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RELIGIOSIDAD HELÉNICA Cabe señalar que, si bien en la actualidad se utiliza el concepto de “religión politeísta” para referirse a la religión griega, no existe un término en griego que se adecúe a esta noción de “religión”. Aunque los griegos no se llamaban a sí mismos “politeístas”, adoraban a una multitud de dioses poderosos que constituían el mundo divino y eran venerados de muchas formas –con libaciones, plegarias y sacrificios, entre otros– en el mismo lugar y al mismo tiempo. También empleaban diferentes nombres para una misma deidad. Los dioses se encontraban en todas partes y a la vez se manifestaban en distintos puntos particulares. Conformaban un panteón helénico donde cada dios se definía por sus propios poderes y atributos, y además se caracterizaba por sus relaciones con otros dioses pertenecientes al mismo panteón. La religiosidad de los griegos no se basaba en un sentimiento de fe, mucho menos en una creencia, en contraste con las religiones monoteístas, como el judaísmo y el cristianismo, donde la comunidad es creyente de una sola deidad. La religión helénica se desarrollaba tanto en el marco privado, en las casas, como en el público, en la polis. No poseía una iglesia ni un clero que se ocupara de las ceremonias. Los lugares de culto eran múltiples y diversos, desde pequeños altares a grandes santuarios, los cuales contaban con sacerdotes que se ocupaban de su gestión.
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