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1 (Perú, 2011) FACULTAD DE ECONOMÍA Y CONTABILIDAD ESCUELA PROFESIONAL DE CONTABILIDAD MONOGRAFIA TEMA: DESBORDE POPULAR Y CRISIS DEL ESTADO, Y EL IMPACTO MIGRATORIO EN EL PERÚ DOCENTE: Castromonte Rodríguez Carlos Martin ASIGNATURA: Realidad Nacional ESTUDIANTES: - Francisco Bernuy Arely Angela - Gabriel Cruz Luis Miguel - Trejo Granados Daniel Roquel -Trejo Solorzano Vanessa Nayely Huaraz, 2023 1 Índice Introducción ........................................................................................................................................... 1 Objetivos ................................................................................................................................................ 1 Marco Teórico ....................................................................................................................................... 2 1.1 Antecedentes ........................................................................................................................ 2 1.1.1 El Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas (1968-1980) ..................... 2 1.1.2 La historia del Perú Republicano ............................................................................... 8 1.1.3 Fases Migratorias ....................................................................................................... 10 1.2 Bases Teóricas ................................................................................................................... 11 2 Capítulo I: Desborde Popular y Crisis del Estado ................................................................. 21 2.1 Biografía del Autor ............................................................................................................. 21 2.2 Legado Andino y Patria Criolla: una nación inconclusa ............................................... 21 2.3 El Nuevo Rostro del Perú.................................................................................................. 21 2.4 El Nuevo Rostro Urbano: La Forja de una Identidad .................................................... 23 2.5 La Crisis del Estado y el Desborde Popular .................................................................. 26 3 Capítulo II: La Migración Peruana ........................................................................................... 28 3.1 Factores económicos ......................................................................................................... 28 3.2 Factores demográficos ...................................................................................................... 28 3.3 Factores sociales ............................................................................................................... 29 3.4 Causas generales de la migración .................................................................................. 30 3.5 Dimensiones de la Migración Rural y Urbana ............................................................... 31 3.6 Migración Reciente hacia el Perú .................................................................................... 32 4 Capítulo III: Impacto de la Migración Venezolana en el Perú ............................................. 37 4.1 Causas de la Migración ..................................................................................................... 40 5 Conclusión ..................................................................................................................................... 43 6 Recomendaciones ......................................................................................................................... 44 7 Bibliografía .................................................................................................................................... 45 1 Introducción La siguiente monografía consta de tres capítulos muy importantes para nuestro desarrollo académico; Capítulo I: Desborde Popular y Crisis del Estado, este libro está escrito por el autor, José Matos Mar quien tuvo como fin analizar los cambios que se dieron en la década de los ochenta, de esta manera nos dio a conocer el nuevo rostro que adquirió el Perú con el paso de los años, también muestra los cambios sociales, culturales y económicos que se dieron. En el Capítulo II: La Migración Peruana. La migración es uno de los fenómenos que se dio desde hace muchos años atrás hasta la actualidad con la intención de mejorar su calidad de vida, así mismo este fenómeno lleva rasgos de otras culturas, costumbres, lenguas y religiones. El Capítulo III: Impacto de la Migración Venezolana en el Perú, en este punto abarcaremos las causas, consecuencias y el gran impacto que tuvo en los diferentes sectores que trajo la migración venezolana a nuestro país. Es por ello por lo que este trabajo monográfico nos ayudara a entender el desborde popular y el impacto migratorio en el Perú, los cambios que tuvo tanto en la sociedad como en la economía y los efectos que se viven en la actualidad. Objetivos a) Objetivo general • El objetivo del presente trabajo monográfico es analizar las causas y consecuencias del desborde popular y crisis del estado, asimismo, el impacto migratorio en el Perú. b) Objetivos específicos • Conocer la historia del desborde popular, proceso migratorio y crisis del estado. • Describir las consecuencias generados a causa del del desborde popular, proceso migratorio y crisis del estado. • Analizar las causas y consecuencias que trajo la migración venezolana en el Perú. 2 Marco Teórico 1.1 Antecedentes 1.1.1 El Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas (1968-1980) Fue un período de régimen militar en la historia del país donde el país fue dirigido bajo un gobierno nacionalista conformado por miembros de las Fuerzas Armadas, encabezado por el general Juan Velasco Alvarado, que tomaron el poder político mediante el golpe de Estado del 3 de octubre de 1968. El Gobierno Revolucionario tuvo dos fases: La primera, bajo el liderazgo de Juan Velasco Alvarado y la segunda, tras el relevo en el poder por Francisco Morales Bermúdez. (Perú, 2011) Segundo gobierno de Belaunde (1980-1985) El regreso de Belaunde al poder fue tan impresionante como su triunfo electoral, pero la crisis política, económica y social que debía enfrentar era mucho más compleja y delicada que la del año 1963. Reacondicionar el Estado como organización democrática representativa y devolverle al país la confianza en la seguridad jurídica para vivir en la ley y la libertad después de 12 años de dictadura era, de por sí, un problema complejo. Incluso, en esos 12 años, la deuda externa peruana había crecido en 12 veces y la inflación estaba llegando a los tres dígitos. Consciente de la magnitud de dicha tarea, el presidente de la República convocó a todos los partidos políticos para lograr una conjunción de esfuerzos en beneficio de la más rápida reconstrucción democrática, económica y social del país. Solo el Partido Popular Cristiano resolvió apoyar la consolidación del régimen democrático y participar en el gabinete ministerial. Lo hizo en las carteras de Justicia y de Industria, Turismo e Integración. Los primeros ministros de Justicia fueron los doctores Felipe Osterling Parodi y Gonzalo de la Puente y Lavalle. Los demás partidos, en cambio, juzgaron que contribuirían mejor con ese propósito desde una posición crítica de oposición. ❖ 1980: El 28 de julio, a las 4 de la tarde, Belaunde Terry ingresó al Palacio Legislativo en medio de la ovación de senadores, diputados, jefes de Estado, diplomáticos extranjeros y otras altas autoridades. El presidente del Congreso, Óscar Trelles,le impuso la banda presidencial. Cuatro horas después, en una plataforma instalada en el balcón más saliente del Palacio de Gobierno, próximo a la Municipalidad de Lima, el jefe del Estado le tomó juramento a su Consejo de ministros. Una fórmula hábil y oportuna le permitió a Fernando Belaunde cumplir su propósito de no pernoctar ni una noche en Palacio de Gobierno mientras los 3 órganos de prensa incautados por la dictadura no fueran devueltos a sus legítimos dueños. El Consejo de ministros, utilizando normas dictadas por el mismo gobierno militar (aún vigentes, aprobó que los auténticos propietarios de los medios nombraran a los directores de estos para que, cuando se contara con los instrumentos legales requeridos, se procediera a la restitución de los derechos conculcados y al pago de las reparaciones a que hubiera lugar. FBT se abocó a la titánica tarea de reordenar con celeridad la vida política, económica y social del país heredada del gobierno militar. Punto fundamental para esa misión fue el nuevo Ministerio de Justicia –extinguido en 1968, cuando la Constitución fue suplantada por el Estatuto del Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada–, que puso al día y armonizó, con la nueva Constitución de 1979, las principales normas legales del país. Más de 6200 decretos leyes, decretos supremos y resoluciones fueron ajustados al marco constitucional vigente o derogados cuando no concordaron con él o con su espíritu. El 11 de noviembre se promulgó la Ley 23226, que devolvía los medios de comunicación confiscados durante el gobierno militar. Además, a todos los diarios y compañías de radio y televisión se les indemnizó. De esta manera, los propietarios de El Comercio, La Prensa, Correo, Expreso, Extra, OJO, Última Hora, Canal 4 y Canal 5 recuperaban la plenitud de sus derechos sobre las empresas periodísticas y sus acciones, de las que habían sido despojados el 27 de julio de 1974. Sin embargo, el diario Expreso, a pedido de su propietario, Manuel Ulloa Elías (ministro de Economía y Finanzas), no recibió esta indemnización. El 