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Winnicott Para Principiantes

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E°sH Süül 1355
-Slffl y&írouacj ¡Hfg
Winnicott
P A R A P R I N C I P I A N T E S
Winnicott para Principiantes/8'
© de los textos: Eduardo Smaliansky y Daniel Ripesi
© de las ilustraciones: Eulogia Merle
© Era Naciente SRL
Director de la serie: Juan Garios Kreimer
Corrección: Claudia Menéndez
Diseño: Carlos Almar
Para Principiante?
es una colección de libros de
Era Naciente SRL
Fax:(5411)4775-5018
Buenos Aires, Argentina
www.paraprincipiantes.com
Ripesi, Daniel César
Winnicott para principiantes / Daniel César Ripesi y Eduardo Smaliansky;
Ilustrado por Eutogla Merle. - laed. lareimp. - Buenos Airea : Era Naciente, 2010.
176 p.: il.; 20x14 cm. - (Para principiantes / Juan Carlos Augusto Kreimer)
ISBN 978-987-555-055-1
1. Psicología. I. Smaliansky, Eduardo II. Eutogia Merte, flus. III. Titulo
CDD150
Queda hecho e! depósito que prevé la Ley 11.723.
Ninguna parte de este libro puede ser reproducida,
almacenada o transmitida de manera alguna
por ningún medio, ya sea electrónico, químico
o de fotocopia, sin permiso previo escrito del editor.
Esta edición de 2000 ejemplares
se terminó de imprimir en la planta
impresora de Sevagraf S.A., Buenos Aires,
República Argentina, en setiembre de 2010.
¿Por qué Winnicott?
Donald Woods Winnicott (1896-1971) es un prestigioso pediatra y psicoana-
lista inglés que, a diferencia de sus colegas, toma en cuenta de manera muy
especial la influencia ambiental que rodea a los bebés en los primeros me-
ses de vida. Su formación inicial en pediatría le permite agregar a su mira-
da de psicoanalista de niños una serie de variables no consideradas hasta
ese momento en la relación madre-bebé.
EL BEBÉ RECHAZA EL PECHO DE LA MADRE
PORQUE IMAGINA QUE ESTE PECHO DESEA
ATACARLO EN LUGAR DE AUMENTARLO...
EVIDENTEMENTE, EL NIÑO ESTÁ PARANOICO Y
TEME SER ENVENENADO...
Si LA MADRE
PUDIERA ESTAR A
SOLAS CON EL
BEBÉ, EN TRANQUILA
INTIMIDAD CON SU
HUO, QUIZÁS SE
SENTIRÍA MÁS
CONFIADA EN SÍ
MISMA COMO PARA
BUSCAR SU MODO
MÁS PERSONAL DE
CONECTARSE CON
SU HUO.
Para Winnicott, descubrir y enfatizar las condiciones que favorecen el des-
pliegue sano de un individuo (por ejemplo, cómo lograr una buena expe-
riencia de lactancia entre ia madre y su bebé) tiene tanta importancia como
destacar aquellos factores que producen enfermedad o la detención del
desarrollo. Para él, lo que se entiende como "enfermedad que se tiene que
curar" es, a menudo, una detención del desarrollo que se resuelve aportan-
do a la persona en cuestión las condiciones mínimas necesarias para un
despliegue natural.
El valor de la espontaneidad
La principal contribución de Winnicott es ir más aflá de la mera explicación
de las causas y del tratamiento de la enfermedad mental, para explorar tam-
bién las posibilidades que cada individuo tiene -cualquiera sea el grado de
salud mental que posea- de aportar algo personal a su propio desarrollo y
de ofrecer una contribución original al medio cultural en el que vive.
ESTE NIÑO SE ESTÁ RESISTIENDO A MI
INTERVENCIÓN... INTENTO CURARLO DE SU
SUFRIMIENTO, ESTÁ TAN ENFERMO QUE NO PUEDE
HABLAR DE SÍ MISMO NI DE LO QUE LE PASA.
NO QUIERO
ESTE NIÑO PfcOTESE Su Hní*irDAD y DESEA
SER RESPETADO EN SU FjtVÍ̂ CiDAD, DEBERÉ
ESFORZARME POS
CONF^NZA LO
COMO PARA QUE
A EXPRESAR LO O.
INTIMIDAD Y QUIERA*
PROPIO ALMO.
PUEDA HABLARME, NO
COMO DESDE SÍ
UN AMBIENTE DE
MENTE SÓLIDO
IR ANIMÁNDOSE
:RVA EN su
su
Liberar a una persona de la enfermedad no implica que ésta tenga deseos
de seguir viviendo... A Winnicott le importa, esencialmente, que el indivi-
duo OU6 sufre reniñara oeo ¡mmii»« —— '- J A:J- - '
... , c a e n e , que e nv-
duo que sufre recupere ese impulso que le da sentido a la vida y que se
asocia estrechamente a una capacidad creativa que él mismo posee pero
desconoce. Es necesario, en una psicoterapia, llevar a la persona que con-
sulta a un estado de espontaneidad def que puedan surgir sus más ínti-
mos impulsos.
La psicoterapia, autocuración con otro
Mientras que sus colegas psicoanalistas buscan diagnosticar, antes que na-
da, el tipo y la gravedad de la enfermedad que padece un paciente para po-
der "atacar" dicha dolencia, Winnicott prefiere evaluar cuan sana está esa
persona como para impulsar, desde ese margen de salud que aún se con-
serva, el desarrollo de la cura,
Es decir que, si los otros psicoanalistas de su época intentan curar a sus pa-
cientes, Winnicott los ayuda y acompaña en un proceso de autocuración a
partir de sus propios recursos. Sin embargo, este proceso terapéutico no
ocurre sin la presencia de un psicoanalista, que debe organizar, para el pa-
ciente, una experiencia apropiada y controlada para esa autocuración.
Aceptar la vulnerabilidad
En la travesía terapéutica que propone Winnicott, los pacientes deben aban-
donar sólidas defensas, construidas para evitar diversos sobresaltos emo-
cionales que les resultarían insoportables, de modo que cada tratamiento
supone para ellos el desafío inevitable de asumir cierto estado de fragilidad
existencial.
USTED NO ME ESCUCHA, NO ME ENTIENDE,
ES DEMASIADO CONDESCENDIENTE CONMIGO.
ES PREVISIBLE QUE EN UN
TRATAMIENTO AUMENTE LA
SENSIBILIDAD DE UN PACIENTE.
ME PRESUNTO S>\O QUE NOS
MOTIVA COMO TERAPEUTAS ES
LA BONDAD O LA CRUELDAD...
Winnicott advierte a sus colegas que, si una psicoterapia obtiene cierto éxi-
to, el paciente se convertirá -inevitablemente- en una persona que sufre; la
vida se le tornará algo más precaria, pero tendrá así la oportunidad de em-
pezar a sentir que participa más comprometidamente de la vida.
El adulto "en" el niño
U experiencia inicial de Freud, el creador del psicoanálisis, se nutre exclu-
sivamente de pacientes adultos. Esa experiencia conduce al descubrimien-
to del "niño en el adulto", es decir, la supervivencia de la sexualidad infan-
til en el hombre maduro. En sentido inverso, cuando Winnicott dirige su mi-
rada clínica a los niños, descubre al "adulto que hay en el niño", es decir, la
impronta del adulto que lo cría y te impone su propia personalidad a partir
de los cuidados que le prodiga en los primeros años de vida.
Mi ESPOSO NOS
ABANDONÓ, ESTO DEBE SER
TERRIBLE PARA TOMÁS.
TU MAMÁ LLORA PORQUE
ESTÁ MUY ANGUSTIADA
PENSANDO QUE ESTÁS
MUY ENFERMO Y SUFRES
ENORMEMENTE DE
SOLEDAD. YO CREO QUE
ELLA MISMA NECESITA
MÁS AYUDA QUE TÚ,
PORQUE VEO QUE PUEDES
PERMANECER JUSANDO
TAN ENTRETENIDO A
PESAR DE TODO...
Junto con Melanie Klein y Anna Freud, Winnicott es uno de los primeros psi-
coanalistas en aplicar el método psicoanalítico al tratamiento de niños con
graves trastornos emocionales. A menudo su observación clínica determina
que, en la consulta por un niño, está comprometido un conjunto de circuns-
tancias que merecen todavía más atención que aquel niño que se trae co-
mo víctima del conflicto.
Explicar lo obvio
Cuando Winnicott desea comunicar a sus colegas el resultado de sus ex-
ploraciones clínicas y elaboraciones teóricas, pone especial esmero en que
sus complejos desarrollos sean transmitidos de manera clara y sencilla, ya
que uno de sus anhelos es que su teoría resulte comprensible aun para un
público no especialista. A menudo comenta que los psicoanalistas tienen la
obligación de explicar, también, lo que parece obvio. Así, pone su mayor em-
peño en desmontar al discurso pstcoanalítico de toda jerga pseudocientífi-
ca que únicamente busca reforzar vínculos de complicidad erudita entre los
analistas, pero que no hace la menor referencia a las verdaderas dificulta-
des que impone la tarea clínica.
AUNQUE PAREZCA OBVIO, QUIERO DECIR QUE
AFUERA EStÁN BOMBARDEANDO LA CIUDAD.
SUPONGO QUE
USTED SE ESTÁ
REFIRIENDO A LA
TRANSFERENCIA '"*•
-JESATIVA QUE ABRE
EL FENÓMENO
RESISTENCÍAL
...SI, PERO TOMANDO
EN CUENTA EL
VALOR DE OBJETO
DEL ANALISTA.
Las cualidades más definidas de Winnicott son su extraordinaria empatia
con los niños, la aguda consideración del rol que cumple el medio ambien-
te en el desarrollo de un niño para dar fundamento a su salud, su compren-
sión de las realidades psicosomáticasbasada en su práctica de la pediatría,
el don de comunicar ideas complejas y originales en límpida prosa y sus
vastos y profundos intereses culturales.
¿Winnicott, psicoanalista de niños?
Si bien se identifica a Winnicott con la clínica de niños y sus observaciones
y desarrollos teóricos apuntan a ese campo, el efecto de esos desarrollos im-
pacta profundamente en la clínica con pacientes adultos que él lleva ade-
lante en la misma proporción. Paralelamente, Winnicott reconoce que el tra-
tamiento de los adultos enseña más sobre la psicología infantil que la propia
psicoterapia con los niños
pequeños. La otra pauta de
salud a tomar en cuenta
es el desarrollo de cierta
capacidad de jugar, para
enriquecer la experiencia
infantil y la vida adulta.
ES TAN IMPORTANTE
PARA UNA PERSONA EL
NO SER ENCONTRADO,
COMO ATERRADOR EL
ADVERTIR QUE NO SE
ESTÁ SIENDO BUSCADO.
En cierto sentido las categorías "niño"-"adulto" pierden sustancia en la
teoría psicoanalítica. Winnicott se resiste a hacer del criterio de "inmadu-
rez" el eje que divida aguas entre unos y otros. Siempre se debe alcanzar
un grado aceptable de madurez en cada etapa del desarrollo de un indivi-
duo. Más allá de obvias diferencias (dominio del lenguaje, estado de de-
pendencia e indefensión, etc.), lo importante es el modo en que se tramita
-se trate de niños o adultos- el estado de inevitable dependencia respecto
de otros seres humanos, que se registra en cualquier etapa de la vida.
