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TRABAJO DE ALZHEIMER

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UNIVERSIDADE PRIVADA DEL ESTE
SEDE- CIUDAD DEL ESTE
CURSO DE MEDICINA
CAROLINA BRAGA BEZERRA
RODRIGO VIEIRA DE MACEDO
ALZHEIMER
CIUDAD DEL ESTE
2023
Introducción
La enfermedad de Alzheimer es la patología neurodegenerativa más frecuente asociada a la edad, cuyas manifestaciones cognitivas y neuropsiquiátricas resultan en discapacidad progresiva y eventual incapacitación. En general, el primer aspecto clínico es la deficiencia de memoria reciente, mientras que los recuerdos remotos se conservan hasta cierto estadio de la enfermedad. Además de las dificultades de atención y fluidez verbal, otras funciones cognitivas se deterioran a medida que avanza la patología, incluida la capacidad de realizar cálculos, las habilidades visuoespaciales y la capacidad de utilizar objetos y herramientas comunes. El grado de vigilia y lucidez del paciente no se ve afectado hasta que la enfermedad está muy avanzada. Tampoco se observa debilidad motora, aunque las contracturas musculares son una característica casi universal en las etapas avanzadas de la patología.
Estos síntomas deben ir acompañados de cambios en el comportamiento, como agresividad, alucinaciones, hiperactividad, irritabilidad y depresión. Los trastornos del estado de ánimo afectan a un porcentaje considerable de individuos que desarrollan la enfermedad de Alzheimer en algún momento de la evolución del síndrome demencial. Los síntomas depresivos se observan hasta en un 40-50% de los pacientes, mientras que los trastornos depresivos afectan en torno al 10-20% de los casos. Otros síntomas como la apatía, la lentitud (al caminar o al hablar), la dificultad para concentrarse, la pérdida de peso, el insomnio y la inquietud pueden formar parte del síndrome de demencia.
Histórico da Doença
Alois Alzheimer, médico alemán que vivió entre la segunda mitad del siglo XIX y principios del siglo XX, publicó en 1907 el artículo titulado “Una enfermedad grave característica de la corteza cerebral” en el que presenta los hallazgos clínicos y anatomopatológicos de un caso peculiar. Se trata de la paciente Auguste D., quien fue inicialmente atendida a los 51 años cuando comenzó a presentar síntomas delirantes caracterizados por intensos celos hacia su esposo. Además, desarrolló trastornos del lenguaje y de la memoria, así como desorientación en el tiempo y el espacio, que se instauraron al poco tiempo y empeoraron progresivamente. El paciente falleció cuatro años y medio después del inicio de los síntomas en un estadio avanzado de demencia, y fue sometido a examen anatomopatológico.
Alzheimer observó acumulación de placas características en el espacio extracelular, denominadas placas seniles, y lesiones neurofilamentosas en el interior de las neuronas, distribuidas de forma difusa por toda la corteza cerebral. Cinco años más tarde, en 1912, el reconocido profesor alemán de psiquiatría E. Kraepelin lo menciona por primera vez en su compendio de psiquiatría, abordando el tema con la expresión “esta enfermedad descrita por el Alzheimer”. A partir de ese momento, la enfermedad de Alzheimer homónima comenzó a utilizarse para los casos de demencia que se presentaban en el grupo de edad presenil, es decir, antes de los 65 años, y que presentaban características clínicas y neuropatológicas similares al paciente descrito inicialmente.
Durante varias décadas este diagnóstico se reservó para estos casos de demencia degenerativa presenil, frente a los casos mucho más frecuentes y ya conocidos de demencia senil de principios del siglo XX. Esta dicotomía tuvo sus raíces en disputas académicas entre diferentes escuelas psiquiátricas alemanas al mismo tiempo. Sólo muchas décadas después, a finales de los años 60, diferentes estudios demostraron que la denominada enfermedad de Alzheimer y la demencia senil eran, en realidad, la misma condición clínico-patológica, aunque con algunas diferencias en la presentación clínica. A partir de la década de 1970, el término enfermedad de Alzheimer comenzó a usarse indistintamente para los casos de demencia degenerativa que presentaban lesiones cerebrales descritas como placas seniles y ovillos neurofibrilares, independientemente del grupo de edad en el que comenzaran los síntomas.