23 de noviembre se llevaron a cabo las elecciones municipales con el triunfo de Acción Popular y su candidato, el arquitecto Eduardo Orrego Villacorta. La ferocidad terrorista se puso en plena evidencia en la Noche Buena, con el asalto al fundo de San Agustín de Ayzarca, perteneciente al distrito de Cocharcas, en la provincia de Cangallo, y el asesinato del propietario y de un empleado. Meses después le quitaron la vida al hijo político del expropietario, quien había tomado la conducción de la finca; la policía hizo muchas detenciones y entre los presos se encontraban los autores directos de esas masacres. ❖ 1981: El 22 de enero, Belaunde denuncia el ataque a una de las aeronaves peruanas que estaba realizando una misión de abastecimiento a puestos de vigilancia fronterizos en el río Comaina, los cuales habían sido abandonados por el gobierno militar meses antes de la transferencia de mando ya que, según se dijo, costaba mucho dinero mantenerlos. Por ese motivo, al quedar en abandono, habían sido ocupados por tropas ecuatorianas. Belaunde se traslada a las oficinas del 4 Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, pide vuelos aerofotográficos y ordena la inspección de la corriente de agua hasta su nacimiento, situado en el lado oriental de la Cordillera del Cóndor, en la frontera con Ecuador, zona que él conocía perfectamente porque la había recorrido. En la inspección se halló tres destacamentos ecuatorianos con instalaciones en territorio peruano, según el Tratado de Río de Janeiro de 1942. La posición ecuatoriana indicaba que esos destacamentos correspondían a la base de Paquisha, establecida en territorio ecuatoriano. No obstante, tras la medición de las coordenadas, se comprobó que dicha base no correspondía a la mencionada posición aceptada por el Protocolo de Río, sino –tal como lo calificó el presidente Belaunde– a un «Falso Paquisha». El canciller Arias Stella llamó a su par ecuatoriano y le dio un plazo para que desalojaran esos puestos fronterizos. Al no hacerlo, Belaunde ordenó el bombardeo de la zona y su recuperación inmediata. Posteriormente, el presidente de la República izó el pabellón nacional en los territorios recuperados. Cuando aterrizó, aún no había cesado el fuego. Entre el 30 de enero y el 21 de febrero, las tropas peruanas recuperaron los puestos fronterizos, y la Organización de Estados Americanos, a través del Acta Sorrosa-Du Bois, fijó las coordenadas de ubicación de las tropas fronterizas, ratificando la condición de la Cordillera del Cóndor como límite natural entre ambos países. El 11 de marzo se promulga el Decreto Legislativo N° 046, que tipifica los delitos de terrorismo y sus circunstancias agravantes, así como las figuras delictivas con las que el terrorismo actúa, graduando las penas en proporción a la muerte o lesiones a las personas y a la importancia de los bienes afectados o puestos en peligro. El 15 de junio se promulga el Decreto Legislativo N° 149, que crea la Empresa Nacional de Edificaciones (ENACE), encargada de promover, planificar, ejecutar y adjudicar programas de habilitación urbana, construcción de viviendas y servicios públicos en el ámbito nacional. De acuerdo con el Plan Nacional de Vivienda, se construyeron conjuntos habitacionales principalmente en Lima, entre los que destacan las Torres de San Borja; Precursores, en Surco; Marbella, en Magdalena; Limatambo, en San Borja; Conjunto Habitacional Ciudad Satélite Santa Rosa, en el Callao, y el Agrupamiento Pachacámac. El 15 de diciembre se promulga la Ley de Corporaciones Departamentales N° 23339, encargadas de programar y ejecutar la inversión pública departamental, apoyar técnicamente a las distintas organizaciones de la población en la 5 elaboración de programas y estimular su participación en las tareas vinculadas al desarrollo. Asimismo, asumía la prestación de servicios de infraestructura básica que no estuvieran a cargo del Gobierno Central ni de los municipios. ❖ 1982: El 3 de marzo, Sendero Luminoso asaltó la cárcel de Ayacucho y fugaron 70 presos por terrorismo. Fue un ataque precedido por un apagón general y el ataque con explosivos a los locales de la Guardia Civil, de la Policía de Investigaciones y de la Guardia Republicana, con el objetivo de evitar que las fuerzas del orden acudieran a defender la prisión. En el periodo 1980-1985, los brotes terroristas se presentaron sobre todo en Ayacucho y Huancavelica. La policía, que debía enfrentar dicha amenaza, no estaba preparada para una responsabilidad de tal magnitud. Fue entonces cuando el Gobierno le encomendó a las Fuerzas Armadas el restablecimiento y mantenimiento del orden en las regiones afectadas. Belaunde Terry visitó la zona de emergencia en diversas oportunidades. Cuando se habló de la ocupación de Vilcashuamán por los senderistas, se constituyó personalmente en esa localidad pocas horas después de haber tenido conocimiento del hecho. Al bajar del helicóptero, la población se sorprendió al reconocerlo. En esa ocasión dijo: «Mi deber es reiterar las viejas afirmaciones demostrando que, en el llano o en el gobierno, no hay lugar proscrito ni amenaza que detenga el camino al gobierno legítimo». En abril, Fernando Belaunde asume un papel protagónico en el conflicto de las Malvinas, entre Argentina y Reino Unido, y articula una diplomacia presidencial que incluyó una interlocución con Washington para esos tiempos de guerra. Sus esfuerzos durante las conversaciones con el secretario de Estado de EE. UU., Alexander Haig, buscaban una salida que fuera lo más realista y menos costosa posible para Argentina, con la separación de ambas fuerzas militares en las Malvinas y un régimen de administración temporal. Sin embargo, las negociaciones fracasaron cuando, el 2 de mayo,el Gobierno británico de Margaret Thatcher ordenó que el submarino nuclear HMS Conqueror hundiera el crucero argentino General Belgrano y matara a 323 de sus 1093 tripulantes, aun cuando el Belgrano se encontraba fuera del área de exclusión. Desde el inicio del conflicto hubo solicitudes y requerimientos específicos desde Buenos Aires para atender las demandas logísticas de Argentina. El apoyo del presidente Fernando Belaunde fue total y sin titubeos: el envío de 10 aviones Mirage 5 y sus sistemas de armas, como misiles Nord AS-30 aire-superficie y Exocet, uno de los cuales hundió el buque británico Sheffield. Además, los aviones 6 de transporte peruanos DC-8 realizaron vuelos Lima-Tel Aviv-Lima-Buenos Aires para trasladar el material necesario ante la urgencia que ameritaba la situación, mientras que otros equipos fueron llevados de forma directa desde el Perú por aviones Hércules a la base aérea de Tandil, cercana a Buenos Aires. En suma, el presidente Belaunde contribuyó con la solución diplomática del conflicto proponiendo una fórmula que estuvo a punto de ser aceptada y que fuera boicoteada por Margaret Thatcher al ordenar el hundimiento del Belgrano. Su propuesta consistía en que Argentina y Gran Bretaña abandonaran las islas, que quedarían, por un tiempo determinado, en poder de cuatro potencias (dos designadas por cada una de las partes) hasta concluir las negociaciones. Esas cuatro naciones eran Brasil y Perú (designadas por Argentina) y Alemania y Canadá (designadas por Gran Bretaña). Esta fórmula pudo haber sido la gran negociación de paz del Perú y terminar con la última presencia colonial en nuestra América. Fracasada la misma, Argentina le pidió al Perú ayuda militar y el Perú se la brindó. Se envió aviones, pilotos, repuestos, misiles y pertrechos desde La Joya, al sur del país, que viajaron a través de Bolivia para evitar los radares chilenos de Iquique y Antofagasta y así llegar a la base aérea de Tandil. Hoy, en la avenida Figueroa Alcorta, en el centro de Buenos Aires, existe un busto de Belaunde que perenniza esta acción. El 18 de mayo se promulga la Ley General de Educación 23384, que desactiva las propuestas reformistas del gobierno militar y restaura el esquema de educación primaria y secundaria. Se hicieron esfuerzos para la ampliación de la cobertura e infraestructura educativa, incluyendo 23 000 nuevas aulas construidas por el sistema de Cooperación Popular. Entre octubre de 1982 y mayo de 1983, el fenómeno El Niño (llamado el “Meganiño”), que se extendió inicialmente por la costa norperuana –especialmente en los departamentos de Tumbes y Piura–, avanzó con gran fuerza en 1983 sobre otros lugares del territorio nacional. En la sierra sur hubo sequías; en la sierra central, varios poblados fueron arrasados por los huaicos. El Producto Bruto Interno (PBI) cayó hasta -13,2%, y las pérdidas materiales ascendieron a miles de millones de dólares. ❖ 1983: El 26 de enero, en medio del clima de violencia que imperaba en Ayacucho, ocho periodistas, su guía y un comunero son asesinados en el poblado de Uchuraccay. En marzo, el presidente Belaunde nombra una comisión que, al margen de las investigaciones judiciales, pueda dar con la verdad lo más rápido 7 posible. Le encomienda el trabajo al renombrado escritor Mario Vargas Llosa. También colaboró con la comisión el antropólogo Juan Ossio. La comisión investigadora presidida por Vargas Llosa y conformada, además, por Abraham Guzmán Figueroa y Mario Castro Arenas, presentó su informe acerca del suceso. Lo importante de la Comisión Vargas Llosa fue que actuó rápidamente y logró descubrir que, por error, los campesinos de Uchuraccay habían confundido a los periodistas con terroristas y les habían dado muerte. Sin embargo, no todos creyeron en el informe de Vargas Llosa. Incluso el escritor fue llamado a declarar en un juicio en Ayacucho. Los familiares de los periodistas, hasta hace muy poco, pedían justicia. A partir de la Comisión de la Verdad que formó el presidente