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Anatomia del tubo digestivo

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ESÓFAGO CERVICAL 
El esófago es un tubo muscular que conecta la faringe con el estómago. Comienza 
en el cuello, donde se continúa superiormente con la laringofaringe a nivel de la 
unión faringoesofágica. El esófago está constituido por músculo estriado 
(voluntario) en su tercio superior, por músculo liso (involuntario) en su tercio inferior, 
y por una mezcla de músculo liso y estriado en el tercio medio. Su primera porción, 
el esófago cervical, es parte del tercio superior voluntario. Empieza 
inmediatamente posterior y a la altura del borde inferior del cartílago cricoides en el 
plano medio. Este es el nivel de la vértebra C6. Externamente, la unión 
faringoesofágica aparece como una constricción producida por la porción 
cricofaríngea del músculo constrictor inferior de la faringe (el esfínter esofágico 
superior), y es la porción más estrecha del esófago. El esófago cervical se inclina 
ligeramente a la izquierda en su descenso y entra en el mediastino superior a través 
de la abertura superior del tórax, donde se convierte en el esófago torácico. 
Cuando el esófago está vacío, la luz tiene forma de hendidura. Cuando el bolo 
alimenticio desciende por él, la luz se expande, provocando un peristaltismo reflejo 
en los dos tercios inferiores del esófago. El esófago cervical se localiza entre la 
tráquea y la columna vertebral. Está unido a la tráquea por tejido conectivo laxo. Los 
nervios laríngeos recurrentes se encuentran dentro o cerca de los surcos 
traqueoesofágicos formados entre la tráquea y el esófago. 
A la derecha del esófago se encuentran el lóbulo derecho de la glándula tiroides y 
la vaina carotídea derecha, con su contenido. 
El esófago está en contacto con la pleura cervical en la raíz del cuello. A la izquierda 
están el lóbulo izquierdo de la glándula tiroides y la vaina carotídea izquierda. El 
conducto torácico se adhiere al lado izquierdo del esófago y se sitúa entre este y la 
pleura. 
Vasos del esófago cervical. Las arterias del esófago cervical son ramas de las 
arterias tiroideas inferiores. Cada arteria da origen a ramas ascendentes y 
descendentes que se anastomosan entre sí y cruzan la línea media. Las venas del 
esófago cervical son tributarias de las venas tiroideas inferiores. Los vasos linfáticos 
de la porción cervical del esófago drenan en los nódulos linfáticos paratraqueales y 
cervicales profundos inferiores. 
Nervios del esófago cervical. La inervación del esófago es motora y sensitiva 
somática para la mitad superior, y parasimpática (vagal), simpática y sensitiva 
visceral para la mitad inferior. El esófago cervical recibe fibras somáticas a través 
de ramos de los nervios laríngeos recurrentes, y fibras vasomotoras procedentes de 
los troncos simpáticos cervicales a través del plexo que rodea a la arteria tiroidea 
inferior. 
 
ESÓFAGO TORACICO 
El esófago desciende desde el mediastino superior hacia el mediastino posterior, 
pasando posterior y a la derecha del arco de la aorta, y 
posterior al pericardio y el atrio izquierdo. El esófago constituye la principal relación 
posterior de la base del corazón. Luego, se desvía hacia la izquierda y atraviesa el 
hiato esofágico del diafragma a nivel de la vértebra T10, anterior a la aorta. 
El esófago puede tener tres impresiones, o «constricciones», en su porción torácica. 
En las radiografías oblicuas de tórax obtenidas tras la ingestión de bario pueden 
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observarse como estrechamientos de la luz. El esófago está comprimido por res 
estructuras: 1) el arco de la aorta, 2) el bronquio principal izquierdo, y 3) el 
diafragma. Las dos primeras impresiones están muy próximas. La compresión del 
arco de la aorta es más evidente en una proyección posteroanterior después de 
ingerido el bario, y la impresión bronquial es más evidente en las proyecciones 
laterales. En el esófago vacío no se observan constricciones; no obstante, al 
expandirse durante su llenado, las estructuras citadas comprimen sus paredes. 
 
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FIGURA 5-31. Contenido abdominal in situ y en relación con el sistema digestivo. A) Contenido del
abdomen sin manipular. Se han extirpado las paredes anteriores del tórax y el abdomen. El ligamento
falciforme se ha seccionado por su inserción en la pared anterior del abdomen. B) Vista general del sistema
digestivo, formado por el tubo digestivo desde la boca hasta el ano y por todas sus glándulas y órganos
accesorios.
VÍSCERAS ABDOMINALES
Visión general de las vísceras abdominales y el tubo digestivo
Las principales vísceras del abdomen son la porción terminal del esófago y el
estómago, los intestinos, el bazo, el páncreas, el hígado, la vesícula biliar, los riñones
y las glándulas suprarrenales (figs. 5-30 y 5-31). Al abrir la cavidad abdominal para
estudiar estos órganos se aprecia que el hígado, el estómago y el bazo casi llenan por
completo las cúpulas del diafragma. Como se extienden hacia la cavidad torácica,
están protegidas por la parte inferior de la caja torácica. También puede constatarse
que el ligamento falciforme normalmente se inserta a lo largo de una línea continua a
la pared abdominal anterior, descendiendo hasta el ombligo. Divide superficialmente
el hígado en los lóbulos derecho e izquierdo. El omento mayor, cuando se encuentra
en su posición típica, oculta casi todo el intestino. La vesícula biliar se proyecta por
debajo del borde agudo del hígado (fig. 5-31 A).
Los alimentos pasan desde la boca y la faringe a través del esófago hacia el
estómago, donde se mezclan con las secreciones gástricas (fig. 5-31 B). La digestión
tiene lugar principalmente en el estómago y el duodeno. La peristalsis, una serie de
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ondas de contracción anulares, se inicia alrededor de la porción media del estómago y
avanza lentamente hacia el píloro. Se encarga de mezclar los alimentos masticados
con los jugos gástricos y de vaciar el contenido del estómago en el duodeno.
La absorción de compuestos químicos se produce sobre todo en el intestino
delgado, un tubo plegado de 5 m a 6 m de longitud (más corto en vida, cuando existe
tono muscular, que en el cadáver), formado por el duodeno, el yeyuno y el íleon. La
peristalsis también tiene lugar en el yeyuno y el íleon, aunque no es fuerte a no ser
que haya una obstrucción. El estómago se continúa con el duodeno, que acoge las
desembocaduras de los conductos del páncreas y el hígado, principales glándulas del
sistema digestivo.
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FIGURA 5-32. Irrigación arterial y drenaje venoso de las partes abdominales del sistema digestivo. A)
Vascularización arterial. Las tres ramas impares de la aorta abdominal irrigan, sucesivamente, los derivados
del intestino anterior, medio y posterior. B) Drenaje venoso. La sangre rica en nutrientes procedente del tubo
digestivo y la sangre delbazo, el páncreas y la vesícula biliar drenan en el hígado a través de la vena porta
hepática. La flecha señala la comunicación entre la vena esofágica y el sistema venoso ácigos (sistémico).
El intestino grueso está formado por el ciego, que recibe la porción terminal del
íleon, el apéndice vermiforme, el colon (ascendente, transverso, descendente y
sigmoide), el recto y el conducto anal. La reabsorción de agua tiene lugar, en su
mayor parte, en el colon ascendente. Las heces se forman en el colon descendente y
sigmoide, y se acumulan en el recto antes de la defecación. El esófago, el estómago y
el intestino forman el tubo digestivo, y derivan del intestino anterior, el intestino
medio y el intestino posterior primitivos.
La irrigación arterial de la parte abdominal del sistema digestivo procede de la
aorta abdominal. Las tres ramas principales de la aorta abdominal para el tubo
digestivo son el tronco celíaco y las arterias mesentéricas superior e inferior (fig. 5-
32 A).
La vena porta hepática, formada por la unión de las venas mesentérica superior y
esplénica (fig. 5-32 B), es el vaso principal del sistema de la vena porta, que recoge
la sangre de la parte abdominal del tubo digestivo, el páncreas, el bazo y la mayor
parte de la vesícula biliar, y la transporta hacia el hígado.