En 1984, un grupo de investigadores propuso unos criterios diagnósticos de la enfermedad de Alzheimer, que comenzaron a orientar la investigación y la actividad clínica en la atención de estos pacientes. Con el aumento sustancial de la esperanza de vida de la población mundial en las últimas décadas, la enfermedad de Alzheimer se ha convertido en un grave e importante problema de salud individual y colectiva, debido a la importante discapacidad que provoca en los pacientes, las influencias en familiares y cuidadores, además de los costos directos e indirectos que ocasiona.
Citoesqueleto
Además de participar en el desarrollo del sistema nervioso, el citoesqueleto está involucrado en procesos de plasticidad en el cerebro adulto. Las mutaciones en los genes que codifican los neurofilamentos o sus proteínas de unión pueden provocar la inhibición del transporte axona. Además, la acumulación anormal de neurofilamentos proteínas es una característica común de muchas enfermedades neurodegenerativas, como la enfermedad de la motoneurona humana.
La fosforilación es un mecanismo importante para regular la estructura y función de las proteínas del neurofilamento, ya que es a través de su estado de fosforilación que adquieren estabilidad y la capacidad de interactuar con otras proteínas del citoesqueleto.
El sistema microtubular es probablemente el más interesante en términos de desarrollo y función dendrítica, ya que son elementos esenciales para la elaboración de las ramas dendríticas. Bensimon y Chermat sugirieron que la desagregación microtubular podría estar directamente relacionada con el daño cognitivo observado en las enfermedades neurodegenerativas, ya que la administración crónica de colchicina en ratas provocó una desestabilización de los microtúbulos, lo que resultó en un déficit de aprendizaje similar al que ocurre en la enfermedad de Alzheimer. Además, se encontraron cambios en la memoria a largo plazo y una disminución de los picos dendríticos en el hipocampo en ratas tratadas con colchicina.
Síntomas
En nuestra investigación encontramos varios artículos que reportaban la fase de dos síntomas, e identificamos una variedad que la información sobre en qué etapa del Alzheimer variaba entre 3 y 7 etapas, por lo que decidimos dividirla en 3 etapas, las cuales son:
1) Inicial
Dura entre dos y cuatro años y, para los médicos, es considerada la fase más complicada de la enfermedad por la dificultad para realizar el diagnóstico y el desconocimiento por parte de la familia.
Desde el principio, es muy importante que los familiares comprendan y apoyen a la persona con Alzheimer, para que no se descuiden los cuidados.
La principal característica de la Etapa Temprana de la Enfermedad de Alzheimer es el olvido, pero también existen otros síntomas que pueden sugerirlo, lo que genera la necesidad de una evaluación específica: 
· Desorientación topográfica (cuando el paciente ya no puede reconocer o moverse a lugares familiares);
· Repita preguntas e historias con frecuencia;
· Dejar de comprar o pagar facturas;
· No alimente ni acicale a las mascotas.
Sin embargo, por ser sutiles, los síntomas pueden confundirse fácilmente con otras enfermedades (hipotiroidismo, depresión, diabetes, entre otras), con los efectos secundarios de algún medicamento, o incluso asociados con la confusión propia de la edad avanzada.
Para frenar los síntomas, los familiares deben fomentar la práctica de actividades que estimulen la memoria del anciano, como la lectura, el baile y los juegos de mesa.
2) Intermediario
Suele ser la fase más larga de la enfermedad de Alzheimer, con una duración de entre dos y 10 años. Se caracteriza por la manifestación de dificultades cognitivas, que limitan algunas funciones rutinarias y pueden ser causa deconfusión mental e incluso accidentes. También son frecuentes los casos de agresividad y apatía, que exigen a los familiares muestras de cariño y paciencia.
Síntomas comunes de la etapa moderada de la enfermedad de Alzheimer:
· Dificultad con tareas simples, como vestirse o cocinar;
· Pérdida más severa de la memoria reciente;
· Incapacidad para leer y escribir;
· No reconocimiento de personas cercanas.
Para evitar que los ancianos se lastimen (ya que las caídas en los ancianos pueden tener graves consecuencias), se deben tomar medidas de precaución, como hacer la casa más segura para las personas mayores, quitar alfombras e instalar barras de apoyo, por ejemplo. El uso de tecnologías asistivas, como los Sistemas Personales de Emergencia, también ayudan a mantener la autonomía de los enfermos de Alzheimer, ya que les permiten pedir ayuda en caso de emergencia de una forma práctica, rápida y sencilla.
