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EL CASO Y LA REFERENCIA NOMINAL 
 
Marta Luján 
 
The University of Texas at Austin 
 
0. Introducción 
Al hablar de correferencia y anti-correferencia es tradicional pensar en los pronombres 
personales, en particular, las formas del pronombre de 3ra. Persona y su relación respecto 
de un posible antecedente. La relación está condiciona por la forma reflexiva vs. 
irreflexiva del pronombre. Esta perspectiva tradicional se formaliza en los principios de 
Binding, como módulo separado del modelo de gramática universal de Chomsky (1981). 
Existen otros fenómenos de correferencia que, también siguiendo la tradición, la 
gramática generativa considera por separado, como fenómenos de elipsis, que presuponen 
estructuras coordinadas con porciones repetidas a borrarse total o parcialmente, bajo 
condiciones de identidad total o parcial. Así, la gramática generativa moderna continúa la 
perspectiva de la gramática tradicional, que etiquetaba como fenómenos de anáfora todo 
lo relacionado al pronombre de 3ra. Persona, y como fenómenos de elipsis las estructuras 
que no involucran el pronombre personal, sino otras categorías (funcionales) con valor 
pronominal. 
A partir de la teoría de huellas en la década de los 70’s, se reconoció la semejanza 
de la relación con un antecedente de la huella originada por el movimiento sintáctico, por 
un lado, y la relación del pronombre reflexivo o irreflexivo respecto de un antecedente, 
por el otro.1 Desde entonces se ha intentado asimilar las condiciones de Binding a las de 
Movimiento (Move), ya sea, re-interpretando Move en términos de Binding,2 o más 
comúnmente, re-analizando las condiciones de Binding como condiciones de Move.3 De 
este modo, se generalizan las propuestas en términos de Movimiento que unifican las 
estructuras de ‘control’ con las regidas por el Principio A de Binding.4 Existen además 
propuestas más recientes que generan por medio de Movimiento incluso las estructuras 
de ‘pronombre-antecedente’ relacionadas con el Principio B de Binding.5 
Este trabajo comparte en el intento de eliminar el módulo de Binding, pero difiere 
en que no apela al Movimiento, ni a ningún mecanismo especial. Se trata de unificar los 
datos que los principios de Binding separan utilizando un análisis sobre la base de los 
 
1 Se equiparaba la huella de DP con el pronombre reflexivo y la de una forma-wh con el pronombre 
personal. 
2 Véase Fiengo (1977: 53). 
3 Lebeaux (1983) y Chomsky (1986: 175) son intentos tempranos. 
4 Véase O’Neil (1995, 1997), Hornstein (1999, 2001). 
5 Para Kayne (2002) el antecedente y el pronombre pertenecen juntos en un mismo constituyente y se 
separan después por Move (o re-Merge). En el Programa Minimalista Move se re-analiza a su vez como 
Merge (Fusión), operación que construye expresiones ‘fundiendo’ dos expresiones o formas en una. 
 2 
contrastes morfológicos del sistema de Casos, siguiendo el espíritu de las propuestas 
originales de Burzio (1989,1991). Conjuntamente, se asume el análisis inicial de Abney 
(1987) sobre la estructura del SD(eterminante), como encabezada por el D(eterminante), 
y en la que se equipara el artículo con el D transitivo (o D+Complemento), como se 
ilustra en (a), y el PRON(ombre) con el D intransitivo (D escueto o D sin complemento), 
como se ve en (b):6 
 
(1) a. [SD [D las [SN niñas ] ] 7 
 b. [SD [D ellas ] ] 
 
En trabajos previos sostengo estas estructuras en oposición a las que incorporan 
categorías nulas (Ø) como complemento del D intransitivo o PRON(ombre).8 Basándome 
en las conclusiones semánticas y estructurales de Bosque y Moreno (1990) para los 
sintagmas encabezados por el PRON neutro lo, en Luján (2007) he mantenido esta 
perspectiva estructural del D transitivo e intransitivo para todo tipo de D, incluyendo los 
cuantificadores. En general, he seguido y ahondado la hipótesis original de Bello en su 
doble faz de (i) identificar todo D con un PRON y (ii) atribuir la capacidad de relacionarse 
con un antecedente (=anaforicidad) a todo tipo de D, sin excepción.9 El valor pronominal 
del D es lo que posibilita las lecturas anafóricas de los sintagmas sin un N(ombre) 
aparente y que, a mi ver, hacen innecesarios tanto los elementos nulos como los procesos 
de elipsis en la estructura nominal.10 
La generalización de la función anafórica unifica a la vez que extiende el área de las 
estructuras de pronombre-antecedente. Al mismo tiempo, obliga a re-examinar/cuestionar 
la interpretación tradicional de la relación entre pronombre y antecedente, o ‘relación 
anafórica’, como también las bases semánticas de dicha relación. Se verá que la relación 
de pronombre-antecedente no requiere tampoco ningún elemento adicional o especial, 
pues las nociones básicas de ‘pertenencia’ e ‘inclusión’ de la teoría de conjuntos, que se 
necesitan para la interpretación del SD aislado, son suficientes para interpretar el SD que 
depende de un antecedente contextual. 
En lo que sigue se examina primero los principios de Binding, la anaforicidad del D 
y las nociones semánticas necesarias y suficientes para la interpretación de la referencia 
nominal, en todas sus variedades. Se examina y destaca el valor relacional de la anti-
correferencia y, en general, la función relacional del D como ligatura discursiva, de 
 
6 Estas ideas estructurales aparecen en la gramáticas clásicas y tradicionales, véanse Jespersen (1924), 
Sánchez de las Brozas, 1587 (En Riveras-Cárdenas, ed., 1976). Véase también Radford (1997). 
7 Esta es una forma simplificada de la estructura de SD que no afecta la presente propuesta. En trabajos 
anteriores (Luján 2000, 2001, 2004) mantengo la hipótesis de Kayne (1994) de que el complemento de D es 
siempre una cláusula, que coincide con la propuesta de Bello para las frases de D+REL. 
8 Véase Luján (2004a, 2004b, 2007). 
9 Véase Bello (1970): Cap. XIV: §273-277 y Nota V; también Lázaro Carreter (1980) y Bosque (1989). 
10 Contreras (1996) y Plann (1984) asumen un quantificador Ø para el SD sin D o con D definido de lectura 
cuantificada. Brucart (1987, 1999), Eguren (1989), Bernstein (1993), Raposo (1998), Parodi (1994), 
Sleeman (1996), Uriagereka (1995) postulan un N or pro nulo para el SD con ADJ ‘nominalizado’ en las 
lenguas romance. Kester (1996) propone una noción similar para las lenguas germánicas, y más 
recientemente, Panagiotidis (2002, 2003a, 2003b) desarrolla la tesis de “empty nouns”. 
 3 
acuerdo con las nociones inicialmente estudiadas por Karttunen (1976) y Heim (1982). 
Finalmente, se explica el papel central que los contrastes morfológicos del Caso 
contribuyen en la interpretación de la referencia de los argumentos o sintagmas 
nominales que integran tanto el complejo funcional mínimo (CFM) como la unidad de 
discurso. En el cómputo de la referencia nominal sólo se necesitan los conceptos de 
semejanza vs. diferencia, sea de clase o individuos, que las formas reflexiva vs. 
irreflexivas de la concordancia conllevan en el sistema de Casos. 
1. La relación anafórica 
1.1 Principios de Ligamiento (Binding) 
Los principios de Ligamiento (Binding) rigen la referencia de tres clases de argumento, 
(a) los reflexivos y recíprocos, (b) los pronombres, y (c) las expresiones-R(eferenciales) 
(i.e. los nombres propios o las frases de D+N común). Un principio diferente se aplica a 
cada clase de argumento, determinando la agramaticalidad de la lectura de correferencia, 
indicada por la igualdad de índices, en estos ejemplos:11 
 
