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RESUMENES TEXTOS U2 - Costanza Miniello

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EL SUSURRO DEL LENGUAJE – RONALD BARTHES
Escribir, ¿un verbo intransitivo?
Literatura y lingüística 
A lo largo de los siglos, la cultura occidental ha concebido a la literatura a través de una autentica teoría del L
	
	 Retorica
En el momento en que la retorica se arruina al transformarse el racionalismo al positivismo, también se destruye la zona común de reflexión entre literatura y L: la literatura ya no siente el L y la lingüística reconoce no tener sobre la literatura mas que algunos derechos limitados. Pero la literatura y el L están en camino a volverse a encontrar. Los factores son:
· La acción de algunos escritores que han emprendido una exploración radical de la escritura.
· El desarrollo de la propia lingüística, que comienza a incluir en su dominio a lo poetico, o sea, el orden de los efectos relacionados con el mensaje y no con su referente. 
Comienza una nueva perspectiva de reflexión que es común a la literatura y a la lingüística, al creador y a la critica, comienzan a confundirse las tareas, al menos al nivel del escritor cuya actividad puede ser definida cada vez mas como una critica del L.
El lenguaje
A esta new conjunción de la literatura y la lingüística se la podría llamar provisoriamente semiocritica, desde el momento en el que implica que la escritura es un sistema de signos. En la semiocritica, el O esta constituido x las propias relaciones entre el escritor y la lengua. Lo que implica que si uno se coloca en semejante perspectiva no se desinteresa de lo que es el L, sino que, x el contrario, no para de volverse hacia las “verdades” de las antropología lingüística:
· No existen lenguas arcaicas o, al menos, no hay relación entre la simplicidad y la antigüedad de una lengua: las lenguas antiguas pueden ser tan completas y complejas como las lenguas recientes. No decimos que el escritor retorna al origen del L, sino que el L es el origen para el. 
· El L no puede ser considerado como un simple instrumento, utilitario o decorativo, del pensamiento. El H no preexiste al L. Nunca topamos con ese estado en que el H estaría separado del L, y elaboraría este ultimo para “expresar” lo que pasa en su interior: es el L el que enseña cómo definir al H y no lo contrario.
· La lingüística nos esta acostumbrando a un new tipo de objetividad. Nos sugiere que distingamos niveles de análisis y describamos los elementos distintivos de cada uno de esos niveles; en resumen, que establezcamos la distinción del hecho y no el hecho en si mismo. Por otra parte, nos invita a reconocer que, al contrario que los hechos físicos y biológicos, los hechos de la cultura son dobles, que siempre remiten a algo mas: como ha hecho notar Benveniste, el descubrimiento de la “duplicidad” del L es lo + valioso de la reflexión de Saussure.
· La cultura se nos aparece cada vez + como un sistema general de simbolos, regido x las mismas operaciones: hay una unidad de campo simbólico, y la cultura, bajo todos sus aspectos, es una lengua. Hoy es posible prever una cs única de la cultura que se apoyaría sobre diversas disciplinas, pero todas ellas estarían dedicadas a analizar, a diferentes niveles de descripción, la cultura en cuanto lengua. La semiocritica seria una parte de esta Cs, y x otra parte, seguiría siendo siempre a todos los efectos un discurso sobre la cultura. En cuanto a nosotros, tal unidad del campo simbólico nos autoriza a trabajar sobre un postulado, el postulado homológico: la estructura de la frase, O de la lingüística, vuelve a aparecer hologicamente en la estructura de las obras: el discurso no es tan solo una adicción de frases, sino que en si mismo constituye una gran frase. 
El autor confronta ciertas categorías de la lengua con la situación del escritor en relación con su escritura.
La temporalidad
Sabemos que hay un tiempo especifico de la lengua, que difiere x igual del tiempo físico y de lo que Benveniste llamo el tiempo “cronico”, o tiempo de los computos y de los calendarios. Este tiempo linguistico experimenta un diferente recorte y recibe expresiones muy variadas según las lenguas, pero hay algo que parece indudable: el tiempo linguistico tiene siempre como centro generador el presente de la enunciacion. Lo cual nos invita a preguntarnos si, de manera homológica a ese tiempo linguistico, no habría también un tiempo especifico del discurso. Benveniste nos ofrece las primeras aclaraciones sobre este punto: en muchas lenguas, el sistema es doble: 
1. Hay un primer sistema, o sistema del discurso propiamente dicho, adaptado a la temporalidad de la enunciacion, cuya enunciacion sigue siendo explícitamente el momento generador; 2. Hay un segundo sistema, o sistema de la historia, del relato, apropiado a la relación de los acontecimientos pasados, sin intervención del locutor, desprovisto, en consecuencia, de presente y de futuro y cuyo tiempo especifico es el aoristo, tiempo que es precisamente el que falta en el sistema del discurso. 
La existencia de ese sistema a-personal no entra en contradicción con la naturaleza esencialmente logocentrica del tiempo linguistico, que acabamos de afirmar: el segundo sistema esta tan solo privado de los caracteres del primero; el uno esta relacionado con el otro por la simple oposición marcado/no marcado: x lo tanto, forman parte de la misma pertinencia.
2. Sistema de historia, del relato, apropiado a la relación de los acontecimientos pasados, de presente y de futuro, y cuyo tiempo especifico es el aoristo, tiempo que es precisamente el que falta en sistema del discurso.
No debería confundirse la relación entre enunciador y referente con la relación entre con la relación entre ese mismo enunciador y referente con la relación entre ese mismo enunciador y la enunciación, y es únicamente esta ultima relación la que determina el sistema temporal del discurso. Hoy en día, no obstante, la literatura descubre, en el despliegue del discurso, lo que yo llamaría sutilezas fundamentales x ej: lo que se narra de manera aoristica aparece inmerso en la no-persona, que no es ni la historia, ni la cs, un mucho menos el “se” de la escrituras llamadas anónimas, pues lo que lo traslada al “se” es la indefinición, y eso no es la ausencia de persona (ej: se esta marcando, él no lo está). En el otro extremo de la experiencia del discurso, el escritor actual no puede contentarse con expresar su propio pte según su proyecto lirico: hay que enseñarle a distinguir el pte del locutor, que sigue estando establecido sobre una plenitud psicológica, del pte de la locución, tan móvil como ella misma, y en el cual esta instaurada una coincidencia absoluta entre el acontecimiento y la escritura. 
