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ENFERMEDADES DEL PUG EN CONSECUENCIA DE UNA SELECCIÓN ARTIFICIAL IRRESPONSABLE

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ENFERMEDADES DEL PUG EN CONSECUENCIA DE UNA SELECCIÓN ARTIFICIAL
IRRESPONSABLE
Dra. Camila Abumohor Rabajille
Médico Veterinario Universidad Mayor
Diplomado Medicina Interna Menor Universidad de Chile
La braquicefalia es el resultado de años de selección artificial para una forma de cabeza
corta (Erjavec, 2022). Esta selección artificial también resultó, para la raza, en un índice de
consanguinidad alto.
Según la AKC Canine Health Foundation, sugiere que el COI (por sus siglas en inglés
Coeficient of Inbreeding o Coeficiente de Consanguinidad) debe mantenerse menor a 10% si
se analiza el pedigree de 10 generaciones hacia atrás para obtener mejor salud.
El coeficiente de consanguinidad para el Pug en el análisis de SNPs (marcadores genéticos
que utilizaron los investigadores para averiguar el porcentaje de inbreeding genético) fue en
promedio de 44,2% (Dreger et. al, 2016). Esta diversidad genética disminuida se ha asociado
en los Pug con meningoencefalitis necrotizante (Pedersen et. al, 2015).
Fuera del alto índice de inbreeding de la raza, encontramos problemas en el Pug por su
conformación anatómica, donde podemos mencionar:
I. Síndrome Braquicefálico
El síndrome braquicefálico ha sido identificado en muchas razas braquicéfalas incluyendo
el Pug, Bulldog Inglés y Francés, Boston Terrier, Shih-tzu, Pekines, entre otros (Erjavec,
2022).
Este síndrome es una causa establecida de dificultad respiratoria en perros
braquicefálicos (Vangrinsven et al, 2021) e incluye una variedad de signos clínicos.
Los cambios anatómicos asociados a un acortamiento congénito del cráneo conducen a
una obstrucción de las vías respiratorias altas y signos respiratorios como ronquidos,
estertores, intolerancia al ejercicio y calor, disnea, cianosis y síncope (Erjavec, 2022,
Vangrinsven et al, 2021).
La prevalencia de estas enfermedades entre las razas braquicéfalas es difícil de evaluar
ya que muchas veces no son reconocidas por los propietarios y algunos veterinarios lo
consideran normal para la raza (Ladlow et. al 2018). Por sus consecuencias, este
síndrome deteriora la calidad de vida del perro y acorta su esperanza de vida (Siedenbur
& Dupré, 2021 ; Erjavec, 2022).
Dentro de las anormalidades respiratorias del tracto superior que se asocian al síndrome,
podemos encontrar:
A. Estenosis nasal: se presenta cuando las narinas están estrechas, se
encuentra deformada y la abertura se reduce a una rendija vertical (Erjavec,
2022), haciendo la respiración dificultosa y el animal termina por respirar por la
boca o jadeando para proporcionar mayor ingreso de aire.
B. Macroglosia: es un aumento del tamaño de la lengua en relación a la longitud
del cráneo. Esta mayor ocupación hace que el paso del aire a través de la
garganta se dificulte, generando mayor resistencia del paso del aire (Jones et. al
2020).
C. Paladar blando elongado: el paladar blando elongado es una anormalidad
congénita, en donde el paladar blando es llevado hacia caudal durante la
inspiración, ocupando la zona dorsal de la glotis; esto causa obstrucción laríngea,
no permitiendo el paso normal de aire hacia las vías respiratorias inferiores.
D. Hipoplasia traqueal: la hipoplasia traqueal es un rasgo congénito y es un
hallazgo común en pacientes con síndrome braquicéfalo. Los perros afectados
tienen pequeños anillos traqueales con extremos superpuestos y una membrana
traqueal dorsal estrecha o ausente (Rieger et. al, 2020).
Esta enfermedad usualmente afecta a toda la tráquea, con una estrechez que
inicia desde la laringe hasta la carina. La hipoplasia traqueal puede exacerbar los
signos respiratorios asociados al síndrome braquicefálico ya que aumenta la
resistencia al flujo de aire (Rieger et. al, 2020).
