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Vocabulario kleiniano 
 
El presente glosario reúne las definiciones de algunos conceptos 
centrales del pensamiento de Melanie Klein. 
 
Agresividad.- Los impulsos agresivos, íntimamente ligados a los libidinosos, constituyen 
un elemento radical y básico en la formación de la personalidad. Desde el principio el Yo se 
siente amenazado por el instinto de muerte, que es innato, provocándole gran ansiedad. La 
posibilidad de construir un mundo poblado de objetos agresivos que estimule la 
agresividad propia del niño, va a depender casi exclusivamente del quantum de instinto de 
muerte con el que devenga el niño. Cabe entender que este ‘casi’ deja una margen para 
admitir la posibilidad de que la agresividad infantil está también estimulada desde un 
entorno familiar ambiental. Por ejemplo, una madre o un padre particularmente hostiles 
hacia el niño pueden actualizar con inusual intensidad las fantasías destructivas del niño y, 
con ello, procurar un medio para la liberación del instinto de muerte (Klein, 1933). 
 
Aislamiento.- Mecanismo defensivo que "consiste en la disociación primaria entre 
vínculos de amor y vínculos agresivos. Tiende a apuntalarla y mantenerla, evitando que los 
pares disociados se unan en la fantasía o en la realidad pues dicha unión significaría la 
desorganización del yo fantaseada como caos o locura". (Piccolo). 
 
Ansiedad.- "Respuesta del yo a la actividad del instinto de muerte. Cuando el instinto de 
muerte es deflexionado, la ansiedad toma dos formas principales: paranoide y depresiva" 
(Segal, 1987:121). 
 
Ansiedad de castración.- "Ansiedad especialmente de tipo paranoide y se origina en la 
proyección que hace el niño de su propia agresión, pero puede contener también elementos 
depresivos, por ejemplo la ansiedad de perder el propio pene como órgano de reparación" 
(Segal, 1987:121). 
 
Ansiedad depresiva.- "Ansiedad motivada por la posibilidad de que la propia agresión 
aniquile o haya aniquilado al propio objeto bueno. Se la experimenta por el objeto y por el 
yo que, en identificación con el objeto, se siente amenazado. Se origina en la posición 
depresiva, cuando se percibe al objeto como objeto total y el bebé vivencia su propia 
ambivalencia" (Segal, 1987:121). 
 
Ansiedad paranoide.- "Ansiedad debida a la proyección del instinto de muerte en un 
objeto u objetos, a los que entonces se siente como perseguidores. La ansiedad se refiere a 
que estos perseguidores lleguen a aniquilar al yo y al objeto ideal. Se origina en la posición 
esquizoparanoide"( Segal, 1987:121). Según Rycroft (1976:32), Intenso temor a ser atacado 
por objetos 'malos', ya sea internos, internos proyectados o externos. Cuando se lo utiliza 
en su sentido estricto, kleiniano, está referido a la ansiedad que se infiere como el 
resultado de que el paciente proyecte en objetos sus propios impulsos destructivos". 
 
Ansiedad psicótica.- "Término usado generalmente por los analistas kleinianos para 
referirse a la ansiedad depresiva y paranoide (persecutoria). Estas dos formas son 
consideradas 'psicóticas' sobre dos bases: (a) se considera que surgen de niveles de la 
personalidad y de etapas del desarrollo en las que se originan las psicosis, esto es, la 
posición depresiva y la posición esquizoparanoide" (Rycroft, 1976:32). 
 
Anulación.- Defensa que "se apoya en el mecanismo de disociación, y como los otros 
mecanismos obsesivos [aislamiento y formación reactiva ] controla el vínculo agresivo con 
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el objeto. Apela a fantasías mágicoomnipotentes muy intensas, cuyo contenido es que una 
fantasía 'buena' o un acto 'bueno' pueden borrar, anular, otra fantasía o acto previo 
'agresivo'" (Piccolo). 
 
Complejo de Edipo temprano.- "Es la relación edípica tal como la experimenta el bebé 
al comienzo de la posición depresiva. Se la experimenta en términos pregenitales antes de 
alcanzarse la genitalidad" (Segal, 1987:121). El conflicto de Edipo aparece en el niño tan 
pronto como empieza a odiar el pene del padre y a querer copular con su madre 
destruyendo el pene que se imagina está en el interior de ella. Este estadio temprano del 
Edipo es común a ambos sexos. Klein indica que los estadios tempranos del Edipo y de la 
formación del Superyó se extienden aproximadamente desde la mitad del primer año hasta 
el tercero de vida del niño (Klein, 1935). 
 
