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I LA FILOSOF1A YA NACE GRANDE 1. LA rlLOSOF1A GRIEGA Y LA CIVILIZACIÓN OCCIDENTAL El nacimiento de la filosofía -en Grer.ia, en el siglrl�-( a. C.- es uno de los acontecimientos más decisivos en la his toria del hombre. Puede decirse, incluso, que es el más deci sivo, si nos damos cuenta de que la manera en que se pre senta Jª filosofía desde sus comienzos\es la base¿e todo el desarrollo .4�. la civilización occident� y que las formas ele -- . . ·-�·· ....•.. , .... esta civ11lzación dominan en adelante en la tierra y determi- nan hasta los aspectos más íntimos de nuestrn existencia individual. La filosofía griega abre ¡;l espacio en el que se �overán y �arán no sólKiiliJru:n:w�----:Jitcülti.lrii-occi·- 'íleñt_ªl;.siho las instituciones sociales !;:n.JJIS que se. enC¡'lfllfill esa formas, y finalmente el com11.Qrtamienlo mism<L, de las �-Arte, religión, matemática � investigacio11es natura les; moral, educación, acción política y económica, órdena mientos jurídicos son envueltos por este' espacio originario; y el cristianismo y el lenguaje con el que la civilización oc cidental expresa el mundo; y los mismos grandes conflictos de la historia de Occidente: entre Estadv e Iglesia, burgue sía y proletariado, capitalismo y comunismo. En gener�I. se piensa que lo que determina una grap . .épo ca.histórica no es la filosofía (que es el trabajo de Ü1)a élite restringida, que siempre ha vivido fuera de los lugares donde se decide.' la suerte del mundo), ino movimientos que tengan m.ia influencia inmediata so�JiiLill�S,. como a religiOn, y en lo que concierne a nuestra civilización,"el' cristianismo. Al decir que la filosofía griega abre el espacio donde actúan las fuerzas dominantes de nuestra civilización no pensamos confundi_r el eseacio co�LÍ!I� que en él se desarrolla, sino señalar qi:i"e'"'fodo .. ji. i ego de nue-stra Giv'ífíz�ición"::::y-·ahora todo juego de la tierra- se realiza dentro de tal espacio, y de SEV ERINO, Emanuele 1986 Lafilosofia antigua, caps. 1-IV, pp. 17-57. Barcelona: Ariel. 1986 Lafilosofia antigua, caps. V-VII, pp. 59-83. Barcelona: Ariel. 1986 Lajilosofia antigua, extractos de caps. VIII-IX, pp. 87-105, 113-138. Barcelona: Ariel. 18 EMANUELE SEVI:RINO esta manera queda por determinar cómo nuestros movimien tos están condicionados por el espacio físico en el que nos encontramos. Por cierto, el cristianismo tiene una relación directa con las masas occidentales (lo mismo puede decirse respecto del lenguaje que ést<.1s hablan) que la filosofía no posee; pero el cristianismo se ha convertido en lo que es sólo en cuanto su estructura conceptual estructurante está constituida por el espacio 'originariamente abierto por el pensamiento grie go. También el modo en que hoy hablamos está determinado por las reflexiones sintáctico-gramaticales que en los albores de la Edad Moderna presiden la formación de las lenguas naci_onales europeas; pero, una vez más, esas reflexiones se originan (a, través de la gran mediación de 111. ci.tltura latina) en los gramáticos griegos que analizan el fenómeno del len guaje a la luz de las categorías de la filosofía griega. IAnáloga explkación vale parn la ciencia, cuyo aparato conceptual no es. famiHar a las masas, pero cuyos efectos resultan ahora perceptibles a todos. La· civili1.ación occidental se presenta hoy como una civi lización de la técnica, o sea como organización de la aplica ción de la ciencia moderna a la industria. A partir de esta organización, los pueblos privilegiados -o sea aquellos que la han construido- reciben todo lo que necesitan para vivir (y tal vez en el futuro esto pueda suceder para todos los pueblos del planeta); pero también es es ta organización la que ha preparado las condiciones del aniquilamiento de la r,aza humana como consecuencia de una catástrofe nuclear. ,La situación mundial contemporánea es, pues, incomprensi , ble sin hacer referencia a la incidencia y al peso en ella de la técnica/ y la técnica es a su vez incomprensible si no se relaciona con la ciencia moderna. Pero es la filosofía, y preci samente la filosofía en su forma clásica, e.s decir griega, la que ha abierto el espacio dentro del cual fue posible construir lo que llamamos ¡,ciencia moderna». Todos los partos son dolorosos. A veces la parturienta muere al dar a luz a su propia criatura. El nacimiento de la ciencia moderna·· se interpreta comúnmer1te como una sepa ración traumática, una separación violenta de la ciencia y la filosofía. Y esto es difícil cuestionarlo. Pero el defecto de esta interpretación es tener ojos sólo para los dolores del parto y para la muerte de la parturienta, perdiendo de vista de esta manera que, antes que nada, con lo que nos enfrentamq)S LA Fl!-OSOFÍA ANTIGUA 19 es con un parto donde la parturienta, aun si sufre y muere, entrega su propia esencia al nuevo ser por el cual mue re, pero en el que sobrevive. 2. EL SENTIOO DE LA VERDAD \ 1 � , , La filosofía nace ya grand':!. O sea que los primeros pasos de su historia no son el incierto preámbulo para un más maduro desarrollo del pensamiento, sino que e�Jªblec.en los ra�gos Jun<iamentales de todo su discurrir histórico. Duran· te ·decenas y decenas de milenios, !��!§J!:n.cia.....del..bomhre -globalmente y en cada uno de sus aspectos- Jrn_sJdo guia, .9.ª-¡l.QJ_�.L.111.U.Q... El mito no quiere ser una invención fantús· tica, sino 1ª reveladón del sentido esencial y total del mun .d.Q,. También en lengua griega el signiñcado m?i.s antig\.lo.de la palabra !!.!-Y..thos es upalabr�», «sen�», «.�!!:_ll}lfiC;>..'_•; a veces 1mthos significa hasta ,<la_co_sa mi�m�P>, «la re�lid?.<J.», Sólo de· manera derivada y más tardía, en lengua griega mythos indica la «leyenda,,, la «fábula», la «historieta», el «mito». 11Jer9 el ,EliliLs�rc:üc.o � fil�!!!!?.� unido al �fd./J.fío1-9. sJ!a-aLni::�-�--�.:.�n......e�Ueynhre_cuQ,q_L_ll�-fa.y_m de lQ�. q\9.�.ei.�Ae.J.as. . .ú.u:.Qas snm:.emas que, según la revelª-ci�.l mi�·eina.;.1:.,�.��.LU.�J]QyEi sacnfíciO pued_e ser crue!nto, o bien cíeT todo incruento; como en las prácticas del )(Oga; pero en todo c�so su j_Jl�ención es identificarse 3: dominhr lo 9J,1e....ell.--Jll..JDÍtO aea1;ece CQIDO la potencia suere111a. -····--··-· Por primera vez en la historia del hombre, los p�nsadores _griegos mªs- antig��- s_alen 5�Ja e�j¡ten_s:i11 �1ªda_.tl_2.L�L �o ·y la miran a ln_�aI'�n su mirada hay algo .ibsoluta men te nuevo. Q_;.,g�_ . ..Qll�c.fil?!:\Sl�C la idca��-�!!..:�·:fE. q1w2�·m!�ltª���i:: y que sea innegable r,1> porque 1:1. sociedad y los 111dtv1duos tengan fe en él, o viv:.1ri sin dudar de él, sino �.!S,L� .. � l.JlÜ$ !].1Q es g¡paz de r��hazac�a .. G.(,:l.z . ..uua._cJ.�.:5.Y:L.ª.�ve�12.9-s. La . Ldea de un..l)�J?_er.JIJ.1!:!..110 puede.ser neg;,l.cl9 ni pp;Jos l19mbres úL.e�J.Qd..9ios.9�,ni por niut'.Jciones de épocas y cóslUrñbTe:5. Un saber absoluto, definitivo, incontrovertible, necesario, in dudable. -ti �eros .QW,1ª.dor.e.s-llamar .. un.�te w:in.. cq,r¡_an tigu!�� b1��e.�a_��_gri�gª. �ne de� ese momento asumieron un significado 1nt1ud1to. E�tns pa1abras son: so- 20 EMANUELE SEVBRINO phia, lagos, aletheia, episleme. Si se desea traducirlas co rrespoñaéñ·· respec'iivám'éúte ·a «saber» «razón» «verdad» .,._.._.- ' --- , -- J ,���ifl». Pero estas palabras nos dicen poco (o demasiado) si no se las relaciona con ese significado inaudito. En cuanto a I_a pal�bra P.llilº5.Qlllllª («filosofía») que aparece en la lenguagnega Jlmto con aquello a lo que designa, significa, literal men.te (1?,_!.!t[!o-s<?_p.l}ía), ".P!}:Ql,;}!P.�rs.�..E���I sabe!""· Si se aceptala h1pótes1s de que en sophos, «el que sabe» (sobre el cual se construye el término abstracto sophía). suena, com o en el adjetivo saphes («claro», «manifiesto», «evidente", «verdade- 1:0»), el sen tido de phaos, la «luz», entonces «filosofía» signi fica preocuparse por lo que, estando expuesto a la «luz» (o sea fuera ele la oscuridad en la que, en cambio,están las cósás ocultas; y a.letheia, «verdad», significa justamente de manera literal «el no estar oculto»), de ninguna mar,era pued(! ser negado. «_Filo�ofía» �ignifica '1< preocuparse por la verdad)), dando ta11i'Bíen a estt; últim0Tl!i.·Yi1itl(i el signífié'ado''I{-ia�tdito de lo «absolutamente innegable,,. . J,Q�� son las p�meras .en .. .e.vncar el significado illilll:mi? -la «_idea» se ha thcho antes-,.¡. la "'njad. Esto noquiere decir que se contenten con contemplar esta idea sin preocuparse por establecer cwíl es la verclaq, qué rasgos tic .. ne su roslro. Qniere -decirse que para poder afirmar cwiles son los rasgos de Ju .v.�r(l�id es necesario, antes, qu.e t�_ngarnos a la vista el sentido indicado por Ir. palabra_ «ven.lad,;; y los �rÍ�..LWJI--H,}6--��U�.,W_nsicl!m!.!.:Q.U...üle SC!l!.i.9.2_¿r· �J.Qil ... fillS...W:.W.J.lli...l?,�EU�lilllh:\'.�J�L(l.!1§..J;�I pw:de _seL la rnad.a.�!�}�i"· Pero ya q�-�gg __ el comienzo Je este camino la fil.Q�-�l'.J!.-ff�•fl·· el-mHe..no. .. 1:s.._unu�ad.J.nru:gahle (noes' algo se1phes, co1110 dice Jcnofo111e, uno de los primeros pen sadores griegus) sil1ru.iue, .se. ... u:ala.súlo,.dé:,�Wrn.J�.v.�11!lí.1.,.1m.Ja q�_§S....S,t$;S Ya que, por otra parte, la fe en el milo es la regla según la cual vivieron todas las civilizaciones prececkn tes (y la misma sociedad en la que nace la filosofí::i), b LTÍlica . . �.1��-�-1:! .. ��.L.m.i..!2_��-�º.l.n:i�J:!r ins;yjJ,ftblernen le .. i:n iiíía'··an:r:·· 'd1 " de ta suciedad. . -- · ···-·-···""=------ ·-···-· .-··�--- ............ -""'··- 3. LA VERDAD Y EL Tono En los primeros pensi;iclores griegos Ja evocación del sen- tido.J.¡:1audJtc1..dcJ:. ,,., .. c;lnr! "S. ' ¡ .... vez ( O d el . · · d··.· . • ... __ .., .... , .... �-·�----·'" ... ,L" .... _ y n pue e L eJar e serlo) un dj¡;jgir!ie. .. ¡¡_b1 . .!QluJ.úl.(1d--'l.tW1!LJ!L�,S- Sin embargo, 21 aun desde el punto de vista histórico a esta afirmación se le puede dar la_ vudta· y puede afirmar�e que �Jllosoff<LJW:º�!