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La reflexión es un fenómeno óptico en el cual la luz rebota o se refleja cuando incide sobre una superficie. En resumen, la reflexión ocurre cuando los rayos de luz que llegan a una superficie rebotan de manera ordenada, manteniendo la dirección original de propagación. Cuando la luz incide sobre una superficie lisa y pulida, como un espejo, la reflexión se produce de forma especular, es decir, los rayos de luz se reflejan en una dirección específica, formando una imagen clara y nítida. La ley de la reflexión establece que el ángulo de incidencia, que es el ángulo formado entre el rayo de luz incidente y la normal a la superficie de reflexión, es igual al ángulo de reflexión, que es el ángulo formado entre el rayo reflejado y la normal. La reflexión también puede ocurrir en superficies rugosas, donde los rayos de luz se reflejan en diferentes direcciones, produciendo una reflexión difusa o dispersa. Esto ocurre, por ejemplo, cuando la luz incide en una pared pintada o en una hoja de papel. La reflexión de la luz es fundamental en muchos aspectos de nuestra vida diaria. Por ejemplo, en la visión humana, la luz reflejada por los objetos llega a nuestros ojos, permitiéndonos percibir el mundo que nos rodea. También se utiliza en aplicaciones como los espejos, las superficies reflectantes de los automóviles, la óptica de la fotografía y en la comunicación a través de fibra óptica, entre otros. En resumen, la reflexión es el fenómeno en el cual la luz rebota o se refleja al incidir sobre una superficie. Puede ser especular, cuando los rayos de luz se reflejan en una dirección específica, o difusa, cuando los rayos se dispersan en diferentes direcciones. La reflexión es esencial en nuestra percepción visual y tiene numerosas aplicaciones prácticas en diversos campos.
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