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Clase 2 (20/11/1985) Teoría literaria y teorías El problema de la ideología en relación con la literatura Teoría literaria y teorías Nos referimos a la posibilidad que había de trazar una diferencia entre teoría y crítica, teoría y modelo, y teoría y concepciones de la literatura. Para concluir esta primera parte diferenciaremos entre teoría literaria y lo que podríamos llamar «teorías», en plural —lo ponemos entre comillas justamente para marcar la diferencia—. Las «teorías» se diferencian de las concepciones de la literatura, que eran difusas y mucho más generales, en que, en primer lugar, postulan un objeto teórico determinado, es decir, suponen que la literatura está en algún lugar y construyen un sistema para explicar o interpretar ese objeto. El ejemplo característico de una teoría de la literatura es el formalismo ruso, primera escuela importante y científica del siglo XX. Su objeto —para que se den cuenta de la diferencia con una concepción, y del carácter sistemático y científico de la teoría— es la literaturidad o la función poética (hay varios sinónimos), es decir, no es el texto, no es la literatura en su conjunto, sino que es algo que ellos postularon como el lugar donde estaba encarnada la literatura. Eso sería una teoría general de la literatura porque no solamente postula un objeto específico y define la literatura a partir de su objeto, sino que plantea una serie de conceptos también sistemáticos, con cierto carácter de cientificidad, sobre los procesos de producción de la literatura, sobre lo que serían las obras, sobre lo que sería la recepción, sobre lo que sería la historia literaria, sobre lo que sería el cambio en literatura, el sistema literario, etc. Podríamos decir que, respecto de las concepciones de literatura difusas y más o menos asistemáticas, es un sistema, es una verdadera teoría que trata de explicar el conjunto de los fenómenos de la literatura. Hay varias «teorías». El estructuralismo es otra de ellas. La teoría literaria y estas «teorías» se diferencian en el hecho de que la teoría literaria, tal como la pensamos acá, analizaría el juego de teorías, la sucesión, los debates, etc., no se identificaría con ninguna de esas teorías específicas. O sea, la teoría literaria tendría un lugar por arriba o por abajo de estas teorías. En el programa leerán teorías de la especificidad, teorías de la interpretación, teorías de la práctica literaria; estas teorías se refieren a la definición que dimos de teoría como conjunto más o menos sistemático de postulados conceptuales sobre la literatura. Nosotros, desde nuestro lugar, examinamos las distintas teorías. Como introducción para delimitar el objeto podemos cerrar acá. El problema de la ideología en relación con la literatura Comenzamos con un nuevo capítulo, pero en la clase de hoy, y en las dos clases próximas, seguiremos planteando problemas generales de tipo introductorio para que vean un poco el modo en que trataremos los problemas. Pasaremos muchas veces por los mismos lugares en el curso de este seminario. Cuando digo «por los mismos lugares» me refiero a todos los lugares que figuran en el cuadro al cual me referiré después; en el cuadro tienen la fecha, el lugar, el nombre de la escuela o de la teoría, etc. Pasaremos por esos lugares de muchos modos, o sea, postularemos un discurso bastante móvil respecto de los problemas de la teoría literaria que queremos traer acá. Hay muchos modos de enfocar la relación entre la teoría literaria y problemas o puntos concretos. Hoy hablaremos de un problema específico que es el problema de la ideología en relación con la literatura. Pero primero les quiero mostrar de qué modo haremos las exposiciones para que no se confundan cuando empleamos un sistema u otro de exposición. Nosotros cuidamos que nuestro discurso no sea lineal ni dogmático, sino que tratamos de ir y de volver para que tengan una especie de imagen de la riqueza de la problemática. Podemos plantear la literatura en relación con otras disciplinas, y eso haremos en esta clase y en la siguiente. Por ejemplo, plantear la relación que ha tenido el modo de teorizar la literatura en relación con la lingüística y qué problemas ha planteado esa relación. Otra disciplina que para nosotros es fundamental es el psicoanálisis: qué relación ha tenido la literatura o el modo de leer o las teorías literarias con el psicoanálisis. La tercera es qué relación ha tenido la teoría literaria con la sociología o, más específicamente, con el marxismo, dado que el problema de la ideología casi exclusivamente lo han tratado distintas corrientes en el interior del marxismo. También podemos tratar la relación de la literatura o de las teorías literarias con ciencias diversas que no sean la