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39 García Análisis valorativo de la represión ejercida por las Juntas, a la luz de los conceptos de carácter específicamente militar

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García, Prudencio “Análisis valorativo de la represión ejercida por las Juntas, a la luz de los 
conceptos de carácter específicamente militar” 
 
I. Breves consideraciones sobre la tortura como método de acceso a la información 
 
- Aldo Rico (militar) afirma que “aquellas atrocidades” no eran más que la consecuencia inevitable de 
la guerra contra la subversión. 
- Especialmente este tipo de guerra exige otro tipo de actuaciones, por la gran importancia que tiene, 
el logro rápido de la información, para poder desarticular rápidamente el comando del terrorista 
capturado. 
- Secuestrados afirman que con el primer minuto de terror (ser capturados) bastaba para abandonar 
cualquier tipo de militancia y confesar. He aquí el gran drama que presenta García: se busca una 
supuesta justificación militar para la tortura y se aplica contra todo tipo de civil, por la razón que sea. 
- Según García ese tipo de guerras sucias, con esos métodos admitidos como válidos e imprescindibles 
jamás llevaron a la victoria final, solo produjeron, a lo sumo, victorias pírricas, acompañadas de una 
gravísima crisis moral. 
- El caso argentino imitaba “el modelo francés” sin embargo no lograron imitar el más mínimo aspecto 
humano que presentaba desde el punto de vista militar →García afirma que hubo un “salto moral” 
por parte de los militares en Argentina. 
 
II. La moral militar: necesaria degradación 
 
1. El Pacto de Sangre 
El aniquilamiento físico, primero de las guerrillas y luego de la subversión en sí, trajo aparejado ciertas 
prácticas como “El Pacto de Sangre”. Dicho pacto fue inventado por el general Menéndez e implicaba 
que, todos los jefes y oficiales, debían participar por turnos rotatorios en dicho tipo de actos, 
principalmente en el fusilamiento de secuestrados ya exhaustivamente torturados hasta su nula utilidad. 
El fin era que nadie pueda más tarde convertirse en acusador desde dentro, obliga a los oficiales que 
llevaron a cabo la guerra sucia al silencio, ya que todos saben quién le hizo qué y a quién. 
No es más que una manifestación de ese descenso degenerativo de la moral militar producida por este 
género de represión para García. 
2. Un teórico (el general Ramón Genaro Diaz-Bessone) y dos prácticos (los generales Acdel Vilas 
y Ramón Camps) 
- Díaz-Bessone, ideólogo del PRN, perteneciente al más duro sector militar, afirma que el fin si justifica 
los medios en situaciones de guerra: 
o “(…) para vencer al agresor tenemos que matarlo, no podemos convencerlo con el abrazo 
fraterno” 
o “si los profesionales de las armas asumimos este tipo de moral militar preparémonos para 
convertirnos en asesinos y torturadores de nuestros compatriotas discrepantes, y en carceleros 
de una Nación aterrorizada, borrada ya de entre las naciones libres de la tierra” 
- Vilas, al ejercer el mando de la “Operación Independencia” (febrero-diciembre de 1975), no se limitó 
a reprimir a la guerrilla (el ERP), extendió su radio de acción, irrumpiendo en el área de la política y 
en otros ámbitos. Este operativo funcionó al margen de la legalidad del régimen de Isabelita. 
o “Hubo que olvidar por un momento las enseñanzas del Colegio Militar y las leyes de la guerra 
convencional, donde los formalismos (el honor y la ética) son parte de la vida castrense, para 
consustanciarse con este nuevo tipo de lucha. De otra manera hubiese sido imposible sacar 
saldos positivos de la misma” 
- Ramón Camps, jefe de la Policía de la Provincia de Bs. As. en 1976 y 1977, los años más duros de 
represión. Por hablar y confesar libremente sus atrocidades el Gobierno lo detuvo y ordenó que lo 
procesen. 
o “Aquí libramos una guerra y para vencerla hubo que adoptar medidas drásticas. Quizá nos 
equivocamos, pero al final, y eso es lo que importa, vencimos.” 
3. La represión como técnica “médico -quirúrgica” sobre el cuerpo social 
- Cuando en un organismo vivo se produce un tumor, para extirparlo necesariamente hay que dañar 
tejido sano → analogía utilizada para justificar el aniquilamiento de inocentes. 
- Relación de 27 a 1: cada 27 personas, 1 era culpable. 
- García → Una sociedad no puede admitir la amputación de miles y miles de vidas sólo por ser 
cercanas a un núcleo supuestamente infeccioso. Usa la palabra supuestamente, ya que los militares 
llamaban “subversión” a una amplia gama de conductas y actividades ajenas al terrorismo y 
perfectamente legitimas en una sociedad democrática. 
4. La desaparición de personas como un método ventajoso, limpio y eficaz 
La desaparición de personas era el modo más rápido, eficaz y económico de obtener información. Se 
llevaban a cabo secuestros clandestinos, detenciones ilegales y torturas masivas sin la menor 
intervención del aparato judicial. La eliminación clandestina del cadáver suprimía todo control posterior 
sobre el trato recibido y la forma de muerte, permitiendo además mantener la postura oficial de que tal 
persona nunca fue capturada ni estuvo en manos de la justicia. Fue así como, en nombre de la eficacia, 
se pisoteo la moral militar. 
III. La disciplina militar: “obediencia debida” o “desobediencia legítima ante las órdenes de carácter 
criminal 
 