La persona
Todo L, como Benveniste ha señalado, organiza la persona en dos oposiciones: una correlación de personalidad, que opone la persona (yo o tu) a la no-persona (él), signo de la ausencia; y, en el interior de esta primera oposición, una correlación de subjetividad opone dos personas, el “yo” y el “no-yo” (es decir el tú). 
Tres observaciones: 
1- La polaridad de las personas, condición fundamental del L, es, muy particular, ya que esta polaridad no conlleva ni igualdad ni simetría: ego tiene siempre una posición de trascendencia con respecto al tú, al ser yo interior al enunciado y permanecer el tú en el exterior; y no obstante, yo y tu son susceptibles de inversión, pues yo siempre puede convertirse en tú, y a la reciproca. 
2- El yo lingüístico puede y debe definirse de una manera a-psicológica, ya que yo no es sino “la persona que enuncia la presente instancia de discurso de discurso que contiene la instancia lingüística yo” (Benveniste).
3- Él, o la no-persona, nunca refleja la instancia del discurso, sino que se sitúa fuera de ella; hay que darle su verdadera ¡! A la recomendación de Benveniste de no representarse el él como una persona + o – disminuida o alejada: él es absolutamente la no-persona, marcada x la ausencia de lo que hacen específicamente yo y tú.
Algunas consecuencias para un análisis del discurso literario: el discurso dela obra esta sometido a un 2ble sist, el de la persona y el de la no-persona. Este régimen mixto de persona y no-persona produce una Cc ambigua, que consigue conservar la propiedad personal de lo que enuncia, a pesar de romper periódicamente la participación del enunciador en el enunciado.
En el proceso de la comunicación el trayecto del yo es homogéneo: cuando suelto el signo yo me estoy refiriendo a mi mismo en cuanto hablante, y entonces se trata de un acto siempre nuevo, aunque se repita, cuyo sentido siempre esta inedito; pero, al llegar a su destino, ese signo se recibe x parte de mi interlocutor como un signo estable, surgido de un código pleno, cuyos contenidos son recurrentes. En otras palabras, el yo del que escribe yo no es el mismo yo que está leyendo el tú. Esta disimetría fundamental de la lengua comienza a producir cierta inquietud a la literatura al representar ante sus ojos que la intersubjetividad o la interlocución, no puede llevarse a cabo x el simple efecto de un deseo piadoso relativo a los meritos del “dialogo”, sino a través de un descenso profundo, paciente y a veces intrincado en el interior del laberinto del sentido.
La diátesis
¿En qué momento se comenzó a usar el verbo escribir de una manera intransitiva, pasando así el escritor de ser el que escribe algo a ser el que escribe, de manera absoluta? Podría decirse que en el momento en que escribir parece volverse intransitivo es cunado su O, bajo el nombre de libro o texto, toma una particular ¡!. Así pues no es x el lado de la intransitividad, al – en un 1er momento, x donde hay que buscar la definición del moderno escribir. Es en otra nocion: la diátesis o “voz”. La diátesis designa la manera en que el S del verbo resulta afectado x el proc. 
Escribir es constituirse en el centro del proceso de la palabra, es efectuar la escritura afectándose a si mismo, es hacer coincidir acción y afeccion, es dejar al que escribe dentro de la escritura, no a titulo del S psicológico sino a titulo de agente de la acción. En el escribir de la modernidad, el S se constituye como inmediatamente contemporáneo de la escritura, efectuándose y afectándose x medio de ella.
La instancia del discurso
Las observaciones llevan a pensar que el problema de la escritura moderna coincide con el problema del verbo en la lingüística: de la misma manera que temporalidad, la persona y la diátesis delimitan el campo posicional del S, asimismo la literatura moderna busca la institución, a través de muchas exp, de una nueva posición del agente de la escritura dentro de la misma escritura.
El dominio del escritor no es sino la escritura en si, no como “forma” pura, como la ha podido concebir una estética del arte por el arte, sino de una manera mucho mas radical, como el único espacio posible que escribe.
Escribir la lectura
Leer levantando la cabeza. Es la lectura irrespetuosa, xq irrumpe el texto, y a la vez predada de él, al que retorna para nutrirse. En otras palabras interrogar mi propia lectura. Es el texto que escribimos en nuestra cabeza cada vez que nos levantamos.
El texto-lectura no es muy conocido xq la ¡! Estaba en el autor y no en el lector. El autor esta considerado como eterno propietario de su obra, y nosotros, los lectores, como simples usufructuadores, esto implica cierta autoridad: el autor tiene derechos sobre el lector, lo obliga a captar un determinado sentido de la obra, y este sentido naturalmente, es el bueno. Lo que se trata de establecer es siempre lo que el autor ha querido decir, y en ningún caso lo que el lector entiende.
No se reconstruye lector, sino la lectura. Quiero decir que toda lectura deriva de formas transindividuales: las asociaciones engendradas x la literalidad del texto nunca son, x mas que uno se empeñe.
La + subjetiva de las lecturas que podamos imaginar nunca es otra cosa sino un juego realizado a partir de reglas. Y ¿de donde proceden estas reglas? No del autor, x cierto, que lo único que hace es aplicarlas a su manera; esas reglas que son visibles muy x delante de él, proceden de una lógica milenaria de la narración, de una forma simbólica que nos constituye antes aun de nuestro nacimiento, en una palabra, de ese inmenso espacio cultural del que nuetra persona no es + que un episodio. Abrir el texto, exponer el sistema de su lectura, no solamente es pedir que se lo interprete libremente y mostrar que es posible; antes que nada, y de manera mucho + radical, es conducir al reconocimiento de que no hay verdad objetiva o subjetiva de la lectura, sino tan solo una verdad lúdica; y además, en este caso, el juego no debe considerarse como distracción, sino como trabajo, un trabajo del que, sin embargo, se ha evaporado todo esfuerzo: leer es hacer trabajar a nuestro cuerpo siguiendo la llamada de los signos del texto, de todos esos lenguajes que lo atraviesan y que forman una espacie de irisada profundidad en cada frase.
