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0 INTRODUCCIÓN A LA METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA UNIDAD 3 – TEMA 1 - Construcción de indicadores 1 Unidad 3. Tema 1. De la teoría a los indicadores empíricos: la operacionalización Objetivo de la clase -Que los participantes conozcan el proceso de operacionalización de conceptos y los criterios que deben considerarse para la elaboración de indicadores. Presentación Arrancamos una nueva semana de estudio. Hasta el momento hemos desarrollado los aspectos concernientes al diseño de la investigación, explicando todos sus componentes. La clase pasada explicamos algunos conceptos básicos y necesarios para el desarrollo de una investigación tales como la construcción del objeto de estudio, el problema de investigación, las hipótesis y los tipos de diseño de la investigación cuantitativa. A partir de esta Unidad comenzaremos a desarrollar los aspectos necesarios para hacer operativa la investigación, es decir, para poder, a partir del diseño teórico, desarrollar las instancias de producción de la información empírica necesaria para cumplir con nuestros objetivos. En este sentido podemos decir que la presente Unidad, que desarrolla lo que se denomina operacionalización representa el necesario nexo entre los aspectos teóricos y los aspectos empíricos de una investigación cuantitativa. Recuperaremos algunos temas abordados en la Unidad 2. Uno es el relativo a la importancia del marco teórico en el desarrollo de una investigación. Recordamos que el marco teórico está compuesto por aquellos conceptos centrales de la investigación. Es importante en esta Unidad recuperar este concepto, puesto que la operacionalización consiste en un proceso mediante el cual hacemos observables (indagables empíricamente) a los conceptos teóricos abstractos. Hemos anticipado parte de estos contenidos cuando desarrollamos el tema de las hipótesis, en particular cuando nos referimos a la distinción entre hipótesis generales e hipótesis operativas. Teniendo en cuenta estos antecedentes, en esta clase nos adentraremos en el proceso de OPERACIONALIZACIÓN, que significa convertir los conceptos teóricos abstractos en INDICADORES observables empíricamente. Para ello en primer lugar distinguiremos lo que se denomina definición nominal o conceptual, de la definición operacional de los conceptos. Luego desarrollaremos el proceso a través del cual podemos desarrollar mecanismos de medición que sirvan para relevar datos empíricos cuantitativos, elaborando indicadores que nos permitan hacer observables (indagables empíricamente) los conceptos. Por último, expondremos algunos criterios para la selección y elaboración de indicadores. En el proceso de operacionalización nos encontraremos con la posibilidad de usar diversos indicadores, que pueden resultar algunos más adecuados que otros a los fines de cada investigación. Entonces será necesario establecer criterios para elegir aquellos que mejor se ajusten a nuestra 2 pregunta u objetivos de investigación. Estos criterios deberán procurar que la información que nos provean sea lo más adecuada posible, y para ello hay dos aspectos a observar para asegurar la calidad de la información: la validez y la confiabilidad de los datos, que serán desarrollados en tercer lugar. La conceptualización En las disciplinas que nos convocan, y en las ciencias sociales en general, solemos utilizar conceptos abstractos que no se pueden indagar empíricamente de manera directa. Cuando nos hacemos preguntas sobre cuestiones como el delito, el riesgo o la violencia, al parecer las respuestas pueden ser muy sencillas de hallar, pero no es así. Del mismo modo cuando en estas preguntas nos referimos a cuestiones abstractas como la desigualdad, los prejuicios o la moral, como podremos leer en el capítulo 5 del libro de Babbie (2000). No resultan cosas directamente observables o al menos su observación puede resultar ambigua y confusa. ¿Qué entendemos por delito? ¿Nos interesan todos los delitos o los delitos de cierto tipo? ¿Cómo observar este fenómeno? ¿Cómo definimos si ciertas acciones de las que podemos obtener un conocimiento directo, constituyen o no un delito? ¿Qué entendemos por violencia? ¿Qué tipo de violencia nos interesa? ¿Cómo establecemos si una acción concreta constituye un hecho de