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Clase 9- Alejandra Castillo - Josefina Maidana

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Asignatura: Estética- Danza
CLASE 10: Alejandra Castillo: algunos trabajos de estética y feminismo. 
Prof. Bedotti Tejeda Simón Joaquín
Mail: simonbedotti@gmail.com
Buenos días. Estas últimas clases vamos a ver textos enfocados en lo que serían cuestiones más contemporáneas, que deberían servirles para ir preparando sus trabajos finales, de los que tendrán la consigna esta semana. Por eso la idea, es ver algunos conceptos, aunque sean en términos generales, que permitan abordar los autores, y que luego ustedes lean a gusto cuales les parezcan más convenientes.
En esta ocasión les propongo explorar algunos artículos que están contenidos en el archivo subido en drive “Adicta a la imagen” de Alejandra Castillo (también tiene otro escrito que está muy bueno, llamado “Ars disyecta”). Esta es una doctora en filosofía, chilena, que se puede enmarcar en lo que podríamos llamar teoría crítica contemporánea. Por eso va a ver que algunos conceptos que veníamos viendo van a aparecer en sus artículos. De todos modos, desde Walter Benjamin y Theodor Adorno, la teoría crítica ha pasado por más de medio siglo de revisión y discusión, y, si bien la tradición sigue viva, ha sido discutida en tantos autores, que se han acumulado incontable cantidad de conceptos nuevos en la tradición. 
En el caso de estos artículos, van a encontrar no sólo conceptos de la estética crítica, sino, también, van a encontrar todo un conjunto de conceptos y perspectivas asociadas a la teoría feminista. Esta particular mezcla de corrientes hace que la autora sea muy original para su campo. Entonces, es probable que se encuentren con algunos párrafos difíciles de leer, ya que lo técnico del leguaje que utiliza a veces excede lo que hemos visto en el curso. Pero entiendo que de todas maneras, van a poder captar las cuestiones generales.
ADICTA A LA IMAGE:
En lo que respecta a los artículos nucleados en este texto, van a ver que las cuestiones que se tratan están particularmente ligadas a la cuestión de la imagen, la organización masculina de la misma desde la modernidad, las consecuencias históricas que trajo, y la potencialidad de la teoría feminista para pensar o imaginar políticamente otros modos de vida, cuestionando la forma que funcionan los “dispositivos” de género. En este sentido, hay que resaltar que la crítica va dirigida a una forma de organización de la imagen que involucra una concepción que podría decirse casi “benjaminiana”. EL efecto global de re las redes y su organización, termina utilizando la imagen como forma de anestesia global de la sociedad.
Dentro de los conceptos centrales que se repiten en varios artículos, van a encontrar el de “régimen escópico”. Este hace referencia a la forma en que es organizada la mirada, de tal manera que “ilumina” o muestra nuestro presente, formando una especie de punto de vista, en el que los registros son y han sido siempre una construcción masculina, blanca heterosexual, cuya principal raíz está en la ilustración. Si recuerdan, el movimiento ilustrado con sus metáforas de la razón como luz que iluminaba la existencia a través del uso de la razón, había sido lo más importante de la filosofía moderna por largo tiempo. Lo que vimos en la escuela crítica, era precisamente una revisión de este modelo para mostrar su lado oscuro. Ahora, valiéndose de corrientes feministas, esta autora pone en cuestión a la razón desde la perspectiva de su organización como dispositivo de género. En efecto, el “régimen escópico” es la organización sensorial, con predominancia en la cuestión óptica, y que siempre ha sido integrada como mecanismo de poder. Las imágenes no son meras cosas externas e inofensivas, las imágenes nos afectan y nos constituyen, pero así mismo, estas están siempre “enmarcadas”. Esta enmarcación, que es otro de los conceptos centrales para entender estos trabajos, corresponde al régimen de organización de las mismas, a los criterios, a las imágenes predominantes. Lo que conforman, es un “archivo” de los cuerpos y de los géneros. El concepto de archivo refiere al encuadre clasificatorio que se le da, desde fuera, a un cierto régimen visual, y es central para comprender la relación que la modernidad ha forjado entre cuerpo, imagen y género. 
La preocupación de la autora, entonces, a grandes rasgos, consiste en analizar críticamente esta relación, que resumidamente, podríamos concebir como un “archivo” visual que organiza, en nuestras sociedades, los cuerpos, géneros, clases, desde una perspectiva moderna que está siempre contagiada de una patriarcalismo blanco, heterosexual, burgués. Esto conformaría todo un dispositivo de dominación, que, al ser criticado, permitiría el rescate crítico del pasado, de otros archivos posibles del cuerpo, que rompan con los binarismos de género, clase y con la dominación machista.