Sobre la lectura
Permanece en los limites de una lectura particular, la lectura del individuo que soy, que creo ser. Resepcto a la lectura me encuentro en un gran desconcierto doctrinal: no tengo una doctrina sobre la lectura: mientras que, antes mis ojos, se esta esbozando poco a poco una doctrina de la escritura. Esto desconcierto a veces llega hasta la duda: ni siquiera se si es necesario tener una doctrina sobre la lectura; no se si la lectura no será constitutivamente un campo plural de practicas dispersas, de efectos irreductibles, y si, en consecuencia, la lectura de la lectura no seria en si misma mas que un detello de ideas, de temores, de deseos, de goces, de opresiones, de las que convendría hablar, sobre la marcha, a imagen de la pluralidad de talleres que constituyen este congreso.
Pertinencia
Es el punto de vista elegido para observar, interrogar, analizar un conjunto tan disparatado como el lenguaje.
1. En el dominio de la lectura no hay pertinencia de O: El O que uno lee se fundamenta tan solo en la intención de leer, simplemente es algo para leer.
2. En el dominio de la lectura no se da pertinencia a los niveles, no hay posibilidad de describir niveles de lectura. Es verdad que hay un origen de la lectura pero no hay nada luego de eso. No hay limite estructural que pueda cancelar la lectura; se puede decir que todo es legible, o, que detrás de todo texto legible existe un resto de ilegibilidad. El saber-leer puede controlarse, verificarse, en su estado inagural, pero muy pronto se convierte en algo sin fondo, sin reglas, sin grados y sin termino.
La impertinencia es algo congenito a la lectura: Es precisamente xq toda lectura esta penetrada x el deseo. La lectura no desborda la estructura; esta sometida a ella: tiene la necesidad de ella, la respeta, pero tmb la pervierte. La lectura será el gesto del cuerpo que con un solo movimiento, establece su orden y también lo pervierte: sería un suplemento interior de perversión.
Rechazo
La huella del deseo- o de no-deseo- que queda en el interior de una lectura, suponiendo que ya haya sido asumida la voluntad de leer. Y antes que nada, los rechazos de la lectura.
1. Es el rtdo de todos los constreñimientos sociales o interiorizados gracias a mil intermediarios, que convierten la lectura en un deber, en el que el mismo acto de leer esta determinado x una ley: el acto de leer, o, el acto de haber leído. No se habla de lecturas “instrumentales”, las que son nec para la adquisición de un saber, en las que el gesto del leer desaparece bajo el acto de aprender: habla de las lecturas “libres”, que, sib embargo, es nec haber hecho: hay que haber leído. 
La libertad de la lectura, x alto que sea el precio que se deba pagar x ella, es también la libertad de no leer (Lewcowicz!)
2. El de la Biblioteca. Existe una marca de rechazo que hay en ese rasgo fundamental e inevitbale de la Biblioteca publica: su faticidad. Si la facticidad de la Biblioteca logra rechazar el deseo de leer es x dos razones: 1- Es infinita xq siempre se sitúa + aca o + allá de nuestra demanda: el libro tiene tendencia a no estar nunca en ella y, sin embargo, se nos propone otroen su lugar: la Biblioteca es el espacio de los sustitutos del deseo. 2- La Biblioteca es un espacio que se visita pero no se habita. El espacio domestico retira del libro toda su función de aparentar social, cultural, institucional.
Deseo
La lectura deseante aparece marcada x 2 rasgos que la fundamentan: El S lector es un S enteramente exiliado bajo el registro del Imaginario; y, en la lectura todas las conmociones del cuerpo están ptes, mezcladas, enredadas: la lectura produce un cuerpo alterado, pero no troceado.
Tipos de placeres de lectura:
1- El lector tiene una reacion fetichista con el texto leído: extrae placer de las palabras.
2- El lector se siente como arrastrado hacia delante a lo largo del libro x una fuerza que, de manera + o – disfrazada, pertenece siempre al orden del suspenso.
3- La de la escritura: la lectura es buena conductora del deseo de escribir.
Sujeto
El lector es el individuo en su totalidad, que el campo de lectura es el de la absoluta subjetividad: toda lectura procede de un S, y no esta separada de ese S + que x mediaciones escasas y tenues, el ap de las letras.
La lectura es precisamente esa energía, esa acción que capturara en ese texto, exactamente aquello “que no se deja abracar x las categorías de la Poetica”; la lectura, en suma, seria la hemorragia permanente x la que la estructura se escurriría, se abriría, se perdería, conforme en este aspecto a todo sistema lógico, que nada puede, en definitiva, cerrar; y dejaría intacto lo que es necesario llamar el movimiento del individuo y la historia: la lectura seria precisamente el lugar en el que la estructura de trastorna.
LEER Y ESCRIBIR EN CONTEXTOS SOCIALES COMPLEJOS – GUSTAVO CANTÚ
Leer, ¿es dialogar?
La lectura en voz alta y la silenciosa parecerían oponerse entonces como S al otro, lo propio a lo ajeno, lo privado a lo publico, lo individual a lo social. Toda lectura (en tanto construcción de significados) implica un encuentro que interpela al S que lee y que en tanto tal, suscita un conflicto entre la clausura identitaria (el S esta encerrado en una identidad precisa que lo lleva a reproducir sus comportamientos, a d defensas) y la apertura al mundo (supone el quiebre de la compulsión de repetición, la apertura del sistema y x lo tanto la emergencia de representaciones news y de un diferente universo simbólico). Debemos concebir a la lectura como un encuentro intersubjetivo.
Si leer es pensar utilizando un cerebro ajeno, el S queda enajenado de su pensamiento, privado de la autoría y la autonomía de su pensar. Si leer, en cambio, es pensar en compañía, queda espacio para el S, queda espacio para que el pensamiento advenga reflexión x el cuestionamiento qye lo ajeno supone y suscita.
La reflexión aparece cuando el S interroga los contenidos particulares de su pensamiento y tmb sus presupuestos y fundamentos, fundamentos q no son otra cosa que representaciones socialmente instituidas. La aparición de la reflexión solo puede darse en una soc donde no hay una verdad sagrada y donde es posible psíquicamente cuestionar el fundamento del orden social y el orden del pensamiento, es decir, la propia identidad.