lingüística o el psicoanálisis o el marxismo o la sociología, y también con cuerpos filosóficos determinados, por ejemplo, la fenomenología, el existencialismo, etc. O sea, es un modo de plantear un discurso alrededor de la teoría literaria: relación y cruce del discurso de la literatura con otras ciencias. El hecho de que lo planteemos exclusivamente o con la lingüística o con el psicoanálisis o con otras [disciplinas] es un poco también a los efectos didácticos y de delimitación. Veremos en el interior de cada uno de estos planteos que frecuentemente se cruzan las distintas corrientes y que hay algunos cuerpos teóricos de la literatura que tienen elementos de la lingüística, de una filosofía determinada, de la sociología, del psicoanálisis; y allí lo importante es que nosotros sepamos aislar los elementos conceptuales que vienen de uno u otro lugar y el modo en que se encuentran con otros elementos conceptuales provenientes de otros marcos. Es la forma de poder entender el conjunto del modo de funcionamiento de una teoría. Un segundo modo de plantearlo es hacer una historia de las distintas teorías literarias, que es lo que se llama «historia de las teorías». Acá podríamos tomar el conjunto de estas escuelas, que están situadas en lugares para que las delimiten perfectamente y tienen sus fechas precisas, y hacer una historia de la teoría literaria del siglo XX, exponiendo escuela por escuela, sucesivamente, y viendo cómo se influyen, se interrelacionan, discuten entre sí, toman elementos unas de otras, etc. En el interior de este planteo podemos tomar autores o algunos teóricos que nos parecen especialmente notables como Jakobson, Barthes, Mukarovsky, etc. Ese es otro modo también de introducir la teoría literaria a partir de obras de teóricos muy importantes. Yo prefiero hablar más bien de tendencias, escuelas, etc. y en cada paso nos remitiremos a los teóricos más importantes. O sea que también usaremos este sistema. El tercer modo de tratar la teoría sería tratar problemas concretos, específicos, que es un poco el modo en que está planteado el programa: el problema de la especificidad, el problema de la interpretación, el problema del sujeto en literatura, el problema de la historia literaria, el problema de la estructura en literatura, el concepto de sistema, de las funciones, de las formas, de las técnicas, etc. O sea que, teóricamente, podríamos dar en un año entero, o un cuatrimestre, nada más que un problema. El de hoy es un problema específico y es la problemática general de la ideología en relación con la literatura. Pero como esto es una introducción a la teoría literaria, recorreremos sintéticamente este cuadro y también iremos al primer punto, que es la relación entre literatura y sociología, o literatura y sociedad, o literatura y marxismo, por ejemplo. O sea que en este caso pasamos por los tres modos que consideramos por ahora de encarar la teoría literaria. Habría otro modo que también usaremos que es tomar un corpus, ya sea un texto, ya sea un segmento de texto, ya sea varios textos, género, época, tendencia, obra de autor, etc. y a partir de ahí ver qué problemas teóricos se suscitan y cómo esos problemas teóricos serían tratados imaginariamente por distintas tendencias, escuelas, etc. en ese caso concreto. Asínos podemos mover en una cantidad de dimensiones y podemos situar nuestro discurso quizás en el cruce de varios modos. Les pido que tengan en cuenta esto para que no piensen que es un discurso confuso o que entremezcla distintos niveles, sino que justamente nuestra ambición es movernos en una especie de polifonía en relación con la teoría. Entramos en la segunda parte del primer capítulo, que sería tres cuerpos introductorios sobre las relaciones de la teoría literaria con otras disciplinas y problemas que se suscitan. En este caso, los modos en que ha sido pensada la relación literatura-ideología. Esta problemática concreta abarca una cantidad de campos y se inscribe en el interior de lo que podríamos llamar «las relaciones generales de la literatura con la sociedad». O sea, es un problema específico en el interior de un campo general que plantea ese tipo de relaciones. Si decimos «¿cómo se relaciona?» o «¿por medio de qué se relaciona la literatura con la sociedad?», podemos responder de varios modos. Uno de ellos es la ideología. Una de las primeras respuestas a la pregunta acerca de cómo se relaciona la literatura con la sociedad es la de los formalistas rusos, que decían que las series literarias se relacionan con las demás series sociales por medio del lenguaje: el lenguaje, materia de la literatura, es lo que relacionaría la literatura con la vida social donde —podríamos decir agregando nosotros con un lenguaje un poco más moderno— proliferan los discursos. O