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La Teoría General de Sistema

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La Teoría General de Sistema (TGS) y los sistemas fisiográficos-geomorfológicos
En principio, el sistema puede ser definido como un conjunto de elementos y de las relaciones entre ellos, así como entre sus propiedades o atributos. La aplicación de la Teoría de sistemas en geomorfología fue introducida por Strahler (1950, 1952) y, posteriormente ampliada y discutida con las contribuciones de Hack (1960), Chorley (1962), Howard (1965), Selvy et al. (1982) y Slaymaker et al. (1999), que resultan ser los trabajos básicos en esta dirección. 
De acuerdo con lo expuesto por Von Bertalanffy (1976), un sistema puede ser definido como un complejo de elementos interactuantes. Interacción significa que elementos “P” están en relaciones “R”, de tal forma que el comportamiento de un elemento “P” en “R” es diferente de su comportamiento en otra relación “R”. Si los distintos comportamientos en “R” y “R” no difieren, no hay interacción, y los elementos “P” se comportan independientemente con respecto a las reacciones. En resumen, los sistemas tienen su propia dinámica.
El sistema es abierto cuando intercambia material y energía con el medio circundante, importando y exportando, en donde existe constitución y degradación de sus componentes materiales. Por tanto, es algo más que un conjunto de elementos con atributos que varían en el marco de un conjunto de relaciones entre atributos (propiedades) y entre estos atributos y su entorno, articulados de modo que puedan utilizar una fuente de energía para producir trabajo.
Los postulados de la TGS que plantea Von Bertalanffy (1976, en Sanz Tablero, 1999) son:
• Todo es un sistema
• Todo forma parte de otro sistema
• Todo está infinitamente sistematizado38 . Mario Arturo Ortiz Pérez 
Cuando se conceptúan los fenómenos como sistemas, una de las principales atribuciones y dificultades se encuentra en identificar los elementos, atributos y las relaciones, a fin de definir con claridad la extensión alcanzada por el sistema en un punto y momento dados. 
Prácticamente la totalidad de los sistemas que interesan al geógrafo no actúan de modo aislado. En efecto, funciona dentro de un ambiente que es parte de un sistema mayor o conjunto mayor. En ese conjunto se encuentra circunscrito el sistema particular que se está estudiando. Puede ser denominado universo, el cual comprende el mayor conjunto de todos los fenómenos y eventos, que a través de sus cambios y dinamismo presentan repercusiones en el sistema, toda vez que todos los fenómenos y eventos sufren alteraciones y cambios por causas del comportamiento del referido sistema particular.
Dentro del universo de la envoltura geográfica, y a fin de realizar una clasificación, se pueden considerar a los primeros como sistemas antecedentes y a los segundos como sistemas subsecuentes. Entre tanto, no se debe pensar que exista un encadenamiento lineal secuencial. A través de los mecanismos de retroalimentación (feedback) los sistemas subsecuentes vuelven a ejercer influencias sobre los antecedentes en una perfecta interacción entre toda la esfera geográfica.
Composición funcional de los sistemas
Varios aspectos importantes deben ser abordados para comprender la complejidad funcional de los sistemas, como es la materia, la energía y la estructura. 
La materia corresponde al material que va a ser movilizado a través del sistema. Por ejemplo, en el sistema hidrográfico la materia está representada por el agua y los sedimentos; en el sistema hidrológico, por el agua en sus varios estados; en el sistema vertiente, las fuentes primarias de materia son la precipitación, la roca subyacente, los suelos y la vegetación. 
La energía corresponde a las fuerzas que hacen funcionar al sistema, generando la capacidad de realizar trabajo. En lo tocante a la energía se debe hacer la distinción entre energía potencial y la energía cinética. La energía potencial está representada por la fuerza inicial que lleva al funcionamiento del sistema; la gravedad funciona como energía potencial para el sistema hidrográfico y para los sistemas morfogenéticos. Ella, entonces, desencadena la movilización del material y será mayor, en cuanto es más acentuada la amplitud altimétrica.
 Una vez que el material se coloca en movimiento, surge la energía cinética (o la energía del movimiento), cuya propia fuerza se alía a la potencial. Así tiene lugar el escurrimiento de las aguas a lo largo de los ríos, el movimiento de los fragmentos detríticos a lo largo de las vertientes, así como corrientes de deriva litoral paralela a las playas, todos se mueven en razón de la generación de energía cinética. 
Es de ocurrencia común que puede ser verificada y transferida la energía de un sistema a otro. Por ejemplo, se reconoce que el viento es el principal factor en el mecanismo de la formación de ondas y representan la transferencia directa de la energía cinética de la atmósfera a la superficie oceánica. No se debe olvidar que la energía total está constituida por la suma entre la energía potencial y la energía cinética.

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