Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
LA EDUCACIÓN Y LA CIENCIA EN LA EDAD MEDIA. María Cecilia Tomasini Lic. en Física, UNLP. Lic. en Arte, UP. La educación y la ciencia entre los siglos V y VIII. Según E. Grant1, la ciencia occidental decayó a su nivel más bajo entre los años 500 y 1000. A partir de entonces se fue produciendo una paulatina renovación del pensamiento científico. Desde los siglos III y IV se perfila la decadencia del Imperio Romano de Occidente. Al debilitarse el gobierno central, y fundamentalmente, al desintegrarse la vida urbana, los aspectos intelectuales decaen. La estabilidad política y la cultura urbana favorecen el desarrollo científico, mientras que la carencia de estas estructuras producen su deterioro: "...Si un grado razonable de estabilidad política, actividad urbana y patrocinio de algún tipo resultan esenciales o por lo menos propulsores de la actividad científica, la ausencia de estos factores nos permite captar... cómo la comprensión de las ciencias y los logros científicos pudieron deteriorarse y estancarse durante un período tan prolongado de la historia de Europa occidental..."2. Con el triunfo del cristianismo, los grandes intelectuales fueron desviados de las ciencias de la naturaleza para ocuparse de tareas misioneras o concentrarse en la meditación. Los problemas concernientes a la salvación ultraterrena comenzaron a ser predominantes mientras que decayó el interés en el conocimiento objetivo del mundo físico. Al mismo tiempo, la persecución contra el paganismo " tornó sospechosa la filosofía y la ciencia griegas..."3. Sin embargo, la posición del cristianismo ante el saber griego fue ambigua, y tuvo también sus defensores, entre ellos el propio San Agustín4. Si bien es cierto que la ciencia y la filosofía de Grecia formaban parte del saber pagano, también es cierto que constituían el único saber disponible por entonces: "...Virtualmente el único saber secular disponible era de origen pagano..."5. Entre los siglos IV y VIII autores enciclopédicos como Calcido, Macrobio, Boecio, Casiodoro, Isidoro de Sevilla y otros realizaron una gran labor de recopilación enciclopédica de obras antiguas. Se tradujeron, y en algunos casos también se reinterpretaron, obras de la antigüedad grecorromana. Fundamentalmente se tomaron como fuentes traducciones del griego al latín, hechas durante los primeros siglos del 1 Ref. 1. 2 Ref. 1, pág. 14. La importancia del desarrollo urbano en el progreso de la ciencia es destacado también por G. Childe (v. g.: "Los orígenes de la civilización", F. C. E., cap. IV). Veremos más adelante que Le Goff sitúa el renacimiento de la intelectualidad occidental en el contexto urbano. 3 Ref. 1, pág. 19. 4 En el año 386 defendió las ciencias de la Grecia clásica, considerando que resultaban útiles para la vida virtuosa. Sin embargo, posteriormente se retractó de su posición previa, y sostuvo que el conocimiento de las artes y las ciencias no era necesario para un cristiano. E. Grant, Op. Cit., cap. I. 5 Ref. 1, pág. 20. Una prueba de este hecho la encontramos en la propia iconografía cristiana de los primeros tiempos, que hecha mano de la iconografía pagana previa. Por ejemplo: los ángeles, que se representaron, y siguen haciéndolo, como las Victorias aladas griegas. 2 Imperio Romano. Estas fuentes secundarias ya introducían una serie de errores. A estas traducciones se suman otras hechas directamente del griego, en un momento en que el uso de esta lengua en Occidente ya se estaba perdiendo, y por lo tanto había un gran desconocimiento del significado preciso de ciertos términos. Por último, los propios enciclopedistas no poseían la formación necesaria para comprender cabalmente los tratados antiguos. Muchos problemas de la naturaleza, que habían sido discutidos y entendidos en el período helenístico, fueron traducidos sin haber sido comprendidos en su totalidad, y esto condujo, en la mayoría de los casos, a explicaciones ambiguas o contradictorias6. En resumen, el conjunto de textos producidos en esta época resultó ser inconsistente y confuso: "...