El tratamiento, el riesgo de una nueva oportunidad
Para Winnicott, cada tratamiento ofrece a muchos de los pacientes que lo
consultan por una psicoterapia la inusual oportunidad de establecer, por pri-
mera vez en sus vidas, un contacto con otro ser humano; de atenuar algo la
soledad insoportable que los aisla y protege de todo sufrimiento; de cons-
truir un diálogo posible con el mundo y permitir -así- que las resonancias
de ese diálogo reflejen algo de sus propios temores y deseos.
HlCE UN TRATAMIENTO
ANALISTA REQUERÍA QUE
ASÍ QUE ME DEDIQUÉ A
SATISFECHC^CONMISO; AHO'
USTED B E R Sí PUE,
ANTES
YO
ESE
Pero, para abrirse al riesgo de ese autodescubrimiento, en una experiencia
compartida con el terapeuta, estos pacientes necesitan que dicha expe-
riencia quede confinada a los límites estrictos que ofrece un determinado
lugar y tiempo, y sobre todo, desarrollar una cierta confianza en el profe-
sional que dirige la cura, al igual que los niños que, cuando juegan, esta-
blecen un control -en un área limitada- de sus tendencias personales más
temidas, pero también más necesarias y genuinas para construir una vida
más plena.
10
Territorios de intimidad y riqueza psíquica
El nombre de Winnicott -Dónala- significa en celta "poderoso", y su apelli-
do deriva del vocablo antiguo en inglés Winn, que significa "amigo" y Cott,
que alude a hogar (o cabana).
D. W. Winnicott nace a finales del siglo xix en Plymouth, una localidad algo ale-
jada de Londres, situada en medio de una campiña de naturaleza muy dife-
rente de la geografía y de las costumbres de la capital. Ese entorno aldeano
favorece, en su infancia y juventud, una actitud de libertad, inquieta y explora-
toria de su entorno.
EL MUNDQ SE HACE INTERESANTE SI
CRECE A PARTIR DE LA CALLE EN QUE ESTÁ
NUESTRA CASA O DEL PATIO DE ATRÁS...
CONTIGO IRÍA
HASTA EL FIN
DEL MUNDO,
La madurez de una persona, para Winnicott, depende de su capacidad para
lanzarse sin temores a la conquista de territorios cada vez más vastos de
su entorno geográfico y humano. Tendiendo un puente, las experiencias per-
sonales llevan a un ser humano desde la simplicidad de unas pocas refe-
rencias cercanas en la infancia (familia, amigos, etc.) hasta la complejidad
-en amplitud y profundidad- de espacios y circunstancias (sostener un tra-
bajo, casarse, criar los propios hijos, etc.).
11
Confianza necesaria
Es preciso que el primer habitat de un ser humano posea una estabilidad
suficiente como para permitir una confianza que se hace necesaria para
lanzarse a toda exploración ulterior. Únicamente se puede partir de zonas
que se han hecho familiares e íntimas. En esas zonas cada uno se recono-
ce a sí mismo con la mayor seguridad y, por otra parte, es reconocido por
otros que -a su vez- son reconocibles y familiares.
L HOGAR £5 NUESTRO PUNTO DE
PARTIDA. CUANDO
(3RACAS, EUIOT, POR SU
APORTE A Mi TEORÍA
Sólo si esa confianza inicial se construye en los primeros años de vida, el
individuo puede aventurarse en espacios cada vez más extraños y comple-
jos en donde -al perderse las referencias más seguras de la propia identi-
dad- logra hacer frente a nuevos desafíos y se facilita el descubrimiento de
diversas facetas y capacidades de sí mismo.
12
Lugares seguros, lugares de encierro
El temor inhibe las búsquedas y, sin nuevas experiencias en el mundo, se
empobrece el propio conocimiento de uno mismo. En rigor, no hay autoco-
nocimiento real sin pasar por la exploración de lo ajeno, y -en un recorrido
inverso- no hay apropiación de lo más insospechado de uno mismo si no es
por lo que refleja un entorno que se ha hecho familiar y confiable. La inma-
durez detiene el crecimiento de una persona por su necesidad de perma-
necer agazapada en lugares seguros, bien conocidos y protegidos.
Para Winnicott, cada nueva experiencia de búsqueda y exploración es un
desprendimiento de lo más seguro y conocido para una persona. Para abrir-
se a sorpresas que enriquecen la estructura psíquica de un ser humano, hay
que abandonar ciertos hábitos que atan a lo indubitable y consabido. Este
enriquecimiento personal es consecuencia de la experiencia misma de la
acción de explorar y no tanto de lo "encontrado" en dicha búsqueda.
13
El ambiente del niño Winnicott
Winnicott crece rodeado de un típico paisaje provinciano, en el seno de una
familia acomodada. Es el menor de los hijos, con dos hermanas cuatro y
cinco años mayores que él. El ambiente hogareño es bullicioso y alegre. Su
casa de infancia está llena de vida y actividad, es amplia, con un gran jar-
dín y numerosos árboles frutales.
YA TENEMOS
ESTANQUE EN CASA.
Ningún inconveniente doméstico, por grave que sea, llega a convertirse en
drama o catástrofe en la casa de los Winnicott. Esa actitud, que podría to-
marse como un simple "ver siempre el lado bueno de las cosas", trans-
puesta más tarde a los desarrollos teóricos de Winnicott, supone la percep-
ción del carácter potencial de los hechos: se abre un espacio de juego en la
"catástrofe", si el charco de una gotera es también un estanque; esto per-
mite manejar mejor la situación y solucionaría creativamente.
14
Semipresencias: su padre
Su padre, Frederíck Winnicott, llega a ser dos veces alcalde y "Ciudadano de
Honor" de Plymouth. Es un hombre culto, comunicativo y, como casi toda la
familia, muy aficionado a la música. Sin embargo, Winnicott lamentará con
tristeza que su padre, absorbido por su trabajo, lo dejara con demasiada fre-
cuencia a cargo de las numerosas mujeres de la casa (madre, hermanas
mayores y niñera).
TORO SENTADO CAMBIAR
DE OPINIÓN, QUERER
COMER HOMBRE BLANCO.
TORO SENTADO,
TÚ ME DIJISTE QUE
ME IBAS A
LIBERAR SI MIS
SOLDADOS NO
ATACABAN TU
PUEBLO.
Para Winnicott, el aspecto más positivo de la presencia de un padre no se
concreta solamente por lo que éste pueda dar a su hijo de buena voluntad
y de un modo consciente, sino, de un modo más importante, por lo que el
propio hijo "logra arrancarte" a partir de sus propias necesidades. La cuali-
dad de un padre, para sostener un buen desarrollo emocional del hijo, es es-
tar a mano para "dejarse arrancar" lo que su hijo necesita de él (y que el
padre no está demasiado seguro de poder dar). En este sentido, un padre es
lo que cada hijo logra forzar desde su propia necesidad, y para esto, de na-
da sirven los "manuales de la buena crianza de los hijos".
15
Amor-odio al padre
La relación con su padre es de marcada ambivalencia, admiración y des-
aliento. Siendo niño, Winnicott destroza con un palo de croquet la cara de
una muñeca de cera que pertenecea una de sus hermanas. Su furia se de-
be a que con esta muñeca su padre suele hacerle bromas.
TIENE NOVIA!
¡DÓNALO TIENE NOVIA!
B= ARRESLA.
SE ARRESLA.
Para alivio de Winnicott, su propio padre repara, con la ayuda del calor de
unos fósforos, el daño ocasionado: aquella violencia asestada a la muñeca,
evidentemente, está dedicada a él. Ese acto violento, más la respuesta re-
paratoria de su padre, seguramente llevan a Winnicott, más adelante, a des-
tacar lo valioso de la actitud parental, que, frente a las provocaciones de un
hijo, aunque actúe con necesaria firmeza, no reacciona vengativamente. La
presencia de un padre frente a su hijo, es decir, el modo en que interviene
para transmitirle una pauta de conducta que él considera apropiada, debe
surgir desde lo que impulsa su propia iniciativa, y no como mera reacción
frente a las provocaciones del hijo.
16
La madre, su dolor
La madre de Winnicott es una mujer emprendedora y vital, aunque sufre de
fases depresivas que anulan, por determinados períodos, la habitual joviali-
dad del movimiento familiar. Esos periódicos derrumbes anímicos marcan
profundamente la personalidad de Winnicott y estimulan algunos de sus
posteriores desarrollos teóricos relacionados con madres que inoculan en
sus hijos sus propios sufrimientos y pesares.
Compara a estas mujeres con personas hipocondríacas que, en vez de su-
frir el dolor de un "órgano interno" -contenido en sus propios cuerpos-, to-
man a sus hijos como si fueran un órgano sufriente de ellas. Ponen en sus
hijos las propias frustraciones y los comprometen en la tarea de tener que
superar una tristeza y una depresión que no les pertenece a ellos mismos.
17
Trabajar para las madres
Es habitual que, en los momentos de tristeza, Winnicott
niño se refugie sobre las ramas de un
árbol del jardín de su casa (como
sucede cuando, á los trece años, se
entera de que debe irse a estudiar a la Escuela
de Leyes de Cambridge). Ese mismo árbol, asociado a
momentos de dolorosas separaciones, queda evo-
cado en un poema que Winnicott escribe recor-
dando a su madre.
Mi MADRE
LLORA, L
APRENDÍ A
A DETENER
A REM
A CURAR SU
Los efectos negativos que ejercen en los niños las madres desvitalizadas y
que por momentos pierden el deseo de vivir llevan a Winnicott a pensar có-
mo un niño puede quedar atrapado en la tarea de mejorar el estado de
ánimo de una madre deprimida, sin poder ocuparse de sus propios intere-
ses. Así, por ejemplo, el niño se muestra jovial y chistoso sólo para mante-
ner entretenido a este tipo de madre, sin poder generarse para sí mismo un
estado de seriedad y concentración necesario para la consideración de sus
propios asuntos y juegos.
18
Una decisión oportuna
Por efecto, quizás, del sentimiento de soledad que le imponen un padre de-
masiado absorto en sus propias ocupaciones y los frecuentes retraimientos
depresivos de su madre, Winnicott empieza a dar muestras de un estado de
ánimo inestable. Hacia los trece años, el agradable ambiente familiar que
rodea su infancia comienza a mostrar, para él, penosos cambios. Se torna
irritable con su familia y empieza a desarrollar, en su propio hogar, un com-
portamiento de carácter antisocial.
¡¡¡OTRA VEZ ESTA COMIDA DE
PORQUERÍA, YA ESTOY PODRIDO
DE COMER SIEMPRE PESCADO!!!
IRÁS A CAMBRIDGE A COMPLETAR
TUS ESTUDIOS SECUNDARIOS...
AMISTADES QUE
DE LAS
FRECUENTAS.
Su padre reacciona y, con el fin de apartarlo de supuestas malas influen-
cias, decide enviarlo a la Escuela de Leyes en Cambridge. Se trata de un ins-
tituto bastante alejado de su hogar, donde debe permanecer internado de
lunes a viernes, (¿da vez que Winnicott recuerda aquel "golpe de timón"
que el padre impone a su vida, lo hace con un profundo agradecimiento. Re-
almente piensa que fue una decisión correcta, en el momento oportuno.
