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Elementos arquitectónicos góticos, contrafuertes

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Elementos arquitectónicos góticos: contrafuertes. 
 
Los contrafuertes son elementos arquitectónicos clave en la arquitectura gótica. 
Junto con los arbotantes, desempeñan un papel fundamental en la estabilidad y 
resistencia de los edificios góticos, especialmente de las catedrales. 
 
Los contrafuertes son estructuras externas de soporte que se construyen 
adyacentes a los muros de una edificación, generalmente perpendiculares a ellos. 
Su objetivo principal es contrarrestar y redistribuir las cargas verticales y 
horizontales generadas por la bóveda de crucería y los arcos apuntados. 
 
Estos elementos arquitectónicos suelen tener forma de pilares o muros de sección 
rectangular o cuadrada. En el exterior, se extienden verticalmente y están 
dispuestos en serie a lo largo de las paredes, a intervalos regulares. Su base se 
encuentra junto al muro y se extiende hacia afuera en varios niveles ascendentes, 
generalmente culminando en una moldura o una cornisa. 
 
Los contrafuertes funcionan en conjunto con los arbotantes para transmitir las 
cargas de las bóvedas y las paredes hacia el suelo, evitando que los muros se 
derrumben bajo la presión. Los arbotantes, a su vez, transmiten las cargas desde 
los muros hacia los contrafuertes, distribuyéndolas y aliviando la carga en los muros 
internos del edificio. 
 
Además de su función estructural, los contrafuertes también se convirtieron en 
elementos decorativos en la arquitectura gótica. A menudo, se decoraban con 
detalles escultóricos, pináculos y tracería, siguiendo el estilo ornamental 
característico de la época. 
 
La combinación de contrafuertes y arbotantes permitió a los arquitectos góticos 
alcanzar alturas y aperturas impresionantes en sus construcciones, creando naves 
amplias y luminosas en las catedrales. Algunos ejemplos notables de contrafuertes 
se pueden encontrar en catedrales como la Catedral de Notre Dame de París, la 
Catedral de Chartres y la Catedral de Colonia. 
 
En resumen, los contrafuertes son elementos estructurales esenciales en la 
arquitectura gótica que ayudan a mantener la estabilidad y resistencia de los 
edificios. Trabajando en conjunto con los arbotantes, permiten la construcción de 
grandes y luminosos espacios en las catedrales góticas, a la vez que aportan una 
estética decorativa al exterior de los edificios.

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