sea, el discurso literario se relaciona con otros discursos sociales y esa es la relación de la literatura con la sociedad. Es la primera respuesta histórica. La escuela de Bajtín también respondió que se relaciona con la sociedad por el lenguaje, pero dándole otro matiz. La literatura se relaciona con la sociedad porque está insertada en el interior de la cultura y está en el interior de la sociedad. Esta respuesta es la de Lotman, de la escuela de Tartu. Lotman, Uspenski e Ivanov son los teóricos fundamentales de la escuela de Tartu, que es un lugar que está en Letonia. La literatura es parte de la cultura, la cultura es parte de la sociedad; la literatura es un discurso y la cultura también, dice Lotman, es un discurso; o sea que no se aparta tampoco de la concepción de la relación por el lenguaje. La literatura forma parte de la cultura y, por lo tanto, de la sociedad es otra respuesta, la de Gramsci en Literatura y vida nacional. Esta es una de las respuestas más claras que se ha dado en cuanto a la relación literatura y sociedad: la cultura sería el elemento que liga, porque la literatura se inserta en la cultura, forma parte de ella, y la cultura forma parte de la sociedad. Supongo que habrán oído hablar del marxista italiano Antonio Gramsci, que no es un teórico literario, pero escribió sobre literatura. Escribió en la cárcel toda su vida, y sus escritos, fragmentarios, están editados en varios libros, como Cuadernos de la cárcel; pero acá lo que se puede conseguir es Literatura y vida nacional, que son los escritos de él sobre literatura. La literatura se relaciona con la sociedad por medio de los escritores, porque estos forman parte de la sociedad, están situados en ella, pertenecen a una clase social, o a una ideología, o a una posición política, social, etc., o a una zona específica del campo cultural, que se llama «campo intelectual». La respuesta es que la pertenencia de los escritores al campo intelectual es su relación fundamental o primaria con la sociedad. Es la respuesta de Pierre Bourdieu, sociólogo francés que crea esa categoría que sirve de lugar de relación entre los escritores, su colocación; es decir, la colocación de los escritores es el eslabón que relaciona la literatura con la sociedad. Por un lado, podríamos decir el lugar social que ocupan los escritores pero, por otro lado, hay un lugar específico que ha pensado Pierre Bourdieu, que es el campo intelectual, donde estarían situados en distintos lugares, y en un sistema de relaciones múltiples, los escritores, los intelectuales, los artistas, etc. tendrían su campo social específico de ubicación que los ligaría a la sociedad. La relación literatura y sociedad también se respondió por medio de los géneros literarios, que serían esos sistemas de organización de los textos que ligan más concretamente la literatura encarnada en un texto o la literatura que leemos con la sociedad. Serían mediadores, porque los géneros, en cierto modo, distribuyen categorías de públicos; en esos lugares que son los géneros estaría la relación fundamental de la literatura con la sociedad. Para lo de los géneros hay fundamentalmente dos teóricos que respondieron, Lukács y Bajtín, que pensaron que los géneros eran modos de plasmar el mundo, modos de dar forma a un sistema, y que ese sistema se corresponde con una sociedad determinada y con un público determinado. Otro modo de plantear la relación literatura-sociedad es por el público lector, por los modos en que se lee, por las divisiones de los públicos, etc. Acá entra toda la corriente de sociología del público, o sociología de la lectura: los trabajos de Escarpit y después la estética de la recepción. Siguen muchos modos de plantearlo pero terminaré acá porque, si no, esta enumeración se hará muy cansadora. La literatura se relacionaría con la sociedad porque la literatura sería un modo de producción. El autor o el escritor sería un productor como cualquier otro, alguien que produce un producto que circula en la sociedad; por lo tanto, su lugar es un lugar de producción y, por ende, ese es el lugar que tiene la literatura en la sociedad: una producción como cualquier otra, que uno la podría ubicar, como hace Arvatov por ejemplo, en una rama específica. Él dice que la literatura se ubica en una rama de la producción que incluye todo lo que sea trabajo con el lenguaje, desde el periodismo pasando por todo tipo de discursos sociales, hasta llegar a la literatura. En esa rama de la producción concreta está la literatura, y el escritor es un productor, del mismo modo que el periodista. Es un productor de discursos en este caso. Esa es su inserción y su modo de relación específica con la sociedad. Lo que nos atañe en este momento es que la literatura se relacionaría con la sociedad por la ideología. Las