Esófago
El esófago es un tubo muscular, de unos 25 cm de largo y 2 cm de diámetro por
término medio, que transporta el alimento desde la faringe hasta el estómago (fig. 5-
33 A). Mediante fluoroscopia o radioscopia (rayos X con un fluoroscopio), tras la
ingestión de una papilla de bario (fig. 5-34) puede verse que el esófago presenta
normalmente tres estrechamientos, provocados por la presión ejercida por estructuras
adyacentes:
El estrechamiento cervical (esfínter esofágico superior) en su inicio en la
unión faringoesofágica, aproximadamente a 15 cm de los incisivos; provocada
por el músculo cricofaríngeo (v. cap. 8).
El estrechamiento torácico (broncoaórtico), que es un estrechamiento
compuesto, provocado en primer lugar por el cruce del arco de la aorta, a 22,5
cm de los incisivos, y a continuación por el cruce del bronquio principal
izquierdo, a 27,5 cm de los incisivos. El primero se aprecia en proyecciones
anteroposteriores y el segundo en las laterales.
El estrechamiento frénico (diafragmático), donde pasa a través del hiato
esofágico del diafragma, aproximadamente a 40 cm de los incisivos (fig. 5-33
A).
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FIGURA 5-33. El esófago y sus relaciones. A) Vista que muestra el esófago en toda su longitud y las
estructuras relacionadas con él. El esófago empieza a nivel del cartílago cricoides y desciende por detrás de la
tráquea. Abandona el tórax a través del hiato esofágico del diafragma. B) Corte transversal del esófago que
muestra su pared con la doble capa muscular y la capa mucosa acanalada. C) Corte coronal del esófago
inferior, el diafragma y el estómago superior. El ligamento frenoesofágico conecta de forma flexible el
esófago al diafragma; limita el movimiento hacia arriba del esófago, aunque le permite una cierta movilidad
durante la deglución y la respiración.
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FIGURA 5-34. Radiografía del esófago tras la ingestión de una papilla de bario. Esta proyección oblicua
posterior izquierda muestra dos de los tres «estrechamientos» normales (impresiones), producidos por el arco
de la aorta y el bronquio principal izquierdo. La ampolla frénica, que únicamente se aprecia en las
radiografías, es la parte distensible del esófago por encima del diafragma. (Cortesía del Dr. E.L. Lansdown,
Professor of Medical Imaging, University of Toronto, Toronto, ON, Canada.)
Es importante tener presentes estos estrechamientos cuando se hacen pasar
instrumentos por el esófago hacia el estómago, y al valorar radiografías de pacientes
que sufren disfagia (dificultad para tragar).
El esófago:
Sigue la curvatura de la columna vertebral a medida que desciende a través del
cuello y el mediastino — la porción media de la cavidad torácica (fig. 5-33 A).
Posee una capa muscular circular interna y otra longitudinal externa (fig. 5-33
B). En su tercio superior, la capa externa está formada por músculo estriado
voluntario; el tercio inferior está compuesto por músculo liso y el tercio medio
por ambos tipos de músculo.
Pasa a través del hiato esofágico, elíptico, en el pilar derecho del diafragma,
justo a la izquierda del plano medio, a la altura de la vértebra T10.
Termina entrando en el estómago por el orificio del cardias gástrico (fig. 5-33
C), localizado a la izquierda de la línea media, a nivel del 7.º cartílago costal
izquierdo y de la vértebra T11.
Está rodeado distalmente por el plexo (nervioso) esofágico (fig. 5-35).
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El alimento pasa rápidamente a través del esófago debido a la acción peristáltica
de su musculatura, con la ayuda de la gravedad, pero sin depender de ella (es posible
tragar cabeza abajo). El esófago está fijado a los bordes del hiato esofágico del
diafragma por el ligamento frenoesofágico (fig. 5-33 C), una prolongación de la
fascia diafragmática inferior. Este ligamento permite el movimiento independiente
del diafragma y del esófago durante la respiración y la deglución.
La porción abdominal del esófago, con forma de trompeta y sólo 1,25 cm de
longitud, pasa desde el hiato esofágico del diafragma en el pilar derecho del
diafragma al orificio del cardias gástrico, ensanchándose a medida que avanza, y
pasando anteriormente y hacia la izquierda a medida que desciende inferiormente. Su
cara anterior está cubierta por peritoneo del saco mayor, continuo con el que recubre
la cara anterior del estómago. Encaja en un surco de la cara posterior (visceral) del
hígado.
La cara posterior de la porción abdominal del esófago está cubierta por
peritoneo de la bolsa omental, continuo con el que recubre la cara posterior del
estómago. El borde derecho del esófago abdominal se continúa con la curvatura
menor del estómago; sin embargo, su borde izquierdo está separado del fundus
gástrico por la incisura del cardias entre el esófago y el fundus (v. fig. 5-37 A).
La unión esofagogástrica se encuentra a la izquierda de la vértebra T11, en el
plano horizontal que pasa a través del extremo del proceso xifoides. Los cirujanos y
endoscopistas denominan línea Z (fig. 5-33 C) a esta unión: una línea dentada donde
se produce la transición abrupta de la mucosa esofágica a la gástrica. Justo superior a
esta unión, la musculatura de pilar derecho del diafragma que forma el hiato
esofágico funciona como un esfínter esofágico inferior fisiológico, que se contrae y
relaja, generalmente en concierto con una capa muscular de grosor variable alrededor
del orificio del cardias gástrico. Los estudios radiológicos muestran que los alimentos
se detienen aquí de manera momentánea y que el mecanismo de esfínter suele
impedir eficazmente el reflujode contenido gástrico hacia el esófago. Cuando no
estamos comiendo, la luz del esófago suele estar colapsada por encima de este nivel,
para impedir que el alimento o los jugos gástricos se regurgiten hacia el esófago.
En los capítulos 2 y 9 pueden encontrarse detalles sobre la inervación y la
vascularización de las porciones cervical y torácica del esófago. La irrigación arterial
de la porción abdominal del esófago procede de la arteria gástrica izquierda, una
rama del tronco celíaco, y de la arteria frénica inferior izquierda (v. fig. 5-32 A). El
drenaje venoso de las venas submucosas de esta porción del esófago se dirige al
sistema de la vena porta a través de la vena gástrica izquierda (v. fig. 5-32 B), y al
sistema venoso sistémico a través de las venas esofágicas que desembocan en la vena
ácigos.
El drenaje linfático de la porción abdominal del esófago es hacia los nódulos
linfáticos gástricos izquierdos (fig. 5-35); los vasos linfáticos aferentes de dichos
nódulos drenan principalmente en los nódulos linfáticos celíacos.
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FIGURA 5-35. Nervios y linfáticos del esófago abdominal y el estómago. El nervio vago (NC X) se divide
en dos ramos que forman el plexo (nervioso) esofágico alrededor del esófago inferior. Los ramos gástricos
anteriores y posteriores del plexo acompañan al esófago a través del hiato esofágico y se distribuyen por las
caras anterior y posterior del estómago. Los ramos anteriores también se extienden hasta el píloro y el hígado.
Las fibras nerviosas simpáticas postsinápticas del plexo celíaco alcanzan estos órganos a través de plexos
periarteriales. Los vasos linfáticos del estómago siguen un patrón parecido al de las arterias, aunque el flujo va
en sentido contrario. De este modo, la linfa del estómago y de la porción abdominal del esófago drena primero
en los nódulos linfáticos gástricos y a continuación en los nódulos linfáticos celíacos.
El esófago está inervado por el plexo esofágico, formado por los troncos vagales
(que se convierten en los ramos gástricos anteriores y posteriores) y los troncos
simpáticos torácicos, a través de los nervios esplácnicos mayores (abdominopélvicos)
y los plexos periarteriales que rodean la arteria gástrica izquierda y la arteria frénica
inferior izquierda (v. también «Resumen de la inervación de las vísceras
abdominales»).
Estómago
El estómago es la porción expandida del tubo digestivo que se encuentra entre el
esófago y el intestino delgado (v. fig. 5-31 B). Está especializado en la acumulación
de los alimentos ingeridos, a los que prepara química y mecánicamente para su
digestión y posterior paso al duodeno. El estómago mezcla los alimentos y sirve de
depósito; su función principal es la digestión enzimática. El jugo gástrico convierte
gradualmente los alimentos en una mezcla semilíquida, el quimo (del griego, jugo),
que pasa con notable rapidez hacia el duodeno. El diámetro del estómago vacío es
sólo algo mayor que el del intestino grueso, pero es capaz de una expansión
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considerable, pudiendo alojar entre 2 l y 3 l de comida.
