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Contrastes de la personalidad de Juana respecto a los estándares de la época

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Europa siglos XVI-XVIII
2402
Taboada Ordaz Ian Israel
Juana la loca. Dirigida por Vicente Aranda. 2001.
Contrastes de la personalidad de Juana respecto a los estándares de la época.
La película consultada, que empieza con la partida de Juana hacia Flandes en 1496, narra la relación de esta con su esposo Felipe de Habsburgo; la cual ha sido, a lo largo de la historia, producto de numerosos debates en torno a la salud mental de la hija de Isabel “la católica”, cuyos en detractores en su momento argumentaron locura con el fin de apartarla del poder. En este sentido, parece interesante reflexionar sobre lo expuesto en la película en sí; la forma en la que la personalidad del personaje de Juana contrasta con los valores que en aquella época se consideraban pertinentes en la mujer, al menos en la mujer noble; en gran relación con la dinámica de una sociedad paternalista, que sitúa al hombre (como sexo) en el centro de la vida pública.
A lo largo del filme, se puede rescatar a manera de síntesis, que Juana lejos de padecer de sus facultades mentales, era víctima de una serie de sentimientos provocados por los celos, visibilizados a partir de la primera infidelidad de Felipe, y crecieron hasta niveles desgastantes debido a la actitud indiferente de este último. Antes de esto, podemos ver una tendencia en ella de querer ejercer, sin tantos estigmas aparentes, su sexualidad. Todo esto, chocaba con visión de una sociedad que valoraba en una mujer, ante todo, su moderación; esto lo podemos ver en los varios reproches que Felipe le expresa a Juana en cuanto a sus voluntades; dejando la vida sexual sujeta a la voluntad e iniciativa del hombre.
En cuanto a Felipe, encontramos que, si bien las infidelidades no eran precisamente bien vistas, no pareciera haber mayor reproche de su círculo cercano hacia ellas, llegando incluso al punto de solaparlas y encubrirlas en determinados momentos. 
La suma de todo esto, nos deja en evidencia un contexto que condenaba cualquier falta de moderación de Juana a la vez que toleraba los excesos de Felipe; factor 
que se vio potenciado al representar un interés político a la hora de la muerte de Isabel que dejó como sucesora al trono a su hija, cuya sola condición como heredera era ya disruptiva, puesto que era esperado que su hermano fuera el que asumiera el cargo. La personalidad de la ahora reina presentaba la excusa perfecta para despojarla del poder; ataques que las mujeres en el poder vivieron constantemente y que en el caso de Juana fueron encabezados por el séquito de Felipe y eventualmente el propio Felipe; por Fernando que fungiría como regente a la muerte de su yerno (cabe recordar que en su momento tuvo la intención de controlar Castilla por medio de Isabel) y por último encabezados por su propio hijo, Carlos.
Por último, no se debe olvidar que, como cualquier filme histórico con fines de entretenimiento, esta producción es una representación dramatizada de un proceso; por lo tanto, me permito dudar de que la magnitud de los ataques de celos que ella sufría fueran los representados; a la vez que pareciera omitir otros aspectos de su vida que evidenciaran su actitud temperamental, extravagante e impetuosa, que algunas convenciones sugieren.

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