Logo Studenta

La psicología como disciplina y profesión - Modulo 2-1 - Daiana Luna

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

La psicología como disciplina y profesión 
Introducción a las características de un campo diverso 
María Cecilia Aguinaga 
Coordinadora del Módulo Introductorio - Trayecto Introductorio 2023 
Este texto está dirigido a las/os ingresantes de las carreras de Licenciatura y 
Profesorado de Psicología de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional 
de La Plata. Ha sido escrito con el fin de presentar un panorama introductorio de 
la psicología como campo de saber y como ámbito profesional y recopila los 
aportes de diferentes autores y autoras del ámbito nacional e internacional. Si bien 
no pretende agotar los numerosos debates que esta disciplina ha atravesado a lo 
largo de la historia, se propone situar algunos aspectos relevantes relativos a su 
devenir histórico, a la definición de sus problemas de indagación, a su relación con 
otras ciencias y a su vinculación con el contexto social, aspectos que se 
profundizarán y problematizarán en las diferentes asignaturas que conforman los 
planes de ambas carreras y que, por otro lado, van cambiando a lo largo del tiempo 
con el desarrollo mismo de la disciplina y del quehacer profesional. 
¿Qué es eso llamado psicología? 
Es muy posible que si preguntamos qué es la psicología a quienes nos rodean, 
independientemente de si han tenido acceso a la lectura de textos o si han 
cursado la materia en el colegio, cuenten con una definición: “Es el conocimiento 
de la mente de las personas”, “Es la ciencia que estudia el comportamiento”, etc. 
Ante determinadas situaciones vitales también es probable que alguien, 
interesado en ofrecernos ayuda, nos sugiera hacer una consulta psicológica, lo 
que supone que cuenta con un saber acerca de la práctica de quienes ejercen 
esta profesión. Podemos, asimismo, estar en contacto con alguien que ha 
estudiado la carrera y se desempeña profesionalmente, lo cual hace que 
tengamos una idea más cercana del campo. También es corriente escuchar 
expresiones en la vida cotidiana como “Ya parezco tu psicólogo” o “Hacer x cosa 
 
 
 
 
 
 
es como hacer terapia”. El cine, la televisión y la literatura aportan así mismo, 
imágenes de profesionales de la psicología. Todas estas representaciones, en 
muchos casos acertadas, van configurando un panorama de ideas que hacen a 
la decisión de estudiar la carrera de psicología y al interés por trabajar en este 
ámbito. Sin embargo, esos saberes, en general, forman una especie de mosaico 
en el que conviven diferentes ideas, que, aunque en algunos casos son 
compatibles, en otros, posiblemente no lo sean. Incluso si tuviéramos la ocasión 
de conversar con un/a estudiante o un/a psicóloga/o de otro lugar del mundo 
tal vez tenga otra mirada sobre la disciplina, lo cual también, como veremos, 
puede ocurrir si nos adentramos en cómo era entendida la psicología en otros 
momentos de la historia del campo. Entonces, en definitiva ¿qué es la psicología? 
La definición de cualquier campo de saber implica la consideración de múltiples 
dimensiones. ¿Qué estudia? ¿Cómo lo hace? ¿Para qué? ¿En qué se diferencia de 
otros ámbitos de estudio? ¿En qué sentido puede plantearse que tiene carácter 
científico? ¿En qué aspectos de la vida cotidiana de la gente interviene? En lo 
que refiere a la psicología, estas preguntas han originado múltiples líneas de 
pensamiento que le dan al campo un carácter sumamente diverso, que han dado 
lugar a numerosos debates y que ponen un límite a la posibilidad de brindar una 
definición única y exhaustiva. A lo largo de este texto se presentan algunos de 
estos aspectos con el fin de introducir a un ámbito tan complejo como plural. 
La diversidad del campo psicológico 
La psicología, tal como la conocemos hoy, no existió siempre. Hasta el último 
cuarto del siglo XIX, los conceptos que ahora podemos llamar “psicológicos” 
fueron acuñados en el marco de otras disciplinas como la filosofía, la medicina, 
el pensamiento político, etc. Puede hablarse de un campo psicológico específico 
a partir de una serie de acontecimientos que se dan en esta época, que tienen 
características singulares en distintos lugares del mundo y que ha sido 
denominado proceso de institucionalización (Danziger, 1979; Smith, 1997). La 
creación de cátedras y de carreras universitarias de psicología, la fundación de 
laboratorios donde se indagan procesos psicológicos, la asociación de 
 
 
 