3) Avanzado
Es la última etapa del Alzheimer antes de la muerte; y dura de uno a tres años. Para los familiares y cuidadores, es sin duda la fase más difícil, ya que lleva al anciano a una dependencia total. Paulatinamente, el paciente se va desconectando del mundo, al no reconocer a las personas más cercanas, como su esposa, hijos y nietos, y ni siquiera a sí mismo.
La Etapa Avanzada está marcada por los siguientes síntomas:
· Incapacidad para comunicarse verbalmente;
· Incontinencia urinaria y fecal;
· Dependencia para realizar la higiene personal;
· Alimentación por sonda o con ayuda de terceros.
Aunque no existe una cura para la enfermedad de Alzheimer, el tratamiento con medicamentos y terapias ayuda a minimizar los síntomas y es fundamental para que las personas mayores vivan con más calidad. El ejercicio físico, una buena alimentación y la presencia de familiares y amigos también producen efectos muy positivos en la salud de los enfermos de Alzheimer.
Desaceleración de los síntomas
1) Pídele ayuda a la persona con Alzheimer con las actividades de la cocina.
El ejercicio variará según el estadio de la enfermedad y el estado del paciente. Si la persona con Alzheimer todavía tiene buena vista, por ejemplo, un consejo es pedir ayuda con la buena recolección de frijoles. Es una actividad sencilla, pero requiere mucha atención.
Otras sugerencias de actividades en la cocina son: pedir ayuda para limpiar la mesa, revolver los ingredientes, enumerar juntos cuáles son los objetos necesarios para tener en la mesa del desayuno, pedir ayuda para organizar el cuaderno de recetas, ordenar la despensa y otros.
Si el paciente aún está en una etapa temprana, un consejo interesante es estimular los cálculos. Ejemplo: preguntar cuántas cucharas se necesitarán para el almuerzo, pedir ayuda para duplicar o reducir recetas y otros.
Es muy importante que la seguridad del paciente sea lo primero, y que el cuidador esté siempre pendiente de vidrios, objetos frágiles y pesados. Además, tenga cuidado con el suelo de la cocina, manteniéndolo seco y limpio en todo momento para evitar resbalones y caídas.
2) Udar Fotografía
Las fotografías son poderosos instrumentos de estimulación cognitiva! Mantenga siempre a la vista marcos de fotos y álbumes familiares, en la sala o en el dormitorio de la persona mayor, y utilícelos siempre para estimular.
Haz una selección de fotografías que hagan referencia a momentos importantes y personas queridas por el paciente, y déjalas a la vista. Felicite las fotos, pregunte sobre las personas en la imagen, sobre el lugar retratado, qué estaba pasando, cómo era en ese momento y otras cosas.
Lo importante es hacer que esa persona recree estos hechos en su mente, estimulando su memoria.
3) Estimular a través de la religiosidad de esa persona.
Si esa persona con Alzheimer tuviera alguna religión, explorarla puede ser muy beneficioso como estímulo cognitivo, además de despertar sentimientos como el apoyo, la aceptación y la paz, ligados a la fe.
Usemos un ejemplo práctico: supongamos que esta persona ha sido católica toda su vida. Lee la biblia con ella, habla de las escrituras, religión, invítala a rezar el rosario contigo, lee textos relacionados con la espiritualidad, invita a esa persona a ir a misa y otras cosas.
Además, dependiendo de la etapa de la enfermedad, si esa persona va a misa contigo, pídele que elija la ropa para ir a misa. La anima a pensar en qué atuendo sería apropiado para la ocasión.
Esto es válido para cualquier religión, basta con utilizar la creatividad y el repertorio religioso que ya tenía esta persona antes del Alzheimer.
4) Mantenga un calendario en el dormitorio
Llevar un calendario en la habitación de la persona con Alzheimer ayuda mucho en la localización espacio-temporal del paciente afectado por la enfermedad.
Lo ideal es que el calendario sea grande y esté ubicado en un lugar que se consulte todos los días.
Al despertar, pídale a la persona con Alzheimer que circule el número de hoy. Al final del día, pídale que haga una “x” sobre el número (para simbolizar que el día ha terminado). ¡Esta es una forma muy efectiva de localizar a la persona a tiempo!
5) Adquirir el hábito de nombrar objetos
Nombra los objetos, para que la persona pueda estar siempre en contacto con los nombres de estos objetos, y sobre todo, pídele que lo haga.
Recuerde siempre nunca hacer que la persona con Alzheimer se sienta “probada”. Hazlo todo de la forma más natural posible, siempre en un tono de ligereza, buen humor y sencillez.

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