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Introducción a la microscopía 1 Introducción a la miscroscopía Pablo A. González Lo más difícil de ir a la Luna es pagar el gas. Bajás del módulo lunar, sentís la gravedad de ⅙ parte de la magnitud de la terrestre, te acomodás adentro del traje y te das cuenta que la factura quedó mitad abajo del felpudo de la puerta de tu casa, en la Tierra, y que necesitás abrirla y mirar la fecha de vencimiento, pero desde ahí. Figura 1.Primeros microscopios Pensar en estos términos puede resultar tan absurdo que es gracioso, pero saber que nos parece increíble es entender el desafío real de la nanotecnología. Observar la materia a escala atómica implica alcanzar la misma amplificación que requeriría leer esa factura desde la Luna, y manipularla es enhebrar agujas con guantes de box, a menos que reimagines radicalmente las herramientas. El humano llegó hasta donde llegó en parte por ser curioso, y ser curioso implicó siempre abrir la caja de Pandora y tratar de mirar más allá de donde nuestros sentidos lo permiten. Explorar el espacio fue un paso enorme. Construir telescopios que nos permitieran acceso a estrellas lejanas y tiempos distantes cambió nuestra forma de ver el mundo. De la misma manera, mirar para adentro, para abajo, nos hizo avanzar en nuestro dominio del entorno y nuestro conocimiento de nosotros mismos. Hans y Zacarías Jensen empezaron una carrera por mirar cada vez más chico hacia finales del siglo XVI con la invención de los primeros microscopios compuestos, una enorme forma de pasar a la historia por el trabajo de padre e hijo. Figura 2.Flor observada con microscopía electrónica y coloreada digitalmente Estos primeros microscopios dependían de la luz que conocemos, la doblaban, y hacían que puntos invisibles empezaran a aparecer definidos, enormes, como nunca antes: visibles. Esa misma curiosidad nos empujó cada vez más, hasta que la luz no fue suficiente. Ya podíamos observar tejidos, células y hasta componentes subcelulares. Empezábamos a entender la intimidad de cómo se forman los materiales, pero, ¿era suficiente? No, somos humanos, somos curiosos, nunca es suficiente. La longitud de onda de la luz que podemos ver (entre 400 y 700 nm, aproximadamente) es enorme para objetos muy pequeños, o sea, objetos de un tamaño comparable al de esa luz, así que en algún momento tuvimos que empezar a usar otras formas de iluminar y amplificar lo invisible, así es que iluminar usando electrones supuso alcanzar la próxima frontera, de la mano de E. Ruska y M. Knoll, a principios de los años 30. Contar con el dominio de esta nueva forma de iluminar lo invisible supuso llegar a ver estructuras 100 veces más pequeñas que las antes observables. Existen dos tipos de microscopio electrónico, los de Transmisión y los de Barrido, y combinar ambos nos llevó a poder entender las estructuras más pequeñas que componen los seres vivos, ver cápsides virales y entender microelectrónica, con las profundas implicancias tecnológicas que todo esto significó. Pero todavía no estábamos al nivel de resolución necesario para entender cómo se arma lo nano, y para eso necesitábamos ir más abajo, y para ver esto necesitamos Microscopios de Campo Cercano. Los microscopios de Campo Cercano se parecen más al tacto que a la vista. Un verdadero leer Braille sobre muestras increíblemente pequeñas, una interacción íntima entre las nubes electrónicas de los átomos que componen la punta de una púa parecida a la de un tocadiscos que se va desplazando por encima del material a observar y las nubes electrónicas de este material. Esta interacción puede ser de dos formas distintas, una puede ser eléctrica, para los Microscopios de Efecto Túnel, que son un enorme avance en la historia de la microscopía y utilizan efectos cuánticos que se desarrollan en la interacción entre la punta de la sonda y el material a observar, pero que tienen la limitación de requerir que el material observado sea eléctricamente conductor. La otra forma de Microscopio de Campo Cercano es el Microscopio de Fuerza Atómica (MFA), inventado en 1989 por G. Binning, que soluciona este problema ya que no mide paso de corriente sino que posee una estrategia diferente. Figura 3: Diferentes tipos de microscopía de sonda de barrido Recordemos esa púa de tocadiscos, en un MFA, unido a esta púa existe un espejo increíblemente pequeño, y un láser que le apunta a ese espejo. A medida que la púa se desplaza por encima de la muestra, el ángulo del espejo se va modificando, y el láser rebota en diferentes direcciones, con diferentes ángulos. Toda esta información es reconstruida después gracias al uso de algoritmos complejos y computadoras. Otra vez la interdisciplina y el trabajo conjunto necesarios para acceder al mundo nano.
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