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Schiavetta Juego Aportes de la Teoría Psicoanalítica

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Universidad Nacional de San Luis 
Facultad de Ciencias Humanas 
Materia: Psicología del Desarrollo 
Carrera: Profesorado y Licenciatura de Educación Inicial. 
Año 2020 
 
JUEGO 
APORTES DE LA TEORÍA PSICOANALÍTICA. 
 Esp. Laura Schiavetta 
 
Introducción. 
Son muchos los desarrollos teóricos realizados sobre juego,y, sin desatender a la importancia que 
cada uno de ellos brinda, resulta imprescindible situar que es universalmente admitida la impronta 
cultural y social del juego. 
Es sabido que los niños del mundo juegan, de hecho, lo vienen haciendo desde el surgimiento de la 
cultura misma. La ciencia y diversos hallazgos, entre vestigios de culturas antiguas, dan cuenta de 
la existencia de juegos infantiles de tiempos remotos. 
María Julia García (Docente de la UBA) destaca que el juego es vital para el niño, en tanto se 
implica y queda absorto en el mismo, dando cuenta de un estado general saludable. Dirá García 
(1993) que cuando un niño no juega el adulto debe preocuparse, en tanto algo no anda bien en él. 
 Ahora bien, es oportuno dar lugar a la pregunta ¿Qué es el juego? Siguiendo a María Julia García 
(docente de la UBA) y Graciela Giraldi (psicoanalista santafesina), es interesante dar lugar a otros 
interrogantes: ¿Por qué juegan los niños? ¿Cómo es que el juego forma parte del hombre desde 
siempre? Una y otra autora transmiten que al jugar el niño encuentra un modo de elaborar 
conflictos no conscientes. Mediante al juego el niño escenifica sus relaciones con los objetos 
amados o significativos en su vida, puede elaborar y asimilar psíquicamente acontecimientos del 
mundo en el que viven. 
María Julia García rescata la importancia de la existencia del juego desde los albores de la cultura, 
en tanto dicha situación permitió identificar la actividad lúdica, y los elementos empleados por los 
niños de diferentes épocas de la humanidad. A partir de investigaciones sobre el tema, se fueron 
recuperando juguetes de restos de las civilizaciones desde donde pudo advertirse la presencia de 
intereses similares en los niños de otro tiempo y el nuestro. La autora rescata que esto se advierte 
primordialmente en aquellos juguetes que tienen características generales, tales como sonajeros, 
muñecas, animales de juguete, diversos tiempos de vehículos: como carros, barcos, etc. 
 
Breve puntuación sobre el juego en la humanidad. 
Varios investigadores se han abocado a estudiar el tema del juego, uno de los más destacados es: 
Johan Huizinga (holandés), quien es autor de “Homo Ludens” (1938). En este ensayo plantea que 
“la cultura humana brota del juego –como juego- y en él se desarrolla”. Su postura no es pensar el 
juego en la cultura, sino la cultura como el gran juego de la humanidad. El juego implica una 
actividad libre, dentro de ciertas reglas obligatorias, pero libremente aceptadas por el individuo, 
además de considerarla una acción que tiene un fin en sí misma, y está acompañada de tensión y 
alegría. 
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Existe gran cantidad de autores provenientes de distintas disciplinas, y corrientes del pensamiento, 
que han investigado sobre el tema del juego. No obstante ello, no hay unidad de criterio en cuanto a 
la explicación que dan de su significado. 
A partir de investigaciones y desarrollos de la psicología evolutiva, se ha puesto en evidencia que el 
juego ha tenido siempre un papel primordial para el desarrollo psicológico y social de las personas. 
 