(estos textos)... colocaron a autores posteriores frente a un fárrago informativo carente de sistema, caótico, contradictorio y frecuentemente incomprensible que muy pocos pudieron superar hasta el momento en que nuevos conocimientos científicos pudieron derivarse de fuentes arábigas y griegas..."7. El núcleo central de los conocimientos de la época se hallaba en el quadrivium, constituido por las cuatro ciencias matemáticas: aritmética, geometría, astronomía y música. La suma de estos textos fue compendiada por Isidoro de Sevilla en sus Etimologías, obra que, según Grant es "muy poco más que una colección inconexa de definiciones inútiles"8. En síntesis, la labor de estos enciclopedistas de la temprana Edad Media es más una labor de preservación que de verdadera construcción del conocimiento: "...Isidoro y sus colegas enciclopedistas merecen nuestra gratitud por su valiente esfuerzo para preservar y asimilar los remanentes ruinosos de la antigua ciencia. pero es imposible negar que un verdadero oscurantismo científico había descendido sobre la Europa occidental..."9. *** El renacimiento carolingio. El siglo XII: el auge de las traducciones. Entre los siglos VIII y IX los musulmanes realizaron una gigantesca obra de traducción de textos griegos a la lengua árabe. Al mismo tiempo, enriquecieron esta suma de conocimientos con aportes propios. La situación de Europa Occidental en estos momentos es puntualizada por Grant en la siguiente frase: "...durante el período en que la ciencia griega continuaba siendo leída y estudiada en el Imperio bizantino grecoparlante, el Occidente sólo tenía ante sí la rudimentaria ciencia enciclopédica..."10. Se ha hablado frecuentemente de un Renacimiento Carolingio de las ciencias y las artes. Le Goff se pregunta sobre los alcances de este supuesto renacimiento. En 6 Por ejemplo las hipótesis de Heráclides suponen la negación de un orden planetario fijo. En las recopilaciones de Calcido y otros, estos enciclopedistas aceptan las hipótesis de Heráclides respecto de la rotación de Venus y Marte, y paradójicamente se consideran partidarios de un orden planetario fijo. Este absurdo demuestra que en realidad, el problema de la rotación planetaria en torno al Sol no fue comprendida por los intelectuales de estos siglos. 7 Ref. 1, pág. 28. 8 Ref. 1, pág. 32. El autor destaca, sin embargo, la parte dedicada a la astronomía como la más valiosa dentro de la obra de Isidoro. 9 Ref. 1, pág. 34. 10 Ref. 1, pág. 35. 3 verdad, durante los siglos VIII y IX el conocimiento se mantenía encerrado dentro de ciertos ámbitos, y era privilegio de unos pocos: "...La ciencia... es un tesoro. Hay que guardarlo cuidadosamente... El renacimiento carolingio, en lugar de sembrar, atesora..."11. La prueba de la pobre circulación del conocimiento la encontramos en los mismísimos manuscritos ilustrados de la época, cada uno de ellos una verdadera obra de arte que sin duda implicaba para su autor meses, si no años, de dedicación y esfuerzo. Estos libros eran verdaderos artículos de lujo, y como tales no estaban destinados a la comunicación masiva del conocimiento. Sin embargo, hacia el siglo X ya existían movimientos que nos hablan de una renovada inquietud por el saber científico. Gerberto de Aurillac (ca. 946- 1003, posteriormente Silvestre II) se procuró textos árabes traducidos al latín, poniéndose así en contacto con la ciencia musulmana. Sus discípulos continuaron con la linea que él inició, fomentando el interés en la ciencia. Son ellos quienes fundan, entre los siglo XI y XII, las primeras escuelas catedralicias, antecedentes de las Universidades, y sucesoras de las anteriores escuelas monásticas. "Hasta el surgimiento de las universidades en la segunda mitad delsiglo XII, estas escuelas constituyeron los centros más importantes del saber en Occidente"12. El interés en la ciencia condujo a un creciente interés en las obras de la Antigüedad. El Timeo de Platón fue consultado asiduamente como texto científico, en un afán por explicar la estructura del universo: "...si aquellos maestros... prefieren ... a Virgilio... (y) a Platón... (es) porque la Eneida y el Timeo son para ellos obras ante todo científicas, escritas por