Control omnipotente.- "El mecanismo de control omnipotente "es necesario, como 
defensa maníaca, para: a) negar la dependencia del objeto, el miedo a ser abandonado y la 
emergencia de agresión por este abandono, y b) satisfacer la fantasía de reparación total 
del objeto, mediante un yo que tiene poderes mágicos de reconstrucción. M. Klein afirma 
que el bebé necesita sentir que domina a los objetos internos externos no sólo para que no 
lo abandonen sino para que no se dañen entre sí" (Piccolo). 
 
Culpa.- "Doloroso reconocimiento de haber dañado al propio objeto u objetos amados. Se 
origina en la posición depresiva, cuando se experimenta ambivalencia hacia los padres 
percibidos como objetos totales. Los padres ambivalentemente amados introyectados 
durante la posición depresiva forman el núcleo del Superyó" (Segal, 1987:121). 
“Las tendencias de reparación y las fantasías son activadas por los sentimientos de 
culpabilidad y las angustias, que aparecen ya en el niño muy pequeño a causa de sus 
fantasías sádicas, de manera que las tres tendencias (agresión, sentimiento de culpa y 
reparación), en relación con los procesos tempranos de introyección, se conectan muy 
pronto íntimamente entre ellas” (Klein, 1935a:272). 
 
Defensa esquizoide.- Las defensas esquizoides "comprenden mecanismos de escisión 
del objeto, idealización, negación y control omnipotente. Tienen por finalidad defender al 
yo de intensos temores de aniquilación y muerte. Constituyen una configuración 
inseparable: la disociación supone mecanismos de idealización (tanto de la bondad como 
de la peligrosidad de los objetos), mecanismos de negación omnipotente (de las 
características persecutorias del objeto idealizado, y de la impotencia), y mecanismos de 
control omnipotente (del objeto idealizado, aliado del yo) del objeto persecutorio. Se 
analizan por separado con fines didácticos" (Piccolo). 
"Se desarrollan durante la posición depresiva como defensa contra la experiencia de 
ansiedad depresiva, culpa y pérdida. Se basan en la negación omnipotente de la realidad 
psíquica, y las relaciones objetales se caracterizan por triunfo, control y desprecio" (Segal, 
1987:122). 
 
Defensa maníaca.- “Las experiencias de repetida depresión e incluso de desesperación 
que acometen al bebé cuando siente que ha arruinado completa y irreparablemente a la 
madre y su pecho se le hace intolerable, y el yo utiliza todas las defensas disponibles para 
evitarlas. Estas defensas pertenecen a dos categorías: reparación y defensas maníacas. 
Cuando se pueden manejar las ansiedades depresivas mediante la movilización de deseos 
reparatorios, dichas ansiedades conducen a un mayor desarrollo del yo” (Segal H, 
1987:85). 
 
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Depresión.- "Estado de ánimo en que se experimentan parcial o totalmente los dolorosos 
sentimientos de la posición depresiva. Puede ser una reacción normal a experiencias de 
pérdida, o una reacción patológica de carácter neurótico o psicótico" (Segal, 1987:122). 
 
Desplazamiento.- "Subyace a este mecanismo la necesidad de disociar el vínculo 
agresivo del vínculo amoroso con el objeto, proyectando ambos en los objetos externos. Las 
características persecutorias adjudicadas al objeto externo odiado son trasladadas 
(desplazadas) a otro u otros objetos externos que pasan a ser temidos y evitados en tanto 
son depositarios de fantasías agresivas. Este es el mecanismo latente de las fobias" 
(Piccolo). 
 
Envidia temprana.- "El bebé la experimenta principalmente hacia el pecho que lo 
alimenta. Es posiblemente la primera manifestación externa del instinto de muerte, ya que 
ataca a lo que se siente como la fuente de vida". Si la envidia temprana setorna excesiva, 
pasa a ser un factor de consideración psicopatológico (Segal, 1987:122). 
“Se debe diferenciar la envidia temprana de los celos y de la voracidad. Los celos se basan 
en el amor y su objetivo es poseer al objeto amado y excluir a su rival. Corresponden a una 
relación triangular y por consiguiente a una época de la vida en que se reconoce y 
diferencia claramente a los objetos. La envidia, en cambio, es una relación de dos partes en 
que el sujeto envidia al objeto por alguna posesión o cualidad; no es necesario que ningún 
otro objeto viviente intervenga en ella. Los celos son necesariamente una relación de objeto 
total, mientras que la envidia se experimenta esencialmente en función de objetos 
parciales, aunque persista en relaciones de objeto total” (Segal H, 1987:44). 
 