(2) a. *Mi amigai desea que sei examine. (*Principio A) 
 b. *Los juecesj losj observaban. (*Principio B) 
 c. *Elenak dice que su madrek está enferma. (*Principio C) 
 
En (2a) se infringe el principio A, porque el antecedente del reflexivo no está en el 
dominio local de la cláusula subordinada. (2b) contraviene al principio B, ya que el 
antecedente del pronombre aparece en su dominio local,mientras que en (2c) la 
expresión-R su madre tiene el mismo índice que el término c-comandante Elena, en 
infracción del principio C. 
Es obvio que los principios de Binding separan los reflexivos de los pronombres, y 
éstos de los árticulos. Sin embargo, tal separación es contraria a la identificación del 
PRON con el D en la hipótesis del SD. Además, los principios de Binding, al igual que el 
enfoque tradicional, se limitan a la correferencia vs. anti-correferencia entendida 
respectivamente como semejanza (/identidad) vs. diversidad (/diferencia) de individuos. 
Tal denotación se indica mediante la igualdad de índices en la correferencia, y la 
desigualdad de índices para las configuraciones de anti-correferencia (o referencia 
disjunta). Es fácil de ver que esta metodología impide en principio entender de un modo 
paralelo la interpretación que depende de un antecedente contextual como la que 
típicamente muestran los argumentos con los llamados ADJ sustantivados, como en el 
ejemplo en (3). De hecho, el argumento de referencia dependiente (o sintagma anafórico), 
indicado en negrita, denota individuos diferentes, aunque de la misma clase (cajas) que la 
clase general del antecedente: 
 
11 Para una versión actualizada de Binding, véase Chomsky (1995). Burzio (1989) da la siguiente versión 
corta, donde bound significa ‘co-indizada con un SD c-comandante’ y locally define el dominio de CFM: 
 A. an anaphor must be locally bound 
 B. a pronoun must not be locally bound 
 C. an R-expr. must not be bound 
 4 
 
  unas  
(3) Ana trajo una caja grande y Paco le consiguió  las  pequeñas. 
  varias  
 
En este ejemplo la interpretación de la referencia del argumento dependiente, o 
anafórico, se extrae de la referencia del antecedente contextual, el argumento una caja 
grande. Esta dependencia anafórica no varía aunque se utilice cualquier tipo de D, 
definido, indefinido o cuantificador, en el argumento de referencia dependiente, como se 
muestra en el ejemplo. En todos los casos la referencia de la clase incluyente caja debe 
reconstruirse mediante la concordancia de Género con el antecedente contextual. Estos 
sintagmas anafóricos son generalmente analizados como elípticos, o bien, como que 
contienen una categoría N o SN nula. Sin embargo si se generaliza la capacidad/función 
anafórica del D-Pron de 3a. Persona a todos los demás Determinantes es posible unificar 
todas las interpretaciones de dependencia referencial sin agregar operaciones o categorías 
especiales, y sin complicar el cómputo semántico. 
Existen por tanto varias desventajas con respecto a la teoría de Binding. Primero, se 
utilizan índices que no se justifican en el Programa Minimalista. Segundo, se limita su 
interpretación a la semejanza o diversidad de los individuos referentes en lugar de la 
semejanza o diversidad de las clases que los incluyen. Tercero, se diferencia la 
anaforicidad de tres tipos de argumentos nominales. 
 
1.2 Anaforicidad del D 
En el análisis del pronombre como un D intransitivo (=D sin complemento) à la Abney se 
plantea la cuestión de si el D transitivo (=D+Complemento) tiene la misma capacidad 
anafórica que el D sin complemento. En trabajos anteriores he asumido la hipótesis nula, 
que responde de manera afirmativa, o sea, que el D seguido de complemento puede 
funcionar anafóricamente con la única restricción que imponen la forma y el significado 
del complemento.12 He presentado argumentos empíricos a favor, como también he 
expuesto las ventajas teóricas de asumir la anaforicidad irreducta del D, lleve o no 
complemento, y cualquiera sea la forma del mismo. De este modo es posible unificar los 
datos de los sintagmas nominales en diversas lecturas de correferencia con varios tipos de 
D, sin excluir los cuantificadores, como se ilustra en los ejemplos siguientes: 
 
(4) a. Hay un libro que deben leer para el examen, pero el libro es de fácil lectura. 
 b. Es una reseña de Chomsky en la que el lingüista analiza el discurso político. 
 c. Cuando te vea Susie es seguro que la tonta no te reconozca. 
 
(5) a. Puede verse que este aviso contradice al vecino. 
 b. Tu sombrero tiene la misma forma que el que tiene mi hermana. 
 c. Como ya tenía un lápiz rojo, le prestamos uno azul. 
 
 
12 Véase Luján, 2004a, 2004b, 2007. 
 5 
(6) a. Tenía una falda corta y su amiga también tenía una. 
 b. Muchos congresistas apoyaron la medida. Unos pocos estaban en contra. 
 c. Los profesores asistieron a la reunión. Algunos salieron antes del final. 
 d. Se finalizaron los resultados y se comprobó que todos eran satisfactorios. 
 
Como vimos previamente, la correferencia especificada mediante la co-indización 
de los principios de Binding se limita a la identidad de individuos referentes, no diferente 
de la noción tradicional. Esta limitación denotativa separa de raíz la correferencia 
pronominal de la correferencia denotada por las secuencias de D+Adj, D+SP, o D+REL, 
es decir, los sintagmas tradicionalmente considerados elípticos. Estos por lo general se 
relacionan con un antecedente por inclusión de clase, aunque denoten individuos 
diferentes, como se comprueba en los ejemplos previamente citados. 
Sin duda, la integración de todos los fenómenos de correlación anafórica, ya sea por 
identidad de clase o de individuos, o que involucre diferentes especies de D, parece 
intuitivamente más afín con la equiparación del D y el PRON, implicada en la hipótesis 
del SD. Es también consistente con la versión más fuerte y generalizada de la hipótesis de 
Bello, que he desarrollado y fundamentado en otros escritos, de que la función anafórica 
es atributo de todo tipo de determinante. Esta tesis fuerte encuentra amplio apoyo en el 
vocabulario y la distribución de los elementos D en el léxico de la lengua. Tal 
vocabulario muestra que cada Determinante puede darse solo (como los pronombres de la 
gramática tradicional), o acompañado de un complemento N léxico, para formar una frase 
nominal léxica (equivalente a las expresiones-R de Binding). Los ejemplos en (7) forman 
una lista parcial: 
 
(7) D intransitivo (=escueto) D transitivo (=modificado) 
 él el médico 
 uno un médico 
 alguno algún médico 
 ninguno ningún médico 
 varios varios médicos 
 muchos muchos médicos 
 tres tres médicos 
 
Si el D transitivo tiene capacidad anafórica, surge la pregunta de cómo se realiza el 
cómputo de su referencia y cuáles son las condiciones para relacionarse a un antecedente 
apropiado. En lo que sigue se expande sobre los conceptos semánticos que proveen la 
base para un enfoque unificado de la anaforicidad del D. 
 
