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MITOS Y LEYENDAS - ARGENTINA

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MITOS Y LEYENDAS
ARGENTINA
El MITO es una narración que, desde un lenguaje simbólico, 
recupera los orígenes, el mundo en su inicial creación divina. 
Esta cosmogonía alude generalmente al nacimiento del universo o 
al tema de cómo fueron creados los seres humanos y animales, o 
cómo se originaron las creencias, los ritos y las formas de vida de 
un pueblo.
La LEYENDA es una narración tradicional o una colección de 
narraciones relacionadas entre sí que parte de situaciones 
históricamente verídicas, pero que luego puede incorporar elementos 
ficcionales. Las leyendas son relatos de determinados sucesos 
extraordinarios o fantásticos, que el pueblo considera 
fehacientemente ocurridos en determinado tiempo y lugar. Se basan 
en personajes o hechos reales o supuestos, en indicios naturales, en 
creencias religiosas y en supersticiones.
Para los Quichuas, Madre tierra, deidad máxima de los cerreros peruanos, 
bolivianos, y del nordeste Argentino. Adán Quiroga acota que Pacha es universo, 
mundo, tiempo, lugar, mientras que Mama es madre. 
La Pacha Mama, agrega, es un dios femenino, que produce, que engendra. Su 
morada está en el Carro Blanco (Nevado de Cachi), y se cuenta que en la cumbre 
hay un lago que rodea a una isla. Esta isla es habitada por un toro de astas 
doradas que al bramar emite por la boca nubes de tormenta.
El primero de agosto es el día de la PACHAMAMA. Ese día se entierra en un 
lugar cerca de la casa una olla de barro con comida cocida. 
También se pone coca, yisca, alcohol, vino, cigarros y chicha para carar
(alimentar) a la Pachamama. 
Ese mismo día hay que ponerse unos cordones de hilo blanco y negro, 
confeccionados con lana de llama hilando hacia la izquierda. Estos cordones 
se atan en los tobillos, las muñecas y el cuello, para evitar el castigo de la 
Pachamama. (Extraído del relato de un pastor colla de Yaví, Jujuy. En: Vidal de 
Battini, Berta).http://www.portaldesalta.gov.ar/pachamama.htm
El Ekeko, Iquiqu o Tonupa, es el dios de la abundancia y de la Felicidad
para los Aymaras y Collas, su culto se extiende desde el centro de Perú
hasta el noroeste de la Argentina.
Se lo representa con un muñeco de terracota que tiene alrededor de
20 cm de altura.
Representa a un hombre con las típicas vestiduras de la región andina.
De su cuerpo cuelgan pequeñas bolsitas, que a modo de alforjas
contienen cereales, tabaco y billetes enrollados que funcionan como
exvotos para propiciar la adquisición de bienes materiales.
El poseedor del Ekeko puede agregar nuevos exvotos en miniatura que
se colgarán de la estatuilla o se ubicarán a su lado, representando
aquello que se desea obtener.
Para lograr los favores solicitados, hay que hacer "fumar" al Ekeko en el momento en que se pone el objeto o
bien y más seguro los días viernes. A tal fin, la figura presenta una oquedad en la zona donde debería estar la
boca, y es allí donde debe colocarse un cigarrillo encendido. Si el deseo o pedido es aceptado, del cigarrillo
saldrá humo como si realmente el Ekeko fumara.
También conocido como Gualichú, Walichú, Hualicho o Gualitxo; es un
tipo de espíritu o ser dañino presente originalmente en las mitologías
aborígenes del Sur Americano; en las etnias Ranquel, Pampa, Mapuche,
y principalmente en la cultura Tehuelche.
Palabra araucana que significa "alrededor de la gente". Es también el
genio del mal en Chile y Bolivia.
En Salta y todo el Norte Argentino se utiliza esta palabra en lenguaje
popular para nombrar ciertos brebajes destinados a enamorar a otra
persona.
Según Daniel Granada los indios Pampas le atribuyen todos los males y
desgracias que sufren.
Para ahuyentar al gualicho montan a caballo con todos sus pertrechos
arremetiendo contra el enemigo invisible con gritos y movimientos
amenazantes, hasta que creen que lo han vencido.
En una antigua tribu de la selva, vivía una jovencita muy bonita, a la cual codiciaban todos los hombres. 
Pero ella sólo amaba a un gran guerrero. Y se enamoraron profundamente. Hasta que cierto día la tribu 
entró en guerra. Él partió a la contienda y ella quedó sola prometiéndole amor eterno. Pasó mucho 
tiempo y los guerreros no volvían. Sólo mucho tiempo después, se supo que ya no lo harían.
Perdido su amor, la joven cerró todo sentimiento pues la herida abierta en su corazón ya no podría 
sanar. Se negó a todo pretendiente. Una tarde se internó en la selva, entristecida, para dejarse morir, y 
así la encontraron unos cazadores que andaban por allí, muerta en medio de unos yuyales. Al querer 
alzarla para llevar el cuerpo al pueblo, notaron, asombrados que de sus brazos comenzaron a crecer 
ramas y que su cabeza se doblaba hacia el tronco. De sus dedos florecieron flores blancas. Los indios 
salieron aterrados hacia la aldea.
