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Ambientes con características de transición de acumulación detrítica formados por procesos de acumulación sedimentaria

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Ambientes con características de transición de acumulación detrítica formados por procesos de acumulación sedimentaria
Este tipo de ambientes se caracteriza por procesos de acumulación sedimentaría de detritos, destacándose los subtipos:
• Deluvial, depósitos de lavado. 
• Coluvial, depósitos desplazados por influencia de la gravedad.
• Proluvial, depósitos de torrentes. 
Estos procesos se desarrollan en las laderas por la acción conjunta de movimientos gravitacionales y de lavado, se difunden al pie de las laderas con depósitos de calibre heterogéneo, modelados por condiciones de acumulación sedimentaría, con una distribución de facies proximales y distales, controlados por procesos mixtos erosivos-acumulativos, dispuestos al pie y al frente de las elevaciones orográficas, caracterizadas por una morfología de colinas aisladas, entre los que se mezclan depósitos proluviales. Los tres tipos de depósito coalescentes forman rampas de transición por arriba de los seis grados de pendiente.
Ambientes acumulativos de baja energía física, de acreción sedimentaria
Se caracterizan por el hundimiento controlado del terreno, el lavado difuso laminar y de materiales biogénicos particulados acarreados por el agua, por el drenaje deficiente y de carácter arréico, y por la escasa sedimentación detrítica de textura fina y limosa. Formado sobre cuestas de declive tendido de piedemonte y de posición distal, planicies fluviales inactivas, remanentes, lacustres y palustres. 
Ambientes fluviales de planicies aluviales
Los principales ambientes que se desarrollan son:
a. Ambiente de planicie fluvial caracterizado por la acumulación de sedimentos de transporte rotacional o de tracción, saltación y suspensión determinados por regímenes hidrológicos y pluviales.
b. Ambiente fluvial léntico con vegetación de galería y pantano (función de corredor biológico) dispuesto en los estilos de relieve residual.
c. Ambiente mixto cuando se conjugan o se yuxtaponen modelados de procesos diversos.
d. Ambiente estructural controlado por la dinámica endógena, a través de hundimientos, levantamientos, determinados por estructuras disyuntivas, así como desplazamientos de rumbo deslizante. En este caso, el mapeo se reduce simplificando el trazo a los elementos lineales. 
Por último, cabe señalar que la delimitación entre los distintos ambientes identifica discontinuidades objetivas que permiten establecer los contactos de las relaciones entre los elementos del paisaje.
Balance entre morfogénesis y edafogénesis
Según Tricart (1973, en Rossignol, 1987a y b), los procesos de la morfogénesis dirigen la actividad y la evolución del relieve, mientras la edafogénesis interviene en los materiales sedimentarios y aquellos transformados por la morfogénesis, así la dupla en cuestión interactúa dialécticamente uno sobre otro y ejerce, de manera simultánea, una competencia sobre el mismo medio. 
La evolución de los suelos y del modelado del relieve tiene lugar con diferentes velocidades, tal hecho se puede evidenciar a través de la estabilidad o su inestabilidad del paisaje. Así, en los medios estables, los procesos del modelado son de baja energía física y solo retocan el modelado, facilitando la edafogénesis que se orienta en su desarrollo a formar suelos profundos y en el desarrollo de sus horizontes característicos, para evolucionar a un estatus de clímax edáfica o climático, como es el caso de los manglares, arrecifes de coral, del bosque mesófilo de montaña, ciertas selvas caducifolias del trópico seco, vegetación de pantano, de las selvas tropicales húmedas en plena etapa de biostasia, en donde se invierten los procesos, contrarrestando y anulando los factores limitantes de la morfogénesis. 
En los medios inestables, sujetos a la morfogénesis, domina una morfodinámica intensa que es impulsada por los climas extremos con variaciones irregulares, donde coinciden con una neotectónica evidenciada por un relieve constructivo en proceso de levantamiento e incluso puede haber la presencia de vulcanismo. Desde luego, habrá condiciones adversas para el desarrollo de una cubierta vegetal y, por lo tanto, la protección del suelo es ineficiente.
Cuando la edafogénesis y la morfogénesis son equivalentes e interaccionan en un mismo tiempo y espacio se define en una variedad de facetas con grados intermedios entre medios estables e inestables. Es posible que existan factores limitantes de procesos elementales, como el lavado y la remoción discontinua de suelos, sin que ello afecte el desarrollo del perfil del suelo en profundidad.
En el caso de los medios mixtos morfogénesis/edafogénesis, se evalúan de acuerdo al balance de inestabilidad-estabilidad, a través del gradiente espacial de proximidad; se califica de inestabilidad leve cuando se acerca a los medios estables y, por el contrario, fuerte cuando se aproxima a los medios inestables. Conviene señalar que la extensión cubierta por estos fenómenos suelen ser localizados o generalizados. 
El concepto de balance morfogenético lo estableció Jahn (1954, en Christofoletti, 1979), y, según tal propuesta, puede ser enfocado de la siguiente manera: la meteorización y la edafogénesis dominan el flujo de componentes y sustancias en sentido vertical y su acción combinada tiene el efecto de aumentar el espesor de la regolita. Los demás procesos morfogenéticos, como el movimiento de la regolita, el escurrimiento, la deflación, la abrasión del hielo y la abrasión del oleaje en la destrucción mecánica de las rocas, entre otros más, corresponde al traslado lateral, en sentido paralelo (tangencial) sobre la superficie del sustrato.
En los declives de las vertientes, estos procesos tienen el efecto de retirar los escombros detritos de las laderas, promoviendo la reducción del espesor de la regolita, lo que da como resultado un factor más en la denudación del terreno.

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