Escisión.- "Puede implicar al yo y al objeto. La primera escisión se hace entre Yo bueno y 
Yo malo, y entre objeto bueno y objeto malo. La deflexión del instinto de muerte implica la 
escisión entre la parte que se siente conteniendo los impulsos destructivos y la parte que se 
siente conteniendo la libido" (Segal, 1987:122). La escisión del objeto parcial en un objeto 
bueno y malo constituye el primer modo de defensa contra la angustia. El objeto total será 
igualmente escindido (madre 'buena' y madre 'mala', etcétera) (Laplanche J y Pontalis J, 
1981:262). 
El yo no puede escindir al objeto (interno y externo) si él mismo no se escinde. Cuanto más 
siente que el objeto está hecho pedazos, más está el yo en peligro de escindirse. Las 
fantasías del niño de escindir al objeto y al yo, son para él muy reales, e influyen en su 
desarrollo ulterior (Klein, 1946). 
 
Esquizoide, relación objetal.- La violenta escisión del yo y la excesiva proyección 
hacen que la persona hacia la cual se dirigen esos procesos, sea sentida como perseguidor. 
Como la parte odiada del yo se dirige hacia la persona amada, eso también genera culpa, 
pero una culpa desviada hacia el otro. Otro rasgo de la relación objetal esquizoide, es su 
naturaleza narcisista: al proyectarse el ideal del yo en otra persona, ésta es amada y 
admirada, pues contiene partes del propio yo. Lo mismo pasa al proyectarse aspectos 
malos en el otro, pues también contiene partes del propio yo, aunque sean malos. 
Cuando estas proyecciones son excesivas, crean rasgos obsesivos por controlar al objeto. 
También puede ocurrir una reparación, ante la culpa de estar destruyendo partes del 
propio yo proyectados en el otro. Otro rasgo de la relación esquizoide, es su artificialidad y 
falta de espontaneidad (Klein, 1946). 
 
Fantasía.- Las fantasías son el contenido primario de los procesos mentales inconcientes. 
Las fantasías inconcientes se refieren primeramente a cuerpos y representan fines 
instintivos hacia los objetos. Estas fantasías son, en primer lugar, los representantes 
psíquicos de instintos libidinales y destructivos; desde el comienzo de su desarrollo se 
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elaboran también como defensas y como realizaciones de deseos y contenidos de ansiedad. 
Las fantasías inconcientes ejercen una influencia continua durante toda la vida, tanto en el 
normal como en el neurótico, estando la diferencia en el carácter específico de las fantasías 
dominantes, en el deseo o ansiedad asociados a ellas y en la interrelación mutua entre ellas 
y con la realidad externa (Isaacs S, 1974). 
“Las funciones de la fantasía son múltiples y complicadas, y la fantasía tiene un aspecto 
defensivo que se debe tener en cuenta. Como el objetivo de la fantasía es satisfacer 
impulsos instintivos prescindiendo de la realidad externa, se puede considerar que la 
gratificación proveniente de la fantasía es una defensa contra la realidad externa de la 
privación. 
Es, sin embargo, más que eso: es también una defensa contra la realidad interna. Cuando 
el sujeto hace una fantasía de realización-dedeseos, no está evitando solamente la 
frustración y el reconocimiento de una realidad externa displacentera; también está (lo que 
es incluso más importante) defendiéndose contra la realidad de su propia hambre y de su 
ira, o sea, contra su realidad interna. Además, algunas fantasías se pueden utilizar como 
defensa contra otras fantasías maníacas, cuya finalidad principal es impedir que aparezcan 
subyacentes fantasías depresivas (Segal H, 1987:22). 
 
Formación reactiva.- Esta defensa "responde a la necesidad de mantener una 
disociación entre el vínculo de amor y el vínculo agresivo establecidos con el objeto, 
reforzando el primero y manteniendo bajo control al segundo. Si bien como mecanismo 
está basado en una relación divalente (disociación) corresponde evolutivamente a logros 
de la etapa depresiva. Supone preocupación por el daño hecho al objeto y miedo a no poder 
repararlo" (Piccolo). 
 
Idealización.- "Mecanismo esquizoide vinculado con la escisión y la negación. Se niegan 
las características indeseables del objeto, y el bebé proyecta en él su propia libido. Aunque 
pertenece primordialmente a la posición esquizo-paranoide, la idealización puede formar 
parte de las defensas maníacas contra ansiedades depresivas"(Segal, 1987:122). 
 
Identificación.- "Se la considera siempre un resultado de procesos introyectivos y 
proyectivos" (Segal, 1987:122). 
 
Identificación introyectiva.- "El resultado de la introyección del objeto en el yo, el cual 
se identifica entonces con algunas de sus características, o con todas"(Segal, 1987:122). 
 