19
Un mundo de hombres
La Escuela de Leyes es exclusivamente para varones. Ese traslado a Cam-
bridge impone a Wlnnicotí una dolorosa separación de su madre y de un
ambiente familiar dominado por numerosas presencias femeninas que lo
miman. Winnícott se aficiona a los deportes e incluso una de sus metas es
participar de los juegos olímpicos internacionales de Berlín en 1916, en la
disciplina de equitación. Estaba seleccionado por su destreza, pero, lamen-
tablemente, una lesión en la cadera le frustra el proyecto.
EL QUE LO HACE MEJOR
SE SANA EL POSTRE DE
LOS DEMÁS EN LA CENA
DE ESTA NOCHE.
DALE!
En este pasaje por la Escuela de Leyes, Winnicott se ve comprometido en
diversas experiencias de competencia y camaradería que impone un mun-
do de varones. Esta separación de una casa llena de "madres" y los efec-
tos de la pérdida de las referencias más familiares en la vida de un ser hu-
mano nutren más tarde sus desarrollos sobre las consecuencias derivadas
de la evacuación de sus hogares de niños durante la Segunda Guerra Mun-
dial. Para 1914 concluye su paso por aquella institución y finaliza sus estu-
dios con la especializaron en ciencias.
20-
La universidad, la guerra
Cuando termina sus estudios secundarios, decide quedarse en Cambridge
para ingresar en la Universidad y cursar allí los estudios como alumno de
Medicina. Durante su primer año, estalla la Primera Guerra Mundial. Por su
condición de estudiante de esa carrera, pasa a ser ayudante enfermero en
Cambridge. Esta situación lo exceptúa de tener que estar en el frente de ba-
talla. Pero, lejos de encontrar en ello un beneficio, se llena de dolor. Winni-
cott repite el poema que dedicó a su madre...
APRENDÍ A HACERLA SONREÍR,
A DETENES SLiS LÁGRIMAS,
A REMOVER SU CULPA,
A CURAR SU MUERTE INTERIOR.
Lo consterna recibir la noticia de que algunos de sus amigos mueren en las
zonas de conflicto. Un profundo sufrimiento le hace pensar que, en su vida,
también debe responder por esas pérdidas. Motivado por ese conflicto per-
sonal, hace todo lo posible para ser aceptado en la Marina y logra ingresar
como cirujano ayudante. Es enviado finalmente al frente de batalla en un
destructor y desarrolla una intensa labor hasta el fin de la guerra.
21
El primer encuentro con el psicoanálisis
Cuando finaliza la guerra, Wi'nnicott completa sus estudios de Medicina en
el Hospital St. Bartholomew y se forma como pediatra en el Hospital de ni-
ños de Paddington Green. Llega a presidir la Sección de Pediatría de la So-
ciedad Real de Medicina. En sus primeros años de formación en el hospital,
Winnicott se ve muy impactado e influido por las enseñanzas de un jefe de
Sala, el Dr, Morder, quien destaca la importancia de la relación entre el pa-
ciente y el médico.
ES MUY SIGNIFICATIVA LA O ==RENTE EVOLUCIÓN QUE
TIENEN DOS PACIENTES CGN LA MISMA ENFERMEDAD Y
TRATAMIENTO, SEGÚN LA ATENCIÓN QUE LE OFREZCAN
SUS PADRES Y EL MÉDICO DURANTE SU INTERNACIÓN.
Es posible que sea este docente quien despierta en el joven Winnicott un in-
terés por la lectura de diversas teorías psicológicas que explican el lazo
afectivo que se establece entre el médico y sus pacientes. Se supone que
es el Dr. Morder también quien lo aproxima al campo del psicoanálisis. Así,
mientras cursa su carrera médica tiene la oportunidad de encontrarse con
un escrito de Sígmund Freud que le provoca especial curiosidad: La inter-
pretación de los sueños.
22
¿Médico rural o psicoanalista?
Winnicott pasa largas horas en la librería médica de un hombre llamado Le-
wis quien lo orienta en diversas lecturas de tipo humanístico. Entre ellas le
propone textos del filósofo Henri Bergson, quien parece influenciarlo con su
concepto del Elan Vital (si se toma en cuenta la noción winnicottiana de
"continuidad existencial"). Paralelamente, la lectura de los trabajos freudia-
nos y del psicoanalista inglés Pfister empieza a imponerle un nuevo hori-
zonte profesional a su inicial deseo de ser médico rural.
En 1923, Winnicott inicia su actividad profesional como pediatra asumiendo la
responsabilidad de dos cargos en distintas instituciones, el Queen's Hospital
for Children y el Hackney. Ese mismo año se casa con su primera mujer, Alice
Taylor, cuyafragilidad psíquica recuerda la de la propia madre de Winnicott.
Este entrecruzamiento de nuevos y exigentes compromisos existenciales, más
su interés intelectual por el psicoanálisis, lo decide a iniciar una psicoterapia
con James Strachey, miembro prestigioso del primer grupo de psicoanalistas
residentes en Londres, traductor oficial al inglés de la obra de Freud.
23
El contacto con el sufrimiento de los niños
En sus primeros años como médico pediatra, Winnicott hace contribuciones
al estudio psicológico de trastornos orgánicos como el reumatismo infantil y
las posteriores enfermedades cardíacas reumáticas, además de la corea, en-
fermedades muy comunes en aquella época. Luego ingresa en el Padding-
ton Green Hospital y trabaja allí duran-
te 40 años. En ese contexto se
le presenta la oportunidad
de ver una gran cantidad
de niños en consulta. Es-
te sitio se convierte en un
centro de nutrida expe-
riencia clínica.
SERÍA UNA BUENA IPEA
COMPRAR L'NA MASCOTA
PARA ESTE NIÑO; ÉL SÓLO
ESTÁ APENADO PORQUE
PIENSA QUE, CON EL
NACIMIENTO DE SU
HERMANITQ, BASARÁ A UN
SEGUNDO PLANO, No VAMOS
A RECETARLE NINSÚN
MEDICAMENTO NI A INDICAR
TRATAMIENTO ALGUNO POR
ESTA CONSTIPACIÓN.
SIMPLEMENTE CONTESTEN SIN
TEMOR A TODAS LAS
PREGUNTAS QUE EL NIÑO LES
HAGA CON RESPECTO A DE
DÓNDE VIENEN LOS BEBÉS
Y COSAS RELACIONADAS
CON EL TEMA.
' ••— —-*~™a*a«>B3B!aaeaaaBiB
DOCTOR, ESTAMOS PREOCUPADOS PORQUE
OMMY ÍCTICAMENTE NO COME, D
- JARD,N DE INFANTES, EMpKÓ A'
PULGAR Y ESTÁ MUY CONSTIPADO.
i
Winnícott plantea que toda alteración de la salud no tiene por qué ser consi-
derada necesariamente un síntoma de enfermedad, sino la búsqueda de un
equilibrio por el impacto de conflictos y tensiones emocionales. Un niño al que,
por ejemplo, le "ha nacido" un hermanito puede pasar por un largo período de
inapetencia, perder peso de un modo Inquietante, estar constipado, ponerse
enurético o prolongar una convalecencia bastante más allá de lo normal.
n A
La enfermedad psíquica
Winnicott piensa que ningún estudio de la enfermedad física del niño pue-
de considerarse completo si no se presta atención, al mismo tiempo, a la
fantasía que el propio niño se hace de los síntomas que sufre. En esa apro-
piación del sufrimiento que el niño realiza mediante su imaginación, le otor-
ga un sentido a su malestar, un origen posible o un cierto desenlace. El chico,
con su imaginación, ofrece un simbolismo que "hace hablar" a los síntomas
revelando la historia secreta que lo atrapa en determinados sufrimientos.
Hay, incluso, niños con malestares muy agudos, pero muy difusos en cuan-
to a su localización concreta en el cuerpo.
MIRE, DOCTOR,
MI HIJO SE QUEJA
DE FRECUENTES
DOLORES DE PANZA.
24
Es como si esos niños no hubieran "decidido" exactamente dónde ubicar su
dolor. Esos dolores encuentran su verdadero sentido si el médico es capaz
de captar la imaginación que el niño tiene de ellos. Según van pasando los
años, Winnicott se ocupa cada vez menos de la clínica pediátrica y más de
los aspectos psicológicos de fa enfermedad de los niños. Sin embargo, nun-
ca pierde su vocación por la pediatría, llamándose a sí mismo "un psicoa-
nalista aferrado a la pediatría".
25
La imaginación de los niños
Winnicott advierte que muchísimas de las dolencias físicas por las cuales al-
gunos niños son llevados al pediatra tienen un claro -y exclusivo- origen
psicológico. Su sensibilidad clínica lo impulsa a prestar atención al tipo de
vinculo afectivo que une a esos niños con su familia y entorno inmediato, y
a la relación que ese vínculo tiene con el sufrimiento del que ellos se quejan.
También observa que es muy importante la fantasía que los propios padres
se hacen de la salud o enfermedad de sus hijos. Lo que un padre algunas
veces considera signo de enfermedad en un hijo, puede resultar únicamen-
te del contraste que se da entre el estilo personal en que los hijos se des-
arrollan emocionalmente y las ideaciones que el padre o la madre tienen de
cómo debería ser y comportarse ese hijo en especial, en tanto varón o niña.
En tales casos esta frustración de los ideales y las fantasías párenteles pro-
duce un rechazo en los padres, que es lo que despierta, en el desarrollo del
hijo, síntomas de enfermedad.
26
La Sociedad Británica de Psicoanálisis
Durante cerca de diez años, seis veces por semana, Winnicott asiste a su
tratamiento psicoanalítico con J. Strachey. Este analista, de quien Winnicott
comenta: "No era un gran hombre pero será siempre mi ejemplo favorito de
psicoanalista", lo acompaña en circunstancias vitales de enorme importan-
cia: los primeros años de su espinoso matrimonio con Alice -de quien se se-
para en 1949-, sus primeros y difíciles pasos como pediatra, la penosa
muerte de su madre en 1927, después de 17 días de enorme sufrimiento.
L-A5 PÉRDIDAS Y LAS SEPARACIONES QUE SUFRÍ A LO LARGO DE MI
VIDA REPRESENTARON NO SÓLO UN ENORME DOLOR, SINO TAMBIÉN
LA MANERA DE APROPIARME DE MIS RECUERDOS Y DE MI HISTORIA.
Es este primer contacto con la experiencia analítica, y el estí-
mulo que en ese mismo contexto recibe de Strachey orien-
tándolo al estudio psicoanalítico de los niños, lo que impulsa
a Winnicott a iniciar su formación como analista. En 1927 se
inscribe en el Instituto Psicoanalítico de Londres. En 1934 se
certifica como analista de adultos y, recién un año más tarde,
como analista de niños.
27
Encuentro con Melanie Klein
Strachey observa la profunda sensibilidad de Winnicott para conectarse con
el sufrimiento de los niños, el modo en que él interpreta sus problemas emo-
cionales, y le sugiere que estudie con Melanie Klein, una analista que empie-
za a trabajar en un campo inexplorado hasta entonces por el psicoanálisis, las
psicoterapias de niños perturbados emocionalmente. Klein (1882-1960), for-
mada en Hungría y Alemania, es pionera en el campo infantil, alentada por im-
portantes psicoanalistas de aquella época como Sandor Ferenczi y Kart Abra-
ham. Es Ernest Jones quien la invita a radicarse en Londres, después de que
ella da allí una conferencia de gran impacto en 1925.
f ME HA RESULTADO SORPRENDENTE
COMPRENDER EL PSIQUISMO
INFANTIL A PARTIR DÉ LAS IDEAS
DE KLEIN; ALLÍ DONDE DESDE LA
CULTURA SE VELA AL NIÑO COMO
UN SER SIMPLE Y PRIMITIVO, PUEDO
ENTENDER CÓMO, AUN DESDS LOS
COMIENZOS, EXISTEN INTENSÍSIMAS
TENDENCIAS QUE PUcSNAN POR
EXPRESARSE Y PREVALECER.
