Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
ENTREVISTA A UN GEÓGRAFO: LA GEOGRAFÍA URBANA Y LA CIUDAD CONTEMPORÁNEA GABRIEL H. ÁLVAREZ (Estudios Urbanos, Enseñanza y Teoría de la Geografía). ¿Cómo definiría Ud. a la ciudad? ¿Qué sería lo que la distingue de otros modos de asentamiento humano? Ésa es una pregunta que ha preocupado desde siempre a los estudiosos de la ciudad y de los procesos de urbanización. Ello, desde el momento en que, a pesar de tratarse de un fenómeno tan “evidente” y “próximo” a todos nosotros, por varias razones no resulta tan sencillo de delimitar conceptualmente. Frecuentemente, a partir de este tipo de planteos surgen preguntas del tipo: ¿cómo es posible que, en la medida que “todos practicamos” de alguna manera la ciudad, y vivimos la mayor parte de nuestras vidas en ella, resulte difícil obtener una definición sencilla y mucho menos, unívoca? Si nos manejamos a partir de algunos consensos sobre lo que es la ciudad moderna o la ciudad contemporánea, que emerge con posterioridad a la Revolución Industrial y el modo de producción capitalista, podríamos comenzar caracterizándola a partir de algunos acuerdos mínimos, más o menos establecidos…pero, que a poco de andar veremos su insuficiencia. ¿Cuáles serían esos acuerdos? Ante todo, la ciudad a la que hacemos mención, refiere eminentemente a una aglomeración física, más o menos estable, que concentra un gran número de actividades, disímiles entre sí que se encuentran funcionalmente articuladas y situadas a una relativamente escasa distancia. Desde este punto de vista, descriptivo y, de alguna manera estático, sobresale el hecho de que las actividades en cuestión, son eminentemente secundarias y terciarias, conformando un entorno construido cuya composición fundamental corresponde a establecimientos productivos, comercio, servicios y, mayoritariamente a viviendas, todo lo cual señala a su vez, una separación antes inexistente entre el espacio del habitar –la casa- y el de producir –la fábrica-. A su vez, de acuerdo al tamaño de la ciudad, existirán escuelas, hospitales con diferentes grados de complejidad en su atención, tanto como arterias de diferentes jerarquías para la circulación. Aunque tampoco, puede desconocerse, la provisión de servicios eléctricos, de agua potable y alcantarillado, la presencia de espacios dedicados al ocio, en cuanto a plazas y parques públicos, entre muchos otros rasgos comunes. En su conjunto, siguiendo la línea de la descripción, en la ciudad moderna estamos ante una aglomeración significativamente numerosa que agrupa en un espacio de relativamente pequeña extensión, una multiplicidad de espacios de diferentes usos y funciones. Los cuales se encuentran dispuestos organizadamente por un plan central –institucional / estatal-, que es expresión típica de la racionalidad moderna, tanto como la politización del espacio y que concentra entonces medios de producción, instituciones, mercados de trabajo y consumo, domicilios alfa-numéricamente asignados y otros servicios que mencionamos antes. ¿Esta es la idea más difundida académicamente de lo que se denomina ciudad? En rigor, ha sido una de las más difundidas, aunque a esta altura del desarrollo de los estudios urbanos hay acuerdo en que es insuficiente, aunque de ninguna manera descartable. En principio, esta aproximación a la naturaleza de la ciudad no puede comprenderse del todo si a su vez, no se tiene en cuenta, la alta especialización del trabajo que le es característica; y que es la resultante de una división social y técnica del trabajo, de naturaleza distintivamente urbana. Estas divisiones sociales y espaciales, son expresiones prototípicas de la sociedad capitalista de la que emerge esta ciudad, pero que en definitiva, ella misma por su dinámica contribuye a conformar y consolidar; por lo cual, la ciudad no es sólo un producto de la industrialización sino un medio a través del cual se explica el crecimiento y el desarrollo, tanto como las desigualdades, de una sociedad con los rasgos modernos que aún hoy podemos reconocerle. Claro ¿No es posible pensar las características de la vida social actual sin la urbanización? No es posible pensar al “artefacto” ciudad sin considerar los procesos económicos, políticos y culturales que están “antes” de su conformación y, mucho menos deseable es desconsiderar sus efectos, en tanto aquello que Soja denomina “causalidad urbana” o “cinestesia urbana”; es decir lo que la ciudad es capaz de generar desde lo económico, lo político y lo cultural, como proceso urbano. En este sentido, aquellas primeras ideas que manejamos refieren mayoritariamente a las explicaciones más duras sobre la ontología de lo urbano, principalmente preocupadas por lo que frecuentemente se denomina la “organización del espacio urbano” y sus regularidades empíricas más representativas. A mi juicio, estas explicaciones están huérfanas del aporte de otros puntos de vista, que no sólo refieren a interpretaciones, sino