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La aptitud verbal - Eliana Benavides

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La aptitud verbal 
 
A través de la psicología cognitiva se ha indagado acerca de la naturaleza 
del razonamiento verbal. En tanto que la psicología cognitiva intenta 
describir los procesos que lleva a cabo el individuo a la hora de enfrentarse 
a la situación - problema o tarea ideada para estudiar, en nuestro caso, el 
razonamiento. No obstante, si bien la psicología cognitiva es el marco de 
referencia en el que se integra la información a partir de la cual elaboramos 
nuestra prueba. En dicha fase de información, estructuración de la misma y 
reflexión previa a la toma de decisiones y, por tanto previa a la práctica, se 
observa cierta interdisciplinariedad en tanto en cuanto se presentan aportes 
de otras ciencias. 
El ejercicio de razonar es una actividad mental harto compleja, por lo que 
presentar únicamente una definición que permita operativizar el constructo 
en la prueba elaborada ocultaría, por omisión, parte importante de lo que 
es razonar. 
Todas las definiciones que a continuación se comentan aportan información 
sobre el razonamiento aunque, en ocasiones, no aparezca esta palabra como 
tal, sino, alguna otra asociada o relacionada con ella. Nos referimos a la ya 
mencionada relación entre inteligencia y razonamiento, a la identificación, 
muchas veces realizada, entre pensamiento y razonamiento y, aceleración 
entre pensamiento y lenguaje. 
 
 
Para Miranda (1995), la función del pensamiento es la construcción de un 
sistema de significados, muchos de ellos en la forma de conocimientos y 
creencias, que sirven al ser humano para comprender y orientarse en el 
mundo del pensamiento humano consiste en la creación, interpretación y 
procesamiento de significados. En esta investigación, al igual que defiende 
este autor, no hay pensamiento sin signos (en este caso de la lengua); así 
pues, pensar, con la lengua como instrumento, es dialogar ya sea con la 
tradición cultural, con los contemporáneos o, en última instancia, con 
nosotros mismos. 
Además, este uso de la lengua como instrumento de pensamiento es 
estudiado y está relacionado con la lógica formal en tanto que orden lógico, 
coherente del pensamiento cuya finalidad es comprobar la validez de las 
conclusiones a la vista de unas premisas (conocimiento científico) (Stebbing, 
1965; López Alonso, 1991; Gutiérrez Martínez, 1995; Miranda. 1995: Barrio. 
1996: Lipman. 1997...) En el caso que nos ocupa, el instrumento elaborado, 
la lógica formal permite elaborar los objetivos de la plantilla de corrección 
del mismo y También debe estudiarse relacionado con la Lógica Informal 
(Kahane), entendida como el análisis racional tanto de lo que hacen los 
demás como de lo que debemos hacer nosotros (Conocimiento práctico-
social, juicio crítico en la vida. razonamiento moral). 
Existen una serie de programas que parten de la idea de que pensar de modo 
efectivo requiere ser capaz de desenvolverse adecuadamente en un medio 
simbólico. Hayakawa, en su obra «El lenguaje en el pensamiento y la acción» 
(1964). Señala que las dificultades a la hora de razonar derivan del hecho 
de que el sujeto no es capaz de manejarse entre los diferentes niveles de 
realidad que construye con las palabras y otros símbolos. Por ejemplo, con 
 
 
frecuencia las personas nos movemos entre conceptos abstractos sin 
contrastar su relación con los datos de la experiencia, como cuando se 
aprenden conceptos meramente de memoria. 
No se establece relación entre abstracción y concreción, o lo que es lo 
mismo, entre lo verbal y lo empírico. Y esto comporta un riesgo, porque el 
significado no está en las palabras sino en nosotros que, al enfrentarnos con 
ellas, «construimos» o «asignamos» significados en función de nuestros 
esquemas de conocimientos y, del contexto en el que aparecen las palabras. 
En este proceso la fuerza de la tendencia a asimilar información a los 
esquemas existentes, con frecuencia nos lleva a cometer errores (Piattelli, 
1995). 
Es probable que esta dificultad sea especialmente acusada en el momento 
en que las tareas escolares exigen un nivel de pensamiento más crítica. 
Propio del periodo de las operaciones formales. De ahí, la importancia de 
intentar facilitar el pensamiento a través del entrenamiento en el manejo 
del lenguaje y su transformación. (Alonso Tapia, 1987).En el proceso de 
clarificar conceptos «La precisión lógica y lingüística es una necesidad una 
condición de posibilidad del mismo y proceso el trabajo sistemático sobre 
las correspondientes habilidades debe ser y. entendido también en ese 
sentido» (Giménez Campo, 1992). 
A esta necesidad patente puede sumársele la realidad de que los 
instrumentos de medida utilizados no son adecuados para captar el alcance 
y la importancia delos efectos que se producen tras la aplicación de un 
programa específico para enseñar a pensar (Herber, 1985). Las últimas 
investigaciones apoyan una inteligencia múltiple y un nuevo concepto de 
inteligencia. Actualmente las ideas de Sternberg (1993) referentes a su 
 
