde desligarse de este código equivaldría a una castración simbólica del hombre, al cual se rechazaría de forma inmediata a nivel social, especialmente en una sociedad donde el pensamiento e ideologías machistas predominan. Es importante resaltar el precedente de pensamiento machista característico de la sociedad latinoamericana, a pesar de los cambios que se han generado a través de los años persiste el concepto en el cual se percibe al hombre superior a la mujer, poniendo no solo a la mujer en papel vulnerable si no también dejando al hombre obligaciones que tradicionalmente se ve obligado a cumplir las cuales permiten reafirmar su papel dominante. Los estereotipos relacionados con estas ideas han perpetuado la aceptación de conductas psicológicas y prácticas que conllevan el sometimiento de la mujer ante el hombre, consintiendo la expresión de masculinidad, aunque sea de manera violenta usando la agresividad como una manera de comprobar que se mantiene en una postura de poder cumpliendo con el canon de “macho” y castigando u obligando a reprimir por miedo al rechazo o devaluación todas las conductas que no encajen en lo que establece nuestra cultura, fomentando que persista uno de los problemas más graves que enfrentamos como sociedad, la violencia de genero. 
Es precisamente uno de los principales problemas al hablar de masculinidad, la fragilidad con la que se introduce este concepto desde que nacemos y lo que la hace más vulnerable ante una sociedad machista, pues se espera que hombre se un pilar de fuerza inquebrantable exigiendo que deje de lado sus sentimientos y la manera en la que puede o podría expresarlos, pues no puede mostrarse débil bajo ninguna circunstancia esto incluye aspectos básicos como por ejemplo la salud es imprescindible ir más allá de las diferencias biológicas y analizar el efecto de factores sociales que inciden de manera diferente en la salud y la mortalidad de mujeres y hombres y de distintos grupos de mujeres y hombres, las desigualdades en los roles y el poder de hombres y mujeres en las distintas sociedades (variables según estrato social, edad y origen étnico) se plasman no sólo en riesgos diferenciales para la salud y supervivencia de unos y otras, sino también en igualdad para el acceso a los recursos necesarios para promover y proteger la salud y su control. (Organización Panamericana de la Salud, 2009).

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