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Características de la vida Las características de la vida son las propiedades y funciones fundamentales que distinguen a los organismos vivos de los objetos inanimados. A continuación, se presentan las características principales: Organización: Los organismos vivos están estructurados en niveles jerárquicos, desde células individuales hasta organismos completos compuestos por diferentes tejidos, órganos y sistemas. Esta organización permite el funcionamiento coordinado de las diferentes partes del organismo. Homeostasis: Los organismos vivos tienen la capacidad de mantener un equilibrio interno constante, a pesar de las fluctuaciones en su entorno. Esto implica regular variables como la temperatura, el pH, la presión osmótica y otros parámetros fisiológicos para asegurar el funcionamiento óptimo de las células y tejidos. Metabolismo: Los organismos vivos realizan una serie de reacciones químicas coordinadas para obtener energía y construir y descomponer moléculas. Estas reacciones metabólicas incluyen procesos como la respiración, la fotosíntesis y la digestión. Crecimiento y desarrollo: Los organismos vivos tienen la capacidad de crecer y desarrollarse a lo largo de su ciclo de vida. El crecimiento implica el aumento en tamaño o en número de células, mientras que el desarrollo implica cambios en la estructura y función del organismo a medida que madura. Reproducción: Los organismos vivos tienen la capacidad de reproducirse, lo que les permite generar descendencia similar a ellos mismos. La reproducción puede ser sexual, que involucra la combinación de material genético de dos progenitores, o asexual, donde no hay intercambio de material genético y un solo individuo puede dar origen a descendientes idénticos. Respuesta a estímulos: Los organismos vivos pueden detectar y responder a cambios en su entorno. Esto implica la capacidad de percibir estímulos, como la luz, el sonido, el calor o los químicos, y ajustar su comportamiento o fisiología en consecuencia. Adaptación: Los organismos vivos tienen la capacidad de adaptarse a su entorno a lo largo del tiempo. La adaptación implica cambios heredables en la estructura, función o comportamiento del organismo que le permiten sobrevivir y reproducirse en condiciones cambiantes.
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