hombres de ciencia y apropiadas como objeto de enseñanza especializada..."13. Durante el siglo XII los intelectuales tomaron conciencia de la carencia de fuentes primarias en que se encontraba Occidente, y se volcaron con avidez a la búsqueda de textos más rigurosos y fieles que aquellas confusas enciclopedias escritas en latín durante los siglos IV a VIII. Desde el siglo X ha comenzado la traducción de textos árabes al latín "...pero la actividad traductora que habría de revolucionar el pensamiento científico occidental y determinar su curso durante los siglos subsiguientes, tuvo lugar en el siglo XII. Entre 1125 y 1200 un verdadero alud de traducciones vertió al latín una parte significativa de ciencia griega y arábiga..."14. Nuevamente es en los centros urbanos donde se produce el grueso de las traducciones: "...las ciudades son las plataformas giratorias de la circulación de los hombres, cargados de ideas así como de mercaderías, son los lugares de intercambio, los mercados y los puntos de reunión del comercio intelectual... Los objetos de precio llegan del Oriente... (y) junto con las especias, la seda, llegan los manuscritos que aportan al Occidente cristiano la cultura grecoárabe..."15. Estos puntos de intercambio de ideas se localizaron principalmente en dos focos: Italia y España, siendo Toledo el centro de traducción más activo del siglo XII. El más importante traductor de este siglo fue Gerardo de Cremona; su sola producción "...habría de por sí alterado 11 Ref. 2, pág. 28. 12 Ref. 1, pág. 37. 13 Ref. 2, pág. 30. 14 Ref. 1, pág. 40. 15 Ref. 2, pág. 31. 4 drásticamente el curso de la ciencia occidental..."16. Gerardo tradujo al latín, entre otras obras, el Almagesto de Ptolomeo, la Física de Aritóteles, los Elementos de Euclides, el Algebra de Al-Khwarizmi, el Arte Médico de Galeno y el Canon de Avicena. La suma de estos textos conforman el núcleo del conocimiento medieval en materia de matemática y medicina. Y a la grandiosa labor de Gerardo debe agregarse aún la de otros traductores. Tan importante fue la contribución de estos hombres que "...sin la valiente labor de este pequeño ejército de traductores de los siglos XII y XIII, no sólo no hubiera logrado materializarse la ciencia medieval sino que la revolución científica del siglo XVII difícilmente podría haberse producido..."17. Más aún: "...muchos de los candentes temas y conflictivos problemas científicos resueltos en el siglo XVII hicieron su entrada a la Europa occidental junto con las traducciones, o fueron planteados por autores medievales que comentaron sistemáticamente dicho conjunto de conocimientos..."18. *** Las universidades y el método escolástico. Hacia el año 1200 florecieron las universidades en Europa. Fueron fruto del desarrollo urbano, y surgieron como organizaciones corporativas: "...el siglo XIII es el siglo de las universidades porque es el siglo de las corporaciones..."19. Las tres universidades más importantes fueron las de París, Bologna y Oxford. El núcleo central de conocimientos estaba conformado por las obras de Aristóteles. El método seguido en las universidades, la escolástica, se caracterizaba por proceder según tres ideas: el análisis del vocabulario: que consiste en establecer el significado preciso de las palabras y su relación con los conceptos. Algunos autores acusan a la escolástica de haber caído en el vervalismo, es decir, en la discusión que no conduce a nada20. Sin embargo los maestros mostraron gran preocupación por definir el contenido exacto de las palabras: "...nada más opuesto a ese vervalismo de que se ha acusado al escolasticismo..."21. la dialéctica: por medio de la cual se plantea un problema y se somete a discusión. 22"Aquí el peligro es... el razonamiento en vacío...". Muchas veces se cayó en el silogismo, es decir, en un razonamiento deductivo que no amplía el saber, puesto que lo que se dice en la conclusión ya estaba implícito en las premisas; la conclusión sólo explicita algo que ya era conocido23. 16 Ref. 1, pág. 42. 17 Ref. 1, pág. 45. 18 Ref. 1, pág. 45. 19 Ref. 2, pág. 71. 20 Ref. 3. 21 Ref. 2, pág. 90. 22 Ref. 2, pág. 90. 23Ref. 3. 