violencia? Etc. Para poder empezar a construir una respuesta precisa a nuestras preguntas de investigación, primero debemos identificar cuáles son los conceptos que las conforman, y qué significan, y este proceso requiere una elaboración muy cuidadosa, ayudándonos de la literatura académica sobre el tema que nos ocupa y del marco teórico que construyamos para nuestra investigación. Siguiendo con las preguntas que planteamos a modo de ejemplo, podríamos detenernos en qué entendemos por delito, por población vulnerable al cambio climático o a qué nos referimos con víctimas de violencias por motivos de géneros, es decir, definir estos conceptos. Entonces, recuperaremos también de la Unidad anterior, lo que entendemos por concepto. Siguiendo con la lectura, Kaplan define concepto como “una familia de ideas” (Kaplan, 1964, citado en Babbie, 2000, p. 101), es decir un término creado a partir de las ideas y significados aceptados y compartidos, y a partir de los cuales podemos comunicar, medir e investigar sobre un asunto. Nótese que, como se mencionaba en clases anteriores, se hace referencia a que se trata de una familia de ideas, es decir, un conjunto de ideas relacionadas. Por lo tanto un concepto adquiere su pleno significado en relación con otros conceptos que constituyen una teoría. Por otra parte, por más que el significado de estos conceptos pueda parecer simple, no debemos perder de vista que siempre se trata de construcciones que elaboramos en un momento dado de la historia, en un contexto social y desde una región del mundo en particular, y que entonces pueden cambiar a lo largo del tiempo. La conceptualización se trata entonces de un proceso en el que le asignamos significados a determinados términos que usamos en una investigación. Siguiendo con los ejemplos que venimos trabajando, podríamos conceptualizar al delito como “las acciones o conductas 3 contrarias a la ley”1; a la población vulnerable al cambio climático a aquella que se encuentra en territorios propensos a ser afectado negativamente por “las olas de calor o frío extremo, los tornados y las precipitaciones intensas y prolongadas, entre otros eventos, pueden catalogarse como peligros climáticos” (Herrero, Natenzon y Miño, 2018, p. 11); o a las víctimas de violencia por motivos de género a aquellas personas que “sufren algún tipo de discriminación, agresión, hostigamiento o degradación por su identidad de género, expresión de género u orientación sexual” (Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, 2022)2. Esta construcción es a lo que Babbie llama definición nominal, que otros autores denominan también definición conceptual. Cuando conceptualizamos, lo que estamos haciendo entonces es elaborar una definición clara de los términos centrales de nuestra investigación. Si bien esta operación nos permite precisar los conceptos, aún resta desarrollar los mecanismos que nos permitan acceder a la información empírica acerca de esos conceptos. Además de esta definición conceptual, teórica, necesitamos una manera de definir al concepto de modo tal que podamos establecer con claridad y precisión, qué tipo de información tenemos que construir, y acerca de quién. Si vamos a investigar acerca del delito, ¿qué vamos a indagar? ¿Personas? ¿Barrios? ¿Municipios? ¿Provincias?, etc. Por otra parte, ¿qué cosas vamos a indagar para dar cuenta de este concepto? Este tipo de definición es lo que denominamos definición operacional. La imagen 1, tomada del texto de Babbie (2000) grafica la relación entre estos tipos de definiciones:Las definiciones nominales o conceptuales son las que se asignan a los conceptos que forman parte de nuestra investigación pero que no son observables (indagables de manera directa). Por ello, al especificar qué es lo que se va a observar, y cómo interpretaremos esos datos recolectados, estamos construyendo la definición operacional del concepto: “En estricto sentido, una definición operacional es una descripción de las ‘operaciones’ que emprenderemos para medir el concepto” (Babbie, 2000, p. 105). Identificando a su vez los elementos que tomaremos en cuenta, y por lo tanto, también cuáles no. Si estamos investigando delitos y vemos por ejemplo, a una persona que le pega un golpe de puño a otra, 1 Ley simple: Código Penal de la Nación - Parte Especial | Argentina.gob.ar 2 