Como resultado del aumento de la resistencia de las vías respiratorias altas (por las
anormalidades previamente mencionadas) se desarrollan cambios físicos secundarios, como
los sáculos laríngeos evertidos, amígdalas evertidas, colapso naso faríngeo, laríngeo,
traqueal y bronquial lo que puede contribuir a una mayor obstrucción (Erjavec, 2022).
Estas alteraciones pueden progresar a una falla respiratoria, inflamación de tejidos blandos,
obstrucción de las vías aéreas superiores, pudiendo llegar a ser un cuadro fatal (Lindsay et.
al, 2020).
De manera adicional, estos cambios pueden llevar a una falla cardiaca debido a un aumento
en la resistencia de las vías respiratorias que aumenta así la presión en los pulmones
(hipertensión pulmonar) y esto, a su vez, conduce a la remodelación del lado derecho del
corazón, que puede provocar insuficiencia cardiaca congestiva derecha (Felsa-Blaszcyzk et.
al, 2022).
Como se mencionará más adelante, en general los dueños de razas braquicéfalas
consideran normal los signos clínicos asociados a la enfermedad, no llevando a sus perros a
un centro veterinario (Packer et. al, 2012 ; Kenny et. al, 2022). Lo que resulta de un gran
problema ya que el diagnóstico temprano y la intervención quirúrgica para mejorar el flujo de
aire es crucial para prevenir mayor deterioración y progresión de cambios estructurales
secundarios (Erjavec, 2022).
Dentro de éste síndrome, los signos clínicos digestivos como la regurgitación y vómito,
secundario a una esfagitis, reflujo gastroesofágico, gastritis y hernia hiatal son reportados
frecuentemente ((Freiche & German, 2021, Vangrinsven et al, 2021 ; Lindsay et. al, 2020).
II. Problemas oculares
Han sido descritos un gran número de desórdenes oculares en el Pug, la mayoría de ellas
están relacionadas a la anatomía única de la raza (Krecny et. al, 2014).
Esta condición anatómica predispone a los perros a sufrir condiciones como entropion,
distiquiasis, queratoconjuntivitis sicca, pigmentación corneal, erosión corneal, ulceración
corneal, perforación corneal y vascularización corneal (Krecny et. al, 2014 ; Fawcett et. al,
2018).
La posición anormal del globo ocular en relación con el cráneo conlleva a que los párpados
estén en una posición que impide el parpadeo normal manteniendo el ojo parcialmente
abierto (lagoftalmos) y la distribución eficiente de la película lagrimal. La mala distribución
de las lágrimas sobre la córnea puede aumentar la vulnerabilidad de la córnea (Nutbrown-
Hughs, 2021).
En el estudio realizado por Krecny et. al el 2014, de un total de 130 perros Pug analizados
(258 ojos), demostró que todos los perros incluidos en el estudio presentaron
macrobléfaron bilateral (tamaño excesivo de los párpados respecto del tamaño del globo
ocular, lo que hace que la esclera del ojo quede al descubierto) y entropion nasal. El hecho
de que estas patologías se hayan presentado en todos los perros, queda en evidencia que
su presentación es de carácter congénito.
A. Entropion: el entropión hace referencia a una anomalía de los párpados donde
los bordes palpebrales se pliegan o invierten en dirección hacia la superficie del ojo.
Esto tiene como consecuencia que las pestañas rocen con la córnea, generando
incomodidad, dolor y predisponiendo al desarrollo de úlceras corneales.
B. Distiquiasis: son pelos anormales que crecen a partir de un folículo piloso que
está junto o dentro de las glándulas de meibomio. Cuando se presenta distiquiasis, el
pelo en vez de salir por el borde del párpado, sale a través de la conjuntiva e impacta
dentro del ojo, produciendo molestia, irritación y pudiendo producir ulceración corneal
por trauma directo y/o alteración de la película corneal (Nutbrown-Hughs, 2021).
C. Queratoconjuntivits sicca: también conocido como “ojo seco” es una
enfermedad inmunomediada que presenta una alta prevalencia en perros
braquicefálicos. Los perros de raza Pug presentan 5.2 veces más probabilidades de
presentar esta patología que otros perros (Nutbrown-Hughs, 2021).
