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Materia Teoría Psicológica I Profesor Lic. Luciana Juaneu - 76 - Módulo 3 Lectura 19 Conferencia 16. Psicoanálisis y psiquiatría Con esta Conferencia iniciamos el estudio del Tomo XVI, Conferencias de Introducción al psicoanálisis de las Obras Completas de S. Freud y empezamos a ocuparnos de la teoría general de las neurosis. Inicia nuestro autor, como hemos estudiado ya en otras oportunidades, estableciendo las diferencias entre su teoría y la comprensión medica, o específicamente, psiquiátrica en este caso, de las afecciones que él va a tratar. Como ya establecimos en otros lugares, operaciones fallidas, sueños y síntomas tienen mucho en común. Todos son portadores de sentido y en todos los casos este sentido no es directamente accesible sino que debe ser develado mediante interpretaciones. Una de las cosas que Freud afirma en reiteradas ocasiones, es que las concepciones psicoanalíticas pueden convivir, e incluso resultar complementarias, en sus diferentes modos de abordar los fenómenos patológicos. Esta afirmación tiene absoluta vigencia, ya que más allá de aquellos profesionales que intentan erigir lo que ellos realizan como lo único válido, vemos numerosísimos médicos que se forman en psicoanálisis, conviviendo en ellos complementariamente por ejemplo, los abordajes farmacológicos y psicoanalíticos. Nuestro autor se preocupa de aclarar las dificultades que la trasmisión de las ideas ligadas al estudio y comprensión de las neurosis trae aparejadas. Sueño y operaciones fallidas eran fenómenos por todos conocidos, fácilmente reconocibles en nosotros mismos y nuestro entorno cercano. Las neurosis no resultan tan accesibles; si no son médicos, decía Freud en esta conferencia, probablemente no tengan más acceso a ellas que a través de mis comunicaciones. Otra aclaración necesaria es que las conceptualizaciones que aquí observaremos son resultado no de especulaciones, sino de la observación directa y su procesamiento. Esto no resulta, en general, fácilmente aceptado. Suelen expresarse críticas, que denotan la creencia de que los conceptos psicoanalíticos son sólo ocurrencias personales. Aquí retoma el autor vienés, ideas que ya hemos visto emplear cuando de responder a las críticas se trata. En este caso afirma que el descreimiento de los médicos posiblemente provenga de su escaso compromiso con los pacientes neuróticos, probablemente dice, no los escuchan seriamente y se han sustraído a toda posibilidad de extraer algo valioso de su comunicación. Otra observación importante, es el esclarecimiento de aquellas críticas que postula que Freud ha modificado sus puntos de vista en el trascurso de su obra, por lo cual resultaría lícito preguntarse ¿si ya modificó una vez su opinión, no estará nuevamente por el camino errado? Entendemos con Freud, que es ineludible informar al lector de los cambios que se van produciendo. Y es justamente esta honestidad lo que resulta importante en Freud. Materia Teoría Psicológica I Profesor Lic. Luciana Juaneu - 77 - Quizás sería mejor visto quien neciamente mantiene de principio a fin los mismos postulados, aunque las circunstancias lo desmientan. Freud era preeminentemente un clínico y sus teorías y conclusiones surgen desde ese ámbito, así es que también desde allí fueron surgiendo nuevas observaciones que llevaban al autor a reformular postulados anteriores. Freud elige y así lo expresa en esta Conferencia, mantenerse firme ante la crítica y no abstenerse de corregir y rehacer lo que sea necesario de sus teorías según lo vaya exigiendo la experiencia. “En las intelecciones básicas, no he hallado nada para modificar y espero que en lo sucesivo así sea”. (Freud, S. 1915, pp. 225) Detengámonos en este punto: el cambio central que las nociones freudianas han experimentado tiene que ver con la modificación de la teoría de causación de la histeria y la neurosis es general. En los primeros trabajos Freud sostenía un origen traumático de esta afección y posteriormente otorga mayor lugar a la conceptualización de la fantasía inconsciente. Otras modificaciones tuvieron que ver con las conceptualizaciones sobre la angustia, distinguidas generalmente en los medios psicoanalíticos una de otra bajo las nominaciones 1ra y 2da. Teoría de la angustia y al desarrollo sexual de la mujer. Con posterioridad, una modificación nodal fue la revisión de la teoría de las pulsiones expuesta en Más allá del principio del placer y el nuevo cuadro estructural de la psique trazado en El yo y el ello. Todas estas modificaciones, nos dice Strachey, serian examinadas quince años más tarde en Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis Volviendo a lo que nos ocupa, la concepción psicoanalítica de las neurosis, retomaremos con Freud, el ejemplo de un caso clínico: el de la suegra del joven oficial que era perturbada insistentemente por una disparatada idea de contenido celoso. Retomaremos las conclusiones freudianas sobre este caso, para el desarrollo más extenso del mismo el lector deberá remitirse a la página 228 del Tomo XVI de las Obras Completas. El autor vienés utiliza este caso para continuar estableciendo las diferencias entre la escucha psiquiátrica y la escucha psicoanalítica. ¿Cómo reaccionaría un psiquiatra ante un caso así?: ante la idea frente a la cual no es posible encontrar nexos lógicos con la vida real de la paciente hablamos de una idea delirante. Esta