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E°sH Süül 1355 -Slffl y&írouacj ¡Hfg Winnicott P A R A P R I N C I P I A N T E S Winnicott para Principiantes/8' © de los textos: Eduardo Smaliansky y Daniel Ripesi © de las ilustraciones: Eulogia Merle © Era Naciente SRL Director de la serie: Juan Garios Kreimer Corrección: Claudia Menéndez Diseño: Carlos Almar Para Principiante? es una colección de libros de Era Naciente SRL Fax:(5411)4775-5018 Buenos Aires, Argentina www.paraprincipiantes.com Ripesi, Daniel César Winnicott para principiantes / Daniel César Ripesi y Eduardo Smaliansky; Ilustrado por Eutogla Merle. - laed. lareimp. - Buenos Airea : Era Naciente, 2010. 176 p.: il.; 20x14 cm. - (Para principiantes / Juan Carlos Augusto Kreimer) ISBN 978-987-555-055-1 1. Psicología. I. Smaliansky, Eduardo II. Eutogia Merte, flus. III. Titulo CDD150 Queda hecho e! depósito que prevé la Ley 11.723. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida, almacenada o transmitida de manera alguna por ningún medio, ya sea electrónico, químico o de fotocopia, sin permiso previo escrito del editor. Esta edición de 2000 ejemplares se terminó de imprimir en la planta impresora de Sevagraf S.A., Buenos Aires, República Argentina, en setiembre de 2010. ¿Por qué Winnicott? Donald Woods Winnicott (1896-1971) es un prestigioso pediatra y psicoana- lista inglés que, a diferencia de sus colegas, toma en cuenta de manera muy especial la influencia ambiental que rodea a los bebés en los primeros me- ses de vida. Su formación inicial en pediatría le permite agregar a su mira- da de psicoanalista de niños una serie de variables no consideradas hasta ese momento en la relación madre-bebé. EL BEBÉ RECHAZA EL PECHO DE LA MADRE PORQUE IMAGINA QUE ESTE PECHO DESEA ATACARLO EN LUGAR DE AUMENTARLO... EVIDENTEMENTE, EL NIÑO ESTÁ PARANOICO Y TEME SER ENVENENADO... Si LA MADRE PUDIERA ESTAR A SOLAS CON EL BEBÉ, EN TRANQUILA INTIMIDAD CON SU HUO, QUIZÁS SE SENTIRÍA MÁS CONFIADA EN SÍ MISMA COMO PARA BUSCAR SU MODO MÁS PERSONAL DE CONECTARSE CON SU HUO. Para Winnicott, descubrir y enfatizar las condiciones que favorecen el des- pliegue sano de un individuo (por ejemplo, cómo lograr una buena expe- riencia de lactancia entre ia madre y su bebé) tiene tanta importancia como destacar aquellos factores que producen enfermedad o la detención del desarrollo. Para él, lo que se entiende como "enfermedad que se tiene que curar" es, a menudo, una detención del desarrollo que se resuelve aportan- do a la persona en cuestión las condiciones mínimas necesarias para un despliegue natural. El valor de la espontaneidad La principal contribución de Winnicott es ir más aflá de la mera explicación de las causas y del tratamiento de la enfermedad mental, para explorar tam- bién las posibilidades que cada individuo tiene -cualquiera sea el grado de salud mental que posea- de aportar algo personal a su propio desarrollo y de ofrecer una contribución original al medio cultural en el que vive. ESTE NIÑO SE ESTÁ RESISTIENDO A MI INTERVENCIÓN... INTENTO CURARLO DE SU SUFRIMIENTO, ESTÁ TAN ENFERMO QUE NO PUEDE HABLAR DE SÍ MISMO NI DE LO QUE LE PASA. NO QUIERO ESTE NIÑO PfcOTESE Su Hní*irDAD y DESEA SER RESPETADO EN SU FjtVÍ̂ CiDAD, DEBERÉ ESFORZARME POS CONF^NZA LO COMO PARA QUE A EXPRESAR LO O. INTIMIDAD Y QUIERA* PROPIO ALMO. PUEDA HABLARME, NO COMO DESDE SÍ UN AMBIENTE DE MENTE SÓLIDO IR ANIMÁNDOSE :RVA EN su su Liberar a una persona de la enfermedad no implica que ésta tenga deseos de seguir viviendo... A Winnicott le importa, esencialmente, que el indivi- duo OU6 sufre reniñara oeo ¡mmii»« —— '- J A:J- - ' ... , c a e n e , que e nv- duo que sufre recupere ese impulso que le da sentido a la vida y que se asocia estrechamente a una capacidad creativa que él mismo posee pero desconoce. Es necesario, en una psicoterapia, llevar a la persona que con- sulta a un estado de espontaneidad def que puedan surgir sus más ínti- mos impulsos. La psicoterapia, autocuración con otro Mientras que sus colegas psicoanalistas buscan diagnosticar, antes que na- da, el tipo y la gravedad de la enfermedad que padece un paciente para po- der "atacar" dicha dolencia, Winnicott prefiere evaluar cuan sana está esa persona como para impulsar, desde ese margen de salud que aún se con- serva, el desarrollo de la cura, Es decir que, si los otros psicoanalistas de su época intentan curar a sus pa- cientes, Winnicott los ayuda y acompaña en un proceso de autocuración a partir de sus propios recursos. Sin embargo, este proceso terapéutico no ocurre sin la presencia de un psicoanalista, que debe organizar, para el pa- ciente, una experiencia apropiada y controlada para esa autocuración. Aceptar la vulnerabilidad En la travesía terapéutica que propone Winnicott, los pacientes deben aban- donar sólidas defensas, construidas para evitar diversos sobresaltos emo- cionales que les resultarían insoportables, de modo que cada tratamiento supone para ellos el desafío inevitable de asumir cierto estado de fragilidad existencial. USTED NO ME ESCUCHA, NO ME ENTIENDE, ES DEMASIADO CONDESCENDIENTE CONMIGO. ES PREVISIBLE QUE EN UN TRATAMIENTO AUMENTE LA SENSIBILIDAD DE UN PACIENTE. ME PRESUNTO S>\O QUE NOS MOTIVA COMO TERAPEUTAS ES LA BONDAD O LA CRUELDAD... Winnicott advierte a sus colegas que, si una psicoterapia obtiene cierto éxi- to, el paciente se convertirá -inevitablemente- en una persona que sufre; la vida se le tornará algo más precaria, pero tendrá así la oportunidad de em- pezar a sentir que participa más comprometidamente de la vida. El adulto "en" el niño U experiencia inicial de Freud, el creador del psicoanálisis, se nutre exclu- sivamente de pacientes adultos. Esa experiencia conduce al descubrimien- to del "niño en el adulto", es decir, la supervivencia de la sexualidad infan- til en el hombre maduro. En sentido inverso, cuando Winnicott dirige su mi- rada clínica a los niños, descubre al "adulto que hay en el niño", es decir, la impronta del adulto que lo cría y te impone su propia personalidad a partir de los cuidados que le prodiga en los primeros años de vida. Mi ESPOSO NOS ABANDONÓ, ESTO DEBE SER TERRIBLE PARA TOMÁS. TU MAMÁ LLORA PORQUE ESTÁ MUY ANGUSTIADA PENSANDO QUE ESTÁS MUY ENFERMO Y SUFRES ENORMEMENTE DE SOLEDAD. YO CREO QUE ELLA MISMA NECESITA MÁS AYUDA QUE TÚ, PORQUE VEO QUE PUEDES PERMANECER JUSANDO TAN ENTRETENIDO A PESAR DE TODO... Junto con Melanie Klein y Anna Freud, Winnicott es uno de los primeros psi- coanalistas en aplicar el método psicoanalítico al tratamiento de niños con graves trastornos emocionales. A menudo su observación clínica determina que, en la consulta por un niño, está comprometido un conjunto de circuns- tancias que merecen todavía más atención que aquel niño que se trae co- mo víctima del conflicto. Explicar lo obvio Cuando Winnicott desea comunicar a sus colegas el resultado de sus ex- ploraciones clínicas y elaboraciones teóricas, pone especial esmero en que sus complejos desarrollos sean transmitidos de manera clara y sencilla, ya que uno de sus anhelos es que su teoría resulte comprensible aun para un público no especialista. A menudo comenta que los psicoanalistas tienen la obligación de explicar, también, lo que parece obvio. Así, pone su mayor em- peño en desmontar al discurso pstcoanalítico de toda jerga pseudocientífi- ca que únicamente busca reforzar vínculos de complicidad erudita entre los analistas, pero que no hace la menor referencia a las verdaderas dificulta- des que impone la tarea clínica. AUNQUE PAREZCA OBVIO, QUIERO DECIR QUE AFUERA EStÁN BOMBARDEANDO LA CIUDAD. SUPONGO QUE USTED SE ESTÁ REFIRIENDO A LA TRANSFERENCIA '"*• -JESATIVA QUE ABRE EL FENÓMENO RESISTENCÍAL ...SI, PERO TOMANDO EN CUENTA EL VALOR DE OBJETO DEL ANALISTA. Las cualidades más definidas de Winnicott son su extraordinaria empatia con los niños, la aguda consideración del rol que cumple el medio ambien- te en el desarrollo de un niño para dar fundamento a su salud, su compren- sión de las realidades psicosomáticasbasada en su práctica de la pediatría, el don de comunicar ideas complejas y originales en límpida prosa y sus vastos y profundos intereses culturales. ¿Winnicott, psicoanalista de niños? Si bien se identifica a Winnicott con la clínica de niños y sus observaciones y desarrollos teóricos apuntan a ese campo, el efecto de esos desarrollos im- pacta profundamente en la clínica con pacientes adultos que él lleva ade- lante en la misma proporción. Paralelamente, Winnicott reconoce que el tra- tamiento de los adultos enseña más sobre la psicología infantil que la propia psicoterapia con los niños pequeños. La otra pauta de salud a tomar en cuenta es el desarrollo de cierta capacidad de jugar, para enriquecer la experiencia infantil y la vida adulta. ES TAN IMPORTANTE PARA UNA PERSONA EL NO SER ENCONTRADO, COMO ATERRADOR EL ADVERTIR QUE NO SE ESTÁ SIENDO BUSCADO. En cierto sentido las categorías "niño"-"adulto" pierden sustancia en la teoría psicoanalítica. Winnicott se resiste a hacer del criterio de "inmadu- rez" el eje que divida aguas entre unos y otros. Siempre se debe alcanzar un grado aceptable de madurez en cada etapa del desarrollo de un indivi- duo. Más allá de obvias diferencias (dominio del lenguaje, estado de de- pendencia e indefensión, etc.), lo importante es el modo en que se tramita -se trate de niños o adultos- el estado de inevitable dependencia respecto de otros seres humanos, que se registra en cualquier etapa de la vida. El tratamiento, el riesgo de una nueva oportunidad Para Winnicott, cada tratamiento ofrece a muchos de los pacientes que lo consultan por una psicoterapia la inusual oportunidad de establecer, por pri- mera vez en sus vidas, un contacto con otro ser humano; de atenuar algo la soledad insoportable que los aisla y protege de todo sufrimiento; de cons- truir un diálogo posible con el mundo y permitir -así- que las resonancias de ese diálogo reflejen algo de sus propios temores y deseos. HlCE UN TRATAMIENTO ANALISTA REQUERÍA QUE ASÍ QUE ME DEDIQUÉ A SATISFECHC^CONMISO; AHO' USTED B E R Sí PUE, ANTES YO ESE Pero, para abrirse al riesgo de ese autodescubrimiento, en una experiencia compartida con el terapeuta, estos pacientes necesitan que dicha expe- riencia quede confinada a los límites estrictos que ofrece un determinado lugar y tiempo, y sobre todo, desarrollar una cierta confianza en el profe- sional que dirige la cura, al igual que los niños que, cuando juegan, esta- blecen un control -en un área limitada- de sus tendencias personales más temidas, pero también más necesarias y genuinas para construir una vida más plena. 