Unos días después, se internaron los cazadores y un grupo más al interior de la selva y encontraron a la 
joven, que nada tenía de muchacha, sino que era un robusto árbol cuyas flores blancas se habían tornado 
rosas. Comentan que esas flores blancas lo eran por las lágrimas de la india derramadas por la partida 
de su amado y que se tornaban rosas por la sangre derramada por el valiente guerrero.
DICE LA LEYENDA QUE…
LEYENDA 
ACERCA DE LA 
CIUDAD 
DESAPARECID
A DE ESTECO, 
SALTA
Cuentan aquellos que conservan antiguas memorias, que tiempo atrás existía una bellísima ciudad llamada 
Nuestra Señora de Talavera de Esteco, que es ahora desaparecida, y maldita la zona en que se ocultan sus 
restos.
Cuentan que por ser paso obligado en la ruta que llevaba el tráfico de metales preciosos, alimentos, ganado y 
esclavos entre el Alto Perú y el Río de la Plata, la ciudad se enriqueció rápidamente, al punto que sus pobladores 
cayeron en la soberbia, la codicia y la ostentación. (Hay quienes aseguran que parte de tanta riqueza provenía de 
yacimientos secretos que hasta hoy permanecen ocultos).
Sus habitantes, embelesados con sus magníficas riquezas poco valor le daban a todo lo que no fuese satisfacción 
del lujo, ignorando a los pobres que habitaban en las cercanías y abusando cruelmente de los indios 
esclavizados.
A causa de tanta abundancia la ciudad cobró importancia política, religiosa y comercial lo que, como suele 
suceder, despertó mezquinos intereses y luchas de poder, que más allá de las muchas leyendas y mitos sobre la 
catástrofe que sobre ella acaeció, posiblemente tuviesen mucho que ver en su repentina destrucción.
Sucedió entonces, según consta en algunos anales, que el 13 de septiembre de 1692 la ciudad entera 
desapareció. Según unos a causa de un terremoto, según otros por el fuego, o el ataque de un malón, aunque 
son muchas las voces que cuentan que un día apareció por la ciudad un humilde anciano predicador advirtiendo 
que de no modificar la conducta todos perecerían. Nadie le dio alimento ni socorro, salvo una mujer muy pobre 
que tenía un niño recién nacido. Al ver tanta altanería y ser objeto de burla sus palabras, el anciano advirtió a la 
buena mujer que al día siguiente la ciudad sería destruida por un violento estallido de fuego seguido de un 
terremoto, y para ella salvarse debía alejarse con su hijo sin mirar atrás escuchase lo que escuchase.
La mujer al amanecer tomó al niño en brazos y emprendió el camino, pero ¡ay!, al oír el estruendo y los gritos 
aterrados no pudo evitar voltearse a mirar, y en el mismo instante quedaron ella y el niño convertidos en piedra.
Dicen que de la ciudad no quedó nada, salvo almas en pena.
Capilla del Monte es una ciudad y municipio argentino del departamento Punilla, Provincia de Córdoba, a 109 
km de la ciudad de Córdoba, su principal atractivo es el enigmático Cerro Uritorco, conocido por prácticas 
esotéricas frecuentes y, en décadas pasadas, por los avistajes de Ovnis referidos por locales y turistas. 
Pero para los antiguos pueblos como los Comechingones fue una montaña sagrada y también la zona que 
habitaban los nativos en el Cerro Minas, Los Terrones, Cerro Colchiquin,Ongamira; cultura nativa y parte de los 
pobladores era llamada comunidad Ongamira”, y en torno a estos bellos paisajes existe una leyenda, que atrapa 
por su historia de amor.
En otros tiempos, vivía en estas tierras un nativo joven y fuerte, víctima del enamoramiento hacia la hermosa hija 
de un hechicero. La muchacha correspondía este sentimiento, pero el viejo chamán guardaba a su descendiente 
como la más preciosa posesión, por lo que jamás aprobó dicha relación. 
Los jóvenes, sin embargo, se dieron a la fuga, huyendo del padre quien transformado por sus poderes se 
convirtió en una presencia demoníaca lanzada en persecución de los enamorados.
Tras un largo escape, ambos fueron alcanzados y recibieron la impiadosa condena del hechicero. él enamorado 
debió tomar la forma de un cerro, mientras que ella fue transformada en un río cuya naciente tiene lugar en la 
mismísima montaña. 
Así, el otrora joven Uritorco se ve día tras día obligado a soportar sobre su cuerpo el llanto constante de su 
amada Calabalumba recordándole para toda la eternidad el precio de su amor prohibido
La leyenda cuenta que Calafate era el nombre de la hija preciada del Jefe de un tribu tehuelche. La 
joven tehuelche era una mujer preciosa, de llamativos ojos color miel y era querida y respetada por 
los integrantes de la comunidad.
Cierto día arribó al clan un joven selknam. Los tehuelches solían despreciar a los selknam, pero este 
muchacho de 18 años cumplía con el ritual de iniciación impuesto por su tribu y debía permanecer 
entre los tehuelches para superar las pruebas.