±� .:., en el .siglo VI a. C.,J�-� p��-9��,r�s gr5q�..§!;J!i.!.1"!1Mi�en por primera vez a la Totaltdacl de las cosRs, ·y esta rcmis1on �u..la...:.Lez..lí.\....!!..Y.2��.C:.:.!.9.!L.9�LI.l!Utid0-inaucl i to .. de .Ja ... -�·- Intentemos ver más de cerca esta implicació�; .recí proca entre verdad y Todo. También el remitirse al Todo presenta, al comienzo del pensamiento filosófico, :.in sentido inaudito. En el mito griego, la Teogonía de Hesíodo cuenta cómo .!!!_dos los djose.s .... llL�HlRgéru:carfu� PV..el caos-oflgma1{0.�-En 1�Cfengua griega madura, por ejemplo la de l5Tafón,Tapalabra chaos (pronúnciese jaos) significa «mezcla)), «magma», «de sorden». Lo contrapuesto de lo que indica la palabrn chaos así entendida, es el kasmos,(«�s.iwunundo»).,t{o�m�� el-e-0nj.untQ__g_e )as _cosas. que _han .salido JleLdeso.rden ftel --cll.@.V . . . --- y sin embargo, estas dos palabras tienen un significado más originario . .C.haos -limitándonos por ahora a esta pala br�-:- �oifica antes que nada la inmensidad del es�io�JU!lrn.Ja�e.rt�1¡a imnen�e. o sea no �e�fu��!� ..... lli1pi' �ª�-�-. Todos los dwses y todos los mundos se generan· en su 1qteno:. El. ch@.¡_es-:-1�. di?Jeqsión ���-il.-19.·· �e!...tl.!D.!.1.Q..gr1e80.'' Lo que l� faltn, pa1'n poseer el s1g01ficado filosófico del Todo, es el motivo sobre la base del cual poder excluir algo que se · enci.1entre fuera de él (cf. cap. IV, 1, ál Este criterio también le faltü a toda la sn blduría oriental (incluidas las partes más antiguas del An tiguo Testamento) qut;!,.a_nte,'i del¡¡ filosofía, habla del «Todo». _Si en las civilizaciones más antiguas la relación del hom bre con lo Inmenso es más familiar -y tal vez hasta puede, sostenerse que es el trasfondo cqnstante de toda práctica cotidiana-, en cambio nosotros en la actualidad, e1� nuestra existencia cotidiana, nunca reflexionamos sobre el «Todo» como tal: nos ocupamos de cosas y ámbitos concretos. y nues tra reflexión se dirige a esas cosas y a esos ámbitos con cretos: el ambiente físico y social en el qQe vivimos, el traba jo, las distracciones, los afectos, el mundo que se nos mani fi.esta en el sentimiento religioso, nuestro cuerpo y. la sucesión de placer y dolor que en él advertimos./ [fru:a�s.tas..-cosas-?'-todas_lns.....tle.rná-s --otros mundos y otros. d�oses- �e enc�iW1!,flll ¡untw en ... un,'L.llni.ca...,Egió,n, ��.�aJ_otaltdad de las cr;-!.�. contiene el presente, 22 EMANUELE SEVERINO el pasado, el futuro, las cosas visibles y las invisibles, cor póreas e incorpóreas, el mundo humano y el divino, las cosas rea.les y las posibles, los sueños, las fantasías, las ilusiones y la vigilia, el contacto con la realidad, las desilusiones; todas las vivencias de mundos y universos, toda nuestra esperanzaJ Con el nacimiento de la filosofía, el pensamiento atravie sa, por primera vez, sin dejarse distraer la infinita riqueza de las cosas: dirigirse al Todo quiere decir recorrer el límite extremo, más allá del cual nada e;.:i:;te, y lograr captar la reunión de las. cosas más diferentes y más antitéticas: esereunirse en una súprerna unidad. Sobre el sentido de la «nada» y de la «unidad» deberemos volver para captar el criterio, del que antes hablamos, que permite al sentido filosófico del «Todo» excluir un residuo que p�rman�ce fuera de él. Mientras tanto, es posible sacar a la' luz las _implicaciones recíprocas entre verdad y Todo, con lo cual comenzó este parágrafo. La _evocación del sentido i�-�udito de la verdad implica que se diriJa no a esta o a.que lla dirnensi<',n particular de la realidad, sino al Todq, pa-ra preguntarse cuáLes la verdad innegable. �ólo sLJl�_fillmos-·a--· lo� extremos Hmites del Todo es posible chocarcorielli:¡�sl. en cambio·, nos··ref ñitímós a una parte del"iodo; p'r1viiegiada con respecto a las otras, y ésta ·presume de contener la ver dad innegable, siempre es posible que la irrupción de otras partes desmienta el saber que se había formado teniendo ex clusivámente en cuenta esa primera parte privilegiada. Y vi ceversa: cuando los primeros pensadores griegos se remite� al Todo, es porqu� la ve:dad in�egable no. es tal con r. elación_ \ a esta o aquella d1mens1ón particular de la realidad,. sino en . ( relación con el extremo límite del Todo, Esto significa que ) ,.. el Todo es el. contenido de la verdad \anegable. No ch el sentido en qJJe ,Jos griegos se proponen llegar al fondo de la ihmensa riqueza del universo, sino en d sentido de que des cubren el confín insuperable, dentro dP.! cual se superan todos los límites a los que la irnfagación del hombre logra llegar. En otras palabras: si el núcleo de la. füosofía es Ja idea de la verdad innegable (o sea de un saber incoriúº;ve;tibk necesario, que ni los dioses ni los hombres logran desmen ,-- tir), la presencia de esta idea permite tomar las distancias y ) finalmente neg�!._!9._da forma de saber o de conocimiento (y, . por lo tanto, tq_da}oi:rna de yic!_a) que pueda ser desmentida, \_ negada, superada, corregida. Con su nacimiento, la filosofía LA FILOSO F!A ANTIGU,\ 23 saca a la luz la �alta de fundamentación,_Q .. seu_la ne_g_abilidad d.;e todo el saber qUe hasta ese momento. ha guiado Ei- vfcia del hombre. �l descUbrir la ídea de la verdad, l� filosof.ía: . . por lo tanto, conduce por primera vez todas ':.s cosas ante la verda�. Hasta el momento en que la filosofía aparece sobre la tierra, la totalidad de las cosas se encuentrº-. x��-Qgida. y gg.i;1_r<;l,ada. -y a la .vez .dejada en el trasfondo- por el mit9, que aún no ___ ha logr�do captar la pura .esencia de !a verdap y que por lo tanto no puede excluir que md.s allá de la inmensi dad del chaos se .. exÜendan otros universos jroprevistos· e imprevisíbles. Al dirigirse por pr·imera··vez a la verdad inne gable y captando de está manera la no-verdad de! mito la �.!9-.1i9.º�-- �!�:gª-.. . .mJ.�-·�Lrnito .. sea. v.e_rd_1:\d, no sólo en. réiá¿ióncüii esta o aquella cosa, sino con todas las cosasde manera .J\, que por primera vez en la historia del hombre, a la totalidad Í/' de las cosas se le permite aparecer en la verdad, ...\1 Desde el comieºnzo la filosofía es �l.. interés sobre el Todo qu_e aparece e,! la verdad. El núcleo constantemente presente �n la historia de la filosofía no lo constituye entonce.', só!o.Ja idea de la verdad. -o sea de la aparición de la pura esencia de la verdad- sino la reiación entre la aparici<Sn deJa. pum esencia de la verdad y la aparición de In totalidad de las co- sas: el núcleo es, justamente, la .:1parición del Tocio en In. verdad Lo que hemos llamado la «idea>• de ht verdad es. 'j� verdad misma, en cuanto se muestra P.!1 sus rasgos más am- p�i?s y decisiv?s ( o sea en su pum esencia): . la incontrover.ti- b1hdad, necesidad y carácter absoluto e inmodificable del saber. · 4. PHYSIS Aristótele� llama «f{sicos,, y «fisiólogos» a los primeros pensadores griegos. En su lenguaje, la «física,, (o sea la cien cia estudiada por los «tísicos>•) tieúe· corno objeto aquella parte del Todo que e.s _la realidad que de1:Íene (va sea esta rea .lidad corpórea, biológica o psíquica) rn&s aJiti d�_!.?. cual exis te la reaHdad inmutable de Dios. La" «física» aristoTulTcñ (y, con mayor razón, la física moderna) no es una ciencia del Todo. Aunque esta interpretación de Ari:;tóteles sobre el nacimiento de la filosofía puede explicars,; ·en relación con el modo_ en el que se configura la ftlosofía uristotélica, el darsecuenta de que en los primcr'..l:; pcr,:;adorcs griegos el cuidado 24 !:MANUELE SllVERINO de la verdad es a ia vez un remitirse al Todo, requiere que no pueda acept�rse la tesis aristotélica según la cual la filo soffa en su corr�1�nzo es simplemente una «física». Ya que la pal�bra «me_tafl_s1ca» se usará, en el lenguaje filosófico pos terior, para md1c�r _la remisión de la filosofía al Todo, supe· randa e� sab_er lm11tado al mundo físico, se relaciona más con la s1tuac1ó� :eal decir que los primeros pensadores grie g�is son «metafrntcos» y hasta los primeros metafísicos. Esto, s1em�r� _que 1� palabra «metafísica» (usada inicialmente porAndronico,. ed�tor de las obras de Aristóteles, en el siglo r a. �-· para 1nd1car los escritos que, en la edición, venían «des p_ues» de los destinados a la física) se entienda como la 'remi: s1ón al Todo que llega más allá de la dimensión particular de� ·�acto constituida por la realidad qtie deviene .. si para Anstot�l�s la filosofía comienza como «física», el carácter « metaf1s1co» de este comienzo es reconocido, en cambio por Hegel. El térmJn? <,física» está formado por la palabra physis, que los lat!rustas (y luego las lenguas nacionales europeas) h�.n tra_duc1do como «naturaleza». Si nos ceñimos a la defini c10n_ aristotélica �e «física» -donde physis es justamente la reahdad que deviene-, entonces traducir physis como «na turaleza» es del todo legítimo, porque en el término latino naturaleza suena antes que nada el verbo nascor ( «nazco», «soy generado») ya que la «naturaleza» es el reino de los sere_s que nacen (y por lo tanto mueren) o sea de lo que deviene. P�ro cuando_ los primeros filósofos pronuncian la palabra physis, no la sienten como indicadora simplemente de esa parte del. Todo que es e_l mtmdo que' deviene? También por que la_ misma palabra tiene un sentido más ·originario, que es �l fundamento pr_esente en Aristótek!?. Physis está cons t�1da_ sobre la raíz mdoeuropea bhu, que significa ser, y la ra1z bhu está estrechamente ligada (no de forma exclusiva pero sí antes que nada) con la raíz bha, «luz» (y sobre la que s� construye la palabra saphes). El nacimiento de la filoso· fla es, .ª la vez. la aparición de un nuevo lenguaje, pero estele1_1guaJe nuevo habla con las palabras viejas de la lengua gnega y, s�bre todo, con las que parecen más disponibles para se�--..d�as �e _manera nueva. Yfl por sí �ola la vieja 7 �l al�-�r.a..\F'e . �l.�.'!-, ... �.1..��!.