En la lectura, la construcción de significados opera con arreglo al principio de realidad y se sotiene en los ejes de la lógica. Cada lector construye una versión del texto. Los problemas en la clínica pueden venir porque:
1- Subestimacion del conoc previo: La info que provee el texto toma preeminencia sobre los conoc precios que el S posee, hasta el punto en que estos últimos son despreciados. Si esto pasa el S repite palabras de otro, solo pueden pensar lo ya pensado x el otro. (comprensión literal)
2- Sobrevaloracion del conoc previo: La indo literal es desestimada en favor del conoc previo, y la interpretación del texto es forzada para ajustarse a los conceptos anteriores. Estos niños tratan de obviar el sentido propuesto x el autor en beneficio del sentido propio que arbitrariamente atribuyen al texto. 
Se trata de dificultades en la articulación de la info new que provee el texto, con los conoc o infos que eran disponibles para el S con anterioridad a su encuentro con dicho texto.
La lectura permite integrar novedades con la condición de poner en cuestionamiento viejas referencias.
En el 1er caso (subestimación del conoc previo), el apego a la info textual resguarda al S de la puesta en cuestionamiento de sus certazas, reemplazandolas x otras pero sin articulación ni confrontación alguna, es decir, tomándolas tal y como le son ofrecidas, procurando una nueva clausura identitaria.
En el 2do caso (sobrevaloracion del conoc previo), la violencia interpretativa ejercida sobre el texto lleva al lector a metabolizarlo convirtiéndolo en info análoga a la que ya poseía, resguardando de este modo sus referencias previas y garantizando la clausura. De este modo, seria la imposibilidad de tolerar la angustia que implica la perdida de las certidumbres imaginarias que operan la oferta de sentido lo que poddriamos consideras subyacente a las dificultades en la lectura.
Para poder leer es nec reconocer la diferencias que existen entre el S y el texto, si estas no están se aboca una lectura sintomática: Si se cae en la contemplación exclusiva del texto, el riesgo es el dogmatismo que “sustituye la pulsión de saber x el anhelo de albergar lo ya pensado x otro”, el pensamiento se convierte en pura repetición. Si x el contrario, el texto no es considerado en su diferencia, en su literalidad, la lectura se convierte en un simple despliegue proyectivo de la fantasia del lector. 
Para poder leer es nec aceptar la dif con q el texto se nos opone. Leer es ser cuestionado. Para el lector que piensa “con” (juntamente y en compañía de) el texto, la letra constituye una oportunidad de apertura a otros pareceres, apora informaciones desconocidas que ponen en suspenso temporario las certidumbres propias y las cuestiona mediante una actividad reflexiva que reinstala verdades siempre PROVISORIAS.
Para una prehistoria del texto
Texto
Escribir es dejar huellas sobre una superficie. ¿Huellas de un S? ¿Rastros de una subjetividad?
Contexto
La escritura parece tener su origen y su contexto de posibilidad en la cualidad de las relaciones primarias. A partir de la relación inicial con quien ejerce la función materna se constituye un espacio que para el niño es la única realidad existente. Al producirse la necesaria ruptura de este espacio en el que el niño es colocado x la madre, esta perdida es la fundante para la constitución del S. El sufrimietno que este corte provca solo puede ser mitigado mediante la búsqueda sustitutiva de O, espacios y atributos que evoquen algunos rasgos de la relación abandonada. En este proceso de corte, de separcaion y de discriminación con respecto al E monadico inicial, quien ejerce la función paterna tiene la atribución de separador de la madre y de ofertante de emblemas y O. El ejercicio de las funciones parentales se vincula con la posibilidad del niño de construir un espacio independiente y autónomo diferenciado de aquel originario inicial y estructurante. 
La apertura al espacio soc plantea una new ruptura, esta vez con respecto al espacio familiar. Esto es posible si el S entiende que las certezas no se encuentran solo en la familia. 
El recorrido esperable para poder producir un texto autónomo implicaría la constitución de un espacio diferenciado catectizado con libido narcisista, espacio en el que la palabra escrita pueda advenir como enunciacion de la propia subjetividad.
Dificultades para el ap de la escritura:
1- Es fácilmente representable un S que se niegue Cc a escribir frente a criticas. Podemos tmb comprender entonces que ciertos casos de inhibición de la escritura guarden relación con expectativas Inc de encontrar en el otro una respuesta temida que rebaje su sentimiento de valor narcisista. 
En efecto el texto escrito siempre supone un destinatario. Este lector puede destacar en el texto aspectos no logrados desde el punto de vista adaptativo-comunicacional de la escritura (rebaja el sentimientode si mismo). Si el destinatario es virtual, se trataría de una confrontación anticipatoria: las representaciones imaginarias de criticas posibles (confrontación del Yo con su ideal). 
En ambas sit la inhibición de la posibilidad de escribir actuaria como una modalidad defensiva frente al estigma narcisista que supone para el S la imperfeccion del texto x él producido, en tanto este texto es un soporte del narcisismo propio.
2- Problemas relacionados con algo mucho + primario que el narcisismo secundario. El S que escribe deja marcas de si en el O, marcas de su identidad que señalan la pertenencia de este texto ahora autónomo. De este modo, el escritor instituye con respecto al texto una relación filiante; quien escribe se constituye en “padre” de su obra pues se trata de un O de inicio derivado de sí pero cuyo destino es independizarse de quien lo origina. La escritura parece relacionarse con un modo de permanencia del S a travez de marcas identificatorias que inscribe.
Lo temido no parece ser del orden de una desvalorización narcisista como en el caso anterior, sino que el peligro implicado en a escritura es mucho + primario; lo que esta en juego es la constitución misma del S, su individuación y autonomización.
Subtexto
Nombre: marca de un S. 
La escritura es riesgo de mostrarse, aventura imposible para quien intenta a toda costa preservar un espacio privado. Para permitirse escribir, este espacio de autonomía debe ser garantizado. Declinar la posibilidad de escribir seria negarse al sometimiento amoroso del que son O x parte de la madre. En la escritura, algo de la subjetividad se inscribe, inevitablemente y a pesar del S. Razón de mas para controlarla exhaustivamente, para evitar toda enunciación en que la subjetividad se filtre a la letra. Razón de mas para rehusarse al placer de escribir.