5 el criterio de autoridad: que admite como verdad lo establecido por ciertas fuentes indiscutibles, como la Biblia, los padres de la Iglesia, o Aristóteles. "El peligro aquí es la repetición... la imitación servil..."24. La forma tradicional de analizar los textos consistía en las Questiones, serie de preguntas que se formulaban en torno a los mismos. Muchas de estas Questiones carecían de originalidad y eran reiterativas. Sin embargo ayudaron a los eruditos de la época a comprender e interpretar los escritos aristotélicos, y a plantear divergencias respecto de su física y su cosmología25. A lo largo del siglo XIII se produce la absorción y análisis de la enorme y abrumadora cantidad de conocimientos que había ingresado a Europa durante el siglo de las traducciones. Es un siglo de difusión de la ciencia, y nuevamente la prueba más evidente de esta difusión está en la producción de libros. La necesidad de suministrar a los estudiantes ejemplares escritos en gran cantidad y al menor plazo hizo que se introdujeran cambios fundamentales en la manufactura de los libros, de tal manera que el manuscrito del siglo XIII es completamente diferente de aquel manuscrito único y primorosamente decorado del período carolingio. La letra antigua y ornamentada fue reemplazada por una letra minúscula gótica, más rápida. Comenzó a emplearse la pluma de ave que agilizaba el trabajo. Los libros se hicieron más pequeños y manejables: es la "era de los manuales"26. Por último, la decoración se hizo más modesta o desapareció por completo; sólo la clase rica siguió encargando ejemplares ornamentados. *** El aristotelismo. La oposición y sus consecuencias. Dice A. Koyré que "la filosofía medieval -aunque se trate de la filosofía cristiana, judía o islámica- se sitúa... dentro de una religión revelada. El filósofo... es creyente..."27, y esto crea una tensión entre la fe y la razón que caracteriza la última etapa de la Edad Media. Si bien algunas obras de Platón llegaron a traducirse, la columna vertebral de la filosofía medieval, especialmente durante los últimos siglos de la Edad Media, fue, sin dudas, Aristóteles: "...la filosofía medieval se nos presenta la mayor parte de las veces como si estuviera dominada completamente por la autoridad de Aristóteles..."28. La 24 Ref. 2, pág. 91. 25 Algunas de las preguntas que se plantearon eran las siguientes: 1- Si la existencia de un vacío es posible. 2- Si al ascender un cuerpo pesado presenta resistencia y si al descender un cuerpo liviano presenta resistencia. 3- Si es necesario que exista un medio resistente para que se produzca el movimiento de los cuerpos. 4- Si un cuerpo pesado podría moverse en el vacío. (Ver, ref. 1, pág. 52). Es de notar que estas preguntas son las mismas que se formulará más tarde Galileo para construir su teoría de la caída libre de los cuerpos. Volverán a reaparecer cuando Newton establezca las Leyes de Movimiento de los cuerpos. Y por último también serán replanteadas cuando se produzcan las discusiones en torno al movimiento relativo de los cuerpos en la Teoría de la Relatividad restringida de A.Einstein...! 26 Ref. 2, pág. 89. 27 Ref. 4, pág. 20 28 Ref. 4, pág. 21. 6 obra completa de Aristóteles fue traducida al latín y constituyó, durante un prolongado período, "...una verdadera enciclopedia del saber humano..."29. Sin embargo, las obras de Aristóteles encerraban "juicios y opiniones que trastocaban la fe y el dogma cristianos"30. Algunas de las más representativas conclusiones de la filosofía aristotélica son las siguientes: -El mundo es eterno. Esto niega el acto creador de Dios. -Un accidente o propiedad no puede existir independientemente de una sustancia material. Este postulado se opone a la doctrina de la eucaristía, es decir, a la presencia de Dios en la hostia y el cáliz, luego de la consagración, cuando siguen presentes en ellos los accidentes que caracterizan al pan y al vino. -Los procesos de la naturaleza son regulares e inalterables. De esta manera se niega la posibilidad de los milagros -El alma no sobrevive al cuerpo. Obviamente este principio contradice la inmortalidad del alma sostenida por el cristianismo. En