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=====================��====]�o la mano", con aquello de:: _ nque el verdadero culpable =======iiiiii::::==;;;;¡jl¡¡;;;;;;;==;¡¡¡¡==;;;;;;;;¡¡¡¡¡¡;;====-E:::=:�:::::�::�=���= laba a su méoico personal, : ;;¡ :::::;����iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii:iiiiiiiii.. tu to Mexicano del Seguro = al titular de Salud, el presi --=-------------------�----go la mano y por qué te dij.e.Fuente, siempre serio, repli- =====================================================:r los candados". La gira por = cesión presidencial. Las bro- ==-��-=--::!'"----:a::::==--�:::::::::":r-""C:=:=-"-"!ia:=�--.:�,..---c;z;;:;;r �-- -ución de De la Fuente y de ��������������������������� del tema, para que se defi- O lo que había provocado al que, sin lugar a dudas, am es lo único divertido de ser =========================================""""'=:=::=:::::::�rna. rintos de la cúpula. Pero el relajo sano en las alturas no revela misterio alguno, nada más certifica lo obvio: la antigua rigidez verbal de la clase gobernante correspondía a una noción distinta de los cargos públicos. Si el Estado se adelgaza porque así debe ser, cuantimás debe flexibilizarse la apariencia pétrea servida por un idioma de robots. Eso ya pasó y es propio de la época en que se creía en la Historia, secretaria particular de los poderosos. Si el récord de la Empresa (que fue Nación) ha sustituido a la Historia, que el desenfado, o el uso inesperado de la chacota, remplace a las fórmulas del corsé jurídico. Y usted aguántese, Investidura. Al fin y al cabo lo hecho desde el poder está bien hecho, trátese del proyecto de privatización de la energía eléctri ca o de la reubicación del chiste. Continúa la crónica de Rosa Elvira Vargas: En el tramo que recorrió la comitiva para visitar una exposición de servicios médicos, Zedilla preguntó a De la Fuente, en obvia refe rencia a los reporteros: -¿ Ya te dejaron en paz? -Ahora me preguntan que si es cierto lo que dije -respondió. -Es tu última oportunidad: la tomas o la dejas -continuó el presidente entre risas. -La tomo. De acuerdo, nada de esto tiene importancia, ni la mínima, pero todo esto es uso del tiempo público, y no se disocia de la energía que busca reducir el Estado a su mínimo, el suficiente para rete ner los controles del país y ponerlos al servicio de la iniciativa privada. Si el Estado contrae sus funciones, que el presidente no cargue sobre sus hombros toda la seriedad de la República. Y ?ºrlo demás, en su noción del ejercicio del mando, el doctor Zedilla no comparte muchísimas premisas de sus antecesores, pero tam poco busca singularizarse. Sucede que naturalmente le fastidia�la retórica y la parafernalia verbal a la antigua. No es abogado ni en su formación intervino la actitud para nada decir elaborada- 229 MX-M7570_20210617_123914 MX-M7570_20210617_130502
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