ideologías son modos de concebir o de pensar el mundo, o puntos de vista que dependen de las colocaciones de los sujetos en la sociedad. Este sería el punto en que nos encontramos en el interior de una problemática específica, que sería una relación también específica de la literatura con la sociedad. Veremos cuáles son las posibilidades teóricas que ofrece, cómo ha sido planteado, cuál ha sido el estado del problema y cuál es hoy el estado del problema. Todas las respuestas que enumeré son absolutamente perfectas, viables, coherentes. Lo que pasa es que tenemos que elegir una. Estamos moviéndonos en un plano de generalidad, ya que me parece que es mejor para el estado actual de la facultad ir introduciendo a la gente en una cantidad de problemas. Preferimos escoger un problema simplemente para que ustedes vean cómo lo tratamos. De todos modos, en este problema trataremos el lenguaje, algo de los géneros, algo de la producción, porque algunos dicen que la ideología está ahí. Otra cosa introductoria que quiero plantearles es que este problema de la ideología se inserta en el interior de las relaciones literatura-sociedad y, a su vez, podríamos decir que la relación literatura-sociedad ha sido enfocada por una rama específica de la teoría literaria que es la sociología de la literatura. La sociología de la literatura ha pasado por todos los estadios, o sea, en relación con la literatura y en relación con las filosofías, ha pasado de un estadio en el cual lo más importante era el autor, por lo que la sociología de la literatura hacía trabajos sobre los autores, su pertenencia de clase, su ideología manifiesta, la ideología de su práctica, hacía biografía de autores, los ubicaba y trazaba historias literarias por autores.Durante los siglosXVIII yXIX, el autor fue lo principal para todo enfoque literario; el autor aparecía como el gran creador y, por lo tanto, era la causa inmóvil y eterna, tipo Dios: concepción teológica de la literatura. Por eso se estudiaba al autor. Luego se pasó a una etapa en la que el autor dejó de interesar en absoluto y se empezó a hablar de textos, de obras. En esta etapa, sobre todo a comienzos del sigloXX, se cuestiona el estatuto del autor; entonces, la sociología de la literatura hace sociología de textos en vez de sociología de autores. Luego pasa de los textos al lector o a la lectura. Estos son los tres estadios que están replanteados permanentemente. También se plantea en relación con la circulación literaria, el modo de plantear, por ejemplo, las historias de la literatura, etc. Al ver una teoría siempre tienen que preguntarse dónde está el centro, si se preocupa por los autores, o por el corpus, o por la lectura, o por la interrelación entre todos o entre algunos de estos elementos: qué es lo que toma y qué es lo que deja fuera. Para plantear este problema, la relación literatura-ideología, uno de los puntos centrales es la definición de ideología. Otra cosa que quiero mencionar es que este ha sido uno de los problemas clave de la relación política-literatura, no solamente sociedad-literatura: el problema de la ideología es uno de los problemas centrales de la inserción de lo político y lo literario. Por lo tanto, creo que es un problema que interesa especialmente a los argentinos y a los presentes en especial. Entonces, cómo se definió la ideología es muy importante, porque de eso depende cómo se la definió en su relación con la literatura. Por lo general, se usaron una u otra de las dos definiciones que están presentes en Marx. La primera definición de Marx [y Engels] es la de La ideología alemana, y es que la ideología es falsa conciencia, velo sobre la realidad, cámara oscura, inversión de las relaciones reales, etc., es decir, es un modo de no ver la realidad. La ideología nos oculta las relaciones sociales reales, nos tapa, por ejemplo, la plusvalía, que es el poco que se les saca todos los días a los obreros en su trabajo y que no se les retribuye con el salario. Eso es ideología fundamentalmente burguesa, lo que sería una definición negativa de la ideología. También hay una definición positiva de la ideología que está en El capital, y en muchos otros textos, y que es: punto de vista de clase o modo de representar el mundo de cualquier grupo o clase social. Ya no es visión deformada, invertida, velada de la realidad, sino perspectiva, modo de ver desde determinado grupo social, desde determinada clase. La tercera definición, que ya sería posmarxista y más contemporánea, sería: conjunto de discursos, representaciones, gestos, etc. que muestran la relación del hombre con sus condiciones sociales, no solamente las condiciones de clase social, sino también las condiciones de edad, sexo, religión, nacionalidad, raza, etc. O sea, ampliamos la concepción de