10 Territorios de intimidad y riqueza psíquica El nombre de Winnicott -Dónala- significa en celta "poderoso", y su apelli- do deriva del vocablo antiguo en inglés Winn, que significa "amigo" y Cott, que alude a hogar (o cabana). D. W. Winnicott nace a finales del siglo xix en Plymouth, una localidad algo ale- jada de Londres, situada en medio de una campiña de naturaleza muy dife- rente de la geografía y de las costumbres de la capital. Ese entorno aldeano favorece, en su infancia y juventud, una actitud de libertad, inquieta y explora- toria de su entorno. EL MUNDQ SE HACE INTERESANTE SI CRECE A PARTIR DE LA CALLE EN QUE ESTÁ NUESTRA CASA O DEL PATIO DE ATRÁS... CONTIGO IRÍA HASTA EL FIN DEL MUNDO, La madurez de una persona, para Winnicott, depende de su capacidad para lanzarse sin temores a la conquista de territorios cada vez más vastos de su entorno geográfico y humano. Tendiendo un puente, las experiencias per- sonales llevan a un ser humano desde la simplicidad de unas pocas refe- rencias cercanas en la infancia (familia, amigos, etc.) hasta la complejidad -en amplitud y profundidad- de espacios y circunstancias (sostener un tra- bajo, casarse, criar los propios hijos, etc.). 11 Confianza necesaria Es preciso que el primer habitat de un ser humano posea una estabilidad suficiente como para permitir una confianza que se hace necesaria para lanzarse a toda exploración ulterior. Únicamente se puede partir de zonas que se han hecho familiares e íntimas. En esas zonas cada uno se recono- ce a sí mismo con la mayor seguridad y, por otra parte, es reconocido por otros que -a su vez- son reconocibles y familiares. L HOGAR £5 NUESTRO PUNTO DE PARTIDA. CUANDO (3RACAS, EUIOT, POR SU APORTE A Mi TEORÍA Sólo si esa confianza inicial se construye en los primeros años de vida, el individuo puede aventurarse en espacios cada vez más extraños y comple- jos en donde -al perderse las referencias más seguras de la propia identi- dad- logra hacer frente a nuevos desafíos y se facilita el descubrimiento de diversas facetas y capacidades de sí mismo. 12 Lugares seguros, lugares de encierro El temor inhibe las búsquedas y, sin nuevas experiencias en el mundo, se empobrece el propio conocimiento de uno mismo. En rigor, no hay autoco- nocimiento real sin pasar por la exploración de lo ajeno, y -en un recorrido inverso- no hay apropiación de lo más insospechado de uno mismo si no es por lo que refleja un entorno que se ha hecho familiar y confiable. La inma- durez detiene el crecimiento de una persona por su necesidad de perma- necer agazapada en lugares seguros, bien conocidos y protegidos. Para Winnicott, cada nueva experiencia de búsqueda y exploración es un desprendimiento de lo más seguro y conocido para una persona. Para abrir- se a sorpresas que enriquecen la estructura psíquica de un ser humano, hay que abandonar ciertos hábitos que atan a lo indubitable y consabido. Este enriquecimiento personal es consecuencia de la experiencia misma de la acción de explorar y no tanto de lo "encontrado" en dicha búsqueda. 13 El ambiente del niño Winnicott Winnicott crece rodeado de un típico paisaje provinciano, en el seno de una familia acomodada. Es el menor de los hijos, con dos hermanas cuatro y cinco años mayores que él. El ambiente hogareño es bullicioso y alegre. Su casa de infancia está llena de vida y actividad, es amplia, con un gran jar- dín y numerosos árboles frutales. YA TENEMOS ESTANQUE EN CASA. Ningún inconveniente doméstico, por grave que sea, llega a convertirse en drama o catástrofe en la casa de los Winnicott. Esa actitud, que podría to- marse como un simple "ver siempre el lado bueno de las cosas", trans- puesta más tarde a los desarrollos teóricos de Winnicott, supone la percep- ción del carácter potencial de los hechos: se abre un espacio de juego en la "catástrofe", si el charco de una gotera es también un estanque; esto per- mite manejar mejor la situación y solucionaría creativamente. 14 Semipresencias: su padre Su padre, Frederíck Winnicott, llega a ser dos veces alcalde y "Ciudadano de Honor" de Plymouth. Es un hombre culto, comunicativo y, como casi toda la familia, muy aficionado a la música. Sin embargo, Winnicott lamentará con tristeza que su padre, absorbido por su trabajo, lo dejara con demasiada fre- cuencia a cargo de las numerosas mujeres de la casa (madre, hermanas mayores y niñera). TORO SENTADO CAMBIAR DE OPINIÓN, QUERER COMER HOMBRE BLANCO. TORO SENTADO, TÚ ME DIJISTE QUE ME IBAS A LIBERAR SI MIS SOLDADOS NO ATACABAN TU PUEBLO. Para Winnicott, el aspecto más positivo de la presencia de un padre no se concreta solamente por lo que éste pueda dar a su hijo de buena voluntad y de un modo consciente, sino, de un modo más importante, por lo que el propio hijo "logra arrancarte" a partir de sus propias necesidades. La cuali- dad de un padre, para sostener un buen desarrollo emocional del hijo, es es- tar a mano para "dejarse arrancar" lo que su hijo necesita de él (y que el padre no está demasiado seguro de poder dar). En este sentido, un padre es lo que cada hijo logra forzar desde su propia necesidad, y para esto, de na- da sirven los "manuales de la buena crianza de los hijos". 15 Amor-odio al padre La relación con su padre es de marcada ambivalencia, admiración y des- aliento. Siendo niño, Winnicott destroza con un palo de croquet la cara de una muñeca de cera que pertenecea una de sus hermanas. Su furia se de- be a que con esta muñeca su padre suele hacerle bromas. TIENE NOVIA! ¡DÓNALO TIENE NOVIA! B= ARRESLA. SE ARRESLA. Para alivio de Winnicott, su propio padre repara, con la ayuda del calor de unos fósforos, el daño ocasionado: aquella violencia asestada a la muñeca, evidentemente, está dedicada a él. Ese acto violento, más la respuesta re- paratoria de su padre, seguramente llevan a Winnicott, más adelante, a des- tacar lo valioso de la actitud parental, que, frente a las provocaciones de un hijo, aunque actúe con necesaria firmeza, no reacciona vengativamente. La presencia de un padre frente a su hijo, es decir, el modo en que interviene para transmitirle una pauta de conducta que él considera apropiada, debe surgir desde lo que impulsa su propia iniciativa, y no como mera reacción frente a las provocaciones del hijo. 16 La madre, su dolor La madre de Winnicott es una mujer emprendedora y vital, aunque sufre de fases depresivas que anulan, por determinados períodos, la habitual joviali- dad del movimiento familiar. Esos periódicos derrumbes anímicos marcan profundamente la personalidad de Winnicott y estimulan algunos de sus posteriores desarrollos teóricos relacionados con madres que inoculan en sus hijos sus propios sufrimientos y pesares. Compara a estas mujeres con personas hipocondríacas que, en vez de su- frir el dolor de un "órgano interno" -contenido en sus propios cuerpos-, to- man a sus hijos como si fueran un órgano sufriente de ellas. Ponen en sus hijos las propias frustraciones y los comprometen en la tarea de tener que superar una tristeza y una depresión que no les pertenece a ellos mismos. 17 Trabajar para las madres Es habitual que, en los momentos de tristeza, Winnicott niño se refugie sobre las ramas de un árbol del jardín de su casa (como sucede cuando, á los trece años, se entera de que debe irse a estudiar a la Escuela de Leyes de Cambridge). Ese mismo árbol, asociado a momentos de dolorosas separaciones, queda evo- cado en un poema que Winnicott escribe recor- dando a su madre. Mi MADRE LLORA, L APRENDÍ A A DETENER A REM A CURAR SU Los efectos negativos que ejercen en los niños las madres desvitalizadas y que por momentos pierden el deseo de vivir llevan a Winnicott a pensar có- mo un niño puede quedar atrapado en la tarea de mejorar el estado de ánimo de una madre deprimida, sin poder ocuparse de sus propios intere- ses. Así, por ejemplo, el niño se muestra jovial y chistoso sólo para mante- ner entretenido a este tipo de madre, sin poder generarse para sí mismo un estado de seriedad y concentración necesario para la consideración de sus propios asuntos y juegos. 18 Una decisión oportuna Por efecto, quizás, del sentimiento de soledad que le imponen un padre de- masiado absorto en sus propias ocupaciones y los frecuentes retraimientos depresivos de su madre, Winnicott empieza a dar muestras de un estado de ánimo inestable. Hacia los trece años, el agradable ambiente familiar que rodea su infancia comienza a mostrar, para él, penosos cambios. Se torna irritable con su familia y empieza a desarrollar, en su propio hogar, un com- portamiento de carácter antisocial. ¡¡¡OTRA VEZ ESTA COMIDA DE PORQUERÍA, YA ESTOY PODRIDO DE COMER SIEMPRE PESCADO!!! IRÁS A CAMBRIDGE A COMPLETAR TUS ESTUDIOS SECUNDARIOS... AMISTADES QUE DE LAS FRECUENTAS. Su padre reacciona y, con el fin de apartarlo de supuestas malas influen- cias, decide enviarlo a la Escuela de Leyes en Cambridge. Se trata de un ins- tituto bastante alejado de su hogar, donde debe permanecer internado de lunes a viernes, (¿da vez que Winnicott recuerda aquel "golpe de timón" que el padre impone a su vida, lo hace con un profundo agradecimiento. Re- almente piensa que fue una decisión correcta, en el momento oportuno. 