SITUACIÓN, PARTES Y ANATOMÍA DE SUPERFICIE DEL ESTÓMAGO
El tamaño, la forma y la posición del estómago pueden variar mucho entre personas
con distintos biotipos (hábitos corporales), y cambian incluso en un mismo individuo
como resultado de los movimientos del diafragma durante la respiración, del
contenido del estómago (vacío respecto a después de una comida copiosa) y de la
posición que adopte la persona. En posición supina, el estómago suele encontrarse en
los cuadrantes superiores derecho e izquierdo, o en las regiones epigástrica, umbilical
y del hipocondrio y flanco izquierdos (fig. 5-36 A). En posición erecta, el estómago
se mueve hacia abajo. En los individuos asténicos (delgados y poco musculosos), el
cuerpo del estómago puede extenderse hasta la pelvis (fig. 5-36 B).
El estómago tiene cuatro porciones (figs. 5-36 A y 5-37 A a C):
El cardias es la porción que rodea el orificio del cardias, la abertura superior o
entrada del estómago. En posición supina, el orificio del cardias suele
encontrarse posterior al 6.º cartílago costal izquierdo, a 2-4 cm del plano medio,
a nivel de la vértebra T11.
El fundus gástrico es la porción superior dilatada del estómago, que se
relaciona con la cúpula izquierda del diafragma y está limitada inferiormente
por el plano horizontal del orificio del cardias. La incisura del cardias se
encuentra situada entre el esófago y el fundus. El fundus puede estar dilatado
por la presencia de gas, líquido, alimentos o cualquier combinación de ellos. En
posición supina, el fundus suele situarse posterior a la 6.ª costilla izquierda, en
el plano de la LMC (fig. 5-36 A).
El cuerpo, la porción principal del estómago, se encuentra entre el fundus y el
antro pilórico.
La porción pilórica del estómago es la región de salida del estómago, en forma
de embudo; su parte ancha, el antro pilórico, termina en el canal (conducto)
pilórico, su parte más estrecha (fig. 5-37 A a E). El píloro (del griego, guardián
de la puerta) es la región esfinteriana, distal, de la porción pilórica. Es un
engrosamiento de la capa circular de músculo liso, que controla la evacuación
del contenido gástrico a través del orificio pilórico (abertura inferior o salida
del estómago) en el duodeno (fig. 5-37 D).
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FIGURA 5-36. Anatomía de superficie y efecto del biotipo (hábito) sobre la forma y la posición del
estómago (E). A) Posición más habitual del estómago en una persona de complexión media en decúbito
supino o prono. B) Los individuos hiperasténicos de complexión fuerte y con un tórax corto probablemente
tengan el estómago en una posición alta y más transversal. En las personas con un físico asténico, estilizado,
el estómago suele ser bajo y vertical (estómago hipotónico).
El estómago se vacía de manera intermitente cuando la presión intragástrica
supera la resistencia del píloro. En condiciones normales, el píloro presenta una
contracción tónica, excepto cuando expulsa el quimo (masa semilíquida). A intervalosregulares, el peristaltismo gástrico empuja el quimo por el conducto y el orificio
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pilóricos hacia el intestino delgado, donde continuará su mezclado, digestión y
absorción.
En posición supina, la porción pilórica del estómago se encuentra a nivel del
plano transpilórico, a la mitad de la distancia entre la incisura yugular
superiormente y la cresta del pubis inferiormente (fig. 5-36 A). El plano cruza los
8.vos cartílagos costales y la vértebra L1. En posición erecta, su situación oscila entre
las vértebras L2 y L4. El orificio pilórico se encuentra aproximadamente 1,25 cm a la
derecha de la línea media.
El estómago también presenta dos curvaturas (fig. 5-37 A a C):
La curvatura menor forma el borde cóncavo, más corto, del estómago; la
incisura angular es la parte más inferior de la curvatura y señala la unión del
cuerpo y la porción pilórica del estómago (fig. 5-37 A y B). La incisura
angular se encuentra justo a la izquierda de la línea media.
La curvatura mayor forma el borde convexo, más largo, del estómago. Pasa
inferiormente hacia la izquierda desde la unión del 5.º espacio intercostal y la
LMC, y luego se curva hacia la derecha, pasando profunda al cartílago
izquierdo 9.º o 10.º mientras prosigue medialmente hasta alcanzar el antro
pilórico.
Debido a la desigual longitud de la curvatura menor a la derecha y la curvatura
mayor a la izquierda, en la mayoría de la gente la forma del estómago recuerda a la
letra J.
INTERIOR DEL ESTÓMAGO
La lisa superficie de la mucosa gástrica tiene un color marrón rojizo en vida, excepto
en la región pilórica, que es rosa. En el individuo vivo está cubierta por una película
mucosa continua que protege su superficie del ácido gástrico que secretan las
glándulas del estómago. Cuando la mucosa gástrica se contrae, es lanzada al interior
de los llamados pliegues gástricos longitudinales (fig. 5-38 A y B). Estos pliegues
son más marcados hacia la porción pilórica y a lo largo de la curvatura mayor.
Durante la deglución se forma transitoriamente un canal gástrico entre los pliegues
gástricos longitudinales a lo largo de la curvatura menor. Esto puede observarse tanto
radiográfica como endoscópicamente. El canal gástrico se forma debido a la firme
fijación de la mucosa gástrica a la capa mucosa, que en esta zona carece de la capa
oblicua. Cuando la mayor parte del estómago está vacía, la saliva y pequeñas
cantidades de alimentos masticados y otros líquidos pasan a través del canal gástrico
hacia el canal pilórico. Los pliegues gástricos se reducen y desaparecen a medida que
el estómago se distiende (se llena).
RELACIONES DEL ESTÓMAGO
El estómago está cubierto por el peritoneo, excepto donde los vasos sanguíneos
discurren a lo largo de sus curvaturas y en una pequeña área posterior al orificio del
cardias (fig. 5-36 A). Las dos hojas del omento menor se separan para extenderse
alrededor del estómago y confluir de nuevo, de manera que en su curvatura mayor
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forman el omento mayor (figs. 5-28, 5-31 y 5-37 A). Anteriormente, el estómago se
relaciona con el diafragma, el lóbulo izquierdo del hígado y la pared anterior del
abdomen. Posteriormente, el estómago se relaciona con la bolsa omental y el
páncreas; la cara posterior del estómago constituye la mayor parte de la pared anterior
de la bolsa omental (fig. 5-39 A). El colon transverso se relaciona inferior y lateral
mente con el estómago mientras discurre a lo largo de la curvatura mayor de este
hacia la flexura cólica izquierda.
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FIGURA 5-37. Estómago y porción abdominal del esófago. A) Se ha insuflado aire en el estómago. La
parte izquierda del hígado se ha extirpado para poder apreciar el omento menor y el foramen omental. El área
ocupada por el hígado intacto se indica con una línea discontinua. B) Partes del estómago. C) Radiografía del
estómago tras la ingestión de una papilla de bario. Las ondas peristálticas circulares se inician en el cuerpo del
estómago y progresan hacia el canal pilórico, como se observa en E (puntas de flecha), donde terminan. En
este paciente en decúbito supino puede verse gas en el cardias y el fundus. D) El pronunciado estrechamiento
de la parte final del estómago es el píloro. El orificio pilórico es la abertura del canal pilórico en el duodeno.
E) Radiografía que muestra la región pilórica del estómago y la parte superior del duodeno. (C y E por
cortesía del Dr. E.L. Lansdown, Professor of Medical Imaging, University of Toronto, Toronto, ON, Canada.)
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FIGURA 5-38. Superficie interna del estómago. A) Se ha eliminado la pared anterior del estómago para
mostrar su interior. Al distenderse el estómago desaparecen los pliegues gástricos longitudinales. A lo largo de
la curvatura menor, desde el esófago hasta el píloro, se extienden varios pliegues mucosos longitudinales que
forman el canal gástrico por donde circulan los líquidos ingeridos. B) Radiografía del estómago tras la
ingestión de una papilla de bario. Obsérvense la onda peristáltica en el estómago y los pliegues gástricos
longitudinales de la mucosa. (A por cortesía del Dr. J. Helsin, Toronto, ON, Canada.)