APRENDER A ESCRIBIR INSCRIBIENDO EL APRENDER – ALICIA FERNANDEZ
La escritura es uno de esos lugares para ver, entender, sentir y reflexionar sobre la articulación entre el pensar y el desear. 
Escritura y proc de diferenciación, de construcción de autoría. Existe un escribir, que yo lo entiendo como una nec de ir dejando las marcas de nuestra existencia. Escirbir es una nec de ir dejando las huellas, las marcas de nuestro pensar y desear cuando nos ausentamos. Escribir, según F, es el L del ausente y es, creo precisamente x esto, un acto privilegiado del jugar, xq escribir nos permite jugar a estar y no estar. Todo jugar, es esto: simultaneizar el estar y el no estar. Es y no es lo que el deseo de quien juega pone sobre ese O y dice que es…
La escritura puede ser nuestro juguete. Juguete paradojal en relación a la construcción de la autoría, de este autor de la propia historia. Paradojal como la propia autoría, xq el autor se ausenta pero se reencuentra, y como se reencuentra, se ausenta. 
Leer es la operación de hacer intelegible aquello que esta legible.
El proceso es lo único que queda inscripto en el cuerpo, el proc de escribir, aquel trabajo de escriturar la escritura. 
Escribir es guardar
Cuando la modalidad de enseñanza no encuentra un equilibrio del guardar y mostrar se genera una modalidad de enseñanza patológica. En cambio, si esta relación es buena, se genera un espacio entre aprendiente y enseñante, con la posibilidad para conectarse con la curiosidad, con el deseo de ap. Si el mostrar se significa como “exhibir” el aprendiente no podrá mostrar lo aprendio x quedarse admirando lo que el enseñante le esta mostrando pero evitando al O de conoc. Si el guardar se entiende como “esconder” entonces desde el aprendiente el mirar se transforme en un espiar y el mostrar en un reciproco esconder para que el otro no espie. 
Pareciese que en nuestras escuelas lo que valida que lo escrito es escritura se da solo cuando el alumno le muestra al maestro. Puede tener que ver con el pensamiento del S de que él es aburrido, y no quiere mostrarlo. Es nec repensar esto. Mucho tiene que ver con la “cobranza” de mostrar todo aquello que piensa, asi como todo aquello que escribe.
Escribir no es registrar la palabra de otros, escribir es registrar la propia palabra. El valor de la palabra escrita como palabra donde mirarse. 
El cuerpo de la escritura es una magnifica obra de arte donde se va marcando la dramática del cuerpo y las significaciones silenciadas del y para el propio escribiente.
La escritura es un material privilegiado en relación con otros ap, para mostrar la dramática Inc. Por la materialidad que tiene la escritura para mostrar los modos de escritura, los modos de ap lo que se escribe, cosas que otros ap no nos dan con tanta facilidad y claridad. Es decir, los modos que la propia escritura tiene, todo aquello de trazo, de recuperación del gesto, de recuperación del cuerpo, de recuperación del placer de autoría, de proceso, de ese poder de guardar algo del cuerpo en aquel papel.
Los modos de romper la escritura son ¡!, es nec escuchar ese mensaje cifrado, ese mensaje no hablado. La escritura es mucho mas que la escritura alfabetico ortográfica.
La escritura, ese lugar privilegiado que hace materia, y que hace cuerpo los modos de pensar. Y los modos de pensar y desear. Ese lugar privilegiado de articulación entre deseancia y la penseancia.
Escritura y diferencia
Cuando se ap a escribir no se ap una técnica. El ap a escribir es un lugar privilegiado para estudiar los aspectos subjetivantes de todos los ap.
Escritura y autoría
Autoría: mov paradojal entre encuentra y es encontrado. “Nec descubrir en las palabras esas grietas x donde las palabras no pueden decir lo que quieren decir y x allí ira perforando el papel introduciendo sus marcas. Tentando dominar lo indomable, pensanso sus pesares, sus pensares”.
El escribir del psicopedagogo
Escribir p el psp no puede ser registrar un caso, ni – aun copiar los rtdos de una evaluación. Para eso son las maquinas. 
Esa “exp de vivencia de satisfacción” del propio proc constructivo de la escritura. Porque escribir es aquello que tmn hacíamos cuando niñas y se llamaba diario. Escribiamos y la madre no debia verlo. No era para otro. Era para reconocernos es ese momento de cambio, era para reecontrarnos con nuestro espejo. Pero no debemos reflejar los rostros de otros como si fuesen nostros, xq nunca llegamos a nuestra autoría.
Necesitamos abrevar en ese terreno, para reconocernos como psp. 
Saber es aquel sabor que el conoc no tiene. El sabor es una construcción que se realiza entre el que se alimenta y el alimento. Eso es el sabor y eso es el saber.
¿ALGUIEN RESPONDERÁ? – ALICIA FERNÁNDEZ
El sentido es una construcción que requiere un espacio “entre”. Entre las subjetividades. El sentido es intersubjetivo. Se produce desde el saber personal. Sin embargo, la singularidad del saber se produce x un entramado que cada uno realiza con los aportes de los sabers de los otros.
La intervención psp al reconocer sus limites se potencia xq sin proponérselo “llama” x sus fracutras, a otras miradas. Pero tales fracturas, cobran sentido de “llamadas” cuando se pone el saber en acción. Si no vam unidas al poner el cuerpo, tales fracturas pueden impotentizar al psp.
Para ap lo que se sabe, se nec pasar x la exp y encontrar a otro que con su gesto impredecible te lo haga saber.
En los errores de ortografía puede aparecer lo no dicho
La obra produce al autor, no existe un autor allí agazapado para producir una obra. Es a la inversa. Porque para que haya autor necesitamos un ser que se considere autor, un S que se halle interesante y x lo tanto productor de cosas que puedan ser interesantes a pensar. Un ser que vuelva sobre lo producido.
EN LAS HUELLAS DEL NOMBRE PROPIO – JUAN TESONE
CAPÍTULO 1 - ¿POR QUÉ NOMBRAR?
Nuestro nombre propio es inseparable de nosotros mismos y sirve para individualizarla, es la esencia de la persona.