 
 
 
profesionales en entidades propias del campo, la publicación de libros sobre 
psicología, etc., todo lo que constituye la institucionalización, van configurando 
un ámbito propio de desarrollo de la ciencia psicológica y van delimitando la 
especificidad de las intervenciones de los profesionales psicólogos. Este 
proceso supuso, por un lado, una autoconciencia por parte de los especialistas, 
o sea, un reconocimiento por parte de los/as mismas/os psicólogos/as de la 
existencia de saberes y prácticas que son específicas del campo al que 
pertenecen. Por otro, implicó una paulatina legitimación social, es decir, una 
identificación por parte de la sociedad más amplia de aquello que constituye lo 
propio del ámbito psicológico. Esto último es lo que hace, por ejemplo, que 
exista en el imaginario social una diferencia entre aquello que nos puede llevar 
a hacer una consulta con un médico y lo que nos puede llevar a consultar con 
un/a psicólogo/a. 
A la hora de dar cuenta dar cuenta del origen de la psicología, es corriente la 
referencia al uso del método experimental. Se suele plantear que la psicología 
como ciencia surgió a partir de la implementación de un método que pudiera 
llevar al conocimiento objetivo de la experiencia, en este caso, psicológica, del 
mismo modo que lo hacían otras ciencias como la química, la física o la biología. 
Luego, el saber psicológico se habría diversificado constituyendo 
paulatinamente un ámbito plural. No obstante, diversos autores coinciden en 
plantear que no existe un origen único del campo psicológico y afirman que esta 
pluralidad se dio desde los inicios mismos, en la medida que en simultáneo se 
constituyeron diferentes tradiciones de pensamiento (Danziger, 1990; Vezzetti, 
2007). 
Esta heterogeneidad continúa siendo un rasgo característico del territorio de la 
psicología, dado que en su interior conviven diversos problemas de interés, 
diferentes teorizaciones y una pluralidad de métodos de indagación y de ámbitos 
y técnicas de intervención. Esto ha sido connotado de modos distintos por 
diversos autores: por un lado, como un factor de inconsistencia e, incluso, de no 
cientificidad (Kuhn, 1962); por otro, como un rasgo favorable y enriquecedor para 
el desarrollo del campo disciplinar, atento a la complejidad de los fenómenos 
 
 
 
 
 
 
que pretende explicar y sobre los que interviene (Longino, 2006; Savage, 2006). 
Finalmente, otros/as lo consideran como un rasgo constitutivo, inherente al tipo 
de objetos que aborda la psicología, y se debe a que, como veremos en los 
siguientes apartados, la psicología se ha desarrollado en diferentes contextos y 
sus características guardan una estrecha relación con ellos, lo cual vuelve 
imposible que tenga un carácter homogéneo (Danziger, 1990; Smith, 1997). 
A los efectos de una presentación general e introductoria del campo, resulta 
relevante mencionar uno de los ejes más significativos que ha atravesado hasta 
nuestros días el campo de los saberes y las prácticas psicológicas. Este aspecto 
ha sido objeto de múltiples debates tanto al interior de la comunidad científica 
psicológica como en el marco del diálogo que esta mantiene con otras 
disciplinas. Los autores coinciden en plantear que a lo largo de su desarrollo la 
psicología se ha caracterizado por sostener una connotación doble y han 
denominado a esto, entre otros términos, como “ambivalencia” (Smith, 1997) o 
como “biculturalidad” (Vezzetti, 1998). ¿A qué se refieren los autores con estos 
términos? A que la psicologíaha sido entendida como una ciencia natural y 
también como una ciencia humana. Es decir, como una ciencia que estudia 
fenómenos que obedecen a las leyes de la naturaleza y como un campo cuyos 
problemas de indagación se explican por determinantes relacionados con la 
historia subjetiva y con la cultura. Esta doble concepción arroja diversidad entre 
las teorías ya que implica tres cuestiones. En primer lugar, modos diferentes de 
entender al ser humano, sus procesos psicológicos, sus modos de vincularse, 
de aprender, de sufrir, etc. En segundo lugar, supone diferencias a nivel 
metodológico, en tanto la modalidad que adquiere la investigación de los 
problemas puede resultar diversa en función de la perspectiva que se sostenga 
(por ejemplo, las perspectivas naturalistas han privilegiado la experimentación). 
En tercer lugar, porque ubica a la ciencia psicológica en un diálogo que privilegia 
disciplinas diferentes: en un caso, las ciencias biológicas y en el otro, la filosofía 
y las ciencias humanas. 
Para dar cuenta de este carácter plural del campo psicológico, en los siguientes 
apartados nos referiremos a una distinción que puede plantearse entre 
 
 
 
 
 
 
disciplina y profesión. ¿A qué nos referimos con esto? La psicología es una 
disciplina en el sentido de que circunscribe un conjunto de saberes que, si 
aludimos a un ámbito científico, se denominan teorías. En el caso de nuestro 
campo, esos saberes son empleados por los profesionales para intervenir sobre 
diferentes aspectos de la realidad, por lo tanto la psicología es también una 
profesión. Si bien disciplina y profesión están en estrecha y mutua relación, es 
posible establecer la especificidad de ambas esferas en relación con sus 
características, las dimensiones que involucran y el tipo de problemas que 
resuelven. 
La psicología como disciplina 
La psicología supone, como se mencionó, el desarrollo de diversas teorías. 
Estas constituyen enunciados que buscan explicar algún aspecto de la realidad. 
Las teorías se desarrollan con el fin de dar respuestas a problemas, es decir, a 
preguntas, a cuestiones a explicar, que por diferentes motivos adquieren 
relevancia para las comunidades científicas. Son producto de trabajos de 
investigación que se llevan a cabo en diferentes instituciones y organismos 
(como vieron en la Unidad temática 1, uno de los pilares de la Universidad es 
justamente la investigación) y pueden adquirir diversas características. Las 
concepciones teóricas se plasman en libros, artículos de revistas 
especializadas, tesis de doctorado, etc., y también se intercambian en diferentes 
instancias como los congresos científicos, las conferencias, etc.; todo lo cual 
constituye la comunicación en ciencia, aspecto fundamental de esta práctica 
(Secord, 2004). Por último, las teorías se transmiten y problematizan en el 
ámbito académico, es decir en las instancias de formación de los profesionales. 
Entre otros, forman parte de los contenidos de las asignaturas que conforman 
las carreras. 
Un primer aspecto que hace a la diversidad del campo psicológico lo constituyen 
los diferentes problemas que han formado parte de sus intereses de indagación. 
En diferentes épocas y ámbitos geográficos, el universo de temas de relieve 
para la psicología ha sido sumamente heterogéneo: el funcionamiento de la 
 