1.3 ‘Pertenencia’ e ‘Inclusión’ 
La correferencia del PRON personal indica la identidad de individuos referentes. Un PRON 
Loque se correlaciona con un antecedente, por concordar en Persona, Género y Número, 
selecciona los mismos individuos referentes que los del antecedente, que puede se uno o 
más de uno según su Número. Esta idea simple de la denotación de la correferencia está 
implícita en la gramática tradicional y en la teoría de Binding de la gramática generativa. 
 6 
Es obvio que la correferencia limitada a la identidad o ‘semejanza’ de individuos resulta 
estrecha e inadecuada para acomodar los sintagmas anafóricos que se relacionan con un 
antecedente sólo en cuanto a clase. Estas expresiones requieren una noción más amplia de 
correferencia, según la identidad de clase, que puede definirse sobre la base de la relación 
de ‘pertenencia’ en los términos de la teoría de conjuntos. 
Adoptando la noción de pertenencia, asumo que el D designa uno o más individuos/ 
elementos que pertenecen a la clase denotada por el predicado nominal que lo 
complementa o, en su defecto, el predicado nominal que complementa a un D contextual 
concordante localizado fuera de su complejo funcional mínimo (CFM).13 La opción por 
defecto identifica claramentela correferencia pronominal, o sea, la correlación de 
referencia del D intransitivo (o PRON) con un antecedente contextual. Esta relación se 
define del modo más económico ya que se basa en la relación de pertenencia de 
individuos o entidades a una clase o conjunto, el mismo concepto que debe caracterizar el 
significado o denotación del D+Complemento no anafórico, esto es, un D+Complemento 
no correlacionado con un antecedente. La concordancia (de Género, Número y Persona) 
simplemente facilita que un D intransitivo asuma su identidad de clase y/o de 
individuo(s) del complemento de otro D que concurre en su contexto, aunque fuera de su 
CFM.14 
La correferencia del D intransitivo (o PRON de 3ra. Persona) es la más simple, pero 
no la única instancia de relación anafórica. La relación de pertenencia también se da 
entre clases o conjuntos y se denomina ‘inclusión’. En base a esta noción, se puede 
definir otras variedades de correlación que naturalmente se establecen entre los Ds 
transitivos, o sea, entre los sintagmas léxicos (o expresiones-R), dado que los predicados 
nominales en sus complementos designan clases o conjuntos de elementos/individuos. 
Las clases denotadas por los complementos de los Ds que concurren en una misma 
cláusula o unidad de discurso, se encuentran necesariamente en relación de inclusión, si 
comparten elementos, o de disjunción, si no comparten ningún elemento. Según la teoría 
de conjuntos, la inclusión comprende tanto la identidad (o co-extensión) de las clases, 
como la inclusión propia, por la cual al menos un individuo o elemento no pertenece a un 
subconjunto propiamente incluído en otro.15 La noción de inclusión propia es la que 
acomoda a los sintagmas anafóricos de D transitivo que comparten la clase del 
antecedente, pero que designan diferentes individuos, i.e. los sintagmas tradicionalmente 
considerados elípticos. 
Veamos ahora cómo estas nociones se aplican a los datos previamente visto en §1.2. 
Los sintagmas anafóricos en los ejemplos dados ilustran todos los casos identificados de 
la correlación de referencia con un antecedente contextual según las nociones de 
pertenencia e inclusión. Por ejemplo, las instancias del D definido con un complemento 
idéntico al del sintagma antecedente, como en el ejemplo de (4a), es un caso de inclusión 
 
13 Esta restricción vemos en §3 que no necesita estipularse, sino que es derivativa de la concordancia 
reflexiva vs. reflexiva del sistema de Caso. 
14 El D intransitivo debe copiar el complemento de un antecedente para converger en el interfaz semántico. 
Una expresión con D intransitivos funciona como una fórmula abierta en el lenguaje de la lógica. 
15 Véase Garrido (1994: 13-38) sobre estos conceptos de la teoría de conjuntos. 
 7 
de clase, con co-extensión de clase, y por ende, identidad de individuos.16 Además, las 
frases anafóricas de D con complemento no restrictivo, como en (4b) y (4c), deben 
funcionar como el D intransitivo, o sea, asumen la referencia del antecedente; y por 
consiguiente, denotan la identidad de individuos.17 Repito en cada caso los ejemplos 
previamente considerados: 
 
(4’) a. Hay un libro que deben leer para el examen, pero el libro es de fácil lectura. 
 b. Es una reseña de Chomsky en la que el lingüista analiza el discurso político. 
 c. Cuando te vea Susie es seguro que la muy tonta no te reconozca. 
 
En cambio, los sintagmas de D+ADJ, D+SP y D+REL, como en los ejemplos en (5), 
observan la correlación de clase, o inclusión de clase, pero designan distintos individuos 
referentes debido a la restricción adicional del complemento (ADJ, SP o REL) en los 
sintagmas anafóricos. Aquí la relación de correferencia se basa en la relación de inclusión 
propia. En los ejemplos citados el SD anafórico designa un subconjunto que excluye el 
elemento o entidad designada por el sintagma antecedente: 
 
(5’) a. Puede verse que este aviso contradice al vecino. 
 b. Tu sombrero tiene la misma forma que el que tiene mi hermana. 
 c. Como ya tenía un lápiz rojo, le prestamos uno azul. 
 
La correferencia como inclusión de clase es función de cualquier tipo de D. Sin 
embargo, el D anafórico un-, por su significado y función (a ver en §2.1), a diferencia del 
D definido, excluye la correferencia por identidad de individuos, como se nota en los 
ejemplos (5c) y (6a), donde este D se da con y sin complemento, respectivamente: 
 
(5c’) Como ya tenía un lápiz rojo, le prestamos uno azul. 
(6a’) Tenía una falda corta y su hija también tenía una. 
 
Por su parte, en los ejemplos en (6b)-(6d) con D cuantificador, los argumentos 
anafóricos se correlacionan por inclusión de clase, que, según el significado de cada D, 
puede ser inclusión propia,18 como en (6b) y (6c) con unos pocos y algunos, o bien, 
puede ser inclusión con co-extensión de clase, como en (6d) con el D todos. Por 
consiguiente, estos sintagmas anafóricos denotan identidad de clase y, según su D, 
pueden denotar también la identidad de individuos: 
 
(6’) b. Muchos congresistas apoyaron la medida. Unos pocos estaban en contra. 
 c. Los profesores asistieron a la reunión. Algunos salieron antes del final. 
 d. Se finalizaron los resultados y se comprobó que todos eran satisfactorios. 
 
 
16 Innumerables ejemplos atestiguan este uso anafórico del D definido; véase Enç (1991), Holmberg (1993), 
Campbell (1996), y Leonetti (1999), entre otros. 
17 Garrido (1991) y Leonetti (1999) dan numerosos ejemplos de usos similares. 
18 La inclusión propia corresponde con el sentido partitivo. 
 8 
Por su parte, los casos de disjunción se ilustran en la lectura deíctica de un ejemplo 
como (5a), en el que el sintagma el vecino se refiere a una persona de la vecindad y no a 
un aviso: 
 
(5a’) Puede verse que este aviso contradice al vecino. (lectura deíctica) 
 
Más adelante vemos otros casos de referencia disjunta en la sección §2, que se basan 
tanto en la diferencia introducida por el complemento que restringe al D, como también 
en la clase del D que encabeza al sintagma correlacionado. 
En resumen, las nociones de pertenencia e inclusión de la teoría de conjuntos son 
suficientes para caracterizar semánticamente nuestra versión alternativa de la 
correferencia y su contrapartida, la anti-correferencia, entre los sintagmas nominales. 
Ambas relaciones se definen puramente a partir de (i) la forma y función del D 
correlacionado, (ii) la clase y denotación de su complemento, si lo hubiere, y (iii) según 
cómo estos se comparen con el D y complemento del argumento que funcione como 
antecedente gracias a la concordancia de Persona-Género-Número con el D intransitivo, o 
sólo gracias a la concordancia de Género con el D transitivo.19 Otros detalles relevantes 
adicionales sobre la función semántica de los diversos tipos de D y la diferencia de 
concordancia se detallan en las secciones §2 y §3, que especifican respectivamente la 
función relacional discursiva del D, y la función de la flexión morfológica en el cómputo 
de la referencia de los sintagmas nominales. 
 