Molino explica que el nombre propio parece funcionar como marca distintiva vacia, pero al mismo time reenvía a una serie de interpretantes, que aparecen como + ricos, + cargados de afectividad que los interpretantes evocados x los nombres comunes(los que no son propios). Se postula la existencia de un interpretante privilegiado, que hemos identificado en el deseo parental que preside la elección del nombre que determina al S.
Para la gramática de Port-Royal los nombres propios son aquellos que representan ideas singulares (ej: Socrates que solo representa a un cierto filosofo). X este motivo “los nombres propios no tienen plural, dado que x naturaleza solo convienen a uno solo”.
Los nombres propios son expresiones que solo cumplen una función de referentes, es decir, que reenvían a una entidad particular, considerada como un individuo singular. El nombre es a la vez un derecho del niño y una institución que a diferencia de otras, no representa una realidad social anónima. Es la única institución que individualiza en un acto de reconocimiento, indisolublemente ligada como esta a las funciones simbólicas de la maternidad y paternidad.
Según Mill un nombre propio denota a un individuo único sin reconocerle a priori ninguna propiedad. En términos Saussureanos, el nombre propio no seria un signo linguistico. ¿Pero si no tuviese sentido, cómo puede el nombre propio adquirir un sentido metafórico? Lo q demuestra Benveniste, es que el nombre propio pertenece a un sist semiológico particular. Lo sitúa en términos de “una marca convencial de identificación social, de manera que pueda designar constantemente, y de manera única, un individuo único”.
Nombrar es hacer entrar al niño en el orden de las relaciones humanas. Llevar un nombre significa tener un lugar en un sist relacional. P existir verdaderamente, es nec antes haber sido nombrado; los nombres son portadores de significación y reveladores de vocación.
Elegir, dar un nombre a un niño, es hacerle una donación de una historia imaginaria y simbólica familiar. Esa donación lo inserta en la continuidad de una filiación, lo inscribe en los linajes maternos y paternos, que le indica un camino pero no lo traza de antemano, dado que el nombre hace de ese S un ser irremplazable, que no se confunde con ninguno de los otros miembros de los linajes. Esa donación incluye algo sagrado, xq no es un bien que se da o se vende, es dado para ser guardado. 
En la elección del nombre del niño – 1era inscripción simbólica del ser humano – aparece en filigrana, el deseo de los pades. Cuando nace, el niño no es una tabula rasa, no esta virgen de toda inscripción. Un ante-texto lo precede, que es tmb inter-texto parental. El nombre deviene la traza escrita de la encrucijada del deseo de los padres. Sobre dicho pretexto el niño vendrá a inscribir su propio texto, a apropiarse x la singularidad de sus trazas su propio nombre.
La escritura del nombre permanece como la traza imborrable de una historia simbólica familiar. Revitilizar nuestro propio nombre es siempre una tarea inacabada. 
La elección del nombre marca la distancia entre la procreación biológica y la filiación. La asignación al niño de un nombre sanciona el hecho que la filiación no es un hecho biológico sino simbólico. Se trata de una elección q lo sitúa en un dispositivo institucional en el cual cada uno tiene su lugar en la estructura familiar.
La familia en la cual se inscribe el niño tiene un pasado, un tejido reticular inter relacional, una red transgeneracional, que alberga al niño que viene al mundo en su seno. La family le ofrece al niño recibe asi, aun antes de nacer, un mensaje emitido x los significantes parentales. Se atribuye un nombre a un niño pero a veces se atribuye un niño a un nombre. 
3 aspectos de la figura compuesta del destino pueden ser remarcados:
1- Moira: Palabras pronunciadas de antemano, a las cuales deberá plegarse toda la historia
2- Tukhé: el azar
3- Daimon: la instancia, es decir, el personaje interno al S, ignorado de él mismo y guiando sus pasos independientemente de su voluntad.
El nombre reúne los 3 aspectos, hace una condensación de la nec y del azar, dejando al S la posibilidad de reapropiarse de su nombre de pila, que será siempre su nombre, pero enriquecido x las incertidumbres del azar en una reescritura permanente. 
En la elección del nombre de pila hay siempre un acto de creación poética que se recrea constantemente, a medida que el niño que el niño podrá hacer suyo su nombre. Solo en el curso de ese proceso el nombre se convertirá realmente en nombre propio. En la elección de su nombre EL NIÑO ES ENUNCIADO X LOS PADRES. P DEVENIR S DE LA ENUNCIACIÓN TENDRA QUE HACER SUYO EL NOMBRE QUE LE FUE DADO. 
Si en algún momento el niño hace síntoma, el nombre de pila podría ser tomado como un criptogtrama, cuyo desciframiento se puede revelar útil para liberar al niño de un punto de anclaje nec, sin duda, para su filiación, pero q a veces puede amarrarlo a una patología. Desde este punto de vista, es ¡! Que el nombre de pila no permanezca suturado a los deseos de los padres, sino que se abra a otras significaciones posibles. La elección del nombre del niño puede ser el punto de convergencia de los linajes maternos y paternos, a condición q ese punto de entrecruzamiento sea descentrado. Tanto respecto de las líneas directoras de los deseos de los padres como de si mismo y la asuncion de su propio Inc como otro.
CAPÍTULO 6 – DE LA FUERZA DETERMINANTE A LA FUERZA DEL NOMBRE
El nombre de pila posee una fuerza significante, es el punto de articulación entre el ante-texto (mito familiar) y el texto (el S). Cuando hablamos de fuerza significante del nombre de pila, queremos decir que el niño estará influido x la fuerza de los significantes parentales Inc relacionados con ese nombre. 
La filiación: Transmicion transgeneracional del deseo parental en la elección del nombre del hijo
El aparato psiquico como estratos de escritura que se reescriben constantemente.
En la elección del nombre de pila hay una inscripción del deseo parental y en el mismo acto hay una transcripción. El nombre es el sedimento móvil de un mito familiar en suspensión que compromete al niño. El nombre es un compromiso entre deseos maternos y paternos respecto del hijo. En el nombre de pila, sobredeterminado, se condensan y entrecruzan las cadenas asociativas de los sueños de los padres respecto del niño quisieran tener. El significante de nuestro nombre contiene, el deseo de nuestro padres, anterior a nuestro propio nacimiento. En las trazas del nombre están las huellas que otros imprimen en nosotros, entretejido de hilos que atraviesan las generaciones. Sobre el ante-texto, que es tmb inter-texto, el niño imprimirá con su cuño su propio texto, y hará suyo su nombre propio. El nombre de pila es el punto de articulación entre los textos de ese palimpsesto familiar que recubre varias generaciones.