D. Pigmentación corneal (queratitis): término utilizado para describir el desarrollo
de pigmentación corneal asociada a inflamación crónica. La queratitis se desarrolla
rápida y fácilmente en razas braquicéfalas con una alta incidencia en el Pug
(prevalencias estimadas de entre 82,4% a 91%) (Mainiet.al, 2019 ; Nutbrown-Hughs,
2021).
E. Ulceración corneal: las úlceras corneales son lesiones sobre la superficie de la
córnea, que puede variar en etiología (traumática, virus, bacteria, fúngica) y
profundidad de la lesión. Es una patología dolorosa que requiere tratamiento médico
que varía según la etiología y severidad de la lesión (Nutbrown-Hughs, 2021).
Los perros de raza braquicéfala demostraron tener 20 veces mayor probabilidad de
sufrir ulceración corneal que perros no-braquicéfalos, mientras que aquellos con un
aumento del 10% en la apertura relativa de los párpados (característica vista y
alentada por los estándares de la raza), tienen más del triple de probabilidad de sufrir
ulceración corneal (Fawcett et. al, 2018 ; Nutbrown-Hughs, 2021).
Las úlceras corneales pueden progresar rápidamente, potencialmente hasta el punto
de la ruptura de la córnea, sobre todo si no se brinda el tratamiento adecuado y las
causas subyacentes de la lesión no se identifican y corrigen (Nutbrown-Hughs, 2021).
F. Proptosis del globo ocular: se refiere al desplazamiento o movimiento del ojo
hacia adelante. Las órbitas oculares poco profundas, la mínima protección ósea y las
fisuras palpebrales anchas de los perros braquicefálicos, los predisponen a esta
patología que puede presentarse ante estímulos traumáticos leves como peleas con
otros perros o mal manejo de parte del dueño (Nutbrown-Hughs, 2021).
III. Problemas dermatológicos
La selección artificial que busca generar colas enroscadas en algunas razas braquicéfalas,
ha resultado en pliegues cutáneos profundos y subsiguiente inflamación de dichos pliegues
(intertrigo).
Las razas braquicéfalas comparten trastornos dermatológicos que incluyen: intértrigo facial
y del pliegue de la cola, dermatitis atópica, demodicosis, dermatitis por Malassezia,
tumores de mastocitos, foliculitis del hocico y del pie, además de furunculosis (Fawcett et.
al, 2018).
Muchas de las enfermedades dermatológicas que comúnmente ocurren en razas
braquicéfalas requieren manejos a largo plazo tales como inmunoterapia específica de
alérgenos para la atopia, control de infecciones por Malassezia y Staphylococcos,
resección quirúrgica de los furúnculos pedales de las patas (quistes interdigitales) y
resección quirúrgica de los pliegues de la cara o cola (Fawcett et. al, 2018).
Otitis externa: la otitis externa es una enfermedad inflamatoria del canal auditivo externo;
esta puede ser unilateral o bilateral (Bajwa, 2019).
Los perros braquicéfalos tienen múltiples malformaciones del cráneo lo que puede llevar a
cambios anatómicos en el canal auditivo externo. Es frecuente que a la observación con
otoscopio del oído externo no es posible visualizar la membrana timpánica como
consecuencia del estrechamiento extremo del canal auditivo proximal (Töpfer et. al, 2022)
La prevalencia de otitis externa en perros va del 10 al 20%, sin embargo, en razas
braquicéfalas este porcentaje es significativamente mayor (Töpfer et. al, 2022).
IV. Problemas articulares
A. Displasia de cadera: La displasia de cadera es una enfermedad ortopédica que
se considera muy frecuente en perros, incluso en programas de reproducción
controlados. Es considerada una enfermedad biomecánica relacionada al desarrollo
anómalo de la cadera que comienza después del nacimiento y progresa durante la
vida del individuo (Silva et. al, 2020).
La condición displásica se asocia a dolor en la cadera, limitaciones funcionales y de
manera secundaria, desarrollo de osteoartritis, entre otros.