1.4 Anti-correferencia 
El módulo de Ligamiento (o Binding) tiene dos principios de referencia disjunta que 
restringen por separado la co-indización del D intransitivo y el D transitivo. Así, los casos 
típicos de referencia disjunta, como en los ejemplos (8a)-(8b), se caracterizan bajo los 
principios B y C, respectivamente: 
 
(8) a. Los niños los vigilaban a ellos. los niños ≠ ellos (Principio B) 
b. Los niños vigilaban a los niños. los niños ≠ a los niños (Principio C) 
 
En la perspectiva tradicional de Binding estos datos no se relacionan, puesto que los 
sintagmas pronominales y léxicos obedecen a principios diferentes. Por un lado, el 
principio B dicta que un pronombre, como ellos en (8a), sea ‘libre’ (unbound, no ligado) 
en su dominio local, por lo que el SD sujeto los niños no puede ser su antecedente.20 Por 
otro lado, una condición diferenterestringe la referencia de la expresión-R los niños en 
(8b). Por el principio C, tal término debe ser ‘libre’, no co-indizado en ningún dominio de 
 
19 Véase Luján 2007 sobre los detalles de la forma y el significado de estas concordancias. 
20 Hay que notar que la restricción de cláusula del principio B es inconsistente con la correferencia de clase. 
Los datos indican que no hay tal restricción de cláusula para la correferencia de clase. Véase, por ejemplo, 
que las frases de DET+Adj pueden tener su antecedente en el mismo dominio local, como se ilustra en: 
 a. Esta escena precede a la anterior la = la escena 
 b. Los tonos claros no van con los oscuros los = los tonos 
 9 
c-comando. Por lo tanto, los niños en (8b) no puede tener el mismo índice de referencia 
que el sintagma sujeto que lo c-comanda. 
Bajo la perspectiva generalizada del D transitivo, los datos de (8) deberían 
relacionarse por dos sencillas razones. La primera tiene que ver con el encuadre mismo 
de la estructura nominal de núcleo D, que equipara el PRON con el D. La segunda razón, 
que se desprende de tal encuadre, reside en que no hay justificación para asumir una 
diferencia esencial de función anafórica entre el D transitivo y el D intransitivo. Se 
plantea, entonces, cómo dar una explicación unitaria a los datos de la referencia disjunta 
en (8) una vez que se abandonan los principios B y C.21 
No obstante, la morfología y la concordancia de Caso ofrecen una solución para 
alinear los dos casos de anti-correferencia ejemplificados en (8). A saber, cabe relacionar 
la restricción de cláusula mínima con la forma reflexiva vs. no reflexiva del D, haciendo 
que dicha restricción sea función de este contraste morfológico. Si se asume que sólo el D 
reflexivo, como en (9b), puede tener un antecedente local, entonces, el D no reflexivo en 
(9a), que reproduce (8a), se excluye ipso facto de ligarse con un antecedente local: 
 
(9) a. Los niños los vigilaban a ellos. 
b. Los niños se vigilaban a sí mismos. 
 
Parece ser una condición propia de los reflexivos de forma invariante co-existir con 
un antecedente en un dominio estrictamente local. Según esto, cabe suponer que la 
obviación del D co-clausular resulta de restringir la correferencia local al D reflexivo.22 
Esta noción sería natural y consistente no sólo con la existencia del reflexivo (sí, se), que 
es una forma especializada no diferenciada en Género/Número/Caso, sino también con el 
contraste de Caso en los argumentos nominales. Obsérvese que ambos ejemplos 
canónicos de anti-correferencia en (8a)-(8b) se asocian al contraste Nominativo-
Acusativo, indicado por las formas no reflexivas y diferenciadas en Género/Número 
(ellos) del D y la flexión de Acusativo del complemento verbal (los), mientras que el 
ejemplo con la flexión de reflexivo en (9b) sólo muestra el caso Nominativo. La 
diferencia referencial de los argumentos se hace explícita en (9a)-(9b) mediante la flexión 
concordante (los, se), destacada en negrita, del contraste de Acusativo vs. Reflexivo que 
corresponden a las lecturas no reflexiva vs. reflexiva, respectivamente. 
La correspondencia entre la morfología y los contrastes de Caso no puede ser un 
mero accidente en un sistema flexional que incluye un reflexivo de forma invariante en 
contraste con las formas diferenciadas en Género-Número del Acusativo, la/las 
(Femenino) y lo/los (Masculino). Por el contrario, cabe asociar el contraste explícito de 
los argumentos marcados Nominativo-Acusativo (o Dativo) en el CFM de cláusula con la 
lectura no reflexiva o disjunta, frente a la interpretación reflexiva, o de correferencia de la 
combinación Nominativo-Reflexivo.23 La misma razón puede dar cuenta de la relación de 
anti-correferencia del D con complemento de N común idéntico en (8b), repetido a 
 
21 La validez de estos principios ha sido fuertemente cuestionada por varios autores, entre ellos Burzio 
(1989, 1991). Más recientemente, Hornstein (2006) presenta nuevos contra-argumentos basados en los 
desarrollos metodológicos del Programa Minimalista de Chomsky (1995). 
22 Para un estudio detallado de los reflexivos, véase Reinhart & Reuland (1993). 
23 Esto parece válido para las lenguas que utilizan una forma y flexión invariante de Reflexivo (vid. §3.1). 
 10 
continuación, que también se marca con Acusativo, contrastando con el argumento de 
Nominativo en el mismo CFM: 
 
(8b’) Los niños vigilaban a los niños. 
 
A pesar de que el sintagma objeto los niños tiene un complemento idéntico y el 
mismo Género-Número que el sintagma sujeto, no concuerda con el mismo ni puede 
establecer correferencia porque su D no tiene la forma reflexiva, ni la concordancia con 
la forma se, para identificarse con un antecedente local. Obsérvese que los ejemplos con 
argumentos nominales idénticos en el mismo CFM son extraños aún cuando se los 
interprete con lectura obviativa.24 Veremos que este hecho es consistente con la función 
relacional del D, cuestión que se considera en la sección §2.1. 
En conclusión, una misma razón responde por los dos casos de referencia disjunta 
de los sintagmas en negrita dados inicialmente en (8). A saber, el D del sintagma 
complemento no tiene la forma reflexiva indiferenciada requerida para la correferencia 
local, sino que se marca Acusativo, con la morfología diferenciada que se asocia con la 
lectura no reflexiva y, por ende, con la relación de anti-correferencia. De este modo, 
nuestra perspectiva también unifica los datos de la referencia disjunta en el CFM de 
cláusula, sea que involucren un D escueto idéntico, como en (8a), o un N común idéntico, 
como en (8b). En la sección §3 se examina el papel de la morfología y el Caso en el 
cómputo de la referencia nominal. 
Otras instancias de SD de lectura correfencial vs. obviativa (=disjunta) se definen 
de una manera similar, es decir, en base a: (i) la forma (reflexiva vs. no reflexiva) de la 
flexión concordante y la función del D, más (ii) el tipo de su complemento si lo tuviere, y 
(iii) de acuerdo a cómo se compare con el D y complemento de un antecedente potencial. 
Los casos adicionales que son relevantes a esta tesis general se discuten más adelante. 
 