�?.8: .. «s_er». y. «ltm, o sea el ser ·en su;.1 ummars ,..__,; Cuando los primeros filósofos llaman physis a lo que pien·' LA FILOSOFÍA ANTIGUA 25 san, no se remiten a una parte o a un aspecto del ser, sino al ser mismo, en cuanto es el Todo el que desarrolla cada parte y cada aspecto; y no se remiten al ser en cuanto éste se es conde o se sustrae al conocimiento, sino al ser que ilumina, que aparece, que se muestra y que en esta su luminosidad es absolutamente innegable. En este remitirse a la pltysis, o sea al Todo que se muestra, la filosofía logra ver el Todo en su ser libre de los velos del mito, 0 sea de los rasgos defor mí:'\ntes que esta veladura confiere al rostro del Todo. Para la filosofía, liberar el T·odo del mito significa que el Todq rió es fo süscitado por la fli�rta inventiva del mito, sino aquello ql!e _ele por sí es capaz de. mostrarse y de imponerse, justa-. n1e,nJe porqu_e Jogra. mantenerse .manjqt!!itCl y. p¡:esente. Y el Todo no muestra contener lo que el mito relata (las teogo� nías y las vicisitudes de los dioses y su relación con los hombres) sino que muestran el cielo estrellado, el sol, la tierra, el aire, el agua de los mares y de los ríos, las acciones y tráficos de los pueblos y tantas otras cosas, que el filósofo encuentra delante de él y se propone penetrar y comprender. La filosofía (la «preocupación por lo luminoso») se presenta desde el comienzo como el dejar aparecer tocio lo que es capaz de hacerse manifiesto y que, por lo tanto, se impone ('Y no es impuesto por la fantasía mítica), o sea es verdad in controvertible: physis. s. KosMOS y EPISTEME La afirmación de Aristóteles de que la ciencia de los pri meros pensadores es una «física» también puede expresarse diciendo que tal ciencia es una «cosmología» o sea una ciencia del �cosmos». Ya hemos explicado antes (parágrafo 3) que como la palabra chaos, también el término kosmos tiene un significado originario que ilumina el sentido de la pi'esencia de esa palabra en el más antiguo lenguaje filosófico. Cuando se entiende kosmos como «orden" y «cosmos» (o sea mundo ordenado, en contraposición con el desorden del chaos) ya nos encontramos más allá de ese significado originario. Tam bién en este caso la raíz indoeuropea de kosmos es la que da la indicación más importante. Esa raíz también se encuen tra en el latín censeo, que en su significado más denso signi fica «anuncio con autoridad»: anunciar algo que no puede ser desmentido, decir algo que se impone: Aquí se acerca al 26 EMANUELE SEVERINO significado originario de kosmos, si se traduce esta palabra como «lo que anunciándose se impone con autoridad». Tam· bién el anunciarse es una manera de· hacerse luminoso. En su lenguaje más antiguo, la filosofía indica con la palabra· ko.c¡,nos lo mismo que ella indica con physis: el Todo, que en· su aparición es la verdad innegable e indudable. De esta manera puede comprenderse por qué la filosofía no tardó en llamarse a ella misma episteme. Si traducimos esta palabra como «ciencia» dejamos de lado que significa literalmente, «estar» (steme), que se impone «sobre» (epi) todo lo que pretende úegar lo que «está»: el «estar» que es propio del suber innegable e indudable y que por su innega bilidad e indubitabilidad se impone 11sobre» cualquier adver sario que pretenda negarlo o ponei"lo en duda. El contenido de lo que la filosofía no tarda en llamar episteme es justa mente lo que los primeros pensadores (por ejemplo Pitágoras y Heráclito) llaman /(osmos y physis.� Si la física moderna (pero también la <;física» aristotéli ca) no tiene nada que ver con el sentido de la physis en la que piensan los primeros filósofos -justamente porque la ciencia moderna procede por la asunción metódica de aislar de su contexto esa parte de la realidad que desea estudiar y controiar-, de la misma manera la episteme a la que se refiere la moderna 11epistemología» ya nada tiene que ver con el sentido filosófico de la episteme. La «epistemología» es la reflexión críticasobre la «ciencia» moderna, o sea sobre ese tipo de conocimiento que progresivamente ha renuncia do a plantearse como verdad incontrovertible y se propone como conocimiento hipotético provisionalmente confirmado por la experiencia y en condiciones de operar la transforma• ción. del mundo más radical que el hombre haya logrado reatzar. Y ·estos, indudablemente; son elementos del aspecto por el cual, en la derivación de la ciencia a partir de la filo sofía, el parto es una separación traumática y dolorosa. <' Esta separación entre la ciencia y la filosofía de alguna manera ya está preanunciada por el significado complejo de physis, que el'l sus éapas más profundas significa la ilumina ción, la aparición del ser, pero que también incluye el sentido del nacimiento y del crecimiento. Puede suponerse que al significado originario de plzysis siga el derivado, por que hay modos específicos según los cuales las cosas llegan a manifestarse: el nacer recurrente del sol y de la luna, el nacer de los hombres y de los animales, el despuntar, crecer, !. ---·-----·--. -·---· ------···· LA FILOSOFÍA ANTIGUA 27 eclosionar y florecer de las plantas. Cuando ya no se presta atención al hecho de que a través de estos modos las cosas llegan a manifestarse e imponerse, y en cambio se presta atención a los �odos específicos que preparan su ingreso en la aparición, ·entonces la palabra physis se usa -como sucede justamente en Aristóteles- para indicar sólo el con junto de los entes constituidos por estos modos, o sea el conjunto de los diferentes tipos de desarrolio, es decir, esa región particular del ser que es la realidad que deviene. 6. LA .IDENTIDAll DE LO DIFERENTE No es fácil darse cuenta de lo que hay de extraordinaria mente grandioso e inaudito en ese remitirse de la filosofía a la luminosidad de la verdad innegable, que es a la vez un per cibir el extremo confín del Todo y la nada que hay más allá de él (o sea que no hay ninguna otra cosa más allá de eso). Pero hay un tercer rasgo fundamental -y esencialmente uni do a los otros dos- del rostro que la filosofía muestra desde el comienzo. En la existencia guiada por el mito, se coloca en primer plano la diferencia, la oposición, la antítesis, la incompati bilidad y la irreductibilidad 1 el carácter hostil y ajeno de unas cosas respecto a otras. También en el relato de Hesíodo la inmensidad del chaos, de que se' generan to.dos los dioses y todas las fases del mundo, queda muy pronto en el fondo, y la atención es atraída por la manera en que las vivencias y las luchas entre los divinos haya llevado a la configuración actual del mundo. En el disenso entre los dioses se refleja el disenso entre los hombres. La existencia mítica, indudable mente, no interpreta el universo como polvo de las partes que chocan y se enfrentan entre sí, sino ·que ven las unidades que recogen en ellas muchas cosas diferentes v también contrastantes. Lé1 tribu 'o el. clan familiar constit�yen ejem plos de esa unidad. Una tribu es un conjunto de individuos diferentes, de diferentes viviendas, de equipos, animales, de pósitos de alimentos; Jugares habitados y frecuentados, com portamientos y acontedmientos muy diferentes entre ellos. La tribu es la unidad de este conj�mto muy diversificado de cosas. Pero esta unidad siempre es vivida por sus· miembros humanos como contrapuesta a otras unidades: las otras. tri bus más o menos enemigas (y sus dioses·) que se viven sobre 28 EMANUELE .SEVERINO todo como elementos extraños e inasimilables. La tribu, y cualquier otra forma de unidad presente en la existencia mí· tica, es por lo tanto una unificación parcial de las cosas, y el sentido mismo de tal unificación es ambiguo y diferen· ciado. Pero la filosofía puede mirar hasta los extremos confines del Todo, porque si al atravesar la variedad desmesurada de las cosas no se deja distruer y capturar por ninguna de ellas, ve que cada cosa por diferente que sea con relación a las demás tiene en común con cualquier otra, su ser habitante del T�do. Las cosas no sólo son diferente�· entre ellas, sino también idénticas: cada una es habitante del Todo, o sea algo que se rnanÚene,-ai.i:nque de maneras diferentes, dentro del Todo. Esto· quiere decir que la totalidad de las cosas ' puede mostrarse a la filosofía sólo en cuanto, en conjunto, muestra el rasgo idéntico que cada cosa, como habitante del Todo, tiene en común co11 otra cosa, aunque sea diferente. Si esta identidad de las cosas diferentes no se mostrase, las cosas diferentes no podrían mostrarse como «totalidad de las cosas»: se iría mostrando esta o aquella parte del Todo, pero no d Todo que en él las tiene reunidas. Heráclito dice justamente: «Todas las cosas son una. » · O sea son la identidad en la que quedan unificadas todas sus ¡\.diferencias: la identidad· de lo diferente. Tal vez el lector pueda pensar que estamos deteniéndonos demasiado sobre el comienzo del pensamiento filosófico cuan· do aún nos queda mucho camino por recorrer. Sin embargo, este inicio contiene en germen todo cuanto en la historia del pensamiento filosófico se irá explicitando. En lo que con cierne a ¡¡, identidad de lo diferente, es la sustancia de la «dialéctica» hegeliana, o sea la sustancia del núcleo. del pen samiento que se halla en el término del desarrollo histórico de la filosofía. 