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sobre «lo quc pasó sin más», La historia nunca pasa sin más: la construyen los his toriadores. Decir que los niños no lo pueden hacer es una excusa poco convin cente. He visto desarrollar la perspectiva interpreativa de la historia en el Centro de Investigación cn Aprendizaje y Desarrollo de Pirtsburg, donde los chavales cStaban aprendicndo a ser historiadores más que consumidores de historias «correctas» cnvasadas, o apoyos para versiones partidistas dc pacotilla: ni «dar con los hechos correctos» ni revolcarse en la inmoderación retórica. Siempre hay alguna preocupación de que la cpistemología pragmática del giro interpretativo mine los valores: la crítica de «;No hay nada sagrado?». Lo que es Sagrado es que cualquier construcción bien organizada, bien argumcntada, cscru pulosamente documentada y perspectivistamente honesta deB pasado, ci presente o lo posible merecc respeto. Todos sabemos que, sin embargo, debemos decidir entre versiones alternativas, narraciones alternativas. Esa es la realidad política y social. Pero eso no condona la supresión: al fin y al cabo, de eso tratan las princi pales enmiendas a nuestra Constitución. Quiero ser claro en una cuestión crucial antes de dejar el tema de la refle xión. Un enfoque duramente respetuoso hacia las «historia_» alternativas de cómo son las cosas, cómo pueden haber llegado a ser de csa manera y a dónde se pueden estar dirigiendo no es antitético con el pensamiento científico en sentido alguno. Las explicaciones científicas están adosadas a la interpretación narrativa y viceversa: al fin y al cabo, las historias también cratan de los signifi cados humanos de las teorías. Lo que es más, algunos esfuerzos teóricos en las ciencias sociales se enriquecen e incluso se aclaran mediante narraciones res ponsables. ;Cómo pasaron las tres cuartas partes de la riqucza de la nación a las manos dc menos de la cuarta parte de nucstra población? He ahí una intere sante historia que pide una teoría explicativa que discrimine mejor que la de Darwin. Y Carol Feldman ha mostrado hermosamente cómo la creación de his torias puede ayudar a un niño a descubrir dónde se necesita una teoría (más que una historia)2. III Paso ahora a las cuestiones de la agencia y la colaboración. Hay que tratar las a la vez para que el aprendizaje no parezca demasiado solitario o insuficien temente solitario. De nuevo, necesitamos un poco de contexto histórico. En la tradición empírica clásica que formó nuestra ideología anglo-americana sobre 112 2 Carol Fleisher Feldman, «Monologue as Problem-Solving Narrative», en Katherine Nelson, ed., Narratives from the Crib (Cambridge, Mass.: Harvard University Press, 1989), pp. 98-119.
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