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(Versión Preliminar) EL CASO Y LA REFERENCIA NOMINAL Marta Luján The University of Texas at Austin 0. Introducción Al hablar de correferencia y anti-correferencia es tradicional pensar en los pronombres personales, en particular, las formas del pronombre de 3ra. Persona y su relación respecto de un posible antecedente. La relación está condiciona por la forma reflexiva vs. irreflexiva del pronombre. Esta perspectiva tradicional se formaliza en los principios de Binding, como módulo separado del modelo de gramática universal de Chomsky (1981). Existen otros fenómenos de correferencia que, también siguiendo la tradición, la gramática generativa considera por separado, como fenómenos de elipsis, que presuponen estructuras coordinadas con porciones repetidas a borrarse total o parcialmente, bajo condiciones de identidad total o parcial. Así, la gramática generativa moderna continúa la perspectiva de la gramática tradicional, que etiquetaba como fenómenos de anáfora todo lo relacionado al pronombre de 3ra. Persona, y como fenómenos de elipsis las estructuras que no involucran el pronombre personal, sino otras categorías (funcionales) con valor pronominal. A partir de la teoría de huellas en la década de los 70’s, se reconoció la semejanza de la relación con un antecedente de la huella originada por el movimiento sintáctico, por un lado, y la relación del pronombre reflexivo o irreflexivo respecto de un antecedente, por el otro.1 Desde entonces se ha intentado asimilar las condiciones de Binding a las de Movimiento (Move), ya sea, re-interpretando Move en términos de Binding,2 o más comúnmente, re-analizando las condiciones de Binding como condiciones de Move.3 De este modo, se generalizan las propuestas en términos de Movimiento que unifican las estructuras de ‘control’ con las regidas por el Principio A de Binding.4 Existen además propuestas más recientes que generan por medio de Movimiento incluso las estructuras de ‘pronombre-antecedente’ relacionadas con el Principio B de Binding.5 Este trabajo comparte en el intento de eliminar el módulo de Binding, pero difiere en que no apela al Movimiento, ni a ningún mecanismo especial. Se trata de unificar los datos que los principios de Binding separan utilizando un análisis sobre la base de los 1 Se equiparaba la huella de DP con el pronombre reflexivo y la de una forma-wh con el pronombre personal. 2 Véase Fiengo (1977: 53). 3 Lebeaux (1983) y Chomsky (1986: 175) son intentos tempranos. 4 Véase O’Neil (1995, 1997), Hornstein (1999, 2001). 5 Para Kayne (2002) el antecedente y el pronombre pertenecen juntos en un mismo constituyente y se separan después por Move (o re-Merge). En el Programa Minimalista Move se re-analiza a su vez como Merge (Fusión), operación que construye expresiones ‘fundiendo’ dos expresiones o formas en una. 2 contrastes morfológicos del sistema de Casos, siguiendo el espíritu de las propuestas originales de Burzio (1989,1991). Conjuntamente, se asume el análisis inicial de Abney (1987) sobre la estructura del SD(eterminante), como encabezada por el D(eterminante), y en la que se equipara el artículo con el D transitivo (o D+Complemento), como se ilustra en (a), y el PRON(ombre) con el D intransitivo (D escueto o D sin complemento), como se ve en (b):6 (1) a. [SD [D las [SN niñas ] ] 7 b. [SD [D ellas ] ] En trabajos previos sostengo estas estructuras en oposición a las que incorporan categorías nulas (Ø) como complemento del D intransitivo o PRON(ombre).8 Basándome en las conclusiones semánticas y estructurales de Bosque y Moreno (1990) para los sintagmas encabezados por el PRON neutro lo, en Luján (2007) he mantenido esta perspectiva estructural del D transitivo e intransitivo para todo tipo de D, incluyendo los cuantificadores. En general, he seguido y ahondado la hipótesis original de Bello en su doble faz de (i) identificar todo D con un PRON y (ii) atribuir la capacidad de relacionarse con un antecedente (=anaforicidad) a todo tipo de D, sin excepción.9 El valor pronominal del D es lo que posibilita las lecturas anafóricas de los sintagmas sin un N(ombre) aparente y que, a mi ver, hacen innecesarios tanto los elementos nulos como los procesos de elipsis en la estructura nominal.10 La generalización de la función anafórica unifica a la vez que extiende el área de las estructuras de pronombre-antecedente. Al mismo tiempo, obliga a re-examinar/cuestionar la interpretación tradicional de la relación entre pronombre y antecedente, o ‘relación anafórica’, como también las bases semánticas de dicha relación. Se verá que la relación de pronombre-antecedente no requiere tampoco ningún elemento adicional o especial, pues las nociones básicas de ‘pertenencia’ e ‘inclusión’ de la teoría de conjuntos, que se necesitan para la interpretación del SD aislado, son suficientes para interpretar el SD que depende de un antecedente contextual. En lo que sigue se examina primero los principios de Binding, la anaforicidad del D y las nociones semánticas necesarias y suficientes para la interpretación de la referencia nominal, en todas sus variedades. Se examina y destaca el valor relacional de la anti- correferencia y, en general, la función relacional del D como ligatura discursiva, de 6 Estas ideas estructurales aparecen en la gramáticas clásicas y tradicionales, véanse Jespersen (1924), Sánchez de las Brozas, 1587 (En Riveras-Cárdenas, ed., 1976). Véase también Radford (1997). 7 Esta es una forma simplificada de la estructura de SD que no afecta la presente propuesta. En trabajos anteriores (Luján 2000, 2001, 2004) mantengo la hipótesis de Kayne (1994) de que el complemento de D es siempre una cláusula, que coincide con la propuesta de Bello para las frases de D+REL. 8 Véase Luján (2004a, 2004b, 2007). 9 Véase Bello (1970): Cap. XIV: §273-277 y Nota V; también Lázaro Carreter (1980) y Bosque (1989). 10 Contreras (1996) y Plann (1984) asumen un quantificador Ø para el SD sin D o con D definido de lectura cuantificada. Brucart (1987, 1999), Eguren (1989), Bernstein (1993), Raposo (1998), Parodi (1994), Sleeman (1996), Uriagereka (1995) postulan un N or pro nulo para el SD con ADJ ‘nominalizado’ en las lenguas romance. Kester (1996) propone una noción similar para las lenguas germánicas, y más recientemente, Panagiotidis (2002, 2003a, 2003b) desarrolla la tesis de “empty nouns”. 3 acuerdo con las nociones inicialmente estudiadas por Karttunen (1976) y Heim (1982). Finalmente, se explica el papel central que los contrastes morfológicos del Caso contribuyen en la interpretación de la referencia de los argumentos o sintagmas nominales que integran tanto el complejo funcional mínimo (CFM) como la unidad de discurso. En el cómputo de la referencia nominal sólo se necesitan los conceptos de semejanza vs. diferencia, sea de clase o individuos, que las formas reflexiva vs. irreflexivas de la concordancia conllevan en el sistema de Casos. 