Paniagua durante su gobierno se confirmó el informe de Vargas Llosa. Y a partir de entonces a la fecha, este ha recobrado su credibilidad. En el quinquenio del segundo gobierno belaundista, la ferocidad del narcotráfico y la subversión causó 205 bajas entre las fuerzas del orden y la muerte de 2693 civiles, entre estos 80 miembros y simpatizantes de Acción Popular que desempeñaban funciones de gobierno, ediles o judiciales. El 18 de julio, Belaunde inicia su histórico viaje a Caracas para participar en la sesión extraordinaria del Acuerdo de Cartagena, celebrada dentro de los actos conmemorativos por el bicentenario del nacimiento de Simón Bolívar, con la presencia de los mandatarios de Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela. Su idea de llegar a Caracas por el río Casiquiare, uniendo las cuencas de los ríos Amazonas y Orinoco, fue un gesto para demostrar la factibilidad de unir América del Sur por el entrecruzamiento de las cuencas fluviales. ❖ 1984: El 20 de mayo se funda Ciudad Constitución, ubicada a orillas del río Palcazu, en la provincia de Oxapampa (Pasco), atravesada por la Carretera Marginal de la Selva, en la actualidad carretera Fernando Belaunde Terry. El 28 de mayo quiso el destino que, por segunda vez en 17 años, a FBT le correspondiera la restauración del régimen municipal y el honor de convocar los comicios para que los pueblos designaran nuevamente a sus autoridades edilicias. El gobierno de Belaunde promulgó la Ley Orgánica de Municipalidades N° 23853. El 21 de junio se promulga la Ley Plan Nacional de Regionalización N° 23878, que establecía las bases generales para la creación e implementación de gobiernos regionales que permitieran promover el desarrollo equilibrado al interior del país y la descentralización económica, política y administrativa. El 27 de setiembre, el presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, recibe en la Casa Blanca al presidente Belaunde y le brinda su apoyo a la democracia 8 peruana. La entrevista giró en torno al tema económico y, sobre todo, a la deuda externa del Perú. El mandatario norteamericano reconoció los esfuerzos de Belaunde para orientar a su país hacia una economía de mercado, y señaló que EE. UU. estudiaría un aumento del programa de ayuda de alimentos y productos agrícolas destinados al Perú. Ese mismo año, Belaunde plantea en la ONU la instauración de programas de ayuda a los países en desarrollo. «No habrá paz mundial mientras subsistan las actuales diferencias», expresó en aquella oportunidad. El agobiante impacto de la amortización y servicio de la deuda externa había contraído no solo el desarrollo de programas de inversión, sino también la extensión de los servicios relacionados con la política social, como la educación y la salud. La actitud dialogante para intentar convencer a las autoridades del Banco Mundial, del Fondo Monetario Internacional y del Banco Interamericano de Desarrollo, para que flexibilizaran sus políticas, fue debatida y no tomada en cuenta por esos organismos. En este mismo viaje, Belaunde visita la Universidad de Texas, su antiguo claustro universitario, donde recibe una distinción. El 12 de diciembre se promulga la Ley del Profesorado N° 24029, que consagró como carrera pública el ejercicio de la docencia y estableció las normas básicas para la dignificación y seguridad del maestro. Al asumir la Presidencia, el arquitecto Belaunde había manifestado su esperanza de que su gobierno fuera recordado como el “Quinquenio de la Educación”, y lo logró. El nivel educativo promedio de la población de 5 y más años de edad se elevó de 5,0 grados de estudios en 1981 a cerca de 6 grados en 1985. Se edificaron alrededor de 6500 nuevos centros educativos y cerca de 23 000 aulas. Un millón de alumnos más fueron incorporados a la población escolar, elevándolaa 6.5 millones de estudiantes. (Fernández & Tamaro, 2004) 1.1.2 La historia del Perú Republicano Los procesos de inmigración desde China y Japón desde los inicios de la República y hasta los principios del siglo XX están entre los más conocidos. En la década de los 80, el conflicto armado interno produjo un desplazamiento interno forzado en todo el país. Este conflicto, así como la grave crisis socioeconómica que atravesó el Perú lo convirtió en un país de emigrantes. A lo largo de los años, los destinos de la migración internacional peruana han ido variando y diversificándose para conformar una diáspora diseminada en todos los continentes. Si bien la emigración ha conocido un descenso desde el 2010, sigue siendo una realidad de dimensión importante. 9 Antes del año 2000, el Perú no era atractivo para la migración extranjera. Se calcula que hasta antes del año 2003 la cifra de personas extranjeras en el país no superaba los 20 mil. A partir de la segunda mitad del año 2000, vivimos también una reconfiguración de los corredores migratorios que convirtieron el país en uno de tránsito para distintas nacionalidades entre las cuales destacan la cubana y la haitiana. En 2007 eran 40 446 las personas extranjeras que residen en el país, y ya en 2012 la cifra ascendía a 89 320. Entre los años 2007 y 2017, en el Perú había un total de 152 631 extranjeros residentes. Asimismo, Perú se convirtió también en un lugar de acogida para personas con necesidad de protección internacional. Si bien en 2010 solamente 274 personas habían pedido ser reconocidos como refugiados en 2015 había 432 personas. Las nacionalidades prevalecientes entre los solicitantes son la cubana y colombiana. A la par de estos cambios en los flujos, se vivió una etapa prolífica y compleja de idas y venidas en materia normativa desde el principio del 2000 con la adopción de normas relacionadas con el retorno, la adopción de la Ley del Refugio y recientemente la adopción de la Ley de migración. Asimismo, estas normas fueron acompañadas por políticas públicas tales como los Planes Nacionales de Derechos Humanos y la Política Nacional Migratoria 2017 – 2025. Los últimos tres años han sido; para el Perú, muy desafiantes. La migración venezolana, sin duda, convirtió al Perú en un país de recepción masiva. Un hecho sin precedentes. Recibir personas con necesidad de protección internacional, o bien porque sufren un cierto tipo de persecución o, porque huyen de violaciones a sus derechos y de una situación política inestable, no es fácil ni anodino. Tampoco lo es huir de su país. No obstante, habiendo repasado la historia, aunque muy someramente, es posible pensar que el Perú sabe muy bien de los procesos migratorios complejos. Pasando de la bienvenida inicial a esta población a un giro (in)esperado hacia un mayor control afirmado, la agenda migratoria ha tomado un lugar central en los últimos años. La voluntad de cerrar las puertas a una migración ya no deseada, lejos de ser original, hace eco a las políticas cercanas del Norte Global. Haber optado por la imposición de una visa en un espacio sudamericano que defiende la libertad de tránsito, marca un giro preocupante. Este retroceso ha ido acompañado por una xenofobia galopante. Ello evidencia “las fracturas de la sociedad peruana y los procesos truncos de relacionamiento entre las personas -aun siendo de la misma nacionalidad- así como las limitaciones por parte del Estado peruano para incluir a todos y todas bajo una misma noción de comunidad”. 10 Si bien la crisis sanitaria ha marcado la agenda de los últimos meses y nos lleva a un contexto sumamente incierto, toca acercarse a la migración recordando el pasado en el que Perú se ha visto fortalecido y renacido por ella para construir un país que reconoce y valora a todos/as sus migrantes. A un año del Bicentenario, pensar y repensar la migración en el Perú es indispensable. (Blouin, 2020) 1.1.3 Fases Migratorias De acuerdo con (Ríos & Rueda, 2005), existen 6 fases migratorias, que son las siguientes: Primera fase (1920-1950). En esta primera fase el Perú se desenvuelve básicamente como un país receptor de inmigrantes, principalmente provenientes de Europa. En el caso de los migrantes desde el Perú hacia el resto de países, se tienen registros de migraciones muy limitadas y principalmente orientadas hacia las grandes metrópolis de Europa. En este caso, la gran mayoría de emigrantes peruanos pertenecía a la oligarquía comercial, terrateniente e industrial. Para estos grupos sociales, migrar y poder insertarse en las sociedades europeas era señal de prestigio y de poder. Segunda fase (1950-1970). En esta etapa empieza la emigración de ciudadanos peruanos de clase media, medianos empresarios y estudiantes. Estos se dirigen principalmente a los Estados Unidos, puesto que en este país se daba un crecimiento importante en el ámbito económico y poblacional. A pesar de que las emigraciones hacia los países de Europa Occidental seguían estando compuestas en su mayoría por la clase alta limeña, en la década de los 60, se observa un flujo importante de emigrantes peruanos hacia Francia con la finalidad de seguir estudios universitarios. En esta década se experimenta lo que Altamirano nombra “la transición en la migración transnacional”; es decir, el Perú deja de ser un país de inmigrantes y se convierte en uno de emigrantes. Esta tendencia es la que se ha mantenido hasta la actualidad. Tercera fase (1970-1980). Durante esta década, la emigración de estudiantes y trabajadores de clase media se empieza a volver masiva, y los grandes flujos de emigrantes se dirigen principalmente hacia Venezuela y los Estados Unidos y por primera vez hacia Canadá. Se observa, además de la inmigración a los destinos de Europa Occidental tradicionales, un incremento de las emigraciones hacia los países socialistas, migración que poseía un carácter principalmente educativo y cultural. Cuarta fase (1980-1990). Para