19 Un mundo de hombres La Escuela de Leyes es exclusivamente para varones. Ese traslado a Cam- bridge impone a Wlnnicotí una dolorosa separación de su madre y de un ambiente familiar dominado por numerosas presencias femeninas que lo miman. Winnícott se aficiona a los deportes e incluso una de sus metas es participar de los juegos olímpicos internacionales de Berlín en 1916, en la disciplina de equitación. Estaba seleccionado por su destreza, pero, lamen- tablemente, una lesión en la cadera le frustra el proyecto. EL QUE LO HACE MEJOR SE SANA EL POSTRE DE LOS DEMÁS EN LA CENA DE ESTA NOCHE. DALE! En este pasaje por la Escuela de Leyes, Winnicott se ve comprometido en diversas experiencias de competencia y camaradería que impone un mun- do de varones. Esta separación de una casa llena de "madres" y los efec- tos de la pérdida de las referencias más familiares en la vida de un ser hu- mano nutren más tarde sus desarrollos sobre las consecuencias derivadas de la evacuación de sus hogares de niños durante la Segunda Guerra Mun- dial. Para 1914 concluye su paso por aquella institución y finaliza sus estu- dios con la especializaron en ciencias. 20- La universidad, la guerra Cuando termina sus estudios secundarios, decide quedarse en Cambridge para ingresar en la Universidad y cursar allí los estudios como alumno de Medicina. Durante su primer año, estalla la Primera Guerra Mundial. Por su condición de estudiante de esa carrera, pasa a ser ayudante enfermero en Cambridge. Esta situación lo exceptúa de tener que estar en el frente de ba- talla. Pero, lejos de encontrar en ello un beneficio, se llena de dolor. Winni- cott repite el poema que dedicó a su madre... APRENDÍ A HACERLA SONREÍR, A DETENES SLiS LÁGRIMAS, A REMOVER SU CULPA, A CURAR SU MUERTE INTERIOR. Lo consterna recibir la noticia de que algunos de sus amigos mueren en las zonas de conflicto. Un profundo sufrimiento le hace pensar que, en su vida, también debe responder por esas pérdidas. Motivado por ese conflicto per- sonal, hace todo lo posible para ser aceptado en la Marina y logra ingresar como cirujano ayudante. Es enviado finalmente al frente de batalla en un destructor y desarrolla una intensa labor hasta el fin de la guerra. 21 El primer encuentro con el psicoanálisis Cuando finaliza la guerra, Wi'nnicott completa sus estudios de Medicina en el Hospital St. Bartholomew y se forma como pediatra en el Hospital de ni- ños de Paddington Green. Llega a presidir la Sección de Pediatría de la So- ciedad Real de Medicina. En sus primeros años de formación en el hospital, Winnicott se ve muy impactado e influido por las enseñanzas de un jefe de Sala, el Dr, Morder, quien destaca la importancia de la relación entre el pa- ciente y el médico. ES MUY SIGNIFICATIVA LA O ==RENTE EVOLUCIÓN QUE TIENEN DOS PACIENTES CGN LA MISMA ENFERMEDAD Y TRATAMIENTO, SEGÚN LA ATENCIÓN QUE LE OFREZCAN SUS PADRES Y EL MÉDICO DURANTE SU INTERNACIÓN. Es posible que sea este docente quien despierta en el joven Winnicott un in- terés por la lectura de diversas teorías psicológicas que explican el lazo afectivo que se establece entre el médico y sus pacientes. Se supone que es el Dr. Morder también quien lo aproxima al campo del psicoanálisis. Así, mientras cursa su carrera médica tiene la oportunidad de encontrarse con un escrito de Sígmund Freud que le provoca especial curiosidad: La inter- pretación de los sueños. 22 ¿Médico rural o psicoanalista? Winnicott pasa largas horas en la librería médica de un hombre llamado Le- wis quien lo orienta en diversas lecturas de tipo humanístico. Entre ellas le propone textos del filósofo Henri Bergson, quien parece influenciarlo con su concepto del Elan Vital (si se toma en cuenta la noción winnicottiana de "continuidad existencial"). Paralelamente, la lectura de los trabajos freudia- nos y del psicoanalista inglés Pfister empieza a imponerle un nuevo hori- zonte profesional a su inicial deseo de ser médico rural. En 1923, Winnicott inicia su actividad profesional como pediatra asumiendo la responsabilidad de dos cargos en distintas instituciones, el Queen's Hospital for Children y el Hackney. Ese mismo año se casa con su primera mujer, Alice Taylor, cuyafragilidad psíquica recuerda la de la propia madre de Winnicott. Este entrecruzamiento de nuevos y exigentes compromisos existenciales, más su interés intelectual por el psicoanálisis, lo decide a iniciar una psicoterapia con James Strachey, miembro prestigioso del primer grupo de psicoanalistas residentes en Londres, traductor oficial al inglés de la obra de Freud. 23 El contacto con el sufrimiento de los niños En sus primeros años como médico pediatra, Winnicott hace contribuciones al estudio psicológico de trastornos orgánicos como el reumatismo infantil y las posteriores enfermedades cardíacas reumáticas, además de la corea, en- fermedades muy comunes en aquella época. Luego ingresa en el Padding- ton Green Hospital y trabaja allí duran- te 40 años. En ese contexto se le presenta la oportunidad de ver una gran cantidad de niños en consulta. Es- te sitio se convierte en un centro de nutrida expe- riencia clínica. SERÍA UNA BUENA IPEA COMPRAR L'NA MASCOTA PARA ESTE NIÑO; ÉL SÓLO ESTÁ APENADO PORQUE PIENSA QUE, CON EL NACIMIENTO DE SU HERMANITQ, BASARÁ A UN SEGUNDO PLANO, No VAMOS A RECETARLE NINSÚN MEDICAMENTO NI A INDICAR TRATAMIENTO ALGUNO POR ESTA CONSTIPACIÓN. SIMPLEMENTE CONTESTEN SIN TEMOR A TODAS LAS PREGUNTAS QUE EL NIÑO LES HAGA CON RESPECTO A DE DÓNDE VIENEN LOS BEBÉS Y COSAS RELACIONADAS CON EL TEMA. ' ••— —-*~™a*a«>B3B!aaeaaaBiB DOCTOR, ESTAMOS PREOCUPADOS PORQUE OMMY ÍCTICAMENTE NO COME, D - JARD,N DE INFANTES, EMpKÓ A' PULGAR Y ESTÁ MUY CONSTIPADO. i Winnícott plantea que toda alteración de la salud no tiene por qué ser consi- derada necesariamente un síntoma de enfermedad, sino la búsqueda de un equilibrio por el impacto de conflictos y tensiones emocionales. Un niño al que, por ejemplo, le "ha nacido" un hermanito puede pasar por un largo período de inapetencia, perder peso de un modo Inquietante, estar constipado, ponerse enurético o prolongar una convalecencia bastante más allá de lo normal. n A La enfermedad psíquica Winnicott piensa que ningún estudio de la enfermedad física del niño pue- de considerarse completo si no se presta atención, al mismo tiempo, a la fantasía que el propio niño se hace de los síntomas que sufre. En esa apro- piación del sufrimiento que el niño realiza mediante su imaginación, le otor- ga un sentido a su malestar, un origen posible o un cierto desenlace. El chico, con su imaginación, ofrece un simbolismo que "hace hablar" a los síntomas revelando la historia secreta que lo atrapa en determinados sufrimientos. Hay, incluso, niños con malestares muy agudos, pero muy difusos en cuan- to a su localización concreta en el cuerpo. MIRE, DOCTOR, MI HIJO SE QUEJA DE FRECUENTES DOLORES DE PANZA. 24 Es como si esos niños no hubieran "decidido" exactamente dónde ubicar su dolor. Esos dolores encuentran su verdadero sentido si el médico es capaz de captar la imaginación que el niño tiene de ellos. Según van pasando los años, Winnicott se ocupa cada vez menos de la clínica pediátrica y más de los aspectos psicológicos de fa enfermedad de los niños. Sin embargo, nun- ca pierde su vocación por la pediatría, llamándose a sí mismo "un psicoa- nalista aferrado a la pediatría". 25 La imaginación de los niños Winnicott advierte que muchísimas de las dolencias físicas por las cuales al- gunos niños son llevados al pediatra tienen un claro -y exclusivo- origen psicológico. Su sensibilidad clínica lo impulsa a prestar atención al tipo de vinculo afectivo que une a esos niños con su familia y entorno inmediato, y a la relación que ese vínculo tiene con el sufrimiento del que ellos se quejan. También observa que es muy importante la fantasía que los propios padres se hacen de la salud o enfermedad de sus hijos. Lo que un padre algunas veces considera signo de enfermedad en un hijo, puede resultar únicamen- te del contraste que se da entre el estilo personal en que los hijos se des- arrollan emocionalmente y las ideaciones que el padre o la madre tienen de cómo debería ser y comportarse ese hijo en especial, en tanto varón o niña. En tales casos esta frustración de los ideales y las fantasías párenteles pro- duce un rechazo en los padres, que es lo que despierta, en el desarrollo del hijo, síntomas de enfermedad. 26 La Sociedad Británica de Psicoanálisis Durante cerca de diez años, seis veces por semana, Winnicott asiste a su tratamiento psicoanalítico con J. Strachey. Este analista, de quien Winnicott comenta: "No era un gran hombre pero será siempre mi ejemplo favorito de psicoanalista", lo acompaña en circunstancias vitales de enorme importan- cia: los primeros años de su espinoso matrimonio con Alice -de quien se se- para en 1949-, sus primeros y difíciles pasos como pediatra, la penosa muerte de su madre en 1927, después de 17 días de enorme sufrimiento. L-A5 PÉRDIDAS Y LAS SEPARACIONES QUE SUFRÍ A LO LARGO DE MI VIDA REPRESENTARON NO SÓLO UN ENORME DOLOR, SINO TAMBIÉN LA MANERA DE APROPIARME DE MIS RECUERDOS Y DE MI HISTORIA. Es este primer contacto con la experiencia analítica, y el estí- mulo que en ese mismo contexto recibe de Strachey orien- tándolo al estudio psicoanalítico de los niños, lo que impulsa a Winnicott a iniciar su formación como analista. En 1927 se inscribe en el Instituto Psicoanalítico de Londres. En 1934 se certifica como analista de adultos y, recién un año más tarde, como analista de niños. 