1. La relación anafórica 1.1 Principios de Ligamiento (Binding) Los principios de Ligamiento (Binding) rigen la referencia de tres clases de argumento, (a) los reflexivos y recíprocos, (b) los pronombres, y (c) las expresiones-R(eferenciales) (i.e. los nombres propios o las frases de D+N común). Un principio diferente se aplica a cada clase de argumento, determinando la agramaticalidad de la lectura de correferencia, indicada por la igualdad de índices, en estos ejemplos:11 (2) a. *Mi amigai desea que sei examine. (*Principio A) b. *Los juecesj losj observaban. (*Principio B) c. *Elenak dice que su madrek está enferma. (*Principio C) En (2a) se infringe el principio A, porque el antecedente del reflexivo no está en el dominio local de la cláusula subordinada. (2b) contraviene al principio B, ya que el antecedente del pronombre aparece en su dominio local,mientras que en (2c) la expresión-R su madre tiene el mismo índice que el término c-comandante Elena, en infracción del principio C. Es obvio que los principios de Binding separan los reflexivos de los pronombres, y éstos de los árticulos. Sin embargo, tal separación es contraria a la identificación del PRON con el D en la hipótesis del SD. Además, los principios de Binding, al igual que el enfoque tradicional, se limitan a la correferencia vs. anti-correferencia entendida respectivamente como semejanza (/identidad) vs. diversidad (/diferencia) de individuos. Tal denotación se indica mediante la igualdad de índices en la correferencia, y la desigualdad de índices para las configuraciones de anti-correferencia (o referencia disjunta). Es fácil de ver que esta metodología impide en principio entender de un modo paralelo la interpretación que depende de un antecedente contextual como la que típicamente muestran los argumentos con los llamados ADJ sustantivados, como en el ejemplo en (3). De hecho, el argumento de referencia dependiente (o sintagma anafórico), indicado en negrita, denota individuos diferentes, aunque de la misma clase (cajas) que la clase general del antecedente: 11 Para una versión actualizada de Binding, véase Chomsky (1995). Burzio (1989) da la siguiente versión corta, donde bound significa ‘co-indizada con un SD c-comandante’ y locally define el dominio de CFM: A. an anaphor must be locally bound B. a pronoun must not be locally bound C. an R-expr. must not be bound 4 unas (3) Ana trajo una caja grande y Paco le consiguió las pequeñas. varias En este ejemplo la interpretación de la referencia del argumento dependiente, o anafórico, se extrae de la referencia del antecedente contextual, el argumento una caja grande. Esta dependencia anafórica no varía aunque se utilice cualquier tipo de D, definido, indefinido o cuantificador, en el argumento de referencia dependiente, como se muestra en el ejemplo. En todos los casos la referencia de la clase incluyente caja debe reconstruirse mediante la concordancia de Género con el antecedente contextual. Estos sintagmas anafóricos son generalmente analizados como elípticos, o bien, como que contienen una categoría N o SN nula. Sin embargo si se generaliza la capacidad/función anafórica del D-Pron de 3a. Persona a todos los demás Determinantes es posible unificar todas las interpretaciones de dependencia referencial sin agregar operaciones o categorías especiales, y sin complicar el cómputo semántico. Existen por tanto varias desventajas con respecto a la teoría de Binding. Primero, se utilizan índices que no se justifican en el Programa Minimalista. Segundo, se limita su interpretación a la semejanza o diversidad de los individuos referentes en lugar de la semejanza o diversidad de las clases que los incluyen. Tercero, se diferencia la anaforicidad de tres tipos de argumentos nominales. 1.2 Anaforicidad del D En el análisis del pronombre como un D intransitivo (=D sin complemento) à la Abney se plantea la cuestión de si el D transitivo (=D+Complemento) tiene la misma capacidad anafórica que el D sin complemento. En trabajos anteriores he asumido la hipótesis nula, que responde de manera afirmativa, o sea, que el D seguido de complemento puede funcionar anafóricamente con la única restricción que imponen la forma y el significado del complemento.12 He presentado argumentos empíricos a favor, como también he expuesto las ventajas teóricas de asumir la anaforicidad irreducta del D, lleve o no complemento, y cualquiera sea la forma del mismo. De este modo es posible unificar los datos de los sintagmas nominales en diversas lecturas de correferencia con varios tipos de D, sin excluir los cuantificadores, como se ilustra en los ejemplos siguientes: (4) a. Hay un libro que deben leer para el examen, pero el libro es de fácil lectura. b. Es una reseña de Chomsky en la que el lingüista analiza el discurso político. c. Cuando te vea Susie es seguro que la tonta no te reconozca. (5) a. Puede verse que este aviso contradice al vecino. b. Tu sombrero tiene la misma forma que el que tiene mi hermana. c. Como ya tenía un lápiz rojo, le prestamos uno azul. 12 Véase Luján, 2004a, 2004b, 2007. 5 (6) a. Tenía una falda corta y su amiga también tenía una. b. Muchos congresistas apoyaron la medida. Unos pocos estaban en contra. c. Los profesores asistieron a la reunión. Algunos salieron antes del final. d. Se finalizaron los resultados y se comprobó que todos eran satisfactorios. Como vimos previamente, la correferencia especificada mediante la co-indización de los principios de Binding se limita a la identidad de individuos referentes, no diferente de la noción tradicional. Esta limitación denotativa separa de raíz la correferencia pronominal de la correferencia denotada por las secuencias de D+Adj, D+SP, o D+REL, es decir, los sintagmas tradicionalmente considerados elípticos. Estos por lo general se relacionan con un antecedente por inclusión de clase, aunque denoten individuos diferentes, como se comprueba en los ejemplos previamente citados. Sin duda, la integración de todos los fenómenos de correlación anafórica, ya sea por identidad de clase o de individuos, o que involucre diferentes especies de D, parece intuitivamente más afín con la equiparación del D y el PRON, implicada en la hipótesis del SD. Es también consistente con la versión más fuerte y generalizada de la hipótesis de Bello, que he desarrollado y fundamentado en otros escritos, de que la función anafórica es atributo de todo tipo de determinante. Esta tesis fuerte encuentra amplio apoyo en el vocabulario y la distribución de los elementos D en el léxico de la lengua. Tal vocabulario muestra que cada Determinante puede darse solo (como los pronombres de la gramática tradicional), o acompañado de un complemento N léxico, para formar una frase nominal léxica (equivalente a las expresiones-R de Binding). Los ejemplos en (7) forman una lista parcial: (7) D intransitivo (=escueto) D transitivo (=modificado) él el médico uno un médico alguno algún médico ninguno ningún médico varios varios médicos muchos muchos médicos tres tres médicos Si el D transitivo tiene capacidad anafórica, surge la pregunta de cómo se realiza el cómputo de su referencia y cuáles son las condiciones para relacionarse a un antecedente apropiado. En lo que sigue se expande sobre los conceptos semánticos que proveen la base para un enfoque unificado de la anaforicidad del D. 1.3 ‘Pertenencia’ e ‘Inclusión’ La correferencia del PRON personal indica la identidad de individuos referentes. Un PRON Loque se correlaciona con un antecedente, por concordar en Persona, Género y Número, selecciona los mismos individuos referentes que los del antecedente, que puede se uno o más de uno según su Número. Esta idea simple de la denotación de la correferencia está implícita en la gramática tradicional y en la teoría de Binding de la gramática generativa. 