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La relación entre brutalismo y funcionalismo El brutalismo y el funcionalismo están estrechamente relacionados, ya que ambos estilos arquitectónicos comparten una base conceptual común. El funcionalismo es un enfoque arquitectónico que se desarrolló en el siglo XX y se caracteriza por la creencia de que la forma de un edificio debe ser determinada por su función y propósito práctico. A su vez, el brutalismo se basa en gran medida en los principios del funcionalismo, pero lleva esos principios a un nivel más audaz y expresivo. La relación entre el brutalismo y el funcionalismo se puede entender a través de los siguientes aspectos: 1. Énfasis en la función: Tanto el funcionalismo como el brutalismo consideran que la función es uno de los aspectos más importantes en el diseño arquitectónico. Ambos estilos buscan crear edificios que sean eficientes en su uso y cumplan con las necesidades prácticas de los usuarios. 2. Honestidad estructural: El funcionalismo y el brutalismo comparten la idea de que la estructura de un edificio debe ser visible y expresada de manera honesta en el diseño. En lugar de ocultar la estructura detrás de adornos o revestimientos, ambos estilos muestran la estructura de manera explícita, lo que confiere una apariencia de honestidad y autenticidad. 3. Eliminación de elementos decorativos superfluos: Tanto el funcionalismo como el brutalismo rechazan la ornamentación y la decoración innecesarias en favor de una estética más simple y minimalista. Ambos estilos buscan eliminar elementos superfluos para enfocarse en la función y la expresión de los materiales y formas esenciales. 4. Utilización de materiales modernos: El funcionalismo y el brutalismo comparten la exploración y adopción de materiales modernos en la arquitectura. Mientras que el funcionalismo hizo uso de materiales como el acero, el vidrio y el hormigón armado, el brutalismo destacó por su uso del hormigón crudo y sin acabados. Ambos estilos valoran la expresividad y las cualidades intrínsecas de los materiales utilizados. 5. Diseño para la vida cotidiana: Tanto el funcionalismo como el brutalismo se centran en diseñar edificios que sean adecuados para la vida cotidiana y los usos prácticos. Estos estilos arquitectónicos buscan crear espacios que respondan a las necesidades diarias de las personas, ya sea en viviendas, lugares de trabajo u otros tipos de edificios. En resumen, el brutalismo puede considerarse una extensión del funcionalismo, ya que se basa en gran medida en sus principios fundamentales. El brutalismo lleva los aspectos funcionales y estructurales del funcionalismo a un extremo más expresivo y audaz, a través del uso del hormigón crudo y las formas geométricas masivas. Ambos estilos comparten una visión arquitectónica centrada en la función, la honestidad estructural y la eliminación de elementos decorativos superfluos.
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