27 Encuentro con Melanie Klein Strachey observa la profunda sensibilidad de Winnicott para conectarse con el sufrimiento de los niños, el modo en que él interpreta sus problemas emo- cionales, y le sugiere que estudie con Melanie Klein, una analista que empie- za a trabajar en un campo inexplorado hasta entonces por el psicoanálisis, las psicoterapias de niños perturbados emocionalmente. Klein (1882-1960), for- mada en Hungría y Alemania, es pionera en el campo infantil, alentada por im- portantes psicoanalistas de aquella época como Sandor Ferenczi y Kart Abra- ham. Es Ernest Jones quien la invita a radicarse en Londres, después de que ella da allí una conferencia de gran impacto en 1925. f ME HA RESULTADO SORPRENDENTE COMPRENDER EL PSIQUISMO INFANTIL A PARTIR DÉ LAS IDEAS DE KLEIN; ALLÍ DONDE DESDE LA CULTURA SE VELA AL NIÑO COMO UN SER SIMPLE Y PRIMITIVO, PUEDO ENTENDER CÓMO, AUN DESDS LOS COMIENZOS, EXISTEN INTENSÍSIMAS TENDENCIAS QUE PUcSNAN POR EXPRESARSE Y PREVALECER. Winnicott toma contacto por primera vez con Melanie Klein a través de un articulo suyo que Alix Strachey (esposa de su analista) Scet^a len- gua inglesa: «Sobre el psicoanálisis infantil». Este trabajo le UanTooriem. sámente la atención por la originalidad de las ideas que Ztea decida conocerla personalmente para solicitarte que fuf en los casos de niños en los que él empezaba a trabajar. 28 Winnicott analiza al hijo de Klein En 1927, poco tiempo después de la muerte de su madre, Winnicott toma al fin contacto personal con Melanie Klein. Se trata de una mujer de carácter muy fuerte y dominante, y de enorme influencia entre los analistas de la Sociedad Británica de Psicoanálisis. Lo que verdaderamente desea Winni- cott es comenzar un nuevo análisis con Klein. En ese momento, Winnicott pasa un período de conflicto personal a raíz de agudas crisis emocionales de su esposa. Sin embargo, Melanie Klein se nie- ga a tomarlo como paciente, ya que prefiere que él atienda a su hijo Eric. Winnicott se transforma en el terapeu- ta del hijo de Klein y comienza su propio trata- miento psicoanalítico con una discípula dilecta de Mela- nie Klein -que ella misma le sugiere-: Joan Riviére. El carácter enérgico e intrusivo de Klein hace que ella quiera supervisar el análisis de su hijo, pero Winnicott no accede y establece un adecuado límite a la personalidad avasallante de su maestra. Para entonces las peleas internas en la comu- nidad psicoanaiftica británica -por distintos modos de entender la teoría- son incesantes. 29 ¿Es posible el análisis de niños? Las agudas polémicas en el seno de la Sociedad Británica de Psicoanálisis tienen su momento desencadenanteen torno a la discusión sobre la con- veniencia -o no- de tratar niños con el psicoanálisis. Estas discusiones pronto se radicalizan dividiendo a los analistas en dos grupos, uno liderado por Melania Klein y otro por Arma Freud, hija del fundador del psicoanálisis y contraría a las ideas de Melanie. NO PUEDEN INTERPRETARLES A LOS NIÑOS SUS DESEOS INCONSCIENTES, SE HARÁN INDOMABLES. ELLOS MJSMOS, AÚN INMADUROS, NO PODRÁN DOMINAR sus PROPIAS TENDENCIAS AGRESIVAS.,. AL CONTRARIO, LOS NIÑOS, CONSCIENTES DE SUS TENDENCIAS, PODRÁN CONTROLARLAS MEJOR Y DARLES UN CAUCE ÚTIL RARA SUS VIDAS. ADEMÁS, LOS NIÑOS SUELEN SOMETERSE A UNA SEVERIDAD MORAL MÁS DRÁSTICA Y RÍGIDA O.UE LOS ADULTOS... DEJEMOS A LOS NIÑOS INMADUROS EN LAS MANOS DE sus PADRES, SÓLO REFORCEMOS -SI TENEMOS QUE INTERVENIR EN ALGÚN CASO COMO ANALISTAS- SU AUTORIDAD CON INTERVENCIONES QUE REFUERCEN SU EDUCACIÓN. EL PSICOANÁLISIS NO ESTÁ HECHO RARA DAR EDUCACIÓN, SINO PARA LIBERAR AL INCONSCIENTE DE LAS FANTASÍAS QUE DETIENEN EL DESARROLLO DE UN INDIVIDUO... LOS NIÑOS NO PUEDEN EXPRESARSE ADECUADAMENTE ANTE EL ANALISTA, NO HAY POSIBILIDAD DE QUE COMUNIQUEN SUS CONFLICTOS Y FANTASÍAS. PERO LOS NIÑOS JUEGAN, Y ESE ES UN VEHÍCULO DE COMUNICACIÓN TAN CLARO Y COMPLEJO COMO EL LSNSUAJE DS LOS ADULTOS. Hasta la iniciativa de Melanie Klein, sólo se había tratado con psicoanálisis a pacientes adultos. Sus novedosas ideas revolucionan el campo de la psi- cología infantil y su estilo frontal y enérgico escandaliza al establishment psicoanalftico, que pronto la enfrenta duramente. 30 Sobre la "inmadurez" de los niños El eje esencial de la polémica (de ella derivan otros ejes de carácter teóri- co-clínicos) entre Anna Freud y Melanie Klein pasa por el grado de "madu- rez" o "inmadurez" que cada una les atribuye a los niños. Para la pri- mera, el niño menor de cinco o seis años no ha absorbido las normativas culturales que regulan adecuadamente su comportamiento y es la presencia constante de los padres (o distin- tas autoridades) lo que asegura el cumplimien- to de las diversas exi- gencias culturales que deben observar (control de tendencias pulsionales, respeto, obediencia, etc.). ¿QUÉ ES EL NIÑO: UNA ESPECIE DE ANII-IAUTO QUE AÚN NO HA MADURADO Y QUE NECESITA SEP DOMESTICADO, O UNA ESPECIE DE ADULTO EN MINIATURA QUE SE ENFRENTA EN SU INTERIOR CON FANTASÍAS DEMONÍACAS QUE NO SABE COMO CONTROLAR? Melanie Klein considera que los niños, incluso los muy pequeños, poseen -por no decir "padecen"- una estructura de condicionamientos morales -para regular su conducta- severísima. Desde este punto de vista, los ni- ños son tan complejos psíquicamente como los adultos. El complejo de Edi- po, que es la estructura que para Freud define y ordena la inclusión en la cultura de un ser humano, se consolida en el aparato psíquico -según su punto de vista- aproximadamente a los cinco años. Klein afirma -en cam- bio- que el complejo de Edipo ya "viene dado desde el mismo nacimiento" (la experiencia de amamantamiento ya tiene -para ella- todos los ingre- dientes del conflicto edtpico: incesto, culpa, angustia, separación, etc.). 31 La influencia de lo ambiental Anna Freud piensa que con los niños no es necesario -y, más aún, no es conveniente- asumir como analistas una posición sostenida en la neutrali- dad y en la abstinencia. Los niños son para ella demasiado niños-por así decir-, de modo que no hay neutralidad. Por el contrario, hay que reforzar la autoridad parental y ejercer cierta "influencia educativa" sobre el niño en lugar de interpretar sus deseos inconscientes. ESTOY DE ACUERDO CON LA IMPORTANCIA QUE ANNA FREUD LE DA A LA ATENCIÓN QUE LOS PADRES LE BRINDAN AL NIÑO; RENSO QUE ES FUNDAMENTAL PARA COMPRENDER EL DESARROLLO DEL PSIQUiSMO INFANTIL. No hay abstinencia, porque -lejos de ello- es necesario seducir al niño para convocar una transferencia de carácter exclusivamente positiva que actúe como soporte de una alianza terapéutica en el trabajo clínico. Esto permite el trabajo analítico con los niños, al fomentar -de ese modo- un vínculo de carácter amistoso con ellos. 32 El "Superyo" infantil Para Anna Freud, el argumento para dejar de lado abstinencia y neutralidad con los niños es la extrema inmadurez del Superyo infantil. Éste sena incapaz de controlar la convulsiva vida pulsional que se abriría con el juego analítico clásico. Las interpretaciones del analista debilitarían las ya frágiles represio- nes del niño. En lugar de abstinencia y neutralidad, Anna Freud propone como un objeto amable y severo al mismo tiempo; en tanto amable, seduce, busca una complicidad; en tanto severo, refuerza la autoridad parental. Se evita así la interpretación y se enfatíza una cierta acción pedagógica. DEJEMOS AU NIÑO SOLO, ASÍ NO LO INTERRUMPIMOS Y PUEDE ELESIR LIBREMENTE A LO QUE QUIERE JUGAR. Melanie Klein -por su parte- responde que, tomando en cuenta la eviden- cia clínica que le imponen sus pequeños pacientes, lejos de la debilidad su- peryoica de la que habla Anna Freud en los niños, ella no ha visto Superyo más salvaje, sádico y tiránico que en éstos y que ei trabajo con los niños es justamente atenuar la economía tiránica de ese Superyo, para que haya en ellos un mayor despliegue pulsional que pueda impulsarlos así a un vigoro- so desarrollo emocional. 33 La interpretación de la vida pulsionaf Desde el punto de vista kleiniano, la cultura no se nutre tanto de los niños dóciles como de los más provocativos y audaces -que la sociedad los tole- re o no, es otra cosa-. Para Melanie Klein, en el psicoanálisis de niños, en- tonces, al igual que en el tratamiento de adultos, el analista debe mantener la más rígida abstinencia y neutralidad: nada de emparentar la función del analista con una tarea educativa -como lo proponía Anna Freud-, y nada de seducción, ofreciéndose al pequeño paciente como un objeto (exclusiva- mente) amoroso. LA INTERPRETACIÓN ME PARECE CORRECTA, PERO CREO QUE SERLA MEJOR NO FORMULARLA PARA PERMITIR EL DESARROLLO DE ESE JUESO. Melanie Klein apuesta ciegamente al fantasma inconsciente; por tanto, lo interpreta sistemáticamente en los tratamientos: ninguna incidencia nor- mativa de la realidad podría ejercer la menor educación en el campo pul- sional (los padres tienen la severidad que la fantasía inconsciente del niño les atribuye y no la que realmente tienen). Anna Freud apuesta, en cambio, a cierto refuerzo normativo de la vida pulsional desde la realidad, como si la represión dependiera de un factor "exterior" a la propia subjetividad. 34 "Lo externo, lo interno y lo potencial" Enfrentado a esta polémica -que opone una posición teórica que otorga en los primeros meses de vida un peso determinante a la realidad concreta del entorno para la maduración de un individuo y otra posición que diluye todo peso a la realidad "en cuanto tal" en beneficio de lo que la propia subjetivi- dad del niño construye desde sus fantasmas-, Winnicott desarrolla una teo- ría que lo diferencia radicalmente tanto de Anna Freud como de Melanie Klein. PARA PENSAR QUÉ ES UN BEBÉ, ES NECESARIO TENER EN CUENTA A LA REALIDAD EXTERNA, SUS PADRES Y LA REALIDAD INTERNA, SU MUNDO PULSIONAL. EL PSK3USMO INFANTIL SE DESARROLLA EN UNA ZOMA A LA QUE DENOMINAREMOS INTERMEDIA O POTENCIAL. Ni la confianza ingenua en una realidad que tiene efectos en la subjetividad sin mediaciones imaginativas del propio individuo ni ei encierro en una pu- ra fantasía que desconoce los rigores de la realidad permiten explicar a Winnicott el origen del desarrollo emocional de los seres humanos; el ori- gen de la subjetividad es, para Winnicott, la aceptación de una paradoja: no hay realidad o fantasía separadas o en estado "puro", toda realidad es una fantasía y toda fantasía es una realidad. 