este periodo, casi todas las clases sociales se encontraban representadas en los flujos migratorios. Por primera vez los países escandinavos recibieron a peruanos, sobre todo trabajadores manuales y refugiados políticos. Asimismo, en la segunda mitad de la década de los 80, Japón empieza a recibir en sus costas a miles de trabajadores peruanos japoneses. Resulta relevante resaltar que 11 un fenómeno importante presentado en este periodo es la integración de las mujeres al proceso migratorio, la cual se venía gestando desde la década de los 50, muchas de ellas procedentes de pueblos de la sierra peruana. Quinta fase (1990-2000). En esta fase, la emigración termina por convertirse en un fenómeno masivo que abarca prácticamente a todas las clases sociales del Perú. El principal suceso que caracteriza a este periodo es el incremento exponencial en el número de emigrantes que, como se verá posteriormente, se da principalmente con la llegada del siglo XXI. La magnitud de este fenómeno ha logrado ser recogida gracias a las estadísticas elaboradas por la Dirección General de Migraciones y Naturalización del Ministerio del Interior (DIGEMIN), la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y el Instituto Nacional de Estadística (INEI). Estas instituciones vienen elaborando desde el año 1990 una base de datos que permite identificar quiénes han salido del país por cualquiera de los terminales que existen en todo el territorio nacional. Sexta fase (2000-actualidad). Luego del fin del régimen del expresidente Alberto Fujimori y con el gobierno de Alejandro Toledo llegando a su fin se inicia o mejor dicho continúa una etapa de reducción de emigrantes peruanos que en años previos salían en busca de un mejor futuro debido a las crisis que atravesaba el país. Estos cambios en la coyuntura y desarrollo nacional se vieron traducidos en menor tasa de desempleoque desde el 2005 ha caído año tras año y que de estar en 8.8 % en diciembre del 2004 disminuyó a 7.6 % y 7.5 % en diciembre del 2005 y 2006 respectivamente. A diciembre del 2014 la tasa de desempleo fue de 5.6 %. Esto a su vez se tradujo en una reducción sostenida de la pobreza que pasó de 58.5 % en el año 2004, a ubicarse en 27 % en el año 2011. La cifra de peruanos que han dejado el territorio nacional para establecerse de forma temporal o definitiva en otro país ha ido en aumento, desde julio del 2021, coincidiendo con el inicio del mandato del presidente Pedro Castillo. El principal motivo de la emigración de los peruanos al extranjero es por mejores oportunidades laborales (67 %); de estos, el 36 % lo hace en busca de una mejora económica, el 17 % por contrato de trabajo, y el 13 % por estar desempleado. Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Estados Unidos y España son los países donde los peruanos decidieron buscar mejores oportunidades. También figuran como favoritos Canadá y México. 1.2 Bases Teóricas a) Desborde popular: José Matos Mar, se refería a los profundos cambios que estaba viviendo el Perú durante la República y al reconocimiento de una "sociedad de rostro plural, urbano, migrante, provinciano, poli clasista, emprendedor, multilingüe y multiétnico, 12 que había surgido como una presencia masiva del Perú discriminado y olvidado en el mundo urbano". En ese contexto, el mundo urbano representaba lo citadino, los directos beneficiados de los servicios del Estado, centralista por naturaleza. b) Concepto de Crisis: El concepto de crisis es extremadamente ambiguo, ha tenido múltiples usos, muchas veces contradictorios. A lo largo del siglo XX ha gozado de períodos de enorme popularidad en contraste con otros donde su existencia futura, como fenómeno social de amplitud y duración significativas, era casi descartada. Así ocurrió hacia finales de la era keynesiana, en los lejanos años 1960 y aún muy al comienzo de los 1970, en esa época el mito del estado burgués regulador, domesticador de los ciclos económicos, hacía que un economista prestigioso en esa época como Marchal señalara en 1963 que "en el estado actual de los conocimientos y de las ideas, una crisis prolongada sería imposible" (Marchal J. M, 1963). Mientras que el premio Nobel de economía Paul Samuelson afirmaba poco antes de la crisis de 1973-74: "El National Bureau of Economics Research ha trabajado tan bien que de hecho ha eliminado una de sus propias tareas principales, a saber: las fluctuaciones cíclicas" agregando que "Gracias al empleo apropiado de políticas monetarias y fiscales, nuestro sistema de economía mixta puede evitar los excesos de los booms y de las depresiones y desarrollar un crecimiento sano y sostenido (Ernest, 1978) Pero antes de la primera guerra mundial en plena hegemonía del liberalismo y de la ideología del progreso (que muchos suponían indefinido) también era subestimada la idea de crisis, arrojada al museo de antigüedades anarquistas y marxistas catastrofistas. Pero el paraíso se derrumbó en 1914. Y más recientemente en los años 1990, sobre todo en el segundo lustro, en pleno delirio bursátil, la prosperidad de Estados Unidos solía ser presentada como el modelo del futuro, la matriz de un capitalismo que finalmente había logrado desatar una dinámica de crecimiento imparable durante un larguísimo período. Se nos explicaba que la revolución tecnológica hacia subir los ingresos y en consecuencia la demanda, incitando a más revolución tecnológica, aumentando la productividad laboral y generando nuevos ingresos, etc. etc. Pero el círculo virtuoso de las tecnologías de punta ocultaba al círculo vicioso de la especulación financiera que terminó por pudrir completamente a la mega fortaleza del capitalismo global. Ese frenesí neoliberal de los 90 fue bendecido en sus comienzos por personajes como Francis Fukuyama quien nos informaba que estábamos entrando no solo en una era sin crisis significativas sino en el mismísimo "fin de la historia". (Francis, 1990) 13 Como es sabido el origen del concepto de crisis es muy remoto, si nos restringimos a la historia de Occidente suele ser situado en la Grecia Antigua, lo empleó Tucídides en "La guerra del Peloponeso" para señalar el momento de decisión en la batalla pero también la evolución de la peste en Atenas atravesando ciertos puntos de inflexión, y por supuesto Hipócrates, anclando el tema en la medicina donde estuvo instalado con casi exclusividad durante muchos siglos en los que apareció tímidamente en algunas reflexiones sobre acontecimiento sociales. Habrá que esperar el ingreso pleno a la modernidad (a partir del siglo XVIII y sobre todo del XIX) para encontrar la expresión en su extensión actual (curiosamente su destino es similar a los términos progreso y decadencia). Hoy su ubicuidad, su empleo abrumador lo ha terminado por convertir en una suerte de comodín difícil de encasillar. Más allá de las utilizaciones individuales o para fenómenos de pequeña dimensión humana (grupales, etc.) y cuando entramos en los grandes procesos sociales podemos distinguir "crisis" extremadamente breves de otras de larga duración (décadas, siglos), diferenciamos también las crisis de baja intensidad de otras que sacuden profundamente a la estructura. También podemos distinguir a las causadas por la propia dinámica del sistema involucrado, es decir con causas endógenas, de la provocadas por factores externos al mismo (causas exógenas), ejemplo de las segundas es la crisis catastrófica producida en América a raíz de la conquista europea, ejemplo de las primeras son las crisis clásicas de sobreproducción del capitalismo industrial que se insinúan desde comienzos del siglo XIX pero que se expresan plenamente desde mediados del mismo. Cierto reduccionismo económico las limita al momento de cambio de fase del ciclo cuando se pasa de la etapa de crecimiento a la de recesión dejando de lado las turbulencias sistémicas que se prolongan mucho más allá de esos momentos. Además, resulta saludable descartar la idea de crisis puramente económicas, ellas forman siempre parte de un conjunto social más amplio abarcando hechos políticos, institucionales, culturales y muchos otros más. Simplificando tal vez demasiado podría definir a la crisis como una turbulencia o perturbación importante del sistema social considerado más allá de su duración y extensión geográfica, que puede llegar a poner en peligro su propia existencia, sus mecanismos esenciales de reproducción. Aunque en otros casos le permite a este recomponerse, desechar componentes y comportamientos nocivos e incorporar innovaciones salvadoras. En el primer caso la crisis lleva a la decadencia y luego al colapso. En el segundo a la recomposición más o menos eficaz o durable sea como supervivencia 14 difícil o bien como "crisis de crecimiento", propia de organismos sociales jóvenes o con reservas de renovación disponibles. En cualquier caso, la crisis es un tiempo de decisión donde el sistema opta (si hay lugar para ello) entre reconstituirse de una u otra manera o decaer (también transitando alguno de los varios caminos posibles). En la base de esta opción está el fondo cultural que predispone hacia un comportamiento u otro, la cultura no como stock, como patrimonio inamovible, sino como evolución, como dinámica de seres vivientes que incluye espacios de creatividad reformista o revolucionaria y espacios de rigidez, de conservadurismo letal. En ese sentido "la crisis propone, pero la cultura dispone" (Emmanuel, 1976) las sociedades desarrollándose y agravando sus contradicciones llegan a las crisis y de sus propias entrañas emergen (desde una suerte de maraña, de laberinto de memorias, de reservas históricas) señales, empujones, zancadillas, sabidurías que alientan caminos futuros. Obviamentenunca podemos hablar históricamente de sistemas cerrados, es muy raro