Identificación proyectiva.- "El resultado de la proyección de partes del Yo en un objeto. 
Puede tener como consecuencia que se perciba al objeto como habiendo adquirido las 
características de la parte proyectada del Yo, pero también puede resultar en que el Yo 
llegue a identificarse con el objeto de su proyección" (Segal, 1987:122). "Mecanismo que se 
traduce por fantasías donde el sujeto introduce su propia persona, en su totalidad o en 
parte, en el interior del objeto para dañarlo, poseerlo y controlarlo" (Laplanche J y Pontalis 
J, 1981:189). 
Término de la escuela kleiniana. El instinto de muerte debe ser deflexionado para no 
destruir al bebé. En parte es convertido en agresión y en parte es proyectado. La 
identificación proyectiva tiene mucha relación con la posición esquizo-paranoide. 
Fantásticamente se proyectan en el cuerpo de la madre partes escindidas del sujeto, con el 
fin no solo de controlar in situ los ataques de la madre sino también de dañarla. La 
venganza esperada es fuente de ansiedad (Székely, 2000). 
 
Identificación proyectiva patológica.- Término de la escuela kleiniana. El Yo, o partes 
del Yo, se desintegran en pequeños fragmentos. Éstos se proyectan en el objeto y se 
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desintegran. Surgen entonces objetos extraños (Székely, 2000). La identificación 
proyectiva patológica "resulta de la desintegración diminuta del Yo o de partes del Yo, que 
luego se proyectan en el objeto y se desintegran; tiene como consecuencia la creación de 
'objetos extraños'"(Segal, 1987:123). 
 
Introyección.- Según Susan Isaacs, la introyección y la proyección son la base de la vida 
de la fantasía. La proyección y la introyección, son formas particulares de acción de la vida 
mental, como medio para manejar tensiones y conflictos internos. Esos mecanismos están 
ligados a fantasías, como por ejemplo la fantasía de incorporación con el mecanismo de 
introyección (Isaacs S, 1974). 
 
Juego.- as especiales características primitivas de los niños requieren una técnica especial 
adaptada a ellos: el análisis de sus juegos. Gracias a ella podemos alcanzar experiencias y 
fijaciones más profundas, lo que a su vez sirve para influir sobre su desarrollo. En el 
análisis del juego se mantiene la transferencia y la resistencia, la represión y sus efectos, la 
amnesia, la compulsión a la repetición y el descubrimiento de la escena primaria, todos 
elementos que había preconizado Freud para cualquier tratamiento analítico (Klein, 1926). 
 
Mundo interno.- "Resulta de la actividad de la fantasía inconciente, en la que se 
introyectan objetosy se construye dentro del yo un mundo interno complejo. En el mundo 
interno se siente a los objetos internos en relación dinámica los unos con los otros y con el 
yo" (Segal, 1987:123). 
 
Narcisismo.- “Para Melanie Klein no es necesario hablar de fase narcisista ni de 
narcisismo primario, sino sólo de “estados narcisistas” definidos por un retorno de la 
libido sobre los objetos introyectados. Este retorno de la libido sobre el yo caracteriza al 
narcisismo secundario” (Virel, 1985:201). 
 
Negación.- "Durante la etapa depresiva, la negación y el control omnipotente forman 
parte de las defensas maníacas frente a la persecución y al dolor. La negación se propone 
negar tanto la destrucción del objeto como los sentimientos de dolor, dependencia y 
necesidad del yo. Está unida a la fantasía de controlar el objeto, negando el temor a la 
separación y la dependencia, y favoreciendo las fantasías de reparación omnipotente del 
objeto. Esto siempre implica una privación para el yo, en la medida en que limita su 
capacidad de conocimiento. Los mecanismos de negación tienden a desconocer la realidad 
psíquica (el insight adquirido acerca de la agresión, la valoración del objeto y el temor a 
atacarlo), y las partes de la realidad externa acordes a sus conflictos (negación del 
abandono, de situaciones que producen frustración y tristeza, del miedo al alejamiento de 
la madre real, etcétera)" (Piccolo). 
La negación y el control omnipotente "son mecanismos que responden a la impotencia del 
yo frente a sus impulsos destructivos y a estos impulsos proyectados en el objeto. La 
negación como proceso defensivo tiene por finalidad no ver aquellos aspectos del yo o del 
objeto que aterrorizan, y responde a la fantasía de que aquello que no se ve, no existe, y por 
lo tanto no implica peligro” (Piccolo). 
 
Neurosis.- La escuela kleiniana considera "que los orígenes de las neurosis están en el 
primer año de vida y no en los primeros años, como indica el psicoanálisis clásico, y que 
consiste en fracasos en el intento de pasar a través de la 'posición depresiva' y no en una 
fijación en una variedad de etapas a través de la niñez. 
Como resultado, la posición depresiva desempeña el mismo papel en la teoría kleiniana 
que el complejo de Edipo en la teoría clásica" (Rycroft C, 1976:73). 
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Klein explica que la neurosis infantil es un conjunto de procesos donde las ansiedades 
psicóticas son ligadas, elaboradas y modificadas. Comienza en el primer año y termina al 
comienzo del periodo de latencia, cuando se logran modificar las ansiedades tempranas. 
Muchos factores interactúan para modificar dicha ansiedades: el juego, el lenguaje, el 
progreso intelectual, las habilidades físicas, el incremento de las sublimaciones, la 
ampliación de las relaciones objetales, etcétera (Klein, 1985). 
 