35 Melante Klein y "el lenguaje muerto" Winnicott rechaza la radicalizaron de las dos posturas encarnadas por Anna Freud y Melaníe Klein, y propone su propia perspectiva. Reconoce y valora la agudeza especulativa y la percepción clínica de Klein, pero recha- za la actitudautoritaria y militante de plantear su teoría, estilo dogmático que ella misma, de un modo u otro, fomenta en sus discípulos. ¡USTED NO EMPLEA MIS TÉRMINOS PARA LA DESCRIPCIÓN DE LOS TRATAMIENTOS QUE CONDUCEl DEAS AJENAS SI NO NERÍA DE M! PROPIA MENTE, CUANDO ESO 'E DÓNDE PARTIERON... PERO, WINNICOTT, ES NB QUE MI DISCURSO SE IM LAS DEFORMACIONES PRETENDEN IMPONER ANNAFREUDLANOS; ¡PARA ESO TODOS TENEMOS QUE USAR LAS MISMAS EXPRESIONES Y TÉRMINOS! Las 'EAS SÓLO PERDURARÁN EN •SCUBIERTAS Y REFORMULADAS ¡NAL POR OTROS ANALISTAS Y :iO PARA SUS PROPIAS . es, USANDO SUS PROPIAS PALABRAS... RECUERDE, SRA. KLEIN, "LA LECCIÓN DE lONESCO", QUE NOS DICE QUE LA TENTACIÓN DEL MAESTRO ES LA MUERTE DEL DISCÍPULO... su ra Klein se repiten como un credo incuestionable entre sus no admite asimilarse de ese modo al pensamiento de :ir la jerga kleiníana que todos deben emplear pa- ;ias clínicas, una jerga a la "•- "«—'--- •*—**-- Grupo intermedio Sin apartarse del todo, Winnicott empieza a tomar distancia de su maestra, tratando de explorar el campo de la psicología de los niños desde una posi- ción menos sujeta a tener que confirmar una posición teórica previa. Tanto Anna como Melanie están llenas de "respuestas" para todo lo que observan, ya no queda para ellas ningún misterio, en tanto Winnicott afirma una y otra vez que el terror del científico es, justamente, quedarse sin preguntas... LA ÚNICA COMPAÑÍA DE QUE DISPONGO CUANDO ME INTERNO EN ESE TERRITORIO DESCONOCIDO DE CADA NUEVO PACIENTE ES LA TEORÍA QUE SIEMPRE ESTÁ CONMIGO, QUE SE HA CONSTITUIDO EN PARTE DE MI SER Y A LA QUE NI SIQUIERA NECESITO RECURRIR DE UN MODO DELIBERADO. Y UNA TEORÍA DE LA QUE NO ME PUEDO "APROPIAR", SEGÚN MI PUNTO DE VISTA, ME SIGUE SIENDO DEMASADO AJENA Y NO ME SIRVE PARA NADA. 36 Finalmente, Winnicott, junto con otros analistas, funda el "grupo intermedio" para diferenciarse de las posturas teóricas que enfrentaban a Melanie Klein y a Anna Freud. No se trata de un grupo conciliador y ecléctico (que tome as- pectos de ambas teorías en pugna, o que intente conciliar dichas posiciones teóricas antagónicas), sino de una agrupación que desarrolla y propone, para la Sociedad Británica de Psicoanálisis, sus propias ideas de un modo positivo. 37 El aislamiento Por consejo de Melanie Klein, Winnicott está en tratamiento con Joan Rivié- re, su discípula más cercana. En la medida en que éste empieza a elaborar su propia teoría del desarrollo emocional y a apartarse de las enseñanzas de Melanie Klein, Riviére (fuertemente alineada con las enseñanzas de Klein) lo empieza a criticar duramente en el marco de las reuniones científicas de la Sociedad Británica de Psicoanálisis. Winnicott se lamenta, en la intimidad, de que Riviére lo "analice públicamente" durante esas reuniones. i ¿SABE UNA COSA, SRA. RMÉRE? \Y PREPARANDO UN LIBRO \E LA IMPORTANCIA PEL MEDIO AMBIENTE EN EL \O EMOCIONAL. Si USTED ESCRIBE UN LIBRO SOBRE EL MEDIO AMBIENTE, LO CONVERTIRÉ EN RANA. ¡DlOS MÍO, ISUAL QUE EN LOS CUENTOS DE BRUJAS... En cierta oportunidad, Joan Riviére proclamó en el departamento médico de la Sociedad Británica de Psicoanálisis que Winnicott hacía teoría a partir de su propia enfermedad, Et malestar del grupo kleiniano por las innovado- ras ideas de Winnicott fue de tal envergadura, que prohibió a sus miembros la lectura de sus escritos publicados por la Clínica Tavistock de Londres. 38 El "bebé de Klein" y "el bebé de Winnicott" Para Melanie Klein, el bebé, casi desde su nacimiento, posee una madurez psíquica suficiente como para relacionarse activamente con su madre, ma- nifestando su amor y sus enojos, según ella satisfaga o frustre sus necesi- dades. La madre, para el bebé, no se percibe como una persona total, sino dividida en dos objetos parciales: un "pecho bueno" que alimenta y gratifi- ca, un "pecho malo" que frustra y le genera odio. SERÍA CONVENIENTE QUE LA MADRE DE ESTE NIÑO ESTE BEBÉ, AL ̂ XjK/tSsl VINIERA A ATENDERLO LO SENTIRSE FRUSTT?AD~XV5c ANTES POSIBLE... SIENTE EL DOLOR INSOPORTABLE QUE LE PRODUCE EL HAMBRE. RARA MANEJAR ESTA SENSACIÓN DESAGRADABLE, CONSTRUYE TEMPRANÍSIMAS • IMAGINACIONES, EN LAS QUE SUPONE QUE LA FRUSTRACIÓN DEVIENE DE UN PECHO MALO QUE LO ATACA DESDE EL INTERIOR DE sus "TRIPAS". En oposición radical a las ideas de Melanie Klein, Winnicott destaca el ex- tremo grado de dependencia y vulnerabilidad del bebé durante sus prime- ros meses de vida. La idea de un pecho como "objeto" que posibilita un vínculo entre él y su madre es un asunto muy complejo para el bebé y su- pone -en el pensamiento de Winnicott- un prolongado proceso de desarro- llo. Es la madre quien posibilita con sus cuidados que su pecho se consti- tuya en el primer símbolo para el encuentro y comunicación con ella, y no a la inversa -como lo piensa Melanie Klein-, que sea la simbolización tem- prana del pecho materno por parte del bebé -según lo frustre o satisfága- lo que construya luego una relación posible con la madre. 39 "Los bebés no existen" En la concepción kleiniana, el bebé establece tempranas "relaciones de ob- jeto". Desde el nacimiento, instrumenta diversas estrategias para vincular- se con el mundo (que se reduce, para el bebé -en una primera etapa, de O a 3 meses-, a un pecho que "satisface" o "frustra"). Estas relaciones de ob- jeto se establecen a partir de la producción de fantasías en el bebé que ha- cen del malestar la idea de un objeto "malo" que ataca desde el exterior, y de la satisfacción, el efecto benéfico de un pecho "bueno" que da alimento y cariño. Winnicott afirma que, cuando ve a un bebé, lo que en realidad observa es cómo lo sostiene la madre. Sin el cuidado de una madre, un bebé no puede empezar a desarrollarse. El propio bebé no está constituido al nacer como una unidad movida por algún tipo de intención subjetiva como las que des- cribe Melanie Klein en términos de fantasías. Winnicott rechaza la noción kleiniana de "relaciones de objeto" para pensar el vínculo del bebé con la madre como una relación de un ser no integrado y absolutamente depen- diente. Piensa que es un conjunto de cuidados lo que permitirá la progresi- va estructuración psíquica del bebé. 40 El factor ambiental La novedad que propone Winnicott es la consideración de los factores am- bientales que rodean al niño, para destacar cómo gravitan en el curso de su desarrollo. Los estímulos que le llegan al bebé deben mantenerse en un determinado nivel, lo más bajo posible. Si son excesivos, perturban su ca- pacidad para soportarlos y generan un efecto traumático; pero, si son de- masiado pocos, no se registran los estímulos necesarios que impulsen un crecimiento adecuado. ¡AHHH!, OTRA VEZ QUIERES QUE TE ALCEN Y HAGAN MIMOS... ¿O TE DUELE LA RANCITA? Pero, para Winnicott, los estímulos que llegan al bebé nunca son "puros", siempre están tamizados y vehiculizados por la intervención de la madre. Para Klein, el bebé ya puede "pensar" al mundo y otorgarle algún tipo de sentido a sus estímulos y sensaciones (por ejemplo, interpretando el dolor que le produce el hambre como algo que lo ataca desde "adentro"); para Winnicott es la madre -con sus cuidados- quien Ee va significando al bebé los posibles sentidos de sus estímulos. La idea de un "adentro"-Hafuera" no es -para Winnicott- algo que esté estructurado en la mente del bebé des- de el nacimiento. 41 Maternaje Por su extrema prematuración al nacer, el bebé debe ser preservado en todo momento de estímulos que puedan superar su precaria capacidad de tole- rancia. Oe modo que los cuidados maternos actúan como una barrera an- tiestímulos (contra el hambre o frío excesivos, ruidos estruendosos o visitas inoportunas que, por ejemplo, lo despiertan cuando ya está descansando, etc.). La madre -dice Winnicott- le presenta el mundo en pequeñas dosis... Incluso, las primeras experiencias de amamantamiento requieren de una delicada disposición materna para "presentar" ia teta de un modo que pue- da ser recibida por el recién nacido, EL ESTAPO DE FRAGILIDADEN QUE SE ENCUENTRA LA MADRE ] EN LOS PRIMEROS MESES DE VIDA DE SU BEBÉ ES UNA SUERTE DS ENFERMEDAD NORMAL QUE PIENSO COMO UNA "PREOCUPACIÓN MATERNA PRIMARIA". EN ESTE PERÍODO, LA MADRE Sg IDENTIFICA CON LA PROPIA FRAGILIDAD DE SU BEBÉ, PARA PODER INTUIR SUS NECESIDADES Y, ASÍ, ATENDERLAS, El desarrollo emocional del pequeño bebé, al abrigo de los cuidados maternos, ^•'WiüMWl "* avanza desde un estado de tranquilidad no perturbada -que Winnicott llama "continuidad existencial"- hacia estados excitados del bebé en los que éste, a partir de una exploración activa del entorno, hace un descubrimiento es- pontáneo y pausado del mundo. Con los cuidados matemos, el bebé no se ve obligado a tener que reaccionar a estímulos que él no puede ni prever ni ma- nejar. Son los cuidados los que permiten que sea el bebé mismo el que salga al encuentro del mundo antes que el mundo lo impacte con sus estímulos. 42 "Madre suficientemente buena" Winnicott llama de este modo, o "madre de dedicación comente", a una madre que es, simplemente, una mujer "común y corriente", en conexión con su hijo, que va aprendiendo de la propia experiencia de la maternidad, sin estar pendiente de libros especializados o del saber de otras mujeres. Lleva adelante la tarea de maternaje partiendo desde su propio gesto es- pontáneo. Hay un importante respaldo para su tarea en lo que le aporta la tradición cultural del medio en que vive, pero esto no debe anular nunca su propio criterio e iniciativa. SEGURO QUE SON LOS PAÑALES... La capacidad de maternaje de la madre implica el enfrentarse con un importante margen de dudas e incertidumbre -inevitables- en el cuidado de su bebé. Durante esta etapa, es relevante la función del padre para atender y cuidar que la madre tenga un entorno no pertur- bador para realizar con tranquilidad su tarea. La madre atiende las diversas y exigentes necesidades de su hijo, que se encuentra en estado de "depen- dencia absoluta" (la dependencia es "absoluta", porque el bebé no tiene la menor conciencia de dicho estado). El bebé, para Winnicott, es una suerte de ser potencial, que necesita del sostén materno para ir encontrando dis- tintas formas de realización; un determinado carácter, distintas modalida- des de entretenerse, de relacionarse con sus objetos, etcétera. 