el año 1210 las autoridades eclesiásticas reaccionaron contra el aristotelismo prohibiendo su lectura en las universidades, bajo pena de excomunión. Las prohibiciones fueron reiteradas varias veces, pero "fueron letra muerta"31. Aristóteles siguió siendo estudiado pues "... es ciencia antes de ser otra cosa, antes incluso de ser filosofía, y es por su valor propio de saber científico, y no por su parentesco con una actitud religiosa, por lo que se impone..."32. Los filósofos de la Edad Media se vieron forzados así a reinterpretar el aristotelismo, en el afán por conciliar dos posiciones opuestas: la razón y la fe. Santo Tomás logró adaptar los principios aristotélicos a los dogmas de la religión , pero a costa de deformar la doctrina de Aristóteles33. Averroes, al establecer claramente por primera vez las diferencias entre filosofía y teología, sentó de algún modo las bases de la doctrina de la doble verdad. Los seguidores de Averroes no pretendieron, en principio, conciliar el dogma cristiano con el aristotelismo. Sostenían que aquellas doctrinas aristotélicas que se oponen al dogma son demostrables por medio de la razón; o, al menos, no puede comprobarse que sean falsas. Sin embargo, los filósofos que pretendieron conciliar a Aristóteles con la fe acabaron por inventar la doctrina de la doble verdad, según la cual existe una verdad dada por la fe, esto es, una verdad revelada; y otra verdad, que es la de la razón. En general se admitía que la verdad de la 29 Ref. 4, pág. 21 30 Ref. 1, pág. 54 31 Ref. 2, pág. 109. 32 Ref. 4, pág. 30. 33 Santo Tomás conjuga las nociones de alma del cristianismo con las nociones de forma (acto puro) y materia (potencia pura) del aristotelismo a través de una definición particular de alma: alma es la forma del cuerpo que tiene vida en potencia. Para una discusión detallada sobre el tema se recomienda consultar la referencia 4. 7 fe debía prevalecer sobre la de la razón: "...Al ser apremiados, algunos de estos preceptores admitían con prontitud que cuando las opiniones de Aristóteles estaban en conflicto con la fe, era a ésta a la que había que atenerse..."34. El punto crítico de esta discusión se alcanzó en el año 1277 cuando, por orden del papa Juan XXI, se enunció una condena a 219 postulados de la filosofía, considerados heréticos. Entre los postulados condenados figuraban varios de Averroes, la doctrina de la doble verdad35, y algunos enunciados del propio Santo Tomás de Aquino. Algunas de las afirmaciones filosóficas condenadas en 1277 son las siguientes: -No hubo un primer hombre ni habrá uno último; por el contrario, siempre existió y existirá la generación de un hombre a partir de otro (artículo 9 de la condena de 1277). Este es un postulado derivado de la doctrina de Averroes. La causa de su condenación es obvia. -Dios (la causa primera) no puede crear varios mundos (artículo 34). -Dios sólo no puede crear un hombre sin un agente apropiado, es decir, sin un padre y un hombre (artículo 35). -Lo absolutamente imposible no puede ser realizado por Dios o por otro agente (artículo 147). Estos últimos tres artículos citados (y otros que no han sido explicitados aquí) fueron condenados por negar la omnipotencia de Dios. A partir de este momento comenzaron a surgir corrientes antagónicas de pensamiento. Si la verdad es la verdad revelada ¿Qué papel juegan las verdades filosóficas?. Si se admitía como verdaderos a los principios de la filosofía, y éstos entraban en conflicto con la fe, entonces se debía, necesariamente, poner en duda a la verdad revelada; y esta posición resultaba inadmisible. Por lo tanto, la única alternativa posible era admitir que los principios de la filosofía no eran verdaderos sino sólo probables. Pero, si se acepta esto, inmediatamente se está aceptando que las ciencias de la naturaleza nunca podrán alcanzar una explicación única y absoluta de la realidad. Y esto introduce una incerteza insoslayable en las ciencias de la naturaleza, cuyas consecuencias analizaremos detalladamente un poco más adelante. *** El papel de la Iglesia. Llegado este punto, se hace necesario recapitular brevemente acerca del papel desempeñado por la Iglesia en el desarrollo del conocimiento medieval. Cuando la Iglesia comienza a solventar sus estructuras formando una alianza con el poder imperial de Carlomagno, se encarga de atesorar y salvaguardar lo que ha quedado de la antigua cultura grecorromana. Hacia Los siglos X y XI, según hemos visto, surge un renovado 34 Ref. 1, pág. 57 35 La proscripción a la doctrina de la doble verdad se halla expresada en el artículo 90 de la condena de 1277. Para detalles ver Ref. 1, pág. 61. 