El lecho gástrico, en el cual descansa el estómago cuando una persona se
encuentra en decúbito supino, está formado por las estructuras que constituyen la
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pared posterior de la bolsa omental. De superior a inferior, el lecho gástrico está
formado por la cúpula izquierda del diafragma, el bazo, el riñón y la glándula
suprarrenal izquierdos, la arteria esplénica, el páncreas y el mesocolon transverso
(fig. 5-39 B).
VASOS Y NERVIOS DEL ESTÓMAGO
La abundante vascularización arterial del estómago se origina en el tronco celíaco y
sus ramas (fig. 5-40; tabla 5-7). La mayor parte de la irrigación procede de
anastomosis formadas a lo largo de la curvatura menor por las arterias gástricas
derecha e izquierda, y a lo largo de la curvatura mayor por las arterias
gastroomentales (gastroepiploicas) derecha e izquierda. El fundus y la porción
superior del cuerpo del estómago reciben sangre de las arterias gástricas cortas y de
la arteria gástrica posterior.
Las venas gástricas presentan una posición y un trayecto paralelos a los de las
arterias (fig. 5-41). Las venas gástricas izquierda y derecha drenan directamente en
la vena porta hepática. Las venas gástricas cortas y las venas gastroomentales
(gastroepiploicas) izquierdas drenan en la vena esplénica, que luego se une a la
vena mesentérica superior (VMS) para formar la vena porta hepática. La vena
gastroomental derecha desemboca en la VMS. La vena prepilórica asciende sobre
el píloro hacia la vena gástrica derecha. Dado que esta vena es muy visible en el
individuo vivo,los cirujanos la utilizan para identificar el píloro.
Los vasos linfáticos gástricos (fig. 5-42 A) acompañan a las arterias a lo largo de
las curvaturas mayor y menor del estómago. Drenan la linfa de sus caras anterior y
posterior hacia las curva turas, donde se encuentran los nódulos linfáticos gástricos
y gastroomentales. Los vasos eferentes de estos nódulos acompañan a las grandes
arterias hasta los nódulos linfáticos celíacos. A continuación resumimos el drenaje
linfático del estómago:
La linfa de los dos tercios superiores del estómago drena en los nódulos
linfáticos gástricos, a lo largo de los vasos gástricos derechos e izquierdos; la
linfa del fundus y de la parte superior del cuerpo del estómago también drena en
los nódulos linfáticos pancreatoesplénicos, a lo largo de las arterias gástricas
cortas y los vasos gastroomentales izquierdos.
La linfa de los dos tercios derechos del tercio inferior del estómago drena, a lo
largo de los vasos gastroomentales derechos, en los nódulos linfáticos
pilóricos.
La linfa del tercio izquierdo de la curvatura mayor drena en los nódulos
linfáticos pancreatoduodenales, que se localizan a lo largo de los vasos
gástricos cortos y esplénicos.
La inervación parasimpática del estómago (fig. 5-42 B) procede de los troncos
vagales anterior y posterior, y de sus ramos, que entran en el abdomen a través del
hiato esofágico.
El tronco vagal anterior, que procede principalmente del nervio vago izquierdo
(NC X), entra normalmente en el abdomen como un único ramo que se sitúa sobre la
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cara anterior del esófago. Se dirige hacia la curvatura menor del estómago, donde
emite los ramos hepático y duodenal, que abandonan el estómago en el ligamento
hepatoduodenal. El resto del tronco vagal anterior continúa a lo largo de la curvatura
menor, dando lugar a los ramos gástricos anteriores.
El tronco vagal posterior, más grande, procede principalmente del nervio vago
derecho. Entra en el abdomen por la cara posterior del esófago y pasa hacia la
curvatura menor del estómago. El tronco vagal posterior aporta ramos para las caras
anterior y posterior del estómago. Emite un ramo celíaco, que alcanza el plexo
celíaco, y luego continúa a lo largo de la curvatura menor, originando los ramos
gástricos posteriores.
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FIGURA 5-39. Bolsa omental y lecho del estómago. A) La bolsa omental, el omento mayor y el ligamento
gastroesplénico se han seccionado a lo largo de la curvatura mayor del estómago, y este se ha reflejado hacia
arriba para abrir la bolsa por delante. En el extremo derecho de la bolsa pueden verse dos de los límites del
foramen omental: la raíz inferior del ligamento hepatoduodenal (que contiene la tríada portal) y el lóbulo
caudado del hígado. B) Se ha extirpado el estómago y la mayor parte del omento menor, y se ha eliminado
gran parte del peritoneo de la pared posterior de la bolsa omental que recubre el lecho del estómago con el
objetivo de mostrar los órganos situados en el lecho. Aunque las adherencias, como las que unen el bazo con
el diafragma en la ilustración, son hallazgos necrópsicos habituales, no corresponden a la anatomía normal.
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FIGURA 5-40. Arterias del estómago, el duodeno y el bazo. La irrigación arterial de la porción abdominal
del esófago, el estómago, el duodeno superior (porciones superior y descendente alta) y el bazo proviene de la
arteria celíaca. Las ramas directas del tronco celíaco están en negrita.
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FIGURA 5-41. Venas del estómago, el duodeno y el bazo. El drenaje venoso de la porción abdominal del
esófago, el estómago, el duodeno superior (porciones superior y descendente alta) y el bazo se produce a
través de la vena porta hepática, ya sea directamente o de forma indirecta a través de la vena esplénica o de la
vena mesentérica superior. Las venas gástricas duplican la posición y recorrido de las arterias.
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FIGURA 5-42. Drenaje linfático e inervación del estómago y el intestino delgado. A) Las flechas indican
la dirección del flujo de linfa hacia los nódulos linfáticos. B) La inervación del estómago es tanto
parasimpática, por los nervios vagos (NC X) a través del plexo esofágico, como simpática, a través del
esplácnico mayor (abdominopélvico), el plexo celíaco y los plexos periarteriales.
La inervación simpática del estómago proviene de los segmentos T6-T9 de la
médula espinal, pasa por el plexo celíaco a través del nervio esplácnico mayor y se
distribuye formando plexos alrededor de las arterias gástricas y gastroomentales (v.
también «Resumen de la inervación de las vísceras abdominales»).
Intestino delgado
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El intestino delgado, constituido por el duodeno, el yeyuno y el íleon (fig. 5-43), es
el lugar principal donde se absorben los nutrientes obtenidos de los materiales
ingeridos. Se extiende desde el píloro hasta la unión ileocecal, donde el íleon se une
al ciego, la primera porción del intestino grueso. La región pilórica del estómago se
vacía en el duodeno, de forma que la admisión duodenal está regulada por el píloro.
DUODENO
El duodeno (del latín, anchura de doce dedos), la porción inicial y más corta (25 cm)
del intestino delgado, es también la más ancha y fija. Sigue un curso en forma de C
alrededor de la cabeza del páncreas (figs. 5-43 C y 5-44 A y C). El duodeno se inicia
en el píloro, en el lado derecho, y termina en la flexura (unión) duodenoyeyunal, en
el lado izquierdo (fig. 5-44 B y C). Esta unión tiene lugar aproximadamente a nivel
de la vértebra L2, 2-3 cm a la izquierda de la línea media, y adopta la forma de un
ángulo agudo, la flexura duodenoyeyunal. La mayoría del duodeno está fijado por
peritoneo a estructuras de la pared posterior del abdomen y se considera parcialmente
retroperitoneal. El duodeno puede dividirse en cuatro porciones (figs. 5-44 C y 5-45):
FIGURA 5-43. Intestinos delgado y grueso. A) Se observan los pliegues del intestino delgado in situ,
rodeado por tres lados por el intestino grueso y expuesto doblando hacia arriba el omento mayor. B) Los
pliegues del intestino delgado se han replegado hacia arriba para mostrar el mesenterio. C) Ilustración
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orientativa del aparato digestivo que muestra la posición general y las relaciones de los intestinos. D)
Vascularización de la región ileocecal.
