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Cuadro comparativo virus Azul Karel Montalvo Chávez 402° Virus Agente causal Mecanismo detransmisión Síntomas o cuadro clínico Diagnóstico y tratamiento Situación actual y factores de riesgo Medidas preventivas Virus del oeste del Nilo El VON, que pertenece al género Flavivirus. Se transmite principalmente por la picadura de mosquitos infectados, también por el contacto con animales infectados, si sangre u otros tejidos. Fiebre, malestar general y ocasionalmente causa encefalitis, meningitis, coma, convulsiones o parálisis. Puede detectarse en casi todas las muestras de líquido cefalorraquídeo y de suero extraídas. El tratamiento consiste en administración de líquidos por vía intravenosa, apoyo respiratorio y prevención de otras infecciones secundarias. No hay vacuna. Se han documentado casos en EUA, México. Jamaica, Cuba, Puerto Rico y El Salvador. En 2012, 286 personas en EUA murieron por este virus. El riesgo de desarrollar la enfermedad, aún estando infectado, es bajo; menos del 1% enferman gravemente. Uso de mosquiteros y repelente. Evitar las actividades al aire libre en horas de más riesgo. Usar protección al manipular animales enfermos y durante la matanza de los mismos. Dengue DENV, virus RNA de la familia Flaviviridae. Picadura del mosquito del género Aedes. Fiebre alta, nauseas y vómito, erupción cutánea, sangrado de encías y nariz, debiolidad, tos y dolor de garganta. Medir el nivel de anticuerpos a través de muestras de sangre, hemograma completo o pruebas de la función hepática. Tratamiento: antiinflamatorios, antipiréticos y reposo. Se producen 390 millones de infecciones por año, 96 millones se manifiestan clínicamente. Vivir o viajar a regiones tropicales o una infección previa por un virus del dengue son factores de riesgo para contraerlo. Eliminar los desechos sólidos. Limpiar y vaciar depósitos de agua. Insecticidas. Mosquiteros. Fumigaciones. Zika ZIKV, virus RNA de la familia Flaviviridae. A través de la picadura de mosquitos infectados en regiones tropicales, o al tener relaciones sexuales con una persona infectada. Fiebre, erupciones cutáneas, conjuntivitis, dolor muscular o articular, malestar general, cefalea. El diagnóstico de comprueba mediante pruebas de sangre u otros fluidos, como semen u orina. No hay tratamiento para la infección por el virus del Zika. Hasta 2016 un total de 52 de países notificaron casos de transmisión local del virus y se confirmaron al menos 2881 casos. Los factores de riesgo son: la estancia en lugares endémicos, contacto sexual sin preservativo con un infectado, transfusión de derivados de la sangre. Protección contra picaduras de mosquitos. Eliminar criaderos en acumulaciones de agua. Uso de larvicidas e insecticidas. Mosquiteros. Usar preservativo durante el coito. Fiebre amarilla Virus del mismo nombre, RNA de la familia Flaviviridae. Los mosquitos infectados transmiten el virus de una persona a otra. Fiebre, cefaleas, ictericia, dolores musculares, náuseas, vómitos y cansancio. Se diagnostica mediante pruebas de sangre. No hay tratamiento antivírico específico para la fiebre amarilla, pero se trata la deshidratación, la insuficiencia hepática y renal y la fiebre. Se calcula que cada año se producen en el mundo 200.000 casos de fiebre amarilla que causan unas 30.000 muertes, 90% ocurren en África. Se corre el riesgo de contraer la enfermedad al viajar a una zona donde los mosquitos siguen portando el virus de la fiebre amarilla. Los adultos mayores corren mayor riesgo de contraer un caso grave de la enfermedad. Vacuna Utilizar repelente contra mosquitos. Usar prendas de manga larga y pantalones largos. Uso de mosquiteros. Evitar actividades innecesarias al aire libre cuando los mosquitos estén más activos. Coronavirus SRAS-CoV, del género Coronavirus y familia Coronaviridae Se transmite de persona a persona a través de las gotículas que salen despedidas de la nariz o la boca de una persona infectada al toser, estornudar o hablar. Tos seca y el cansancio. Otros menos frecuentes son los dolores y molestias, la congestión nasal, el dolor de cabeza, el dolor de garganta, la diarrea, la pérdida del gusto o el olfato y las erupciones cutáneas o cambios de color en los dedos de las manos o los pies. Hay dos tipos de pruebas de detección del COVID-19 disponibles: pruebas virales y pruebas de anticuerpos. Se utilizan antibióticos para prevenir o tratar infecciones bacterianas secundarias que pueden ser una complicación en pacientes graves. Actualmente hay cerca de 5 millones de casos confirmados en el mundo, de los cuales solo 1.6 milones se han recuperado y 321 mil han muerto. Los adultos mayores y las personas de cualquier edad con afecciones subyacentes graves podrían correr mayor riesgo de enfermarse gravemente a causa del COVID-19. Lavarse las manos con frecuencia. No tocarse los ojos, la boca o la nariz. Cubrirse con el antebrazo al toser o estornudar. Mantener una distancia de al menos 1.5 de otras personas. Influenza (H1N1) H1N1v Se transmite de persona a persona al hablar o por estornudos. Cefalea, tos, dolor de garganta, malestar general, dolor muscular y articular, fiebre mayor a 38.5 ºC, en ocasiones diarrea y vómito. Se hacen distintas pruebas de diagnóstico: cultivo, detección de AG virales, detención de ácidos nucleicos, serología. Se utilizan tratamientos antivirales como oseltamivir y zanamivir, en aquellos pacientes con factores de riesgo de complicaciones. Este virus ya no es una pandemis, sin embargo sigue circulando como virus de la influenza estacional. En México, Para la temporada 2019-2020 se han confirmado 1700 casos. Personas con alguna de la siguientes afecciones tienen un mayor riesgo de complicación: asma, afecciones neurológicas, trastornos sanguíneos, enfermedades pulmonares. Evitar el contacto directo con las personas enfermas. Lavarse las manos de manera frecuente. Usar alcohol en gel o líquido para desinfectar. No tocarse la cara. Cubrirse al estornudar o toser. Chikunguya CHIKV, del genero Alphavirus. Se transmite deuna persona a otras por la picadura de mosquitos hembra infectados. Fiebre y fuertes dolores articulares, además de dolores musculares, dolores de cabeza, náuseas, cansancio y erupciones cutáneas. Para establecer el diagnóstico se utilizan pruebas serológicas, como la inmunoadsorción enzimática . Las muestras se analizan con métodos serológicos y virológicos. El tratamiento consiste en aliviar los síntomas con antipiréticos, analgésicos óptimos y líquidos. En 2016, hubo un total de 349.936 casos sospechosos y 146.914 confirmados, y a partir de entonces los casos han disminuido considerablemente. Un factor de riesgo importante es la proximidad de las viviendas a lugares de cría de los mosquitos. Reducción del número de depósitos de agua naturales y artificiales. Usar ropa que reduzca al mínimo la exposición de la piel. aplicar repelentes a la piel o a la ropa. Uso de mosquiteros.
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