7. LA ARCHÉ Pero las cosas, al menos las del mundo,. -son habitantes del todo y ño permanecen firn1es e invariables, sjno que �-rm.1e ven. varían, nacen y mueren, se generan y se corrompen, vienen y van . Y éste es un cuarto rnsgo fundamental del núcleo origi nario del pensamiento filosófico. LA FILOSOFÍA ANTIGUA 29 Las cosas que nacen no provienen de una dimensión que se encuentre más allá del Todo, y al morir no terminan más �llá de los confines extremos del Todó (y el ,m�er» y el «morir» se entienden en su significado mas aniplio, aquel por el cual, por ejemplo, se habla también del nacer y del morir de las estrellas). Las cosas son habitantes del Todo, no sólo en el sentido de que se encuentran en él, sinQ en el sentido, más fuerte, de que el origen del que vienen y el tér mino último al que, al irse, llegan, también están en el Todo. Las plantas que despuntan y se extienden en el aire pro vienen de la tierra. De alguna manera, ya existen en la tierra antes de despuntar y, de alg1!!1ª. manera, sigt1en existiendo en la tierra aun después de marchitarse. La tierra ya tiene recogida y sigue teniendo recogida en ella ·tóaas las plantas que son visibles en el aire; las tiene recogidas en una 11nidad que, al estar en la superficie del terreno no se deja ver. · Esta. metáfor� puede aclarar en c¡ué sentido las_fQ:Sª;¡ qut�_habitan el Todo vien.�11 de una .unidad, y vuelv.en a uIJa unidad, que no sólo se encL!entra ella misma en el Todo, sino que es más bfen el centro del Todo, así como la tierra es el centro desde el cual irradian en el aire las infinitas ramificaciones arbóreas. «Centro de irradiación», «punto d9n1inante», «prfocipio», «origen»: términos todos con los cuales puede expresarse el sentido de la palabra nrché (pronúnciese. arjé; ttsualmente traducida como «princip.io»), que desde el comienzo fue pro· nunciada por los más antiguos pensadores griegos (parece que el primero fue Anaximandro) e���-:9..::ignar la .'j!:i.E.�f.r.� d� lª_que .. pro'li�.!l.«lli ... toda�Jª�. cg5.��--·X��.\�...cua.!..:..'v.�}l.ffn.:_�erácl1- to, en efecto, no s.ólo afirma que «todas-tas· cosas ··s�n una» sino también que «de todas las cosas el uno, y del uno tocias las cosas» . El Todo incluye tanto el «uno» como «todas las cosas», pero en el «uno» ya están y vuelven a encontrarse recogidas «todas las cosas» que provienen de él Y. a él re· gresan. Al igual que ese todo, que es el conjunto ele la tierra y de las plantas que se expanden en el aire, la tierra ya con tiene en ella, originariamente unificad�, todas las plantas que se expanden en �I aire y las vuelvea recoger cuando mueren y se agostan. 30 EMANUELE SEVERINO 8. LA IPENTlDflD DE LO DIFERENTE Y LA ARC H É Del uno provienen las diferencias ( o sea las muchas �osas diferentes entre ellas). Para los primeros pensado�es grn:gos, el uno, del que provienen las diferencias, es la mwna «tdel;· tidad de lo diferente» de la que hemos hablado en el para grafo anterior. El �roce�o de diferenci�ción d�l uno c�i�ci�e con la unidad ( = 1dent1dad) de las d1ferenc1as . El oe 11emr (la generación) de las cosas es el mismo co�stituir.se de ladiferencia de las cosas a partir del uno. La diferencia (entre · las cosas) existe sólo en la diferenciaci<,n _(de las cosas, a partir del uno). Una vez más, justam�nte, éste será el co.n cepto de lá .«diferencia» que al término del desarrollo his tórico de la filosofía_ se representará de manera del todo ex plícita en el pensamiento hegeliano. Por otra part.e, de �sta manera se identifican los conceptos que 110 rnn mmed1ata· mente idénticos: el concepto de lo que es idéntico en cada una de las cosas diferentes (o sea la identidad o unidad de lo diferente),. y el concepto de la unidad de l� qu� tod� viene y a la que todo vuelve. Sin embargo, esta ident.1ficac1ón re sulta plenamente comprensible si se presta atención a la circunstancia de que los primeros filósofos tienden a iden tificar lo que hay de idéntico en las cosas diferentes y aquello de lo que las cosas están constituidas (o sea de aquello de lo que están hechas, su «sustancia» o «materia>) o «elemento)>); lo que sí hay en ellas de idéntico es la misma unidad de la que, al formarse, provienen, y a la cual vuelven al disolv_erse: el agua del mar es tanto aquello que todas las olas_ tienen de idéntico como aquello de. lo que al formarse provienen Y a lo que vuelven cuando se deshacen. Aquello de lo que las cosas provienen y en lo que van a terminar no está más allá de los extremos confines del Todo, porque más allá de tales confines hay 11ada. Aristóteles ad vierte justamente que los primeros pensadores consideran como verdad esta afirmación: de la nada se genera nada. El «principio» ( = la arché) del que se generan las cosas y en �l que se corrompen no es pues � su vez generable r .corruptl· ble sino que es eterno. También se llama «lo d1vmo 1: que «desarrolla y gobierna» todas las cosas. Desde su comienzo, .el pensamiento filosófico establece, de, esta ma?7ra, el �odoen que el total desarrollo de la filosof.ia ,se_ remitirá a «D10s•:·La arché nosólo es lo que hay de 1dent1co en las cosas di ferentes y no sólo e.5 la dími::nsión de la que provienen y a la l.A FILOSO FÍA ANTIGU,\ 31 que vuelven, sino también la fuerza que determina el devenir del mundo, o sea es el «principio» que, gobernando el mun do, lo produce y lo hace volver a él. Aunque Aristóteles d�s cuide esta circunstancia -se encuentra en el fragmento ans totélico analizado en el parágrafo siguiente-'- la manera en que los primeros pensadores hablan de physis induce a con siderar que, para ellos, no sólo las cosas no se generan de la nada y no vuelven a la nada, sino que el devenir mismo de las cosas (el proceso de su generarse y corromperse) es puesto en movimiento n.o por la nada, sino por una fuerza -lo «divino»- que justamente «gobierna» todas las cosas. Para volver a la imagen que hemos introducido antes, el agua del mar no es sólo aquello de lo que provienen y a lo que regresan las olas, sino también el viento; o sea, tiene también en ella la fuerza del viento que forma las ondas. 9. LA FILOSOF1A MÁS ANTlGUA SEGÚN ARISTÓTELES Hemos recordado todos los elementos principales que permiten comprender uno de los textos fundamentales en los que la filosoffa indica el sentido de su comienzo. Se trata de un fragmento del libro I de la Metafísica de Aristóteles. Con referencia a los que en los comienzos «han filosofado sobre la verdad», Aristóteles dice: «La mayor parte de los que fueron los primeros en filosofar, consideraron que los principios de todas las cosas fueron sólo de tipo material. En efecto, llaman "elemento" stoicheion (pronúncies� stoijeion) y ''principio" arché de los entes aquello que const.ituye todos los entes y de lo que derivan originar.i¡imente y en Jo que por último se corrompen, en cuanto es una sustancia que perma nece mientras sus afecciones van variand·o. Por este motivo, o sea porque esta realidad physís se conserva siempre, consi· dernn que nada se genera y nada se destruye.» En este fragmento se dke, pues, que: l. Aquellos q4e son los primeros en filosofar se remiten a la verdad. 2. Ese remitirse a la. verdad es a la vez un remitirse a la totalidad de los entes. 3. En este remitirse al Todo piensan el elemento [stoi cheion] del que todas las cosas están constituidas, o sea la identidad de lo diferente. 4. Pero la identidad .de lo diferente es a la vez, para 32 EM1\NUELE SEVEIUNO ellos, el «principio» (arché) del que se generan las cosas y en el que se disuelven, o sea que el <<elemento» de los entes es a la vez su «principio». s. Esta identificación ele «elemento» y «principio» queda expresada por la palabra physís que designa a ambos: 6. Esta identificación entre la identidad de lo diferente (el «elemento») y el «pl"Íncipio» se explica por la circunstan cia de que el· «principio» es, para los primeros pensadores, la «materia» que constituye todos los entes y lo que hay de idén tico en cada uno de ellos. 7. «Conservándose siempre», la physis es eterna y los entes individuales que se transforman son las <<afecciones» de la physis (como las ondas son las «afecciones» del agua del mar). 8. Ya que la physís (o sea el ser) es eterna y sólo sus afecciones se transforman, esta transformación lleva a afir- · mar que nada hay que se genere y perezca del todo . (Pero, como revela Aristóteles en otra parte, la afirmación de la eternidad de la physis se basa en el axioma de que de la nada, nada se genera.) 9. Los primeros pensadores se remiten a las cosas c�n sideradas como «entes»: para ellos el «elemento» y el «pnn cipio» son elemento y principio de los «entes». 10. Queda por aclarar por qué Aristóteles se refiere «a la mayor parte» de los que fueron los primeros en filosofar y no a todos. (Mientras tanto, puede decirse que la excepción la constituye Parménides.) 10. LA F!LOSOFlA Y EL ACTUAR Antes de aclarar el sentido ele esa reserva de Aristóteles, debe señalarse un quinto rasgo fundamental del primer pensamiento filosófico. Ya se ha aludido en el parágrnfo 2 a la relación entre mito y sacrific:iQ .. En la existencia guiada por el mito, el hom_bre considera el sacrificio como el medio más poderoso del que dispone para dominar el mundo. Con el.}acrificio lo.gra obtener, en efecto, el favor de las fuerzas d1v111as que reman en el mLÍnclo. Todas las capacidades y habilidades que le per miten al hombre sobrevivir, todos los instrumentos, las armas, los producto::; de los que dispone pierden toda efi cacia si no están acompañados por el sacrificio. Una gran LA FILOSOFÍA ANTIGUA 33 flota que transporta el ejército griego está zarpando para Troya: Pero a s.u jefe AJ��u::n.enón toda esta formidable má quina de guerra le parece insuficiente sin el· favór de los dio ses, y les sacrifica a su hija primogénita para propiciar el éxito. de la, expedición. El mito revela la naturaleza de las fríen:as divinas que reinan en el mundo y las relaciones que existen-entre-ellas y con los mortales. El mito es el trasfondo contra el cual toma sentido el sacrificio, aun cuando este último se presente como plegaria. dirigida a lo divino, o sea como convicción de que en las empresas humanas el factor decisivo es el favor de los dioses. Al descubrir que el mito no posee la verdad, la filosofía descubre a la vez q,ue �l mito es una guía falaz de la exis tencla y que sólo la verdad puede constituir una guía segura. Para actuar de manera verdaderamente eficaz sobre la natu raleza y sobre los hombres e$ necesario conocer la verdadsobre el mundo, y esto es posible si se deja hablar a las cosas del mundo, sin imponerles un sentido fabricado por el hom bre, sino permitiendo que ellas· mismas se impongan por su verdad. Aunque el mito en la existencia guiada por él se viva como un dejar hablar a las cosas, a los ojos de la filoso fía el mito aparece, en cambio, como un «producir» (y por lo tanto como «poesía», ya que la palabra griega poiesis signHica a la vez «producción» y «poesía») que impone a las cos_as un sentido extr�ño a ellas y que por lo tanto desvía al que, con siderando tal sentido, piensa que puede obtener lo que se propone. La «producción_» mítica· («poética») del sentido del mundo impide la produéción real. Logos (que normalmente se traduce como «razón») es la palabra griega que desde el comienzo del pensamiento filo sófico denomina ese dejar hablar a las cosas sin imponerles un sentido ajeno, sino dejando que ellas, al manifestarse, se impongan. Heráclito dice justamente: «No escuchándome ·a mí sino al logos, es sabio [sophón] convenir que todas las cosas son uná.» Y también Heráclito afirma: «No es necesa rio actuar y hablar como durmientes», y por lo tanto antes que nada como esos dp1·mientes que orientan su existencia de c'!