 
teoría triárquica de la inteligencia donde se defiende la existencia de una 
inteligencia componencial, otra experiencial y otra práctica; y las ideas de 
Garduer (1983), defensor de una inteligencia múltiple, están teniendo 
importantes repercusiones en las estrategias de enseñanza. 
Además, surge un nuevo concepto de inteligencia. La inteligencia ya no se 
identifica tanto con conocimientos -(inteligencia a cantidad de 
conocimientos) ni con la capacidad potencial (inteligencia a potencial 
neurológico), sino con el repertorio de habilidades que permite actuar 
inteligentemente. Siendo estas habilidades susceptibles de instrucción y de 
cambio (Perkins, 1987). Como queda constancia en múltiples experiencias 
realizadas con alumnos con necesidades educativas especiales (Marchesí, 
Colí y Palacios, 1991). Por tanto, hoy día se defiende que la inteligencia es 
modificable. Estos avances científicos producen un cambio sustancial en los 
objetivos de la educación. 
Antes, los esfuerzos se encaminaban a comprobar la capacidad potencial de 
un sujeto, y ahora se encaminan a elaborar programas instruccionales para 
desarrollar al máximo habilidades o estrategias intelectuales cualquiera que 
sea su potencial inicial. Por otro lado, los estudios realizados sobre el 
aprendizaje defienden no ya un aprendizaje de contenidos curriculares sino 
un aprendizaje de habilidades que permiten manejar, organizar, estructurar 
y comprender la información o lo que es lo mismo poner en contacto las 
habilidades del pensamiento con los datos informativos. Aprender está pues 
relacionado con el pensar, Beltrán, 1995. Salmón (1991), entiende que 
razonar es la «... habilidad para pensar coherentemente, para comprender 
instrucciones e informes, para entender la diferencia entre meras 
aseveraciones y argumentos, para reconocer cuándo las afirmaciones 
 
 
necesitan sustentarse y para conseguir este apoyo a partir del conocimiento 
general o de nuevas investigaciones. Razonar incluye también formular 
problemas y descubrir soluciones, derivar conclusiones de Las premisas, 
diseñar experimentos mentales o reales para probar aseveraciones, formular 
y usar principios para evaluar argumentos, apreciar la fuerza de los 
contraejemplos. 
Juzgar la relevancia de la información, así como supervisar y evaluar los 
posibles resultados de planes y decisiones» (p153) (citado en Gutiérrez, 
1995. p.24). En este marco, recordando el pensamiento de Vygotsky (1995), 
se advierte que el razonamiento y la lengua es un binomio cuyos términos 
son mutuamente influyentes puesto que, el uso correcto, entendiendo 
correcto como válido y eficaz de uno de ellos incluye al otro y viceversa; por 
tanto, en este caso, cuando pensamos utilizamos el lenguaje y cuando 
hablamos estamos razonando. 
En la presente investigación se ha estudiado el razonamiento verbal 
entendido como procesode pensamiento que parte de razones verbales 
(premisas) y llega a unas conclusiones, también verbales. Si bien, es verdad 
que el hecho de pensar, en la vida ordinaria, tiene dos acepciones que 
vienen dadas por estas expresiones: «pienso en» y «ahora veo»; al utilizar la 
primera expresión informamos de que somos conscientes de algo que no se 
presenta directamente a los sentidos. 
Para llegar a conocer este «algo» que no se presenta directamente a los 
sentidos realizamos inferencias. Así pues, la elaboración de inferencias es 
característico del pensamiento reflexivo; pero, ¿qué entendemos por 
inferencia?, entendemos por inferencia la acción cognitiva en la que alguien 
extrae la conclusión de las premisas. (Lipman. 1 997 - p. 126). En esta acción 
 
 
cognitiva la información de las premisas no se toma en cuenta por sí misma, 
sino como señal de alguna otra cosa (Stebbing, 1965 - p. 19) de manera que 
vemos lo que queremos ver; es decir, la información adquirida está en 
relación con nuestros propios intereses. 
El hecho de extraer una conclusión supone identificar previamente el 
problema (Sternberg, 1989), y dirigir nuestra acción a darle solución. Por 
tanto, pensar consiste principalmente en resolver un problema. Resolver un 
problema, exige establecer relaciones significativas entre la información 
departida; así pues, se puede decir que habilidad de pensar depende de la 
capacidad para ver conexiones. 
Esta información de partida abarca no sólo las «premisas» (identificación de 
información inmediata) explicitas en el planteamiento del problema, sino 
también nuestros conocimientos previos aunque es probable que estos 
últimos no estén todos presentes de manera consciente en nuestro proceso 
reflexivo. De este modo, al reconocer la importancia de los conocimientos 
previos, salvamos el prejuicio, ya denunciado por Hegel de que al ejercitarse 
en pensar por sí mismo, en primer lugar la materia carece de importancia y, 
en segundo término, el hecho de aprender se opone al hecho de pensar por 
sí mismo siendo así que el pensamiento no puede ejercerse sino con un 
contenido material, con un pensamiento. 
Es decir, sabemos que pensar exige pensar sobre «algo», y que pensar es una 
actividad con estrategias comunes aplicables a distintas materias objeto de 
pensamiento; por tanto, el éxito en la adquisición de nuevo conocimiento 
depende tanto del nivel de conocimientos previos relativos al tema objeto 
de pensamiento como de la capacidad de aplicar las estrategias de 
pensamiento más adecuadas a cada situación. 
 
 
Tomado de: 
Hervás Domínguez, María Amparo-Nieves. La medida del razonamiento 
verbal en 4° educación secundaria obligatoria: elaboración y validación de 
un instrumento. 
España: Universidad Complutense de Madrid, 2005. p 7.

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