encontrarlos en el pasado e impensable en el presente mundializado, pero aún hoy es superficial limitarnos a las "corrientes globales de cambio" (imperialistas, periféricas, regionales, etc.) e ignorar las especificidades producto de largos y complejos procesos locales-globales, de supervivencias y entrelazamientos de ciclos históricos más o menos antiguos, etc. Como la crisis es un detonador, una caja de pandora, desde donde irrumpen pasados supuestamente enterrados para siempre, iniciativas inconcebibles poco antes de la turbulencia, interacciones de diversa amplitud geográfica; constituye siempre una avalancha de "sorpresas" muchas de ellas previsibles a condición de no estar sumergidos en la rutina conservadora aferrada a la creencia ilusoria de que lo que fue y es seguramente será. c) Tipos de crisis: Crisis política: Hace un mes la mayor crisis política que enfrentaba Perú estaba relacionada con el estancamiento legislativo y el impedimento de proceder con cualquier intento de reforma con un Congreso controlado por la oposición. Ahora, el presidente Pedro Pablo Kuczynski, quien inició su mandato a mediados de 2016, ve cada vez menos probable terminar el 2018 como presidente. Es un escenario que pocos previeron y que evolucionó a la velocidad de la luz. El 15 de diciembre, miembros del partido de oposición Frente Amplio presentaron una moción de acusación contra Kuczynski bajo la idea de que él es "moralmente incapaz" de dirigir el país. Esta moción, que fue aprobada el mismo día, se basa en las revelaciones que hizo la empresa brasileña de infraestructura Odebrecht el 13 de 15 diciembre, cuando confesó haber realizado siete pagos entre 2004 y 2007 por un valor de más de USD782.000 a la empresa de Kuczynski Westfield Capital Norte por servicios de consultoría para el proyecto de la carretera Interoceánica Norte. Aunque Kuczynski ha negado su participación en las transacciones financieras, las acusaciones son suficientes para que la oposición se mantenga alentada a proceder con la moción. Kuczynski cambió reiteradamente su versión de los hechos, primero afirmando que no tenía ninguna relación con Odebrecht y posteriormente cambiando reiteradamente de posición ante las revelaciones. El Congreso sellará su destino inminentemente. El 21 de diciembre, los 130 congresistas debatirán si se destituye o no a Kuczynski, y 87 votos serán suficientes para considerarlo indigno de su título. Con 85 votos prácticamente garantizados a favor de la moción (70 del partido Fuerza Popular, 10 de Frente Amplio y 5 de la Alianza Popular Revolucionaria Americana), le será más fácil para el bando pro-acusación obtener los dos votos de lo que será para Kuczynski obtener los 43 votos que necesita para mantenerse a salvo. Aunque varios congresistas van a actuar cautelosamente antes de decidir su voto, escuchando lo que Kuczynski tiene por decir, la realidad es que esto hará poca diferencia, dado que la opinión pública parece estar contra el presidente. Según la reconocida encuestadora Ipsos, el 57% de los encuestados declaró que el actual mandatario debería retirarse. Independientemente de lo que suceda, los altos niveles de inestabilidad política persistirán. Tanto los partidarios, como los opositores de Kuczynski están sorprendidos, y otros tantos indignados. Por un lado, sus partidarios presentarán el proceso de juicio político como un golpe de Estado por parte de un Congreso que ha ignorado el debido proceso y no ha permitido una investigación imparcial de los presuntos delitos del mandatario, haciendo ver la medida como un intento desesperado por socavar al partido gobernante y desviar la atención de las investigaciones sobre sus propios actos corruptos. Esto reducirá aún más la confianza en el Congreso como institución (el 61% de los peruanos cree que el Congreso debería ser disuelto de acuerdo con la encuesta de Ipsos). Tal vez lo más preocupante sea el hecho de que los legisladores de la oposición parezcan despreocupados por los efectos de sus acciones en la opinión pública, o en el impacto económico, político y social a largo plazo del voto. Por otro lado, en caso de que Kuczynski sea acusado el 21 de diciembre, el primer vicepresidente Martín Vizcarra deberá asumir el papel de presidente. Los críticos de Kuczynski criticarán las capacidades de Vizcarra para dirigir un gobierno que está asociado con corrupción, especialmente dado que el propio Vizcarra carece de la legitimidad que se derivaría de un voto popular. (WIKIPEDIA, 2022). 16 Crisis económica: Según Anastacio(2021), La primera crisis surgió producto de las secuelas de nuestra independencia en 1821. Según las cifras del economista Bruno Seminario nuestro Maddison peruano, el PBI descendió en 25,4% entre 1820 y 1822. Recién en 1835, década y media después, el PBI alcanzó el nivel de 1820. La segunda crisis fue causada por la Guerra del Pacífico. Entre 1878 y 1883, el PBI peruano cayó en 51%, y recién en 1902, 24 años después, el PBI alcanzó el nivel que tenía en 1878. La tercera crisis sucedió como consecuencia de un choque externo, la Gran Depresión (caída de 21%) que sufrió la economía mundial entre 1929 y 1932. Como consecuencia, en ese período, el PBI peruano descendió en 19%. En el peor año de la Gran Depresión, 1930, el PBI del Perú cayó en 10%. La cuarta crisis se produjo en el período 1988-1990, durante el primer gobierno del presidente Alan García. En ese trienio, el PBI descendió en 25%, y la caída de 1989, de 12%, fue la más alta desde la Guerra con Chile. Esta crisis económica tuvo un origen local: la mala gestión macroeconómica. Recuperarnos de ella nos tomó casi una década. La última gran crisis fue causada por un choque sanitario inesperado. El golpe del COVID-19 sobre nuestro PBI en el 2020 superó la barrera del 10%. Aparentemente, la crisis económica actual sería de corta duración: en el 2022 recuperaríamos el nivel del PBI del 2019. Las crisis que más golpearon al fisco peruano fueron la Guerra de la Independencia de 1821 y la Guerra con Chile, seguidas por la Gran Depresión mundial y por la que se originó durante el primer gobierno de Alan García. Todas produjeron una caída monumental de los ingresos fiscales del Estado Peruano, entre 60% y 95%. El rápido aumento del gasto público producto de la creciente presión del pago de los intereses de la deuda generó a la larga elevados déficits fiscales que terminaron casi por duplicar la deuda pública. La variable sobre la que recae el peso de las crisis económicas es la recaudación, y la crisis sanitaria originada por el COVID-19 no ha sido la excepción: los ingresos fiscales cayeron de 19,9% a 17,9% del PBI entre el 2019 y el 2020. El colapso temporal de nuestros ingresos, sumado a una fuerte política de gasto para enfrentar la pandemia, ha desencadenado un déficit fiscal de casi dos dígitos y una deuda pública como porcentaje del PBI que no volverá a registrar un bajo nivel hasta por lo menos el 2040. Mientras las cinco grandes crisis económicas nos muestran que la recuperación de nuestros ingresos fiscales depende básicamente de la recuperación de nuestro PBI, la Gran Depresión de 1929 y la crisis sanitaria del COVID-19, dos de las crisis económicas menos severas de las cinco que hemos descrito, nos enseñan que la recuperación de la deuda pública es más compleja. Esto, no solo porque su 17 recuperación tardó entre 16 y 21 años indistintamente de la duración de la recuperación del PBI, sino porque fundamentalmente depende de otros factores de política fiscal y de la política específica de endeudamiento público. He allí la importancia de un manejo responsable de nuestras finanzas públicas, sobre todo en un contexto donde nuestra economía ha sufrido una rebaja en su calificación crediticiasoberana. Crisis social: Carranza(2015), La crisis que Alan García había intentado remontar, con una orientación contraria a las exigencias liberales del mercado internacional, se volvió contra su propio gobierno con una intensidad tal que, a inicios de 1990, los peruanos tenían la impresión de estar viviendo en un estado en ruinas. El «futuro diferente» ofrecido se había transformado en un presente dolorosamente insoportable: desgarrada por una guerra interna, que registraba ya 22 000 muertos, miles de mutilados y pueblos andinos desolados aún más por la migración compulsiva de 700 000 desplazados a las ciudades de la Costa, la sociedad peruana sufría una de las crisis más profundas de su historia republicana. A la hiperinflación (promedio anual de 130%), a la recesión productiva, al desempleo, al hambre, a la corrupción, a la impotencia del gobierno para articular una salida, se asociaba la imagen del terror político (impulsada tanto por las fuerzas subversivas como por el estado), impredecible en sus alcances. De este escenario 240 000 peruanos, en un verdadero éxodo, lograron emigrar al extranjero hacia un futuro incierto, mientras que otros, entre los que destacan 50 000 niños huérfanos, iniciaban el peregrinaje, por las calles de Lima y otras ciudades, hacia la miseria, la mendicidad y las drogas. La administración aprista revela, de ese modo, los límites de su proyecto populista y las enormes carencias de su gobierno asistencialista (de los de arriba para los de abajo). Es este fracaso el que hizo descubrir a su militancia que los centros verdaderos del poder estaban fuera de su gobierno y fuera de su país. El caos vivido evidenciaba algo más que una crisis económica (proceso endógeno y cíclico por el cual la ruptura de la acumulación cobra sólo la forma de destrucción de capital), es decir estábamos más allá de la forma de manifestación económica del proceso social real, por el cual se arruinan los capitalistas y se arrebata a las masas obreras, vía la desocupación, sus medios de subsistencia. A la pérdida de riqueza (crisis económica), se añadía la pérdida de legitimidad (crisis política), y se exacerbaba la carencia de motivación social (crisis cultural). La situación involucraba a los tres sistemas que se desarrollan en el modo capitalista de producción: el económico, el político y el sociocultural, y por lo tanto se había transformado en una crisis social. 