Winnicott toma contacto por primera vez con Melanie Klein a través de un
articulo suyo que Alix Strachey (esposa de su analista) Scet^a len-
gua inglesa: «Sobre el psicoanálisis infantil». Este trabajo le UanTooriem.
sámente la atención por la originalidad de las ideas que Ztea
decida conocerla personalmente para solicitarte que fuf
en los casos de niños en los que él empezaba a trabajar.
28
Winnicott analiza al hijo de Klein
En 1927, poco tiempo después de la muerte de su madre, Winnicott toma al
fin contacto personal con Melanie Klein. Se trata de una mujer de carácter
muy fuerte y dominante, y de enorme influencia entre los analistas de la
Sociedad Británica de Psicoanálisis. Lo que verdaderamente desea Winni-
cott es comenzar un nuevo análisis con Klein. En ese
momento, Winnicott pasa un período de conflicto
personal a raíz de agudas crisis emocionales de
su esposa. Sin embargo, Melanie Klein se nie-
ga a tomarlo como paciente, ya que prefiere
que él atienda a su hijo Eric.
Winnicott se transforma en el terapeu-
ta del hijo de Klein y comienza su propio trata-
miento psicoanalítico con una discípula dilecta de Mela-
nie Klein -que ella misma le sugiere-: Joan Riviére. El carácter enérgico e
intrusivo de Klein hace que ella quiera supervisar el análisis de su hijo,
pero Winnicott no accede y establece un adecuado límite a la personalidad
avasallante de su maestra. Para entonces las peleas internas en la comu-
nidad psicoanaiftica británica -por distintos modos de entender la teoría-
son incesantes.
29
¿Es posible el análisis de niños?
Las agudas polémicas en el seno de la Sociedad Británica de Psicoanálisis
tienen su momento desencadenanteen torno a la discusión sobre la con-
veniencia -o no- de tratar niños con el psicoanálisis. Estas discusiones
pronto se radicalizan dividiendo a los analistas en dos grupos, uno liderado
por Melania Klein y otro por Arma Freud, hija del fundador del psicoanálisis
y contraría a las ideas de Melanie.
NO PUEDEN INTERPRETARLES A LOS NIÑOS SUS DESEOS INCONSCIENTES, SE HARÁN INDOMABLES.
ELLOS MJSMOS, AÚN INMADUROS, NO PODRÁN DOMINAR sus PROPIAS TENDENCIAS AGRESIVAS.,.
AL CONTRARIO, LOS NIÑOS, CONSCIENTES DE SUS TENDENCIAS, PODRÁN CONTROLARLAS
MEJOR Y DARLES UN CAUCE ÚTIL RARA SUS VIDAS. ADEMÁS, LOS NIÑOS SUELEN
SOMETERSE A UNA SEVERIDAD MORAL MÁS DRÁSTICA Y RÍGIDA O.UE LOS ADULTOS...
DEJEMOS A LOS NIÑOS INMADUROS EN LAS MANOS DE sus PADRES, SÓLO
REFORCEMOS -SI TENEMOS QUE INTERVENIR EN ALGÚN CASO COMO ANALISTAS- SU
AUTORIDAD CON INTERVENCIONES QUE REFUERCEN SU EDUCACIÓN.
EL PSICOANÁLISIS NO ESTÁ HECHO RARA DAR EDUCACIÓN, SINO PARA LIBERAR AL
INCONSCIENTE DE LAS FANTASÍAS QUE DETIENEN EL DESARROLLO DE UN INDIVIDUO...
LOS NIÑOS NO PUEDEN EXPRESARSE ADECUADAMENTE ANTE EL ANALISTA,
NO HAY POSIBILIDAD DE QUE COMUNIQUEN SUS CONFLICTOS Y FANTASÍAS.
PERO LOS NIÑOS JUEGAN, Y ESE ES UN VEHÍCULO DE COMUNICACIÓN TAN
CLARO Y COMPLEJO COMO EL LSNSUAJE DS LOS ADULTOS.
Hasta la iniciativa de Melanie Klein, sólo se había tratado con psicoanálisis
a pacientes adultos. Sus novedosas ideas revolucionan el campo de la psi-
cología infantil y su estilo frontal y enérgico escandaliza al establishment
psicoanalftico, que pronto la enfrenta duramente.
30
Sobre la "inmadurez" de los niños
El eje esencial de la polémica (de ella derivan otros ejes de carácter teóri-
co-clínicos) entre Anna Freud y Melanie Klein pasa por el grado de "madu-
rez" o "inmadurez" que cada una les
atribuye a los niños. Para la pri-
mera, el niño menor de cinco o
seis años no ha absorbido las
normativas culturales que
regulan adecuadamente
su comportamiento y es
la presencia constante
de los padres (o distin-
tas autoridades) lo que
asegura el cumplimien-
to de las diversas exi-
gencias culturales que
deben observar (control
de tendencias pulsionales,
respeto, obediencia, etc.).
¿QUÉ ES EL NIÑO: UNA ESPECIE DE ANII-IAUTO QUE AÚN
NO HA MADURADO Y QUE NECESITA SEP DOMESTICADO,
O UNA ESPECIE DE ADULTO EN MINIATURA QUE SE
ENFRENTA EN SU INTERIOR CON FANTASÍAS DEMONÍACAS
QUE NO SABE COMO CONTROLAR?
Melanie Klein considera que los niños, incluso los muy pequeños, poseen
-por no decir "padecen"- una estructura de condicionamientos morales
-para regular su conducta- severísima. Desde este punto de vista, los ni-
ños son tan complejos psíquicamente como los adultos. El complejo de Edi-
po, que es la estructura que para Freud define y ordena la inclusión en la
cultura de un ser humano, se consolida en el aparato psíquico -según su
punto de vista- aproximadamente a los cinco años. Klein afirma -en cam-
bio- que el complejo de Edipo ya "viene dado desde el mismo nacimiento"
(la experiencia de amamantamiento ya tiene -para ella- todos los ingre-
dientes del conflicto edtpico: incesto, culpa, angustia, separación, etc.).
31
La influencia de lo ambiental
Anna Freud piensa que con los niños no es necesario -y, más aún, no es
conveniente- asumir como analistas una posición sostenida en la neutrali-
dad y en la abstinencia. Los niños son para ella demasiado niños-por así
decir-, de modo que no hay neutralidad. Por el contrario, hay que reforzar
la autoridad parental y ejercer cierta "influencia educativa" sobre el niño en
lugar de interpretar sus deseos inconscientes.
ESTOY DE ACUERDO CON LA IMPORTANCIA QUE ANNA FREUD LE DA A LA
ATENCIÓN QUE LOS PADRES LE BRINDAN AL NIÑO; RENSO QUE ES
FUNDAMENTAL PARA COMPRENDER EL DESARROLLO DEL PSIQUiSMO INFANTIL.
No hay abstinencia, porque -lejos de ello- es necesario seducir al niño para
convocar una transferencia de carácter exclusivamente positiva que actúe
como soporte de una alianza terapéutica en el trabajo clínico. Esto permite
el trabajo analítico con los niños, al fomentar -de ese modo- un vínculo de
carácter amistoso con ellos.
32
El "Superyo" infantil
Para Anna Freud, el argumento para dejar de lado abstinencia y neutralidad
con los niños es la extrema inmadurez del Superyo infantil. Éste sena incapaz
de controlar la convulsiva vida pulsional que se abriría con el juego analítico
clásico. Las interpretaciones del analista debilitarían las ya frágiles represio-
nes del niño. En lugar de abstinencia y neutralidad, Anna Freud propone como
un objeto amable y severo al mismo tiempo; en tanto amable, seduce, busca
una complicidad; en tanto severo, refuerza la autoridad parental. Se evita así
la interpretación y se enfatíza una cierta acción pedagógica.
DEJEMOS AU NIÑO SOLO, ASÍ NO LO
INTERRUMPIMOS Y PUEDE ELESIR LIBREMENTE
A LO QUE QUIERE JUGAR.
Melanie Klein -por su parte- responde que, tomando en cuenta la eviden-
cia clínica que le imponen sus pequeños pacientes, lejos de la debilidad su-
peryoica de la que habla Anna Freud en los niños, ella no ha visto Superyo
más salvaje, sádico y tiránico que en éstos y que ei trabajo con los niños es
justamente atenuar la economía tiránica de ese Superyo, para que haya en
ellos un mayor despliegue pulsional que pueda impulsarlos así a un vigoro-
so desarrollo emocional.
33
La interpretación de la vida pulsionaf
Desde el punto de vista kleiniano, la cultura no se nutre tanto de los niños
dóciles como de los más provocativos y audaces -que la sociedad los tole-
re o no, es otra cosa-. Para Melanie Klein, en el psicoanálisis de niños, en-
tonces, al igual que en el tratamiento de adultos, el analista debe mantener
la más rígida abstinencia y neutralidad: nada de emparentar la función del
analista con una tarea educativa -como lo proponía Anna Freud-, y nada de
seducción, ofreciéndose al pequeño paciente como un objeto (exclusiva-
mente) amoroso.
LA
INTERPRETACIÓN
ME PARECE
CORRECTA, PERO
CREO QUE SERLA
MEJOR NO
FORMULARLA
PARA PERMITIR EL
DESARROLLO DE
ESE JUESO.
Melanie Klein apuesta ciegamente al fantasma inconsciente; por tanto, lo
interpreta sistemáticamente en los tratamientos: ninguna incidencia nor-
mativa de la realidad podría ejercer la menor educación en el campo pul-
sional (los padres tienen la severidad que la fantasía inconsciente del niño
les atribuye y no la que realmente tienen). Anna Freud apuesta, en cambio,
a cierto refuerzo normativo de la vida pulsional desde la realidad, como si
la represión dependiera de un factor "exterior" a la propia subjetividad.
34
"Lo externo, lo interno y lo potencial"
Enfrentado a esta polémica -que opone una posición teórica que otorga en
los primeros meses de vida un peso determinante a la realidad concreta del
entorno para la maduración de un individuo y otra posición que diluye todo
peso a la realidad "en cuanto tal" en beneficio de lo que la propia subjetivi-
dad del niño construye desde sus fantasmas-, Winnicott desarrolla una teo-
ría que lo diferencia radicalmente tanto de Anna Freud como de Melanie Klein.
PARA PENSAR QUÉ ES UN BEBÉ, ES NECESARIO TENER EN CUENTA
A LA REALIDAD EXTERNA, SUS PADRES Y LA REALIDAD INTERNA, SU
MUNDO PULSIONAL. EL PSK3USMO INFANTIL SE DESARROLLA EN
UNA ZOMA A LA QUE DENOMINAREMOS INTERMEDIA O POTENCIAL.