ideología desde nada más que un punto de vista exclusivo de una clase social, del lugar que ocupa en la producción económica, tal cual está en Marx, a un concepto mucho más amplio, que es importante por lo que les diré en relación con la literatura. Sería cualquier tipo de creencia, representación, opinión, punto de vista que deriva de las colocaciones concretas de los sujetos en la sociedad, dado que todos nosotros amontonamos colocaciones de distintos tipos, no solamente de clase social, sino colocaciones en el interior de la familia, colocaciones de roles sexuales, de edades, de profesiones, etc. Todos esos lugares que ocupamos serían los que hacen que veamos el mundo de determinado modo y que, por lo tanto, nuestros discursos se estructuren de determinada forma, o que tengamos valores, creencias, etc. que a veces se cruzan. Los roles se pueden contradecir unos a otros, de modo que de un concepto homogéneo de ideología podemos pasar a un concepto plural y heterogéneo. Esto es muy importante justamente para la literatura. Estas definiciones de ideología podríamos decir que se redefinen cuando entramos al campo concreto de la literatura y a través de allí hay una división que es muy importante y que ordena todas las posturas en relación con la literatura y que es [la distinción entre] ideología de la literatura e ideología en la literatura. Antes de continuar les explico el cuadro de las teorías literarias. Primero, el formalismo ruso, de 1915 a 1930. Hay tres grupos que parten el formalismo y que son: la escuela de Tartu, la escuela Bajtín y la escuela de Praga. La escuela de Tartu, o grupo de Lotman, son los semiólogos soviéticos que trabajan en literatura y también en los problemas de la semiótica de la cultura en general; son los que decían que la literatura se relacionaba fundamentalmente con la cultura. Luego tienen una flecha que parte de Praga y que los lleva a Alemania, donde está la estética de la recepción, porque tiene mucho que ver con Mukarovsky y con sus teorías, pero también tiene que ver con la fenomenología, con otras corrientes filosóficas, con el estructuralismo, con el formalismo, etc. Alemania 1960, 1960 en adelante, 1970 en adelante. Son todas escuelas contemporáneas. La estética de la recepción tiene varios nombres, Jauss, Iser, Naumann, que están en Constanza, Alemania Federal. El formalismo es como una especie de matriz de donde salen Praga, Bajtín, Lotman, etc. La publicación, por parte de Todorov, de la Antología de los formalistas rusos, en Francia, en 1965, es una de las fechas que abren la aparición del estructuralismo francés, aunque hay ya obras estructuralistas o precursores del estructuralismo. Datamos al estructuralismo francés entre 1955 y 1968, en que aparece el posestructuralismo, de 1968 en adelante. En los años treinta, en Alemania, aparece algo que no puede ser integrado del todo en lo que podríamos llamar «escuelas teóricas» o «tendencias teóricas» pero que es muy importante para nosotros porque es el momento en que se discute, con elementos del contexto de los formalistas, una cantidad de problemas en relación con las técnicas literarias, con el realismo, con la ideología, etc. donde están Brecht, con sus teorías sobre el teatro, y Benjamin y sus teorías estéticas. Se relacionan con los formalistas rusos; el intermediario fundamental es Tretiakov y, en general, el grupo de Brecht. En el estructuralismo tenemos a Jakobson con la publicación del «Análisis de “los gatos”», de Jakobson y Lévi-Strauss, que inaugura oficialmente el estructuralismo en literatura. Jakobson, que está en el formalismo ruso y en Praga, se encuentra con Lévi-Strauss en Estados Unidos; no está viviendo en Francia, está puesto allí porque influye decisivamente en el estructuralismo francés. Luego algunos nombres del estructuralismo, como el de Barthes de la época estructuralista, Todorov, Genette, Greimas hasta 1968 en que aparece lo que podríamos llamar posestructuralismo con el grupo Tel Quel: Julia Kristeva, y luego Derrida, Deleuze, Foucault, etc. hasta la actualidad. Por otro lado, porque por supuesto no se agota en Francia, tenemos una cantidad de otras escuelas. Hemos puesto solo una. Volvemos para Alemania, 1970 en adelante, la semiología alemana y holandesa, y están la gramática textual, el discurso literario y una cantidad de teorías de la literatura que tienen que ver con la lingüística generativa, primero, con la semántica generativa, después, con la lingüística del discurso, con la pragmática y una cantidad de otras ciencias. Los alemanes son los que están produciendo en este momento mayor cantidad de teoría. Los nombres fundamentales son Van Dijk y Siegfried Schmidt. RUSIA Formalismo (1915-1930) Propp, Tinianov, Shklovski y Jakobson Escuela de Bajtín (1928) Bajtín, Medvedev