Se reporta una prevalencia de displasia de cadera del 69,7% en el Pug, sin
embargo, este número no indica una prevalencia real ya que típicamente los
criadores no realizan los exámenes diagnósticos a perros que claramente son
displásicos (Pascual et. al, 2018).
B. Luxación patelar: la luxación de la rótula es una afección en la cual la rótula
“salta hacia afuera de su surco” (la rótula se desplaza fuera del surco femoral al
flexionar la rodilla) y causa cojera. La luxación patelar y ruptura de ligamento
cruzado de manera concomitante es una patología común en perros (Andrade et. al,
2022). Se considera una patología hereditaria y presenta una alta predisposición en
Pugs (Ackerman, 2021).
C. Columna vertebral: Las razas pequeñas braquicefálicas como el Pug, están
predispuestos a desarrollar condiciones neurológicas específicas y malformaciones
espinales debido a su conformación anatómica, como por ejemplo la presencia de
hemivértebras y displasia del proceso articular caudal (Bertram et.al, 2019).
D. Hemivértebra: La hemivértebra es un defecto congénito (presente al nacimiento)
con base genética (heredable) en columna vertebral, resultado de una inadecuada
osificación durante el desarrollo embrionario (Lackmann et. al, 2022).
La presencia de hemivértebra no siempre precede a ser patológica y en bajos casos
presentan signos clínicos. Los signos clínicos se asocian al desarrollo de cifosis y/o
escoliosis en columna vertebral o bien la predisposición a la subluxación de las vértebras
(Lackmann et. al, 2022).
Varios estudios han demostrado una alta prevalencia (80,7% a 87,7%) de malformaciones
vertebrales torácicas congénitas en razas braquicéfalas (Bertram et.al, 2019).
Un estudio un poco más antiguo realizado en el 2017 por Ryan, Gutierrez Quintana, Haar y
Decker, reporta una prevalencia de hemivértebra en Pug del 17,6% y de estos, 4,7%
presentaron signos clínicos.
En Pug, existe una mayor prevalencia en presentar hemivertebra lumbosacra, lo que se
asocia directamente a un mayor riesgo de presentar hernia discal intervertebral (Bertram et.
al, 2019).
E. Displasia del proceso articular caudal: La displasia del proceso articular
caudal se caracteriza por un proceso articular incompleto o incluso ausente entre
dos vértebras adyacentes (Lackmann et. al, 2022).
Esta patología puede ocurrir en perros neurológicamente normales, pero a la vez, la displasia
del proceso articular caudal se puede asociar a signos progresivos de disfunción de la
médula espinal incluyendo paraparesia, ataxia de miembros posteriores e incontinencia
urinaria (Bertman et. al, 2019).
Estudios recientes indican una prevalencia del 60% en perros neurológicamente normales de
la raza Pug y mezclas de Pug, y de estos sólo el 4% ha demostrado signos neurológicos
(Bertman et. al, 2019).
Cabe destacar el gran problema de maloclusión entre ejemplares de la raza debido a la
anatomía de su cráneo.
La maloclusión se refiere a una discrepancia de alineación en los arcos dentales opuestos o
una relación anormal entre los dientes cuando la boca está cerrada (Perry, 2017). La
alteración en la posición de los dientes puede llevar al desarrollo de periodontitis, trauma
directo a las otras estructuras dentales o hacia el tejido blando.
El tratamiento de la maloclusión presenta consideraciones éticas ya que muchas veces ésta
es de carácter hereditario y los individuos afectados deben ser cuidadosamente examinados
y excluidos de los planes de cría éticos (Perry, 2017).
En general, las deformidades que ocurren en la raza son aceptadas y consideradas normales
para el criador, ya que cumplen con el estándar de la raza, pero en ningún caso desde la
perspectiva de bienestar animal, puede ser considerado como algo normal (Felsa-
Blaszcyzk et. al, 2022).
Por ello, prsento el siguiente tema.