Pasemos entonces, a analizar más pormenorizadamente, alguno de los artículos de los que disponemos. 
ADICTA A LA IMAGEN (P 27- 37)
Este artículo lleva el mismo nombre que la compilación. Es una exploración de las nuevas tecnologías, en relación a la cuestión de la imagen, el cuerpo y la dominación. Para leerlo, recuerden lo que habíamos visto con Walter Benjamin, que, aunque en su tiempo sólo estaban disponibles en cuanto técnica el cine, la fotografía y la radio, siempre estuvo preocupado por los últimos avances tecnológicos. 
En el artículo la autora parte de la condición de ver y ser visto, propia de nuestra tecnología, que obviamente con la pandemia es cada vez más evidente. Esto corresponde al análisis de la circulación de las imágenes en nuestra época, su velocidad, y especialmente, su relación con el mercado y el consumo (recuerden que toda la tradición crítica involucra también, la dimensión económica). La circulación de la imagen y del consumo, genera una especie de “esfera pública” global, que por supuesto, se encuentra mediada por las imágenes múltiples que nos bombardean. Esto es muy evidente, por ejemplo, en el feminismo, pero también en otros ámbitos como en la discusión ambiental o incluso en las elecciones de EEUU. Si bien estamos localizados, la esfera pública contemporánea se extiende más allá de los Estados nacionales, y lo mismo sucede con la opinión pública, en parte por efecto de las redes, en parte por efecto de la concentración de los medios de comunicación y propaganda. 
Esta alteración está definida a partir de un orden visual que trastoca la relación entre lo público y lo privado, y cambia los significados de la soberanía. Con la aceleración y la forma e que circulan las imágenes, se trastoca todo el orden temporal, jerárquico las prácticas y la realidad vivida. Las imágenes, en este sentido, crean realidad en su masividad. En este punto, les sugiero pensar en el análisis benjaminiano, que intentaba mostrar tanto lo positivo como lo negativo de las nuevas tecnologías, la inscripción en un registro masivo, que abría nuevas posibilidades, pero también nuevos peligros. En este sentido, el enorme registro y producción de imágenes no es ajeno a la dominación. La imagen es utilizada, desde el registro visual dominante, como una especie de fármaco adormecedor, cuyo móvil es muchas veces el miedo. Piensen en esto en los discursos del odio y del miedo a lo diferente, las visiones apocalípticas y amenazadoras que se utilizan, por ejemplo, en las campañas contra la educación sexual integral. 
El orden “figural” que se abre con estas nuevas técnicas que habilitan la circulación, ponen a la imagen en centro de la técnica política. La representación queda de antemano enmarcada, donde lo “nuevo” es siempre capturado por un marco formado en el pasado. Así es que, la imagen, puede tener cierta función conservadora, en tanto siempre es imagen pasada utilizada para formatear el presente. Sin embargo, este orden es siempre ficcional, por lo que la relación con el pasado debe ser siempre construida y reconstruida. El dispositivo genera un estado de atención, y de movilización, siempre atento a las notificaciones, a los eventos. Esto desdibuja las relaciones entre trabajo/ocio(más aún, con la pandemia). Sin embargo, lo que domina en este contexto, es el “régimen escópico” que enmarca las imágenes. La imagen dirigida a la dominación, es una imagen integrada al sistema económico patriarcal, donde la organización del material visual está subordinada a la dominación, donde se registra pormenorizadamente cada gusto, cada like, cada búsqueda en el motor del navegador. Este nuevo régimen óptico-político se ha vuelto crucial en el sistema de dominación. La cuestión del archivo, remite aquí, al sistema de clasificación que se utiliza sólo con la intención de reproducir el sistema económico neoliberal, lo que significa, que la imagen se vuelva anestésica, consumista, dicotómica, espectacular, y por supuesto, global. Es por eso que, en la mayoría de los casos, la imagen funciona como medio compulsivo de información, en la que, sin embargo, cuesta extraer cualquier tipo de conclusiones. A pesar de la sobreabundancia de información, parece que cada vez entendemos menos, que cada vez estamos más sometidos a procesos que no entendemos ni conocemos. 