Objeto bueno.- "El término objeto parcial bueno se aplica generalmente al pecho o pene 
tal como se lo experimenta en la posición depresiva en relación con experiencias buenas. 
Se siente al objeto bueno como fuente de vida, amor y bondad, pero no es ideal. Se 
reconocen sus malas cualidades y en contraste con el objeto ideal, puede ser 
experimentado como frustrante; se lo siente vulnerable a los ataques, y por consiguiente se 
lo suele sentir dañado o destruido. 
Se siente que el pecho bueno y el pene bueno pertenecen respectivamente a la madre 
buena y al padre bueno, pero se los puede experimentar antes de que se establezca 
plenamente la relación de objeto total" (Segal, 1987:123). 
Junto al objeto malo, son los primeros objetos pulsionales, parciales o totales, tal como 
aparecen en la vida de fantasía del niño. La cualidad de 'bueno' se le atribuye, no 
solamente por su carácter gratificador, sino sobre todo porque sobre él se proyectan las 
pulsiones libidinales del sujeto. 
Objetos buenos y malos se hallan sometidos a los procesos de introyección y proyección 
(Laplanche J y Pontalis J, 1981:262). 
 
Objeto extraño.- "Son el resultado de identificaciones proyectivas patológicas, en las que 
se percibe al objeto escindido en pequeños fragmentos, conteniendo cada uno una parte 
proyectada del Yo. A estos objetos extraños se los siente cargados de mucha hostilidad" 
(Segal, 1987:123). 
 
Objeto ideal.- "Pecho o pene. Es experimentado por el bebé durante la posición esquizo-
paranoide como resultado de la escisión y de la negación de persecusión. El bebe atribuye 
todas sus experiencias buenas, reales o fantaseadas, a este objeto ideal al que anhela 
poseer y con el que ansía identificarse"(Segal, 1987:123). 
 
Objeto interno.- "Objeto introyectado en el yo"(Segal, 1987:123). 
 
Objeto malo.- "O persecutorio. Es experimentado como resultado de la escisión ocurrida 
durante la posición esquizo-paranoide. El bebe le proyecta toda su hostilidad y a su 
actividad atribuye toda experiencia mala"( Segal, 1987:123). 
Junto al objeto bueno, son los primeros objetos pulsionales, parciales o totales, tal como 
aparecen en la vida de fantasía del niño. La cualidad de 'malo' se le atribuye, no solamente 
por su carácter frustrante, sino sobre todo porque sobre ellos se proyectan las pulsiones 
destructivas del sujeto. Objetos malos y buenos se hallan sometidos a los procesos de 
introyección y proyección (Laplanche J y Pontalis J, 1981:262). 
 
Objeto parcial.- "Objetos característicos de la posición esquizoparanoide. El primer 
objeto parcial que experimenta el bebé es el pecho. Pronto experimenta otros objetos 
parciales, ante todo, el pene" (pág. 123). Objetos parciales son: el objeto ideal (pecho o 
pene), el objeto malo (o persecutorio), y el objeto bueno (Segal, 1987). 
"El objeto parcial (pecho, pene) se halla escindido en un objeto 'bueno' y un objeto 'malo', 
constituyendo esta escisión el primer modo de defensa contra la angustia" (Laplanche J y 
Pontalis J, 1981:262). 
 
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Objeto perseguidor.- "Son objetos en los que se ha proyectado parte del instinto de 
muerte. Originan ansiedad paranoide" (Segal, 1987:124). 
 
Objeto total.- "Se refieren a la percepción del otro como persona. La percepción de la 
madre como objeto total caracteriza la posición depresiva. El objeto total es lo opuesto 
tanto del objeto parcial como de los objetos escindidos en partes ideales y persecutorias. La 
ambivalencia y la culpa se experimentan en relación con objetos totales" (Segal, 1987:124). 
 
Padres combinados.- "Imagen fantaseada de los padres combinados en coito. Se origina 
cuando no se diferencia al padre de la madre y se siente su pene como parte del cuerpo de 
la madre. Cuando surgen ansiedades edípicas esta fantasía se reactiva regresivamente 
como medio de negar el coito parental. Por lo general se la experimenta como figura 
terrorífica" (Segal, 1987:124). Segal H, “Introducción a la obra de Melanie Klein”, Buenos 
Aires, Paidós, 1987, pág. 124. "La imago de los padres acoplados designa una teoría sexual 
infantil que se expresa en diversas fantasías que representan a los padres como unidos en 
una relación sexual ininterrumpida: la madre conteniendo el pene del padre o al padre en 
su totalidad; el padre conteniendo el pecho de la madre o a la madre en su totalidad; los 
padres inseparablemente confundidos en un coito. Se trataría de fantasías muy arcaicas e 
intensamente ansiógenas" (Laplanche J y Pontalis J,1981:192). 
La expresión “imago de los padres acoplados fue introducida por M. Klein para designar 
una imagen fantaseada experimentada por lo general como figura terrorífica que 
representa a los padres combinado con un coito ininterrumpido: la madre, conteniendo el 
pene del padre o al padre en su totalidad: el padre, conteniendo el pecho de la madre o a la 
madre en su totalidad. Esta fantasía de los padres combinados, en la que no se diferencia 
completamente el padre de la madre, juega un papel importante en el Complejo de Edipo 
temprano y se reactiva regresivamente como medio de negar la relación sexual entre los 
padres en etapas posteriores (Székely, 2000). 
 