Ni la confianza ingenua en una realidad que tiene efectos en la subjetividad
sin mediaciones imaginativas del propio individuo ni ei encierro en una pu-
ra fantasía que desconoce los rigores de la realidad permiten explicar a
Winnicott el origen del desarrollo emocional de los seres humanos; el ori-
gen de la subjetividad es, para Winnicott, la aceptación de una paradoja: no
hay realidad o fantasía separadas o en estado "puro", toda realidad es una
fantasía y toda fantasía es una realidad.
35
Melante Klein y "el lenguaje muerto"
Winnicott rechaza la radicalizaron de las dos posturas encarnadas por
Anna Freud y Melaníe Klein, y propone su propia perspectiva. Reconoce y
valora la agudeza especulativa y la percepción clínica de Klein, pero recha-
za la actitudautoritaria y militante de plantear su teoría, estilo dogmático
que ella misma, de un modo u otro, fomenta en sus discípulos.
¡USTED NO EMPLEA
MIS TÉRMINOS PARA
LA DESCRIPCIÓN DE
LOS TRATAMIENTOS
QUE CONDUCEl
DEAS AJENAS SI NO
NERÍA DE M! PROPIA
MENTE, CUANDO ESO
'E DÓNDE PARTIERON...
PERO, WINNICOTT, ES NB
QUE MI DISCURSO SE IM
LAS DEFORMACIONES
PRETENDEN IMPONER
ANNAFREUDLANOS; ¡PARA ESO
TODOS TENEMOS QUE USAR LAS
MISMAS EXPRESIONES Y TÉRMINOS!
Las
'EAS SÓLO PERDURARÁN EN
•SCUBIERTAS Y REFORMULADAS
¡NAL POR OTROS ANALISTAS Y
:iO PARA SUS PROPIAS
. es, USANDO SUS PROPIAS
PALABRAS... RECUERDE, SRA. KLEIN, "LA LECCIÓN
DE lONESCO", QUE NOS DICE QUE LA TENTACIÓN
DEL MAESTRO ES LA MUERTE DEL DISCÍPULO...
su
ra
Klein se repiten como un credo incuestionable entre sus
no admite asimilarse de ese modo al pensamiento de
:ir la jerga kleiníana que todos deben emplear pa-
;ias clínicas, una jerga a la "•- "«—'--- •*—**--
Grupo intermedio
Sin apartarse del todo, Winnicott empieza a tomar distancia de su maestra,
tratando de explorar el campo de la psicología de los niños desde una posi-
ción menos sujeta a tener que confirmar una posición teórica previa. Tanto
Anna como Melanie están llenas de "respuestas" para todo lo que observan,
ya no queda para ellas ningún misterio, en tanto Winnicott afirma una y otra
vez que el terror del científico es, justamente, quedarse sin preguntas...
LA ÚNICA COMPAÑÍA DE QUE DISPONGO CUANDO ME INTERNO EN ESE
TERRITORIO DESCONOCIDO DE CADA NUEVO PACIENTE ES LA TEORÍA QUE
SIEMPRE ESTÁ CONMIGO, QUE SE HA CONSTITUIDO EN PARTE DE MI SER Y
A LA QUE NI SIQUIERA NECESITO RECURRIR DE UN MODO DELIBERADO. Y
UNA TEORÍA DE LA QUE NO ME PUEDO "APROPIAR", SEGÚN MI PUNTO DE
VISTA, ME SIGUE SIENDO DEMASADO AJENA Y NO ME SIRVE PARA NADA.
36
Finalmente, Winnicott, junto con otros analistas, funda el "grupo intermedio"
para diferenciarse de las posturas teóricas que enfrentaban a Melanie Klein y
a Anna Freud. No se trata de un grupo conciliador y ecléctico (que tome as-
pectos de ambas teorías en pugna, o que intente conciliar dichas posiciones
teóricas antagónicas), sino de una agrupación que desarrolla y propone, para
la Sociedad Británica de Psicoanálisis, sus propias ideas de un modo positivo.
37
El aislamiento
Por consejo de Melanie Klein, Winnicott está en tratamiento con Joan Rivié-
re, su discípula más cercana. En la medida en que éste empieza a elaborar
su propia teoría del desarrollo emocional y a apartarse de las enseñanzas de
Melanie Klein, Riviére (fuertemente alineada con las enseñanzas de Klein) lo
empieza a criticar duramente en el marco de las reuniones científicas de la
Sociedad Británica de Psicoanálisis. Winnicott se lamenta, en la intimidad, de
que Riviére lo "analice públicamente" durante esas reuniones.
i ¿SABE UNA COSA, SRA. RMÉRE?
\Y PREPARANDO UN LIBRO
\E LA IMPORTANCIA PEL
MEDIO AMBIENTE EN EL
\O EMOCIONAL.
Si USTED ESCRIBE UN LIBRO
SOBRE EL MEDIO AMBIENTE,
LO CONVERTIRÉ EN RANA.
¡DlOS MÍO, ISUAL QUE EN
LOS CUENTOS DE BRUJAS...
En cierta oportunidad, Joan Riviére proclamó en el departamento médico de
la Sociedad Británica de Psicoanálisis que Winnicott hacía teoría a partir
de su propia enfermedad, Et malestar del grupo kleiniano por las innovado-
ras ideas de Winnicott fue de tal envergadura, que prohibió a sus miembros
la lectura de sus escritos publicados por la Clínica Tavistock de Londres.
38
El "bebé de Klein" y "el bebé de Winnicott"
Para Melanie Klein, el bebé, casi desde su nacimiento, posee una madurez
psíquica suficiente como para relacionarse activamente con su madre, ma-
nifestando su amor y sus enojos, según ella satisfaga o frustre sus necesi-
dades. La madre, para el bebé, no se percibe como una persona total, sino
dividida en dos objetos parciales: un "pecho bueno" que alimenta y gratifi-
ca, un "pecho malo" que frustra y le genera odio.
SERÍA CONVENIENTE QUE
LA MADRE DE ESTE NIÑO
ESTE BEBÉ, AL ̂ XjK/tSsl VINIERA A ATENDERLO LO
SENTIRSE FRUSTT?AD~XV5c ANTES POSIBLE...
SIENTE EL DOLOR
INSOPORTABLE QUE LE
PRODUCE EL HAMBRE.
RARA MANEJAR ESTA
SENSACIÓN
DESAGRADABLE,
CONSTRUYE
TEMPRANÍSIMAS •
IMAGINACIONES, EN
LAS QUE SUPONE QUE
LA FRUSTRACIÓN
DEVIENE DE UN PECHO
MALO QUE LO ATACA
DESDE EL INTERIOR DE
sus "TRIPAS".
En oposición radical a las ideas de Melanie Klein, Winnicott destaca el ex-
tremo grado de dependencia y vulnerabilidad del bebé durante sus prime-
ros meses de vida. La idea de un pecho como "objeto" que posibilita un
vínculo entre él y su madre es un asunto muy complejo para el bebé y su-
pone -en el pensamiento de Winnicott- un prolongado proceso de desarro-
llo. Es la madre quien posibilita con sus cuidados que su pecho se consti-
tuya en el primer símbolo para el encuentro y comunicación con ella, y no a
la inversa -como lo piensa Melanie Klein-, que sea la simbolización tem-
prana del pecho materno por parte del bebé -según lo frustre o satisfága-
lo que construya luego una relación posible con la madre.
39
"Los bebés no existen"
En la concepción kleiniana, el bebé establece tempranas "relaciones de ob-
jeto". Desde el nacimiento, instrumenta diversas estrategias para vincular-
se con el mundo (que se reduce, para el bebé -en una primera etapa, de O
a 3 meses-, a un pecho que "satisface" o "frustra"). Estas relaciones de ob-
jeto se establecen a partir de la producción de fantasías en el bebé que ha-
cen del malestar la idea de un objeto "malo" que ataca desde el exterior, y
de la satisfacción, el efecto benéfico de un pecho "bueno" que da alimento
y cariño.
Winnicott afirma que, cuando ve a un bebé, lo que en realidad observa es
cómo lo sostiene la madre. Sin el cuidado de una madre, un bebé no puede
empezar a desarrollarse. El propio bebé no está constituido al nacer como
una unidad movida por algún tipo de intención subjetiva como las que des-
cribe Melanie Klein en términos de fantasías. Winnicott rechaza la noción
kleiniana de "relaciones de objeto" para pensar el vínculo del bebé con la
madre como una relación de un ser no integrado y absolutamente depen-
diente. Piensa que es un conjunto de cuidados lo que permitirá la progresi-
va estructuración psíquica del bebé.
40
El factor ambiental
La novedad que propone Winnicott es la consideración de los factores am-
bientales que rodean al niño, para destacar cómo gravitan en el curso de
su desarrollo. Los estímulos que le llegan al bebé deben mantenerse en un
determinado nivel, lo más bajo posible. Si son excesivos, perturban su ca-
pacidad para soportarlos y generan un efecto traumático; pero, si son de-
masiado pocos, no se registran los estímulos necesarios que impulsen un
crecimiento adecuado.
¡AHHH!, OTRA VEZ
QUIERES QUE TE
ALCEN Y HAGAN
MIMOS... ¿O TE
DUELE LA RANCITA?
Pero, para Winnicott, los estímulos que llegan al bebé nunca son "puros",
siempre están tamizados y vehiculizados por la intervención de la madre.
Para Klein, el bebé ya puede "pensar" al mundo y otorgarle algún tipo de
sentido a sus estímulos y sensaciones (por ejemplo, interpretando el dolor
que le produce el hambre como algo que lo ataca desde "adentro"); para
Winnicott es la madre -con sus cuidados- quien Ee va significando al bebé
los posibles sentidos de sus estímulos. La idea de un "adentro"-Hafuera" no
es -para Winnicott- algo que esté estructurado en la mente del bebé des-
de el nacimiento.
41
Maternaje
Por su extrema prematuración al nacer, el bebé debe ser preservado en todo
momento de estímulos que puedan superar su precaria capacidad de tole-
rancia. Oe modo que los cuidados maternos actúan como una barrera an-
tiestímulos (contra el hambre o frío excesivos, ruidos estruendosos o visitas
inoportunas que, por ejemplo, lo despiertan cuando ya está descansando,
etc.). La madre -dice Winnicott- le presenta el mundo en pequeñas dosis...
Incluso, las primeras experiencias de amamantamiento requieren de una
delicada disposición materna para "presentar" ia teta de un modo que pue-
da ser recibida por el recién nacido,
EL ESTAPO DE FRAGILIDADEN QUE SE ENCUENTRA LA MADRE ]
EN LOS PRIMEROS MESES DE VIDA DE SU BEBÉ ES UNA
SUERTE DS ENFERMEDAD NORMAL QUE PIENSO COMO UNA
"PREOCUPACIÓN MATERNA PRIMARIA". EN ESTE PERÍODO, LA
MADRE Sg IDENTIFICA CON LA PROPIA FRAGILIDAD DE SU BEBÉ,
PARA PODER INTUIR SUS NECESIDADES Y, ASÍ, ATENDERLAS,
El desarrollo emocional
del pequeño bebé, al abrigo
de los cuidados maternos, ^•'WiüMWl "*
avanza desde un estado de tranquilidad no perturbada -que Winnicott llama
"continuidad existencial"- hacia estados excitados del bebé en los que éste,
a partir de una exploración activa del entorno, hace un descubrimiento es-
pontáneo y pausado del mundo. Con los cuidados matemos, el bebé no se ve
obligado a tener que reaccionar a estímulos que él no puede ni prever ni ma-
nejar. Son los cuidados los que permiten que sea el bebé mismo el que salga
al encuentro del mundo antes que el mundo lo impacte con sus estímulos.