Entonces, la posibilidad emancipadora dentro de este panorama aparece, no en el abandono de estas tecnologías de la imagen (o sea, una vuelta al pasado), sino en un tipo de apropiación específica de estas tecnologías y su red. Esta apropiación crítica significa que debemos ser capaces de cambiar el “marco”, el punto de mira, de trastocar el régimen esópico. Sólo así, puede aparecer aquello que ha quedado censurado por el archivo actual: otros cuerpos, otras prácticas, que deben ser rescatadas no sólo del presente sino del pasado negado. Tal es el caso de por ejemplo los cuerpos disidentes, las prácticas prohibidas por los rígidos marcos de la religión y la familia heteronormada. La imagen, ahora, no se vuelve recta o reproductiva, sino que más bien debe ser oblicua, para romper con el archivo heredado, que es un archivo patriarcal, machista, heterosexista, racista. 
AFECCIÓN Y ANESTESIA:
El artículo comienza por recordarnos algunos postulados de los análisis decoloniales. Los teóricos inscriptos en esta escuela, principalmente latinoamericanos y africados, afirman que la modernidad y su expansión, el proceso ilustrado, son procesos que se van formando no sólo en el terreno del pensamiento europeo, sino que tiene por fuente primera, un conocimiento que está muy ligado a la historia del colonialismo. Así mismo, el feminismo decolonial, retoma los saberes y los olvidos devenidos de la situación de la mujer durante y antes del exterminio de los pueblos originarios y negros. Así, las ideas universales y abstractas y el individualismo que permean la ideología europea y norteamericana, son productos de una humanidad que ha negado los saberes previos a la conquista, y que se ha formado, de cierta manera, en contraposición a estos. Esto es bien evidente si se tiene en cuenta que estas ideologías, así como el cientificismo, están fuertemente emparentadas con un saber que pone encima de la jerarquía lo blanco, heterosexual, al hombre, como motor de la historia. La imagen del científico, es la del hombre blanco heterosexual (a pesar de que, actualmente, esté en mutación, no logra superar sus componentes históricos) y finalmente, europeo. Esto está en sintonía con el modo de producción capitalista actual, donde se presenta, como imagen más extendida, el hombre exitoso, blanco, puro, inteligente, individualista. La autora hace notar, que, además, todo este sistema, que sería dominante hoy en día, consta, además, de todo un relato entretejido de afectos y emociones. Es decir, el capitalismo tal y como lo vemos hoy en día, tiene, además, toda una trama de afectos y emociones que lo constituyen, que, en líneas generales, sería acorde a al sistema de dominación económico y trasnacional. Esta constitución afectiva, como veíamos más arriba, tiene el carácter de anestesia general, de adormecimiento de los cuerpos, cuyo efecto es la desmovilización (excepto, claro está, aquella movilización funcional al sistema económico). 
La constitución del capitalismo, señala la autora, de la mano de otra teórica crítica feminista Eva Illouz, va de la mano de una construcción de la cultura emocional. Los sujetos son constituidos como sujetos de deseo, como narraciones personales que permiten que la explotación sea compatible con el sistema. Esto lo veíamos un poco con la cuestión de Adorno, donde la industria cultural promueve una cultura afectiva que está de acuerdo al sistema económico en todos sus puntos. En su investigación, Illouz lo que hace es ver cómo, durante el fordismo, se comenzó a utilizar como profesionales en las fábricas a distintos especialistas en psicología, con el fin de amortiguar los efectos de la explotación de los trabajadores, haciéndolos más sumisos, generando el efecto de anestesia del que venimos hablando. 
Alejandra Castillo utiliza estas conceptualizaciones para intentar exponer lo que llama “régimen ocularcéntrico”, un régimen de afectos centrado en la mirada, donde se establecen jerarquías entre los cuerpos, visibilidad, oscuridad, luminosidad. En efecto, Illouz muestra cómo los psicólogos en las fábricas lograban re direccionar la frustración de los trabajadores hacia cuestiones relacionadas con la familia, la buena conducta dentro de la misma, los modelos tradicionales de heterosexualidad etc. Esto convierte a la política en una política de gestión de los cuerpos, donde se busca que las consecuencias de la explotación sean mitigadas a través de una apelación al ordenamiento afectivo, haciendo coincidir el régimen legal con el régimen afectivo, a través de una clase de disciplina encubierta. Esto sería, en parte, aquello que forma a los individuos modernos, heteronormados, en una configuración de lenguaje afectivo y lenguaje legal. En paralelo, la autora hace notar que con la conquista de américa se ponen en circulación todo tipo de sustancias que complementan el efecto de anestesia, es decir, drogas y fármacos, destinados a hacer más soportable la vida apelando a la desmovilización de los cuerpos. No hace falta demasiado para ver que las drogas al menos desde hace dos siglos han contribuido a esta desmovilización, haciendo más soportable la explotación y la miseria de la vida social, hoy de circulación universal. 