 
 
 
 
 
percepción, las características de la memoria, las relaciones entre conducta y 
el medio, los diferentes modos que adquiere el sufrimiento mental, los niveles 
de la inteligencia, las modalidades que adquiere el vínculo materno-filial, el 
consumo de sustancias, las aptitudes para el aprendizaje, el impacto que a nivel 
psíquico tienen las crisis sociales y económicas, el desarrollo infantil, la 
violencia de género, los rasgos de la etapa del envejecimiento, la psicopatología 
del trabajo, y podríamos seguir nombrando otros tantos problemas que han 
delimitado el campo específico de lo que llamamos la disciplina psicológica. 
¿Cómo se establecen estos problemas? Las disciplinas que se abocan al estudio 
de la ciencia, como la filosofía y la sociología de las ciencias, han planteado 
desde mitad del siglo XX que la ciencia constituye una práctica histórico-social. 
Esto supone considerar que aquello que se vuelve un asunto de interés y que 
puede decantar en teorizaciones y en intervenciones, es producto de 
coordenadas sociales, culturales, económicas, políticas, etc., del ámbito y de la 
época en la que los investigadores producen conocimiento. Es decir, las 
disciplinas científicas no producen saber “en el vacío”, sino que desarrollan su 
trabajo en el marco de contextos en los que estos imprimen su sello. De modo 
que, inlcuso en un mismo ámbito geográfico, los problemas no son inmutables, 
se modifican con el correr del tiempo. Por ejemplo, durante la pandemia de 
COVID 19 que tuvo lugar entre 2020 y 2021, en el área de los estudios acerca del 
envejecimiento, se desarrollaron en Argentina una serie de indagaciones acerca 
los aspectos emocionales de las personas mayores durante la cuarentena 
(Iacub, et al., 2020). Estas investigaciones partieron de la hipótesis de que esta 
situación puede llevar a una afectación psicológica específica en personas de 
más de 60 años en función de su condición de población de riesgo. En este caso 
puede verse entonces, cómo se delimita un problema a partir de una situación 
sanitaria puntual que decanta en un fenómeno social como es el aislamiento. 
Teniendo en cuenta esto, se puede plantear que no todos los/as investigadores 
estudian los mismos problemas. Lo cual lleva a la conclusión de que las teorías 
que estas/os plantean no pretenden explicar cualquier orden de la experiencia 
psicológica, sino que se desarrollan en función de la especificidad del problema 
 
 
 
 
 
 
delimitado. Conviven al interior del campo, por ejemplo, la teoría conductista y 
la teoría histórico-cultural. La primera es una corriente norteamericana cuyos 
referentes más significativos son, entre otros, John Watson y Burrhus Skinner, 
y que se propone el estudio, la predicción y el control de la conducta. La segunda 
fue propuesta por el psicólogo ruso Lev Vigotsky que busca dar cuenta, entre 
otras cosas, del desarrollo de procesos psicológicos como el pensamiento. Es 
decir, ambas son teorías psicológicas, pero se proponen explicar fenómenos 
diversos. 
Así mismo, es importante tener en cuenta que aquello que es objeto de estudio 
de la psicología también cambia con el correr del tiempo porque los seres 
humanos se transforman en sus relaciones sociales e históricas. Por lo tanto, 
aquello que estudia la psicología puede transformarse al compás de esos 
cambios (Talak, 2003). A título ilustrativo se puede mencionar que en la 
psicología local, la delimitación de la violencia contra la mujer en el seno 
familiar como un problema a investigar y sobre el cual intervenir se dio en el 
marco del restablecimiento de la democracia de la década de los ochenta. La 
renovación cultural que este acontecimiento político supuso permeó vastos 
sectores de la sociedad e incluyó la aspiración a la democratización de la 
familia. Esto tuvo un rol relevante, junto con otros factores, en la incorporación 
de este tópico en el campo disciplinar y profesional, allí donde no tenía una 
presencia significativa con anterioridad a estas coordenadas (González Oddera, 
2021). 
No solo los problemas, sino las teorías mismas son diversas, en la medida que 
distintas comunidades científicas desarrollan modos alternativos de 
comprender un mismo fenómeno en función de sus respectivas tradiciones de 
pensamiento. Retomando lo planteado en el apartado anterior respecto de la 
ambivalencia del campo, en el área de las presentaciones tempranas de la 
psicopatología se han propuesto perspectivas teóricas heterogéneas que 
buscan explicar, entre otros cuadros, el autismo. Existen teorías psicoanalíticasbasadas en los conceptos propuestos, entre otros, por Sigmund Freud, que 
ponen el acento en la constitución subjetiva como un proceso que se da en el 
 
