Clero_novohispano_Independencia

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Clero novohispano y la Independencia
La Iglesia novohispana era vista como un conjunto bien articulado que revelaba poder y vitalidad. Según Francisco Xavier Lizana y Beaumont, en su discurso "Sobre el trato y comportamiento de los americanos", la Iglesia novohispana era superior a la de otros virreinatos en cuanto al número de clérigos, con alrededor de 10,000 eclesiásticos en la Nueva España y 2,657 solo en la arquidiócesis de México. 
En 1808 se generó una crisis política que se desató en España después de la invasión napoleónica, en marzo de ese año, las tropas francesas invadieron España y obligaron al rey Carlos IV y a su hijo Fernando VII a abdicar en favor de Napoleón, esto provocó una crisis de legitimidad en España y en sus colonias, incluyendo la Nueva España. 
La noticia de la invasión francesa y la abdicación de los reyes españoles provocó una serie de reacciones. Por un lado, hubo muestras de lealtad al rey Fernando VII y de rechazo a la invasión francesa. Por otro lado, algunos sectores de la sociedad novohispana comenzaron a cuestionar la legitimidad del gobierno español y a plantear la posibilidad de una independencia. 
En este contexto, la Iglesia novohispana desempeñó un papel importante en la defensa de la legitimidad del gobierno español y en la promoción de la lealtad al rey Fernando VII; se llevaron a cabo juras de lealtad en nombre del rey en muchas ciudades de la Nueva España, y se predicaron sermones en defensa de la monarquía y en contra de la invasión francesa. 
También hubo sectores de la Iglesia novohispana que comenzaron a cuestionar la legitimidad del gobierno español y a plantear la posibilidad de una independencia. Algunos clérigos se unieron a los movimientos insurgentes que surgieron en la Nueva España a partir de 1810. 
La figura central de los discursos y las expresiones de lealtad en la Nueva España fue el rey Fernando VII, en casi todas las ciudades del mundo hispánico se llevaron a cabo juras de lealtad en su nombre, y hubo celebraciones en casi todas las capitales. Los sermones, oraciones fúnebres, exhortos y demás expresiones tuvieron como tema la invasión de la península, el homenaje al monarca y la suerte de los ejércitos españoles durante la guerra. 
En la víspera del 12 de diciembre de 1808, se celebró la festividad del Desagravio de Jesucristo en la catedral metropolitana de la Ciudad de México. Durante la misa, un joven predicador pronunció un sermón en el que se habló de las culpas que motivan las desgracias presentes y se hizo una alusión a las expresiones subversivas que se encontraban en muchas esquinas de las calles del virreinato. 
El arzobispo Francisco Xavier de Lizana y Beaumont también habló de cuestiones graves y circunspectas en sus sermones, insistiendo en la necesidad de observar el rigor de las costumbres y la pureza de las celebraciones, exhortó a los feligreses a enmendar sus conductas para evitar los castigos divinos. 
El sermón también hacía referencia a la profecía de Ezequiel, en la que Dios ordena hacer una cadena después de anunciar la destrucción de Judá por sus pecados, fue una enérgica exhortación a la fidelidad y a la unidad en tiempos de crisis. 
En 1809 se dio una oportunidad para la Iglesia novohispana de demostrar su vigor y su compromiso con la defensa de la legitimidad del gobierno español y la lealtad al rey Fernando VII, esto fue por medio de una visita, asignada por el arzobispo de México, Francisco Javier de Lizana y Beaumont, y llevada a cabo por el obispo de Oaxaca, Alonso de Ortigoza y Sotomayor. El objetivo era evaluar la situación de la Iglesia y promover la unidad y la lealtad al gobierno español. 
Se llevaron a cabo inspecciones en las iglesias y se entrevistaron a los clérigos para evaluar su lealtad al rey y su compromiso con la Iglesia; también se promovió la enseñanza del castellano y la erradicación de las formas "obscuras" con que en algunos lugares se seguía practicando la religión católica. 
ReferenciasIbarra, A. (2010). El clero de la Nueva España durante el proceso de independencia, 1808-1821. México. UNAM, pp. 9-24.