Entonces, el sensorium moderno, la forma de sensiblilidad y relación con el mundo, tal y como la veíamos en Benjamin, pasa a estar formado por una compleja trama de racionalizaciones, ciencia, leyes, pero también, de afectos, estimulaciones, relaciones anestesiadas entre los sujetos. El archivo que veíamos que utiliza el capitalismo, formado por imágenes de cuerpos hegemónicos, va complementado con todo un conjunto de “márgenes” o zonas oscuras, donde lo que queda casi excluido pasa a formar parte del todo, en condición marginal. 
Esta idea de anestesia va a dar vuelta alrededor de la configuración del capitalismo democrático contemporáneo bajo la idea de “consensos”. Recordemos que esta autora es oriunda de Chile, donde el sistema democrático (hoy en crisis) permite elecciones, pero bajo una constitución rígida (que está por revisarse), donde lo económico permanece intocable. La crítica que la autora hace a estas democracias de consenso, es que de entrada pone por fuera del debate algo tan importante y con tanto alcance como es la economía, siguiendo así a la tradición de la crítica. La anestesia, que es una forma en la que se configuran los sujetos bajo este régimen, es central en el sistema de dominio de este tipo de economías en el sentido en que pone límite a la acción. Además, estos límites impuestos tienen sus efectos en los cuerpos y sus afecciones. El orden democrático de consensos es un orden que involucra a los cuerpos y su afectividad, la forma de mirarlos y conformarlos. Aquí hay una relación entre campos político, médico, jurídico y sanitario (en este último caso, por ejemplo, miren lo que pasa con la pandemia, aislamiento y aceptación de la situación.). La base de este régimen es histórica, por supuesto, ya quese ha ido configurando con el auge de la modernidad y el sistema internacional de intercambios. Lo que se deja ver en el análisis propuesto en este artículo, y que ya se veía en los escritos de Benjamin, es un doble juego de estimulación y de anestesia, que tiene en su originen las disposiciones del poder para poder reproducir la estructura económica. La pregunta entonces, es cómo es posible salirse de este marco global que nos gobierna, cómo es posible alterarlo, y en qué medida las manifestaciones artísticas pueden colaborar, tal y cómo lo veíamos en el análisis benjaminiano de la politización del arte.
ESQUEMA VISUAL EN AMÉRICA LATINA:
En este articulo la autora intenta mostrar, sobre todo respecto de la situación latinoamericana, cómo se fueron constituyendo los “archivos” cuyo régimen visual corresponde a un régimen óptico centrado en la mirada, en el cuerpo blanco, masculino, heterosexual. Esto, con un intento de ver cómo se han formado y se sostienen nuestras democracias, con base a ciertas exclusiones. Nuevamente en esto se enlaza imagen, cuerpo y derecho, ahora desde una perspectiva histórica, desde la revolución francesa a las constituciones independientes de américa latina. Un archivo, en este sentido, corresponde a la consignación de todo aquello que es visible y decible en una época, lo que significa que toman cuerpo y voz ciertas expresiones, marginando otras. En esto se va configurando el orden dominante, como orden liberal democrático- capitalista, donde el peso de la explotación se inclina al cuerpo femenino, a la vez que se la excluye políticamente (junto con otros cuerpos no heteronormados). Además, se le agrega el componente clasista: en America latina, los cuerpos dominantes no son solo hombres blancos heterosexuales, sino, también, oligárquicos. Todo el leguaje del derecho, la política, la participación, la ciudadanía, está destinada a este tipo de cuerpos hegemónicos que dominaban (y aún siguen haciéndolo) el capo público. Esto genera, al decir de Ranciere, un “reparto de lo sensible”, que hace que los cuerpos queden consignados en el derecho, la literatura, el ámbito público, los medios de comunicación, distribuyéndolos según atributos en el espacio común. Esto se ve muy claro en la dificultad histórica que han tenido las mujeres para entrar en el ámbito público y político (y también otros cuerpos y géneros).