El Juego para el Psicoanálisis. 
Sigmund Freud 
La referencia relevante sobre el juego que encontramos en la obra de Freud es con relación a la 
observación y análisis del juego de un niño de aproximadamente un año y medio, juego que se 
conoce como el juego del Fort-Da. Está relatado en el texto “Mas allá del principio del placer” de 
1920. 
Es una observación que realiza Freud de acciones repetitivas de su nieto de 18 meses a las que 
denomina como juego, e interpreta su significación. Lo nombra “el primer juego autocreado”. El niño 
hacía aparecer y desaparecer un carretel tratando, así, de dominar su angustia frente a la 
desaparición y aparición de su madre, atrayéndolo hacia sí mismo y al mismo tiempo echarlo sin 
peligro de perderlo, puesto que el carretel volvía cuando él quería. 
¿Cómo interpreta Freud el juego del Fort-Da? Plantea que algo le sucedía al niño en ese momento. 
Se enfrentaba con lo que sería un gran logro cultural: la renuncia a la satisfacción pulsional de 
admitir sin protestas la partida de su madre. Se reconfortaba entonces escenificando por sí mismo, 
con los objetos a su alcance, la partida y regreso de su madre. Lo que indica Freud, es que no era 
la partida lo que causaba placer al niño. Entonces, se pregunta ¿cómo se concilia con el principio 
del placer que repitiera esa vivencia penosa para él? Podría pensarse que lo hacía para luego 
encontrar el placer del regreso, pero sin embargo la mayoría de las veces sólo reproducía la 
primera parte, la partida. En este punto de análisis, Freud entiende que el niño necesitó convertir en 
juego esa vivencia por otro motivo, no para la repetición del momento placentero del regreso. 
Delimitará como motor de desarrollo de la actividad lúdica a la Angustia. La misma surge de 
situaciones excesivas para el yo del niño que ponen en movimiento la repetición de lo que ha sido 
traumático. Al jugar el niño desplaza hacia el exterior angustias, miedos, problemas internos, 
dominándolos a través de la acción. 
Las situaciones excesivas para el Yo del niño son repetidas en el juego permitiéndole, por su 
dominio sobre los objetos externos, hacer activo lo que sufrió pasivamente: cambiar un final que le 
fue penoso, permitirse papeles o roles que en la vida real le serían prohibidos. En atención a ello, 
es que el primer motivo que encuentra Freud en el juego es: el de hacerse activo. Repetir 
activamente en el juego, lo que fue una vivencia pasiva para él, a pesar de que fuera displacentera. 
Otra interpretación, es que, al arrojar el objeto, que según Freud representaría a la madre que lo 
había dejado, se está vengando de ella, es como si le dijera “y bien, vete, no te necesito, yo mismo 
te echo”. 
Finalmente, Freud dirá que el juego infantil fluctúa entre dos concepciones. Los niños repiten en el 
juego todo cuanto les ha hecho gran impresión en la vida; de ese modo elaboran, liberan la 
intensidad de la impresión y se adueñan de la situación. Pero, por otro lado, es bastante claro que 
los juegos están presididos por el deseo dominante en la etapa en que ellos se encuentran: el de 
ser grandes y poder obrar como los mayores. Se observa, a su vez, que el carácter displacentero 
de una vivencia se convierte en el contenido de sus juegos. Por ej. si un médico les examina la 
garganta, ese seguramente será el tema de sus próximos juegos. Pero la ganancia de placer está 
en que cuando el niño cambia la pasividad del vivenciar por la actividad del jugar, inflige a un 
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compañero de juegos lo desagradable que a él mismo le ocurrió y así se venga en el juego de la 
persona que le hizo padecer el displacer. 
¿Qué conclusiones obtiene Freud sobre esto? 
Primeramente, dirá que el motivo del juego no es la imitación. 
Por tanto, si bien lo que motiva su desarrollo es algo del orden de lo displacentero, al convertirse en 
juego produce placer, equiparando el juego con el arte en este punto. Así es que, el niño crea en 
una realidad en la que él es director, actor y dramaturgo. 
El psicoanálisis entiende al juego como una vía regia para convertir en recuerdo y elaboración 
psíquica lo que, en sí mismo, es displacentero. Por ello, Freud considera que aquello que se opone 
al juego no es la seriedad, más bien es la realidad. 
El contexto sociocultural ofrece a los niños innumerables objetos y significantes de los que se van a 
valer y disponer para el desarrollo de sus juegos. Eligen, para sus dramatizaciones, el material 
lúdico que su cultura pone a su disposición, y que pueden manejar de acuerdo a su edad.Bibliografía. 
- Aberastury, A (1994) El niño y sus juegos. Ed. Paidós. Buenos Aires. 
- Aberastury, A. (1991) Nuevas aportaciones al psicoanálisis. Ed. Paidós. Buenos Aires. 
- Asubel y otro (1993) El desarrollo infantil. Ed. Paidós. 
- Corea, C y Lewkowicz, I. (1999) ¿Se acabó la infancia? Ensayo sobre la destitución de la 
niñez. Ed. Lumen Hvmanitas. Buenos Aires. 
- Diker, G. (2009). ¿Qué ha de nuevo en las nuevas infancias? Universidad Nacional de 
General Sarmiento. Buenos Aires. Biblioteca Nacional. 
- Freud, S. (1920) “Mas allá del principio de placer”. Obras completas Tomo XVIII. Ed 
Amorrortu. 1993. 
- García, M. (1993). Jornada de Niños, juegos y juguetes. Mesa Redonda: los juegos 
infantiles. FICHA Universidad Nacional de Buenos Aires. Facultad de Psicología. 
Departamento de Publicaciones. 
- Huizinga, J. (1938) Homo Ludens. Ed. Alianza. Madrid.

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