 
 
 
 
 
seno de las relaciones con los otros significativos y proponen el padecimiento 
psíquico infantil como un emergente de las características que adquieren esos 
vínculos (Winnicott, 1975; Jerusalinsky, 1997, Lefort, 1983). Pero también se han 
desarrollado otras teorizaciones en las que los trastornos del espectro autista 
se consideran como el producto de un déficit ligado al neurodesarrollo, es decir, 
a una alteración del funcionamiento del sistema nervioso que obedecería a 
causas genéticas (Baron-Cohen et al., 2011; Martos-Pérez, 2006). 
Los marcos conceptuales están, asimismo, atravesados por lo que se denomina 
los valores. Diversos/as autores han mostrado cómo las comunidades 
científicas no son ajenas a las valoraciones, es decir, a las creencias o a la 
ideología que impregnan los modos de entender diferentes fenómenos por parte 
de la sociedad a la que pertenecen (Kincaid el al., 2007; Prilleltensky, 1997). La 
mirada cultural acerca de lo que es considerado correcto, virtuoso, preferible, 
moral, etc., impregna, en muchos casos de un modo inadvertido, las 
concepciones científicas, motivo por el cual las teorías propuestas varían en 
función de estos marcos valorativos. Puede ilustrarse esta idea con la 
concepción desarrollada por Víctor Mercante, referente del campo de la 
psicología argentina de principios del siglo XX, acerca de la psicología femenina. 
Mercante planteaba que a partir de sus investigaciones y las de otros autores, 
se podía establecer que las mujeres y los hombres tienen aptitudes diferentes: 
las primeras desarrollan más la sensibilidad, son detallistas y memoriosas, 
incluso más que los hombres, pero son poco propensas a la elaboración de 
ideas y a la imaginación creadora (Mercante, 1908). Esta propuesta teórica, 
contemplada desde una mirada actual, deja ver una valoración sexista que da 
cuenta de un contexto en el que el autor se inserta y cuyos valores resultan en 
extremo diferentes a los vigentes en el presente. 
En relación con este vínculo de la psicología con su contexto, puede plantearse, 
por otro lado, que el discurso de la psicología ha penetrado profundamente en la 
sociedad moderna. Y esto no solo en función del ejercicio profesional, que, como 
veremos, pone en relación el campo psicológico con la sociedad, sino porque ha 
aportado modos de pensar que han pasado a formar parte de las 
 
 
 
 
 
 
representaciones de los grupos humanos y se han incorporado a las 
significaciones y a los modos que adquiere la educación, la crianza, el 
establecimiento de vínculos, la sexualidad, etc. Como plantea Vezzetti (2007), se 
da un camino de doble vía: 
por una parte, los “objetos” del especialista arrastran una densidad y una 
historia en el mundo social; por otra, la modernidad, como es sabido, ha 
instalado a la ciencia y la técnica como operadores privilegiados en la 
formación y reconversión de las representaciones y los hábitos de la 
sociedad. (p. 7) 
Así, entre otras cosas, podemos encontrar ejemplos de cómo ciertas categorías 
que tienen su especificidad en el campo de la psicología son utilizadas en 
contextos cotidianos para dar cuenta de distintas experiencias o situaciones: 
“trauma”, “TOC”, “inconsciente”, “bullying” forman parte del lenguaje común, lo cual 
no supone sólo una cuestión de nominación sino de modos de dar un sentido a 
esas vivencias. 
Finalmente, aquello que refiere al aspecto metodológico de la investigación 
psicológica es también un terreno plural. Los modos que se han diseñado para 
llevar adelante las prácticas de investigación, incluyen diversas metodologías y 
técnicas. Encontramos indagaciones de tipo experimental, que suponen el 
control por parte del investigador de las variables que intervienen en un 
fenómeno, como suele procederse en los estudios mencionados sobre la 
conducta de niños/as autistas entendido como déficit del neurodesarrollo. Se 
emplean también métodos estadísticos, que buscan la comprensión de 
fenómenos a partir de la observación de las características que presentan en 
un grupo amplio de sujetos, como en el ejemplo de la indagación sobre las 
emociones en adulto/as mayores durante la pandemia. Asimismo, algunas 
indagaciones utilizan la observación clínica, que se propone abordar el modo de 
presentación de casos individuales, como es el caso de algunas investigadoras 
en los estudios acerca de la violencia contra la mujer. 
Ahora bien, aunque en un panorama general del desarrollo del campo puede 
observarse una gran heterogeneidad, en contextos más acotados tanto 
 
 
 