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FIGURA 5-44. Duodeno, páncreas y bazo. A) La eliminación del estómago, el colon transverso y el
peritoneo permite ver el duodeno, el páncreas y el bazo, con su vascularización. B) Cara anterior del duodeno,
el páncreas y la vascularización asociada. El duodeno se amolda alrededor de la cabeza del páncreas. C) Cara
posterior del duodeno y el páncreas. La aorta abdominal y la vena cava inferior ocupan la concavidad vertical
posterior a la cabeza del páncreas y al tercio del duodeno. El proceso unciforme es la extensión de la cabeza
del páncreas que pasa posterior a los vasos mesentéricos superiores. El conducto biliar desciende en una fisura
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(abierta) en la parte posterior de la cabeza del páncreas. VMS, vena mesentérica superior.
FIGURA 5-45. Relaciones del duodeno. El duodeno sigue un recorrido en forma de C alrededor de la cabeza
del páncreas.
Porción superior (1.ª porción): corta (unos 5 cm), situada anterolateral al cuerpo
de la vértebra L1.
Porción descendente (2.ª porción): más larga (7-10 cm), desciende junto al lado
derecho de las vértebras L1-L3.
Porción horizontal o inferior (3.ª porción): de 6-8 cm de longitud, cruza la
vértebra L3.
Porción ascendente (4.ª porción): corta (unos 5 cm), empieza a la izquierda de
la vértebra L3 y asciende hasta el borde superior de la vértebra L2.
Los 2 cm iniciales de la porción superior del duodeno, inmediatamente distales al
píloro, tienen un mesenterio y son móviles. Esta porción libre, denominada la
ampolla o bulbo duodenal, tiene un aspecto distinto al del resto del duodeno cuando
se observa radiográficamente utilizando un medio de contraste (v. fig. 5-37 C y E).
Los 3 cm distales de la porción superior y las otras tres porciones del duodeno
carecen de mesenterio y no son móviles, puesto que son retroperitoneales. Las
relaciones principales del duodeno se ilustran en las figuras 5-44 y 5-45.
La porción superior del duodeno asciende desde el píloro y tiene sobre ella el
hígado y la vesícula biliar. Su cara anterior está cubierta por peritoneo, pero está
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desnuda en su cara posterior, excepto en la ampolla. La porción proximal presenta
superiormente la inserción del ligamento hepatoduodenal (parte del omento menor) e
inferiormente la del omento mayor (v. fig. 5-26).
La porción descendente del duodeno discurre hacia abajo y se curva alrededor
de la cabeza del páncreas (figs. 5-44 y 5-45). Inicialmente, se sitúa a la derecha y
paralela a la VCI. El conducto biliar y el conducto pancreático principal entran por
su pared posteromedial. Normalmente, estos conductos se unen para formar la
ampolla hepatopancreática, que se abre en una eminencia llamada papila duodenal
mayor, localizada posteromedialmente en el duodeno descendente. La porción
descendente del duodeno es totalmente retroperitoneal. La cara anterior de sus tercios
proximal y distal está cubierta de peritoneo; sin embargo, el peritoneo se refleja a
partir de su tercio medio para formar el mesenterio bilaminar del colon transverso: el
mesocolon transverso.
La porción horizontal del duodeno discurre transversalmente hacia la izquierda,
pasando por encima de la VCI, la aorta y la vértebra L3. Sobre ella pasan la arteria y
la vena mesentéricas superiores, y la raíz del mesenterio del yeyuno y el íleon.
Superiormente se encuentra la cabeza del páncreas y su proceso unciforme. La cara
anterior de su parte inferior está cubierta por peritoneo, excepto donde se cruza con
los vasos mesentéricos superiores y la raíz del mesenterio. Posteriormente está
separada de la columna vertebral por el músculo psoas mayor derecho, la VCI, la
aorta y los vasos testiculares u ováricos derechos.
La porción ascendente del duodeno discurre superiormente y a lo largo del lado
izquierdo de la aorta, hasta alcanzar el borde inferior del cuerpo del páncreas. Aquí se
curva anteriormente para unirse al yeyuno en la flexura duodenoyeyunal, sostenida
por la inserción del músculo suspensorio del duodeno (ligamento de Treitz). Este
músculo está constituido por un fascículo de músculo esquelético del diafragma y una
banda fibromuscular de músculo liso de la 3.ª y 4.ª porciones del duodeno. La
contracción de este músculo suspensorio amplía el ángulo de la flexura
duodenoyeyunal, facilitando el movimiento del contenido intestinal. El músculo
suspensorio pasa posterior al páncreas y la vena esplénica, y anterior a la vena renal
izquierda.
Las arterias del duodeno se originan en el tronco celíaco y en la AMS (v. fig. 5-
44). Del tronco celíaco se origina la arteria hepática común, la arteria
gastroduodenal, rama terminal de la hepática común, da origen a la arteria
pancreaticoduodenal superior, la que irriga el duodeno proximal a la entrada del
conducto biliar en la porción descendente del duodeno. La AMS, a través de su rama,
la arteria pancreatoduodenal inferior, irriga el duodeno distal a la entrada del
conducto biliar (conducto colédoco). Las arterias pancreatoduodenales se encuentran
en la curva formada entre el duodeno y la cabeza del páncreas, e irrigan ambas
estructuras. La anastomosis entre las arterias pancreatoduodenales superior e inferior
(es decir, entre las arterias celíaca y mesentérica superior) se produce entre la entrada
del conducto biliar y la unión de las porciones descendente y horizontal del duodeno.
En este punto tiene lugar una importante transición en el aporte de sangre del tubo
digestivo: proximalmente, extendiéndose oralmente hasta la porción abdominal del
esófago (inclusive), la sangre llega al tubo digestivo por el tronco celíaco;
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distalmente, extendiéndose caudalmente hasta la flexura cólica derecha, la sangre
procede de la AMS. Esta transición del flujo sanguíneo tiene una base embriológica,
ya que es la zona de unióndel intestino anterior y el intestino medio.
Las venas duodenales acompañan a las arterias y drenan en la vena porta
hepática; algunas drenan directamente y otras indirectamente, a través de las venas
mesentérica superior y esplénica (v. fig. 5-41).
Los vasos linfáticos del duodeno acompañan a las arterias. Los vasos linfáticos
anteriores drenan en los nódulos linfáticos pancreatoduodenales situados a lo largo
de las arterias pancreatoduodenales superior e inferior, y en los nódulos linfáticos
pilóricos, que se sitúan a lo largo de la arteria gastroduodenal (fig. 5-46). Los vasos
linfáticos posteriores pasan posteriores a la cabeza del páncreas y drenan en los
nódulos linfáticos mesentéricos superiores. Los vasos linfáticos eferentes de los
nódulos linfáticos duodenales drenan en los nódulos linfáticos celíacos.
FIGURA 5-46. Drenaje linfático e inervación del duodeno, el páncreas y el bazo. La estrecha relación
posicional de estos órganos hace que compartan vasos sanguíneos, vasos linfáticos y vías nerviosas, total o
parcialmente.
Los nervios del duodeno proceden del nervio vago y de los nervios esplácnicos
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(abdominopélvicos) mayor y menor a través de los plexos celíaco y mesentérico
superior. Posteriormente, llegan hasta el duodeno a través de plexos periarteriales que
se extienden hacia las arterias pancreatoduodenales (v. también «Resumen de la
inervación de las vísceras abdominales»).
YEYUNO E ÍLEON
La segunda porción del intestino, el yeyuno, empieza en la flexura duodenoyeyunal,
donde el tubo digestivo recupera un curso intraperitoneal. La tercera porción del
intestino, el íleon, termina en la unión ileocecal, la unión de la porción terminal del
íleon y el ciego (figs. 5-43 C y 5-47). En conjunto, el yeyuno y el íleon miden 6-7 m
de largo. El yeyuno constituye, aproximadamente, dos quintas partes de la longitud
de la porción intraperitoneal del intestino delgado, y el íleon forma el resto.
La mayor parte del yeyuno se encuentra en el cuadrante superior izquierdo (CSI)
del compartimento infracólico, mientras que la mayoría del íleon se encuentra en el
cuadrante inferior derecho (CID). La porción terminal del íleon suele situarse en la
pelvis, desde donde asciende para terminar en la cara medial del ciego. Aunque no
existe una línea de demarcación clara entre el yeyuno y el íleon, tienen características
diferentes que son quirúrgicamente relevantes (fig. 5-48 B a E; tabla 5-8).