2. Correlación de la referencia nominal 
Hemos visto que la noción del D como PRON implica una versión de la relación anafórica 
que, aunque restringida por la concordancia de Género (y Número), es más amplia que la 
correferencia entendida en los términos tradicionales. Siendo locus de la referencia del 
sintagma, los Determinantes deben verse como funciones ligatorias del discurso, pues 
ellos relacionan las denotaciones de los sintagmas nominales a sus correspondientes 
antecedentes en el dominio de discurso, por medio de la relación de pertenencia e 
inclusión de clase, como también por medio de la relación opuesta (complementaria), la 
disjunción de clase u obviación. Esta función correlativa es específica del D en cualquiera 
de sus formas y clases, entre las cuales incluyo los cuantificadores. 
 
 
24 La anomalía de (8b) se debe al uso inapropiado de D, más que a la repetición del N complemento. 
Obsérvese que el ejemplo es acceptable si se usa el D otros en el argumento correlacionado: Los niños 
vigilaban a otros niños. 
 11 
2.1 Función relacional del Determinante 
Tomando el D como una categoría denotativa con su significado propio, es natural 
relacionar su función discursiva con su esencia semántica. En los ejemplos (4)-(5) de la 
sección §1.2 hemos visto determinantes anafóricos que son correferenciales con un 
antecedente contextual con el que comparten identidad de clase, con o sin identidad de 
individuos referentes. Independientemente de la presencia de un complemento, una 
distinción semántica inicial se determina por el significado de ‘demostrativo’ del D 
definido, como pronombre de 3a. Persona o demostrativo,en contraste con el significado 
de ‘enumerativo’ del D indefinido, que se equipara con el pronombre uno.25 
Según nuestra noción general de la relación anafórica, esta función pertenece al D, 
sin importar su clase, ya que el D individualiza los conceptos denotados por los 
predicados nominales y los hace argumentos de un Verbo, a la vez que los relaciona con 
otros argumento contextuales. La relación ligatoria del D consiste en igualar o contrastar, 
según sea el caso, la identidad referencial de los argumentos nominales en un dominio 
dado de discurso. La flexión de Caso en su diferenciación morfológica de reflexivo vs. no 
reflexivo (a ver en la sección §3) complementa la función de los núcleos D en los 
argumentos correlacionados. La función relacional del D se expresa como inclusión de 
clase o como disjunción de clase. La inclusión de clase a su vez comprende la identidad o 
semejanza de clase o de individuos, como en los ejemplos con sintagmas anafóricos de 
(4) y (6), y derivativamente, el contraste de subclase y/o de individuos, como en los 
ejemplos de (5) dados en la Sección §1, que contienen las frases de D+ADJ y D+REL. 
Según el tipo de D, un aspecto de la relación ligatoria en el discurso deriva de su 
naturaleza semántica. Como variante del PRON personal, el D definido es una forma átona 
de demostrativo. Por tanto, tiene figurativamente la función demostrativa/ ostensiva de 
‘indicar/señalar’ un antecedente previamente mencionado o establecido en el discurso, a 
semejanza de la forma tónica del D demostrativo, que generalmente se acompaña con 
gestos y sirve para indicar una entidad en el contexto de habla. 
Por contraste, el D indefinido, identificado con el pronombre uno, pertenece en la 
clase de los numerales. Como tal, su función es ‘enumerar’ - como en los elementos de 
una lista - los argumentos nominales que se introducen por primera vez en un dominio de 
discurso. Dado el contraste entre el D demostrativo y el D enumerativo, parece natural 
que el primero (el defnido), a semejanza de una forma reflexiva, se especialice en la 
correferencia de individuos, como vimos en el ejemplo (4a), que contiene un D anafórico 
definido de complemento idéntico al complemento del argumento antecedente.26 Por su 
parte, el D indefinido (enumerativo) es compatible sólo con la correferencia de clase, 
como en los ejemplos (5c) y (6a), siendo intrínsicamente excluído de la correferencia de 
individuos. Por su función enumerativa, el D anafórico indefinido introduce como 
‘nuevo’ un individuo o entidad referente en un dominio de discurso, individuo o entidad 
que puede ser de la misma clase o subconjunto que otro individuo referente establecido 
en un dominio de discurso dado, pero no puede ser idéntico al mismo. 
 
25 Esta noción procede de Perlmutter (1970); era también reconocida por los gramáticos tradicionales. 
26 Este uso del D definido parece ser universal, véase además la Nota 16. 
 12 
Los funciones distintivas discursivas del D se designan ‘demostrativa’ vs. 
‘enumerativa’, correspondiendo con las dos clases de D, definido vs. indefinido. Estas 
funciones se indican y ejemplifican, respectivamente, en (10)-(11):27 
 
(10) FUNCIÓN DEMOSTRATIVA: 
 a. Unas mujeres esperaban en la sala. Las mujeres discutían animadamente. 
 b. Unas mujeres esperaban en la sala. *Unas mujeres discutían animadamente. 
 
(11) FUNCIÓN ENUMERATIVA: 
 a. Unas mujeres esperaban en la sala. Un hombre las observaba. 
 b. Unas mujeres esperaban en la sala. *Una/ Otra mujer las observaba. 
 
Ahora bien, si se toma la función ligatoria de discurso como el valor por defecto del 
D, las diferencias de acceptabilidad de discurso para una mínima secuencia de oraciones 
dependen principalmente del tipo de D en los argumentos nominales relevantes, como se 
puede ver en los ejemplos dados. Así, en (10a) el D de función demostrativa (las) en el 
sintagma sujeto de la segunda oración relaciona el par de oraciones dadas en secuencia, 
ya que este D se complementa con el mismo predicado nominal (mujeres) que el del 
antecedente en la primera oración de la secuencia. Obsérvese que la correlación que se 
establece por la concordancia de Persona, Género y Número de los Ds en los argumentos 
en cuestión resulta en la correferencia de individuos, pues la denotación de la clase 
designada por el argumento anafórico es co-extensiva, o sea, incluye todos los individuos 
del conjunto denotado por el antecedente. 
En cambio, en el mismo contexto el D unas de (10b) produce un discurso mal-
formado, pues aún cuando este tipo de D puede asociarse por correferencia de clase, al 
tener el mismo complemento que el de su antecedente, no define un subconjunto. A 
menos que las subclases se indiquen o contrasten mediante un predicado nominal 
adicional, el D de función enumerativa debe explícitamente indicar con la forma 
especializada (otra), como en (11b), que un conjunto de individuos diferentes o nuevos se 
introduce en el discurso que es de la misma clase que un conjunto previamente 
mencionado. Esta necesidad no surge en (11a), donde un, modificado por hombre, 
introduce un nuevo sintagma de referencia disjunta en relación con el sintagma 
antecedente (unas mujeres).28 
 
2.2 La noción de ‘antecedente’ 
Con la ampliación de la noción de correferencia en la presente perspectiva se extiende 
también la noción de ‘antecedente’ más allá del uso tradicional de este término. Esto 
puede verse en los mini-discursos bien-formados dados previamente en (10)-(11). En el 
ejemplo (10) un sintagma es el antecedente de un sintagma correferencial, mientras que 
 