6 Es obvio que la correferencia limitada a la identidad o ‘semejanza’ de individuos resulta estrecha e inadecuada para acomodar los sintagmas anafóricos que se relacionan con un antecedente sólo en cuanto a clase. Estas expresiones requieren una noción más amplia de correferencia, según la identidad de clase, que puede definirse sobre la base de la relación de ‘pertenencia’ en los términos de la teoría de conjuntos. Adoptando la noción de pertenencia, asumo que el D designa uno o más individuos/ elementos que pertenecen a la clase denotada por el predicado nominal que lo complementa o, en su defecto, el predicado nominal que complementa a un D contextual concordante localizado fuera de su complejo funcional mínimo (CFM).13 La opción por defecto identifica claramentela correferencia pronominal, o sea, la correlación de referencia del D intransitivo (o PRON) con un antecedente contextual. Esta relación se define del modo más económico ya que se basa en la relación de pertenencia de individuos o entidades a una clase o conjunto, el mismo concepto que debe caracterizar el significado o denotación del D+Complemento no anafórico, esto es, un D+Complemento no correlacionado con un antecedente. La concordancia (de Género, Número y Persona) simplemente facilita que un D intransitivo asuma su identidad de clase y/o de individuo(s) del complemento de otro D que concurre en su contexto, aunque fuera de su CFM.14 La correferencia del D intransitivo (o PRON de 3ra. Persona) es la más simple, pero no la única instancia de relación anafórica. La relación de pertenencia también se da entre clases o conjuntos y se denomina ‘inclusión’. En base a esta noción, se puede definir otras variedades de correlación que naturalmente se establecen entre los Ds transitivos, o sea, entre los sintagmas léxicos (o expresiones-R), dado que los predicados nominales en sus complementos designan clases o conjuntos de elementos/individuos. Las clases denotadas por los complementos de los Ds que concurren en una misma cláusula o unidad de discurso, se encuentran necesariamente en relación de inclusión, si comparten elementos, o de disjunción, si no comparten ningún elemento. Según la teoría de conjuntos, la inclusión comprende tanto la identidad (o co-extensión) de las clases, como la inclusión propia, por la cual al menos un individuo o elemento no pertenece a un subconjunto propiamente incluído en otro.15 La noción de inclusión propia es la que acomoda a los sintagmas anafóricos de D transitivo que comparten la clase del antecedente, pero que designan diferentes individuos, i.e. los sintagmas tradicionalmente considerados elípticos. Veamos ahora cómo estas nociones se aplican a los datos previamente visto en §1.2. Los sintagmas anafóricos en los ejemplos dados ilustran todos los casos identificados de la correlación de referencia con un antecedente contextual según las nociones de pertenencia e inclusión. Por ejemplo, las instancias del D definido con un complemento idéntico al del sintagma antecedente, como en el ejemplo de (4a), es un caso de inclusión 13 Esta restricción vemos en §3 que no necesita estipularse, sino que es derivativa de la concordancia reflexiva vs. reflexiva del sistema de Caso. 14 El D intransitivo debe copiar el complemento de un antecedente para converger en el interfaz semántico. Una expresión con D intransitivos funciona como una fórmula abierta en el lenguaje de la lógica. 15 Véase Garrido (1994: 13-38) sobre estos conceptos de la teoría de conjuntos. 7 de clase, con co-extensión de clase, y por ende, identidad de individuos.16 Además, las frases anafóricas de D con complemento no restrictivo, como en (4b) y (4c), deben funcionar como el D intransitivo, o sea, asumen la referencia del antecedente; y por consiguiente, denotan la identidad de individuos.17 Repito en cada caso los ejemplos previamente considerados: (4’) a. Hay un libro que deben leer para el examen, pero el libro es de fácil lectura. b. Es una reseña de Chomsky en la que el lingüista analiza el discurso político. c. Cuando te vea Susie es seguro que la muy tonta no te reconozca. En cambio, los sintagmas de D+ADJ, D+SP y D+REL, como en los ejemplos en (5), observan la correlación de clase, o inclusión de clase, pero designan distintos individuos referentes debido a la restricción adicional del complemento (ADJ, SP o REL) en los sintagmas anafóricos. Aquí la relación de correferencia se basa en la relación de inclusión propia. En los ejemplos citados el SD anafórico designa un subconjunto que excluye el elemento o entidad designada por el sintagma antecedente: (5’) a. Puede verse que este aviso contradice al vecino. b. Tu sombrero tiene la misma forma que el que tiene mi hermana. c. Como ya tenía un lápiz rojo, le prestamos uno azul. La correferencia como inclusión de clase es función de cualquier tipo de D. Sin embargo, el D anafórico un-, por su significado y función (a ver en §2.1), a diferencia del D definido, excluye la correferencia por identidad de individuos, como se nota en los ejemplos (5c) y (6a), donde este D se da con y sin complemento, respectivamente: (5c’) Como ya tenía un lápiz rojo, le prestamos uno azul. (6a’) Tenía una falda corta y su hija también tenía una. Por su parte, en los ejemplos en (6b)-(6d) con D cuantificador, los argumentos anafóricos se correlacionan por inclusión de clase, que, según el significado de cada D, puede ser inclusión propia,18 como en (6b) y (6c) con unos pocos y algunos, o bien, puede ser inclusión con co-extensión de clase, como en (6d) con el D todos. Por consiguiente, estos sintagmas anafóricos denotan identidad de clase y, según su D, pueden denotar también la identidad de individuos: (6’) b. Muchos congresistas apoyaron la medida. Unos pocos estaban en contra. c. Los profesores asistieron a la reunión. Algunos salieron antes del final. d. Se finalizaron los resultados y se comprobó que todos eran satisfactorios. 16 Innumerables ejemplos atestiguan este uso anafórico del D definido; véase Enç (1991), Holmberg (1993), Campbell (1996), y Leonetti (1999), entre otros. 17 Garrido (1991) y Leonetti (1999) dan numerosos ejemplos de usos similares. 18 La inclusión propia corresponde con el sentido partitivo. 8 Por su parte, los casos de disjunción se ilustran en la lectura deíctica de un ejemplo como (5a), en el que el sintagma el vecino se refiere a una persona de la vecindad y no a un aviso: (5a’) Puede verse que este aviso contradice al vecino. (lectura deíctica) Más adelante vemos otros casos de referencia disjunta en la sección §2, que se basan tanto en la diferencia introducida por el complemento que restringe al D, como también en la clase del D que encabeza al sintagma correlacionado. En resumen, las nociones de pertenencia e inclusión de la teoría de conjuntos son suficientes para caracterizar semánticamente nuestra versión alternativa de la correferencia y su contrapartida, la anti-correferencia, entre los sintagmas nominales. Ambas relaciones se definen puramente a partir de (i) la forma y función del D correlacionado, (ii) la clase y denotación de su complemento, si lo hubiere, y (iii) según cómo estos se comparen con el D y complemento del argumento que funcione como antecedente gracias a la concordancia de Persona-Género-Número con el D intransitivo, o sólo gracias a la concordancia de Género con el D transitivo.19 Otros detalles relevantes adicionales sobre la función semántica de los diversos tipos de D y la diferencia de concordancia se detallan en las secciones §2 y §3, que especifican respectivamente la función relacional discursiva del D, y la función de la flexión morfológica en el cómputo de la referencia de los sintagmas nominales. 