Posición.- "Término utilizado por la teoríakleiniana para describir ciertas 
configuraciones de las relaciones con los objetos y de la distribución de la libido, a través 
de las cuales pasa el individuo durante su desarrollo. Las dos posiciones que han sido 
establecidas en esta teoría son la esquizo-paranoide y la depresiva, pese a que se hacen 
referencias, también, a una posición maníaca. El concepto tiene afinidades con el concepto 
clásico de 'etapa del desarrollo libidinal', pero difiere en el sentido de que hace referencia a 
pautas de fantasía y de relaciones con los objetos antes que al apego a un objeto en 
particular y a la zona erógena. Ambas posiciones ocurren en el primer año de vida, durante 
la etapa oral de la teoría clásica" (Rycroft C, 1976:90). 
 
Posición depresiva.- "Comienza cuando el bebé reconoce a su madre como objeto total. 
Es una constelación de relaciones objetales y ansiedades caracterizada por la experiencia 
del bebe de atacar a una madre ambivalentemente amada y de perderla como objeto 
externo e interno. Esta experiencia origina dolor, culpa y sentimientos de pérdida" (Segal, 
1987:124). 
"Tipo de relaciones de objeto consecutivo a la posición paranoide; comienza alrededor del 
cuarto mes y se supera progresivamente en el curso del primer año, aún cuando pueda 
encontrarse también en el curso de toda la infancia y reactivarse en el adulto, 
especialmente en el duelo y en los estados depresivos. Se caracteriza por los siguientes 
rasgos: el niño es, en lo sucesivo, capaz de aprehender a la madre como objeto total; se 
atenúa la escisión entre objeto 'bueno' y 'malo', las pulsiones libidinales y hostiles tienden a 
relacionarse con el mismo objeto; la angustia llamada depresiva se refiere al peligro 
fantaseado de destruir y perder a la madre a consecuencia del sadismo del sujeto; esta 
angustia es combatida mediante diversos modos de defensa (defensas maníacas o defensas 
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más adecuadas: repartición, inhibición de la agresividad) y se supera cuando el objeto 
amado es introyectado en forma estable y aseguradora" (Laplanche J y Pontalis J, 
1981:276-277). 
"Posición alcanzada en su esquema de cosas por el bebé (o por el paciente en análisis) 
cuando advierte que tanto su amor como su odio están dirigidos hacia el mismo objeto -la 
madre-, tiene conciencia de su ambivalencia y se interesa por protegerla de su odio y para 
llevar a cabo la reparación por el daño que ha causado su odio. Como el sistema de Klein 
incluye el instinto de muerte y hostilidad innata hacia la madre y la envidia de ella, se 
concibe que esta crisis desempeña un papel esencial en el desarrollo de cada bebé, al 
margen de la cualidad de los cuidados maternales, y su resultado, según se sostiene, 
determina todo el desarrollo posterior. Se considera que las personas saludables y 
neuróticas han pasado por la posición depresiva, que las personas con problemas 
depresivos están fijado en ella y que las personas con problemas esquizoides y paranoides 
no han logrado alcanzarla" (Rycroft, 1976:90). "La posición depresiva desempeña el mismo 
papel en la teoría kleiniana que el complejo de Edipo en la teoría clásica" (Rycroft, 
1976:73). 
Para la teoría kleiniana, la posición depresiva es consecutiva a la esquizo-paranoide que 
comienza alrededor de los cuatro meses de vida, cuando el bebé reconoce a su madre como 
objeto total. Es una constelación de relaciones objetales y ansiedades caracterizada por la 
experiencia del bebé de atacar a una madre ambivalentemente amada y de perderla como 
objeto externo e interno. Esta experiencia origina dolor, culpa y sentimiento de pérdida. 
Puede reactivarse en el adulto, especialmente en el duelo y los estados depresivos (Székely, 
2000). 
 