42
"Madre suficientemente buena"
Winnicott llama de este modo, o "madre de dedicación comente", a una
madre que es, simplemente, una mujer "común y corriente", en conexión
con su hijo, que va aprendiendo de la propia experiencia de la maternidad,
sin estar pendiente de libros especializados o del saber de otras mujeres.
Lleva adelante la tarea de maternaje partiendo desde su propio gesto es-
pontáneo. Hay un importante respaldo para su tarea en lo que le aporta la
tradición cultural del medio en que vive, pero esto no debe
anular nunca su propio criterio e iniciativa.
SEGURO QUE
SON LOS
PAÑALES...
La capacidad de maternaje de la madre implica
el enfrentarse con un importante margen de dudas
e incertidumbre -inevitables- en el cuidado de
su bebé. Durante esta etapa, es relevante la función
del padre para atender y cuidar que la madre tenga un entorno no pertur-
bador para realizar con tranquilidad su tarea. La madre atiende las diversas
y exigentes necesidades de su hijo, que se encuentra en estado de "depen-
dencia absoluta" (la dependencia es "absoluta", porque el bebé no tiene la
menor conciencia de dicho estado). El bebé, para Winnicott, es una suerte
de ser potencial, que necesita del sostén materno para ir encontrando dis-
tintas formas de realización; un determinado carácter, distintas modalida-
des de entretenerse, de relacionarse con sus objetos, etcétera.
43
Las funciones maternas
Winnicott asigna a la madre, sea cual fuera su estilo personal para llevarlas
a cabo, tres funciones maternas básicas y primordiales: sostén, manejo y
presentación objeta!. Cada una de estas funciones permite un logro madu-
rativo del bebé que lo lleva de un estado de extrema dependencia a otro de
progresiva independencia respecto de la atención materna. Por
supuesto, la independencia afectiva siempre es relativa y la
madurez implica cómo cada individuo tramita y se hace
cargo, responsablemente, de la dependencia inevitable
que siempre gravita en todo vínculo.
«OÊ aáSSS»1̂
La madre, con sus cuidados estables y un estado de ánimo previsible en su
quehacer, es decir, sin repentinos arranques de fuña ni bruscos "ataques"
de amor, permite que las experiencias que va viviendo el bebé tomen cre-
ciente significación para él. Con cada una de las funciones maternas, la ma-
dre hace que su bebé vaya logrando un estado de confianza y tranquilidad,
que será la base del desarrollo de su funcionamiento psíquico.
44
La falla materna
De las funciones maternas -pensadas como una estructura de cuidados ge-
neralizable a toda madre- se desprende una madre única y personal para
cada hijo que ella está criando. La singularidad de cada madre surge de las
variables fallas que se van sucediendo en su quehacer materno (sus apuros
o indolencias, sus distracciones o su exagerada dedicación, etc.). La falla
materna construye para el bebé el carácter personal de la madre, es el ras-
go que la torna reconocible.
Si SIGO ASÍ, NO VOY A PODER
TENER TODO LISTO PARA CUANDO
EL BEBÉ SE DESPIERTE...
MAMA
£5 UN POCO
ANSIOSA, PERO
SIEMPRE TIENE
LÍSTO LO QUE
YO NECESITO.
_—
Así, la "falla materna" sólo indica el especial ritmo de una mujer para en-
carnar tareas (que sólo idealmente pueden ser pensadas como perfectas).
Cuando falla, la madre se recorta como algo "no-yo", y fuerza al bebé a te-
ner que "pensarla" como algo distinto. La falla abre a la percepción de ese
"algo" que cuida: la madre. De modo que la madre es el resultado de su fa-
lla en el marco de sus buenos cuidados. La madre suficientemente buena
resurta ser aquella que falla de un modo confiable (no caóticamente).
45
La función de sostén
El sostén materno se corresponde con el estado más crítico de la "depen-
dencia absoluta" del bebé, imperante en los primeros meses de vida. Duran-
te ese período, el bebé está a expensas de innumerables estímulos a los que
no puede responder por su prematuración neurofísiológica al nacer (incoor-
dinación motriz por falta de mielinización de los axones neuronales, falta de
pautas que le permitan ordenar con signifi-
cación la estimulación que le
llega). El bebé se limita a sufrir
un malestar o a disfrutar un
bienestar -que suceden o de-
jan de suceder sin lógica algu-
na para el bebé-, etc.
AHORA TENGO
LA SENSACIÓN
DE EXISTIR COMO
UNA UNIDAD.
O
O
En este período, el bebé se caracteriza por su estado de no-integración sen-
sorio-motriz, lo que le impide adaptarse adecuadamente al ambiente. La
madre, al alzarlo, acunarlo, mirarlo y nombrarlo (diversas modalidades de lo
que Winnicott llama "sostén" materno), va permitiendo la progresiva inte-
gración de su hijo. Con este aporte materno del sostén, el niño va logrando
poco a poco un creciente pero precario sentimiento de unidad psicosomá-
tica (la de existir como unidad en un determinado lugar, poseer un cuerpo,
estructurar una membrana limitante entre lo "yo" y lo "no-yo", etc.).
46
"Tener una historia"
U integración que favorece el sostén materno no sólo permite al bebé ad-
quirir un sentimiento de unidad corporal, sino que hace que sus experien-
cias empiecen a organizarse según las coordenadas temporales sujetas a
las variables de un "principio", un "desarrollo" y un "fin". Es decir que el
sostén materno promueve la integración del bebé en el espacio (sentimien-
to del propio cuerpo como unidad, lo que a la larga se reunirá en el recono-
cimiento de un nombre propio) y en el tiempo.
CON ESTA
MÚSICA NOS
CONOCIMOS CON
PARA Y NOS
ENAMORAMOS,
QUISIMOS VIVIR
JUNTOS Y TENER
UN HUO TAN
LINDO Y BUENO
COMO VOS.
QUISIERA QUE,
CUANDO SEAS
SRANDE, TE
GUSTE TRABAJAR
CON MADESiA Y
HACER MUEBLES
COMO ÉL HACE...
El sostén permite al bebé una organización temporal de su transcurrir exis-
tencial al organizarío en ritmos -con sus "inicios" y "finales", sus "ahora",
sus "después"-, un modo de ordenar el devenir que aporta -poco a poco-
la matriz necesaria para ir construyendo una historia personal (con sus pre-
suntos "antes" y sus eventuales "después"). La madre, con la función de
sostén "en el tiempo", incluye a su hijo en una historia familiar que le da
pertenencia, ciertos ideales y referencias que marcarán su futuro. Cada
gesto materno orienta al bebé y le permite que, en el futuro, se reconozca
en sus gustos y proyectos; a todo esto Winnicott lo llama "sostén" materno.
47
Hacia la integración
El corolario del proceso de integración que facilita el sostén es un sentimien-
to de unidad que culmina en esa ficción tan parecida como distante de uno
mismo: ser "fulano de tal". Se construye así un sentimiento de mismidad en
un ser humano, que permite cierto autorreconocimiento y "carta de presenta-
ción" en el mundo. Al proceso de integración contribuye un vanado entrecru-
zamiento de contingencias (al que no escapan las "fallas maternas") que de-
terminarán un especial tipo de carácter, además de una historia familiar que
antecede e impone proyectos más o menos ajenos al bebé.
£S INCREÍBLE, TAN CHIQUITO Y ME PARECE QUE VA A SER
ARTISTA. EL OTRO DÍA LO LLEVÉ AL MUSEO DE BELLAS ARTES
Y N0 SASES CON QUÉ INTERÉS MIRABA LAS PINTURAS-
Este precipitado del Ser que Winnicott llama"integración", alrededor de un
cuerpo, un nombre y una historia, esa reunión de lo atomizado que es el
caos originario sensorio-motriz del bebé, es la atenuación de un movimien-
to que empieza a organizarse a partir de brazos firmes que sostienen y de
la mirada anhelante y viva de una madre que proyecta futuro en el destino
de su hijo. Sostén es rfarun lugar (brazos, cuna, historia familiar) y ofrecer
un tiempo (ideales, futuro, destino).
48
"El Dios viviente"
Marión Miiner, una psicoanalista inglesa muy próxima a los desarrollos de
Winnicott, ilustra la función materna de sostén del bebé recién nacido di-
ciendo que éste se encuentra en los brazos de un Dios viviente, agregando
que, si bien esta situación es realmente inquietante, peor aún es que este
Dios "abra los brazos" y lo deje caer...
ESTAR SOSTENIDO POR
OTRO SER HUMANO, Si
BIEN PUEDE APORTAR
UN SENTIMIENTO DE
^ SEGURIDAD, TAMBIÉN
4? T;ENE ALSO DE
/ PROFUNDAMENTE
INQUIETANTE, PORQUE
UNO ESTÁ SUJETO A
SUS VARIABLES
ESTADOS DE ÁNIMO Y
EVENTUALES
CAPRICHOS, CAMBIOS
. DE LOS QUE NO SE
SABE QUÉ
CIRCUNSTANCIAS
PUEDEN PRODUCIRLOS.
Aunque la madre no "abra" los brazos, cuida al bebé en el marco de muchas
otras preocupaciones que demandan su presencia, de modo que, más allá
de la solidez de su sostén, hay en sus cuidados vacilaciones esperables. Sin
embargo, dejar caer al bebé es dejarlo sin el sentimiento de poseer un cuer-
po, una historia donde inscribirse, un lugar desde donde iniciar su vida. El
bebé comenzaría su existencia con la sensación de una caída sin fin.
49
Sensación de no existir
Un modo en que ese "Dios viviente" puede "abrir los brazos" es el caso de
una madre psíquicamente muy perturbada, que no puede aportar ninguna
significación a los gestos de su hijo (llanto, sonrisas, silencios) y, por lo tan-
to, que no es capaz de atender a sus necesidades. Al no poder recortar, en
las diversas manifestaciones afectivas de su hijo, algún patrón de significa-
ción expresiva ("ahora estás enojado", "ahora quieres mimos", "ahora tie-
nes hambre", etc.), deja al bebé con una sensación de aislamiento e inco-
municación radical.
NO MOLESTES, QUE ESTOY
MIRANDO LA NOVELA.
También las "caídas" del bebé son producto de una atención de las necesi-
dades del bebé realizada de un modo mecánico o impersonal, sin el sopor-
te afectivo de amor -y también, a menudo, de fastidio- que implica para la
madre cuidar al hijo. Este modo de atención mecánico, de un "estar sin es-
tar" realmente con él, es un modo de inasistencia materna que impone al
bebé un estado radical e insoportable de soledad. El mundo comienza a re-
cortarse con algún relieve si la madre misma empieza a ofrecer al bebé, con
sus cuidados, una geografía afectiva de sí misma, con sus "buenos" y no
tan buenos momentos.
50
Caer para siempre
La falla severa o caótica (distinta de la falla natural y confiable de una ma-
dre común y corriente) son caídas desde el sostén materno al "vacío". Es-
tas caídas son para el bebé -por su extrema inmadurez y dependencia-
"¡mpensables". Como no posee aún una estructura psíquica ya desarrolla-
da, Winnicott dice que: "le pasa algo a alguien que aún no está", pero ese
"algo" queda registrado de todos modos como un núcleo de locura en la in-
timidad del ser.
