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Seibel - El Circo de ayer a hoy - Mili Fernandez

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Seibel - El Circo de ayer a hoy
Seibel habla de una cultura que tiene tradición en lo popular. El circo es una
especialización teatral derivada de los rituales, que puede rastrearse desde los tiempos
más remotos en los cinco continentes. Es un arte que ha conservado a través de
los siglos el espacio circular y la comunicación directa con los espectadores. A mediados
del siglo XVI en Italia, los artistas se unen y forman compañías profesionales que
hacen comedias “improvisadas” sobre un guión; crean un nuevo género basado en su
destreza mímica, vocal y acrobática, con máscaras y trajes con personajes fijos, es la
Comedia del Arte. El inglés Philip Astley diseña una pista circular, similar al picadero
donde se adiestran los caballos, rodeada de tribunas de madera. La instala al aire libre y
exhibe a los jinetes en pruebas junto a equilibristas y acróbatas, completando el espectáculo
con clowns, que también presentan pantomimas. En Londres se pone de moda un género
heredado de la Comedia del Arte, la Arlequinada. Astley pasa de la pista al aire libre al
anfiteatro bajo techo, y en Estados Unidos surge la idea de usar carpas de lona, que se
montan y desmontan fácilmente para hacer giras y recorrer grandes distancias. Esta
modalidad tiene gran éxito, aunque continúan los anfiteatros.
A partir de 1757 llegan a la Argentina los volatineros españoles. Son los que “vuelan”,
realizando saltos y acrobacias sobre un alambre o cuerda tendida en el aire. Agregan la
actuación del “gracioso”, a veces llamado Arlequín, que mezcla acrobacia y comicidad, y
suman otras pruebas, muñecos, banda de música, y canciones, bailes o pantomimas para
el final. En las primeras décadas del siglo XIX, vienen de gira grandes compañías de
circo, y traen pantomimas que incluyen Arlequinadas heredadas de la Comedia del Arte. El
travestismo ya se muestra en 1841 en Buenos Aires.
Los volatines criollos forman sus propias compañías desde 1835 y en 1842
comienzan a presentar obras en las funciones circenses junto a las pruebas. En 1860
comienza sus actividades el Circo Flor América de Sebastián Suárez, que actúa como
payaso. En 1862, los hermanos Luis y Gabriel Anselmi inician su circo y son otra ilustre
familia de artistas criollos. En 1869 llega al país el artista circense italiano Pablo
Raffetto, quien hace largas giras con la compañía familiar y tiene destacada trayectoria en el
circo criollo. En 1875 José Podestá (1858-1937), se inicia profesionalmente como
trapecista; los nueve hermanos Podestá tendrán importante rol en el circo y el teatro.
Después de 1870 se diferencian en el circo los roles de Clown y Tony o Augusto, los
herederos de Polichinela y Arlequín; el rico y el pobre, el sabio y el tonto. El Clown con su
elegante vestuario blanco contrasta con el Tony o Augusto, con su traje demasiado grande o
demasiado pequeño, y se usa maquillaje en vez de máscara. En 1884 se encuentran en la
misma pista en Buenos Aires el clown criollo José Podestá (Pepino 88) y el clown inglés
Frank Brown, dos famosos payasos nacidos en 1858. Y allí se estrena la pantomima Juan
Moreira, con José Podestá en el protagonista dramático, quien escribe una versión en
drama gauchesco, estrenada en 1886. El gran suceso del Juan Moreira da origen a un
espectáculo original, el circo criollo, con una primera parte de pruebas y payasos, y
una segunda parte con una obra de teatro. El drama gauchesco, basado en un suceso
histórico reciente, pasa a ser un símbolo, el mito del hombre que lucha contra la
injusticia. Pronto la mayoría de los circos adoptan esta modalidad, incorporando toda clase
de obras de autores locales, dramas, comedias, sainetes, y llevan este teatro nacional en
gira por todo el país. Desde que en 1900 la familia Podestá deja las carpas y se
instala en salas, presentando solo obras teatrales, se multiplican las compañías de
actores nacionales, convocan autores, y el público los acompaña con fervor; esto origina
el florecimiento del teatro argentino en el siglo XX.
En 1850 se inventa un aparato llamado trapecio, y continuamente se inventan nuevos
aparatos e instalaciones que permiten a los artistas realizar imaginativos y sorprendentes
actos. El circo es valorado especialmente por las vanguardias que rechazan el
modelo romántico, realista y naturalista, y utilizan formas populares para renovar la
escena.
Después de 1900, en Buenos Aires los circos van perdiendo espectadores por el auge
del teatro y la competencia del cine, y en su mayoría prefieren trabajar en las giras por
provincias. En 1960, se producen otros cambios: la difusión masiva de la televisión provoca
dificultades crecientes para el circo criollo, y muchos dejan la 2ª parte del teatro o se retiran.
Los costos de escenografía, vestuario, cantidad de artistas, hace antieconómica la
actividad. La desaparición es gradual y en 2011 todavía subsisten algunos circos criollos en
el norte del país.
El circo hoy: La cultura de la imagen que se impone en el siglo XXI ha favorecido
al arte circense, que goza de un nuevo auge. El nomadismo sigue vigente. Se calcula
que en Argentina hay unas 70 compañías de circo en gira por las provincias, que solo se
acercan a Buenos Aires en julio, en las vacaciones de invierno, y van a las zonas turísticas
en el verano. Antes solo era posible aprender el arte circense de padres a hijos, o siguiendo
a un maestro en sus giras. Hoy las innumerables escuelas en Europa y en América
despiertan gran interés en los jóvenes. Luego producen sus propios espectáculos que
presentan en los teatros, las carpas, la calle, los eventos y las fiestas más diversas, o se
contratan en circos de todo el mundo. En Argentina hay numerosas escuelas de circo,
cursos universitarios, talleres de acrobacia, malabares, trapecio, cuerda, tela, clown, etc.
Por otra parte, las técnicas circenses invaden los escenarios y se presentan incorporadas a
la acción de obras teatrales, danza, ópera, recitales de música.

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