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Clase x- Lyotard - Josefina Maidana

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Asignatura: Estética- Danza
CLASE 4: Lyotard, lo sublime.
Prof. Bedotti Tejeda Simón Joaquín
Mail: simonbedotti@gmail.com
Lyotard, lo sublime.
	Buenos días, esta clase es la última antes del primer parcial, y el texto que vamos a ver está incluido. Jean-François Lyotard fue un filósofo y sociólogo contemporáneo, teórico de literatura. El texto que tienen que leer corresponde a una conferencia dictada en 1983. El tema que nos aboca es el de lo sublime, que vimos la clase pasada con Kant. En parte, la intencón de la conferencia es mostrar el desarrollo del concepto de lo sublime como especificidad del paso de la estética moderna a la contemporánea, de ahí que su análisis se centre en la ruptura que las vanguardias operan respecto al arte moderno. Como recordarán, este concepto involucra una sensación que escapa a toda representación, algo relacionado con lo informe, con aquello que no puede representarse en la conciencia. De esta forma, Lyotard se agarra de un ensayo de Newman titulado The sublime is now para emparentar la cuestión de lo irrepresentable a la cuestión del tiempo. Para que entiendan, si estamos hablando de sensaciones disparadas por objetos que no pueden ser representados, estamos hablando de algo que no puede, estrictamente, tener lugar. De ahí la centralidad de la noción de tiempo, que sería más adecuada para darnos una pista sobre lo que estamos tratando. 
	Así, en la primera parte van a ver que el autor aclara que la cuestión de lo sublime está relacionada al que “suceda” algo. Esto lo distingue de lo que sucede. Para que entiendan esta distinción, lo que nos está queriendo decir el autor es que todo lo que sucede es un objeto ya que está constituido para la representación, es decir, es posible nombrarlo, comprenderlo, distinguirlo. La cuestión de lo sublime y la cuestión del tiempo, es un momento previo, estamos tratando de darle alguna forma de considerar un objeto previo a toda representación. Esto sería el instante de la ocurrencia, que algo ocurra (y no más bien, que no ocurra nada). Esto, que le decimos “acontecimiento” es fundamentalmente abierto, es el momento previo a cualquier tipo de conocimiento. El carácter de esto es absolutamente simple, y el autor nos dice que sólo puede abordarse desde la “indigencia”. Esto es, desde un momento de precariedad en el que no podemos adscribir nada, de ahí que la sublimidad sea puro sentimiento, y puramente temporal. Se supone que, este tipo de sensación, corresponde a lo indeterminado, no puede ser en absoluto anticipado, no puede decirse nada de él. Desde el punto de vista de la temporalidad, donde nos queremos situar, un objeto u obra de arte que presente un programa (una técnica, una forma de hacerlo etc) no puede ser jamás sublime, ya que, en todo caso, está siempre ligado a una representación sobre cómo debe hacerse. La cuestión de esta temporalidad, situada en el instante, nos dice el autor, se relaciona también con la angustia. Este concepto, en la tradición filosófica va siempre asociado a la cuestión de un vacío, entiéndanlo medio existencialmente hablando. Este vacío, es el vacío de lo desconocido, y no es enteramente un concepto negativo, ya que está asociado a cierto tipo de placer, al menos por el hecho de que lo “desconocido” puede ser acogido, entiéndanlo así, como si hubiese algo de alivio en el hecho de que no todo está ya dado o conocido. Entonces, la cuestión que nos ocupa, siempre está marcada por un objeto, que en su aparición escapa a toda regla, nos descoloca, nos arrebata toda seguridad, rompe todo canon y toda normalidad, y, sin embargo, tiene su lado atrayente. Esta contradicción ya estaba en Kant como recordaran de la clase pasada, una mezcla de placer y displacer, que provoca admiración asombro. Es, además, algo propiamente moderno, que va marcando el paso hacia la estética contemporánea, en tanto se realiza un giro, pasando del arte reglado, regulado, hacia el arte centrado en el receptor, y en la sensación que provoca, en un nuevo modo de sensibilidad artística. 