A UN PACIENTE
LE ES MÁS FÁCIL
RECORDAR UN
TRAUMA QUE
RECORDAR QUE
NADA PASÓ
CUANDO PODRÍA
HABER PASADO.
Ese núcleo de locura, producto de una experiencia que desbordó la capaci-
dad psíquica del bebé, queda sin simbolización y, con frecuencia, lo impul-
sa a actos que ponen en riesgo su vida. En los tratamientos, el paciente que
sufrió tales faltas en el sostén materno necesita "recordar" ese suceso "in-
imaginable" ocurrido durante su período de dependencia absoluta, pero no
puede recordar algo que sucedió antes del desarrollo de su capacidad de
pensar. Hay una suerte de "pánico" inscripto en la vida del paciente, que lo
pone en estado de permanente zozobra y angustia.
51
Recordar actuando
El individuo que sufrió caídas impensables desde el sostén materno mani-
fiesta una sensibilidad muy aguda a las eventuales desatenciones de su
analista en el curso de un tratamiento (demoras, silencios prolongados, ol-
vidos, cambios de horarios, mudanzas, etc.), porque tales "fallas" del ana-
lista hacen resonancia con los traumas sufridos en el momento de su de-
pendencia absoluta -y que por su inmadurez quedaron fuera de su control-.
Hará objeto una y otra vez de violentas acusaciones y exigentes reclamos al
analista como un intento de poner bajo su control traumas que experimen-
tó muy temprano de manera absolutamente imprevista.
Estas manifestaciones son un modo de recordar la experiencia de una lo-
cura vivida -y perdida para lo psíquico- en los primeros días de vida. El
analista ayuda a simbolizar, por primera vez, la naturaleza de esta compul-
sión agresiva del paciente que desata sus "fallas", vinculadas a las fallas
caóticas de una madre "loca" que el paciente padeció en su infancia.
52
"Continuidad existencial"
En el proceso normal, el sostén materno intenta prolongar para el bebé una
experiencia del devenir temporal similar al que acontece en la vida intrau-
terina. En aquel primer habitat, reina un espacio carente de los rigores de
la ley de gravedad, e impera un devenir que no posee los apremios del dis-
currir temporal (sucesión de: "día-noche", "hambre-espera-saciedad",
"dormir-despertar", etc.). Al nacer, la madre procura alargar para su bebé
una existencia consistente en un tiempo sin fi-
suras ni desniveles. Winnicott llamará a
ese discurrir "continuidad existencia!",
que es -según sus propias palabras-
un "estar siendo".
La "continuidad existencial" es una experien-
cia sencilla de durar que no se ve afectada por vector
temporal alguno. De modo que la madre procura para el bebé un "estar
siendo", donde no haya ni un "antes" ni un "después91, ni antecedentes ni
prospectivas, sólo un prolongado y apacible "durante". El carácter inaltera-
do de ese devenir, que no posee las marcas de la menor expectativa, pre-
vención o nostalgia, es posible gracias a las funciones maternas que ope-
ran como "barrera antiestímulos" y que facilitan una adecuada constancia
en el nivel de excitaciones de su hijo.
53
Rupturas de la "continuidad existencia!"
Por supuesto, el estado de "continuidad existencia!" se logra apenas -y con
Inevitables contratiempos-. Sólo de a ratos, a partir de una retracción des-
de momentos excitados, el infans -por los cuidados confiables de su ma-
dre- es devuelto a cierto estado de descanso, donde puede vivir un "estar
siendo" sin perturbaciones. Son las inevitables "fallas" maternas en el sos-
tén lo que permite la inscripción de momentos disruptivos en la pretendida
continuidad del bebé: puntos en los que una excitación esperó demasiado
tiempo su atención, donde la leche estuvo demasiado fría o el abrigo algo
apretado, etcétera.
BEBÉ, YA TE DESPERTASTE,
ENSEGUIDA V0Y Y TE
PREPARO UNA MAMADERA.
Nada fuera de lo común, fallas que indican que el cuidado de la madre es
un cuidado "vivo", sujeto a las alternativas propias de una sensibilidad
atenta pero también -y por suerte- falible. Sin la natural falla materna, no
hay madre ni bebé: por ejemplo, la tardanza de! pecho que se instala en el
devenir impasible del infans abre la novedad de una "espera" e inaugura la
experiencia de una distancia y diferenciación madre-bebé.
54
"Madre suficientemente buena" - "madre loca"
Winnicott destaca condiciones que son propias del pequeño bebé, más allá
de las fallas maternas, y que también alteran su continuidad existencial. En
principio, el devenir del bebé se ve afectado por sus propias necesidades vi-
tales. Una de ellas, el hambre, retorna con cierta irregularidad cada tres ho-
ras, Al atender a este ciclo, la madre introduce un ritmo que va más allá de
lo estrictamente vital. Según su ansiedad, entusiasmo o desgano, etc., al ali-
mentarlo, introduce un compás, con sus aceleraciones o detenciones, que
posee ya un valor significante determinado.
/-SE VE 3UE TENÍAS HAMBRE, DESPUÉS
VAMOS A HACER UN PROVECHITO PARA
QUE NO TE DUELA LA PANCITA...
YA TE DUE QUE TÚ
TAMBIÉN TE TIENES QUE
OCUPAR DEL CHICO
PORQUE YO ESTOY
COMPLETAMENTE HARTA.
Es propio del sostén de la madre con sus cuidados -y sus inevitables y natu-
rales fallas- lo que reviste con significación los ritmos vitales de su niño (san-
cionándolos de diverso modo, como caprichos, mimos, enojo, etc.). Si las co-
sas van bien, se establece en el bebé -y se interioriza en su psiquismo- un
núcleo de confianza mínima que le permite vivir cada una de sus experien-
cias sin necesidad de establecer excesivas prevenciones (se trata de la inte-
riorización de los cuidados maternos confiables); de lo contrarío, si la madre
ha fallado demasiado severamente en su función, lo que el bebé acumula es
una experiencia de inestabilidad esencial en su psiquismo. En este último ca-
so, el bebé busca un exagerado control y previsibilidad en sus vivencias.
55
"Fallar para ser"
U consolidación en el funcionamiento psíquico de una estructura temporal
con sus ritmos y puntos de orientación ordinarios (pasado-presente-futuro)
y el reconocimiento de la presencia materna son dos acontecimientos si-
multáneos para el bebé. El tiempo toma cuerpo, profundidad y magnitud a
partir de las "fallas maternas", y la falla construye la advertencia paulatina
de la presencia necesaria de la madre (el primer "otro") para la vida. Cuan-
do el bebé empieza a tomar conciencia de su "dependencia", empieza, a la
vez, a apropiarse del tiempo y del espacio,
QUERO QUE TE QUEDES
CONMIGO Y ME CUENTES
CUENTOS DURANTE TODA LA
NOCHE PORQUE YO ME QUEDARÉ
DESPERTÓ COMO SIEMPRE...
La madre se hace real para el bebé como duración, es decir, como ritmo
temporal basado en la alternancia de su presencia-ausencia en sus cuida-
dos. Ella se hace pensable de un modo significante como tiempo (es ansio-
sa o pausada, afanosa o indolente, solícita o distante, etc.) y como espacio
(brazos que sostienen con firmeza o fragilidad, regazo que cobija o expulsa,
mirada que controla o no observa, etc.).
56
La continuidad y la falla
El buen cuidado materno le da al bebé el estado de confianza necesario
(sentimiento de continuidad existencia!) para tolerar -sin hundirse en un es-
tado insoportable de zozobra- sus fallas (rupturas de la con-
tinuidad existencia!). Las fallas se hacen, enton-
ces, pensables para el bebé at abrir una es-
tructura temporal que ordena con sentido las
experiencias (mamá tarda,
pero ya vendrá...).
DÉJENME, ME
VOY A PORTAR
BIEN Y ANTES DE
IR VOY A HACER
LA TAREA,
EXTRAÑO MUCHO A MIS PADRES,
PUEDO LLAMAR POR TELÉFONO A CASA?
La falla que abre al tiempo mensurable (la ruptura de la continuidad exis-
tencia! del bebé) es -al mismo tiempo- un descubrimiento del "otro" que
cuida, saca de cierta soledad cerrada y esencial del "estar siendo" y per-
mite construir esquemas significantes para asimilar y para poder dialogar
con lo "no-yo". Nada acorta más a! tiempo que "pasada bien", nada lo alar-
ga más que una "espera sin esperanzas"; el tiempo sin revestimiento sig-
nificante se hace anodino o insoportable. Es la madre, al encarnar con su
propio ritmo las funciones maternas, quien aporta una consideración per-
sonal del transcurrir.
57
Integración/no-integración:
el movimiento de lo psíquico
El cuidado materno sólo puede ser pensado en el marco de una falla más o
menos tolerable. La madre sostiene en su quehacer un movimiento que os-
cila entre, por un lado, restituir al bebé a estados de continuidad existencia!
(momentos de descanso en los que el bebé no se ve obligado a prestar
atención a ningún estímulo) y, por otro, hacerle vivir experiencias de una
ruptura (también tolerable) de dicha continuidad.
AH, TE ASUSTASTE,
PENSASTE QUE
MAMÁ SE HABLA IDO.
Las rupturas de la continuidad existencia) obligan al bebé a tener que ela-
borar una vinculación más activa con su madre, cuando -por ejemplo- ex-
plora atentamente sus movimientos y debe registrar ciertos aspectos del
medio ambiente que lo rodea o evalúa gritar y patalear para llamar su aten-
ción, etc. En los estados de "integración", el bebé se asume como una uni-
dad que puede invocar a otra unidad "no-yo". Estas integraciones se dan en
el marco de estados de no-integración; momentos en que el bebé descan-
sa y se desconecta del entorno, sin tener que llevar a cabo ningún esfuerzo
psíquico de atención o elaboración psíquica de estímulos porque la propia
madre se ocupa de ello con sus cuidados.
58
El mundo en pequeñas dosis
Winnicott ilustra esta función de la madre suficientemente buena con el mo-
delo de la primera experiencia oral del bebé con el pecho materno. En esos
primeros encuentros del niño con la madre, ésta coloca su pecho en el mo-
mento y lugar indicados como para que el bebé tenga la sensación de ha-
berlo creado (y no de que se le ha dado). Se trata de la intuición natural de
presentar el pecho unos momentos antes de que dicha necesidad se haya
desamarrado en voracidad desesperada, pero nunca antes de que el bebé
empiece a inquietarse por el despertar perturbador de una necesidad que
moviliza un gesto espontáneo de búsqueda.
PARA QUE EL BEBÉ TOME EL PECHO Y, EN DEFINITIVA,
"RECIBA AL MUNDO", LA MADRE TIENE QUE ESTAR
MÁS ATENTA A LOS RITMOS Y NECESIDADES DE SU
HIJO QUE LO CONTRARIO, AUNQUE, POR SUPUESTO,
SIEMPRE SERÁ UN POCO Y UN POCO.
SE ME ESTÁ\O
TARDE PARA
LLEGAR A LA
REUNIÓN,
PERO, BUENO,
NO QUERÍA
DESPERTARTE
ANTES DE
TIEMPO,
DORMILÓN...
DALE, DALE,
CHUPA LA
TETA, QUE
MAM1 SE
TIENE QUE IR
CORRIENDO
A UNA OTA.