paciente padecería delirio de celos, como primera característica esencial de este caso clínico. ¿Cómo seguirá el psiquiatra? Probablemente indagará en la historia familiar de esta señora y aportará respuestas de este tipo: ideas delirantes se presentan en aquellas personas en cuyas familias han parecido repetidas veces estas y otras perturbaciones psíquicas. Conclusión: trasmisión hereditaria predisponente a este tipo de ideas. ¿Qué más? No más podremos obtener siguiendo a este psiquiatra (psiquiatra de la época en que Freud escribió estos textos, la situación actual sería seguramente un poco distinta; Freud se está refiriendo a la formación y ejercicio de la psiquiatría alrededor del 1900). Entonces, ¿qué puede el psicoanálisis hacer en este caso? ¿Puede desempeñarse mejor? Sí, claramente. El psicoanálisis observará otros detalles. Fue la propia paciente quien provocó esa carta anónima que sirve de apoyo a su idea delirante, cundo el día anterior, dijo a la intrigante muchacha que su máxima desventura sería que su marido mantuviera una relación amorosa con una mujer más joven. Materia Teoría Psicológica I Profesor Lic. Luciana Juaneu - 78 - La idea delirante cobra cierta independencia de la carta, ya antes había estado presente como temor - ¿o como deseo?- en la paciente. Otras dos detalles son: la renuncia con la que se comportó cuando se la exhortó a comunicar sus ulteriores pensamientos, tras el relato de su historia. Hasta se vio realmente interrumpido el tratamiento tras sólo dos sesiones, ya que declaró desaparecida la idea enfermiza. Lo hizo sólo por resistencia y la angustia que le provocaba la prosecución de su análisis. Pero incluso con ese reducido material era posible una interpretación: Había dentro de ella un intenso enamoramiento de un hombre joven, ese mismo yerno que la instó a buscarme en calidad de paciente. De este enamoramiento, ella nada sabía o quizás muy poco, esta amorosa inclinación podía enmascararse fácilmente como textura inocente. Un enamoramiento así, que sería algo monstruoso, imposible, no pudo devenir consciente; no obstante persistió y, en calidad de inconsciente, ejerció una seria presión. Alguna cosa tenía que acontecer con él, algún remedio tenía que buscarse y el alivio inmediato lo ofreció sin duda el mecanismo de desplazamiento, que con tanta regularidad toma parte de la génesis de los celos delirantes. No sólo ella, una señora mayor se había enamorado de un hombre joven, sino que su marido manteníauna relación amorosa con una muchacha, entonces su conciencia moral descargaba el peso de la infidelidad. Su propio amor no le había devenido consciente, pero el reflejo de él, ahora se le hizo consciente de manera obsesiva, delirante. (Freud, S. 1915 pp. 231) Por supuesto, como siempre sucede, aclara nuestro autor que todos los argumentos lógicos no lograban ir contra estas ideas, cosa regular en los casos de ideas delirantes. A la luz de estas compresiones la idea delirante dejo de ser disparatada y cobró sentido, es necesaria para aliviar la conciencia moral de esta señora, ya que es ella la enamorada de una persona más joven. ¿Por qué el alivio ocurre por la proyección en su marido de sus propios deseos? Freud alega que esto es producto de la intensificación de la necesidad sexual propia de la edad de la señora (actualmente habría que revisar estas ideas), o quizás sea necesario agregar que su marido, bueno y fiel, ya no posee las dotes amatorias de otros años que esta señora necesitaría para verse plenamente satisfecha. Por último, resulta importante que el enamoramiento recaiga sobre su yerno, probablemente denota un fuerte lazo erótico con la hija, que en su fundamento último se reconduce a la constitución sexual de la madre, encuentra la vía para proseguirse en una trasmudación de esta índole. Adelanta aquí nuestro autor varios elementos que iremos retomando para la comprensión de las neurosis: el sentido de los síntomas, el lugar de la sexualidad, la existencia de lazos eróticos entre padres e hijos, el lugar de esto en la constitución sexual de cada sujeto, etc. Hasta acá, lo que le interesaba a nuestro autor, está esclarecido: la psiquiatría y el psicoanálisis operan de maneras diferentes: la primera, remite a la herencia, proporcionándonos un origen remoto de la idea delirante y omite cualquier otro andamiento con el contenido de la idea. De todos modos, esto no implica que psicoanálisis y psiquiatría no puedan complementarse, esto vuelve a reiterarlo nuestro autor, dice: “el psicoanálisis es a la psiquiatría como la histología a la anatomía, esta estudia las formas externas de los órganos, aquella, su constitución, a partir de los tejidos y de las células.” (Freud, S 1915, pp. 233) Materia Teoría Psicológica I Profesor Lic. Luciana Juaneu - 79 - Ahora bien, Freud afirma en este punto que si bien el psicoanálisis puede ampliar grandemente la comprensión de los dinamismos y orígenes de las ideas delirantes, es tan impotente aún, como la psiquiatría, para su tratamiento, lo cual de todos modos, no invalida sus descubrimientos. Hay un enorme grupo de manifestaciones patológicas en las cuales la comprensión psicoanalítica se ha podido traducir con éxito en un procedimiento terapéutico y en las cuales a través de los métodos psicoanalíticos se obtienen triunfos que no son menores en absoluto a los logrados por la medicina.
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