1.4 Anti-correferencia El módulo de Ligamiento (o Binding) tiene dos principios de referencia disjunta que restringen por separado la co-indización del D intransitivo y el D transitivo. Así, los casos típicos de referencia disjunta, como en los ejemplos (8a)-(8b), se caracterizan bajo los principios B y C, respectivamente: (8) a. Los niños los vigilaban a ellos. los niños ≠ ellos (Principio B) b. Los niños vigilaban a los niños. los niños ≠ a los niños (Principio C) En la perspectiva tradicional de Binding estos datos no se relacionan, puesto que los sintagmas pronominales y léxicos obedecen a principios diferentes. Por un lado, el principio B dicta que un pronombre, como ellos en (8a), sea ‘libre’ (unbound, no ligado) en su dominio local, por lo que el SD sujeto los niños no puede ser su antecedente.20 Por otro lado, una condición diferenterestringe la referencia de la expresión-R los niños en (8b). Por el principio C, tal término debe ser ‘libre’, no co-indizado en ningún dominio de 19 Véase Luján 2007 sobre los detalles de la forma y el significado de estas concordancias. 20 Hay que notar que la restricción de cláusula del principio B es inconsistente con la correferencia de clase. Los datos indican que no hay tal restricción de cláusula para la correferencia de clase. Véase, por ejemplo, que las frases de DET+Adj pueden tener su antecedente en el mismo dominio local, como se ilustra en: a. Esta escena precede a la anterior la = la escena b. Los tonos claros no van con los oscuros los = los tonos 9 c-comando. Por lo tanto, los niños en (8b) no puede tener el mismo índice de referencia que el sintagma sujeto que lo c-comanda. Bajo la perspectiva generalizada del D transitivo, los datos de (8) deberían relacionarse por dos sencillas razones. La primera tiene que ver con el encuadre mismo de la estructura nominal de núcleo D, que equipara el PRON con el D. La segunda razón, que se desprende de tal encuadre, reside en que no hay justificación para asumir una diferencia esencial de función anafórica entre el D transitivo y el D intransitivo. Se plantea, entonces, cómo dar una explicación unitaria a los datos de la referencia disjunta en (8) una vez que se abandonan los principios B y C.21 No obstante, la morfología y la concordancia de Caso ofrecen una solución para alinear los dos casos de anti-correferencia ejemplificados en (8). A saber, cabe relacionar la restricción de cláusula mínima con la forma reflexiva vs. no reflexiva del D, haciendo que dicha restricción sea función de este contraste morfológico. Si se asume que sólo el D reflexivo, como en (9b), puede tener un antecedente local, entonces, el D no reflexivo en (9a), que reproduce (8a), se excluye ipso facto de ligarse con un antecedente local: (9) a. Los niños los vigilaban a ellos. b. Los niños se vigilaban a sí mismos. Parece ser una condición propia de los reflexivos de forma invariante co-existir con un antecedente en un dominio estrictamente local. Según esto, cabe suponer que la obviación del D co-clausular resulta de restringir la correferencia local al D reflexivo.22 Esta noción sería natural y consistente no sólo con la existencia del reflexivo (sí, se), que es una forma especializada no diferenciada en Género/Número/Caso, sino también con el contraste de Caso en los argumentos nominales. Obsérvese que ambos ejemplos canónicos de anti-correferencia en (8a)-(8b) se asocian al contraste Nominativo- Acusativo, indicado por las formas no reflexivas y diferenciadas en Género/Número (ellos) del D y la flexión de Acusativo del complemento verbal (los), mientras que el ejemplo con la flexión de reflexivo en (9b) sólo muestra el caso Nominativo. La diferencia referencial de los argumentos se hace explícita en (9a)-(9b) mediante la flexión concordante (los, se), destacada en negrita, del contraste de Acusativo vs. Reflexivo que corresponden a las lecturas no reflexiva vs. reflexiva, respectivamente. La correspondencia entre la morfología y los contrastes de Caso no puede ser un mero accidente en un sistema flexional que incluye un reflexivo de forma invariante en contraste con las formas diferenciadas en Género-Número del Acusativo, la/las (Femenino) y lo/los (Masculino). Por el contrario, cabe asociar el contraste explícito de los argumentos marcados Nominativo-Acusativo (o Dativo) en el CFM de cláusula con la lectura no reflexiva o disjunta, frente a la interpretación reflexiva, o de correferencia de la combinación Nominativo-Reflexivo.23 La misma razón puede dar cuenta de la relación de anti-correferencia del D con complemento de N común idéntico en (8b), repetido a 21 La validez de estos principios ha sido fuertemente cuestionada por varios autores, entre ellos Burzio (1989, 1991). Más recientemente, Hornstein (2006) presenta nuevos contra-argumentos basados en los desarrollos metodológicos del Programa Minimalista de Chomsky (1995). 22 Para un estudio detallado de los reflexivos, véase Reinhart & Reuland (1993). 23 Esto parece válido para las lenguas que utilizan una forma y flexión invariante de Reflexivo (vid. §3.1). 10 continuación, que también se marca con Acusativo, contrastando con el argumento de Nominativo en el mismo CFM: (8b’) Los niños vigilaban a los niños. A pesar de que el sintagma objeto los niños tiene un complemento idéntico y el mismo Género-Número que el sintagma sujeto, no concuerda con el mismo ni puede establecer correferencia porque su D no tiene la forma reflexiva, ni la concordancia con la forma se, para identificarse con un antecedente local. Obsérvese que los ejemplos con argumentos nominales idénticos en el mismo CFM son extraños aún cuando se los interprete con lectura obviativa.24 Veremos que este hecho es consistente con la función relacional del D, cuestión que se considera en la sección §2.1. En conclusión, una misma razón responde por los dos casos de referencia disjunta de los sintagmas en negrita dados inicialmente en (8). A saber, el D del sintagma complemento no tiene la forma reflexiva indiferenciada requerida para la correferencia local, sino que se marca Acusativo, con la morfología diferenciada que se asocia con la lectura no reflexiva y, por ende, con la relación de anti-correferencia. De este modo, nuestra perspectiva también unifica los datos de la referencia disjunta en el CFM de cláusula, sea que involucren un D escueto idéntico, como en (8a), o un N común idéntico, como en (8b). En la sección §3 se examina el papel de la morfología y el Caso en el cómputo de la referencia nominal. Otras instancias de SD de lectura correfencial vs. obviativa (=disjunta) se definen de una manera similar, es decir, en base a: (i) la forma (reflexiva vs. no reflexiva) de la flexión concordante y la función del D, más (ii) el tipo de su complemento si lo tuviere, y (iii) de acuerdo a cómo se compare con el D y complemento de un antecedente potencial. Los casos adicionales que son relevantes a esta tesis general se discuten más adelante. 