El encuentro con el pecho ilustra cómo la madre va introduciendo al bebé
en la experiencia de tomar contacto -y tratar- con "otro ser humano". En el
ritmo de sus presencias-ausencias, sus ánimos y desánimos, etc., la madre
va introduciendo a su hijo en la complejidad de un intercambio con un otro
de quien se depende. La teta es el primer objeto de un intercambio simbó-
lico en el que "alguien" da algo a "alguien" que recibe.
59
Crear lo dado
En ese momento mítico -que Winnicott llama "primera mamada hipotéti-
ca"-, puede suponerse que el bebé siente hambre "por primera vez", lo que
le provoca una inquietud totalmente desconocida para él. Cierto malestar lo
mueve a la realización de un gesto de búsqueda. Ese gesto es espontáneo
porque no sabe a qué dirigirse ni qué cosa se está buscando... Es entonces
cuando la madre percibe esta inquietud de su hijo y le ofrece el pecho y sus
ganas de alimentarlo. Ese pecho se presenta, en la experiencia del bebé, co-
mo la prolongación del propio gesto de búsqueda del bebé, no como algo
dado desde el exterior por otra persona.
La ilusión del bebé es pensar que la realidad exterior se corresponde con su
propia capacidad de crear. Se trata de una experiencia de omnipotencia que
la madre permite que su bebé viva en los primeros intercambios con la te-
ta. Sólo progresivamente el bpbé tiene que ir admitiendo que la realidad es
ajena a sus intenciones de control y de dominio. De todas formas, siempre
perdurará en la vida de todo individuo la necesidad de sentir que, de un mo-
do u otro, se interviene de manera personal y creativa en ía concepción y en
el modo de ver y experienciar al mundo.
60
El "objeto transicional"
Cuando la madre le da al bebé el pecho en el momento y lugar en que éste
puede crearlo, posibilita a su hijo la experiencia de una paradoja: "crear lo
dado". Es decir, le da la oportunidad de empezar a sentir que la realidad se
corresponde con sus propias ideaciones subjetivas y de relacionarse con el
mundo desde su propia motivación. Hay un
tránsito paulatino entre el sentimiento del
bebé de haber creado los obje-
tos de su entorno y el recono-
cimiento de que éstos ya es-
tán efectivamente "allí", en la rea-
lidad, esperando ser encontrados.
¿ES MI CABALLITO O ES
LA ESCOBA DE MAMÁ?
O
o
DANI, ¿DÓNDE
ESTÁ MI ESCOBA?
El resultado final para un desarro-
llo emocional sano es que estos dos as-
pectos (el subjetivo y el objetivo, el que el pecho
sea algo "dado",pero también algo "creado" por él) nunca
están enteramente discriminados y disociados. El primer objeto sig-
nificativo para un ser humano debe estar a mitad de camino entre lo subje-
tivo (lo que él tiene la ilusión de haber creado) y lo objetivo (lo que le fue da-
do). Revestido de esa cualidad de paradoja (un objeto "creado-dado"), se
constituye el primer objeto simbólico para un ser humano y que Winnicott
llama "objeto transicional". Un objeto que está a mitad de camino, para el
lactante, entre lo "yo" y lo "no-yo".
61
Entre presencia y ausencia
Los objetos transicionales, como su nombre lo indica, son objetos que en-
carnan para el bebé una transición o movimiento (entre lo yo y lo no-yo, lo
extraño y lo familiar, lo propio y lo ajeno, el adentro -lo imaginado- y el
afuera -lo percibido objetivamente-), y, además, acompañan al bebé cuan-
do él mismo está en tránsito (por ejemplo, el típico muñeco de peluche, o la
frazadita, al cual el bebé se aterra en su movimiento desde la vigilia hacia
el dormir).
En un principio, e) objeto transicional representa a la madre cuando ella es-
tá ausente, pero no anula la realidad de su no-presencia. No es un objeto
fetiche. Son símbolos que la recuerdan -sin confundirse con ella-, le ayu-
dan al bebé a sostener una espera y una soledad para que no resulte de-
masiado angustiosa.
62
El valor de la ausencia
Para Melanie Klein (la referencia teórica más importante anterior a los des-
arrollos de Winnicott), cuando un bebé tiene hambre y el pecho que alimen-
ta no aparece para gratificarlo, esa inasistencia del pecho no es pensada
por el bebé -según Klein- como una ausencia temporaria del pecho grati-
ficante que se anhela, sino como la presencia efectiva -en su fantasía- de
un pecho "malo", que obtiene placer en frustrarlo.
EL PRIMER SÍMBOLO -RARA EL
BEBÉ- REPRESENTA SIEMPRE
LA PRESENCIA DE UN OBJETO
AUN CUANDO NO ESTÁ.
QUE EL NIÑO PUEDA SIMBOLIZAR LA
AUSENCIA DE LA MADRE SERÁ EL ORISEN
DE TODA SIMBOLIZACIÓN POSIBLE.
Para Winnicott, en cambio, el objeto transicional puede simbolizar la ausen-
cia de! pecho que se demora en llegar, pero no lo sustituye -negando su au-
sencia, como si le dijera al bebé "acá no falta nada ni nadie"-. Este objeto
representa un movimiento en la función materna, que simboliza el ritmo de
su presencia y su ausencia, haciendo de su ausencia una "presencia poten-
cial" (está ausente pero disponible si se la necesita), y de su presencia una
ausencia potencial (la madre está presente pero no de un modo intrusivo, de-
ja hacer al bebé cuidando de su estado de soledad en su compañía).
63
Hacer contacto con el mundo
A través del objeto transicional, el bebé puede tomar contacto -y, a su vez,
mantener una distancia- con la madre; lo ayuda a reconocer que ella está
motivada por deseos que no lo tienen como único protagonista. De un mo-
do más abarcativo, este primer símbolo del bebé representa un poco lo que
el propio deseo del bebé quiere que sea el mundo y lo que la realidad le im-
pone sin su consentimiento.
El objeto transicional, como mediador simbólico, es un símbolo que une y
separa al mismo tiempo. En algunos casos, el objeto transicional encarna
en algún objeto especial para el bebé, un objeto que iuego él necesita llevar
siempre consigo, sobre todo en los momentos en que siente una angustia
de soledad y ia separación se apodera de él.
64
El uso en lo transicional
La handling del objeto transicional, el llevarlo de aquí para allá, el ponerle
nombre, maltratarlo, abrazarlo, olvidarlo y volver a buscarlo para jugar con
él, implica una experiencia de "apropiación" de lo que es ajeno y aportado
por la cultura (como cuando se pronuncian las primeras palabras, pero
aportando una entonación que es absolutamente personal).
OTRA VEZ TE ESCAPASTE,
AHORA TE VAS A IR CASTISADO
A LA CAMA Y SIN POSTRE. ,
En esa apropiación de lo dado, hay una aceptación necesaria -al mismo
tiempo- de la herencia cultural, que se enriquece con ef uso que cada ser
humano le va dando a esa dotación "ajena". Sólo se puede ser original, di-
ce Winnicott, sobre la base de la tradición.
65
Ni tuyo ni mío, ni realidad ni fantasía
Acerca del objeto transicional -comenta Winnicott- puede decirse que se
trata de un convenio entre la madre y el bebé al presentarle al primer obje-
to, la teta -en la experiencia de amamantamiento-. En ese momento, la ma-
dre no debe formular la pregunta: ¿concebiste esto o te fue presentado des-
de fuera? lo importante -dice Winnicott- es que no se espera del bebé de-
cisión alguna al respecto (¿es tuyo o mío?; ¿es una realidad o tu fantasía?).
Por supuesto, la ¡dea de formular o no la pregunta se pone de relieve para
el bebé por cierta actitud de la madre en sus cuidados.
ESTA MADRE, EN LUGAR DE ADAPTARSE A LA
NECESIDAD DE SU HIJO, IMPONE SUS PROPIAS
NECESIDADES; DE ESE MODO, LA REALIDAD
QUE LE PRESENTA A SU HUO RESULTA
MUY AJENA Y EXTRAÑA AL BEBÉ, QUE
NO PUEDE ENMARCARLA EN SU
PROPIO RITMO VITAL.
JUSTO AHORA
QUE QUERÍA
SALIR A CAMINAR
UN POCO TE
ASARRA
HAMBRE!! DALE,
DALE, APÚRATE...
Aunque la madre "no formule la pregunta", el hecho de que la teta aparez-
ca siempre -e inevitablemente- un poco antes o un poco después del mo-
mento en que se la necesita, impone al bebé, desde un principio, ia duda
(¿me lo dan o lo estoy creando?, ¿lo domino o escapa a mi control?).
66
Rupturas de la continuidad
Si el pecho tarda demasiado en llegar cuando el bebé lo necesita, escapa
totalmente a su gesto espontáneo y se produce una ruptura (modelo de
"ruptura existencia!") entre el movimiento de encuentro con el mundo -del
bebé- y tos objetos (que "deberían estar allí", al alcance de su intención y
de su mano...). Los objetos resultan ser entonces muy ajenos para él, y se
produce, de un modo demasiado anticipado en la vida del ser humano, el
descubrimiento de la propia dependencia.
Pero si el pecho no "tarda nada" (por la presencia de una madre que está
excesivamente atenta y solícita a los signos de inquietud o malestar que
manifiesta su hijo, casi anticipándolos), el pecho parece mágico y no se lo
vive como algo real y distinto de sí. Sólo con su progresiva madurez, el be-
bé desarrollará la capacidad de distinguir realidad de fantasía, pero ningún
ser humano estará jamás totalmente seguro de dónde termina una cosa y
dónde empieza la otra. Se puede decir que la salud es soportar esa duda y
"sacarle partido" construyendo una realidad acorde con los sueños. Sólo los
sujetos muy enfermos, en los que la madre ha fallado severamente en la
función de "presentación objetar, intentan estar totalmente seguros del lí-
mite "realidad-fantasía".
67
Simbolismo y objeto transicional
En definitiva, el objeto transicional surge, para el bebé, de una primera ex-
periencia de relación y contacto con otro ser humano -s\i madre- y se
constituye en el primer símbolo que da la posibilidad de un intercambio con
ella .Inaugura el uso de los símbolos que permitirán al bebé expresarse y
establecer un dialogo con los demás y con el mundo
A partir de la instauración -entre madre y bebé- del objeto transicional, el
niño irá conquistando progresivamente la significación de los diversos ob-
jetos que lo rodean, hasta configurar, con ese conjunto, un universo en el
que podrá encontrar un lugar y hacer la experiencia de ir integrándose en
el propio medio cultural -sin enajenar su iniciativa personal
68
Dar lo que será creado
En ios primeros intercambios con el bebé, la donación del pecho sólo ocurre
si la madre lo ofrece -únicamente- cuando ese pecho deja de ser suyo y pa-
sa a ser la creación de su hijo. Es decir que la madre sólo "tiene" un pecho
"para dar" cuando el bebé puede crearlo. Pero, al mismo tiempo, el bebé só-
lo se siente dueño de un pecho si admite que puede crearlo únicamente
cuando se lo dan... El objeto transicional es un límite a la omnipotencia tan-
to del bebé como de la madre: ambos lo poseen pero ninguno de los dos pue-
de dominarlo, sólo así pueden vivir juntos una experiencia de intercambio.
PARA QUE LA TETA ENTRE

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