Logo Studenta

Matriarcados: Uma Sociedade Mais Justa

¡Estudia con miles de materiales!

Vista previa del material en texto

Matriarcados 
De Anna Boyé 
Antropóloga y fotoperiodista en los últimos años he estudiado y viajado a las sociedades 
matriarcales que hay en el mundo. 
 
Matriarcado no es lo contrario de patriarcado, sino una manera más justa de organizar 
la vida. En las sociedades matriarcales las mujeres son reconocidas por su inteligencia, 
por la habilidad que muestran en la gestión de la economía, en el trabajo y en la 
organización de la sociedad y de la ley. 
Mujeres que gobiernan su día a día con la esencia de la justicia y la complementariedad 
entre el hombre y la mujer. 
Matriarcado deriva de la palabra latina “mater” y de la palabra griega “arché” que significa 
tanto ‘dominio’ como ‘principio’, siendo este segundo el significado más antiguo: «al 
principio las madres», «principio materno». 
En estas tierras matriarcales se mira el bien común, a los niños se les educa para llegar a 
acuerdos y el consenso impregna la esencia del grupo. Son comunidades pacíficas que 
gestionan con sabiduría los asuntos de la mente y el corazón. 
Las emociones negativas como el rencor y la agresividad no son bien recibidas. 
El matriarcado en general se basa en una cultura de economía agraria. Se parte de la 
diferencia de maneras de ser y de los roles. Ningún hombre o mujer es más importante 
que otro. La madre organiza el trabajo del grupo. Tiene el poder de aconsejar, no tiene el 
poder de ordenar. 
Su autoridad es aceptada y reconocida de una manera natural y voluntaria. Se asienta en 
el respeto a las necesidades familiares y el respeto a cada miembro del clan y familia. Es 
común la adoración a las fuerzas de la naturaleza: la tierra, las montañas, el agua, los ríos, 
los animales. 
La tierra es femenina y esta creencia se manifiesta en la realización de fiestas y rituales 
estacionales para dar gracias por la fertilidad, por la siembra y la cosecha. 
 
En los matriarcados que he visitado el hombre es una figura querida y respetada. Ellos 
parecen felices de contar con ellas en las cuestiones difíciles de organización social, 
gestión y decisión. Y ellas se muestran contentas de compartir su vida con hombres 
que las ayudan en las tareas, que las reconocen en sus funciones. Cada comunidad es 
un poco diferente, en algunas, hombre y mujer van de la mano en todas las cuestiones 
de la vida, en otras a los hombres se los considera más sensibles, con una naturaleza 
menos preparada para tomar decisiones y se les trata como a niños. 
Pero en todas ellas «ser» es más importante que «tener». Se respeta el cuerpo sagrado 
de la mujer que armoniza con la naturaleza, una naturaleza que guía. Así, al igual que 
las semillas dan sus frutos, la mujer también educa a los hijos según las enseñanzas de la 
tierra. 
La casa es el lugar donde se toman las decisiones y se organiza la actividad. Es el «motor» 
desde donde se distribuye la energía para organizar la vida. Si la familia es la unidad social 
que estructura la sociedad, la casa se convierte en un espacio político donde se 
gestiona la economía y se gobierna. 
Creo que debemos mirar hacia la profundidad de la propia sociedad porque allí perviven, 
escondidos, sistemas matriarcales que trascienden el poder y los estereotipos 
patriarcales, porque los matriarcados son formas atómicas de comportamiento que 
definen una sociedad, sean estos matriarcados reconocidos o no. 
Diferencias entre matriarcado y patriarcado. 
 
 
Matriarcado 
En un matriarcado la autoridad de la mujer es reconocida por todos y nunca es coercitiva. 
En la gestión social se mira el bien común. Es una sociedad de reparto basada en «ser» y 
no en «tener». 
Se estructura en los valores amorosos de una «buena» madre. En una sociedad matriarcal, 
aunque se parte de las diferencias entre hombre y mujer, los dos son complementarios. 
Se aprecia la sensibilidad del hombre y su rol social. 
En algunas comunidades se le considera menos preparado para tomar decisiones, aunque 
se le tiene en cuenta y se le trata con ternura, como a un niño. Los hombres se muestran 
muy satisfechos de pertenecer a estas comunidades. 
Hay un respeto profundo por el cuerpo de la mujer que da la vida. Existe un gran amor 
por la naturaleza que nos guía. Se conservan las tradiciones animistas ancestrales y el 
respeto a la tierra y a los antepasados, a los que se rinde culto. 
A veces conviven sincretismos, combinación de varias teorías religiosas, que se mezclan 
en el día a día. 
Son comunidades normalmente agrícolas, en las que se practica la economía de 
subsistencia según la riqueza de la zona. La casa y los bienes de la familia pasan de madres 
a hijas, pero no lo consideran un «poder», sino un tesoro que hay que guardar. 
Entre las mujeres se establecen redes de ayuda y reciprocidad por el bien de la 
comunidad. 
Son sociedades pacíficas, las emociones negativas están mal vistas. 
Patriarcado 
La sociedad patriarcal está basada en la acumulación y el dominio, de manera que 
unos pocos poseen la mayoría de los bienes. 
El equilibrio social es muy precario. Se potencia el «tener» frente a la esencia del «ser», 
da lo mismo que el poder sea ostentado por un hombre o por una mujer. 
La falta de expresión de los sentimientos es una costumbre patriarcal. En un patriarcado 
las mujeres luchan por hacer oír su voz, y sufren discriminación constante en todos los 
ámbitos de la vida y en la mayoría de los países del mundo. 
En un patriarcado la espiritualidad se establece desde la jerarquía de la Iglesia, 
desde la imposición de una verdad absoluta. 
Hay un Dios creador externo y lejano. Las jerarquías eclesiásticas de las religiones 
monoteístas siempre han minusvalorado a las mujeres. 
El cuerpo de la mujer no se contempla como sagrado, sino que es motivo de marginación 
en muchas culturas religiosas; por ejemplo, cuando una mujer tiene la regla se la 
considera impura y no puede realizar determinados cultos. 
 
Análisis 
Creo que el desarrollo de las virtudes del corazón y del amor son signos de adelanto; la 
arrogancia, el dominio y el egoísmo simbolizan el retroceso, el atraso. 
Visitando estas sociedades matriarcales desde 2004 he aprendido que el sentido de la 
vida está relacionado con el amor, con la capacidad de dar y compartir en el grupo. Esta 
es la esencia que define nuestra especie. 
En la sociedad capitalista y mercantil en la que vivimos, estos valores han quedado 
relegados, casi olvidados… y siento la necesidad de mostrar cómo se vive en estas 
comunidades donde el «ser» es más importante que el «tener». 
Los matriarcados son formas atómicas de comportamiento que definen una sociedad, 
sean estos, reconocidos o no. 
 
 
https://matriarcados.com/bio-anna-boye-antropologa-y-fotoperiodista/

Continuar navegando