27 Estas ideas corresponden a las condiciones formuladas por Karttunen (1976) para el uso apropiado de las 
sintagmas definidos e indefinidos. También son afines con las nociones desarrolladas por Heim (1982). 
28 Naturalmente, la función ligatoria de discurso en (11a) se facilita también por el D las en el complemento 
de observar, y en la secuencia apropiada de tiempos verbales asociados con los verbos de las oraciones 
dadas. 
 13 
en (11) el mismo sintagma funciona como antecedente de un sintagma de referencia 
disjunta. Es decir, ambas relaciones, igualdad o diferencia de referencia, necesitan dos 
miembros, uno de los cuales funciona como el antecedente. De este modo, tanto los D 
demostrativos como los D enumerativos son ligaturas discursivas, pues determinan cómo 
los sintagmas nominales se relacionan referencialmente, por correferencia o anti-
correferencia, en modos que son pertinentes en una estructura discursiva. 
La disjunción de clases se opone a la correferencia y puede relacionar dos o más 
sintagmas en un mismo dominio de discurso. Un sintagma que se evalúa como de 
‘distinta’ referencia requiere un antecedente respecto del cual se diferencie. Así, puede 
observarse que hay oraciones que son ambiguas. Tal es el caso de las que contienen un 
sintagma con un ADJ escueto, puesto que tal sintagma puede interpretarse correferencial- 
o disjuntamente respecto de un antecedente contextual. Veamos el siguiente ejemplo 
ilustrativo: 
 
(12) La fuente grande se desplomó sobre la pequeña. 
 (a) La fuente grande se desplomó sobre la fuente pequeña. 
 (b) La fuente grande se desplomó sobre la niña pequeña. 
 
El sintagma la pequeña en (12) es ambiguo y puede interpretarse anafóricamente, 
como dependiente de la fuente grande, o deícticamente/disjuntamente, como el PRON 
ella (=persona) modificado por el atributo pequeña. La lectura correfencial, como en la 
paráfrasis dada en (a), envuelve la inclusión de clase en relación con el antecedente la 
fuente. Por otro lado, la interpretación disjunta resulta de tomar el Determinante la como 
un pronombre libre o deíctico. Como tal se refiere a una persona, como en (b), si el 
complemento puede designar un atributo de persona, como en el ejemplo dado.29 
La disjunción referencial u obviación puede resultar,ya sea porque un sintagma está 
encabezado por un D enumerativo, o porque el predicado nominal en el complemento de 
un D demostrativo impone la denotación de una clase disjunta de elementos, como en el 
ejemplo de (13), que no es ambiguo: 
 
(13) Este libro desmiente al profesor. 
 
En este ejemplo el SD el profesor tiene referencia disjunta del sintagma sujeto este 
libro, como se determina simplemente por el predicado nominal que modifica al D 
definido en el complemento directo del ejemplo dado. Este complemento denota una 
clase disjunta de la del sintagma sujeto. Con tal complemento el D definido no puede 
correlacionarse por semejanza a ese sujeto, sino debe entenderse de forma deíctica y/o 
disjunta. 
 
 
29 Es consistente con el valor pronominal del D el hecho de que haya palabras que pueden funcionar como 
Adj o N, como joven, viejo, rico, etc., como en un joven vs. uno joven, un viejo vs. uno viejo, un pobre vs. 
uno pobre, etc. El SD femenino a veces es ambiguo; v.g. una vieja puede denotar tanto una mujer anciana, 
como una cosa vieja. 
 14 
2.3 D cuantificadores 
El análisis se extiende a los Determinantes cuantificadores, que también pueden 
establecer correferencia, como se ilustra en los ejemplos de (14)-(15). En estos ejemplos 
el D cuantificador en la segunda oración se interpreta contextualmente por 
correlacionarse con el sintagma sujeto en la primera oración. Estos datos corroboran la 
noción de los determinantes como ligaturas discursivas. 
 
(14) Varias niñas tomaron el examen. Tres resultaron aplazadas. 
(15) Todos ellos tomaron el examen. Unos pocos resultaron aplazados. 
 
Hay que notar que las lecturas de correferencia y de anti-correferencia de los 
sintagmas nominales en cuestión deben estar libremente disponibles, ya que estas 
alternativas dan la distinción esperada entre una unidad de discurso y una lista de 
oraciones que no se integran en un mismo discurso. Es decir, si los sujetos cuantificados 
en la segunda cláusula de los ejemplos en (14)-(15) no se correlacionan con los sintagmas 
sujetos en las cláusulas precedentes, para especificar un subconjunto del conjunto de 
entidades denotado por estos sujetos, los pares de oraciones no pueden integrar una 
unidad de discurso, debiendo entenderse como oraciones disociadas o en una lista. Es 
sólo gracias a la interpretación en que los sujetos se correlacionan en su referencia que 
cada par de oraciones puede formar una unidad de discurso. 
En resumen, puede verse que el presente enfoque provee una manera simple y 
consistente de entender la función relacional del D en el cálculo de la referencia de los 
argumentos nominales que pertenecen en un contexto dado de discurso. Específicamente, 
esto implica determinar si tienen igual vs. diferente referencia (de clase y/o individuos). 
La noción que defiendo es que el proceso se basa enteramente en la combinación de la 
forma y significado de cada D correlacionado, más la forma y significado de los términos 
que lo complementan en su sintagma. Parece evidente que la presente propuesta para 
describir y explicar la función relacional del D hace innecesaria la distinción de definido 
vs. indefinido, como también los principios de correferencia y anti-correferencia de 
Binding. Veamos en lo que sigue cómo incide la concordancia morfológica en la 
determinación de la referencia nominal. 
3. El Caso y el cómputo de la referencia nominal 
Si la concordancia nominal y la flexión de Caso son la base para evaluar la semejanza vs. 
diferencia del valor referencial de los argumentos nominales, se plantea la pregunta de si 
este cómputo en el dominio de discurso necesita un mecanismo más allá de lo que se 
requiere a nivel de cláusula. Me refiero al Caso en los argumentos nominales dentro de la 
cláusula. 
Según vimos previamente (§1.2), los argumentos nominales dentro del CFM de la 
cláusula se mantienen identificados y diferenciados en cuanto a su referencia mediante 
los contrastes expresados por la flexión de las concordancias de Caso, bajo los términos 
de la teoría de cotejo de rasgos formales (Chomsky 1995). Los contrastes de Caso se 
corresponden con los argumentos nominales en un sistema de Nominativo-Acusativo (o 
Ergativo-Absolutivo). La pregunta que se plantea ahora es si se necesita un mecanismo 
 15 
diferenciador a nivel de discurso, separado o diferente de la flexión de Caso que ya 
distingue los argumentos nominales dentro de la cláusula. La hipótesis nula indica una 
respuesta negativa, lo que implicará mantener que el mismo sistema formal funciona en 
los dos ámbitos. 
3.1 Flexión no diferenciada (1a./2a. Persona) 
En español la flexión de Caso hace una diferenciación tripartita de Nominativo vs. 
Acusativo/Dativo, expresada en la concordancia de Persona-Número de la flexión de 
T(iempo) para el sujeto; la de Persona-Número-Género en la flexión verbal de Sv para el 
complemento directo; y la de Persona-Número de la flexión verbal de Sv para el 
complemento indirecto. 
Ahora bien, la flexión de Caso de los complementos del Verbo puede ser reflexiva o 
no reflexiva, una distinción que debe explicitarse sólo para la 3a. Persona, que se presta a 
la ambigüedad, dado que el sujeto y complemento de 3ra. Persona pueden designar el 
mismo individuo o, contrariamente, diferentes individuos. En cambio, las flexiones de la 
1a. y 2a. Personas, como por ejemplo, las formas del Singular me y te en los ejemplos 
respectivos de (16) y (17), funcionan indistintamente como reflexivas y no reflexivas 
frente a la flexión del Nominativo de igual o diferente Persona y Número, como en (a) y 
(b), respectivamente: 
 
