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La cultura como iniciadora de cambio social

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Evidencia de 
estudio 
 
 
“La cultura como iniciadora de cambio social” 
La propuesta de este artículo con respecto a las políticas culturales es que estas 
no pueden limitarse únicamente a la organización de eventos y la promoción de 
la producción cultural, deben ir más allá de la mera gestión de espectáculos y 
buscar transformar los imaginarios dominantes en la sociedad. 
El autor desarrolla una propuesta de política cultural donde sea central entender 
que los símbolos y la cultura en general son un lugar de respuesta frente a la 
dominación simbólica del capitalismo contemporáneo. 
Argumenta que la cultura y los objetos culturales tienen un potencial 
transformador y crítico en la sociedad destacando la importancia de los objetos 
culturales como elementos que desestabilizan el poder establecido y generan 
nuevos sentidos críticos en la sociedad. Estos objetos culturales pueden 
cuestionar los discursos dominantes y promover nuevas formas de pensar y de 
relacionarse con el mundo. 
La propuesta busca romper con la concepción de la cultura como algo separado 
de otras dimensiones de la vida social. Se critica la idea de que la cultura sea 
considerada como un campo independiente y autónomo, y se busca integrarla 
en todas las relaciones sociales y en la transformación de estas. 
Para justificar su propuesta, el autor retoma los postulados de los formalistas 
rusos, para ellos el rol de los objetos culturales es desfamiliarizar la costumbre 
y servir como dispositivos que pueden activar deseos críticos, crear nuevos 
sentidos de comunidad y contribuir a la cultura con elementos propios de la 
misma. 
 
Los formalistas rusos fueron un grupo de críticos literarios y teóricos del arte que 
surgieron en Rusia a principios del siglo XX, sostenían que los objetos culturales, 
como las obras literarias o artísticas, tenían el poder de suspender el pacto 
cotidiano, transformar la percepción común e introducir representaciones 
inéditas en la sociedad. En otras palabras, los objetos culturales tienen la 
capacidad de romper con la familiaridad de lo establecido y generar nuevas 
formas de pensar y de relacionarse con el mundo. 
Según esta escuela, los objetos culturales no sólo cumplen una función estética 
o decorativa, sino que también tienen un potencial crítico y transformador en la 
sociedad. 
El objetivo de la deconstrucción de los imaginarios hegemónicos es cuestionar 
y desestabilizar los sentidos y creencias dominantes en la sociedad porque estas 
son las representaciones sociales que se han impuesto como la norma, 
estableciendo una visión particular del mundo y de las relaciones sociales. Por 
lo tanto, la deconstrucción busca identificar y analizar las ideas y valores que 
sostienen dichos imaginarios, con el fin de problematizarlos y abrir espacios para 
la construcción de nuevos significados y sentidos críticos. 
La cultura se ve entonces como un agente constitutivo de cualquier práctica 
social y juega un papel fundamental en la sociedad, al integrarla en todas las 
relaciones sociales, se busca promover nuevas formas de identidad y nuevos 
ideales comunitarios. 
Esto implica cuestionar las identidades existentes y promover modelos de 
identidad basados en nuevos criterios curatoriales. Además, al considerar la 
cultura como un agente transformador, se reconoce que muchos de los graves 
problemas sociales tienen que ver no solo con aspectos legales, sino también 
con aspectos culturales. 
 
 
Vich, V. (2013). Desculturalizar la cultura: Retos actuales de las políticas culturales. 
Latin American Research Review, 48(S1), 129-139. doi:10.1353/lar.2013.0051 
Referencias

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