43 Las funciones maternas Winnicott asigna a la madre, sea cual fuera su estilo personal para llevarlas a cabo, tres funciones maternas básicas y primordiales: sostén, manejo y presentación objeta!. Cada una de estas funciones permite un logro madu- rativo del bebé que lo lleva de un estado de extrema dependencia a otro de progresiva independencia respecto de la atención materna. Por supuesto, la independencia afectiva siempre es relativa y la madurez implica cómo cada individuo tramita y se hace cargo, responsablemente, de la dependencia inevitable que siempre gravita en todo vínculo. «OÊ aáSSS»1̂ La madre, con sus cuidados estables y un estado de ánimo previsible en su quehacer, es decir, sin repentinos arranques de fuña ni bruscos "ataques" de amor, permite que las experiencias que va viviendo el bebé tomen cre- ciente significación para él. Con cada una de las funciones maternas, la ma- dre hace que su bebé vaya logrando un estado de confianza y tranquilidad, que será la base del desarrollo de su funcionamiento psíquico. 44 La falla materna De las funciones maternas -pensadas como una estructura de cuidados ge- neralizable a toda madre- se desprende una madre única y personal para cada hijo que ella está criando. La singularidad de cada madre surge de las variables fallas que se van sucediendo en su quehacer materno (sus apuros o indolencias, sus distracciones o su exagerada dedicación, etc.). La falla materna construye para el bebé el carácter personal de la madre, es el ras- go que la torna reconocible. Si SIGO ASÍ, NO VOY A PODER TENER TODO LISTO PARA CUANDO EL BEBÉ SE DESPIERTE... MAMA £5 UN POCO ANSIOSA, PERO SIEMPRE TIENE LÍSTO LO QUE YO NECESITO. _— Así, la "falla materna" sólo indica el especial ritmo de una mujer para en- carnar tareas (que sólo idealmente pueden ser pensadas como perfectas). Cuando falla, la madre se recorta como algo "no-yo", y fuerza al bebé a te- ner que "pensarla" como algo distinto. La falla abre a la percepción de ese "algo" que cuida: la madre. De modo que la madre es el resultado de su fa- lla en el marco de sus buenos cuidados. La madre suficientemente buena resurta ser aquella que falla de un modo confiable (no caóticamente). 45 La función de sostén El sostén materno se corresponde con el estado más crítico de la "depen- dencia absoluta" del bebé, imperante en los primeros meses de vida. Duran- te ese período, el bebé está a expensas de innumerables estímulos a los que no puede responder por su prematuración neurofísiológica al nacer (incoor- dinación motriz por falta de mielinización de los axones neuronales, falta de pautas que le permitan ordenar con signifi- cación la estimulación que le llega). El bebé se limita a sufrir un malestar o a disfrutar un bienestar -que suceden o de- jan de suceder sin lógica algu- na para el bebé-, etc. AHORA TENGO LA SENSACIÓN DE EXISTIR COMO UNA UNIDAD. O O En este período, el bebé se caracteriza por su estado de no-integración sen- sorio-motriz, lo que le impide adaptarse adecuadamente al ambiente. La madre, al alzarlo, acunarlo, mirarlo y nombrarlo (diversas modalidades de lo que Winnicott llama "sostén" materno), va permitiendo la progresiva inte- gración de su hijo. Con este aporte materno del sostén, el niño va logrando poco a poco un creciente pero precario sentimiento de unidad psicosomá- tica (la de existir como unidad en un determinado lugar, poseer un cuerpo, estructurar una membrana limitante entre lo "yo" y lo "no-yo", etc.). 46 "Tener una historia" U integración que favorece el sostén materno no sólo permite al bebé ad- quirir un sentimiento de unidad corporal, sino que hace que sus experien- cias empiecen a organizarse según las coordenadas temporales sujetas a las variables de un "principio", un "desarrollo" y un "fin". Es decir que el sostén materno promueve la integración del bebé en el espacio (sentimien- to del propio cuerpo como unidad, lo que a la larga se reunirá en el recono- cimiento de un nombre propio) y en el tiempo. CON ESTA MÚSICA NOS CONOCIMOS CON PARA Y NOS ENAMORAMOS, QUISIMOS VIVIR JUNTOS Y TENER UN HUO TAN LINDO Y BUENO COMO VOS. QUISIERA QUE, CUANDO SEAS SRANDE, TE GUSTE TRABAJAR CON MADESiA Y HACER MUEBLES COMO ÉL HACE... El sostén permite al bebé una organización temporal de su transcurrir exis- tencial al organizarío en ritmos -con sus "inicios" y "finales", sus "ahora", sus "después"-, un modo de ordenar el devenir que aporta -poco a poco- la matriz necesaria para ir construyendo una historia personal (con sus pre- suntos "antes" y sus eventuales "después"). La madre, con la función de sostén "en el tiempo", incluye a su hijo en una historia familiar que le da pertenencia, ciertos ideales y referencias que marcarán su futuro. Cada gesto materno orienta al bebé y le permite que, en el futuro, se reconozca en sus gustos y proyectos; a todo esto Winnicott lo llama "sostén" materno. 47 Hacia la integración El corolario del proceso de integración que facilita el sostén es un sentimien- to de unidad que culmina en esa ficción tan parecida como distante de uno mismo: ser "fulano de tal". Se construye así un sentimiento de mismidad en un ser humano, que permite cierto autorreconocimiento y "carta de presenta- ción" en el mundo. Al proceso de integración contribuye un vanado entrecru- zamiento de contingencias (al que no escapan las "fallas maternas") que de- terminarán un especial tipo de carácter, además de una historia familiar que antecede e impone proyectos más o menos ajenos al bebé. £S INCREÍBLE, TAN CHIQUITO Y ME PARECE QUE VA A SER ARTISTA. EL OTRO DÍA LO LLEVÉ AL MUSEO DE BELLAS ARTES Y N0 SASES CON QUÉ INTERÉS MIRABA LAS PINTURAS- Este precipitado del Ser que Winnicott llama"integración", alrededor de un cuerpo, un nombre y una historia, esa reunión de lo atomizado que es el caos originario sensorio-motriz del bebé, es la atenuación de un movimien- to que empieza a organizarse a partir de brazos firmes que sostienen y de la mirada anhelante y viva de una madre que proyecta futuro en el destino de su hijo. Sostén es rfarun lugar (brazos, cuna, historia familiar) y ofrecer un tiempo (ideales, futuro, destino). 48 "El Dios viviente" Marión Miiner, una psicoanalista inglesa muy próxima a los desarrollos de Winnicott, ilustra la función materna de sostén del bebé recién nacido di- ciendo que éste se encuentra en los brazos de un Dios viviente, agregando que, si bien esta situación es realmente inquietante, peor aún es que este Dios "abra los brazos" y lo deje caer... ESTAR SOSTENIDO POR OTRO SER HUMANO, Si BIEN PUEDE APORTAR UN SENTIMIENTO DE ^ SEGURIDAD, TAMBIÉN 4? T;ENE ALSO DE / PROFUNDAMENTE INQUIETANTE, PORQUE UNO ESTÁ SUJETO A SUS VARIABLES ESTADOS DE ÁNIMO Y EVENTUALES CAPRICHOS, CAMBIOS . DE LOS QUE NO SE SABE QUÉ CIRCUNSTANCIAS PUEDEN PRODUCIRLOS. Aunque la madre no "abra" los brazos, cuida al bebé en el marco de muchas otras preocupaciones que demandan su presencia, de modo que, más allá de la solidez de su sostén, hay en sus cuidados vacilaciones esperables. Sin embargo, dejar caer al bebé es dejarlo sin el sentimiento de poseer un cuer- po, una historia donde inscribirse, un lugar desde donde iniciar su vida. El bebé comenzaría su existencia con la sensación de una caída sin fin. 49 Sensación de no existir Un modo en que ese "Dios viviente" puede "abrir los brazos" es el caso de una madre psíquicamente muy perturbada, que no puede aportar ninguna significación a los gestos de su hijo (llanto, sonrisas, silencios) y, por lo tan- to, que no es capaz de atender a sus necesidades. Al no poder recortar, en las diversas manifestaciones afectivas de su hijo, algún patrón de significa- ción expresiva ("ahora estás enojado", "ahora quieres mimos", "ahora tie- nes hambre", etc.), deja al bebé con una sensación de aislamiento e inco- municación radical. NO MOLESTES, QUE ESTOY MIRANDO LA NOVELA. También las "caídas" del bebé son producto de una atención de las necesi- dades del bebé realizada de un modo mecánico o impersonal, sin el sopor- te afectivo de amor -y también, a menudo, de fastidio- que implica para la madre cuidar al hijo. Este modo de atención mecánico, de un "estar sin es- tar" realmente con él, es un modo de inasistencia materna que impone al bebé un estado radical e insoportable de soledad. El mundo comienza a re- cortarse con algún relieve si la madre misma empieza a ofrecer al bebé, con sus cuidados, una geografía afectiva de sí misma, con sus "buenos" y no tan buenos momentos. 50 Caer para siempre La falla severa o caótica (distinta de la falla natural y confiable de una ma- dre común y corriente) son caídas desde el sostén materno al "vacío". Es- tas caídas son para el bebé -por su extrema inmadurez y dependencia- "¡mpensables". Como no posee aún una estructura psíquica ya desarrolla- da, Winnicott dice que: "le pasa algo a alguien que aún no está", pero ese "algo" queda registrado de todos modos como un núcleo de locura en la in- timidad del ser. A UN PACIENTE LE ES MÁS FÁCIL RECORDAR UN TRAUMA QUE RECORDAR QUE NADA PASÓ CUANDO PODRÍA HABER PASADO. Ese núcleo de locura, producto de una experiencia que desbordó la capaci- dad psíquica del bebé, queda sin simbolización y, con frecuencia, lo impul- sa a actos que ponen en riesgo su vida. En los tratamientos, el paciente que sufrió tales faltas en el sostén materno necesita "recordar" ese suceso "in- imaginable" ocurrido durante su período de dependencia absoluta, pero no puede recordar algo que sucedió antes del desarrollo de su capacidad de pensar. Hay una suerte de "pánico" inscripto en la vida del paciente, que lo pone en estado de permanente zozobra y angustia. 