a dimensiones de lo social, no del todo consideradas en las definiciones estáticas, principalmente, aquellas provenientes de las valiosas preguntas interesadas por la cultura urbana. ¿Se refiere a lo urbano, al urbanismo como un modo de vida? Claro, exactamente. Si nuestra preocupación es definir más o menos exhaustivamente a la ciudad, no pueden soslayarse los interrogantes y las teorías de las vertientes culturalistas, tanto las de la Escuela de Chicago, como las actuales, que de algún modo pueden ser concebidas como variaciones críticas –aunque no siempre- de aquellos discursos. Si las perspectivas anteriores se organizan en torno a los interrogantes sobre qué rasgos de organización espacial tiene la ciudad, las culturales lo hacen en torno a la ciudad como un marco de vida, una experiencia y, hasta para algunos autores como un territorio de aprendizajes. Desde los estudios de Chicago, que tiene sus antecedentes en la Sociología del siglo XIX, se entiende que la ciudad “produce” una cultura de rasgos propios –así específicos- en la medida que ésta es la consecuencia de un territorio heterogéneo, diverso y rico, en cuanto a las clases, grupos e individuos que la habitan, la diferenciación y hasta jerarquización de sus espacios, la extensión espacial y la densidad poblacional. Pero, cuidado, si bien la caracterización puede tener una primera lectura que descansa en los atributos definitorios de tipo cuantitativo (más densidad, más heterogeneidad social y urbana, más extensión territorial), lo que preocupa a los chicaguenses de signo culturalista es, causalmente, el tipo de sociabilidad, las relaciones sociales y, las interpersonales que se dan en ese territorio. Desde este punto de vista, la ciudad moderna debe reconocerse, además y distintivamente, por un modo de vida que le es particular y que se teje en torno a los procesos de la diferenciación social y espacial que le son propios en determinado momento social e histórico. Es decir, ¿la ciudad sería más que una organización particular del espacio? Efectivamente, comprender a la ciudad considerando geografías materiales einmateriales, objetivas / subjetivas, es una vía posible para pensar a la ciudad en su complejidad, no sólo como un ámbito físico/arquitectónico –aquello que se asocia con el término urbs- sino a la vez como una arena político/cultural, de acuerdo a lo que expresan los términos polis y civitas en cuanto ciudad. En este sentido, estas dos líneas de explicación sobre lo que es la ciudad (aspectos geométricos/arquitectónicos y los de la organización de una cultura en su sentido más amplio) pueden ser concebidas como claves de lectura, muy generales pero válidas, para introducirse a su campo de estudios o de la definición de lo que es una ciudad. Si pasamos a las preguntas que plantean los investigadores urbanos de la Geografía ¿cómo se reflejan todas estas discusiones? La Geografía y, la Geografía Urbana en particular, están plenamente involucradas en todas estas discusiones y, principalmente, desde los años setenta a esta parte han contribuido especial y activamente a enriquecer el campo de estudios sobre la ciudad y por sobre todo, aportando nuevas preguntas desde la propia tradición disciplinar. Lo que se ha dado en llamar el “giro espacial” de las Ciencias Sociales desde hace algunas décadas, está prestando especial atención a los marcos interpretativos generados desde la Geografía, gracias a las contribuciones que se están realizando desde los estudios de la urbanización del capital y, su relación con las configuraciones urbano-regionales actuales, tanto como sobre los modos de vida urbanos y, más ampliamente con relación a la cultura urbana y la dimensión cultural del espacio urbano. De esto último, no escapan las relaciones entre hegemonía y espacio, en cuanto a las preguntas por la cohesión social, el conflicto, la subordinación, la dominación, lo público y lo privado...un poco la pregunta de Lefebvre ¿puede la hegemonía dejar intacto al espacio? ¿Podría darnos algunos ejemplos? Verdaderamente, el listado es infinito y se tejen a su vez en relación con los diferentes sub-campos de la Geografía y, los métodos –en el sentido de las técnicas- con los que proceden para la producción de conocimientos. Hay geógrafos urbanos interesados por los aspectos culturales, que refieren a las relaciones entre espacio y, la sociabilidad, las representaciones de otros –frente a cuestiones de género, etnia y clase- y la simbólica urbana…Hay geógrafos interesados por los aspectos económicos como los mercados de trabajo, el consumo colectivo urbano, los cambios productivos y su incidencia en la organización del espacio…Existen preocupaciones en torno a la calidad de vida, las movilidades espaciales intra e interurbanas, el transporte, el poder, el Estado y los movimientos sociales urbanos, la planificación y el ordenamiento, tanto como urbanización de los derechos ciudadanos, entre muchos otros. Lo cierto es que más allá