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ou� criterios se pucden considerar «correcta» o waceptables» las narraciones o interpretaciones alternativas de una narración? Para empezar, las alternativas se pueden derivar de distintas perspectivas. Pero seguro que eso no basta: algunas narraciones sobre «lo que pasó» son sencillamente más correctas, no solo porque estén mejor enratzadas en los hechos, sino también porque cstán mejor contex rualizadas, son más «justas» retóricamente, erc. Pero, lo que es todavía más cru cial, relatos narrativos alternativos pueden mostrar una conciencia comparable de los requerimicntos de la propia narración. Y semejantes requerimientos exis ten, como veremos dentro de un momento. En una palabra, los relatos narrati VOS pueden ser sistemáticos o no, incluso aungque semejante sistematicidad no se apoye en la verificación escueta sin más, como succde con las explicaciones cien tíficas. Cualquier abogado constitucional que se precie nos puede contar por qué la forma de construir la historia del Sr. Juez Tancy en la famosa decisión de Dred Scott estaba atrozmente enfocada, ignora las perspectivas alternativasy por tanto fue letal en sus consecuencias. Su opinión ni siquicra era acertada desde una perspectiva a favor del esclavismo. Era una opinión de pacotilla, entre otras razo nes, por no tomar en cuenta los enfoques alternativos en términos de los cuales se habían narrado «casos» similares (y los casos siempre son historias) en el pasado. Cometió un error, y ayudó a desencadenar la guerra más sangrienta y amarga de nuestra historia'. La mala interpretación narrativa es un veneno en los altos lugares. Llego ahora al propósito de mi argumento. De la misma manera que se pucde y debe enseñar el método que subyace a la explicación en la ciencia con cuidado y rigor, así también se pueden enseñar los métodos interpretativos y narrativos de la historia, las ciencias sociales e incluso la literatura con cuidado y rigor. Pero raramente es así, viéndose con dermasiada frecuencia ya sea como ejercicios «te pill¿» de encontrar la única historia, o como ejercicios retóricos de empujar un punto de vista partidista. Ninguna de las dos cosas tiene mucho que ver con lo quc de hecho bacen los buenos historiadores, científicos sociales y teóricos literarios cuando están haciendo su tarea. Cuando Simon Schama cuenta la historia de cómo se «construyó» al General Wolfe después de la Gue rra Francesa e India, se aprende algo sobre cómo pensar la historia: la historia ' Uno solo se puede maravillar del conraste, pongamos, cntre la interpreración de la legalidad del csclavismo ofrecida por el Juez Taney en Dred Scott contra Sandford, 60 U.S. 393 (1856), y la interpretación ofrecida por Lord Mansfield en Sommersett contna Stuart, King's Bench: l2 George III A.D. (1771-72), Loff, 20 Howell's State Trials 1. La diferencia se encuentra completamente en cómo se construye el conccpto de «Derecho Natural»; Taney defendió que no imposibilitaba la esclavitud; Mansfield que sí. Estos dos distinguidos juristas creían firmemente que estaban ope rando dentro de' la tradición del Derecho común anglosajón. 111 como una disciplina de entendimiento del pasado, más que como un relato
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