18 Frente a este hecho, la intervención del estado peruano se tradujo solamente en acciones de regulación y de represión en los ámbitos económico, político y cultural, para permitir con ello la reproducción del capital y, sin quererlo, reproducir también las condiciones del surgimiento de nuevas crisis. De este modo, al no resolverse radicalmente las fuentes de la crisis social, se instalará en el país una complementariedad dinámica: la tendencia a la crisis económica se retroalimentará también de la crisis política y de la crisis cultural. Asistimos así, en el Perú de los 90’ a una crisis social en la cual actúan las siguientes tendencias: 1) El sistema económico muestra su irracionalidad al no producir las proporciones adecuadas de valores consumibles; 2) el sistema político no aporta decisiones legítimas, ni procura justificaciones generalizadas en el grado requerido y 3) el sistema sociocultural no genera, en el grado requerido, «sentido» motivante a la acción. Mas, si lo que caracteriza a una crisis social son las disfunciones en los tres sistemas, no cabe deducir que estas disfunciones deberán actuar simultáneamente. Por el contrario, podrán presentarse varias combinaciones posibles relacionadas a las diferencias en el período de maduración de los conflictos, hecho que otorga relativa autonomía a cada uno de los sistemas antes de manifestarse en crisis social. En esa perspectiva, en el Perú hemos asistido a las siguientes etapas: a) 1990-1992: crisis que involucra simultáneamente a los sistemas económico, político y sociocultural; b) 1992-1996: crisis en el sistema sociocultural, no obstante, la relativa estabilidad económica y política, y c) 1997-1999: crisis en el sistema sociocultural, disfunciones en el sistema político en el marco de la oposición de masas al gobierno y percepción de los límites del sistema económico, sobre todo en los campos de la recesión y del desempleo generalizado. Cabe destacar que los intentos para revertir la crisis social en el Perú sólo han estado dirigidos a los sistemas económico y político. La ausencia de una visión totalizadora que reconozca que los fenómenos económicos no pueden ser comprendidos al margen de sus fuentes socioculturales, no ha hecho sino reproducir una permanente crisis de identidad y de motivación social que empuja a la mayoría de los peruanos a un callejón sin salida. El mismo Habermas reconoce que si hasta ahora las estructuras de la intersubjetividad no han sido suficientemente investigadas, ello no nos hace olvidar que 19 los sistemas de sociedad pueden mantenerse frente a la naturaleza exterior mediante acciones instrumentales (siguiendo reglas técnicas) y, frente a la naturaleza interior, mediante acciones comunicativas (siguiendo normas de validez). Esta reorganización se cumple en las estructuras de una intersubjetividad producida lingüísticamente. Pues bien, en nosotros tanto las reglas técnicas como las normas de validez están disociadas de los intereses concretos de las diversas colectividades étnicas y regionales. Ello, en última instancia, retroalimentará los procesos de crisis que se originan en problemas de autogobierno no resueltos. En el marco de un estado-nación capitalista relativamente homogéneo en lo étnico, los sistemas económico, político y sociocultural son generalmente analizados como si se hallaran integrados en una misma dimensión clasista y étnica a la vez. Se asume por ello que la correspondencia entre estos diversos sistemas permite la coherencia de las soluciones al interior de nna crisis social. Es esta «certidumbre» lo que ha llevado -incoherentemente- a los ideólogos del neoliberalismo a caer cautivos de los discursos según los cuales los pueblos son básicamente grupos sociales particulares, que no deben estar unidos los unos con los otros más que como «instrumentos de desarrollo». La homogeneidad clasista y étnica no se presenta en la realidad del Perú. Aquí la ampliación del mercado capitalista no ha podido evitar la persistencia de diversidades étnicas y regionales que no han sido integradas totalmente a los patrones de identidad criolla exigidos por el estado-nación peruano. Esto nos permite hablar de la coexistencia de dos dimensiones sociales: en una de ellas se encuentran los modos de producción y los actores de clase de la dominación económica y política (dimensión vertical), y en la otra se encuentran los mismos actores; pero en su condición étnica, como agentes de enfrentados y/o convergentes proyectos histórico-culturales (dimensión horizontal). El establecimiento de coordenadas étnico-clasistas en la sociedad peruana, y la percepción bidimensional de sus relaciones, hacen más compleja toda interpretación, pero enriquece la perspectiva de análisis. Nos acerca a las reflexiones de Touraine en el sentido de que las relaciones sociales se presentan como una combinación de ideología y de utopía: si la dimensión utópica está ausente, el conflicto de clase corre el riesgo de perder su referencia a la historicidad y de reducirse, por lo tanto, a una lucha economicista. Pero si la ideología está ausente, la reivindicación histórica se reduce a un movimiento modernizador o anti modernizador, entre dos formas de sociedad y de cultura enteramente opuestas, conduciendo el análisis no ya en términos de relaciones sociales, sino de relaciones Inter sociales, como si se tratara de una lucha 20 entre dos estados, planteándoseuna concepción anti sociológica, y la imagen de un conflicto meramente político y casi territorial. Confundir las condiciones étnicas y clasistas en una sola dimensión de análisis lleva a conclusiones erráticas, como sostener que las colectividades indígenas (andinas o amazónicas) son, básicamente, un estadio inferior a las clases de una economía de mercado. Por lo tanto, la integración de estas colectividades al modo capitalista de producción implica «inevitablemente» su conversión en bloque en una de las clases modernas: en adelante se disolverán como indios y serán sólo campesinos, proletarios o burgueses. En esa línea reduccionista de análisis, la dinámica «de indio a campesino» es presentada como el derrotero ineludible por el que deberán transitar los nativos de este país hacia la «modernidad». Las limitaciones de esta matriz especulativa radican, por un lado, en ver a una colectividad étnica como una naturaleza socioeconómica vacía, predispuesta a encuadrar en el molde clasista que exige su ubicación integrada en el estado-nación; por otro lado, en querer ver el modo capitalista de producción que se desarrolla en el Perú como un escenario en el cual la escala social se reduce tan sólo a las clases sociales. En ambos casos se despoja a la sociedad de las particularidades culturales, lingüísticas e históricas que definen a las diversas colectividades étnicas y regionales y, por lo tanto, a las mismas clases sociales. Por este camino no sólo se le niega a lo étnico un rol en la economía sino también en la ética, en el arte, en la política, y en cualquier otro campo de la vida moderna. 21 2 Capítulo I: Desborde Popular y Crisis del Estado 2.1 Biografía del Autor José Matos Mar, nació en Ayacucho, en la ciudad de Cora-Cora, provincia de Parinacochas, el 1 de noviembre de1921. Inició su formación en Tarma, en 1926. Pronto se trasladó a Lima, donde cursó primaria y secundaria de 1930 a 1938. Sus estudios superiores los realizó en la UNMSM, de la cual obtuvo el título de bachiller en Humanidades en 1949. En 1958 obtuvo el título de doctor en Antropología por la misma universidad con su tesis «La Estructura Económica de una Comunidad Andina. Taquile, una isla del lago Titicaca». Complementó su formación con estudios de posgrado en la Escuela Práctica de Altos Estudios de la Universidad de París. Su paso por las aulas fue también como docente. Entre 1947 y 1969 se desempeñó como profesor y director del Departamento de Antropología en la UNMSM, donde fue nombrado profesor emérito en1972. (Andina, 2017) 2.2 Legado Andino y Patria Criolla: una nación inconclusa En este capítulo, MATOS analiza los antecedentes de lo que denomina “desborde popular” de los pobladores indígenas a la capital, describiendo el escenario político, económico y social del proceso de migración que afrontó el poblador rural a lo largo del siglo XX. Como datos estadísticos, MATOS refiere que en 1940 solo el 17% de la población vivía en la ciudad, sin embargo, al año 1977 ya el 65% de la población nacional era urbana; arrojando una conclusión que sirve de justificación para su obra: que más de la mitad de la población dejó la vida rural y sea sentó en la urbe, generando consecuencias sociales y económicas en los lugares de origen y de destino en este movimiento migratorio. A manera de antecedentes, MATOS hace una referencia que, durante los procesos de colonización e independencia, se desarrolló una relación de dominación-subordinación entre lo hispano y lo indígena. Además, advirtió que este sistema generó una persistente discriminación del europeo hacia el indígena, del criollo hacia el indígena y posteriormente del costeño hacia el serrano. (Matos Mar, 1984) 2.3 El Nuevo Rostro del Perú En este capítulo examinamos los factores socioeconómicos, políticos y culturales que contribuyeron a estas situaciones y sus consecuencias en la sociedad peruana. Por consecuencia de lo ocurrido en la década de 1970, el Perú en 1984 se encontró frente a una realidad cambiada. Un agro sin haciendas ni grandes propietarios, con prevalencia del sector asociativo y de las comunidades campesinas. El país ha sufrido alteraciones sustantivas: la población nacional se ha triplicado en menos de cuatro décadas. 