Guía de información sobre violencia de género | Argentina.gob.ar https://www.argentina.gob.ar/justicia/derechofacil/leysimple/codigo-penal-de-la-nacion-parte-especial https://www.argentina.gob.ar/justicia/afianzar/caj/conoce-y-ejerce-tus-derechos/guia-de-informacion-sobre-violencia-contra-las-mujeres 4 ¿ese acontecimiento debe ser considerado en nuestra investigación? ¿Debe ser considerado si es denunciado? ¿Si algún funcionario judicial lo define como delito? Este tipo de decisiones a la hora de definir un concepto van a determinar qué tipo de hechos van a formar parte de la investigación y cuáles no. Una definición operacional es, en primer lugar, aquella que nos permite discernir con límites precisos qué se encuentra y qué no se encuentra abarcado por la investigación, como vemos en el siguiente ejemplo. Como se observa en el ejemplo, las denuncias realizadas a la policía no dan cuenta en su totalidad de lo que definimos conceptualmente como delito. Hay delitos que no se denuncian. Por otra parte, también podríamos objetar que hasta que los hechos denunciados no hayan sido tipificados como delitos por el Poder Judicial, no tenemos la certeza de que lo sean. Sin embargo, esta definición operacional, con sus ventajas y desventajas, representa una manera concreta y precisa de medir los delitos. A estas construcciones que nos permiten definir operacionalmente un concepto para poder medirlo, las denominamos indicadores. Entonces podemos decir que la definición operacional de un concepto está compuesta por los indicadores que utilizamos para medirlo. A su vez, esos indicadores lo son de algo (por ejemplo de una persona, institución, barrio, municipio). Ese “algo” es lo que denominaremos unidad de análisis, concepto que desarrollaremos en la siguiente unidad y que por ahora definiremos como el tipo de objeto o cosa a la cual se le va a aplicar un instrumento de recolección de datos. Es decir, con los indicadores resolvemos la pregunta de ¿qué voy a indagar? Y con la unidad de análisis, ¿a quién voy a indagar? ¿Se animan a pensar estas definiciones operativas en los ejemplos que venimos trabajando? Hagámoslo juntos/as. Por ejemplo, para medir la población vulnerable al cambio climático, Herrero, Natenzon y Miño (2018) proponen operacionalizar este concepto, entre otras formas, midiendo la cantidad de personas estimada a través de los radios censales (datos provistos por el INDEC) que viven en áreas inundables, las cuales se determina según rigurosos criterios elaborados por especialistas. Para medir el la vulnerabilidad barrial Pezzuchi et al (2022) observan, entre otras cosas, la cantidad de registros de denuncias en comisarías o 5 llamados al 911 por lesiones por arma blanca, lesiones por arma de fuego, robo residencial, daño residencial, vandalismo a escuelas y centros de salud, balaceras y homicidios dolosos. En estos ejemplos queda claro que al operacionalizar un concepto asumimos un acuerdo de trabajo necesario para la investigación pero ello no agota el concepto por completo, así como el concepto no es un espejo de la realidad sino una construcción. Entre la definición conceptual y la definición operacional siempre hay algo que se gana (la posibilidad de medir) y algo que se pierde (la definición operacional nunca va a abarcar al concepto en toda su complejidad). Veamos a continuación qué cuidados debemos considerar para que estos indicadores se acerquen lo mejor posible al concepto que queremos observar. Del concepto a los indicadores: la operacionalización según el modelo de Lazarsfeld Para realizar el proceso de pasar del concepto a una serie de indicadores, Lazarsfeld propone un proceso de cuatro etapas: la representación literaria del concepto (definición conceptual), la especificación de las dimensiones, la elección de los indicadores observables y la elaboración de índices. No se trata de la única manera posible de operacionalizar un concepto, pero sí de la más reconocida. En esta Clase abordaremos las tres primeras etapas, y en la siguiente la elaboración de índices. Representación literaria del concepto: el concepto implica una construcción abstracta. Por ejemplo, un concepto podría ser “delincuencia juvenil”, pero su significado puede resultar muy ambiguo (¿qué entendemos por delincuencia? ¿qué entendemos por joven o juvenil?). Un siguiente paso es la especificación de las dimensiones, es decir, “dividir” al concepto en diversos aspectos, menos abstractos, pero aún no susceptibles de ser indagados empíricamente. Se trata de aspectos que constituyen a ese concepto. Usualmente se requiere definir muchas de ellas para poder abarcar la complejidad de un fenómeno. Por ejemplo, podemos identificar distintas dimensiones de la violencia interpersonal: física y psicológica. 