8 interés por la ciencia, y se reconoce la carencia de fuentes fidedignas. Los clérigos inician una exhaustiva campaña de traducción de manuscritos árabes y griegos al latín, y logran formar una base riquísima sobre la cual se apoyan todas las discusiones posteriores. Surgen las escuelas catedralicias y más adelante, hacia el siglo XIII, las universidades. Más allá de toda crítica que pueda hacerse al método escolástico, estas escuelas y universidades son verdaderos centros de saber, donde se analiza y discute el enorme volumen de conocimientos que se ha acopiado en siglos anteriores. Pero es en estas mismas escuelas donde se generan las dudas, donde se cuestionan los principios de la fe, por resultar contradictorios a los de la filosofía. Filosofía y teología, que surgen en unión indisoluble, resultan ahora ser irreconciliables. La Iglesia debe afirmar su posición, debe defender sus dogmas, y su postura ante la ciencia. La misma Iglesia, otrora ávida de conocimiento e impulsora del saber, se torna entonces rígida e inflexible. Las universidades luchan por independizarse de la Iglesia y lograr aquella independencia, económica y de pensamiento, que permita a los intelectuales desarrollar sus ideas en completa libertad36. En lo sucesivo la religión y la razón tomarán caminos divergentes, y muchas veces entrarán en doloroso conflicto. *** El siglo XIV y la Revolución Científica. Según se ha dicho antes, la ciencia medieval suele aparecer como dominada por los principios aristotélicos. Sin embargo Aristóteles no fue seguido ciegamente. Se lo criticó tanto por razones científicas como por cuestiones teológicas. La escolástica halló nuevas soluciones a problemas que el aristotelismo no resolvía satisfactoriamente. En el seno de la escolástica se acuñaron conceptos realmente brillantes, como el ímpetu y el vacío, de los que posteriormente echaría mano Galileo para la construcción de su teoría del movimiento. Sin embargo la ciencia recién logra apartarse definitivamente del aristotelismo en los siglos XVI y XVII. ¿Por quérazón, a pesar de las críticas que recibió el aristotelismo, no logró ser apartado de la ciencia sino hasta entrados los tiempos modernos? Una de las razones radica en que la doctrina aristotélica formaba una gigantesca estructura integral; echar abajo una parte, implicaba derrumbar gran parte de los restante: "...Entre los factores que impidieron el derrocamiento o repudio directo del sistema aristotélico, tal vez el más destacado esté vinculado a la existencia de una estructura altamente integrada. El rechazo de ciertos aspectos esenciales habría provocado el colapso de gran parte de la estructura restante..."37. Por este motivo muchos de los nuevos conceptos enunciados no se desprendían por completo del marco aristotélico, sino que ingresaban en él como elementos discrepantes: "...constituían partes autónomas y a veces discordantes del sistema más bien que cuñas capaces de desmenuzar el edificio..."38. Otra de las razones de la permanencia del aristotelismo la encontramos, paradójicamente, en la condena de 1277. Como hemos visto, dicha condena relativizó 36 Ref. 2, pág. 72 y ss. 37 Ref. 1, pág. 167. 38 Ref. 1, pág. 168. 