-C�erdo con el mito. Y más aún: «Hay que seguir lo co mún. Aun siendo común el lagos, muchos viven como si tuvieran una sabiduría privada.» .La «sabiduría privada» es justamente l a del mito: el mito es una pluralidad de mitos (y por lo tanto de grupos humanos) en su contraposición . En cambio, «lo coiním?> es el lQgg� porque el. logos, al dejar EMANUELE SEVERINO hablar a las cosas (que al manifestarse se imponen sobre toda ((sabiduría privada»), es común a cada hombre y cada hom· bre debe seguirlo si no quiere actuar en el sueño, sino en la vigilia. Y como la sophla es decir y hacer cosas verdaderas, la filosofía de los orígenes establece la forma de lo que será llamado «ética» ( «moral») y �ciencia,., Ambas son una acción que considera dejarse guiar. por la verdad. Cuando nace, la ciencia moderna aún está guiada por esta intención. Sólo a partir de finales del siglo pasado la ciencia se da cuenta de que para hacer el mundo lo más posible de acuerdo con nuestros proyectos es neces.nrio abandonar la pretensión de conocer la verdad del mundo, la «verdad'» entendida en el sentido «fúerte» que presenta en el pensamiento filosófico. En este sentido, la ciencia vuelve al mito y la filosofía es un paréntesis en la larga historia del mito. Un paréntesis que, sin embargo, ha decidido la suerte de nuestra civilización; Y no sólo eso sino que contin_úa siendo la dimensión dantro de la cual sigue manteniéndose la ciencia. 11 DE LO LIMITADO A LO ILIMITADO 1. PARMl:NIDES Y LA ESTRUCTURA DE LA l'ILOSOFÍA ANTIGUA Entre los primeros pensadores griegos, Parménides ocuoa una posición particular. Traza un surc9 _gue diy_�d..�. ;.i.Jo�_ gqe lo_e.!'eceden de los qu1:_}o siguen no sólo a lo largo de la filoso: fía añugüa; sino a lolargo-detodaJa historia d.�l pensamiento filos_q_fico. Y es así, aunque no siempre nos demos cuenta de la presencia decisiva de este pensador. Saca a la luz un problema ( véase cap. V 1 1) a cuya sqlucLón se aedTc'a-explícl tameiíl_e _to..��-_la filosofía antigua, desde Eñipedoctes;-·-.AJiaxá goras y Dernócnto a 'Pl_aton·,-f\-ristóteles y el neoplatonismo. La misma filosofía de la edad cristiana medieval puede ser cons.ideradá como una consecuencia del modo en que el pensamiento filosófico ha orientado la solución de ese problema. Desde este punto de vista, comprender la relación de Parménides con los pensadores que lo precedieron y siguie ron en la historia de la filosofía antigua significa lograi· cap tar el baricentro y el significado esencial y unitarió de esa historia. En el fragmento reproducido en el parágrafo 9 del capítulo I, Aristóteles se refiere a la «mayor parte» y no a . t.ºr!:.C!.� ... «aquellos que. fueron los primeros en filosofar», justa mente porque _Parméni.ds;s (y sus discípulos Zenón y Meliso) s�te a la verdad del TodÓ -o sea a l� physis, a la identi· ,dad de lo diferente y al .�xioma _9.ue de la nada nada se �ne� .i:a"3.. de manera profundamente distinta de· toclos---áquellos�que fueron los primeros en filosofar (véase cap. IV). No sólo esto sino que para Aristóteles todos ellos son «físicos», que aunque consideran que e'stablecen los princi· pios del Todo, sab�n captar sólo los materiales y, por lo tan to, restringen de hecho su indagación a una parte del Todo; po.r el contrario, Par!1�!}J<'.l.;.s::C:!S.para Aristg_teles_ eLl.!tl.Í,�9 peQ; ,�ador que, antes dé Platón, no. puede ser consicferado como ;'físico». [:;a--diséusióri cé:in él debe explícitamente p'ianteárse desde el punto de vista de la ciencia del Todo, que Aristóteles 36 l.!MANUELE SEVERINO llama «filosofía primera» y que luego será llamada «meta física». 2. TALES Al remitirse desde el comienzo al Todo -ya lo hemos di cho-, la filpsofia ve cada cosa recogida en el Todo. No se limita. a ver la .diversidad entre las cosas sino que logra cap· tar,· a la vez, su identidad. Aunque sean diferentes, opuestas entre ellas y entre ellas incompatibles, todas las cosas per tenecen a la común región del Todo y, por esta pertenencia, cada una de las cosas es idéntica a cada una de las otras. El sol no es la luna (sino diferente de ésta), pero ambos están ¡ en el Todo y por ese estar, el sol no difiere de la luna, sino que es idéntico a ella. S.óla puede pensarse en 1ª_ totalidad de .las-cosas sj se capta SLLi.dentidad:Ja identidad de lo diferente, · la identidad de lo múltiple. Esta identidad es justamente la que recoge y unifica a los diferentes en la común región del Todo. Pero ya que desde el comienzo de su historia la filosofía se remite al Todo, y por lo tanto capta la identidad de lo diferente, los primeros filósofos se encuentran frente al pro- ' blema ( que no es aún el de Parménides, al que hemos aludido antes) de establecer en qué consiste el elemento unificador de las <;osas, o sea en qué consiste esa identidad de los diferen tes, que permite sean· recogidos en la suprema unidad del Todo, que les convierte en habitantes del Todo. El problema no radica en sí existe el elemento unificador -ya que el Todo puede ser manifiesto sólo si las cosas múltiples y diferentes se muestran recogidas en una esencial unidad-, sino en qué consiste ese elemento. Es el problema de la determina ción del elemento unificador -que a pesar de todo lo que se ha dicho en el parágrafo 8 del. capítulo 1 es a la vez el proble ma de la determinación de la arché (o sea el «principio» del que provienen las cosas y al que vuelven) . Para Tales -que la tradición considera el primer filósofo (primera mitad .del siglo vr a. C.}-, el elep1ento unificador y el principio de todas las cosas es el «agua». Si la atención se concentra en esta última palabra, el comienzo histórico de la filosofía no puede resultar sino decepcionante y rudi mentario. Pero de esta manera olvidamos el horizonte desde el cual se suscita el problema de la determinación de elemen- LA FILOSOFÍA ANTIGUA 37 to unificador o de la arché de las cosas. La grandeza de Tales -o del clima men_tal del que este nombre probablemente es el símbolo- está dada por el interés por ese horizonte, o sea por el interés hacia el Todo, liberado del mito y que se muestra como unificación suprema de lo diferente. Es posible preguntarse qué motivos llevaron a Tales a c;r.;>locar el «agua» corp..9_j;_\.�IPJ:_nto unificador �prindpio: mo tivos que pueden haber sido de carácter biológico o químico (por ejemplo, el haber comprobado que la JJ\.ltrición de los vivoJL�s.húmeda, así como la semilla de .fa. que sé generán; ó'que el ��-...É.���e_.Jl,9.2E.!�r ... �! .. _<:!?Jfü!.Q. Jíquida.. .... ªLigual que el sóhdo o eL.aertforme, .. etc.) o que pueden derivar de remfüiscencias míticas (ya para Homero el aUtor de toda -geiieiac:íóri es {ic . éano) .. Pero extendiéndonossobre estos as- pectos no es como se capta el sentido auténtico de la más antigua filosofía. Si, en cambio, dirigimos la atención al horizonte que nos hemos preocupado por sa<.:ar a la luz, o sea al contexto dentro del cual· T.eks determina la physis com_Q..Jrnguawfü.mª1:Jl� el elemento...llnlfic.adar es el «.agua» y que tQgñ.Llas cosas son <§fil!_a....!!.....filgnifica afirmar que aquello de lo que se ¡��.!l..Y en lo ue se · Qm_pen es algo unU.ariQ..,o sea que todas las �sas son_ id _ff��n el sentido en que:: todas......e.s.táILc.o.ns:.. tjtuidas po:7:]litla común sus.tanda origmwia), nos pone en condiciones de comprender que el «agua» de la que habla Tales no es el agua sensible en la que nos bañamos y que bebemos: el agua sensible -o sea entendida en el significa do ordinario de la palabra- es sólo una de las muchas y diferentes cosas del universo, y en cuanto es sólo una entre las ·muchas no puede ser lo idéntico éñ cada una de ellas, y por lo tanto tampoco puede ser el principio unitario. (la arché) de la que todas derivan. El «agua» se presenta de esta manera como una metáfora que no logra soportar el peso de lo que considera que expresa . 3. ANAXIMANIJRO a) El ápeiron. -- M poner el «agua» cornq sustancia idéntica en todas las cosas, Tale_td�mue!!!r.a que..no,la.mn..�Jd..ern.c:<>rno ung_ .re.ªlidad. particulár.:y.sensib le ( j ustam�_q!�-l1Qt:qué:.'Ji'.agua-» son .también el sol,.. -la-·t-ieFFa,..el. delo 3 ... tQda_s_J¡'l.S..O.ti:as·· .. cósas que tienen las característic8:l! d�l agua sensible). El concepto ·-··. . . ······--------.. 