El mesenterio, un pliegue peritoneal en forma de abanico, une el yeyuno y el
íleon a la pared posterior del abdomen (figs. 5-43 B y 5-48 A). El origen o raíz del
mesenterio (de unos 15 cm de longitud) se dirige oblicuamente, hacia abajo y a la
derecha (fig. 5-49 A). Se extiende desde la flexura duodenoyeyunal, en el lado
izquierdo de la vértebra L2, hasta la unión ileocólica y la articulación sacroilíaca
derecha. La longitud aproximada del mesenterio, desde su raíz hasta el borde
intestinal, es de 20 cm. La raíz del mesenterio cruza (sucesivamente) las porciones
ascendente y horizontal del duodeno, la aorta abdominal, la VCI, el uréter derecho, el
músculo psoas mayor derecho y los vasos testiculares u ováricos derechos. Entre las
dos hojas del mesenterio se encuentran los vasos mesentéricos superiores, nódulos
linfáticos, una cantidad variable de grasa y los nervios autónomos.
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FIGURA 5-47. Yeyuno e íleon. El yeyuno empieza en la flexura duodenoyeyunal y el íleon termina en el
ciego. En ocasiones se utiliza el término conjunto yeyunoíleon, como expresión del hecho de que no existe
una línea de demarcación externa clara entre el yeyuno y el íleon. CID, cuadrante inferior derecho; CSI,
cuadrante superior izquierdo.
La arteria mesentérica superior (AMS) irriga el yeyuno y el íleon a través de
arterias yeyunales e ileales (fig. 5-49 B).
Normalmente la AMS nace de la aorta abdominal a nivel de la vértebra L1,
aproximadamente 1 cm inferior al tronco celíaco, y discurre entre las hojas del
mesenterio, enviando 15 a 18 ramas al yeyuno y al íleon (v. también figs. 5-54 y 5-
55). Las arterias se unen para formar asas o arcos, las arcadas arteriales, que dan
origen a unas arterias rectas, los vasos rectos (v. figs. 5-48 B y 5-49 B).
La vena mesentérica superior drena el yeyuno y el íleon (fig. 5-49 B). La VMS se
sitúa anterior y a la derecha de la AMS en la raíz del mesenterio (fig. 5-49 A). La
VMS termina posterior al cuello del páncreas, donde se une a la vena esplénica para
formar la vena porta hepática (v. fig. 5-44 C).
En las vellosidades intestinales (minúsculas proyecciones de la mucosa) existen
unos vasos linfáticos especializados, denominados vasos quilíferos, que absorben la
grasa. Drenan el líquido lechoso que transportan en los plexos linfáticos de las
paredes del yeyuno y el íleon. Estos plexos linfáticos drenan a su vez en vasos
linfáticos situados entre las hojas del mesenterio, y luego, secuencialmente, a través
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de tres grupos de nódulos linfáticos (fig. 5-50):
Los nódulos linfáticos yuxtaintestinales, situados junto a la pared intestinal.
Los nódulos linfáticos mesentéricos, distribuidos entre las arcadas arteriales.
Los nódulos superiores centrales, a lo largo de la porción proximal de la
AMS.
Los vasos linfáticos eferentes de los nódulos linfáticos mesentéricos drenan en los
nódulos linfáticos mesentéricos superiores. Los vasos linfáticos procedentes de la
porción terminal del íleon acompañan a la rama ileal de la arteria ileocólica hacia los
nódulos linfáticos ileocólicos.
La AMS y sus ramas están rodeadas por un plexo nervioso periarterial, a través
del cual las fibras nerviosas se dirigen a las porciones del intestino irrigadas por la
AMS (fig. 5-51). Las fibras simpáticas de los nervios para el yeyuno y el íleon se
originan en los segmentos medulares T8-T10 y alcanzan el plexo nervioso
mesentérico superior a través de los troncos simpáticos y los nervios esplácnicos
torácicos abdominopélvicos (mayor, menor e imo). Las fibras simpáticas
presinápticas hacen sinapsis en los cuerpos celulares de las neuronas simpáticas
postsinápticas en los ganglios celíacos y mesentérico superior (prevertebrales). Las
fibras parasimpáticas de los nervios para el yeyuno y el íleon derivan de los troncos
vagales posteriores. Las fibras parasimpáticas presinápticas hacen sinapsis con
neuronas parasimpáticas postsinápticas en los plexos mientérico y submucoso del
sistema nervioso entérico de la pared intestinal (v. también «Resumen de la
inervación de las vísceras abdominales»).
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FIGURA 5-48. Estructura del mesenterio y el intestino delgado: características distintivas del yeyuno y
el íleon. A) El mesenterio es un pliegue de peritoneo visceral con dos capas del cual está suspendido el
intestino y que conduce los vasos y nervios desde la pared posterior del cuerpo. B a F) Ilustración de las
características distintivas del yeyuno y el íleon resumidas en la tabla 5-8.
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FIGURA 5-49. Vascularización arterial y mesenterios de los intestinos. A) Vascularización arterial del
intestino grueso. Los mesocolon transverso y sigmoide, y el mesenterio del yeyuno y del íleon, se han
seccionado a nivel de sus raíces. Las arterias ileocólica y cólica derecha en el lado derecho y las arterias cólica
izquierda y sigmoide en el lado izquierdo discurrían originalmente por dentro de los mesenterios (mesocolon
ascendente y descendente), que posteriormente se fusionaron con la pared posterior; pueden restablecerse
quirúrgicamente. B) Vascularización arterial y drenaje venoso del intestino delgado. Excepto el duodeno
proximal, todo el intestino que se muestra en B es irrigado por la arteria mesentérica superior (al igual que la
mayor parte del colon transverso, que no se ve en la figura). La vena mesentérica superior drena sangre de
esas mismas partes del intestino hacia la vena porta hepática.
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FIGURA 5-50. Nódulos linfáticos mesentéricos. Los nódulos superiores forman un sistema en el cual los
nódulos centrales, en la raíz de la arteria mesentérica superior, reciben linfa de los nódulos mesentéricos,
ileocólicos, cólicos derechos y cólicos medios, que a su vez reciben linfa de los nódulos linfáticos
yuxtaintestinales. Los nódulos yuxtaintestinales adyacentes a los intestinos son los más abundantes, y su
número se reduce a lo largo de las arterias.
La estimulación simpática reduce la actividad peristáltica y secretora del
intestino, y tiene un efecto vasoconstrictor, de manera que reduce o interrumpe la
digestión generando una redistribución del aporte sanguíneo disponible para la huida
o la lucha. La estimulación parasimpática aumenta la motilidad del intestino y la
secreción. El cese de la estimulación simpática permite la vasodilatación, restaurando
el flujo sanguíneo al intestino activo. El intestino delgado también tiene fibras
sensitivas extrínsecas e intrínsecas (aferentes viscerales). El intestino es insensible a
la mayoría de los estímulos dolorosos, incluidas las incisiones y las quemaduras; sin
embargo, es sensible a la distensión, que se percibe como cólicos (dolor abdominal
espasmódico o «calambres abdominales»). El dolor visceral del intestino delgado
puede referirse a los dermatomas de la región umbilical.
Intestino grueso
El intestino grueso es donde se absorbe el agua de los residuos no digeribles del
quimo líquido, convirtiéndolo en heces semisólidas que se almacenan y se van
acumulando hasta el momento de la defecación. El intestino grueso está formado por
el ciego, el apéndice vermiforme, el colon (ascendente, transverso, descendente y
sigmoide), el recto y el conducto anal (fig. 5-52). El intestino grueso puede
diferenciarse del intestino delgado por:
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Los apéndices omentales: pequeños apéndices (proyecciones) grasos, similares
al omento.
Las tenias del colon: tres gruesas bandas longitudinales, denominadas 1) tenia
mesocólica, donde se fijan los mesocolon transverso y sigmoide; 2) tenia
omental, donde se insertan los apéndices omentales, y 3) tenia libre, en la cual
no se insertan mesocolon ni apéndices omentales.
Las haustras: formaciones saculares del colon situadas entre las tenias.
Su calibre, o diámetro interno, que es mucho mayor.
Las tenias del colon (bandas engrosadas de músculo liso que constituyen la mayor
parte del músculo longitudinal del intestino grueso) empiezan en la base del apéndice
vermiforme, cuando la gruesa capa longitudinal del apéndice se separa en tres bandas.