Posición esquizoparanoide.- "La primera fase del desarrollo. Se caracteriza por la 
relación con objetos parciales, el predominio de escisión en el yo y en el objeto, y la 
ansiedad paranoide" (Segal, 1987:124). 
"Modalidad de las relaciones de objeto específica de los cuatro primeros meses de la 
existencia, pero que puede volver a encontrarse durante la infancia y, en el adulto, 
especialmente en los estados paranoico y esquizofrénico. Se caracteriza por los siguientes 
rasgos: las pulsiones agresivas coexisten desde un principio con las pulsiones libidinales y 
son singularmente intensas; el objeto es parcial (principalmente el pecho materno) y se 
halla escindido en dos: el objeto 'bueno' y el objeto 'malo'; los procesos psíquicos que 
predominan son la introyección y la proyección; la angustia, intensa, es de naturaleza 
persecutoria (destrucción por el objeto 'malo')" (Laplanche J y Pontalis J, 1981:278). 
"Configuración psíquica postulada por Melanie Klein y donde el individuo lucha con sus 
impulsos destructivos por medio de (a) la escisión, tanto de su yo como de las 
representaciones de objetos en partes buenas y malas, y (b) una proyección de sus 
impulsos destructivos sobre el objeto malo por el cual se siente perseguido. Según Klein, la 
posición esquizoparanoide constituye el primer intento del infante para dominar su 
instinto de muerte y precede a la posición depresiva. El fracaso ante el intento de 
abandonar la posición esquizo-paranoide (esto es, de alcanzar la posición depresiva) es 
responsable" de muchos trastornos, entre ellos los obsesivos (Rycroft, 1976:90). 
 
Proyección.- No solo la escisión sino la introyección y la proyección, son mecanismos 
defensivos primarios del yo contra la ansiedad. La proyección desvía hacia fuera el instinto 
de muerte, librando así al yo de lo peligroso y malo. Lo mismo pasa como defensa con la 
introyección del objeto bueno. Lo ideal sería un equilibrio entre proyección e introyección: 
el predominio excesivo de uno u otro mecanismo, es anormal. De todas formas ambos 
interactúan: por ejemplo, una excesiva proyección puede provocar una excesiva 
introyección (Klein, 1946). 
 
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Realidad psíquica.- "La experiencia de la realidad psíquica es la experiencia del propio 
mundo interno, incluyendo la experiencia de impulsos y los objetos internos". El sentido 
de realidad "es la capacidad de experimentar la realidad psíquica como tal y de 
diferenciarla de la realidad externa. Implica la experiencia simultánea y la correlación de 
los mundos interno y externo" (Segal, 1987:124). 
 
Reparación.- "Actividad del yo dirigida a restaurar un objeto amado y dañado. Surge 
durante la posición depresiva como reacción a ansiedades depresivas y a la culpa. La 
reparación se puede usar como parte del sistema de defensas maníacas, en cuyo caso 
adquiere las características maníacas de negación, control y desprecio" (Segal, 1987:124). 
La reparación es el "mecanismo en virtud del cual el sujeto intenta reparar los efectos de 
sus fantasmas destructores sobre su objeto de amor. Este mecanismo va ligado a la 
angustia y a la culpabilidad depresivas: la reparación fantasmática del objeto materno, 
externo e interno, permitiría superar la posición depresiva asegurando al yo una 
identificación estable con el objeto benéfico" (Laplanche J y Pontalis J, 1981:365). 
 
Represión.- La represión "fenoménicamente se manifiesta como 'lagunas' en el pensar, 
sentir o verbalizar. Es el olvido no intencional de hechos, fantasías, ocurridos en la realidad 
externa o interna. Implica la necesidad de mantener disociados (olvidados) aspectos del 
vínculo objetal vividos como conflictuales o peligrosos. Está relacionado en parte con el 
mecanismo de negación (responde a la fantasía 'necesito no conocer tal aspecto mío y del 
objeto; si no lo conozco no existe'). Supone el mecanismo de disociación, aunque es más 
evolucionado y adaptativo que la disociación". Dentro de la teoría kleiniana en la evolución 
normal “la represión es la heredera del mecanismo de disociación, y se hace posible como 
resultado de la elaboración de la etapa depresiva" (Piccolo). 
 
Salud.- "Se considera que las personas saludables y neuróticas han pasado por la posición 
depresiva, que las personas con problemas depresivos están fijados en ella y que laspersonas con problemas esquizoides y paranoides no han logrado alcanzarla" habiendo 
quedado estas últimas fijadas a la posición esquizoparanoide (Rycroft, 1976:90), 
“La evolución normal del individuo y de su capacidad de amor parecen basarse 
ampliamente en el grado en el cual el yo temprano logró elaborar y superar la posición 
depresiva. En último término, ello parece depender de la capacidad del yo de modificar 
suficientemente sus situaciones de angustia primitivas y sus mecanismos de defensa y de 
desarrollar así nuevos mecanismos de defensa, que llevan a una confianza mayor y más 
estable en la bondad de sus objetos internalizados y reales…” (Klein, 1935a). 
 