6 Construcción de los indicadores: a su vez cada una de las dimensiones pueden descomponerse en una serie de indicadores que sí pueden ser indagados empíricamente. Entonces deberemos encontrar una serie de indicadores (de datos precisos) que den cuenta, por un lado de la violencia física, y por otro lado de la violencia psicológica. Tomaremos otro ejemplo, mencionando algunas dimensiones e indicadores posibles (entre otras) para medir la vulnerabilidad barrial. Aquí la unidad de análisis es el barrio. Es decir que lo que indagamos a través de estos indicadores, lo indagamos acerca de un barrio (no de una persona por ejemplo): Medición En una investigación cuantitativa nos interesa realizar mediciones, es decir transformar nuestros conceptos en valores numéricos. Medir, es entonces, asignar valores numéricos a las características de un objeto, definido conceptualmente. Además de definir un concepto de modo teórico, por ejemplo qué consideramos delito o desastre ambiental, queremos saber, por ejemplo, si los niveles de ciertos tipos de delito son altos o bajos en un lugar particular, o si el riesgo de desastre ambiental en un lugar es mayor que en otro. Es decir, en una investigación cuantitativa, una vez que definimos los conceptos, a través de la indagación empírica nos interesa medirlos, mensurarlos. Medir es entonces asignar un valor numérico a un concepto. Para poder realizar una medición, debemos transformamos los conceptos en variables. En la Unidad 2 habíamos definido provisoriamente el término “variable” como “una característica de 7 una cosa u objeto, que puede adquirir distintos estados” (para mayor desarrollo consultar el Tema 2 de la Unidad 2). Tanto el concepto definido de manera operacional, como las dimensiones y los indicadores, son variables. Si intentamos por ejemplo medir la vulnerabilidad barrial, el concepto se puede transformar por ejemplo en “grado de vulnerabilidad barrial” e intentaremos establecer por ejemplo si ese grado es “alto”, “medio” o “bajo”, determinando con precisión los límites entre un grado u otro. Se advierte aquí la diferencia con la definición conceptual. En un caso se trata de definir qué significa vulnerabilidad barrial(barrios que requieren atención prioritaria por parte del gobierno), y en el otro, de asignarle un valor numérico (determinado por la incidencia de ciertos delitos, y ciertas características poblacionales), y eventualmente clasificarlo en distintas categorías (por ejemplo alto, medio o bajo). El resultado de la medición determinará de manera precisa cuáles barrios resultan vulnerables y cuáles no. Destacando siempre que se trata de una construcción, que de hacerse de otra manera, podría arrojar otros resultados. Acerca de los criterios de calidad de las mediciones En el proceso de operacionalización, es decir en la definición operativa de los conceptos, debemos considerar la exactitud y precisión de la información obtenida sobre los conceptos originales que nos interesan para nuestra investigación. Babbie (2000) nos habla de dos criterios técnicos que se utilizan en la investigación científica para mantener estos cuidados: el de confiabilidad y el de validez. ¿Cómo seleccionar los indicadores?: el concepto de validez Lamentablemente, no hay ninguna relación intrínseca y necesaria entre un indicador y un concepto, de modo que podamos establecer de una vez y para siempre qué indicadores corresponden a cada concepto. A modo metafórico podemos decir que se trata de una relación similar a la que existe entre una pista y un hecho. Se trata de indicios. Veamos un ejemplo trivial y cotidiano para acercarnos a su comprensión: si una persona “se pone colorada”, esto puede ser indicador de que tiene vergüenza, pero también puede ser indicador de que tiene calor, o de que tiene alguna reacción alérgica, entre otras cosas. Por lo tanto la selección y construcción de los indicadores