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LA EUROPA NAPOLEÓNICA- - Liliana Sevillano

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LA EUROPA NAPOLEÓNICA.
En 1799, el joven general Napoleón Bonaparte, que había conseguido un gran prestigio y fama en el campo de batalla, aprovecho la necesidad de un Gobierno fuerte para dar un golpe de Estado y disolver el Directorio. Apoyado por la burguesía, instauro una nueva forma de gobierno: el Consulado.
Napoleón continuo consiguiendo éxitos militares y políticos, y en 1802 se sintió lo suficientemente fuerte como para proclamarse cónsul vitalicio. Finalmente, se corono emperador en 1804.
Si bien la lucha de Napoleón, a inicios de sus primeras batallas, buscaba la libertad y soberanía de los franceses; sus siguientes conquistas se expandieron por toda Europa, hasta llegar a convertirse en un nuevo emperador en plena Modernidad.
La expansión napoleónica
Napoleón construyo un gran imperio luchando contra las potencias europeas aliadas. Gran parte de su éxito se debió, sobre todo, a su capacidad de estratega, ya que tenía una gran habilidad para mover grandes ejércitos, y a la superioridad
del ejército francés.
Entre 1805 y 1806, las tropas napoleónicas derrotaron a Austria en la batalla de Austerlitz, y a Prusia en Jena. En 1811 el Imperio francés alcanzo su máxima extensión, y casi toda Europa se encontraba bajo su dominio o control.
Sin embargo, el Imperio tuvo que hacer frente a diversos obstáculos:
· Se enfrentó con la armada británica pero no gano la batalla, después en 1808 se enfrentó con España, la guerra duro 6 años, Francia fue derrotada
· En 1812 decide invadir Rusia, pero el durísimo invierno y falta de provisiones acabaron con el ejército francés.
· En 1814, tras las derrotas en Rusia y España, la coalición absolutista invadió Francia y Napoleón fue derrocado y desterrado.
· En 1815 Napoleón ingresa al poder durante 100 días, pero fue derrotado en la batalla de Waterloo, imperio francés desaparece donde Bonaparte fue exiliado en la isla Santa Elena en el Atlántico sur, donde muere a los 51 años por problemas de salud estomacal.
La restauración
Tras la derrota de Napoleón, los representantes de los Estados europeos, liderados por las principales potencias absolutistas (Reino Unido, Austria, Prusia y Rusia), se reunieron en el Congreso de Viena entre 1814 y 1815.
Pretendían recuperar el control de Europa y volver a las estructuras del Antiguo Régimen. Querían dejar atrás los principios de la Revolución francesa, el liberalismo y el nacionalismo, y a la vez, controlar y vigilar a Francia para impedir un posible renacimiento de su imperio.
Para asegurar la restauración del antiguo orden, las potencias reunidas en el Congreso llegaron a una serie de acuerdos que todos debían cumplir

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