y Voloshinov Tartu (1960) Lotman, Uspenski e Ivanov Praga (1928-1939) Mukarovsky ALEMANIA (1930-1939) Brecht y Benjamin ALEMANIA (1960) CONSTANZA Recepción Jauss, Iser y Naumann FRANCIA (1955-1968)Estructuralismo Jakobson, Barthes y Todorov ALEMANIA (1970) Gramática textual Van Dijk y Schmidt FRANCIA (1968) Posestructuralismo Tel Quel: Kristeva, Derrida, Deleuze y Foucault Este cuadro no pretende ser exhaustivo, y aparecerán menciones a muchos otros nombres, escuelas y tendencias que no están en el cuadro pero que constituyen una especie de mapa muy general de las principales corrientes. Volvamos a la ideología. Habíamos definido posibles concepciones de la ideología y dijimos que en lo que hace a la literatura este problema era doble: por un lado, la ideología de la literatura y, por otro lado, la presencia de la ideología en la literatura. Las ideologías de la literatura son como concepciones de la literatura; son las ideas generales o creencias sobre qué es la literatura, cuál es su función social, cómo debe leerse, qué tipo de sujeto es el autor, qué tipo de significación o sentidos se transmiten, etc. Son todas las ideas relacionadas con la literatura. Todos los que escriben y todos los que leen tienen una o a veces varias ideologías de la literatura. Todos los escritores tienen una concepción de lo que es la literatura, que se llama técnicamente su poética. También se llaman poéticas porque las poéticas son sus cuerpos de ideas relacionados con la literatura, su producción, su circulación, función, sentido, etc. En los escritores, a veces aparece formulada explícitamente en artículos, declaraciones, notas que acompañan su obra, o están metidas en el interior de su obra. Muchos de los análisis que se han hecho en este campo han sido la confrontación entre lo que un escritor dice como poética explícita, o sea: «Yo pienso que la literatura es esto, esto y esto», y lo que aparece en sus textos como poética implícita, que a veces se relacionan y a veces se contradicen. Esas son las ideologías de la literatura, y dijimos que una de las tareas de la teoría literaria era el análisis del fundamento, de los debates, de las características de las ideologías de la literatura. La otra es la presencia, en el interior de los textos o de los corpus concretos, de ideas, representaciones, creencias, ideologías, etc. relacionadas con lo social. La teoría literaria examina los dos problemas, tanto las ideologías de la literatura como el modo en que se ha respondido a la presencia de la ideología o de las ideologías dentro de los textos mismos. Haré un esquema de cada una de estas dos tendencias. En cuanto a la ideología de la literatura, lo que vienen a decir las ideologías y concepciones en relación con la literatura es qué función ideológica explícita tendría la literatura en su conjunto o la literatura como sistema en la sociedad. Esa es la pregunta fundamental de la ideología de la literatura. Por un lado, son las concepciones, pero en lo que hace a nuestro tema concreto —¿qué es la ideología?— esas concepciones siempre dicen que la literatura tiene una función en la sociedad y que es una función lógica, específica, distinta de los otros discursos. Qué hace la literatura en relación con la ideología es un problema en el interior de las concepciones de la literatura. La pregunta es: ¿Cuál es la especificidad ideológica de la literatura? Cuando digo «especificidad» digo algo que solamente la literatura puede llevar a cabo y ningún otro discurso. ¿Qué tipo de acción tiene la literatura o qué tipo de papel tiene la literatura en relación con la ideología? Algunas respuestas: la literatura trabaja, se construye contra la alienación, la literatura es en su forma misma una utopía. Adorno es el que articuló teórica y filosóficamente esta respuesta: la literatura se construye contra la alienación, es decir, viene como a subsanar un defecto social, una falta; la sociedad nos aliena, separa al productor de su producto, nos divide, nos excluye, etc. La literatura trabaja en contra de eso porque la utopía es la reconciliación con la sociedad después de esa separación y la forma artística es un modo de la utopía de reconciliación con la sociedad, del sujeto o del individuo con el todo. La forma artística reconciliaría los opuestos, que están separados en la vida práctica y social. Función específica del arte y de la literatura, función ideológica específica, respuesta a ese rol que tendría la literatura como ideología en la sociedad. Otra respuesta la articulan tanto los formalistas y los del grupo Tel Quel como los de la estética de la recepción, desde distintos ángulos: la literatura tiene una función de ruptura de códigos sociales o ruptura de códigos lingüísticos o ruptura de normas. La literatura es una forma de