22 Así como se reestructuraron los sistemas políticos y económicos mundiales, también fueron los referidos a la cultura y educación por el crecimiento de la comunicación. El desborde popular es resultado de la ineficacia del estado y del sistema legal impuesto. La crisis inflacionaria en los años 80, que soportaba el Perú desde hace unos diez años anteriores contribuyó a que las respuestas populares se produzcan con una mayor dosis de radicalidad. El estallido de las aspiraciones, buscando canalizarse a través del sistema educativo ha terminado por desbordar la formalidad de la escuela, el colegio, la universidad y los institutos especializados Además, se explora la crisis del estado peruano, que implica la incapacidad de las instituciones estatales para abordar los problemas estructurales y satisfacer las demandas de la población. Se analiza la corrupción, la falta de transparencia y la debilidad de las instituciones públicas como factores clave que han contribuido a la crisis. El Perú ha experimentado un notable crecimiento económico en las últimas décadas, convirtiéndose en una de las economías más dinámicas de América Latina. Impulsado por sectores como la minería, la agricultura, el turismo y los servicios, este crecimiento ha contribuido a la reducción de la pobreza y la mejora de los indicadores socioeconómicos. Uno de los aspectos más destacados del nuevo rostro del Perú es la reducción de la pobreza. Gracias al crecimiento económico sostenido, se han implementado programas sociales y políticas de inclusión que han mejorado las condiciones de vida de millones de peruanos. Estas medidas han reducido la desigualdad y han permitido un mejor acceso a servicios básicos como la educación y la salud. La inclusión social también ha sido una prioridad en el nuevo rostro del Perú. Se han implementado políticas para proteger y promover los derechos de los pueblos indígenas, fomentar la igualdad de género y combatir la discriminación. El reconocimiento y la valoración de la diversidad cultural han sido aspectos clave en el desarrollo del país. El Perú ha realizado importantes inversiones en infraestructura, como carreteras, puertos y aeropuertos, mejorando la conectividad interna y externa. Esto ha facilitado el comercio y el turismo, así como el acceso a servicios básicos en regiones previamente aisladas. Además, se han impulsado avances en tecnología e innovación, promoviendo la creación de nuevas empresas y el desarrollo de una comunidad de startups (una empresa de nueva creación que, gracias a su modelo de negocio escalable y al uso de las nuevas tecnologías, tiene grandes posibilidades de crecimiento). La sostenibilidad también ha sido una preocupación en el nuevo rostro del Perú. Se han tomado medidas para proteger y conservar la riqueza natural del país, promoviendo prácticas de desarrollo sostenible en sectores como la agricultura y la energía renovable. El Perú ha mostrado un creciente compromiso con la preservación del medio ambiente y la mitigación del cambio climático. Estos cambios han tenido un impacto 23 significativo en la sociedad peruana, generando un renovado sentido de optimismo y confianza en el futuro. Sin embargo, aún existen desafíos por superar, como la lucha contra la corrupción, la mejora de la calidad educativa y la reducción de la brecha entre áreas urbanas y rurales. En conclusión, el nuevo rostro del Perú se caracteriza por el crecimiento económico, la reducción de la pobreza, la inclusión social, el desarrollo de infraestructura, los avances en tecnología e innovación,y el compromiso con la sostenibilidad. Estos cambios han transformado la realidad peruana y han sentado las bases para un futuro prometedor y equitativo. 2.4 El Nuevo Rostro Urbano: La Forja de una Identidad Estimamos que en 1954 Lima Metropolitana avanza hacia los 6'000,000. Población distribuida en 47 distritos y dos provincias: Lima y Callao. Su población, según su extracción social y económica, está polarizada. Por un lado, cerca del 80% vive en asentamientos urbanos populares. Y, por otro lado, más del 20% se concentra en barrios residenciales de los sectores medios y opulentos. En los últimos 28 años, período que va de 1956 a 1984 su crecimiento ha sido sorprendente. Así en 1956, en que realizamos el primer censo general, con los alumnos de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, se registró un total de 56 que concentraban 119,886 habitantes, 9.5% del total de la población de Lima Metropolitana. A fines de 1983, reveló que el número de pueblos jóvenes había llegado a 598, con 2'184,000 habitantes que constituían el 36.4% de la población total de Lima Metropolitana. En los últimos 44 años, que van entre 1940 y 1984, la capital del Perú aumentó su población en casi diez veces, en 1972 llegó con 3'302,523, para luego alcanzar, en 1981 (Censo), un volumen siete veces mayor, 4'492,260 y avanzar en 1984 hacia los seis millones, igualando casi la población que tuvo el Perú todo en 1940. Este tremendo salto demográfico A julio de 1984 se puede afirmar que cerca del 50% de la población urbana nacional, así como más del 30% de la población total del Perú, vive en la gran Lima De la población inmigrante que afluyó de los 24 departamentos del país, correspondía la más alta proporción a Ancash (10.6%), Ayacucho (8.38%), Junín (8.11%) y la más baja a Madre de Dios con 0.13%. Cabe destacar que más del 10% de estos inmigrantes provenían de las otras provincias del departamento de Lima, especialmente de distritos serranos. La invasión de nuevas áreas como el lecho y márgenes del río Rímac, las faldas de los cerros y los arenales y la captura del casco tradicional de la ciudad, han reducido a los sectores medios y opulentos a una situación de insularidad en sus barrios residenciales. El 24 enorme desplazamiento de las masas provincianas a la capital ha venido convirtiendo a la ciudad en el crisol y muestra de todos los procesos en marcha en el Perú. Las migraciones masivas tropezaron, desde sus comienzos, con la rigidez impuesta por un régimen urbano concebido como reducto de la vida criolla y nunca pensado como hábitat para poblaciones provincianas. El encuentro de la poderosa corriente migratoria con esta barrera produjo ya en la década de 1950 las primeras rupturas de la legalidad tradicional. Enfrentadas a un problema de vivienda, sin solución dentro de los términos impuestos por el desarrollo normal de la estructura urbana de la propiedad, iniciaron la ocupación de facto de terrenos y predios, públicos y privados, imponiendo, por vía de la protesta popular y la violencia, el reconocimiento de su derecho a un lugar para vivir. El migrante tuvo que adaptarse al contexto Tenía dos opciones: someterse al sistema legal imperante aceptando la falta de techo o violentar los límites del sistema establecido. frente a la estructura social urbana ligados a un sistema de poder determinó que decidiera por la segunda opción, es decir la invasión de áreas marginales posibles de ser urbanizadas A partir de esta decisión, se convirtieron en invasores de terrenos, llegando con frecuencia a apropiarlos por la fuerza. el mejor aliado de los invasores fue el tiempo, puesto que lograron en base a su tenacidad que las fuerzas del orden se cansaran, y aunque la posesión del suelo no estuviera asegurada legalmente, emprendieron la construcción de sus viviendas, las mismas que irían paulatinamente complicándose desde la estera hasta el ladrillo. Alcanzaron finalmente el reconocimiento legal de sus conquistas y con ello los ansiados títulos de propiedad. Al final la barriada se hizo un barrio como todos. La crisis económica de finales de la década de 1970 y comienzos de la actual, disipó la ilusión desarrollista y mientras el aparato del Estado se veía rebasado en su capacidad de control, planificación y ordenamiento por la penuria de los fondos públicos y la empresa privada limitaba cada vez más su absorción de mano de obra, la nueva masa urbana quedó abandonada a media integración ante una insuperable barrera económica, social y cultural. La mayoritaria masa urbana de migrantes se hace cargo, al promediar la década de 1980, de su propia dinámica económica, social y cultural. Las barriadas y los barrios populosos convertidos en crisoles que fusionan las distintas tradiciones regionales, se convierten en focos poderosos de un nuevo mestizaje de predominante colorido andino, generando estilos de cultura, opciones económicas, sistemas de organización y creando las bases de una nueva institucionalidad y para 1984 la inmensa corriente migratoria de las décadas pasadas ha reducido su volumen y el fenómeno de desplazamiento demográfico comienza a perder importancia como tal. La vida social de la ciudad acepta hoy y difunde, como parte de sus estrategias de supervivencia, la organización colectiva en base a vínculos familiares extendidos y la pone en uso sobre todo en la actividad artesanal y ambulatoria o para el reclutamiento laboral y la 25 busca de trabajo. El migrante, en Lima, participa intensamente y despliega gran actividad en torno a estas asociaciones. Semana a semana, sus locales son centros de atracción familiar. Se festejan bautizos y bodas, cumpleaños y aniversarios. Los jóvenes juegan al fútbol o encuentran, en la intimidad de ese segundo ambiente natural, una paisana casadera que les permite formar un hogar sin romper ni debilitar los vínculos de parentesco e identidad con el pueblo de origen. Los mayores conciertan negocios, consiguen trabajo y