Las tenias discurren a lo largo del intestino grueso, se ensanchan bruscamente y se
fusionan de nuevo en la unión rectosigmoidea, en una capa longitudinal continua
alrededor del recto. Debido a su contracción tónica, acortan la porción de la pared con
que están asociadas, por lo cual el colon adopta la típica forma saculada entre tenias,
formando las haustras.
CIEGO Y APÉNDICE
El ciego, la primera porción del intestino grueso que se continúa con el colon
ascendente, es un fondo de saco intestinal ciego, con una longitud y anchura de
aproximadamente 7,5 cm. Está situado en el CID, en la fosa ilíaca, inferior a la unión
de la porción terminal del íleon y el ciego (figs. 5-52 y 5-53). Cuando está distendido
por heces o gas, el ciego puede palparse a través de la pared anterolateral del
abdomen.
El ciego suele encontrarse a 2,5 cm del ligamento inguinal, está recubierto casi
por completo por peritoneo y puede elevarse libremente. Sin embargo, el ciego no
tiene mesenterio. Debido a su relativa libertad, puede desplazarse de la fosa ilíaca,
pero suele estar unido a la pared lateral del abdomen por uno o más pliegues cecales
de peritoneo (fig. 5-53 B). El íleon terminal entra en el ciego oblicuamente, y se
invagina parcialmente dentro de él.
En la disección se aprecia que el orificio ileal entra en el ciego entre los labios
ileocólicos (superior e inferior), unos pliegues que se encuentran lateralmente
formando unas cres tas denominadas frenillos del orificio ileal (fig. 5-53 A). Se
consideraba que cuando el ciego se distiende o se contrae, los labios y los frenillos se
tensaban activamente, cerrando la válvula para impedir el reflujo desde el ciego al
íleon. Sin embargo, la observación endoscópica directa en personas vivas no respalda
esta descripción. El músculo liso que rodea el orificio está mal desarrollado; por ello,
no es probable que la válvula ejerza una función esfinteriana que controle el paso del
contenido intestinal desde el íleon al ciego. No obstante, el orificio suele estar cerrado
por una contracción tónica, apareciendo como una papila ileal (válvula ileocecal) en
el lado cecal (fig. 5-53 B). Es probable que la papila ileal actúe como una válvula de
mariposa relativamente pasiva, impidiendo el reflujo desde el ciego al íleon cuando
tienen lugar las contracciones que propulsan el contenido hacia el colon ascendente y
hacia el colon transverso (Magee y Dalley, 1986).
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El apéndice vermiforme es un divertículo intestinal ciego, con una longitud de 6
cm a 10 cm, que contiene masas de tejido linfoide. Se origina en la cara
posteromedial del ciego inferior a la unión ileocecal. El apéndice vermiforme tiene un
corto mesenterio triangular, el mesoapéndice, que deriva de la cara posterior del
mesenterio de la porción terminal del íleon (fig. 5-52 A). El mesoapéndicese une al
ciego y a la porción proximal del apéndice vermiforme. La posición del apéndice
vermiforme es variable, aunque suele ser retrocecal (fig. 5-53 C). Las correlaciones
clínicas del apéndice se incluyen en el cuadro clínico de las páginas 483 y 484.
FIGURA 5-51. Inervación del intestino delgado. Las fibras nerviosas simpáticas presinápticas se originan
entre los segmentos T8 o T9 a T10 o T11 de la médula espinal y alcanzan el plexo celíaco a través de los
troncos simpáticos y de los nervios esplácnicos (abdominopélvicos) mayor y menor. Tras hacer sinapsis en los
ganglios celíaco y mesentérico superior, las fibras nerviosas postsinápticas acompañan a las arterias hasta el
intestino. Las fibras aferentes participan en los reflejos y el dolor. Los nervios parasimpáticos presinápticos
(vagos) se originan en la médula oblongada y alcanzan el intestino a través del tronco vagal posterior.
Establecen sinapsis con neuronas postsinápticas intrínsecas de la pared del intestino. AMS, arteria mesentérica
superior.
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La vascularización arterial del ciego proviene de la arteria ileocólica, rama
terminal de la AMS (figs. 5-54 y 5-55; tabla 5-9). El apéndice vermiforme está
irrigado por la arteria apendicular, una rama de la arteria ileocólica. El drenaje
venoso del ciego y el apéndice vermiforme fluye a través de una tributaria de la VMS,
la vena ileocólica (fig. 5-56 A).
El drenaje linfático del ciego y el apéndice vermiforme pasa hacia los nódulos
linfáticos del mesoapéndice y los nódulos linfáticos ileocólicos, situados a lo largo de
la arteria ileocólica (fig. 5-56 B).
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FIGURA 5-52. Íleon terminal e intestino grueso (incluido el apéndice vermiforme). A) El recto carece de
tenias, haustras y apéndices adiposos omentales, rasgos característicos del colon. B) Para examinar el colon se
ha administrado un enema de bario tras eliminar la materia fecal mediante un enema de limpieza. Los estudios
con contraste simple de bario muestran los pliegues semilunares que delimitan las haustras. C) Después del
estudio con contraste simple, el paciente evacua el bario y se distiende el colon con aire para efectuar un
estudio con doble contraste. La superficie luminal sigue cubierta por una fina capa de bario. A, colon
ascendente; C, ciego; D, colon descendente; G, colon sigmoideo; H, flexura hepática o cólica derecha; R,
recto; S, flexura esplénica o cólica izquierda; T, colon transverso; U, haustra. Las flechas indican los pliegues
semilunares. (B por cortesía del Dr. C.S. Ho, Professor of Medical Imaging, University of Toronto, Toronto,
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ON, Canada; C por cortesía del Dr. E.L. Lansdown, Professor of Medical Imaging, University of Toronto,
Toronto, ON, Canada.)
FIGURA 5-53. Íleon terminal, ciego y apéndice vermiforme. A) El ciego se llenó con aire y, una vez seco,
se abrió. Adviértanse la válvula ileocecal y el orificio ileal. El frenillo es un pliegue (más evidente en el
cadáver) que desde la válvula ileocecal recorre la pared en la unión entre el ciego y el colon ascendente. B)
Interior del ciego que muestra el aspecto endoscópico (vivo) de la válvula ileocecal. C) Incidencia aproximada
de distintas posiciones del apéndice vermiforme, basadas en el análisis de 10 000 casos. D a F) Vistas
colonoscópicas.
Los vasos linfáticos eferentes pasan hacia los nódulos linfáticos mesentéricos
superiores.
La inervación del ciego y el apéndice vermiforme proviene de nervios simpáticos
y parasimpáticos del plexo mesentérico superior (fig. 5-56 C). Las fibras nerviosas
simpáticas se originan en la porción torácica inferior de la médula espinal, y las
fibras nerviosas parasimpáticas provienen de los nervios vagos. Las fibras nerviosas
aferentes del apéndice vermiforme acompañan a los nervios simpáticos hacia el
segmento T10 de la médula espinal (v. también «Resumen de la inervación de las
vísceras abdominales»).
COLON
El colon consta de cuatro porciones —ascendente, transverso, descendente y
sigmoide— que se suceden y forman un arco (v. figs. 5-43 C y 5-52). El colon rodea
al intestino delgado, de modo que el colon ascendente se sitúa a la derecha del
intestino delgado, el colon transverso es superior y/o anterior a él, el colon
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descendente a su izquierda, y el colon sigmoideo en una posición inferior.
El colon ascendente es la segunda porción del intestino grueso. Discurre
superiormente por el lado derecho de la cavidad abdominal, desde el ciego hacia el
lóbulo derecho del hígado, donde gira hacia la izquierda formando la flexura cólica
derecha (flexura hepática). Esta flexura tiene una posición inferior a las costillas 9.ª
y 10.ª, y está cubierta por la parte inferior del hígado.
El colon ascendente es más estrecho que el ciego y es secundariamente
retroperitoneal, a lo largo del lado derecho de la pared posterior del abdomen. Suele
estar cubierto por peritoneo anteriormente y a los lados; sin embargo, en torno al 25
% de las personas tiene un corto mesenterio. El colon ascendente está separado de la
pared anterolateral del abdomen por el omento mayor. Entre la cara lateral del colon
ascendente y la pared abdominal adyacente se encuentra un surco vertical profundo
(el surco paracólico derecho) tapizado de peritoneo parietal (v. fig. 5-49 A).