 
 
 
geográficos como epocales, se asiste en general, al predominio de algún marco 
teórico que por diferentes circunstancias, adquiere un lugar de privilegio tanto 
a nivel de las instancias de formación como en el ámbito de la investigación y 
de la práctica profesional. En nuestro medio, fundamentalmente desde la 
creación de las carreras de psicología a mediados del siglo XX, el psicoanálisis 
ha tenido esta connotación (Dagfal, 2009). Esta teoría ha adquirido una posición 
hegemónica que no se ha visto cuestionada significativamente por otros 
modelos teóricos, a diferencia de lo que ocurre en otros lugares del mundo, lo 
cual se evidencia en la orientación que adquiere la formación y en las 
características del campo profesional. 
La psicología como profesión 
Como ya se mencionó, cuando nos referimos a la psicología como profesión 
hacemos alusión a la intervención de profesionales psicólogas/os en diferentes 
ámbitos. La profesionalización de un campo supone por un lado, el 
establecimiento de áreas específicas de aplicación de un conocimiento y por 
otro, la existencia de instancias de formación superior en las que se adquiere 
ese conocimiento. Desde estas se expide una acreditación para realizar ese 
trabajo: el título habilitante, que constituye un requisito para el mercado de 
trabajo (Geuter, 1992; París Mañas et al., 2009). Asimismo, el ejercicio de las 
profesiones cuenta con un marco legal que lo delimita y regula (aspecto que se 
abordará en la unidad temática 3). 
El proceso de profesionalización de la psicología presenta diferentes 
características en distintos lugares del mundo. Si bien en Argentina el origen 
del campo disciplinar puede identificarse a fines del siglo XIX y principios del XX, 
a partir de la creación de cátedras universitarias de psicología, la fundación de 
laboratorios de psicología experimental y la creación de la Sociedad de 
Psicología de Buenos Aires en 1908, este período suele denominarse pre-
profesional. Esto significa que se asistió a un intenso desarrollo de prácticas de 
intervención basadas en conocimientos psicológicos pero llevadas a cabo por 
 
 
 
 
 
 
profesionales de otras áreas como la medicina, la educación y la criminología 
(Talak y Courel, 2001). 
En nuestro país, a partir de la década de los cuarenta, se implementó un 
proyecto de industrialización que conllevaba la necesidad de contar con un 
nuevo tipo de mano de obra más capacitada. Esto tuvo su impacto en ámbitos 
estatales -universitarios y no universitarios- dando lugar a una serie de 
carreras de corta duración, institutos y direcciones. Estos espacios 
institucionales estaban enfocados en la psicotecnia, entendida como el estudio 
del aprovechamiento y el rendimiento en el trabajo, y en la orientación 
profesional, considerada como una intervención al respecto, basada en el 
conocimiento de las características psicofísicas de los sujetos. Solo por 
nombrar algunos ejemplos, la carrera de Psicotécnico y Orientador Profesional 
inaugurada en 1950 en la Universidad Nacional de Tucumán, el Instituto de 
Psicología Educacional y Orientación Profesional de la Prov. De Buenos Aires 
fundado en 1948 y la Especialización en Psicologíacreada en 1953 en la 
Universidad de San Luis para egresados de las Facultades de Ciencias de la 
Educación y de Filosofía y Letras, dan cuenta de un proceso paulatino que 
convertiría a la psicología en una práctica autónoma diferenciada de otros 
campos (Klappenbach, 2006). Aunque aún se trataba de una psicología “sin 
psicólogos” (Vezzetti, 1996), esta proliferación de instituciones psicológicas 
decantó en la organización en 1954 del Primer Congreso Argentino de Psicología 
que tuvo lugar en Tucumán. Este evento tuvo una gran importancia: casi 
inmediatamente, fueron presentados proyectos de creación de carreras de 
psicología en diferentes universidades. El período profesional se inicia, 
entonces, en nuestro país, con la apertura de las carreras universitarias. La 
primera de ellas fue creada en 1955 en la Universidad Nacional de Rosario, 
siguiéndole la de la Universidad de Buenos Aires en 1957, la de la Universidad 
Nacional de Córdoba, la de la Universidad Nacional de La Plata y la de la 
Universidad Nacional de Cuyo en 1958, la de la Universidad Nacional de Tucumán 
en 1959 y, en 1966, la de la Universidad Nacional de Mar del Plata. A partir de 
1956 se abrieron carreras en universidades privadas. Los Profesorados en 
 
 
 
 
 