transgresión y, por lo tanto, tiene un rol ideológico explícito en cuanto a que transgrede las normas sociales, los códigos, el orden disciplinario, autoritario, limitativo, etc. Es la función ideológica específica de la literatura lo que se llama «subversión de códigos», «subversión de normas». La literatura trabajaría siempre rompiendo, desviándose, yendo más allá de las normas que nos impone la sociedad. Schmidt dice que la literatura es una zona de experimentación con la transgresión sin represalias. Ese es el lugar donde se puede transgredir todo porque precisamente no se culpa al transgresor o, por lo menos, no se culpa en ciertas democracias, en ciertas sociedades, al que transgrede los códigos literarios o los códigos sociales desde la literatura. Transgresión sin represalias, experimentación en la transgresión, transgresión sin códigos, [esa sería la] función ideológica propia, específica, de la literatura. Otra respuesta: la literatura nos haría ver, en el caso concreto de una corriente literaria como el realismo, la esencia de la realidad o la totalidad de la realidad. Es la respuesta de Lukács respecto del realismo crítico del sigloXIX; en este caso la ideología, en el sentido de falsa conciencia, de cámara oscura, etc. nos tapa la realidad; la literatura nos hace ver lo que nos tapa la ideología, nos permite descorrer el velo —función ideológica o contraideológica explícita y específica de la literatura—. La literatura cuestiona la ideología en el sentido de la ideología como visión falsa. En general, las respuestas que se han dado en el interior de las concepciones de la literatura como función ideología específica de la literatura son fundamentalmente dos. Son dos paquetes de respuestas: uno es transgresión; otro, mostración. Siempre se reiteran una u otra de las dos respuestas con algunas variables. Toda esta problemática se ubica en el interior de la zona de ideologías de la literatura. La pregunta era cuál es la función ideológica y específica de la literatura, o sea, cuál es la función que ningún otro discurso puede cumplir en la sociedad. Si pasamos a la zona ¿qué es la ideología en la literatura? se agrupa toda una serie de respuestas de todos los problemas, fundamentalmente metodológicos, que han surgido para analizar la presencia de opiniones, creencias, representaciones, o sea ideología, dentro de los textos. Esto hace a la literatura como institución. Esta división es crucial: una cosa es la literatura como conjunto, como sistema, como institución, que incluye una cantidad de cosas, y otra son los textos concretos. La confusión entre estas dos instancias, que deben ser separadas porque son pensadas de un modo distinto, se da cuando se les pide a los escritores, personas concretas, en sus textos concretos que tomen partido directamente en sus obras, por ejemplo, por una u otra tendencia política o partido ideológico, y muchos de ellos responden: «Eso le corresponde a la literatura como fenómeno general en su conjunto y no a cada una de las obras». «La literatura en su conjunto —responden ellos— tiene siempre una función ideológica, explícita de ella, y las obras literarias concretas no tienen por qué tomar partido por una porque la literatura en su conjunto tiene una posición de este problema». A lo largo del siglo XX se dio lo mismo, que se fue dando en cierto sentido desde el sigloXVIII hasta el sigloXX: la ideología en los textos fue desde enfocartodo el problema en el autor como el determinante en su ideología de lo que aparecía en el texto —o sea, el autor era responsable (por su nacimiento, por su ubicación de clase, por su toma de partido, etc.) de la ideología que aparecía en sus textos—, [es decir], el problema se fue desplazando del autor, por un cambio en la concepción del sujeto que se da más avanzado el sigloXX, a lo que es la ideología en los textos o de los textos mismos. Primero se analizaban todos los problemas ideológicos de los textos haciendo responsable al autor de ellos porque era el que los causaba. La concepción es estrictamente causalista, mecanicista. Si uno había nacido en una determinada clase social, fatalmente tenía que pensar de ese modo y fatalmente sus textos literarios tenían que representar o expresar esa clase. En la práctica literaria se produce una escisión del sujeto, o una revolución, donde a veces se dicen cosas que el escritor ni siquiera pensó. O, como efecto de la organización del texto, aparecen posturas ideológicas contradictorias en los textos, que ya no serían la ideología del autor o del escritor. Este es un poco el desplazamiento de la problemática que se da desde el autor hasta un cambio en la concepción del sujeto, y también de la concepción de la ideología como representación y expresión de ese autor. Toda esta concepción