FIGURA 5-54. Vascularización arterial del intestino.
La irrigación arterial del colon ascendente y de la flexura cólica derecha procede
de ramas de la AMS, la arteria ileocólica y la arteria cólica derecha (figs. 5-54 y 5-
55; tabla 5-9). Estas arterias se anastomosan entre sí y con la rama derecha de la
arteria cólica media, la primera de una serie de arcadas anastomóticas que se
continúa con las arterias cólica izquierda y sigmoidea para formar un conducto
arterial continuo, la arteria marginal (arteria yuxtacólica). Esta arteria discurre
paralela al colon durante toda su longitud, junto a su borde mesentérico.
El drenaje venoso del colon ascendente fluye por la vena ileocólica y la vena
cólica derecha, tributarias de la VMS (fig. 5-56 A). El drenaje linfático pasa primero
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hacia los nódulos linfáticos epicólicos y paracólicos, y luego hacia los nódulos
linfáticos cólicos derechos intermedios e ileocólicos, y de estos hacia los nódulos
mesentéricos superiores (fig. 5-56 B). La inervación del colon ascendente procede
del plexo mesentérico superior (fig. 5-56 C).
El colon transverso es la tercera porción, más grande y móvil, del intestino
grueso (v. fig. 5-52). Cruza el abdomen desde la flexura cólica derecha hasta la
flexura cólica izquierda, donde se dobla inferiormente para convertirse en el colon
descendente. La flexura cólica izquierda (flexura esplénica) en general es más
superior, más aguda y menos móvil que la flexura cólica derecha. Se sitúa anterior a
laporción inferior del riñón izquierdo y se une al diafragma a través del ligamento
frenocólico (v. fig. 5-26). El colon transverso y su mesenterio, el mesocolon
transverso, se curva hacia abajo, a menudo inferior al nivel de las crestas ilíacas (fig.
5-57 B), y se adhiere o fusiona a la pared posterior de la bolsa omental. La raíz del
mesocolon transverso (v. fig. 5-49 A) se sitúa a lo largo del borde inferior del
páncreas y se continúa con el peritoneo parietal posteriormente. Al poder moverse
libremente, el colon transverso tiene una posición variable; suele colgar hasta el nivel
del ombligo (nivel de la vértebra L3) (fig. 5-57 A). Sin embargo, en individuos altos
y delgados, el colon transverso puede extenderse hasta la pelvis (fig. 5-57 B).
La irrigación arterial del colon transverso procede principalmente de la arteria
cólica media (figs. 5-54 y 5-55; tabla 5-9), una rama de la AMS. Sin embargo,
también puede estar irrigado, en grado diverso, por las arterias cólicas derecha e
izquierda a través de anastomosis, componentes de la serie de arcadas anastomóticas
que colectivamente constituyen la arteria marginal (de Drummond, arteria
yuxtacólica).
El drenaje venoso del colon transverso se produce a través de la VMS (fig. 5-56
A). El drenaje linfático del colon transverso corre a cargo de los nódulos linfáticos
cólicos medios, que a su vez drenan en los nódulos linfáticos mesentéricos superiores
(fig. 5-56 B).
La inervación del colon transverso procede del plexo mesentérico superior a
través de los plexos periarteriales de las arterias cólicas derecha y media (fig. 5-56 C).
Estos nervios conducen fibras nerviosas simpáticas y parasimpáticas (vagales), y
fibras nerviosas aferentes viscerales (v. también «Resumen de la inervación de las
vísceras abdominales»).
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FIGURA 5-55. A) Arteriografía de la arteria mesentérica superior. Se ha inyectado un colorante radiopaco en
la circulación por medio de un catéter introducido en la arteria femoral que se ha hecho avanzar a través de las
arterias ilíacas y la aorta hasta la abertura de la arteria mesentérica superior. (Cortesía del Dr. E.L. Lansdown,
Professor of Medical Imaging, University of Toronto, Toronto, ON, Canada.) B) Arteriograma mesentérico
inferior. (Cortesía del Dr. K. Sniderman, University of Toronto, Ontario, Canada.)
El colon descendente ocupa una posición secundariamente retroperitoneal entre
la flexura cólica izquierda y la fosa ilíaca izquierda, donde se continúa con el colon
sigmoideo (v. fig. 5-52). Así, el peritoneo cubre el colon anterior y lateralmente, y lo
une a la pared posterior del abdomen. Aunque sea retroperitoneal, el colon
descendente, sobre todo en la fosa ilíaca, posee un mesenterio corto en un 33 % de los
individuos; sin embargo, normalmente no es lo bastante largo como para provocar
vólvulos (torsiones) del colon. A medida que desciende, el colon pasa anterior al
borde lateral del riñón izquierdo. Como en el caso del colon ascendente, en la cara
lateral del colon descendente se encuentra un surco paracólico, el izquierdo (v. fig. 5-
49 A).
El colon sigmoideo, caracterizado por su asa en forma en S, de longitud variable,
une el colon descendente con el recto (v. fig. 5-52). El colon sigmoideo se extiende
desde la fosa ilíaca hacia el tercer segmento vertebral sacro (S3), donde se une al
recto. La terminación de las tenias del colon, aproximadamente a 15 cm del ano,
indica la unión rectosigmoidea.
El colon sigmoideo tiene, en general, un mesenterio largo (el mesocolon
sigmoideo), y en consecuencia posee una considerable libertad de movimiento,
especialmente en su parte media (v. cuadro clínico «Vólvulo del colon sigmoideo»).
La raíz del mesocolon sigmoideo tiene una inserción en forma de V invertida, que se
extiende primero medial y superiormente a lo largo de los vasos ilíacos externos, y
luego medial e inferiormente desde la bifurcación de los vasos ilíacos comunes hacia
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la cara anterior del sacro. El uréter izquierdo y la división de la arteria ilíaca común
izquierda se sitúan retroperitonealmente, posteriores al vértice de la raíz del
mesocolon sigmoideo. Los apéndices omentales del colon sigmoideo son largos (v.
fig. 5-52 A); desaparecen cuando termina el mesenterio sigmoide. Las tenias del
colon también desaparecen a medida que el músculo longitudinal de la pared del
colon se ensancha hasta formar una capa completa en el recto.
La irrigación arterial del colon descendente y el colon sigmoideo procede de las
arterias sigmoideas y cólica izquierda, ramas de la arteria mesentérica inferior
(AMI) (v. fig. 5-54; tabla 5-9). De este modo, aproximadamente en la flexura cólica
izquierda, se produce la segunda transición importante en la irrigación sanguínea de
la porción abdominal del tubo digestivo: la AMS aporta sangre a la porción proximal
a la flexura (derivada del intestino medio embrionario), y la AMI irriga la porción
distal a este punto (derivada del intestino posterior embrionario). Durante la resección
quirúrgica del colon, es importante visualizar la anastomosis entre la AMS y la AMI
para garantizar la irrigación sanguínea continua. Las arterias sigmoideas descienden
oblicuamente hacia la izquierda, donde se dividen en ramas ascendentes y
descendentes. La rama superior de la arteria sigmoidea más superior se anastomosa
con la rama descendente de la arteria cólica izquierda, formando así parte de la
arteria marginal. El drenaje venoso del colon descendente y el colon sigmoideo se
realiza en la vena mesentérica inferior y desemboca habitualmente en la vena
esplénica, y luego en la vena porta hepática, de camino hacia el hígado (figs. 5-56 A
y 5-75 B).
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FIGURA 5-56. Venas, nódulos linfáticos y nervios del intestino grueso. A) El drenaje venoso a través de
las venas mesentéricas superior e inferior sigue el patrón de las arterias mesentéricas superior e inferior. B) La
linfa procedente del intestino grueso fluye secuencialmente hacia los nódulos epicólicos (sobre el intestino),
los nódulos paracólicos (a lo largo del borde del mesenterio), los nódulos cólicos intermedios (a lo largo de las
arterias cólicas) y hasta los nódulos mesentéricos superiores o inferiores y los troncos intestinales. C) La
inervación del colon tiene lugar a partir de plexos arteriales mixtos que se extienden desde los ganglios
mesentéricos superior e inferior a lo largo de las respectivas arterias. D)

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