2. Correlación de la referencia nominal Hemos visto que la noción del D como PRON implica una versión de la relación anafórica que, aunque restringida por la concordancia de Género (y Número), es más amplia que la correferencia entendida en los términos tradicionales. Siendo locus de la referencia del sintagma, los Determinantes deben verse como funciones ligatorias del discurso, pues ellos relacionan las denotaciones de los sintagmas nominales a sus correspondientes antecedentes en el dominio de discurso, por medio de la relación de pertenencia e inclusión de clase, como también por medio de la relación opuesta (complementaria), la disjunción de clase u obviación. Esta función correlativa es específica del D en cualquiera de sus formas y clases, entre las cuales incluyo los cuantificadores. 24 La anomalía de (8b) se debe al uso inapropiado de D, más que a la repetición del N complemento. Obsérvese que el ejemplo es acceptable si se usa el D otros en el argumento correlacionado: Los niños vigilaban a otros niños. 11 2.1 Función relacional del Determinante Tomando el D como una categoría denotativa con su significado propio, es natural relacionar su función discursiva con su esencia semántica. En los ejemplos (4)-(5) de la sección §1.2 hemos visto determinantes anafóricos que son correferenciales con un antecedente contextual con el que comparten identidad de clase, con o sin identidad de individuos referentes. Independientemente de la presencia de un complemento, una distinción semántica inicial se determina por el significado de ‘demostrativo’ del D definido, como pronombre de 3a. Persona o demostrativo,en contraste con el significado de ‘enumerativo’ del D indefinido, que se equipara con el pronombre uno.25 Según nuestra noción general de la relación anafórica, esta función pertenece al D, sin importar su clase, ya que el D individualiza los conceptos denotados por los predicados nominales y los hace argumentos de un Verbo, a la vez que los relaciona con otros argumento contextuales. La relación ligatoria del D consiste en igualar o contrastar, según sea el caso, la identidad referencial de los argumentos nominales en un dominio dado de discurso. La flexión de Caso en su diferenciación morfológica de reflexivo vs. no reflexivo (a ver en la sección §3) complementa la función de los núcleos D en los argumentos correlacionados. La función relacional del D se expresa como inclusión de clase o como disjunción de clase. La inclusión de clase a su vez comprende la identidad o semejanza de clase o de individuos, como en los ejemplos con sintagmas anafóricos de (4) y (6), y derivativamente, el contraste de subclase y/o de individuos, como en los ejemplos de (5) dados en la Sección §1, que contienen las frases de D+ADJ y D+REL. Según el tipo de D, un aspecto de la relación ligatoria en el discurso deriva de su naturaleza semántica. Como variante del PRON personal, el D definido es una forma átona de demostrativo. Por tanto, tiene figurativamente la función demostrativa/ ostensiva de ‘indicar/señalar’ un antecedente previamente mencionado o establecido en el discurso, a semejanza de la forma tónica del D demostrativo, que generalmente se acompaña con gestos y sirve para indicar una entidad en el contexto de habla. Por contraste, el D indefinido, identificado con el pronombre uno, pertenece en la clase de los numerales. Como tal, su función es ‘enumerar’ - como en los elementos de una lista - los argumentos nominales que se introducen por primera vez en un dominio de discurso. Dado el contraste entre el D demostrativo y el D enumerativo, parece natural que el primero (el defnido), a semejanza de una forma reflexiva, se especialice en la correferencia de individuos, como vimos en el ejemplo (4a), que contiene un D anafórico definido de complemento idéntico al complemento del argumento antecedente.26 Por su parte, el D indefinido (enumerativo) es compatible sólo con la correferencia de clase, como en los ejemplos (5c) y (6a), siendo intrínsicamente excluído de la correferencia de individuos. Por su función enumerativa, el D anafórico indefinido introduce como ‘nuevo’ un individuo o entidad referente en un dominio de discurso, individuo o entidad que puede ser de la misma clase o subconjunto que otro individuo referente establecido en un dominio de discurso dado, pero no puede ser idéntico al mismo. 25 Esta noción procede de Perlmutter (1970); era también reconocida por los gramáticos tradicionales. 26 Este uso del D definido parece ser universal, véase además la Nota 16. 12 Los funciones distintivas discursivas del D se designan ‘demostrativa’ vs. ‘enumerativa’, correspondiendo con las dos clases de D, definido vs. indefinido. Estas funciones se indican y ejemplifican, respectivamente, en (10)-(11):27 (10) FUNCIÓN DEMOSTRATIVA: a. Unas mujeres esperaban en la sala. Las mujeres discutían animadamente. b. Unas mujeres esperaban en la sala. *Unas mujeres discutían animadamente. (11) FUNCIÓN ENUMERATIVA: a. Unas mujeres esperaban en la sala. Un hombre las observaba. b. Unas mujeres esperaban en la sala. *Una/ Otra mujer las observaba. Ahora bien, si se toma la función ligatoria de discurso como el valor por defecto del D, las diferencias de acceptabilidad de discurso para una mínima secuencia de oraciones dependen principalmente del tipo de D en los argumentos nominales relevantes, como se puede ver en los ejemplos dados. Así, en (10a) el D de función demostrativa (las) en el sintagma sujeto de la segunda oración relaciona el par de oraciones dadas en secuencia, ya que este D se complementa con el mismo predicado nominal (mujeres) que el del antecedente en la primera oración de la secuencia. Obsérvese que la correlación que se establece por la concordancia de Persona, Género y Número de los Ds en los argumentos en cuestión resulta en la correferencia de individuos, pues la denotación de la clase designada por el argumento anafórico es co-extensiva, o sea, incluye todos los individuos del conjunto denotado por el antecedente. En cambio, en el mismo contexto el D unas de (10b) produce un discurso mal- formado, pues aún cuando este tipo de D puede asociarse por correferencia de clase, al tener el mismo complemento que el de su antecedente, no define un subconjunto. A menos que las subclases se indiquen o contrasten mediante un predicado nominal adicional, el D de función enumerativa debe explícitamente indicar con la forma especializada (otra), como en (11b), que un conjunto de individuos diferentes o nuevos se introduce en el discurso que es de la misma clase que un conjunto previamente mencionado. Esta necesidad no surge en (11a), donde un, modificado por hombre, introduce un nuevo sintagma de referencia disjunta en relación con el sintagma antecedente (unas mujeres).28 2.2 La noción de ‘antecedente’ Con la ampliación de la noción de correferencia en la presente perspectiva se extiende también la noción de ‘antecedente’ más allá del uso tradicional de este término. Esto puede verse en los mini-discursos bien-formados dados previamente en (10)-(11). En el ejemplo (10) un sintagma es el antecedente de un sintagma correferencial, mientras que 27 Estas ideas corresponden a las condiciones formuladas por Karttunen (1976) para el uso apropiado de las sintagmas definidos e indefinidos. También son afines con las nociones desarrolladas por Heim (1982). 