 
Psicología también datan de estos años: en la Universidad Nacional de Córdoba 
se abre en 1956 y en la Universidad Nacional de La Plata y en la Universidad de 
Buenos Aires en 1958. 
El perfil que delinearon las nuevas carreras implicó un cambio significativo en 
la concepción del rol de los/as piscólogos/as: prontamente la idea de una 
psicología vinculada a la psicotecnia y la orientación profesional fue sustituida 
por la orientación clínica, es decir, la atención de pacientes. Esto, como se 
mencionó, estuvo ligado a la preeminencia de la corriente psicoanalítica, 
tendencia que continúa vigente hasta nuestros días (Fierro, 2021; Klappenbach, 
2018; Talak y Courel, 2001). 
No obstante, el campo profesional también ha tomado diferentes 
configuraciones atento a los diversos contextos políticos y sociales, los cuales 
han definido de diversos modos, un universo de posibilidades y de límites que 
moldean las características que adquiere el trabajo que las/os psicólogas/os 
realizan. Como ejemplo puede mencionarse el impacto profundo que tuvo a 
nivel de la práctica profesional el golpe de estado de 1976 y el gobierno de facto 
que este instauró hasta el año 1983. Carpintero y Vainer (2004) y Stolkiner (2018) 
plantean que durante este período, se produce el desmantelamiento y el 
desprestigio de toda una serie de experiencias desarrolladas en el campo de la 
salud mental en la década del ’70, que proponían modos alternativos a la 
intervención manicomial, como las comunidades terapéuticas y los abordajes 
grupales. Estas prácticas, fundadas en la idea de la/del psicóloga/o como agente 
de cambio que actúa a nivel de los problemas sociales y de las condiciones de 
vida de los seres humanos, fueron consideradas como una amenaza al orden 
establecido (Sanz Ferramola, 2000), situación que llevó a muchas/os 
profesionales a replegarse en el ámbito privado. En la próxima unidad se verá 
de qué modo ha impactado en el campo profesional la sanción de la Ley de 
Ejercicio Profesional en el año 1985 y más recientemente, la sanción de la Ley 
de Salud Mental en el año 2010. 
Ahora bien ¿cuáles son los ámbitos en los que pueden los/as psicólogos/a 
insertarse actualmente en nuestro medio? Aquí también se asiste a un 
 
 
 
 
 
 
panorama muy heterogéneo. Para tomar un parámetro, puede considerarse lo 
establecido en la Resolución 343 dictada en el año 2009 por el Ministerio de 
Educación de Nación1, la cual regula aspectos relativos a la formación de los/as 
profesionales psicólogas/os. Allí se establecen como campos de aplicación las 
áreas Clínica, Educacional, Jurídico-Forense, Laboral-Organizacional, Social-
Comunitaria y Sanitaria, a las que podría connotarse como ámbitos más 
tradicionales y afianzados, y las áreas llamadas emergentes. Veamos 
someramente en qué consisten estas áreas2: 
o El Área Clínica alude al diagnóstico y tratamiento de pacientes. Puede 
llevarse a cabo tanto en el ámbito público (en hospitales, por ejemplo) como 
privado (en consultorios particulares o en instituciones privadas), y los 
destinatarios de la práctica pueden ser individuos, parejas, familias o grupos. El 
trabajo de los/as psicólogas puede hacerse de manera individual o como 
integrante de un equipo con colegas, o interdisciplinariamente, con 
profesionales de otros campos. 
o En el Área Educacional las/os psicólogas/os se insertan en el sistema 
educativo de dos maneras. Por un lado, en instituciones escolares, formando 
parte de los Equipos de Orientación Escolar, donde enfocan su intervención en 
cuestiones vinculadas con el proceso educativo y en distintos aspectos de la 
relación entre los miembros de la comunidad educativa. Por otro lado, trabajan 
en las instancias gubernamentales, desde las cuales se llevan adelante 
diferentes acciones (planificación de propuestas curriculares, coordinación de 
programas, etc.) que luego implementan las instituciones educativas. 
o El Área Jurídico-Forense delimita el trabajo que desempeñan los psicólogos 
en el ámbito judicial. Consiste en diversas intervenciones en el marco de las 
instituciones vinculadas a la administración de justicia por parte del Estado, lo 
 
1 Estas áreas fueron establecidas en diversos documentos elaborados en el marco de la Asociación de 
Unidades Académicas de Psicología de Argentina y Uruguay (AUAPSI) y fueron incorporadas en la 
resolución mencionada. 
2 Esta exposición puede complementarse con el material audiovisual que figura en la Unidad Temática 2 
del programa y con las presentaciones que realizarán graduados de la carrera en la fecha indicada en el 
cronograma. 
 
 
 
 
 
 
cual incluye, entre otras, la labor pericial tanto en el ámbito civil como penal, y 
la participación en los equipos técnicos que trabajan en el Sistema Penitenciario 
o en el Sistema Integral de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes. 
o El área Laboral-Organizacional supone el desempeño de los/as 
profesionales en el marco de organizaciones de trabajo, tanto en el ámbito 
público como privado (empresas, cooperativas o instituciones estatales). Esto 
incluye, por ejemplo, la intervención en los procesos de capacitación, selección 
y evaluación de personal, y el diseño y la implementación de acciones que se 
proponen la mejora en las condiciones de trabajo, en las dinámicas relacionales 
y la prevención de riesgos psicosociales derivados de la inserción laboral. 
o El Área Social-Comunitaria delimita diversas intervenciones profesionales 
dirigidas al colectivo social, con un emplazamiento territorial delimitado, en el 
marco de sectores u organizaciones de la comunidad. Esta labor pone el acento 
en las relaciones entre las condiciones de vida y su efecto sobre procesos 
psicológicos. Tiene como fin el desarrollo de recursos de autogestión por parte 
de los mismos colectivos para el diagnóstico y solución de sus propias 
problemáticas psicosociales. 
o El Área Sanitaria alude a la práctica que los/as psicólogos/as desarrollan 
específicamente en el ámbito de la salud, lo cual supone la inclusión en 
instancias estatales de formulación de políticas de salud pública, la ocupación 
de cargos de gestión en centros de salud (lo cual ha sido posibilitado por la Ley 
Nacional de Salud Mental, como se verá en la próxima unidad temática) y la 
atención, la promoción y la prevención en salud en diferentes instituciones, tales 
como hospitales o Centros de Atención Primaria. 
o Podemos agregar a las áreas incluidas en la Resolución mencionada, la 
labor en docencia e investigación. Las/os psicólogas/os pueden desempeñar su 
labor en el ámbito académico como partede los equipos docentes que integran 
las cátedras en las carreras de Psicología u otras, y también pueden integrar 
equipos de investigación en el marco de instituciones universitarias o en los 
organismos dedicados a la promoción de la ciencia y la tecnología (como el 
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas - CONICET). 
 