En la trama del nombre se inscribe las huellas de algún otro, se entrelazan las tramas que atraviesan las generaciones, se sobreimprimen los textos del mito familiar que vendrá a comprometer la identidad del niño.
La filiación, transmisión simbolizante e instituyente de la subjetividad del niño, no es reducible a la procreación biológica. 
Se puede concebir el ante-texto que es el nombre de pila, ya no como estatua inmóvil, sino como una escultura cinetica, que admitirá news orientaciones en su mov, asumiendo diferentes formas en incesantes reformulaciones. 
La escritura que hará el S de su propio texto no se suma al ante-texto que lo precede como la hoja de una agenda. En efecto, lo reescribe permanentemente, modificando su sentido inicial.
La historia mitica familiar permanece anclada, al menos parcialmente, en el nombre de nacimiento. Las capas de inscripciones son capas dotadas de su propio dinamismo y en constante interacción.
La NARRATIVA adquiere un valor trascendente para la constitución del S, dado que ésta lo ancla en la temporalidad histórica donde se entrelazan polifónicamente los tiempos en un pasado resignificado en el dsp. Desde esta perspectiva, nombrar a un niño no es solo identificarlo soc o inlcuirlo en un sist clasificatorio, pero en el nombrar, se respeta la ley clasificatoria antropológica, pero en la trama de esa ley se anuda la ley del deseo,que posee constricciones que le son propias. Es asi como los padres en el acto de nombrar siguen, sin saberlo, dos leyes: la ley clasificatoria y la ley del deseo Inc. Al nombrar a un individuo nos liberamos de una mirada que podría confundir las generaciones.
La subjetividad esta pre-fabricada con anterioridad al nacimiento. 
El nombre y el rostro se unen, en el origen, en el encuentro especular (estadio del espejo). Cuando lo llaman x su nombre, el niño deja de contemplar la imagen especular y se vuelve hacia la persona que lo llama, haciendo caer la mirada alienante q lo encapsula. Este llamado x su nombre lo hace salir de la fascinación de si mismo x su imagen. El llamado x el nombre provoca el corte, la separación y el S puede reconocerse en su diferencia.
Uno lleva su nombre y es llevado x él. Lo que creemos llevar nos lleva. Quizá cuando creemos solo llevarlo, nos aplasta. Se atribuye un nombre a un niño, pero tmb se atribuye un niño a un nombre.
Berenstein sugiere que el nombre identifica no solo a una persona sino a todo un grupo familiar y un momento histórico. El nombre aparece asi para este autor como “un índice de la estructura familiar Inc”.
“Debemos dejar un espacio libre” dice Sanguinetti para aquel proceso de interiorización del Nombre, de adecuación al Nombre que, en forma Cc o Inc, se d en el orificio interior de quien ha sido marcado con semejante signo y constreñido a hacerse cargo de él por sí mismo, a menos que recurra, lo cual se transforma en prueba infalible del hecho, a la máscara de un sedonimo o a la corrección legal de su nombre.
Cuando se produce un síntoma psicopatológico, el nombre de pila debería ser considerado como un criptograma, cuyo desciframiento puede ser útil para liberar al niño de un punto de anclaje, x cierto nec p su filiación, pero que se presenta el riesgo de amarrado a dicho síntoma. Es preciso entonces deshilvanar de las aberturas del nombre “el ananké”, lo que determina, lo que constituye un obstáculo a la asunción de la propia subjetividad. Así el nombre, podrá conservar los mismos caracteres pero desnudados de toda dimensión de sujeción.LEER Y ESCRIBIR EN UN MUNDO CAMBIANTE – EMILIA FERREIRO
Anteriormente había escribas quienes formaban un grupo de profesionales especializados en un arte particular: grabar en arcilla o en piedra, y mas cosas, ligados al ejercicio mismo del poder. De hecho, las funciones estaban tan separadas que los controlaban el discurso que podía ser escrito eran quienes escribían, muchas veces tmp practicaban la lectura. Quienes escribían no eral lectores autorizados, y los lectores autorizados no eran escribas. En esa época no existía la nocion de fracaso escolar: todos los problemas de alfabetización comenzaron cuando se decidio que no era una profesión sino una obligación y que leer no era una marca de sabiduría sino una marca de ciudadanía. Leer y escribir son construcciones soc. Cada época y cada circunstancia histórica dan news sentidos a esos verbos. Sin embargo, la democratización de la lectura y escritura se vio acompañada de una incapacidad radical para hacerla efectiva: creamos una escuela publica obligatoria, precisamente para el acceso a los innegables bienes del saber contenido en las bibliotecas, para formar al ciudadano no Cc de sus derechos y sus obligaciones (Lewcowicz), pero la escuela no ha acabado de apartarse de la antigua tradición: sigue tratando de enseñar una técnica.
Desde sus orígenes, la enseñanza de estos saberes se planteo como la adquisición de una técnica. Solo dsp de haber dominado la técnica surgirían, como x arte de magia, la lectura expresiva (rtdo de la comprensión) y la escritura eficaz (rtdo de una técnica puesta al servicio de las intenciones del productor). Ese paso mágico entre la técnica y el arte fue franqueado x pocos, muy pocos de los escolarizados en aquellos lugares donde + falta la escuela precisamente x una “cultura letrada”. Surge entoncesla nocion de “fracaso escolar” que es concebida, en sus inicios, no como fracaso de la enseñanza sino del ap, o sea, responsabilidad del alumno. El fracaso escolar es, en todas partes y masivamente, un fracaso de la alfabetización inicial que mal puede explicarse x una patología individual. En 1970, estudios desplazaron la responsabilidad de la incapacidad para ap hacia el entorno familiar: en lugar de algo intrinseco al alumno habría “un déficit cultural”. De hecho, una cierta “patología soc” (suma de pobreza y analfabetismo) seria responsable del déficit o hándicap inicial. Efectivamente, pobreza y analfabetismo van juntos. 