28 Naturalmente, la función ligatoria de discurso en (11a) se facilita también por el D las en el complemento de observar, y en la secuencia apropiada de tiempos verbales asociados con los verbos de las oraciones dadas. 13 en (11) el mismo sintagma funciona como antecedente de un sintagma de referencia disjunta. Es decir, ambas relaciones, igualdad o diferencia de referencia, necesitan dos miembros, uno de los cuales funciona como el antecedente. De este modo, tanto los D demostrativos como los D enumerativos son ligaturas discursivas, pues determinan cómo los sintagmas nominales se relacionan referencialmente, por correferencia o anti- correferencia, en modos que son pertinentes en una estructura discursiva. La disjunción de clases se opone a la correferencia y puede relacionar dos o más sintagmas en un mismo dominio de discurso. Un sintagma que se evalúa como de ‘distinta’ referencia requiere un antecedente respecto del cual se diferencie. Así, puede observarse que hay oraciones que son ambiguas. Tal es el caso de las que contienen un sintagma con un ADJ escueto, puesto que tal sintagma puede interpretarse correferencial- o disjuntamente respecto de un antecedente contextual. Veamos el siguiente ejemplo ilustrativo: (12) La fuente grande se desplomó sobre la pequeña. (a) La fuente grande se desplomó sobre la fuente pequeña. (b) La fuente grande se desplomó sobre la niña pequeña. El sintagma la pequeña en (12) es ambiguo y puede interpretarse anafóricamente, como dependiente de la fuente grande, o deícticamente/disjuntamente, como el PRON ella (=persona) modificado por el atributo pequeña. La lectura correfencial, como en la paráfrasis dada en (a), envuelve la inclusión de clase en relación con el antecedente la fuente. Por otro lado, la interpretación disjunta resulta de tomar el Determinante la como un pronombre libre o deíctico. Como tal se refiere a una persona, como en (b), si el complemento puede designar un atributo de persona, como en el ejemplo dado.29 La disjunción referencial u obviación puede resultar,ya sea porque un sintagma está encabezado por un D enumerativo, o porque el predicado nominal en el complemento de un D demostrativo impone la denotación de una clase disjunta de elementos, como en el ejemplo de (13), que no es ambiguo: (13) Este libro desmiente al profesor. En este ejemplo el SD el profesor tiene referencia disjunta del sintagma sujeto este libro, como se determina simplemente por el predicado nominal que modifica al D definido en el complemento directo del ejemplo dado. Este complemento denota una clase disjunta de la del sintagma sujeto. Con tal complemento el D definido no puede correlacionarse por semejanza a ese sujeto, sino debe entenderse de forma deíctica y/o disjunta. 29 Es consistente con el valor pronominal del D el hecho de que haya palabras que pueden funcionar como Adj o N, como joven, viejo, rico, etc., como en un joven vs. uno joven, un viejo vs. uno viejo, un pobre vs. uno pobre, etc. El SD femenino a veces es ambiguo; v.g. una vieja puede denotar tanto una mujer anciana, como una cosa vieja. 14 2.3 D cuantificadores El análisis se extiende a los Determinantes cuantificadores, que también pueden establecer correferencia, como se ilustra en los ejemplos de (14)-(15). En estos ejemplos el D cuantificador en la segunda oración se interpreta contextualmente por correlacionarse con el sintagma sujeto en la primera oración. Estos datos corroboran la noción de los determinantes como ligaturas discursivas. (14) Varias niñas tomaron el examen. Tres resultaron aplazadas. (15) Todos ellos tomaron el examen. Unos pocos resultaron aplazados. Hay que notar que las lecturas de correferencia y de anti-correferencia de los sintagmas nominales en cuestión deben estar libremente disponibles, ya que estas alternativas dan la distinción esperada entre una unidad de discurso y una lista de oraciones que no se integran en un mismo discurso. Es decir, si los sujetos cuantificados en la segunda cláusula de los ejemplos en (14)-(15) no se correlacionan con los sintagmas sujetos en las cláusulas precedentes, para especificar un subconjunto del conjunto de entidades denotado por estos sujetos, los pares de oraciones no pueden integrar una unidad de discurso, debiendo entenderse como oraciones disociadas o en una lista. Es sólo gracias a la interpretación en que los sujetos se correlacionan en su referencia que cada par de oraciones puede formar una unidad de discurso. En resumen, puede verse que el presente enfoque provee una manera simple y consistente de entender la función relacional del D en el cálculo de la referencia de los argumentos nominales que pertenecen en un contexto dado de discurso. Específicamente, esto implica determinar si tienen igual vs. diferente referencia (de clase y/o individuos). La noción que defiendo es que el proceso se basa enteramente en la combinación de la forma y significado de cada D correlacionado, más la forma y significado de los términos que lo complementan en su sintagma. Parece evidente que la presente propuesta para describir y explicar la función relacional del D hace innecesaria la distinción de definido vs. indefinido, como también los principios de correferencia y anti-correferencia de Binding. Veamos en lo que sigue cómo incide la concordancia morfológica en la determinación de la referencia nominal. 3. El Caso y el cómputo de la referencia nominal Si la concordancia nominal y la flexión de Caso son la base para evaluar la semejanza vs. diferencia del valor referencial de los argumentos nominales, se plantea la pregunta de si este cómputo en el dominio de discurso necesita un mecanismo más allá de lo que se requiere a nivel de cláusula. Me refiero al Caso en los argumentos nominales dentro de la cláusula. Según vimos previamente (§1.2), los argumentos nominales dentro del CFM de la cláusula se mantienen identificados y diferenciados en cuanto a su referencia mediante los contrastes expresados por la flexión de las concordancias de Caso, bajo los términos de la teoría de cotejo de rasgos formales (Chomsky 1995). Los contrastes de Caso se corresponden con los argumentos nominales en un sistema de Nominativo-Acusativo (o Ergativo-Absolutivo). La pregunta que se plantea ahora es si se necesita un mecanismo 15 diferenciador a nivel de discurso, separado o diferente de la flexión de Caso que ya distingue los argumentos nominales dentro de la cláusula. La hipótesis nula indica una respuesta negativa, lo que implicará mantener que el mismo sistema formal funciona en los dos ámbitos. 