En el instante que la joven Calafate y el joven selknam se vieron, nació entre ellos el más puro y 
sincero amor. Mientras el joven realizaba sus pruebas, aislado en la choza ceremonial, Calafate se 
escapaba de la mirada protectora de su padre para ir a su encuentro.
Sin embargo, no pasó mucho tiempo hasta el Jefe de los tehuelches descubriera este inocente amor 
entre los jóvenes. Las costumbres y los códigos entre ambas comunidades impedían al Jefe tehuelche 
hacerle daño al joven selknam o echarlo, pero de ninguna manera aceptaría la relación entre ellos.
El jefe prohibió a Calafate seguir viendo al joven selknam y, aunque siempre había sido obediente 
ante las ordenes de su padre, el amor de estos jóvenes los llevó a planear escaparse juntos de la 
comunidad. Y así una noche, ambos dejaron juntos el asentamiento y huyeron a través de la estepa 
patagónica hacia Onaisin, donde podrían vivir juntos.
Cuando el Jefe tehuelche descubrió que su hija se había fugado, entró en cólera y enfurecido 
recurrió a la chaman de la tribu. La sabia anciana le advirtió al jefe que no podría hacer nada para 
destruir el amor entre su hija y el ona, pero que podría separarlos para siempre.
Es así como la chaman transformó a la joven Calafate, mediante su magia, en un arbusto bajo de 
filosas espinas. La chaman permitió que cada primavera, el Calafate pudiera florecer, abriendo sus 
pequeñas flores doradas como los ojos de la joven tehuelche, para que pudiera contemplar las 
tierras donde vivió.
La leyenda cuenta que cuando el joven selknam notó la ausencia de su amada, recorrió 
incansablemente durante meses la estepa patagónica buscándola. Finalmente, exhausto y sumido en 
pena, pidió ayuda a los espíritus que conmovidos por la fuerza del joven, lo transformaron en una 
pequeña ave para que pudiera continuar con su búsqueda.
El joven selknam convertido en pájaro recorrió las extensas llanuras hasta que finalmente un día se 
posó en un arbusto con hermosas flores amarillas y al probar de sus frutos morados descubrió en 
ellos la misma dulzura con la que lo trataba Calafate y reconoció inmediatamente a su amor.
Los jóvenes enamorados lograron reencontrarse y de esta leyenda nace el mito de que si pruebas el 
Calafate volverás a él.
La Difunta Correa, cuyo nombre original era Deolinda Correa, es un personaje mítico de nuestro 
país, que encierra una conmovedora historia de amor y fidelidad. 
Luego de su muerte, se transformó en objeto de culto y devoción, y se le atribuyeron milagros. Su 
santuario se encuentra en la localidad de Vallecito, provincia de San Juan, y allí es visitada cada año 
por miles de creyentes de todo el país y de países vecinos, que llegan para pedirle favores, 
cumplirle promesas o agradecerle por la ayuda o el milagro concedido.
La historia cuenta que, allá por los años 40 o 50, mientras se vivían las lamentables luchas 
fraticidas entre unitarios y federales, la joven Deolinda Correa estaba casada con Baudilio Bustos, y 
acababan de tener a su primer hijo. En estos tiempos de guerra y violencia, una tropa montonera 
pasó por San Juan para robar víviveres y reclutar hombres a la fuerza. A pesar del intento de 
resistirse para no abandonar a su familia, Baudilio fue reclutado y Deolinda quedó desamparada. El 
Comisario del pueblo, quien deseaba a la hermosa Deolinda, aprovechó esta situación y comenzó a 
perseguir y acosar a la madre y esposa desprotegida. 
Ella sabía que tarde o temprano sería obligada a complacer al Comisario, por lo que decidió escapar 
tras los pasos de su amado esposo, llevando a su hijo en brazos. Prefirió huir por los cerros y valles 
desérticos, con la esperanza encontrarse algunos arrieros que la ayudaran a llegar a las bases 
montoneras en La Rioja, antes que convertirse en una amante infiel.
Según cuenta la tradición oral, Deolinda por alguna razón huyó de repente, sin 
provisiones suficientes y a pie. Intentó seguir el camino de la tropa, a la vez que se 
ocultaba de una posible persecución, pero se perdió y deambuló por los cerros 
hasta llegar a Vallecito, exhausta y deshidratada. Ya sin esperanzas, se sentó e 
intentó amamantar a su hijo. Mientras ella moría de sed iba alimentando a su niño, y 
así la encontraron los arrieros. 
Su hijo seguía vivo alimentándose de sus pechos, desde los cuales aún fluía la leche. 
Este es el primer milagro que se le atribuye a la Difunta Correa.
Deolinda Correa murió por amor, por ser fiel a su esposo y por salvar la vida de su 
hijo. Aunque no es reconocida por la Iglesia Católica, se convirtió en una santa 
popular, la fe en sus milagros alcanzó una inmensa magnitud y se construyeron 
pequeños santuarios por todo el país, donde los devotos le dejan botellas de agua 
como ofrenda
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