LA NORMALIZACIÓN DE LA TENENCIA Y CRIANZA DE PERROS ENFERMOS
Según el estudio recopilado de Felsa-Blaszcyzk et. al el 2022 “Los cambios en la estructura
muchas veces conllevan muchos problemas de salud, que a menudo resultan de cruzas
irreflexivas bajo la influencia de la moda actual. Desafortunadamente, muchos pseudo-
criadores, conscientes de la creciente demanda de perros de aspecto cada vez más extraños,
han comenzado una producción masiva de cachorros, ignorando los resultados en su estado
de salud.
La salud está determinada en gran medida por la estructura genética de la población,
descrita entre otras cosas, por el nivel de afinidad y consanguinidad. Estas características
deberían ser monitoreadascon cuidado para evitar la reducción en el pool genético y la
posibilidad de producir consanguinidad.
Veterinarios en muchos países, incluído Polonia, afirman que la calidad de vida de los
braquicéfalos se ha deteriorado significativamente. Desafortunadamente, muchos criadores
de perros de raza creen que la apariencia del perro y satisfacer los requerimientos de las
exposiciones caninas son mucho más importantes que la salud y calidad de vida de los
ejemplares.
El hecho de que los perros sufran está ampliamente aceptado por los criadores en nombre
de cumplir el estándar de la raza. Es el juez del kennel quien determina las tendencias de la
raza cuando juzga a los perros en exposición y ellos tienen una gran influencia en la
selección de los reproductores, presionando a los criadores a seleccionar ejemplares para
cría que cumplan con cierta apariencia, independiente de la salud de ese ejemplar. Por lo
tanto, ellos contribuyen indirectamente al deterioro de la salud y bienestar de los perros de
raza.
Los jueces deben reconocer su responsabilidad para los problemas de salud de los perros de
raza y educar adecuadamente a los criadores para implementar programas de reproducción
apropiados para mejorar el bienestar animal. Por lo tanto, la cooperación entre veterinarios y
el Kennel Club es necesaria para educar a los jueces y hacerlos entender la importancia de
la funcionalidad anatómica y problemas de salud de los perros de raza. El veterinario tiene la
obligación profesional y moral para prevenir cualquier efecto negativo causado por una
conformación alterada de los perros braquicéfalos que podrían degradar su bienestar.”
Muchos de los signos de enfermedad del Pug, pasan desapercibidos por los dueños ya que
para ellos es normal o tienen la percepción que es “normal para la raza”, por lo que no son
sometidos a evaluación por un médico veterinario. El concepto de que los trastornos sean
“normales” es una limitación para mejorar el bienestar de los animales clínicamente
afectados, ya que si algo se considera “normal”, entonces existe la percepción de que no es
necesario cambiarlo (Packer et.al, 2012).
Los problemas respiratorios de ciertas razas, como el Pug, ha conducido a prácticas para
aminorar estos signos, pudiendo compensar animales comprometidos físicamente. Por
ejemplo, en las exposiciones caninas se suele llevar oxígeno o ventiladores para los perros
de raza braquicéfala, para aminorar las molestias de estar al aire libre o exposición al calor
(Packer et.al, 2012).
El síndrome braquicefálico es una condición crónica que comienza con signos clínicos a
temprana edad y presenta severos cambios en las vías aéreas en perros de menos de 6
meses. Debido a que se presenta desde tan jóven, para los tutores suele ser “normal” y no
perciben los cambios que conlleva la deterioración gradual de las vías respiratorias (Packer
et.al, 2012).
Cambios en el comportamiento, como respirar por la boca o extendiendo la cabeza y cuello
para mantener la vía aérea abierta, puede no ser percibido como anormal para los dueños,
ya que muchos braquicéfalos exhiben estas conductas mientras están despiertos. Muchos
propietarios consideran que los signos clínicos como el ruido respiratorio y los ronquidos son
“tiernos” y que la intolerancia al ejercicio se percibe como un “inconveniente”, sólo
catalogando el colapso como algo alarmante para el tutor (Packer et.al, 2012).
Esta situación donde los signos clínicos de un trastorno impactan negativamente en el
bienestar de los animales afectados sean percibidos como algo positivo, normal o tierno por
los dueños, es particularmente preocupante (Packer et.al, 2012).