3.1 Flexión no diferenciada (1a./2a. Persona) En español la flexión de Caso hace una diferenciación tripartita de Nominativo vs. Acusativo/Dativo, expresada en la concordancia de Persona-Número de la flexión de T(iempo) para el sujeto; la de Persona-Número-Género en la flexión verbal de Sv para el complemento directo; y la de Persona-Número de la flexión verbal de Sv para el complemento indirecto. Ahora bien, la flexión de Caso de los complementos del Verbo puede ser reflexiva o no reflexiva, una distinción que debe explicitarse sólo para la 3a. Persona, que se presta a la ambigüedad, dado que el sujeto y complemento de 3ra. Persona pueden designar el mismo individuo o, contrariamente, diferentes individuos. En cambio, las flexiones de la 1a. y 2a. Personas, como por ejemplo, las formas del Singular me y te en los ejemplos respectivos de (16) y (17), funcionan indistintamente como reflexivas y no reflexivas frente a la flexión del Nominativo de igual o diferente Persona y Número, como en (a) y (b), respectivamente: (16) a. Me observ-O 1sg-Acu 1sg-Nom b. Me observa-N 1sg-Acu 3pl-Nom (17) a. Te observa-S 2sg-Acu 2sg-Nom b. Te observa-N 2sg-Acu 3pl-Nom De hecho, las formas de 1a./2a. Persona me/te tampoco se diferencian en cuanto a Acusativo o Dativo, como se muestra en los ejemplos de (18) y (19), respectivamente: (18) a. Me los otorg-O 1sg-Dat 1sg-Nom b. Me los otorga-N 1sg-Dat 3pl-Nom (19) a. Te los otorga-S 2sg-Dat 2sg-Nom b. Te los otorga-N 2sg-Dat 3pl-Nom 16 Los datos expuestos en (16)-(19) indican que la morfología de la concordancia de Caso es económica. Es evidente que no se necesita una forma reflexiva diferenciada de Acusativo ni de Dativo para la 1a./2a. Personas, ya que la referencia de estas categorías se identifica unívocamente en el contexto de habla, independiente de su forma y/o función sintáctica. En consecuencia, si la 1a. Persona concurre como argumento en función de Sujeto y Objeto de un mismo Verbo, la única interpretación resultante es la de igualdad de referencia (semejante a la interpretación reflexiva). Lo mismo vale para la 2a. Persona cuando se da como argumento de Nominativo y Acusativo (o Dativo) de un Verbo dado. De este modo, puede entenderse por qué las categorías de 1a./2a. Persona, que se refieren al ‘hablante’ y al ‘interlocutor’ de un acto de habla, respectivamente, se consideran siempre deícticas, pero ancladas en relación con un Tiempo, un acto de habla, o situación. Con estos ejemplos también queda claro que los argumentos nominales no tienen una referencia directa a individuos o clases de ellos, sino sólo en relación al ancla que un tiempo, espacio o situación provean. Esto debe suponerse en general tanto para los determinantes de 1a./2a. Persona, como para los de 3ra. Persona y el resto de los D, lleven o no un complemento.30 La única diferencia entre los de 1a./2a. Persona y el de 3ra. Persona es que cuando se dan repetidos en un CFM los de 1a./2a. Persona tienen automáticamente la interpretación similar a la reflexiva (igualdad de referente) una vez anclados en un determinado Tiempo, situación o contexto discursivo. No es así para los de 3ra. Persona, que en el mismo contexto de cláusula o discurso, deben acompañarse de marcas específicas para indicarsu igualdad vs. diferencia referencial unos de otros. 3.2 Flexión diferenciada (3a. Persona) En contraste con la 1a/2a. Persona, la forma de Acusativo de la 3a. Persona (sea Singular o Plural), como en (20a), resulta en principio ambigua en el contexto de la concordancia de Nominativo de 3a. Persona de igual Número. No designando esta Persona al hablante o al interlocutor, no hay manera de saber si se trata o no del mismo individuo (o mismos individuos) de 3a. Persona.31 Por tanto, la forma reflexiva especializada se, como se ejemplifica en (20b) y (20c), se hace necesaria para indicar unívocamente una misma identidad de referencia, en oposición a la forma especificada en Género-Número de la concordancia de Acusativo: (20) a. Los observa-N 3pl/Mas-Acu 3pl-Nom b. Se observa-N Refl 3pl-Nom c. Se observa-Ø Refl 3sg-Nom 30 Ni siquiera los argumentos nominales con los D demostrativos fuertes tienen referencia independiente. 31 Para ciertos autores la 3ra. Persona es la ‘no persona’, en contraste con la 1a./2a. que designan a los participantes en el acto de habla. 17 La forma se no muestra marcas diferenciadas de Número, Género, Persona o Caso. Según Burzio (1989, 1991), es una forma carente de rasgos formales. Por tanto, cabe suponer que es justamente esta carencia que le permite funcionar como lo que se entiende por ‘reflexivo’.32 Es razonable asumir que esta función se caracteriza por el hecho de que una forma invariante y carente de rasgos debe asumir o copiar todos los rasgos identificadores de un argumento local, o sea, el Nominativo y así indicar la igualdad de referencia con el mismo. En cambio, la concordancia que contrasta con se, como por ejemplo la flexión de Acusativo los en (20a), precisamente porque muestra una forma diferenciada de Persona, Número y Género, debe funcionar para indicar la interpretación opuesta, o sea, no reflexiva (de la referencia disjunta) en relación con la flexión de Nominativo de igual Persona y Número. Por consiguiente, los argumentos nominales que se asocian con las flexiones de Nominativo y Acusativo en el ejemplo (20a) deben estar necesariamente en relación de anti-correferencia.33 El mismo razonamiento cabe para las formas de 3a. Persona de la concordancia de Dativo. Por ejemplo, en (21a) la flexión les está especificada para Persona y Número, lo que la diferencia de la concordancia de Nominativo de 3a. Persona-Plural. En contraste con la forma invariante del reflexivo se, también la forma de Dativo, por sus rasgos diferenciados de Persona y Número, debe interpretarse con lectura obviativa, o sea, la lectura no reflexiva. Su interpretación de referencia disjunta respecto de la flexión de igual Persona y Número del Nominativo en (21a) contrasta con la correferencia de individuos referentes que se indica explícitamente por la forma no especificada e invariante se en (21b): (21) a. Les irrita-N 3pl-Dat 3sg-Nom b. Se irrita-N Refl 3pl-Nom En resumen, las formas fonéticamente más diferenciadas conllevan la interpretación irreflexiva, en contraste con la forma indiferenciada del reflexivo que al copiar in toto las especificaciones o rasgos formales de un antecedente debe compartir tanto la identidad de clase como también la identidad de individuos, según estén anclados en el tiempo/ situación específicos de una cláusula o de una unidad discursiva. 3.3. Significado de la flexión de Caso Los ejemplos citados ilustran los contrastes morfológicos que son necesarios en las formas del pronombre de 3ra. Persona para indicar la lectura irreflexiva de la anti- correferencia entre los argumentos de un CFM, en contrapartida con la lectura de identidad semejante de una forma invariante de reflexivo. Este sistema de oposiciones es mínimo, dado que sólo se necesita para la 3ra. Persona y funciona precisamente porque 32 Vale el significado figurativo de su nombre: es una forma sin ‘imagen’ o identidad propia; como un espejo debe reflejar la imagen o identidad de otra forma. 