debe ser producto de un cuidadoso proceso para asegurarnos de que estamos midiendo lo que realmente queremos medir, y no otra cosa. A este tipo de criterios los denominamos criterios de validez. Debemos tener en cuenta que: - puede haber (y por lo general hay) muchos posibles indicadores para un mismo concepto. La medición de un concepto por lo general requiere de varios indicadores. - puede haber además diversas formas de medir un mismo concepto, de acuerdo a nuestro marco teórico y a la información que tengamos disponible. Por ejemplo, la pobreza se puede medir por ingresos (quienes ganan menos de X cantidad son 8 pobres) o por Necesidades Básicas Insatisfechas (condiciones precarias de vivienda y falta de acceso a la educación), entre otras maneras. - un indicador puede serlo de más de un concepto, según lo que estemos buscando. Por ejemplo: la incidencia del delito de robo en un lugar y tiempo determinado podría ser un indicador de vulnerabilidad barrial, así como también del funcionamiento de las políticas de seguridad, o de la actividad criminal, o de la violencia. - la validez de un indicador cambia según el tiempo y lugar, es decir, difiere según el caso estudiado. Por ejemplo hace algunas décadas la posesión o no de determinados electrodomésticos podía ser un indicador para medir la pobreza. En la actualidad este indicador va perdiendo validez ya que existe un amplio acceso a la posesión de electrodomésticos, aún en sectores sociales que se encuentran bajo la línea de pobreza. Poseer una vivienda con paredes de madera puede ser un indicador de pobreza en zonas urbanas de la Argentina, pero puede no serlo en otros países o regiones donde existe una tradición en construcciones de calidad con madera. Por ejemplo: Podemos medir la incidencia de un determinado delito, pongamos por caso robo, en un espacio y tiempo determinados, mediante: 1- cantidad de IPPs iniciadas 2- cantidad de detenciones realizadas por la policía 3- cantidad de denuncias recepcionadas por la policía 4- lo que declaran las personas que viven en un determinado territorio, por ejemplo en una encuesta de victimización ¿Cuál de estas maneras es mejor para medir la incidencia del robo? Ninguno de estos indicadores representa “la realidad” en sí misma sino que nos permite aproximarnos. La cantidad total de robos es imposible de saber puesto que la información que poseemos es la de los hechos que son declarados por diversas vías. Cada indicador posee ventajas y desventajas. En cada caso debemos decidir cuál/es consideramos mejor/es para nuestra propia investigación. También, de resultar factible, es posible y recomendable medir el mismo concepto de más de una manera para obtener mayor riqueza en la información, y triangular las fuentes. Es decir, comparar los resultados de distintas fuentes para ver si coindicen. Debemos recordar que así como los indicadores no son la realidad ni son el concepto, sino una forma de aproximarnos a ellos. A su vez los conceptos tampoco son la realidad sino una forma de representarla y comprenderla. Criterios para elaborar y seleccionar indicadores: 9 - capacidad de discriminar. Un buen indicador debe poder distinguir con claridad los distintos aspectos que nos interesan del fenómeno. Por ejemplo el tipo de vivienda puede ser un buen indicador para distinguir personas pobres de personas no pobres. No así la posesión de celular, puesto es algo que poseen tanto las personas pobres como las personas no pobres. - principio de economía. En relación al punto anterior, si bien es cierto que para medir un concepto son necesarios varios indicadores, es recomendable utilizar la menor cantidad posible. Es preferible un indicador que permita discernir con precisión, antes que muchos indicadores que disciernan de manera ambigua. - adecuación con el marco teórico. De acuerdo a cómo caractericemos teóricamente al concepto, algunos indicadores resultarán más adecuados que otros. Si conceptualizáramos a la vulnerabilidad barrial como desintegración del tejido social, algunos indicadores podrían ser: presencia de distintas agencias del estado, presencia de organizaciones sociales, presencia de instituciones de la sociedad civil, de instituciones religiosas, entre otros. Si la conceptualizáramos en términos de carencias materiales, los indicadores podrían ser cantidad de