La forzada promulgación de la Ley de Obediencia Debida mostró la debilidad de una democracia aún no 
del todo consolidada en la Argentina de 1987. Esta ley debe ser analizada a partir de estos dos factores: 
o la doctrina militar occidental de obediencia debida 
▪ El moderno concepto de mando y obediencia actualmente vigente y moralmente mucho 
más digno en las FFAA occidentales, establece que el ejercicio del mando y de la 
obediencia se sitúan obligatoriamente, con plena conciencia, dentro de los límites de la 
ley → sólo dentro de los límites de la ley se puede exigir a un profesional de las armas 
obediencia total. 
o el encaje de la actuación de los represores argentinos en dicho marco doctrinal 
▪ Los militares se situaban como defensores de la civilización cristiana occidental y al 
hacerlo presentan una falacia en su argumentación. Si realmente su meta hubiera sido 
la tan repetida defensa de los valores occidentales, como militares comprometidos en 
esa defensa, habrían asumido los valores de la doctrina militar occidental, y jamás se 
les habría ocurrido recurrir a la “obediencia debida” para justificar sus inhumanos 
excesos. 
IV. El honor militar: tardía y errónea innovación. Nueva manifestación de una grave enfermedad 
estamental 
 
- García se horroriza del honor militar argentino. Los militares no se sienten heridos por los crímenes 
de lesa humanidad que han cometido pero si se sienten tocados cuando uno de sus compañeros debe 
presentarse ante la justicia. 
- Esta distorsión del concepto de honor debe ser pensado junto a qué tipo de Patria lo vincularon. 
o Un concepto de Patria tan rígido y estrecho que contempla como enemigos a amplios sectores 
sociales que de hecho también forman parte de la Patria. Un concepto tan excluyente y 
oligárquico que lleva consigo la matanza de miles y miles de compatriotas. Un concepto que 
se basa en la “Doctrina de Seguridad Nacional” cuya vigencia institucionaliza la tortura como 
método habitual y de generalizada aplicación, así como la prohibición de ideologías y 
comportamientos perfectamente asumibles en una sociedad civilizada y democrática. 
- García resalta tres errores a quienes defienden este concepto de honor: 
1. Excluyen a los sectores del cuerpo social que no les son afines del concepto de Patria 
2. Desvinculan su honor de todos los crímenes de lesa humanidad que cometieron, como si tales 
atrocidades pudiesen ser cometidas sin afectar a su honor militar. 
3. Vinculan su honor a un concepto cerradamente corporativo de institucionalización militar, 
hasta el extremo de considerar intolerable el individualizar ante la justicia las 
responsabilidades de aquellos de sus miembros involucrados de lleno en los excesos de dicha 
represión.

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