Superyó.- "Según la escuela de M. Klein existiría, desde la fase oral, un superyó que se 
formaría por introyección de objetos 'buenos' y 'malos' y que el sadismo infantil, que 
entonces se encuentra en su acmé, haría particularmente cruel" (Laplanche J y Pontalis J, 
1981:421). "Los padres ambivalentemente amados introyectados durante la posición 
depresiva forman el núcleo del superyó" (Segal, 1987:122). 
 
Superyó temprano.- Klein llama “estadios tempranos de la formación del superyó” a las 
primeras identificaciones que hace el niño, lo mismo que ocurre en los estadios tempranos 
del Edipo. El superyó temprano es muy cruel, pues se forma bajo la supremacía del 
sadismo. Las amenazas del superyó temprano contra ello y sus impulsos, contienen la 
totalidad de las fantasías sádicas que fueron dirigidas hacia el objeto, así que ahora cada 
una de ellas se vuelve contra el yo (Klein, 1935). 
 
Voracidad.- El objetivo de la voracidad es poseer todo lo bueno que pueda extraerse del 
objeto, sin considerar las consecuencias. Esto puede tener por consecuencia la destrucción 
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del objeto, arruinándose lo que tenía de bueno, pero la destrucción es contingente y no el 
fin que se buscaba. El fin es adquirir lo bueno a toda costa. En la envidia el objetivo es ser 
uno mismo tan bueno como el objeto, pero cuando esto se siente imposible, el objetivo se 
convierte en arruinar lo bueno que posee el objeto para suprimir la fuente de envidia” 
(Segal H, 1987:44). 
 
Yo temprano.- El yo temprano (en oposición a Glover y Fairbairn y en coincidencia con 
Winnicott) carece de cohesión y alterna tendencia a integrarse y a desintegrarse. Desde el 
principio el yo tiene como una de sus funciones hacer frente a la ansiedad persecutoria, 
vivenciada como miedo a un objeto incontrolable. Tal ansiedad surge del instinto de 
muerte, del trauma del nacimiento (ansiedades de separación) y de la frustración de 
necesidades corporales. El niño siente que el causante es un objeto externo, objeto que 
luego se introyecta (perseguidor interno) lo cual refuerza el temor a los impulsos 
destructivos internos. Frente a la ansiedad el yo temprano desarrolla defensas. El impulso 
destructivo es proyectado en parte hacia fuera, hacia el pecho materno. Otra parte de dicho 
impulso permanece ligado internamente. Bajo la presión de estos temores el yo tiende a 
hacerse pedazos. Cabe suponer que el yo temprano también sufre una escisión como 
respuesta a la ansiedad primaria de ser aniquilado por una fuerza destructiva interior. Esta 
es la base de los procesos esquizofrénicos (Klein, 1946). 
 
Pablo Cazau (2001) 
 
Bibliografía consultada 
Isaacs Susan (1974) Naturaleza y función de la fantasía. En Klein M, Obras completas. Buenos Aires: Paidós-
Hormé, Vol III. 
Klein M (1926) Principios psicológicos del análisis infantil. Artículo incluido en Obras Completas, tomo 2. 
Buenos Aires: Paidós-Hormé, 1986. 
Klein M (1933) El desarrollo temprano de la conciencia en el niño. Incluído en Klein M, Obras Completas 
Tomo II. Buenos Aires, Paidós, 1974. 
Klein M (1935) Primeros estadios del conflicto de Edipo y de la formación del superyó. Artículo incluido en 
Klein M, Obras completas. Buenos Aires: Paidós. 
Klein M (1935a) Contribución a la psicogénesis de los estados maníacodepresivos, incluido en Obras 
Completas Klein M (Volumen I: Amor, culpa y reparación). Buenos Aires: Paidós. 
Klein Melanie (1946) Nota sobre algunos mecanismos esquizoides. Artículo incluido en Klein M, Obras 
Completas, Tomo 3. Buenos Aires: Editorial Paidós, 1983. 
Klein M (1985) Algunas conclusiones teóricas sobre la vida emocional del lactante. En Obras Completas, 
Tomo 3. Buenos Aires: Paidós. 
Laplanche J y Pontalis J (1981) Diccionario de psicoanálisis. Barcelona: Labor. 3° ed. 
Piccolo E Defensas en los tests gráficos. Buenos Aires: Editorial Paidós. 
Rycroft C (1976) Diccionario de psicoanálisis. Buenos Aires: Paidós. 
Segal H (1987) Introducción a la obra de Melanie Klein. Buenos Aires: Paidós. 
Székely B (2000) Diccionario de Psicología. Buenos Aires: Editorial Claridad. 
Virel A (1985) Vocabulario de las psicoterapias. Barcelona: Gedisa.

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