	Lyotard retoma los orígenes de la idea de lo sublime, que se sitúa en un tratado atribuido a Longuino. Este personaje era un retórico, y su análisis refiere a este arte, el arte de convencer. Lo trata como “estilo sublime” y advierte que, este, supera todas las técnicas que hasta el momento se conocían en retórica, sin ser propiamente una técnica (figura). También lo emparenta con algo que va más allá del entendimiento, por su inconmensurabilidad con el mundo real. Entiendan que el autor, en este caso, está haciendo referencia a una técnica que no puede ser realmente enseñada, y se está refiriendo a la producción de un discurso, que hace a la grandeza de quien lo profiere. Hay una ruptura aquí, con el modo del arte reglado que dominaba le época, la tekne, que quedaría como impotente al respecto. De lo que se trata de dar cuenta es lo que venimos hablando, que la sublimidad refiere siempre a una sensación que debe escapar del mundo de las regulaciones al que estamos acostumbrados. Visto así, no es extraño que pase a ser objeto central en la estética moderna y contemporánea, y sobre todo, objeto de las vanguardias artísticas. También hay una importante referencia al silencio, emparenten esto justamente a la idea de que, lo que tratamos de analizar no puede ser nunca representado y por lo tanto, hablado. Esto no quiere decir que no de que pensar, más ben lo contrario: el sentimiento de lo sublime, al dejarnos “pasmados”, es precisamente la mejor ocasión para disparar la reflexión, de ahí también el interés por la filosofía en el análisis del arte. Lo que sucede, y Lyotard lo ve en las vanguardias, es que está asociación nos lleva de la pregunta ¿Qué es el arte? O ¿Cómo hacer arte? A la pregunta ¿Qué es experimentar arte? Que es una cuestión bien diferente. 
	En la sección 3 van a encontrar un buen resumen de lo que vimos con Kant. Lo que Lyotard dice es que Kant no logra hacer explícito el análisis de la cuestión del tiempo en su exposición. Esto sería justamente por el elemento que Kant extirpa de la estética de Burke: la amenza de que no suceda nada más. Aquí la cuestión de lo sublime está ligada al terror de que algo ya no suceda, y el placer ligado a la sublimidad entraría en juego sólo cuando queda suspendido el terror. Este súbito alejamiento de una amenaza, dejaría al alma en una especie de estupor, petrificada, y tal sería el sentimiento de lo sublime. Para Burke la palabra gozaría de mejores condiciones, por ser indeterminada, para generar este tipo de sentimientos, si es que hablamos del arte. Para todo esto, recuerden que es siempre central la ruptura respecto del modelo clásico, en el que el arte es fundamentalmente imitativo y reproducción de modelos. Esto lo aclara el autor porque el tema que le ocupa es el de las vanguardias, que justamente se caracterizan por buscar la ruptura respecto de todo lo anterior, en todas sus formas. Incluso, en cuestión de pintura, esto parecería más difícil, en tanto estas están siempre sometidas al soporte material. De ahí a que la ruptura que la vanguardia ofrece en este punto se corresponde con preguntas del estilo ¿Qué es un cuadro? ¿Qué es el color?. Lo que se busca, es prestar testimonio de lo indeterminado. Esto resulta un poco extraño, pero es lo que según Lyotard va persiguiendo la vanguardia. Es como si las vanguardias no fuesen un intento de construir un “estilo” propio, sino, más bien, desmoronar todo tipo de estilo. Claro que esto también se aplica para la danza, donde las exploraciones pasan fundamentalmente por el cuerpo y le movimiento, y si piensan en danza contemporánea van a ver ejemplos, que asumen carácter interrogativo. 
	Por último, el autor aclara que esta modalidad de relación con la obra, corresponde a una presentación en forma de “micrologias”. Esto lo vamos a ver mejor más adelante, pero se refiere a que, no hay algo así como una teoría “macro” a la cual se puedan remitir los fenómenos, lo que hace que, en su momento de análisis, el pensamiento deba desarrollarse en fenómenospequeños. Esta es la comprensión que podemos tener en la indigencia. Claro que no significa que no haya nada para decir de los acontecimientos artísticos, todo lo contrario, estos “muestran” de cierta forma, esta indigencia, sólo que es una especie de iluminación “negativa”. Esto sería más o menos el efecto de espasmo que causa el sentimiento de sublimidad. Como última aclaración, el autor habla sobre la confusión que puede causar esta idea de acontecimiento con la idea de novedad. Lo vamos a retomar más adelante, pero la cuestión está ligada al tiempo que “impone” el capitalismo. Lo novedoso es característica de la industria, que siempre juega con la presentación de una sorpresa para lograrnos vender alguna mercancía. Esto genera que, en la práctica, todo el mundo de los objetos de consumo aparezca como novedosos, siguiendo algún fenómeno de moda. Lo que el autor quiere decir, es que el objeto de las vanguardias también aplica para romper esta forma de “tiempo” ligada al consumo. La búsqueda del sublime es una búsqueda con la ruptura del tiempo, de ahí que la cuestión está en descolocar. Más adelante vamos a profundizar más en esto así que no se preocupen. 
Saludos.

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