33 Estas son las configuraciones típicas de anti-correferencia que en Binding se excluyen por el Principio B. 18 contiene una forma invariante de flexión reflexiva, que se excluye de la 1a./2a. Persona. Las oposiciones flexionales para la 3ra. Persona se muestran en el siguiente cuadro: (22) SINGULAR PLURAL FEM MASC FEM MASC ACUSATIVO la lo las los NOMINATIVO -Ø -N DATIVO le les REFLEXIVO se Concordancias de Caso (3a. Persona) Estas concordancias se asocian a los argumentos que participan en un CFM. Siendo explícitamente diferentes, pueden funcionar de igual modo que los índices referenciales, es decir, cumpliendo la función antes reservada a los mismos. Cabe suponer que es justamente la concurrencia de estas formas diferenciadas de la 3ra. Persona que hacen innecesarios o superfluos los antiguos índices. Más aún, la económica eficiencia de la concordancia diferenciada pone en evidencia que no se trata de identificar uno por uno los referentes de los argumentos nominales, sino sólo se necesita determinar si comparten o difieren en su referencia de clase y/o de individuos unos de otros en relación a un CFM o un dominio de discurso. El hecho de que el uso inicial de dígitos para los índices referenciales fuera posteriormente reemplazado por el de letras variables (i, j, k, etc.) concuerda con la noción de que el cómputo de la referencia nominal consiste en llevar la cuenta de la referencia de los argumentos nominales simplemente calculada en relación mutua en cuanto a semejanza o diversidad de clase y/o individuos en un contexto de CFM y/o discurso. Esta función postulamos como perteneciente a los contrastes morfológicos del sistema de Casos. Ahora bien, si el cálculo de la referencia nominal en un CFM debe anclarse en la referencia temporal de la categoría de Tiempo (o Aspecto) y depende del cotejo de las flexiones de Caso, parece obvio que no hay ninguna necesidad de principios adicionales 19 que restrinjan la referencia nominal, como los de Binding, ni tampoco un principio especializado como el de Economía morfológica de Burzio (1989, 1991).34 Si el sistema de Casos en efecto contribuye crucialmente en el cálculo de la referencia nominal, entonces dos consecuencias se siguen de inmediato que merecen mencionarse. Una de ellas implica que la flexión de Caso tiene un aspecto o relación de significado, contrario al supuesto general de que el Caso es un sistema puramente formal sin contenido semántico.35 La otra consecuencia es que la morfología juega un papel central en la estructura relacional del discurso como en la estructura interna de la cláusula. Por tanto, cabe dar una respuesta negativa, que concuerda con la hipótesis nula, a la pregunta inicialmente formulada, sobre si el cómputo de la referencia nominal en el discurso necesita principios adicionales o diferentes de los que ya están en juego en el CFM de la cláusula. En efecto, parece válido concluir que los Determinantes intransitivos reflexivos y no reflexivos tienen diferentes necesidades y maneras de asociarse a un contenido léxico o descriptivo, maneras que son idénticas en el discurso y en la cláusula. La propuesta que he desarrollado es compatible con los argumentos de Burzio (1991) sobre la base morfológica para los fenómenos de anáfora y contra los principios especializados de Binding. Las ideas que fundamentan la propuesta sugieren fuertemente que los argumentos nominales no tienen referencia independiente propia, sino que la derivan en relación con la referencia temporal de la categoría Tiempo (o Aspecto) en la estructura de una cláusula, o bien de un contexto dado de habla.36 Finalmente, otra consecuencia del presente análisises que extiende el enfoque morfológico a la relación que es contraparte de la de anáfora o correferencia tradicional, a saber, la referencia disjunta o anti-correferencia. Esta relación hemos demostrado es igualmente importante en la estructura relacional que determina la referencia nominal en el ámbito tanto del discurso como de la cláusula. 4. Conclusiones El presente estudio desarrolla un análisis de la interpretación de la referencia nominal (anafórica y no anafórica) que se fundamenta en las nociones de pertenencia e inclusión de la teoría de conjuntos. Estas nociones, que son necesarias para la interpretación aislada de un argumento, son suficientes para un sintagma que es co-argumento con otro dentro de una cláusula y/o unidad de discurso y con el cual se correlaciona en cuanto a igualdad vs. diversidad de referencia. En este enfoque el papel del D que encabeza cada argumento nominal en juego es tan crucial denotativamente como el complemento que le acompaña en el caso del D transitivo, y las distinciones morfológicas de las concordancia de Caso que lo acompañan en el CFM. 34 Este principio determinaría que un argumento nominal ‘ligado’ deber ser máximamente subespecificado (‘A bound NP must be maximally underspecified’). El principio establecería la siguiente jerarquía en la elección de forma para expresar la correferencia: reflexivo > pronombre > expresión-R. 35 En Luján (2007: 66-67) se expande la tesis de la función significativa de la morfología para indicar la igualdad vs. diferencia de la referencia nominal de SDs correlacionados. La concordancia de Género en el D transitivo, frente a la concordancia de Género, Persona y Número en el D intransitivo determinan las diferentes variedades de correferencia expuestas en nuestros datos. 36 Para algunos autores, el contexto de ‘situación’. 20 Desde la presente perspectiva, los análisis alternativos en base a categorías virtuales (de núcleo o frase) en la estructura de SD para asumir los significados de cuantificación, anaforicidad, especificidad, genericidad, etc. son ineconómicos e incompatibles con una perspectiva que equipara las categorías de D y PRON, una vez que se adopta la estructura de la frase nominal como encabezada por el D. De igual modo son innecesarias, ineconómicas y no iluminativas las operaciones de elipsis en la estructura nominal. La perspectiva que he desarrollado unifica la función anafórica del D transitivo e intransitivo, a la vez que determina la necesidad no sólo de ampliar la noción de correferencia en base a la relación de inclusión de clase, sino también de contraponerla a la relación de referencia disjunta (o anti-correferencia). Además, pone de relieve la función relacional del D en los argumentos nominales que integran tanto la cláusula como el discurso. Los determinantes demostrativos, numerales, cuantificadores, etc. son todos funciones ligatorias o verdaderas ligaturas discursivas que indican de qué modo se correlacionan (se igualan o contraponen) en su referencia los argumentos nominales en las oraciones y en el discurso. La flexión de Caso en sus rasgos formales de concordancia contribuye con esta función relacional básica del D, la cual es en última instancia un simple cómputo de la referencia nominal. La perspectiva desarrollada se funda en el significado y forma de cada tipo de D y en la función de la concordancia en la flexión morfológica, por lo que se hace innecesario invocar principios o mecanismos especiales de correferencia o anti-correferencia en el sistema gramatical. Las consecuencias empíricas del presente enfoque son varias y novedosas, entre ellas, la unificación y ampliación del área de los fenómenos anafóricos y el análisis de los sintagmas léxicos comúnmente considerados elípticos como simples sintagmas anafóricos. Aunque hay varias áreas y consecuencias que requieren un mayor escrutinio, las ventajas empíricas y teóricas señaladas prestan validez a la futura investigación de las mismas y de sus fundamentos teóricos. Referencias bibliográficas ABNEY, Steven P. 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