El síndrome braquicéfalo tiene implicaciones de bienestar potencialmente graves y puede
afectar a un gran número de individuos ya que:
1. Todos los perros braquicéfalos pueden tener algún grado de compromiso respiratorio.
2. El síndrome tiene el potencial de continuar a través de generaciones debido al potencial
hereditario de la conformación braquicéfala. Mientras se sigan reproduciendo perros con esta
anatomía, el problema seguirá perdurando en el tiempo.
3. Puede tener un impacto adverso severo en el sentimiento de los animales; los perros
afectados han sido reportados en mantener un estado de distrés respiratorio crónico,
incomodidad física y térmica y experiencian restricciones en el comportamiento debido a su
capacidad física disminuida.
4. Los efectos de este síndrome son de larga duración, potencialmente afectando al perro
gran parte de su vida.
El estudio realizado por Packer et al el 2012 muestran que el 58% de los tutores de los
animales afectados afirman que sus perros no tienen problemas respiratorios. Otro estudio,
realizado el 2022 por Kenny et. al, demostró que de 587 personas que participaron, casi
todos ellos consideraban normal los signos clínicos producidos por el síndrome braquicéfalo,
no considerándolos como una enfermedad o problema de salud.
Esto sugiere que los perros afectados con el síndrome braquicéfalo no son evaluados por un
médico veterinario para que haga las respectivas sugerencias para ayudar a mejorar el
bienestar de ese individuo.
Sin una apreciación seria de las implicaciones de bienestar en los perros con síndrome
braquicéfalo y un reconocimiento efectivo de los signos clínicos, los esfuerzos para reducir el
número de animales afectados puede verse obstaculizado, los perros afectados pueden
continuar siendo utilizados en programas de reproducción y pueden dejarse sin tratamiento,
lo que llevará a que experimenten la enfermedad crónica y los efectos negativos de esta
enfermedad para el resto de sus vidas.
CONCLUSIÓN PERSONAL
Con la información expuesta en esta revisión, cuyo respaldo científico representa estudios
actualizados, reconocidos mundialmente, yo pregunto:
¿Por qué a ciertas razas le pedimos selección rigurosa de salud, y para otras no
pedimos absolutamente nada? Para el Pastor Alemán pedimos radiografías de cadera por
una alta predisposición en la raza producto principalmente por una mala selección genética.
Presentando una prevalencia del 22,4% en Pastor Alemán y al menos un 64,3% en Pug
(considerar que se testean muchos más Pastores Alemanes porque los dueños de Pug
suelen no testearlos ya que saben que son displásicos).
¿Por qué permitimos la normalización de signos clínicos que indican enfermedad, y
que en ningún caso deberían ser considerados “normal para una raza”? Hablo de
perros que presentan dificultad respiratoria durante todo el día, los cuales apenas pueden
llevar una vida normal.
¿Qué es considerado sano? No podemos hablar de perros clínicamente sanos si no hemos
realizado las pruebas de salud correspondientes (test genético, radiografías de cadera y
codo, estructura y conformación que promuevan funcionalidad y salud, etc).
Decir que el perro lleva una vida normal sólo porque puede salir a pasear unos minutos,
correr por unos metros sin caer ahogado o vomitando no indica salud. Para una raza con un
coeficiente de consanguinidad tan alto como el Pug, con tantos problemas asociados a su
anatomía, sólamente con decir que “el perro es sano” no basta.
Se deben exigir pruebas médicas que respalden dicha afirmación, sobre todo si se utilizará al
perro para reproducción. Aquellos perros braquicéfalos que han sido intervenidos
quirúrgicamente por su síndrome braquicéfalo deberían estar prohibidos en programas de
reproducción ya que la cirugía no elimina la genética y la heredabilidad de ese problema a
los futuros cachorros.
¿Cómo podemos garantizar la educación de los criadores y los futuros propietarios?
Se deben crear alianzas con los criadores registrados de Pug para fomentar la educación de
los futuros tutores de estos perros. Se debe dejar en claro que no es normal, para ninguna
especie animal, vivir bajo una dificultad respiratoria (esto se traduce en estertores, ronquidos
constantes y ahogos). Que, que tenga los ojos sobresalidos no es tierno. Que sólo pueda
caminar unos metros porque si no se ahoga o no puede moverse cuando se superanlos
26°C no es normal.
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