51 Recordar actuando El individuo que sufrió caídas impensables desde el sostén materno mani- fiesta una sensibilidad muy aguda a las eventuales desatenciones de su analista en el curso de un tratamiento (demoras, silencios prolongados, ol- vidos, cambios de horarios, mudanzas, etc.), porque tales "fallas" del ana- lista hacen resonancia con los traumas sufridos en el momento de su de- pendencia absoluta -y que por su inmadurez quedaron fuera de su control-. Hará objeto una y otra vez de violentas acusaciones y exigentes reclamos al analista como un intento de poner bajo su control traumas que experimen- tó muy temprano de manera absolutamente imprevista. Estas manifestaciones son un modo de recordar la experiencia de una lo- cura vivida -y perdida para lo psíquico- en los primeros días de vida. El analista ayuda a simbolizar, por primera vez, la naturaleza de esta compul- sión agresiva del paciente que desata sus "fallas", vinculadas a las fallas caóticas de una madre "loca" que el paciente padeció en su infancia. 52 "Continuidad existencial" En el proceso normal, el sostén materno intenta prolongar para el bebé una experiencia del devenir temporal similar al que acontece en la vida intrau- terina. En aquel primer habitat, reina un espacio carente de los rigores de la ley de gravedad, e impera un devenir que no posee los apremios del dis- currir temporal (sucesión de: "día-noche", "hambre-espera-saciedad", "dormir-despertar", etc.). Al nacer, la madre procura alargar para su bebé una existencia consistente en un tiempo sin fi- suras ni desniveles. Winnicott llamará a ese discurrir "continuidad existencia!", que es -según sus propias palabras- un "estar siendo". La "continuidad existencial" es una experien- cia sencilla de durar que no se ve afectada por vector temporal alguno. De modo que la madre procura para el bebé un "estar siendo", donde no haya ni un "antes" ni un "después91, ni antecedentes ni prospectivas, sólo un prolongado y apacible "durante". El carácter inaltera- do de ese devenir, que no posee las marcas de la menor expectativa, pre- vención o nostalgia, es posible gracias a las funciones maternas que ope- ran como "barrera antiestímulos" y que facilitan una adecuada constancia en el nivel de excitaciones de su hijo. 53 Rupturas de la "continuidad existencia!" Por supuesto, el estado de "continuidad existencia!" se logra apenas -y con Inevitables contratiempos-. Sólo de a ratos, a partir de una retracción des- de momentos excitados, el infans -por los cuidados confiables de su ma- dre- es devuelto a cierto estado de descanso, donde puede vivir un "estar siendo" sin perturbaciones. Son las inevitables "fallas" maternas en el sos- tén lo que permite la inscripción de momentos disruptivos en la pretendida continuidad del bebé: puntos en los que una excitación esperó demasiado tiempo su atención, donde la leche estuvo demasiado fría o el abrigo algo apretado, etcétera. BEBÉ, YA TE DESPERTASTE, ENSEGUIDA V0Y Y TE PREPARO UNA MAMADERA. Nada fuera de lo común, fallas que indican que el cuidado de la madre es un cuidado "vivo", sujeto a las alternativas propias de una sensibilidad atenta pero también -y por suerte- falible. Sin la natural falla materna, no hay madre ni bebé: por ejemplo, la tardanza de! pecho que se instala en el devenir impasible del infans abre la novedad de una "espera" e inaugura la experiencia de una distancia y diferenciación madre-bebé. 54 "Madre suficientemente buena" - "madre loca" Winnicott destaca condiciones que son propias del pequeño bebé, más allá de las fallas maternas, y que también alteran su continuidad existencial. En principio, el devenir del bebé se ve afectado por sus propias necesidades vi- tales. Una de ellas, el hambre, retorna con cierta irregularidad cada tres ho- ras, Al atender a este ciclo, la madre introduce un ritmo que va más allá de lo estrictamente vital. Según su ansiedad, entusiasmo o desgano, etc., al ali- mentarlo, introduce un compás, con sus aceleraciones o detenciones, que posee ya un valor significante determinado. /-SE VE 3UE TENÍAS HAMBRE, DESPUÉS VAMOS A HACER UN PROVECHITO PARA QUE NO TE DUELA LA PANCITA... YA TE DUE QUE TÚ TAMBIÉN TE TIENES QUE OCUPAR DEL CHICO PORQUE YO ESTOY COMPLETAMENTE HARTA. Es propio del sostén de la madre con sus cuidados -y sus inevitables y natu- rales fallas- lo que reviste con significación los ritmos vitales de su niño (san- cionándolos de diverso modo, como caprichos, mimos, enojo, etc.). Si las co- sas van bien, se establece en el bebé -y se interioriza en su psiquismo- un núcleo de confianza mínima que le permite vivir cada una de sus experien- cias sin necesidad de establecer excesivas prevenciones (se trata de la inte- riorización de los cuidados maternos confiables); de lo contrarío, si la madre ha fallado demasiado severamente en su función, lo que el bebé acumula es una experiencia de inestabilidad esencial en su psiquismo. En este último ca- so, el bebé busca un exagerado control y previsibilidad en sus vivencias. 55 "Fallar para ser" U consolidación en el funcionamiento psíquico de una estructura temporal con sus ritmos y puntos de orientación ordinarios (pasado-presente-futuro) y el reconocimiento de la presencia materna son dos acontecimientos si- multáneos para el bebé. El tiempo toma cuerpo, profundidad y magnitud a partir de las "fallas maternas", y la falla construye la advertencia paulatina de la presencia necesaria de la madre (el primer "otro") para la vida. Cuan- do el bebé empieza a tomar conciencia de su "dependencia", empieza, a la vez, a apropiarse del tiempo y del espacio, QUERO QUE TE QUEDES CONMIGO Y ME CUENTES CUENTOS DURANTE TODA LA NOCHE PORQUE YO ME QUEDARÉ DESPERTÓ COMO SIEMPRE... La madre se hace real para el bebé como duración, es decir, como ritmo temporal basado en la alternancia de su presencia-ausencia en sus cuida- dos. Ella se hace pensable de un modo significante como tiempo (es ansio- sa o pausada, afanosa o indolente, solícita o distante, etc.) y como espacio (brazos que sostienen con firmeza o fragilidad, regazo que cobija o expulsa, mirada que controla o no observa, etc.). 56 La continuidad y la falla El buen cuidado materno le da al bebé el estado de confianza necesario (sentimiento de continuidad existencia!) para tolerar -sin hundirse en un es- tado insoportable de zozobra- sus fallas (rupturas de la con- tinuidad existencia!). Las fallas se hacen, enton- ces, pensables para el bebé at abrir una es- tructura temporal que ordena con sentido las experiencias (mamá tarda, pero ya vendrá...). DÉJENME, ME VOY A PORTAR BIEN Y ANTES DE IR VOY A HACER LA TAREA, EXTRAÑO MUCHO A MIS PADRES, PUEDO LLAMAR POR TELÉFONO A CASA? La falla que abre al tiempo mensurable (la ruptura de la continuidad exis- tencia! del bebé) es -al mismo tiempo- un descubrimiento del "otro" que cuida, saca de cierta soledad cerrada y esencial del "estar siendo" y per- mite construir esquemas significantes para asimilar y para poder dialogar con lo "no-yo". Nada acorta más a! tiempo que "pasada bien", nada lo alar- ga más que una "espera sin esperanzas"; el tiempo sin revestimiento sig- nificante se hace anodino o insoportable. Es la madre, al encarnar con su propio ritmo las funciones maternas, quien aporta una consideración per- sonal del transcurrir. 57 Integración/no-integración: el movimiento de lo psíquico El cuidado materno sólo puede ser pensado en el marco de una falla más o menos tolerable. La madre sostiene en su quehacer un movimiento que os- cila entre, por un lado, restituir al bebé a estados de continuidad existencia! (momentos de descanso en los que el bebé no se ve obligado a prestar atención a ningún estímulo) y, por otro, hacerle vivir experiencias de una ruptura (también tolerable) de dicha continuidad. AH, TE ASUSTASTE, PENSASTE QUE MAMÁ SE HABLA IDO. Las rupturas de la continuidad existencia) obligan al bebé a tener que ela- borar una vinculación más activa con su madre, cuando -por ejemplo- ex- plora atentamente sus movimientos y debe registrar ciertos aspectos del medio ambiente que lo rodea o evalúa gritar y patalear para llamar su aten- ción, etc. En los estados de "integración", el bebé se asume como una uni- dad que puede invocar a otra unidad "no-yo". Estas integraciones se dan en el marco de estados de no-integración; momentos en que el bebé descan- sa y se desconecta del entorno, sin tener que llevar a cabo ningún esfuerzo psíquico de atención o elaboración psíquica de estímulos porque la propia madre se ocupa de ello con sus cuidados. 58 El mundo en pequeñas dosis Winnicott ilustra esta función de la madre suficientemente buena con el mo- delo de la primera experiencia oral del bebé con el pecho materno. En esos primeros encuentros del niño con la madre, ésta coloca su pecho en el mo- mento y lugar indicados como para que el bebé tenga la sensación de ha- berlo creado (y no de que se le ha dado). Se trata de la intuición natural de presentar el pecho unos momentos antes de que dicha necesidad se haya desamarrado en voracidad desesperada, pero nunca antes de que el bebé empiece a inquietarse por el despertar perturbador de una necesidad que moviliza un gesto espontáneo de búsqueda. PARA QUE EL BEBÉ TOME EL PECHO Y, EN DEFINITIVA, "RECIBA AL MUNDO", LA MADRE TIENE QUE ESTAR MÁS ATENTA A LOS RITMOS Y NECESIDADES DE SU HIJO QUE LO CONTRARIO, AUNQUE, POR SUPUESTO, SIEMPRE SERÁ UN POCO Y UN POCO. SE ME ESTÁ\O TARDE PARA LLEGAR A LA REUNIÓN, PERO, BUENO, NO QUERÍA DESPERTARTE ANTES DE TIEMPO, DORMILÓN... DALE, DALE, CHUPA LA TETA, QUE MAM1 SE TIENE QUE IR CORRIENDO A UNA OTA. El encuentro con el pecho ilustra cómo la madre va introduciendo al bebé en la experiencia de tomar contacto -y tratar- con "otro ser humano". En el ritmo de sus presencias-ausencias, sus ánimos y desánimos, etc., la madre va introduciendo a su hijo en la complejidad de un intercambio con un otro de quien se depende. La teta es el primer objeto de un intercambio simbó- lico en el que "alguien" da algo a "alguien" que recibe. 