38 EMANUELB SEVERINO de «agua» no está por lo tanto en condiciones de contener I2___ gue ya Tal�s. mismo. considera que piensa mediante él: piensa en lo que hay de idéntico en todo· 10 difetente, y esta identidad la expresa cort un término que indica siempre -a pesar de toda intención contraria- una cosa diferente de las otras y por lo tanto particular y limitada. Algo diferente -o sea una cosa particular y limitada que en cuánto tal di fiere de las otras- no· puede ser lo que hay de idéntico en cada cosa diferente. Y esta última afirmación consiste en el paso hacia delante dado por Anaximandro (primera mitad del siglo VI a. C.) con respecto a Tales, del que tal vez fue discípulo./Anaximandro afirma, en efecto, �ª-..MChé_q_e todas las cosas·�s el É-.E.eiron. Literalmente, esta palabra significa «rut.limitado», «no finito»; �no partic�lar»:·. �LápeirQ_�Q.....infinit.Q�Jo ilim!!_filio4-1o inmenso. -STñó's remitimos al lenguaje del pasaje aristotélico que hemos reproducido (cap, I, 9) donde la palabra physis indica a la vez el «principio» y el «elemento» (o sea la arcl1é y lo stoicheion), para Anaximandro la physis.f!Q .. puede estar cons Ji._tuida por_..,.,,a!g9. __ fü�ili1do, sino que es. lo. ilimita,do. Justa• méñte ·purque ·1a physís es.·-¡ r 1a. vez e1 e1em�.mº....YmJ.i.GitJ\pr s eLp.rir,i_(jp.LQ, la.s_razones que llevan a Anaximandro más allá de Tales están dadas por la presencia más o menos explícita, en los primeros pensadore�J(- del axioma «Q_e la nada nada se . g�era» .. Si, en· efecto, todo lo que se genera debe de alguna manera preexistir en la realidad o sustancia originaria (de otro modo se generaría de la nada), el «agua» no puede ser la ditl}ensión en la que originariamente están contenidas todas las cosas;··Ta1-a1mensión no puede ser algo finito y limitado sino que, como debe «envolver todo y i;ostener todo», es Jus tamente lo infinito. Aristóteles, refiriéndose probablemente a Anaximandro, re vela la necesidad de afirmar que. el infinito e inengendra.do e incorrupto: lo que nace y muere es limitado, y por tanto lo que está fuera de todo límite -el ápeiron- no nace, rto muere y «no envejece». b) El devenir. - La generación del universo es generación de los contrados:· de la noche y del día, del calor y del frío, de la guerra y de la paz, de la vida y de la muerte.,El ápeiron contiene en él mismo toda contrar�edad y oposición: es la originaria unidad de los opuestos. LA FILOSOFÍA ANTIGUA 39 Pero en el proceso de la generación cósmica (de la que por otra parte no se ve el comienzo y el final, y por lo tanto. es en ella misma eterna), la generación de uno de los contra rios impide la generación del otro o provoca su disolución: 1 _e.l. d_ía, al _aparecer, disuelve la noche y viceversa; y de esta :� era ª c:ud�¿º:: Tfe�:a� a�e 1� l��o�c��� hacer __ y _ de�tI1:1ir _a aé-·c5t}l\:�·· ···--- - _ ......... __ . ·-·· __ .... -·----- . .. _ .YºE., �l_ �ª�1:111ento :,::--·:-Mié� f ras que en la dimensión et�rna e incorruptible del ápeiron «divino» todas las cosas y por lo tanto todas las oposiciones son eternamente recogiqas, 1,1nifkadas y custo diacf.�s, en cambio en el «orden del tiempo,. -tal es la manera d� devenir, o sea el proceso de la génesis cósmica- �.Ln-ªfi Q!!.�.!iliulecadaco�� :-��},1�a.._prey_g..r._(�.a..�_(ó.!!. &9ºr..�-J�§ otr!!_!¡ __ y p,Q.�!Q_!.Y.:m�J.hl.�U.��». El prevaricador «paga las con� secuencias de la propia injusticia», ya que es destruido por obra de otros prevaricadores, o sea regresando a la unidad originaria del ápeiron. El desarrollo del universo ( que al menos para 'ios anima les tiene el carácter de una evolución, tuya primera fase está constituida por el elemento líquido) es, por lo tanto, un proceso de «separación» de la unidad originaria de todas las cosas; pero esta separación siempre está gobernada por esa unidad, o sea por el ápeiron del que proviene cadá . cosa y ar-que-vuelve cada cosa. La separación de la unidad origi naria se mantiene en el interior de esa unidad de todas las cosas que la filosofía, desde su comienzo, ve definitivamente como el trasfondo último e insuperable de todo proceso. El Todo divino -o sea lo que Anaximandro llama el «gobierno» del dpeiron- !;_0_�_!:i�ne y unifica la se�IªflÓILmiSma _del universo die! la originaria 'üñfüit"d ... dlvína. Y esta unidad a su vez, es To º que-itíañtiene 1iafó-sugobíerno todas las cosa� que en la generación del universo, se van separando de ella. Lo; grandes temas y los problemas del pensamiento occidental ya están presentes en las pocas palabras que nos quedan de la filosofía de Anaxtmandro. 4. ANAXÍMENES Pero el concepto de ápeiron es sólo negativo. La identidad, o sea el principio de lo diferente, no puede ser algo diferente (o sea una de las cosas diferentes): esto ya se sabe. Pero ¿en 40 EMANUELE SEVERINO qué consiste esta identidad y este principio? ¿Qué es lo que coloca como dpeiron? ¿Qué es lo no-limitado, lo no-finito, lo no-particular? Anaxfmenes (entre la primera ·y la segunda mitad del si glo VI a: C,) ya empieza a responder a estas preguntas y con toda, verosimilitud fue más .bien el primero que las planteó . Pero la respuesta debe estar eil condiciones de mantener el paso hacia. delante dacio por Anaximandro sobre Tales (la physis no puede ser algo limitado), ya que indica al mismo ' tiempo la determinación en lo que consiste el ápeiron e indi cándolo permite responder a la pregunta: «¿Qué es el ápei ron?» Se trata, pues, de indicar qué, aun siendo apeiron, está • en condiciones de convertirse en todas las cosas. También puede· decirse que mientras en Anaximandro el ápeiron es el sujeto de, la afirmación que plantea su existencia, en Anaxí menes emerge la conciencia de la necesidad de establecer cuál es el sujeto del que el ápeiron es el predicado. 1 Pero debe agregarse que por primera vez Anaxímenes saca a la luz la necesidad de remitirse a la causa que determina la transformación de la arché en todas las cosas, la i<cau:;;�» que Aristóteles llama «�ªsümte». Mientras el «principie>» -(la arché) se entiende sóló como la sustancia o la materia que constituye todas las cosas (o sea lo que Aristóteles llama « causa material») no es posible saber cuál es la « caµsa» que determina el proceso de la génesis cósmica. Es verdad que ya Anaximandro habla del «gobierno» de las cosas por parte del ápeiron; pero tambiénen este caso se trata de establecer en qué consiste ese «gobierno». Para Anaxfmenes el «gobierno» del ápeiron, o sea la «cau sa» que determina la transformación del dpeiron en todas las cosas del mundo, es la--:f@densacíó11J .. r.ai.eta.c9..i_ón del «aire». O sea es el «aire» el sujeto que tiene como predicado el ápeiron. Pero también en esto -y aquí con más r�zón que en Ta les- el «aire» del que habla Anaxímenes no es un elemento sensible particular (o sea contrapuesto al agua, a la tierra y a otras cosas). El «aire», dice Anaxímenes, envuelve todo en el mi�.!?º senti�n que «nu_�.�_!-�ma?t,..(el <.!ªH.�!IJ:.Q vftal;) nos sosffé'ñe:-E"n-efecm-;-·emite» es algo «incorpóreo» ( = in· � Todo cuerpo es finito, por lo tanto el ápeiron -debe·· se.r aquello iricbrpóreo que es el "«aire»:--'A:Crarefacerse el «aire» origina el fuego; al condensarse. origina el agua y la tierra; y fuego, agua y tier.ra. originan a su vez cada cosa in- LA FILOSOFÍA ANTIGUA 41 dividua!. En la rarefacción y condensación el aire deviene corpóreo, o sea visi9-le. Invisible e incorpóreo es en cuanto unidad originaria infinita. Pero remitiendo el sentido del «aire» al «alma que nos gobierna», Anaxímenes hace explícito cuanto había de im· plicito en la afirmación de Anaximandro de que el ápeiron gobierna todas las cosas. �se gobierno exige que el ápeiron . .nQ. se_a algo ciego e insensible, sino un .Principio cognoscitivo y vivo. III LA OPOSICióN Y EL NúMERO l. TALES, ANAXIMANDRO, ANAXfMENES, HERi<curo, PARMÉNIDES La filosofía de Anaxímenes no es pues una simple varia ción de la de Tales. Pero su tentativa de establecer qué es el ápeiron aún no puede liberarse de una perspectiva donde lo universal (o sea lo que hay de idéntico en cada cosa diferente) existe. todavía confundido con lo particular. Es verdad que el o:aire» s.e entiende como «alma», pero el «alma» a su vez se entiende como «aliento». No sólo sirio que también Jos con ceptos de «rarefacción» y «condensación» son inteligibles sólo si se refieren al aire como elemento sensible y corpóreo. También en esto, el «aire» del que habla Anaxfmenes es una metáfora que no sabe sostener el peso de lo que cree indicar, y que esta vez es un peso aún mayor que el que grava sobre la metáfora de Tales. La pregunta «¿.qué...es-el...ápeiron?» sigue sin respuesta. El pensamiento de Heráclito y el dé Parménides pueden ser entendidos como los segmentos fundamentales de esta res puesta. 2. HERÁCLITO a) La oposición. - Considerando el modo de proceder de Ta les, Anaximandro y Anaxímenes, estamos· autorizados a· afir mar que piensan la identidad de los opuestos y los problemas suscitados por este concepto. Heráclito (entre los siglos VI y v a. C.) no sólo ··piensa sino que reflexiona expllcitamente sobre la identidad de los opuestos y explícitamente habla de ellci; para exponer su pensamiento no necesita introdudr términos y expresiones que en efecto no haya pronunciado. Además, aunque én lo que nos ha Jlegado de Heráclito falte una referencia al nombre de Anaximandro, Anaxímenes y 44 EM ANUELE SEVERIN O Tales, el pensamiento de Heráclito se encuentra en constante coloquio con el de Anaximandro. «Todas las cosas son una», dice Heráclito. Aunque dife rentes y opu�stas, se reúnen en una suprema unidad; o sea, aun en su diversidad y oposición, son idénticas (o sea tienen algo idéntico). Esta identidad no puede ser algo particular y limitado, o sea, es lo ilimitado, el dpeiro11; y además debe establecerse qué es (según la exigencia adelantada por Anaxf menes). Heráclito sac.a a la luz que la identidad de las cosas es su mismo ser diferen.te y opuesto, su mismo diversificarse (de las otras) y oponerse (a las otras); y llama «guerra» (pólemos) la oposición en la que consiste cada cosa y de la cual se genera. !Lo que hay de idéntico en cada cosa es la contraposición misma de cada cosa con las otras/ Lo «co mún» a cada cosa es esta especie de «querella» únicamente en la cual las cosas pueden llegar a ser y continuar si�n;do .. lo que son: si la vida no fuese una disputa, o sea si no se opu-' siera a la muerte, el calor al frío, el día a la noche, la sacie dad al hambre, no existirían vida, calor, día, saciedad. La discordancia, el contraste, la oposición son el mismo princi pio de ·concordancia, armonía y unidad de las cosas. La identidad de lo diferente -que, como estableció Anaxi mandro, no puede ser algo particular y por lo tanto es ápei ron- 1es la oposición de cada cosa con respecto a las otras, su no ser las otras, su ser justamente algo «diferente»./Ese «no ser el otro de él» no es algo r,articular y limitado, queconcierne sólo a algunas cosas:. el «no ser el otro de él mis mo»l constituye todas las cosas y por lo tanto es ilimitado, ápeiron. Anaxímenes pregunta: «¿qué es el dpeiron?». He ráclito responde: es el «no ser el otro de él mismo», o sea el oponerse de cada cosa a todas las otras. De esta manera, Heráclito puede volver a los conceptos de «justicia» e «injusticia» ya presentes en Anaximaudro, que ya entendía la «injusticia» como prevaricación de una cosa sobre las otras, o sea como la pretensión de la cosa particular de liberarse de cualquier relación y ligazón con las otras. Heráclito aclara cómo cada cosa puede ser lo que �!i .sólo en cuan J .Q .. ª�---�ncuentra unida a las otras en la rela ción de oposición; y la oposición, la disputa, «apaga» la pre varicación. Debe decirse, pues, que «la justicia es. disputa»,· justamente porque en el contraste de' la'opbsicióri, o sea en la guerra universal, continúa negada la «arrogancia» de cada cosa singular. LA FILOSOF(A ANTIGUA 45 También para Heráclito la physis es tanto scoicheion como arché; tanto la identidad de las cosas diferentes y opuestas (o sea su ley y su orden) como el lugar divino donde todos los opuestos están originaria y eternamente recogidos y donde la ley de las cosas es el contenido de la supre'ma sabi duría de .Dios, del que procede y por el que es gobernado el devenir cósmico.· y el devenir de las. cosas tiene una particular importancia para Heráclito, porque en el universo visible es la vinculación que une a los opuestos: la paz nace de la guerra, la guerra de la paz, se calientan· las cosas frías y se enfrían las calien tes. Y más aun: en el devenir, tanto el contraste y la oposi ción de las cosas como la unide.d de los opuestos, se presen tan de la manera más manifiesta. Basta con que algo se realice -por ejemplo, la juventud- para que en seguida su contrario la alcance y la juventud se precipite en la vejez y se identifique con .ella. En el devenir, cada cosa se convierte en su contrario, y en estó"es la" expresión visible de esa «ar� moriiír·:oculta»" en: la"que consiste Dios como originaria uni dad de los opuestos. b) La oposición y el fuego. - Pero Heráclito afirma también que el universo (el kosrr¡os) es '.'fu.�gp eterria�e.nte vivo». Esta referencia al «fuego» parece expresar un enfoque ·mos·o fico ya superado por parte de un pensamiento como el de He ráclito, que logró sacar a la luz que la oposición entre las co- sas es su misma identidad. Ya dijimos que la reforencia al «fuego» resalta la poderosa originalidad de ese pensamiento. ...... .'. .Si e!. ápeiron d.e Anaximandro es la id.entidad ele lo diferente, . en el sentido de C}UC, como origen y térIJ?ÍnO de las cosas, es a la vez sustancia de la cual las cosas están constituidas, en cambio en HerácÜto .la oposición entre lasc���.s (o sea lo que existe de idéntico en cada una de ellas) no e,s la sustancia, Ía ,;mákria» de la que están hechas, sino sy/ ordenamiento, su ley, que son ordenamientos y leyes de la sustancia de la "Ziue están hechas las cosas; y justamente a esta sustancia (o «materia») Heráclito la llama «fuego»./ Esto significa que con Heráclito .. -aunque algo análogo había ya sucedido con Pitágoras-/la identidad de lo. diferente se presenta en una perspectiva nueva;· pero que no eli mina, si�o que reúne y conserv" enella la perspectiva pre· cede?t�: /Al · decir qu� «!odas lús cos�s son ··u1!�»;. 1-Ie�áclito considera que la sustancia de la que se generan y constituyen EMANUELE SEVEIUNO y a la que regresan es el �fuego» (y ésta es la permanencia de la perspectiva precedenté),·-·¡,éro de manera que la consti tución de las cosas y el proceso en el que nacen y mu.eren están déterminados por la oposición entre las cosas, o por la ,,_disp�ta»r que es }.��x.,dé-fodá"s las cosas y Ió que hayde idéntico én cada una de ellas (y ésta es la perspectiva nueva en la que se considera la identidad de lo diferente). En I otros términos, el «fuego» es la sustancia unitaria de las , cosas regulada por la ley unitaria de su oposición. Ya hemos '·; visto que en los primeros pensadores la physis és a la vez · arché y stoicheion: En Heráclito, el stoicheion presenta a sü }( vez-un .doble �specto y se presenta en una nueva perspectiva'··· que:.:se .. máh tiene- unida con la precedente; ·fa-perspécthia nüe va de la identidad de la ley que regula la coh:Stitucióri de las cosas, y la perspectiva precedente de la identidad de la sus tancia o de la «materia» (el ,,fuego»), de la que provienen y se constituyen las cosas y a la que regresan. c) . Verdad y opinión. - Heráclito hace plenamente explícita la contraposición entre la filosofía, como conocimiento de la verdad, y la manera común de pensar de los hombres. La ley y el orden del Todo son una sempiterna «Palabra» (Logos) que se ofrece a la escucha de todos. La mayoría la oye, pero no sabe escucharla. Cada día chocan con ella y sin embargo no la comprenden. Viven como en un sueño, separados como están por lo «común», o sea por la divina ley del Todo. Las opiniones según las cuales regulan la vida son «pasatiempos de niños»: dejan fuera de la verdad de las cosas. En su sueño no compren�en que el contraste entre las cosas "es iá condi cio11 inísma de la armonía y de la unidad del Todo, .Y no venr, que la elili:linación de los contr.astes y de las luchas, que parecen hacer insoportable la vida, sería el fin de toda vida y del Todo/ Especialmente en el hombre, que igf!_Qf.a la armonía del contraste, sigue perpetrada la injusticia de la prev:1rica ción; en su ignorancia es llevado a pensar y a vivir las cosas y las situaciones como si estuvi'!sen aisladas y separadas del contraste, haciéndolas, pues, prevaricadoras e. injustas. En cambio, �J.«sabio» (pero Heráclito pronuncia üirrtbiéu la palabra «filósofo») �-s�ucna el Logos. y por Jo tanto dice y hace cosas verdaderas. No es aquel que conoce un gran número de cosas (Heráclito se refiere explícitamente a Pitá goras) sino aquel que sigue b lel' de Dids tal como se mani fiesta en. el Logos. ��!!?.!(utfa, así entendida, re�e la \ ! . LA FILOSOF1A ANTlGUA 47 ��..!-���yirt_µd»,, Por pri-?1era vez f:C hace expHcito el con cepto de que la preocupación por !ª ve.rdf\cl_ c:!S !�}e:'..Jl::mda- · ment::3J.que. debe guiar la vida del hombre:' la filosofía esta- -i;Téce . una relación esencial con la vida. ·-3. Los PITAGóR1cos Pitágoras conduce al corazón de la filosofía el mundo del «número», o sea las relaciones cuantitativas existentes entre las cosas. Y también Aristóteles nos informa de que para los pi�góricos los «números» son el principio de toda la physis y que «los eleinentos (stoicheía) de los números son elemen tos de todos los entes, o sea que todo el universo es armonia y riúiriero». Los «elementos» del número son lo «par» y lo «impar», pero la unidad .. es .a la vez par¡es ')e impar,e.sl porque genera a ambos de estos contrarios; el par y el impar generan todos los números y los números generan finalmente todas las de más cosas del universo, que en su ordenamiento parecen imá genes de los números y su encarnación. Aunque Heráclito no aprecie la. «multiciencia» de Pitágoras; la unidad de la que se generan el par y el impar (que constituyen la oposición ori· ginaria del universo, de la que proceden las otras oposicio nes) es la misma separación de los contrarios de la unidad originaria que los contiene, o sea la misma separación de la que hablan Anaximandro y Heráclito. También Pitágoras, como Heráclito, se remite al modo en que el Todo es sacado a la luz por Anaximandro, para el cual el dpeiron es la unidad de la que se separan los opuestos en ella preexistentes. Si se piensa que la oposición es esencial mente dUfllidad. --una unidad contrapuesta a otra unidad-, entonces la relación entre el dpeiron Y .. �1 cosmos se presta a ser interpretada Ct;?mo una relación fundamentalmente 11t1· mérica, donde el uno (o mónada) como principio de todas lás cosas es antes que nada principio del dos (o díada) o sea de la oposición del universo. Por lo tanto, todas las cosas son número, y el número, como originaria mónada divina, pre co.ntiene la pluralidad que de ella !;e genera. Como «elemento� originario el uno es, pues, aquello que hay de idéntico en cada cosa. Cada cosa es una unidad, un uno. Como Heráclito detecta que lo ·que hay de idéntko en cada 48 EMANUELE SEVERINO cosa es su no s�r el otro, de la 1nisma manera fitágoras de� tecta que lo que hay <le idéntico en c¡¡da cos.ª es su ser una unidad. Las dos tesis son complementari.:p¡oEn efecto, cada cosa no es el otro de ella misma porque tf� una unidad; y viceversa, cadr. cosa es una. unidad porque no es el otro deella misma. ·. El proceso matemático que desarrolla y conserva el uno en todos los otros números tiene la tarea de i,ndicar el motivo por el cual las cosas aun siendo todas una unidad difieren en tre ellas. También en el pitagorismo, pues, el elemento unifi cador es, tanto lo que hay de idéntico en c;ada· cosa diferente 1 como el lugar divino en que se unifican origiqariamente· to das las oposiciones que de él se generan. Al igual que el «aire» de Anaxímenes (y ta;mbién. el <iagua» de Tales) no es un simple elemento físico-sensible, el «núrne� ro» de los pitagóricos -en cuanto elemento de todas las co sas- no· es e.l simple número matemático. Pero como los co- ··�:-'!: �. nacimientos meteorológicos perµiiten que Anaxímenes mues- , · , tre cómo el «aire» es el principio unitario de las cosas, a tr�vés de un proceso de con:densación y rarefacción (y tam bién en este caso a través de una oposición originaria), de estamanera los conocimientos matemáticos de los pitagóricos les permiten mostrar cómo todas las cosas son «número». Tan- to más por cuanto en la antigua matemática pitagórica, los números se entienden no como conceptos abstractos de las propiedades cuantitativas de lo:.:: :1bjetos, sino coro.o ,9bjetos ellos mismos reales, o. sea como .figur¡:is geométricas consti.