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Experimentos con Animales

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Elizalde Jaime Dafne Junue 
EXPERIMENTOS CON ANIMALES ¿MAL NECESARIO? 
Cárdenas G. G. 2013. Experimentos con Animales ¿Mal Necesario? ¿Cómo ves? Año15 No. 179:10-14 
“Las pruebas en especies no humanas estimulan la investigación científica, pero también las protestas de defensores de la fauna, que 
denuncian trato inequitativo y sufrimiento de los animales. ¿Es posible evitar esas pruebas?” 
Una expresión que va cobrando vigor en el mundo es: la pugna para poner punto final a la experimentación con animales vivos no 
humanos, impulsada por grupos ecologistas pro fauna y por muchos científicos. ¿Se pueden parar los experimentos con animales? Y de 
ser así, ¿existen alternativas? 
Los médicos de la antigüedad como Erasístrato y Galeno estudiaban la anatomía de cerdos y cabras a partir de las vivisecciones. Ruy 
Pérez Tamayo recuerda que desde la prehistoria los animales eran domesticados y aprovechados, sin embargo, si un ejemplar enfermaba 
y “no servía para tales propósitos, había que curarlo con los medios disponibles, y cada vez que esto ocurría se estaba realizando un 
experimento médico.” Tiempo después esta practica se desarrollo en diferentes campos, por ejemplo, en la medicina, química, biología, 
farmacología, psicología e incluso en la exploración espacial. Por lo que existe una interminable lista de animales que han servido a la 
ciencia y al ser humano. 
Modelos de estudio. No se sabe con certeza cuántos animales son usados hoy en la experimentación. El Consejo de Bioética Nuffield 
calcula que podrían ser entre 50 y 100 millones cada año. Y calcula que el 90% de la investigación científica en animales se hace con 
roedores. Si se compara con el numero de animales que anualmente se producen para la alimentación humana la cifra de 50 y 10 millones 
no parece tan alta. Aunque, más que de cantidad, esta en juego la calidad de la investigación científica. Por lo que, Gustavo Hernández 
expresa “no me parece que la solución sea dejar de experimentar con animales, al menos no ahora que la tecnología aun no nos permite 
tener un modelo artificial que reproduzca todas las variables biológicas que intervienen en la interacción entre un organismo vivo y 
una sustancia química externa que pretende tener un uso terapéutico.” Apoyando esta idea, Ranier Gutiérrez menciona que “la 
investigación con animales genera mejores tratamientos.” 
Abran las jaulas. Chales Hume quien fue fundador de la Federación de Universidades para el Bienestar Animal, pidió aplicar tres 
principios rectores o las “tres erres” a nivel internacional: Reemplazo, Reducción y Refinamiento. El remplazo se refiere al uso de otros 
métodos de investigación que no utilicen animales cuando esto sea posible; la reducción implica disminuir el número de ejemplares en 
los estudios; y el refinamiento es la introducción de métodos para aliviar o minimizar el dolor, estrés o sufrimiento de los animales en 
las pruebas experimentales. Hoy el referente normativo más importante es la “Guía para el cuidado y uso de animales de laboratorio”, 
certificada por la Asociación Internacional para la Evaluación y Acreditación del Cuidado de Animales de Laboratorio (AAALAC por 
sus siglas en ingles). Mientras que la Norma Oficial Mexicana NOM-062-ZOO-1999 establece las especificaciones técnicas para la 
producción, cuidado y uso de animales de laboratorio, y exige que haya un comité de evaluación en cada bioterio del país. Isabel García 
Mora comenta “yo no diría que una especie es más importante que la otra. Es cierto, usamos las más cercanas en términos filogenéticos, 
pero hay diferentes formas de hacerlo, con humanidad y responsabilidad.” “Los animales no viven hacinados. Se respetan sus ciclos 
de luz, oscuridad y hábitos sociales.” 
Las alternativas. Los defensores de la fauna pugnan que se utilicen métodos de investigación alternativos, donde en vez de ejemplares 
vivos se evalúen cultivos celulares o de tejidos (in vitro), plantas, modelos virtuales computarizados (in silico), o inclusive, humanos 
voluntarios aquejados por alguna enfermedad. En toxicología se han utilizado estas alternativas (en donde no se utilizan animales) pero 
se han presentado dos grandes obstáculos: el primero es la resistencia de las autoridades regulatorias en muchos países para aceptar los 
nuevo métodos (por el temor de que la salud pública se vea comprometida) y la segunda dificultad de comparar los resultados de ensayos 
in vivo e in vitro. 
 A pesar de que estoy en desacuerdo con las metodologías en donde se utilicen animales (de cualquier clase, ya sea vertebrados 
o invertebrados), tengo que aceptar que la industria médica o farmacológica no tendría resultados positivos de no ser por estos 
experimentos, y tomar en cuenta que, si no se usan a estos animales, entonces seríamos nosotros quienes estarían expuestos a los 
experimentos. Seria un interesante estudio social si se pregunta a la población ¿estaría dispuesto a proponerse voluntario para probar 
algún medicamento?, y sobre todo a la población que esta a favor de los “derechos de los animales” o bien, del bienestar animal. De otra 
manera sería imposible corroborar los resultados farmacológicos si no es con animales que tengan cierta similitud a los humanos. Y creo 
que antes exigir alternativas, se tendrían que definir varias cosas, como “los derechos de los animales”, el bienestar animal, e incluso 
definir las “tres erres”, para que no quede duda de en qué momento es maltrato o explotación animal y en qué momento es parte de una 
investigación que va a proveer algo a la ciencia en un futuro.

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