 
 
 
 
 
o En cuanto a las áreas emergentes o que están en vías de consolidación, se 
pueden mencionar, entre otras, la Psicología Política, la Psicología Económica, 
la Psicología del Tránsito, la Psicología de la Actividad Física y del Deporte y la 
Psicología de las Emergencias y Catástrofes. 
El quehacer profesional de las/os Profesores de Psicología en el ámbito 
educativo está estipulado por diferentes reglamentaciones (como la Ley de 
Educación Nacional Nº 26.206, la Ley de Educación Provincial Nº 13.688 y 
disposiciones de la Dirección General de Cultura y Educación) que establecen el 
tipo de trabajo que pueden realizar quienes obtengan esta titulación. Y esto 
refiere tanto a los diferentes niveles (inicial, primario, secundario y superior) 
como en las diferentes modalidades (especial, artística, técnico-profesional, de 
adultos, etc.) del sistema educativo. Entre otras tareas, los/as profesores 
pueden por un lado, formar parte de los Equipos de Orientación Escolar ya 
mencionados y por otro, pueden tener a su cargo el dictado de asignaturas tanto 
en el nivel medio (como en las materias Psicología, Construcción de Ciudadanía, 
Salud y Adolescencia, entre otras) como superior, por ejemplo, en profesorados 
y en tecnicaturas. 
Todas las inserciones mencionadas y otras tantas que por razones de extensión 
no se incluyen aquí, conforman un cuadro en extremo diverso, que se complejiza 
aún más si se considera que las características que adquiere el ejercicio 
profesional ya no dependen exclusivamente de la comunidad de especialistas, sino 
de las instituciones en las que despliegan su labor. Estas cuentan con sus 
respectivas historias, sus usos, sus actores, sus prácticas, sus vínculos con la 
comunidad, etc. Los ámbitos de la salud, de la educación, del trabajo, del sistema 
jurídico, etc. imprimen su sello particular en el quehacer cotidiano de las/os 
profesionales psicólogas/os, lo cual hace que por ejemplo, diverja mucho el 
trabajo que realiza un/a psicólogo/a en una unidad penitenciaria de aquel que 
realiza otra/o profesional en el servicio de salud mental de un hospital (Vezzetti, 
2007). 
A modo de cierre 
 
 
 
 
 
 
Comenzamos este texto preguntándonos qué es la psicología y advirtiendo 
acerca de lo complejo que resulta definirla y caracterizarla de manera 
exhaustiva. Se han planteado entonces, algunas de las coordenadas que hacen 
a esta diversidad tanto a nivel del campo disciplinar como del quehacer 
profesional, sin intenciones de agotar todo el espectro de cuestiones que dan 
cuenta de esta complejidad. 
Para quienes hoy inician la formación como futuros/as psiólogas/os, queda por 
delante un camino de aprendizaje, profundización y problematización. A partir 
de una lectura crítica de la bibliografía propuesta en las distintas asignaturas, 
desde una actitud reflexiva y desde una posición curiosa y abierta a la pregunta, 
les será posible elegir las herramientas teóricas con las cuales enmarcar su 
labor y delimitar las áreas de trabajo desde donde transitar esta interesante 
disciplina y esta valiosa profesión. 
Referencias bibliográficas 
Baron-Cohen, S., Lombardo, M. V., Auyeung, B., Ashwin, E., Chakrabarti, B., & 
Knickmeyer, R. (2011). Why are autism spectrum conditions more 
prevalent in males? PLoS Biology, 9(6), 
https://doi.org/10.1371/journal.pbio.1001081 
Carpintero, E. y Vainer, A. (2004). Las huellas de la memoria. Psicoanálisis y 
Salud Mental en la Argentina de los ‘60 y ‘70. Tomo II: 1970 – 1983. Topía. 
Dagfal, A. (2009). Entre Paris y Buenos Aires. La invención del psicólogo (1942-
1966). Paidós. 
Danziger, K. (1979/1994). Los orígenes sociales de la psicología moderna. En A. 
R. Buss (ed.). Psychology in Social Context (pp. 27-45). Irvington 
Publishers. [Traducción de Hugo Klappenbach] 
Danziger, K. (1990). Constructing the Subject. Historical Origins of Psychological 
Research. Cambridge University Press. 
 