Si el archivo entonces es performativo, y generar prácticas y exclusiones, la pregunta es cómo puede alterarse, desplazarse, para generar prácticas democráticas no exclusivas. Generar distorsiones en el concepto de archivo que permitan torcer el sentido común dominante, mostrando otros cuerpos y prácticas posibles, volviéndolos visibles, generando nuevos sentidos. Entonces la pregunta por la política y el cuerpo se entrelaza, bajo la necesidad de otros cuerpos para otra política y vece versa. Esto involucra una revisión del archivo escrito, pero también del archivo visual, y un rescate crítico del pasado como se venía hablando. Estos cuestionamientos “de fondo” no están ajenos al orden de la política económica, por lo que se entiende que estos modos de cuestionar son necesariamente trasversales. En el caso del feminismo, implica cuestionar no sólo el “pacto masculino” oligárquico, sino, el interclasista, es decir, el pacto masculino de dominación no sólo presente en la clase alta sino también en la complicidad con las formas masculinas que no son exclusivamente formas de clases (como se veía, por ejemplo, en Marx).
Por otra parte, está la cuestión de la temporalidad. El rescate del paso quiere decir que los tiempos no son lineales, no hay una idea o tiempo de progreso. Lo que se busca es que todo aquello que queda al margen del archivo pueda ocupar su lugar sin ser opaco, o en todo caso, valorizando lo opaco. Así la cuestión del feminismo, de lo queer, de lo originario, puede ser incorporado a una política de la imagen y del arte capaz de trastocar el régimen esópico dominante, y con esto, las prácticas socio culturales y económicas que nos rigen.
IDEOLOGÍA DE GÉNERO:
En este ensayo, la autora busca interpretar cuestiones de género y de gobierno a partir de la crisis abierta con la expansión de los modelos desde el siglo pasado. A pesar de que enumera varios aspectos de la crisis, se centra en la “crisis ontológica” lo que significa que atañe a los modelos se ser y estar que se provoca por la expansión tanto de las imágenes, como de los sistemas económico, sociales y culturales. En términos identitarios, la globalización desestabiliza la cultura nacional de los Estados, donde también se encuentran arraigadas las culturas de género. Se trastocan las relaciones políticas, las relaciones de información y circulación de la información (que pasan a formar parte de una esfera pública global) y se reorganiza la cuestión afectiva. La autora a este respecto, discute como lo que concibe como una internacional conservadora, formada por un looby anti-lgtb que se promociona como anti-ideología de género. Al fenómeno, lo pone en relación con el fenómeno económico de circulación global del capital y las mercancías. LA cuestión es que, esta esfera pública global que se va formando, no está ajena al intento de dominio por parte de los más conservadores de la sociedad, donde los programas de género y los programas políticos se entrecruzan con los sistemas de propaganda globalizados, y los nuevos medios tecnológicos. Estos generan nuevos modelos de intentos de disciplinar a la población, a escala planetaria, según los cánones de dominios propios de capital trasnacional. De esta forma buscan reproducir la escala de la dominación, entrando en el juego de las nuevas discusiones de género, pero excluyendo lo que ya veníamos viendo: los aportes por ejemplo, de la teoría queer o del feminismo decolonial. Lo que se busca es generar un orden que no cuestione el status quo de dominación internacional, blanco y heternormado. Es por eso que, en todo caso, la verdadera ideología de género sería el orden patriarcal, blanco, heterosexual, que impone formas de ser a los cuerpos, formas de conocerse y construirse. También por esto es tan importante en el feminismo la cuestión de la deconstrucción, ya que involucra revisión y crítica de ideas, para no dejar a nadie en los márgenes del archivo que se busca reformular. Entonces, la cuestión está en ver cómo entran en juego otros cuerpos, otros saberes no hegemónicos, otros modelos de conocimiento y exploración, para fomentar un nuevo mundo común. Recuerden, no obstante, que este análisis siempre está relacionado con la cuestión de las redes, las nuevas tecnologías, la circulación de las imágenes, en un mundo donde la estabilidad está siempre en riesgo, en tanto los paradigmas tradicionales que nos vienen del pasado son susceptibles de ser cuestionados desde varios puntos de mira. 
Bueno, hasta aquí la clase de hoy. Hay varios artículos interesantes en la compilación, yo sólo he seleccionado algunos, pero todos están disponibles para que lean y preparen sus finales, así como los otros textos que les he subido al drive. 
Saludos.

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