Los países pobres no han superado el analfabetismo; los ricos han descubierto el iletrismo (es el new nombre de una realidad muy simple: la escolaridad básica universal no asegura ni la practica cotidiana de la lectura, ni el gusto x leer, ni mucho – el placer x la lectura. Osea hay países que tienen analfabetos (xq no aseguran un mínimo de escolaridad básica para sus habitantes) y países que tienen iletrados (xq a pesar de haber asegurado ese mínimo de escolarida básica, no han producido lectors en sentido pleno).
Estar alfabetizado para seguir el circuito escolar no garantiza el estar alfabetizado para la vida ciudadana. Por eso es reconocer que la alfabetización escolar y la alfabetización nec p la vida ciudadana, el trabajo progresivamente automatizado y el uso del time linre son cosas independientes. Y esos es grave. Porque si la escuela no alfabetiza para la vida y el trabajo… ¿para que y para quien alfabetiza?. El mundo laboral esta cada vez + informatizado, y la escuela está en los países perifericos, cada vez + empobrecida, desactualizada y con maestros mal capacitados y peor pagados.
Peor aun: la democracia, esa forma de gobierno a la cual todos apostamos, demanda individuo alfabetizados. El ejercicio pleno de la democracia es incompatible con el analfabetismo de los ciudadanos. La democracia plena imposible sin niveles de alfabetización x encima del mínimo del deletreo y la firma. No es posible seguir apostando a la democracia sin hacer los esfuerzos nec para aumentar el numero de lectores.
Las news tecnologías ayudaran sobremanera a la educación en su conjunto si contribuyen a enterrar debates interminables sobre temas permitidos. Pero la tecnología de por si no va a simplificar las dificultades cognitivas del proc de alfabetización (ignoradas tmb x la mayoría de los métodos pedagógicos), ni es la oposición metodo vs tecnología la que nos permitirá superar las desventuras del analfabetismo.
Es evidente que no puede haber lucha contra el analfabetismo o el iletrismo sino acc destinadas a elevar nivel de alfabetización de la población.
Los editores producen O incompletos x naturaleza, un libro es un O en busca de un lector y no puede realizarse como O cultural hasta que no encuentra un lector.
Por eso es tan singular la tarea de un editor: no solamente debe producir un O tan cuidado y acabado como sea posible, sino tener Cc de que tal O, x + cuidad y acabado que sea, será siempre incompleto si no encuentra “el otro”, “los otros” que le darán completud. Ese “otro” debe ser lector.
Internet, correo electrónico, paginas web, hipertexto están introduciendo cambios profundos y acelerados en la manera de comunicarnos y recibir info. Pero esos instrumentos no son “democráticos” x si mismo (tanto como el alfabeto no es democartico en si mismo). Luchar x la democratización en el acceso a las news tecnologías es una cosa; aplicarles el calificativo de “democráticas” es otra cosa. Esas tecnologías exigen, en cambio, capacidades de uso de la lengua escrita + flexible q las q estábamos acostumbrados a aceptar. Hay news estilos de habla y de escritura que están siendo generados gracias a estos medios. Saber navegar x internet ya forma parte de los objetivos educativos declarados o en vías de declaración. No sabemos si los desnutridos y los desempleados aprenderán a leer y escribir para entrar internet (aunq no reciban créditos escolares x ello), o si quedaran new excluidos. 
Estamos hablando de futuro, y los niñosson parte del futuro. Aprender es su oficio. No pueden dejar de aprender xq no pueden dejar de crecer. Todos los O a los cuales los adultos dan ¡! Son O de atención x parte de los niños. Si perciben que las letras son ¡! Para los adultos, van a tratar de apropiarse de ellas. Si el niño ha estado en contacto con lectores antes de entrar a la escuela aprendera + fácilmente a escribir y leer que aquellos niños que no han tenido contacto con lectores.
¿En qué consiste ese “saber” preescolar? Basicamente en una 1era inmersión en la “cultura letrada”. 
La relac entre las marcas graficas y el L es, en sus inicios, una relac mágica que pone en juego una triada; interprete, niño y conjunto de marcas. El interprete informa al niño, al efectuar un “acto de lectura”, que esas marcsa tienen poderes especiales: con solo mirarlas se produce el L. El lector es de hecho un actor: presta su voz para que el texto se re-presente 
El que lee parece hablar para otro allí presente, pero lo que dice no es suyo, sino palara de “otro”.
¿Qué hay en esas marcas que permite no solamente provocar L, sino producir el mismo texto oral, una y otra vez? La fasinacion de los niños x la lectura y relectura del mismo cuento tiene que ver con este descubrimiento fundamental: la escritura fija la lengua, la controla de tal manera que las palabras no se dispersen, no se desvanezcan ni se sustituyan unas a otras. Las mismas palabras, una y otra vez. El misterio reside en esta posibilidad de repetición, de reiteración, de re-presentacion. 
Hay niños que ingresan a la lengua escrita a través de la magia (magia cognitivamente desafiante) y niños que entran a la lengua escrita a través de un entrenamiento de habilidades basicas. En gral, los 1eros se convierten en lectores; los otros tienen un destino no incierto.
Mi función como investigadora (Ferreiro) ha sido mostrar y demostrar que los niños piensan a propósito de la escritura y que su pensamiento tiene interés, coherencia, validez y extraordinario potencial educativo. 
“No podemos reducir al niño a una par de ojos que ven, un par de oidos que escuchan, un aparto fonatorio que emite sonidos y una mano que aprieta con torpeza un lapiz sobre una hoja de papel (…) Detrás hay un S que piensa y trata de incorporar a sus propios saberes este maravilloso medio de representar y recrear la lengua que es la escritura.
La alfabetización no es ni un lujo ni una obligación: es un derecho. 
Veniamos de un pasasdo imperfecto, donde los verbos “leer” y “escribir” han sido definidos de manera cambiantes, pero siempre inefectivas; vamos hacia un futuro complejo. 
Los niños están dispuestos a la aventura del ap inteligente. Son lo q son y tienen derecho a ser lo que son: seres cambiantes x nat, xq aprender y cambiar es su modo de ser en el mundo.

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