 
 
 
 
 
Fierro, C. (2021). Formación de grado en psicología en Argentina: período 2009-
2015. Institucionalización universitaria, profesionalización y acreditación 
en perspectiva. Nueva Editorial Universitaria. 
Geuter U. (1984/1992). The Professionalization of psychology in Nazi Germany. 
Cambridge University Press. [Traducción de R. Homes] 
González Oddera, M. (2021). Una mujer como cualquier otra. Desarrollos sobre 
la violencia contra las mujeres en la psicología argentina (1983-1994). 
Revista de Historia de la Psicología, 42(4), 21-30. 10.5093/rhp2021a1 
Iacub, R., Arias, Ch., Kass, A., Herrmann, B., Val, S., Slipakoff, L. y Gil de Muro, M. 
(2020) Aspectos emocionales de las personas mayores durante la 
pandemia Covid 19. Anuario de investigaciones, XXVII, 137-145. 
https://www.psi.uba.ar/investigaciones/revistas/anuario/trabajos_comp
letos/27/iacub2.pdf 
Jerusalinsky, A. (1997). Psicoanálisis del autismo. Nueva Visión. 
Kincaid, H., Dupré, J. & Wylie, A. (Eds.) (2007). Value-Free Science? Ideals and 
Illusions. Oxford University Press. 
Klappenbach H. (2006). Periodización de la psicología en Argentina. Revista de 
Historia de la Psicología, 27 (1), 109-164. 
Klappenbach, H. (2018). Cambios en los primeros perfiles de formación en el 
campo de la psicología en Argentina. Desde la planificación estatal a una 
profesión liberal. Revista de Historia de la Psicología, 39 (2), 18 a 27. 
Kuhn, Th. (1962/2006). La estructura de las revoluciones científicas. Fondo de 
Cultura Económica. 
Lefort, R. y Lefort, R. (1983). El nacimiento del Otro. Paidós 
Longino, H. (2006). Theoretical Pluralism and the Scientific Study of Behavior. In 
S. Kellert; H. Longino & C. K. Waters (Eds.). Scientific Pluralism (pp. 102- 
131). University of Minnesota Press. 
 
 
 
 
 
 
Martos-Pérez, J. (2006). Autismo, neurodesarrollo y detección temprana. 
Revista de Neurología, 42 (Supl. 2), 99-101. 
Mercante, V. (1908). La Mujer Moderna. Archivos de Pedagogía y Ciencias Afines, 
4 (12), 374-385. 
París Mañas, G., Tejada Fernández, J. y Coiduras Rodríguez, J. (2012). La 
profesionalización de los profesionales de la formación para el empleo 
en constante [in]definición en Europa. Profesorado. Revista de 
Currículum y Formación de Profesorado, 18 (2), 267-283. 
Prilleltensky, I. (1997). Values, assumptions, and practices. Assessing the moral 
implications of psychological discourse and action. American 
Psychologist, 52 (5), 517-535. [Traducción de María Cecilia Aguinaga] 
Resolución 343 de 2009 [Ministerio de Educación de Nación] Aprueba contenidos 
curriculares básicos, carga horaria, criterios de intensidad de la 
formación práctica y los estándares para la acreditación de las carreras 
correspondientes a los títulos de Psicólogo y Licenciado en Psicología. 
Sanz Ferramola, R. (2000). La psicología como ideología exótica en los oscuros 
años del proceso de desorganización nacional: 1975-1980. Fundamentos 
en Humanidades, 1(2), 43-62. 
Savage, C. W. (2006). A new/old (Pluralist) resolution of the mind-body problem. 
En S. Kellert; H. Longino & C. K. Waters (Eds.), Scientific Pluralism (pp. 
132-166). University of Minnesota Press. 
Secord, J. A. (2004). Knowledge in Transit. Isis, 95 (4), 654-672. 
Smith, R. (1997). The Norton History of the Human Sciences. W. W. Norton. 
[Traducción de Ana María Talak] 
Stolkiner, A. (2018) Un largo camino hasta la Ley Nacional de Salud Mental. 
Soberanía Sanitaria, (4), 34-38. 
 
 
 
 
 
 
Talak, A.M. (2004). La historicidad de los objetos de conocimiento en psicología. 
Anuario de Investigaciones, XI, 505-514. 
Talak, A.M. y Courel, R. (2001).La formación académica y profesional del 
Psicólogo en Argentina. En J.P. Toro y J.F. Villegas (Eds.). Problemas 
centrales para la formación académica y el entrenamiento profesional 
del psicólogo en las Américas .Vol.1 (pp. 21-83). Sociedad Interamericana 
de Psicología. 
Vezzetti H. (1996). Los estudios históricos de la psicología en Argentina. 
Cuadernos Argentinos de Historia de la Psicología, (2), 79-94. 
Vezzetti, H. (1998). Las psicologías de fin de siglo a la luz de su historia. Revista 
de Psicología General y Aplicada, 51 (1), 105-114. 
Vezzetti, H. (2007). Historias de la psicología: problemas, funciones y objetivos. 
Revista de historia de la psicología, 28 (1), 147-165. 
Winnicott, D. (1975/1993). Realidad y juego. Gedisa.

Continuar navegando