de los subcampos, puede suceder que los intereses y las prácticas de los geógrafos urbanos, a menudo, integran en sus objetos y explicaciones aspectos estructurales en torno a las desigualdades sociales y urbanas junto a otros de tipo cultural…Esta claro, que la búsqueda de lo único y la contingencia prototípicas de las geografías de inicios de siglo XX –las posibilistas y culturales, principalmente- han encontrado un nicho ideal en los abordajes micro de los estudios urbanos, mientras que otro tanto sucede con las geografías radicales en el desarrollo geográfico desigual, la justicia espacial, el derecho a la ciudad y la cuestión urbana, de algún modo, intervenciones más propias de lo que se han denominado los grandes relatos… ¿Pareciera existir pocas diferencias entre las prácticas del geógrafo y del geógrafo urbano en particular? En parte parece ser así…creo que en la medida que se hace fuerte la idea y realidad de que asistimos a una urbanización generalizada o una sociedad actual de carácter eminentemente urbano, pareciera ser que queda bastante poco por fuera de esta organización espacial y experiencia humana… Sí, es probable que ante este panorama y la idea de Lefebvre de que todo es urbano exista un borde muy poroso entre lo específico y general del oficio del geógrafo…y el geógrafo urbano, pero…allí se abre otra discusión… ¿Hace unos momentos ud. se refirió a la ciudad como un territorio de aprendizajes, a que hace referencia esa idea? ¿Está pensando en la enseñanza de la ciudad como un contenido escolar significativo? Sin duda que estudiar la ciudad en la escuela es una de las posibilidades más ricas y complejas de introducirse a lo desconocido y reconstruir el mundo y la sociedad actual desde lo urbano…ya que si allí no está la mayor parte de la experiencia y condición humana actuales… se está bastante cerca…En realidad, me estoy refiriendo a un territorio de aprendizajes en cuanto caja de herramientas para vivir junto a otros que son diferentes. Un poco retomando las ideas de proximidad, heterogeneidad y densidad que antes identificamos como un modo de preocupación por la socialidad y la cultura urbanas, lo que emerge desde allí es la preocupación por la conformación de la subjetividad humana en contextos urbanos. Sennet, sostiene que la experiencia de la vida urbana puede enseñar a la gente a vivir consigo misma y a crecer internamente. Así, el “estar” en la ciudad es un aprendizaje que nos transforma, de alguna manera nos “forma y/o construye”…Es que la ciudad a diferencia de otros tipos de territorios, suministra esos materiales heterogéneos como ningún otro espacio concreto….No obstante, pareciera ser que el sentimiento actual predominante ante la diferencia no es precisamente el aprendizaje de la alteridad sino el del miedo al otro... En ese sentido, una enseñanza de la geografía urbana desde la formación política y ciudadana, concibiendo a la ciudad como una caja de herramientas de la diversidad, puede ser una línea de trabajo enormemente fructífera… Finalmente, ¿en qué temas urbanos se encuentra trabajando? En particular, me interesan las problemáticas de las periferias metropolitanas, particularmente la del Área Metropolitana de Buenos Aires. Desde hace algunos años, desde la Universidad de San Martín, estamos estudiando estos espacios –fundamentalmente con respecto al noroeste del Conurbano- en relación a las condiciones de habitabilidad y la mixtura de diferentes urbanizaciones populares. Principalmente, aquellas que se han conformado allí durante las últimas décadas, las que corresponden al fin del modelo sustitutivo y el Estado de Bienestar, que es cuando crecen extraordinariamente las desigualdades sociales y urbanas del Conurbano, prototípicas del Estado Neoliberal, mayormente durante el período 1990 a 2003. Esto nos interesa, en la medida que pareciera ser que determinados territorios urbanos desde los años noventa, se han convertido en una variable independiente, causa, para entender los mecanismos de movilidad social a futuro, o más bien la segura inmovilidad social ascendente de sus pobladores. En este sentido, una serie de ausencia de oportunidadesparece haberse transformado allí en desigualdades permanentes, que no sólo refiere a capitales/recursos urbanos inexistentes o muy precarios en el ámbito de la vivienda y los equipamientos urbanos, sino por la localización del domicilio, en tanto es uno de los principales obstáculos para la obtención de un trabajo por parte de los jóvenes que viven allí. Esta “discriminación por lugar de residencia”, la encontramos como uno de los “efectos de los lugares” en la ciudad, que resultan en un serio obstáculo para acceder a un trabajo, pero también a una vida social de relaciones sociales más amplias y extendidas. Un poco, volvemos a los problemas de la diferenciación / desigualdad y la alteridad a la que hacíamos referencia antes… Buenos Aires, 27 de octubre de 2011 Entrevistó: Prof. Lic. Mónica Lara
Compartir