9 los alcances de la ciencia y la filosofía, debilitándolas. A partir de entonces gran parte de la ciencia aristotélica fue considerada como mero conjunto de hipótesis probables. Hoy en día estamos acostumbrados a una ciencia determinista, que explica de manera única e incuestionable los fenómenos de la naturaleza.39 Pero esta manera "moderna" de pensar debe mucho a Copérnico y los pensadores de las siglos XVI y XVII. Copérnico no aceptaba la posibilidad de que varias hipótesis "probables" explicaran, con un grado relativo de certeza, un fenómeno natural. Para Copérnico sólo podía existir una explicación posible, y ésta debía ser capaz de expresar la verdad acerca de la naturaleza: "...En los hechos (Copérnico) no entendía por hipótesis... una posibilidad más plausible que otras. Se trataba de una verdad fundamental del universo físico. Unicamente si las hipótesis son verdaderas pueden los fenómenos ser realmente explicados..."40. Por lo tanto entre la ciencia moderna que surge con Copérnico, y la ciencia medieval, existe una diferencia radical: la primera se basa únicamente en hipótesis verdaderas que dan por resultado una única explicación de la naturaleza; la última se apoya en un conjunto de hipótesis probables, que pueden dar origen a otras tantas explicaciones, igualmente probables, de la naturaleza. Esta manera medieval de pensar la ciencia fue consecuencia de la condena de 1277, y contribuyó a la permanencia del aristotelismo. Gran parte de la ciencia aristotélica sólo se formuló de manera hipotética, y por lo tanto "...dichos conceptos no fueron seriamente aplicados a la naturaleza..."41. Y si no existe una intención seria de explicar la naturaleza, no existe tampoco la necesidad de un cuestionamiento profundo de los principios: "...La certeza y la confianza que habían caracterizado a los filósofos naturales del siglo XIII, quedaron socavadas (por la condena de 1277). La insistencia en el poder absoluto de Dios, unido a las críticas... de los fundamentos de la certeza científica y filosófica, alteraron considerablemente el carácter y el alcance del planteamiento científico..."42. Nos encontramos entonces con problemas de la física brillantemente planteados durante el siglo XIV por personalidades tales como Oresme o Buridan43, y que sin embargo, no originan, y ni siquiera sugieren, una revolución científica como la que se producirá entre los siglos XVI y XVII. Y la razón estriba en que ninguno de aquellos pensadores tuvo un verdadero interés en explicar la naturaleza, y mucho menos, en dar a sus postulados un rigor apoyado en la demostración matemática, innovación que será introducida recién por Galileo, quien por primera vez en la historia del pensamiento 39 Esto es así al menos dentro de lo que T. Kuhn ha llamado los paradigmas. Cuando se construye un paradigma científico, los postulados que los componen son consistentes entre sí y capaces de explicar completamente cierto número de fenómenos naturales. Con el tiempo distintos factores demuestran el alcance limitado del paradigma. Este ya no es suficiente para explicar nuevos fenómenos observables, o aparecen en su seno ciertas inconsistencias. Entonces dicho paradigma es superado por otro de mayor alcance. Cada vez que un paradigma entra en crisis se produce, según T. Kuhn, una revolución científica. Un caso típico es la superación de la mecánica newtoniana, particularmente de la teoría gravitacional de Newton, por la Teoría de la Relatividad General de A. Einstein. Para detalles sobre este punto se recomienda la lectura de la obra de T. Kuhn: "La estructura de las revoluciones científicas". 40 Ref. 1, pág. 174. 41 Ref. 1, pág. 168. 42 Ref. 1, pág. 168. 43 Por ejemplo, discusiones en torno al problema del movimiento relativo. En el siglo XIV se plantean problemas en torno al movimiento relativo de barcos en el mar. Las mismas discusiones las retoma Galileo en sus estudios de movimiento relativo de sistemas no acelerados, en el siglo XVII. Y de alguna manera, volverán a aparecer cuando A. Einstein estudie el movimiento relativo de sistemas acelerados en el siglo XX. 10 científico, será capaz de separar aquello que es 44"susceptible de una adecuada formulación matemática" de aquello que es pura especulación. *** 44 Ref. 1, pág. 168. 11 Referencias: 1- Grant, E.: "La ciencia física en la Edad media". F. C. E. 1983. 2- Le Goff, J.: "Los intelectuales de la Edad Media". Ed. Gedisa, 3- Carpio, A. P.: "Principios de filosofía", cap. VIII. Ed. Glauco, Bs. As. 4- Koyré, A: "Estudios de historia del pensamiento científico". Ed. siglo XXI, Madrid, 1990. ***
Compartir