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El niño milagroso de Ica

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El niño milagroso de Ica
El más reciente ícono del pueblo iqueño no es sino un niño cuya vida se extinguió demasiado pronto en circunstancias trágicas: José Luis Tipacti Peñavásquez, en vida conocido como “Chicho” por amigos y familiares, falleció aplastado por una pared a los nueve años, durante el terremoto del 15 de agosto de 2007.
Hoy en día, 10 años después, la devoción que numerosos pobladores iniciaron a depositar en el así llamado “niño milagroso” se mantiene constante y se expande cada vez más, desafiando así las implicaciones de haber surgido en ese contexto: Edith Peñavásquez Donayre, la madre de Chicho, se mostraba honestamente sorprendida del impacto que generaba la imagen de su hijo en los afectados por el terremoto incluso un par de años después de la desgracia.
Ni ella ni nadie sospechaban que la fama de milagroso de Chicho sería cualquier cosa salvo un fenómeno pasajero…
El culto al niño Chicho se inició cuando un vecino, compadecido del violento final del pequeño, marcó con una cruz el terreno en que murió, a escasos metros de la iglesia del Señor de Luren. Un par de meses después, la cruz fue reemplazada por una casita similar a las que le levantan a los atropellados en las carreteras. Al año siguiente, la casita debió reemplazarse por una gruta debido a la gran afluencia de visitantes que recibía. Gruta que fue ampliada y remodelada hacia una capilla de módulo prefabricado con los años, hasta llegar a ocupar buena parte del terreno en que se levantó la modesta cruz original. 
Los notorios “favores” que tiene por costumbre conceder el niño Chicho datan desde poco después de su entierro: Esa noche, José Luis había pedido s/0.50 para ir a una cabina de Internet. Su madre, tras meditarlo un buen rato, le entregó una moneda de s/1.00 indicándole que le regrese el vuelto. Cuando el cuerpo del niño fue hallado bajo los escombros de la pared de una vieja casa de adobe de la calle Ayacucho, donde buscó protección durante el terremoto, aún conservaba en su bolsillo la moneda de s//0.50 que debía devolverle a su madre.
Edith Peñavásquez cuenta que, desde entonces, comenzó a encontrar por todas partes monedas de la misma denominación, lo que tomo como una señal de que su hijo no se había ido del todo e insiste en la calidad de intermediario con Dios del niño: “Chichito es nuestro intermediario, nos bendice a través de nuestra fe: Si yo me sentara a contarte los milagros, no terminaría ni en dos días…”
Numerosos otros casos se han reportado, de fieles o escépticos, donde una plegaria al niño Chicho ha levantado ritmos de ventas, ayudado en una entrevista de trabajo e incluso paliado los efectos de enfermedades congénitas.
La fe de las personas es tal que el “Niño de los Temblores” cuenta incluso con una página de Facebook con 19.208 seguidores (al 17 de agosto de 2017) que no administra la familia, sino un devoto a quien Chicho le “hizo el favor”. A través de ese portal, se dejan testimonios de los favores concedidos y se notifican las actividades relativas al pequeño gran ícono iqueño, como las ya tradicionales misas ofrecidas por su familia en la iglesia provisional Señor de Luren.
Otras prácticas comunes son las de dejar ofrendas – juguetes sin abrir, dulces, postres,… – y fotos al ofrecer plegarias o agradecer en el pequeño santuario de Chicho; o comprar las canicas conque solía jugar, las que ahora son consideradas por sus fieles como auténticas reliquias.
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· Bibliografía:
· http://archivo.elcomercio.pe/sociedad/lima/chicho-nino-que-murio-terremoto-ica-venerado-como-santo-noticia-1456226
· http://diariocorreo.pe/edicion/ica/aparecen-mas-testimonios-de-fe-a-el-nino-de-los-temblores-610131/
· http://elcomercio.pe/peru/ica/ica-adoran-nino-chicho-victima-terremoto-pisco-fotos-444351?foto=7