de la literatura que ponía al autor o a su nacimiento o a su colocación social como causa de la ideología analizaba la ideología como representación y expresión fundamentalmente en lo que se decía de un modo directo, por ejemplo, en lo que decían los personajes —«Yo pienso tal cosa»—, y eso era la ideología del autor. Esto formaba todo un sistema que constituyó lo que después se llamó el «sociologismo vulgar» o «una concepción judicial de la literatura», porque, por otra parte, servía para que estos análisis condenaran a determinados escritores y exaltaran a otros. Esta concepción fue cambiando desde el punto de vista de la teoría literaria y nadie lo sostiene hoy desde los escritos teóricos. Fue cambiando hasta el cambio en la concepción del sujeto, el cambio en la concepción de la ideología en los textos, que aparecía ya no en el contenido manifiesto, en lo que decían los personajes, en lo que decía el narrador, etc. sino a veces en lugares formales, en otros niveles textuales, por ejemplo, en la sintaxis. La sintaxis constituye también un universo ideológico. Las ideologías podrían estar en todas partes, y es muy importantes concebir un texto literario como hecho de cantidad de planos, de cantidad de texturas, de cantidad de hilos y, en cada uno de esos hilos, puede haber posturas ideológicas: en la lengua, en la sintaxis, en el léxico, en la organización de los personajes, en el narrador y su relación con la palabra y con la palabra de los personajes, en el modo de narrar, en el modo de estructurar la acción, en el modo de abrir y cerrar el texto, etc. Las teorías o los análisis tienden a ampliar cada vez más el campo y a dedicarse a un análisis mucho más refinado de la presencia de la ideología o las ideologías, por un lado, restos ideológicos de distintos tipos en el interior de los textos, y por otro lado, analizar las concepciones de la literatura y, dentro de estas, lo que se predicaría como la función ideológica específica de la literatura. En la próxima clase seguiremos con este problema. Alumna: ¿La semiótica como ciencia sería una de las que estudia la ideología en los textos en todos los niveles del discurso hasta llegar a una sola? Profesora: Yo diría que no todas las ramas de la semiótica. La semiótica es muy amplia, hay una cantidad de tendencias dentro de ella, pero hay una tendencia que analiza el discurso en relación con las ideologías. Analiza todas las posturas ideológicas no solamente en el discurso literario, sino en todos los otros discursos, incluso hace una tipología de los discursos y de la ideología en los distintos niveles. Lo que yo planteaba era que podía haber distintas posturas ideológicas en distintos niveles y en distintos fragmentos, no tiene por qué articularse en una sola, no somos tan coherentes. Por otro lado, la coherencia no es un valor, eso es semiología psicoanalítica de la peor especie. De hecho estamos hechos de fragmentos, de restos, y eso lo muestra la literatura contemporánea que está mucho más avanzada que el psicoanálisis. Si ustedes analizan el discurso literario que valoriza la ruptura, la discontinuidad, la incoherencia, que, por otro lado, es la esencia misma de nuestra vida social (porque en nuestra vida social muchas veces no hay coherencia, nos movemos de un lugar a otro, pasamos de un nivel a otro sin necesariamente tener que articularlos) notarán que la incoherencia levantada como valor se opone a ese discurso de la coherencia que es un discurso normativo, persecutorio. En la próxima clase les hablaré de todas las concepciones del autor, o sea, cómo se sucedieron más o menos las relaciones entre autor e ideología. Mi sistema es que primero les presento un problema sintético para que entiendan dónde estamos y luego voy desarrollando los puntos. A veces un problema lo incluyo en otro mayor y luego me concentro en un punto para que ustedes tengan el marco total de lo que se va tratando. Entonces, hablaremos del autor y de la presencia de la ideología en distintos niveles textuales. Hicimos una diferenciación entre teoría y metodología. Benjamin decía que teoría y metodología son contradictorias, y creo que esto queda como consigna del mismo modo en que les planteé la coherencia. Estos son problemas metodológicos de la crítica, cómo analizar la ideología en los textos, en cuáles niveles textuales, etc., que también la teoría piensa. Todas esas divisiones que hicimos ayer —crítica, modelo, metodología, concepciones y teoría— están interrelacionadas; no las pongan en compartimentos absolutamente separados porque no hay lecturas sino una concepción de la literatura, no hay análisis sino una teoría de la literatura, aunque sean implícitas o aunque el que analice no tengan conciencia de eso.
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