viviendas precarias, cantidad de viviendas que no tienen los servicios básicos, etc. Ciertos indicadores que pueden ser muy válidos dentro de un marco teórico, pueden no serlo dentro de otro. - comparabilidad versus adaptabilidad al caso propio. Cuando emprendemos un estudio es muy probable que los mismos conceptos que vamos a utilizar, ya hayan sido utilizados y operacionalizados en estudios anteriores. Tomando como referencia los estudios anteriores, en algunos casos resulta conveniente realizar algunos cambios, elaborando otros indicadores que se adapten mejor al fenómeno específico que nos interesa, o definiendo esos indicadores de distinta manera. Inversamente, si utilizamos la misma operacionalización realizada en otros estudios, sobre todo si cuentan con mucha legitimidad y amplitud, como por ejemplo los relevamientos realizados por el Estado, contamos con la posibilidad de comparar los datos que obtengamos con estos otros estudios de mayor alcance y legitimidad. En este sentido, a veces puede resultar conveniente resignar especificidad para ganar en comparabilidad. - factibilidad y acceso a la información. Muchas veces para utilizar los indicadores que consideramos ideales no se cuenta con información disponible, o al menos no se cuenta con información de calidad, y debemos construir los mejores indicadores posibles en base a la información a la que podamos acceder. Nos gustaría por ejemplo obtener información sobre todos los robos realizados en una zona determinada. Pero lo que tenemos son aquellos que son denunciados a la policía. Así, muchas veces nuestras preguntas de investigación deben adaptarse a la información que tengamos disponible. 10 ¿Cómo determinar si las mediciones están bien realizadas?: el concepto de confiabilidad Una medición es confiablecuando al aplicarla en repetidas oportunidades a la misma situación, obtenemos siempre el mismo resultado, independientemente de quién la aplique. En este sentido los métodos estadísticos deben ser estandarizados e impersonales. Los resultados de una investigación no serán confiables cuando por ejemplo no se encuentra claramente especificado cómo deben medirse cada uno de los indicadores, y se corre el riesgo de que en cada medición, el procedimiento se realice de manera diferente (por ejemplo una vez consideramos cantidad de IPP, otra vez la cantidad de denuncias, etc.). Otro aspecto que puede atentar contra la confiabilidad es no contar con integrantes del equipo de investigación suficientemente capacitados y entrenados en cuanto a los criterios y procedimientos que se deben utilizar. Existen varias técnicas que se utilizan en investigación para elaborar mediciones confiables: ➔ realizar distintas mediciones para verificar que se obtiene el mismo dato (test – retest); ➔ Método de las mitades, donde se divide a la población analizada en dos grupos y se los analizan en función de diferentes indicadores, pero asociados a un mismo concepto, esperando que los resultados generales coincidan. Es decir, en dos grupos diferentes se mide lo mismo, pero de distinta manera. ➔ Uso de mediciones establecidas y que han resultado confiables en otras investigaciones ➔ Supervisión permanente del proceso de obtención de los datos Entonces... A lo largo de esta unidad, y a través de las lecturas obligatorias, recorremos el proceso por el cual definimos las dimensiones e indicadores de los cuales nos valdremos para conocer diversos aspectos acerca de un concepto. Asimismo, a medida que vayamos tomando decisiones de conceptualización y operacionalización, nos iremos preguntando cuán confiables y válidas son nuestras mediciones, es decir cuánto se acercan y describen la realidad que queremos estudiar. Les invitamos entonces a profundizar sobre estas ideas a través de las lecturas que se detallan a continuación. Bibliografía obligatoria ● Babbie, E. (2000). Conceptualización y medición. En Fundamentos de la investigación social. México: International Thomson Editores. (Pp. 96-116). ● Lazarsfeld, P. (1973). De los conceptos a los índices empíricos. En Boudon, R. y Lazarsfeld, P. Metodología de las ciencias sociales. Barcelona LAIA. (Pp. 35-46). 11 Bibliografía complementaria ● Marradi, A. (2007). (Caps. 8 y 9). En Marradi, A.; Archenti, N. y Piovani, J.I. Metodología de las Ciencias Sociales. Buenos Aires: Emecé. 12