obtienen favores de los paisanos en mejor condición económica. El baile y la música forman parte integral del sistema cultural transferido y constituyen un núcleo importante de la nueva cultura adaptiva con que el migrante transforma la vida de Lima. El número y diversidad de programaciones folklóricas en las radioemisoras de Lima, no ha dejado de incrementarse desde comienzos de la década de 1950, que vio aparecer los primeros. Nuevas estaciones de radio eligen establecer sus locales, ahora, en los mismos pueblos jóvenes. Algunas trasmiten en lengua quechua en forma continua. Por la otra, surgen géneros nuevos que hibridan culturas. De ellos, la chicha, cumbia peruana o guaracha andina, es el más importante y ha llegado a ser el segundo ritmo musical popular, después de la salsa, desde su nacimiento en 1968. Es una fusión musical de la cumbia colombiana, la guaracha cubana y el huaino serrano, tropicalizando la música andina y ejecutándola con instrumental electrónico (guitarra, batería y órgano). Esta presencia andina en el medio urbano constituye parte del nuevo rostro no sólo de la metrópoli limeña sino también del país en conjunto. La inorganicidad en que se expande, la espontaneidad, creatividad, y acomodo de lo serrano, se imponen como los signos dominantes de un intento masivo de los sectores populares por conquistar un espacio social. La crisis del Estado precipitada desde los comienzos del segundo gobierno populista, provocó una retracción acelerada de la presencia de las instituciones de gobierno en las barriadas y barrios populares. La gradual suspensión de obras públicas, el deterioro de servicios, el derrumbe del proyecto de sistema asistencial, la desocupación, la debilidad y corrupción de las fuerzas policiales, la ineficacia del sistema judicial, los altos costos de la educación; generaron un vacío, que las multitudes movilizadas, orientadas por losvalores de la cultura provinciana trasplantada, han tratado de llenar por su propia cuenta. Los canales abiertos por la primera crisis metropolitana, la invasión y captura de nuevos espacios, ban comenzado a abrir el paso a una nueva marea económica y social. Sin graves conflictos con el sistema de administración de obras y servicios, las poblaciones se organizan espontáneamente para la solución de sus problemas de agua, alumbrado, asfaltado o locales públicos. La informalización de la economía y de las instituciones comienza a incorporar un número creciente de representantes de la industria y el comercio formales, amenazados por 26 la quiebra, mientras que la complementación de ingresos de origen formal, por medio de actividades informales paralelas, alegales o ilegales, se generaliza en los sectores medios. La formación de las barriadas, no parece limitarse solamente a incorporar a la nueva población. Sectores medios y altos de la sociedad, la banca y la industria, afectados por la crisis económica, han venido descubriendo, en unos cuantos años, las ventajas de los nuevos modelos contestatarios introducidos y desarrollados originalmente por los sectores pobres. Hoy ya no se puede hablar solamente de una informalidad de la miseria. La informalización de la economía y de las instituciones comienza a incorporar un número creciente de representantes de la industria y el comercio formales. El nuevo estilo aparece en un contexto de crisis. Sus manifestaciones se tiñen de la agresividad que impone al esfuerzo por sobrevivir en un medio hosti1. La reivindicación, la fragmentación y el desorden le imprimen un fuerte matiz de emergencia y apremio. Aun así, podemos reconocer instituciones que nacen y modos en germen de la nueva representatividad popular. Negar la potencialidad y el valor positivo del estilo nuevo de la cultura urbana sería negar el poder creativo del hombre peruano. Intentar reprimirlos sería suicida 2.5 La Crisis del Estado y el Desborde Popular En este capítulo se da la existencia de dos Perú es paralelos. Por un lado, el Perú oficial o formal que se caracterizaba por la presencia de las instituciones del estado, los partidos políticos, el centralismo, la burocracia, empresas, sindicatos, universidades, fuerzas armadas, etc. y por otro lado el informal que señala representar al Perú marginado: plural y multiforme; del campesinado y la masa urbana, los ambulantes y las economías de trueque, etc. Este contraste se da desde los primeros tiempos de la colonia y se prolonga hasta avanzado el Perú Republicano, los centros coloniales de concentración del Perú Oficial fueron las ciudades; cabe recalcar que el Perú Republicano heredó esta tradición centralista del Perú Oficial. Es estado criollo surgió de las guerras de la independencia y sin hacer muchos esfuerzos logro definir su propia identidad como Estado Nacional, sobre la base de que su relativa unidad cultural e institucional, eran la misma unidad de la nación. El derrumbe de la economía oficial del país, como consecuencia de la derrota de 1879, dio comienza al resquebrajamiento ideológico de la ilusión de identidad y el desarrollo de las plantaciones azucareras y algodoneras de la costa, convirtió a parte de ese campesinado marginal en actor protagonista de la economía oficial. El Perú había cambiado poco desde los tiempos de la colonia. Sin embargo, dos problemas comenzaban poco a poco a aflorar: la incongruencia de un Estado Nación que no representaba las aspiraciones de la gran mayoría de sus súbditos y el problema de una identidad nacional que no se expresaba en la cultura formal. Las 27 aspiraciones del artesano y el proletariado de la naciente izquierda era la captura y aprovechamiento de las estructuras del poder del Estado Oficial; las transformaciones sufridas por el Perú desde la década de 1950 han repercutido sobre el balance y equilibrio de las relaciones en el mundo de la oficialidad, dando paso a un nuevo estilo de revolución. El Perú contemporáneo ya no se presenta como un archipiélago territorial de enclaves urbanos de la oficialidad, lima ya no es la capital de lo criollo y lo mestizo monopolizando el poder y la identidad, sino ahora se ha convertido en un espacio mayoritariamente dominado por la presencia de migrantes, es decir los dos Perú es se relacionan en lima. La población de los barrios residenciales desarrolla esfuerzos poderosos por preservar y expandir el orden formal ya sea incorporando o integrando al resto del país. Con su condición de intermediario el Perú oficial sufre el debilitam9ento provocado por la doble crisis, nacional e internacional; la crisis económica y política que debilidad su capacidad expansiva. Además, lima metropolitana y el Perú, persisten en su marginalidad urbana, social y cultural por causa de la incapacidad del estado y los organismos públicos. La respuesta cultural contemporánea, ha tenido la agravante consecuencia de ahondar y abrir cada vez más la brecha que separa la cultura de las clases gobernantes, de la cultura de las masas. La insuficiencia del aparato de gobierno para asegurar y garantizar la vigencia universal de su legalidad se presenta en el fenómeno de la informalidad del Perú; ausente la autoridad y bloqueados los canales institucionales, las masas generan bolsones semiautónomos de poder, basados en patrones asimétricos de reciprocidad rural adaptados a la situación urbana. El estado y sus instituciones se ven obligados a aceptar la existencia de ámbitos de autogobierno en expansión: ambulantes, industrias que no pagana impuestos, rondas vecinales , etc. los esfuerzos del estado para lograr el orden legal en este ámbito invasor se da en un contexto de triunfalismo público, el rechazo contra el orden que caduca se hace invade el campo mismo de la oficialidad: las empresas más serias evaden impuestos, los vecinos de los barrios a falta de la presencia policial se organizan para su autodefensa contra la delincuencia; las coimas y las comisiones corrompen a los altos funcionarios. La acción creciente de las masas emergentes y la gran cristalización de sus estilos organizativos, económicos, sociales y políticos son indicadores de que la situación se seguirá agravando y la cuestión se planteará con más urgencia en los próximos años. El Perú oficial no podrá imponer sus condiciones, sino que sebera entrar en dialogo con las masas en desborde, para favorecer la integración de sus instituciones emergentes en el Perú que surge y para ello deberá aceptar los términos de la nueva formalidad que las masas tienen. Solo de esa manera podrá constituirse la futura legitimidad del estado y la autoridad de la nación. 28 3 Capítulo II: La Migración Peruana 3.1 Factores económicos La razón principal de la migración peruana tiene un trasfondo económico asociado a la falta de empleo y los bajos niveles de ingresos en comparación con los países de destino de la migración, lo que lleva a tomar la decisión de buscar una mejora en la calidad de vida en el exterior. Como se mencionó en el segundo capítulo, la economía peruana viene creciendo en los últimos veintiún años, pero antes de la década de 1990 presentó un comportamiento poco favorable, con períodos sostenidos de estancamiento y recesión. Por ejemplo, entre los años 1976-1978, por tres años consecutivos, la producción exhibió niveles de crecimientos deprimidos y una fuerte caída en el año 1978 de -3,8%, situación que se repite para los años 1982 y 1983, con caídas en el producto de -0,3 y -9,3%, respectivamente. El período de mayor recesión que sufriera la economía peruana se observa entre los años 1988, 1989 y 1990, con caídas de -9,4%, -13,4% y - 5,1%, respectivamente, años donde la emigración de peruanos comienza a ser evidente. Cerca de veinte años de deterioro económico paulatino, es una razón que incubó
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