(16) a. Me observ-O 
 1sg-Acu 1sg-Nom 
 
 b. Me observa-N 
 1sg-Acu 3pl-Nom 
 
(17) a. Te observa-S 
 2sg-Acu 2sg-Nom 
 
 b. Te observa-N 
 2sg-Acu 3pl-Nom 
 
De hecho, las formas de 1a./2a. Persona me/te tampoco se diferencian en cuanto a 
Acusativo o Dativo, como se muestra en los ejemplos de (18) y (19), respectivamente: 
 
(18) a. Me los otorg-O 
 1sg-Dat 1sg-Nom 
 
 b. Me los otorga-N 
 1sg-Dat 3pl-Nom 
 
(19) a. Te los otorga-S 
 2sg-Dat 2sg-Nom 
 
 b. Te los otorga-N 
 2sg-Dat 3pl-Nom 
 16 
Los datos expuestos en (16)-(19) indican que la morfología de la concordancia de 
Caso es económica. Es evidente que no se necesita una forma reflexiva diferenciada de 
Acusativo ni de Dativo para la 1a./2a. Personas, ya que la referencia de estas categorías 
se identifica unívocamente en el contexto de habla, independiente de su forma y/o 
función sintáctica. En consecuencia, si la 1a. Persona concurre como argumento en 
función de Sujeto y Objeto de un mismo Verbo, la única interpretación resultante es la de 
igualdad de referencia (semejante a la interpretación reflexiva). Lo mismo vale para la 
2a. Persona cuando se da como argumento de Nominativo y Acusativo (o Dativo) de un 
Verbo dado. De este modo, puede entenderse por qué las categorías de 1a./2a. Persona, 
que se refieren al ‘hablante’ y al ‘interlocutor’ de un acto de habla, respectivamente, se 
consideran siempre deícticas, pero ancladas en relación con un Tiempo, un acto de habla, 
o situación. 
Con estos ejemplos también queda claro que los argumentos nominales no tienen 
una referencia directa a individuos o clases de ellos, sino sólo en relación al ancla que un 
tiempo, espacio o situación provean. Esto debe suponerse en general tanto para los 
determinantes de 1a./2a. Persona, como para los de 3ra. Persona y el resto de los D, 
lleven o no un complemento.30 La única diferencia entre los de 1a./2a. Persona y el de 
3ra. Persona es que cuando se dan repetidos en un CFM los de 1a./2a. Persona tienen 
automáticamente la interpretación similar a la reflexiva (igualdad de referente) una vez 
anclados en un determinado Tiempo, situación o contexto discursivo. No es así para los 
de 3ra. Persona, que en el mismo contexto de cláusula o discurso, deben acompañarse de 
marcas específicas para indicarsu igualdad vs. diferencia referencial unos de otros. 
 
3.2 Flexión diferenciada (3a. Persona) 
En contraste con la 1a/2a. Persona, la forma de Acusativo de la 3a. Persona (sea Singular 
o Plural), como en (20a), resulta en principio ambigua en el contexto de la concordancia 
de Nominativo de 3a. Persona de igual Número. No designando esta Persona al hablante 
o al interlocutor, no hay manera de saber si se trata o no del mismo individuo (o mismos 
individuos) de 3a. Persona.31 Por tanto, la forma reflexiva especializada se, como se 
ejemplifica en (20b) y (20c), se hace necesaria para indicar unívocamente una misma 
identidad de referencia, en oposición a la forma especificada en Género-Número de la 
concordancia de Acusativo: 
 
(20) a. Los observa-N 
 3pl/Mas-Acu 3pl-Nom 
 
 b. Se observa-N 
 Refl 3pl-Nom 
 
 c. Se observa-Ø 
 Refl 3sg-Nom 
 
30 Ni siquiera los argumentos nominales con los D demostrativos fuertes tienen referencia independiente. 
31 Para ciertos autores la 3ra. Persona es la ‘no persona’, en contraste con la 1a./2a. que designan a los 
participantes en el acto de habla. 
 17 
La forma se no muestra marcas diferenciadas de Número, Género, Persona o Caso. 
Según Burzio (1989, 1991), es una forma carente de rasgos formales. Por tanto, cabe 
suponer que es justamente esta carencia que le permite funcionar como lo que se entiende 
por ‘reflexivo’.32 Es razonable asumir que esta función se caracteriza por el hecho de que 
una forma invariante y carente de rasgos debe asumir o copiar todos los rasgos 
identificadores de un argumento local, o sea, el Nominativo y así indicar la igualdad de 
referencia con el mismo. En cambio, la concordancia que contrasta con se, como por 
ejemplo la flexión de Acusativo los en (20a), precisamente porque muestra una forma 
diferenciada de Persona, Número y Género, debe funcionar para indicar la interpretación 
opuesta, o sea, no reflexiva (de la referencia disjunta) en relación con la flexión de 
Nominativo de igual Persona y Número. Por consiguiente, los argumentos nominales que 
se asocian con las flexiones de Nominativo y Acusativo en el ejemplo (20a) deben estar 
necesariamente en relación de anti-correferencia.33 
El mismo razonamiento cabe para las formas de 3a. Persona de la concordancia de 
Dativo. Por ejemplo, en (21a) la flexión les está especificada para Persona y Número, lo 
que la diferencia de la concordancia de Nominativo de 3a. Persona-Plural. En contraste 
con la forma invariante del reflexivo se, también la forma de Dativo, por sus rasgos 
diferenciados de Persona y Número, debe interpretarse con lectura obviativa, o sea, la 
lectura no reflexiva. Su interpretación de referencia disjunta respecto de la flexión de 
igual Persona y Número del Nominativo en (21a) contrasta con la correferencia de 
individuos referentes que se indica explícitamente por la forma no especificada e 
invariante se en (21b): 
 
(21) a. Les irrita-N 
 3pl-Dat 3sg-Nom 
 
 b. Se irrita-N 
 Refl 3pl-Nom 
 
En resumen, las formas fonéticamente más diferenciadas conllevan la interpretación 
irreflexiva, en contraste con la forma indiferenciada del reflexivo que al copiar in toto las 
especificaciones o rasgos formales de un antecedente debe compartir tanto la identidad de 
clase como también la identidad de individuos, según estén anclados en el tiempo/ 
situación específicos de una cláusula o de una unidad discursiva. 
 