· t,uidas. por punJos (por eso los pitagóricos hablan de núme- ros triangulares, cuadrados, rectangulares, cúbicos). Por lo tanto, como la meteorología de Anaxímenes com promete la posibilidad de calificar el ápeiron como «aire». (ya que este término expresa, a pesar de las intericiones en sentido opuesto, la referencia a algo particular), de la misma manera la matemática de los pitagóricos no permite enten der el dpeiron como «número» porque, a pesar de la inten ción de plantear el número como principio universal, sigue siendo una relación cuantitativa, o sea una 4eterminij.cfqñ particµlar dé las cosas. · ' .. ---··· · Pero es mérito de los pitagóricos haber elevado a objeto de consideración explícita el sentido de la «unidad», de la «dualidad», de la «multipliciclad», que liberadas de su am bientación (y limitación) matemática, son determinaciones LA FlLOS,OFÍA ANTIGUA 49 universales, sin las cuales no es posible la comprensión fi losófica del Todo. El pitagórico Filolao, contemporáneo de Sócrates, reafir ma la naturaleza filosófica del «número», manifestando que mientras,_�L..J!error». es. hostil a la naturaleza del número la «verdad»; en cambio, corresponde a' esa naturale:Za� ' ' , . IV EL SER l. I'ARM�NIDES a) El ser y la nada. - Para los primeros filósofos la 2hys� esel ser mismo (el ser en su totalidad) que, liberado de a no-verdad del mito y de todo conocimiento privado de ver dad, se manifiesta en su verdad y se ofrece a la escucha. Pero es Parménides (siglo vr-v a. C.) el primer pensador que, en la historia del hombre, presta oídos al Sentido del ,ser llevándo lo al centro de una reflexióh y de un testimonio explicito. Por este motivo, al referirnos al objeto del que filosofa antes de Parménides hemos preferido el término «cosa» (por ejemplo: la totalidad de las cosas), más que el término «ser» o «ente». También el poema de Parménides, como los escritos de to dos los_ primeros pensadores griegos, se titula Sobre la phy sis: pero para mostrar que la physis es el ser. Y el discípulo . de· Parménides, Meliso, abandonará el título tradicional de los escritos filosóficos, al . escribir Sobre · za physis o sobre el ser. El sentido del ser emerge en Ja contraposición del ser con la nada. También Parménides, como Heráclito, reflexiona explícitamente sobre la oposición, pero se remite a la· oposi ·fión suprema, aquella donde los dos opuestos nada tienen en común, o sea aquella donde uno de los dos opuestos -la nada- no es «algo» que pueda set conocido y alrededor del cual se pueda .hablar, sino que es la absoluta nada, el abso luto no-ser � no halia lugar dentro de los límites del �- -- --� Y como logra pensar el sentido absoluto de la nada, Par- \ménides permite a .la filosofía pensar aquello que al mito rio le había sido posible: el criterio sobre cuya base se excluye irrevocablemente que más allá de los límites del Todo haya algo. Más allá del Todo g._c1_da existe, porque el Todo es el §er, ___ J y más ai'lá del ser )10 hay 13�da. . -····-·-- -·---··· .. . Sin embargo, pareéfora que el propio Parménides no se 52 EMANUELE SEVERINO da cuenta de que el testimonio explícito de la oposición ab soluta entre ser y nada -y por lo tanto el testimonio explí cito del sentido del ser- sale por pdmera vez a la luz sólo con él· y habla de quien lo precede en la filosofía como quien tuvier� delante, de los ojos el sentido explícito del ser, pero después se extravía al atribuir al ser l�s caracteres que. no pueden convenirle. Tal vez por este motivo podemos expllcar cómo Aristóteles, influido por Parménides, afirma que ya los primeros filósofos se remiten a la arché y al stoicheion de todos los entes y les atribuya el axioma que «de la nada nada se genera». . . Sí se mantienen unidas las siguientes cons1derac1ones: 1) que desde el comienzo del pensamiento filosófico physis sig nifica «ser»; 2) que para los primeros pensadores todo lo que se genera se genera desde la physis, y 3) que para ellos de la nada no . se genera nada, y entonces puede considerarse que en ellos la physís, y por lo_ tanto el ser, ,Y ª se ve en s':1 contraposición con la nada. Y sm embargo, solo en Parmém des -si nos limitamos al menos a lo que sabemos de la más antigua filosofía- por primera vez explícitamente se saca a � la luz el sentido radical de esa contraposición y, por lo tanto, el sentido auténtico del ser . También antes de Parménides, en el mito griego y en los grandes textos de la sabiduría oriental, se habla del «Todo» y de la «Totalidad de las cosas» pero al igual que sucede con el chaos de Hesíodo, si bien el pensamiento va desarrollán dose en lo in-mensa (o sea en Jo que no tiene medida), por otra parte no puede excluirse que más allá de él se extienden otros mundos y otros universos, y por lo tanto no puede ex cluirse que su irrupción trastoque y destruya la «verdad» que , mientras tanto, el hombre ha creído descubrir en rela ción con Jo inmenso. Recorriendo los extremos confinés del Todo, el pensamiento, con Parménides, logrn ver que más allá de ellos no hay nada, y que por lo tanto la « Verdad» del todo tiene un «corazón que no tiembla». b) La negación del devenir. - Cuando el sentido del ser sale explícitamente a la luz, aparece a la vt:z la necesidad, la in controvertibilidad, la innegabilidad, la « Verdad», pues, del pensamiento que dice : el ser no es no-ser ( = el ser no es la nada). Aquel que preste oídos a la Verdad sabe, pues, que el ser es y es imposible que no sea. Si, en efecto, se afirma que el • 1 LA FILOSOFÍA AN_TIGUA 53 ser no es, se afirma que el ser es no-ser, y esto es el imprac ticable absurdo qu� la Verdad prohíbe afirmar. Por lo tanto, el ser no puede ser generado ni destruido. Si, t;n efecto, el ser fuese generado, eI_1tonces, antes de ser gene radO no sería; y de nuevo nó sería cuando fuera destruido. Afirmar que. el ser se genera y se destruye equivale a afirmar que el ser es no-ser, y esto significa negar la Verdad innega ble. Por lo tanto, el ser es absolutamente inmutable y eterno; y la ..,!!lll.sticia»"- del ser consiste precisamente en esto: en pJ:QhH:¡ir que ��te, de cualquier mánera, .4fil!.§JJg?Z, El devenir del ser, que parece incesantemente testimo niado por las transformaciones del cosmos, es, pues, una opi nión ��!1: verdad, una apariencia ilusoria de la que se conven c�ñ los «mortales» cuando en vez de prestar oídos a la Ver- _q�d··s���-A .. �!_1:_:�órrido de.Ta.no=-Verdad,·o··sei·s�::�i?.�iiúid.e.nd� ·q?.e __ �!-�-�- py_é�e �? ���; 'l:;�cp·hys'is"m:i pu"edé; ·pues, ser entendida como aquello de lo que provienen y a lo que regresan las cosas del mundo visibl�: esta procedencia y este regreso son sólo opiniones ilusorias de los «mortales». Ya para Anaximandro �el devenir cósmico es «injusticia», porque la prevaricación de algo (su . distancia del Unorlra:ce que º-!!..�� cosa� no sean; pero para Anaximandro la injusticia d_�U!e.v.erür existe realmente; no sólo, pero en el devenir esta p�sente también el restabiecimiento de la Justicia, que re mite las cosas al lugar de donde han venido, por lo que Her�clito puede afirmar que «la disputa es justicia»; y el �evemr es para él la Jorma más manifiesta de la «disputa» en la que consiste la justicia del ser. Pero Parménides descubre que la injusticia -es q�e el ;�L.QQ_§.�íl ... Y que por lo tanto nazca, muera, se ·transforme, se separe en los opuestos que forman el devenir cósmico, y sea origen y término de tal deve, nir. "X __ que la «injusticia» no sólo es «castigada» (como piensa Anaximandro) sino que en realidad no puede ni suceder: justam�nte porque._� de:x:ei:i,ir -donde la injusticia, ya que esc��J!gada, sucede realmente- es sólo el contenido de la qpini6ñ . jfüso"fjj�I�gú:U_J� <::u�l loshombrescoiñJ;:;;'-;i-;;ñté'",üri:· ················---·�··- ········ . - .... , . -· · ... ········· .... . ·········-·-·-·········· _geµ su v1aa. ·--.... ····"···•<%,. - c) La e!ernidad del ser. - Desde su comienzo, la filosofía piensa que la ph)•sis es eterna, «se c(,11serva eternaf!_1ente», y .. e-�e�!U.eflt<!_ .Mlva» de la nada. C�mo origen y térmiJJO de lo _ qu� :riácey mu�re, no nace y n? ·�uer.e:....c�n.d.Q.l_� physisse .entiende explícitamente como apetron _._ _ lo ihmitado, mues- 54 EMANUELE SEVERINO tra que sólo lo limitado nace y muere, y que lo ilimitado es, pues, eterno. Pero es con Parménides con qu!en la eternidad de la physis se muestra de manen1 pere.ntorza -o sea como sentencia de la Verdad innegable- sobre la base de la con sideración del sentido del ser y del no-ser. Antes de Parmé nides puede decirse que la eternidad de 1� p!¿)l5ÍS sólo se entrevé, se presiente._ ·· No sula co11l'arménides, pero también con él, el axioma «de la nada nada se genera» por primera vez es explícitamen te formulado y se formula en el acto eón el que se demuestra el carácter ilusorio de su contenido. Ese axioma afirma, en efecto, que lo que se genera se genera desde el ser (o sea desde la physis); pero Parménides, al demostrar que toda ge neración es )i::µpoi;Xb.k,. muestra que. no sólo. es imposible. _lageneración de algo desde la n_q,4_q., sino la misma generac10n desde el ser (o sea de la physis ). d) · De Ana.ximandro a Parménides. -Anaxímenes advierte la necesidad de establecer qué es el
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