59 Crear lo dado En ese momento mítico -que Winnicott llama "primera mamada hipotéti- ca"-, puede suponerse que el bebé siente hambre "por primera vez", lo que le provoca una inquietud totalmente desconocida para él. Cierto malestar lo mueve a la realización de un gesto de búsqueda. Ese gesto es espontáneo porque no sabe a qué dirigirse ni qué cosa se está buscando... Es entonces cuando la madre percibe esta inquietud de su hijo y le ofrece el pecho y sus ganas de alimentarlo. Ese pecho se presenta, en la experiencia del bebé, co- mo la prolongación del propio gesto de búsqueda del bebé, no como algo dado desde el exterior por otra persona. La ilusión del bebé es pensar que la realidad exterior se corresponde con su propia capacidad de crear. Se trata de una experiencia de omnipotencia que la madre permite que su bebé viva en los primeros intercambios con la te- ta. Sólo progresivamente el bpbé tiene que ir admitiendo que la realidad es ajena a sus intenciones de control y de dominio. De todas formas, siempre perdurará en la vida de todo individuo la necesidad de sentir que, de un mo- do u otro, se interviene de manera personal y creativa en ía concepción y en el modo de ver y experienciar al mundo. 60 El "objeto transicional" Cuando la madre le da al bebé el pecho en el momento y lugar en que éste puede crearlo, posibilita a su hijo la experiencia de una paradoja: "crear lo dado". Es decir, le da la oportunidad de empezar a sentir que la realidad se corresponde con sus propias ideaciones subjetivas y de relacionarse con el mundo desde su propia motivación. Hay un tránsito paulatino entre el sentimiento del bebé de haber creado los obje- tos de su entorno y el recono- cimiento de que éstos ya es- tán efectivamente "allí", en la rea- lidad, esperando ser encontrados. ¿ES MI CABALLITO O ES LA ESCOBA DE MAMÁ? O o DANI, ¿DÓNDE ESTÁ MI ESCOBA? El resultado final para un desarro- llo emocional sano es que estos dos as- pectos (el subjetivo y el objetivo, el que el pecho sea algo "dado",pero también algo "creado" por él) nunca están enteramente discriminados y disociados. El primer objeto sig- nificativo para un ser humano debe estar a mitad de camino entre lo subje- tivo (lo que él tiene la ilusión de haber creado) y lo objetivo (lo que le fue da- do). Revestido de esa cualidad de paradoja (un objeto "creado-dado"), se constituye el primer objeto simbólico para un ser humano y que Winnicott llama "objeto transicional". Un objeto que está a mitad de camino, para el lactante, entre lo "yo" y lo "no-yo". 61 Entre presencia y ausencia Los objetos transicionales, como su nombre lo indica, son objetos que en- carnan para el bebé una transición o movimiento (entre lo yo y lo no-yo, lo extraño y lo familiar, lo propio y lo ajeno, el adentro -lo imaginado- y el afuera -lo percibido objetivamente-), y, además, acompañan al bebé cuan- do él mismo está en tránsito (por ejemplo, el típico muñeco de peluche, o la frazadita, al cual el bebé se aterra en su movimiento desde la vigilia hacia el dormir). En un principio, e) objeto transicional representa a la madre cuando ella es- tá ausente, pero no anula la realidad de su no-presencia. No es un objeto fetiche. Son símbolos que la recuerdan -sin confundirse con ella-, le ayu- dan al bebé a sostener una espera y una soledad para que no resulte de- masiado angustiosa. 62 El valor de la ausencia Para Melanie Klein (la referencia teórica más importante anterior a los des- arrollos de Winnicott), cuando un bebé tiene hambre y el pecho que alimen- ta no aparece para gratificarlo, esa inasistencia del pecho no es pensada por el bebé -según Klein- como una ausencia temporaria del pecho grati- ficante que se anhela, sino como la presencia efectiva -en su fantasía- de un pecho "malo", que obtiene placer en frustrarlo. EL PRIMER SÍMBOLO -RARA EL BEBÉ- REPRESENTA SIEMPRE LA PRESENCIA DE UN OBJETO AUN CUANDO NO ESTÁ. QUE EL NIÑO PUEDA SIMBOLIZAR LA AUSENCIA DE LA MADRE SERÁ EL ORISEN DE TODA SIMBOLIZACIÓN POSIBLE. Para Winnicott, en cambio, el objeto transicional puede simbolizar la ausen- cia de! pecho que se demora en llegar, pero no lo sustituye -negando su au- sencia, como si le dijera al bebé "acá no falta nada ni nadie"-. Este objeto representa un movimiento en la función materna, que simboliza el ritmo de su presencia y su ausencia, haciendo de su ausencia una "presencia poten- cial" (está ausente pero disponible si se la necesita), y de su presencia una ausencia potencial (la madre está presente pero no de un modo intrusivo, de- ja hacer al bebé cuidando de su estado de soledad en su compañía). 63 Hacer contacto con el mundo A través del objeto transicional, el bebé puede tomar contacto -y, a su vez, mantener una distancia- con la madre; lo ayuda a reconocer que ella está motivada por deseos que no lo tienen como único protagonista. De un mo- do más abarcativo, este primer símbolo del bebé representa un poco lo que el propio deseo del bebé quiere que sea el mundo y lo que la realidad le im- pone sin su consentimiento. El objeto transicional, como mediador simbólico, es un símbolo que une y separa al mismo tiempo. En algunos casos, el objeto transicional encarna en algún objeto especial para el bebé, un objeto que iuego él necesita llevar siempre consigo, sobre todo en los momentos en que siente una angustia de soledad y ia separación se apodera de él. 64 El uso en lo transicional La handling del objeto transicional, el llevarlo de aquí para allá, el ponerle nombre, maltratarlo, abrazarlo, olvidarlo y volver a buscarlo para jugar con él, implica una experiencia de "apropiación" de lo que es ajeno y aportado por la cultura (como cuando se pronuncian las primeras palabras, pero aportando una entonación que es absolutamente personal). OTRA VEZ TE ESCAPASTE, AHORA TE VAS A IR CASTISADO A LA CAMA Y SIN POSTRE. , En esa apropiación de lo dado, hay una aceptación necesaria -al mismo tiempo- de la herencia cultural, que se enriquece con ef uso que cada ser humano le va dando a esa dotación "ajena". Sólo se puede ser original, di- ce Winnicott, sobre la base de la tradición. 65 Ni tuyo ni mío, ni realidad ni fantasía Acerca del objeto transicional -comenta Winnicott- puede decirse que se trata de un convenio entre la madre y el bebé al presentarle al primer obje- to, la teta -en la experiencia de amamantamiento-. En ese momento, la ma- dre no debe formular la pregunta: ¿concebiste esto o te fue presentado des- de fuera? lo importante -dice Winnicott- es que no se espera del bebé de- cisión alguna al respecto (¿es tuyo o mío?; ¿es una realidad o tu fantasía?). Por supuesto, la ¡dea de formular o no la pregunta se pone de relieve para el bebé por cierta actitud de la madre en sus cuidados. ESTA MADRE, EN LUGAR DE ADAPTARSE A LA NECESIDAD DE SU HIJO, IMPONE SUS PROPIAS NECESIDADES; DE ESE MODO, LA REALIDAD QUE LE PRESENTA A SU HUO RESULTA MUY AJENA Y EXTRAÑA AL BEBÉ, QUE NO PUEDE ENMARCARLA EN SU PROPIO RITMO VITAL. JUSTO AHORA QUE QUERÍA SALIR A CAMINAR UN POCO TE ASARRA HAMBRE!! DALE, DALE, APÚRATE... Aunque la madre "no formule la pregunta", el hecho de que la teta aparez- ca siempre -e inevitablemente- un poco antes o un poco después del mo- mento en que se la necesita, impone al bebé, desde un principio, ia duda (¿me lo dan o lo estoy creando?, ¿lo domino o escapa a mi control?). 66 Rupturas de la continuidad Si el pecho tarda demasiado en llegar cuando el bebé lo necesita, escapa totalmente a su gesto espontáneo y se produce una ruptura (modelo de "ruptura existencia!") entre el movimiento de encuentro con el mundo -del bebé- y tos objetos (que "deberían estar allí", al alcance de su intención y de su mano...). Los objetos resultan ser entonces muy ajenos para él, y se produce, de un modo demasiado anticipado en la vida del ser humano, el descubrimiento de la propia dependencia. Pero si el pecho no "tarda nada" (por la presencia de una madre que está excesivamente atenta y solícita a los signos de inquietud o malestar que manifiesta su hijo, casi anticipándolos), el pecho parece mágico y no se lo vive como algo real y distinto de sí. Sólo con su progresiva madurez, el be- bé desarrollará la capacidad de distinguir realidad de fantasía, pero ningún ser humano estará jamás totalmente seguro de dónde termina una cosa y dónde empieza la otra. Se puede decir que la salud es soportar esa duda y "sacarle partido" construyendo una realidad acorde con los sueños. Sólo los sujetos muy enfermos, en los que la madre ha fallado severamente en la función de "presentación objetar, intentan estar totalmente seguros del lí- mite "realidad-fantasía". 67 Simbolismo y objeto transicional En definitiva, el objeto transicional surge, para el bebé, de una primera ex- periencia de relación y contacto con otro ser humano -s\i madre- y se constituye en el primer símbolo que da la posibilidad de un intercambio con ella .Inaugura el uso de los símbolos que permitirán al bebé expresarse y establecer un dialogo con los demás y con el mundo A partir de la instauración -entre madre y bebé- del objeto transicional, el niño irá conquistando progresivamente la significación de los diversos ob- jetos que lo rodean, hasta configurar, con ese conjunto, un universo en el que podrá encontrar un lugar y hacer la experiencia de ir integrándose en el propio medio cultural -sin enajenar su iniciativa personal 68 Dar lo que será creado En ios primeros intercambios con el bebé, la donación del pecho sólo ocurre si la madre lo ofrece -únicamente- cuando ese pecho deja de ser suyo y pa- sa a ser la creación de su hijo. Es decir que la madre sólo "tiene" un pecho "para dar" cuando el bebé puede crearlo. Pero, al mismo tiempo, el bebé só- lo se siente dueño de un pecho si admite que puede crearlo únicamente cuando se lo dan... El objeto transicional es un límite a la omnipotencia tan- to del bebé como de la madre: ambos lo poseen pero ninguno de los dos pue- de dominarlo, sólo así pueden vivir juntos una experiencia de intercambio. PARA QUE LA TETA ENTRE
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