3.3. Significado de la flexión de Caso 
Los ejemplos citados ilustran los contrastes morfológicos que son necesarios en las 
formas del pronombre de 3ra. Persona para indicar la lectura irreflexiva de la anti-
correferencia entre los argumentos de un CFM, en contrapartida con la lectura de 
identidad semejante de una forma invariante de reflexivo. Este sistema de oposiciones es 
mínimo, dado que sólo se necesita para la 3ra. Persona y funciona precisamente porque 
 
32 Vale el significado figurativo de su nombre: es una forma sin ‘imagen’ o identidad propia; como un 
espejo debe reflejar la imagen o identidad de otra forma. 
33 Estas son las configuraciones típicas de anti-correferencia que en Binding se excluyen por el Principio B. 
 18 
contiene una forma invariante de flexión reflexiva, que se excluye de la 1a./2a. Persona. 
Las oposiciones flexionales para la 3ra. Persona se muestran en el siguiente cuadro: 
 
(22) 
 
 
 
 
SINGULAR 
 
 
 PLURAL 
 
FEM 
 
 
 MASC 
 
FEM 
 
MASC 
 
 
 ACUSATIVO 
 
la 
 
 
lo 
 
 las 
 
 los 
 
 NOMINATIVO 
 
-Ø 
 
 
-N 
 
 DATIVO 
 
le 
 
 
les 
 
 REFLEXIVO 
 
se 
 
 
Concordancias de Caso (3a. Persona) 
 
Estas concordancias se asocian a los argumentos que participan en un CFM. Siendo 
explícitamente diferentes, pueden funcionar de igual modo que los índices referenciales, 
es decir, cumpliendo la función antes reservada a los mismos. Cabe suponer que es 
justamente la concurrencia de estas formas diferenciadas de la 3ra. Persona que hacen 
innecesarios o superfluos los antiguos índices. Más aún, la económica eficiencia de la 
concordancia diferenciada pone en evidencia que no se trata de identificar uno por uno 
los referentes de los argumentos nominales, sino sólo se necesita determinar si comparten 
o difieren en su referencia de clase y/o de individuos unos de otros en relación a un CFM 
o un dominio de discurso. El hecho de que el uso inicial de dígitos para los índices 
referenciales fuera posteriormente reemplazado por el de letras variables (i, j, k, etc.) 
concuerda con la noción de que el cómputo de la referencia nominal consiste en llevar la 
cuenta de la referencia de los argumentos nominales simplemente calculada en relación 
mutua en cuanto a semejanza o diversidad de clase y/o individuos en un contexto de 
CFM y/o discurso. Esta función postulamos como perteneciente a los contrastes 
morfológicos del sistema de Casos. 
 Ahora bien, si el cálculo de la referencia nominal en un CFM debe anclarse en la 
referencia temporal de la categoría de Tiempo (o Aspecto) y depende del cotejo de las 
flexiones de Caso, parece obvio que no hay ninguna necesidad de principios adicionales 
 19 
que restrinjan la referencia nominal, como los de Binding, ni tampoco un principio 
especializado como el de Economía morfológica de Burzio (1989, 1991).34 
Si el sistema de Casos en efecto contribuye crucialmente en el cálculo de la 
referencia nominal, entonces dos consecuencias se siguen de inmediato que merecen 
mencionarse. Una de ellas implica que la flexión de Caso tiene un aspecto o relación de 
significado, contrario al supuesto general de que el Caso es un sistema puramente formal 
sin contenido semántico.35 La otra consecuencia es que la morfología juega un papel 
central en la estructura relacional del discurso como en la estructura interna de la 
cláusula. Por tanto, cabe dar una respuesta negativa, que concuerda con la hipótesis nula, 
a la pregunta inicialmente formulada, sobre si el cómputo de la referencia nominal en el 
discurso necesita principios adicionales o diferentes de los que ya están en juego en el 
CFM de la cláusula. En efecto, parece válido concluir que los Determinantes intransitivos 
reflexivos y no reflexivos tienen diferentes necesidades y maneras de asociarse a un 
contenido léxico o descriptivo, maneras que son idénticas en el discurso y en la cláusula. 
La propuesta que he desarrollado es compatible con los argumentos de Burzio 
(1991) sobre la base morfológica para los fenómenos de anáfora y contra los principios 
especializados de Binding. Las ideas que fundamentan la propuesta sugieren fuertemente 
que los argumentos nominales no tienen referencia independiente propia, sino que la 
derivan en relación con la referencia temporal de la categoría Tiempo (o Aspecto) en la 
estructura de una cláusula, o bien de un contexto dado de habla.36 Finalmente, otra 
consecuencia del presente análisises que extiende el enfoque morfológico a la relación 
que es contraparte de la de anáfora o correferencia tradicional, a saber, la referencia 
disjunta o anti-correferencia. Esta relación hemos demostrado es igualmente importante 
en la estructura relacional que determina la referencia nominal en el ámbito tanto del 
discurso como de la cláusula. 
4. Conclusiones 
El presente estudio desarrolla un análisis de la interpretación de la referencia nominal 
(anafórica y no anafórica) que se fundamenta en las nociones de pertenencia e inclusión 
de la teoría de conjuntos. Estas nociones, que son necesarias para la interpretación aislada 
de un argumento, son suficientes para un sintagma que es co-argumento con otro dentro 
de una cláusula y/o unidad de discurso y con el cual se correlaciona en cuanto a igualdad 
vs. diversidad de referencia. En este enfoque el papel del D que encabeza cada argumento 
nominal en juego es tan crucial denotativamente como el complemento que le acompaña 
en el caso del D transitivo, y las distinciones morfológicas de las concordancia de Caso 
que lo acompañan en el CFM. 
 
34 Este principio determinaría que un argumento nominal ‘ligado’ deber ser máximamente subespecificado 
(‘A bound NP must be maximally underspecified’). El principio establecería la siguiente jerarquía en la 
elección de forma para expresar la correferencia: reflexivo > pronombre > expresión-R. 
35 En Luján (2007: 66-67) se expande la tesis de la función significativa de la morfología para indicar la 
igualdad vs. diferencia de la referencia nominal de SDs correlacionados. La concordancia de Género en el 
D transitivo, frente a la concordancia de Género, Persona y Número en el D intransitivo determinan las 
diferentes variedades de correferencia expuestas en nuestros datos. 
36 Para algunos autores, el contexto de ‘situación’. 
 20 
Desde la presente perspectiva, los análisis alternativos en base a categorías virtuales 
(de núcleo o frase) en la estructura de SD para asumir los significados de cuantificación, 
anaforicidad, especificidad, genericidad, etc. son ineconómicos e incompatibles con una 
perspectiva que equipara las categorías de D y PRON, una vez que se adopta la estructura 
de la frase nominal como encabezada por el D. De igual modo son innecesarias, 
ineconómicas y no iluminativas las operaciones de elipsis en la estructura nominal. 
La perspectiva que he desarrollado unifica la función anafórica del D transitivo e 
intransitivo, a la vez que determina la necesidad no sólo de ampliar la noción de 
correferencia en base a la relación de inclusión de clase, sino también de contraponerla a 
la relación de referencia disjunta (o anti-correferencia). Además, pone de relieve la 
función relacional del D en los argumentos nominales que integran tanto la cláusula 
como el discurso. Los determinantes demostrativos, numerales, cuantificadores, etc. son 
todos funciones ligatorias o verdaderas ligaturas discursivas que indican de qué modo se 
correlacionan (se igualan o contraponen) en su referencia los argumentos nominales en 
las oraciones y en el discurso. La flexión de Caso en sus rasgos formales de concordancia 
contribuye con esta función relacional básica del D, la cual es en última instancia un 
simple cómputo de la referencia nominal. 
La perspectiva desarrollada se funda en el significado y forma de cada tipo de D y 
en la función de la concordancia en la flexión morfológica, por lo que se hace innecesario 
invocar principios o mecanismos especiales de correferencia o anti-correferencia en el 
sistema gramatical. Las consecuencias empíricas del presente enfoque son varias y 
novedosas, entre ellas, la unificación y ampliación del área de los fenómenos anafóricos y 
el análisis de los sintagmas léxicos comúnmente considerados elípticos como simples 
sintagmas anafóricos. Aunque hay varias áreas y consecuencias que requieren un mayor 
escrutinio, las ventajas empíricas y teóricas señaladas prestan validez a la futura 
investigación de las mismas y de sus fundamentos teóricos. 
 
 
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