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PIROPLASMOSIS.

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Universidad Veracruzana
Facultad de Bioanálisis
Alumna:
Dayra Elizabeth Hernández Bautista
Experiencia Educativa:
Laboratorio Clínico Veterinario
Catedrático:
Romero Ortiz Leticia
PIROPLASMOSIS
Fecha: 17/Abril/2023
PIROPLASMOSIS
1. Historia clínica.
La Piroplasmosis Equina fue inicialmente diagnosticada en Texas en el año 2009. Desde entonces, la TAHC (Comisión de Salud Animal de Texas) ha trabajado en estrecha relación con grupos de la industria equina, la Comisión de Carreras de Texas y el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) para proporcionar una campaña efectiva con el fin de identificar caballos infectados, detener la propagación de la enfermedad y eliminar la infección dentro del estado. 
En los últimos años, el muestreo en los traslados ha llevado al descubrimiento de casos adicionales de PE en Texas y cierta cantidad en otros estados. Los caballos para carreras de cuarto de milla y caballos importados a los Estados Unidos antes del 2006 han sido determinados como de alto riesgo para la PE. En respuesta, se incrementaron los requerimientos para la prueba de entrada a los Estados Unidos, y en el 2011 la TAHC implementó el requisito de una prueba negativa de PE para entrar a las pistas de carreras de Texas. Como resultado, la prueba se realizó en ciertos condados en el 2012 y 2013 para determinar el estado de enfermedad de los caballos en las áreas afectadas.
2. Ubicación.
Los parásitos que causan piroplasmosis equina son endémicos en muchas regiones tropicales y subtropicales, que incluyen partes de África, Medio Oriente, Asia, América Central y del Sur, el Caribe y Europa. En áreas templadas pueden encontrarse en menor cantidad. 
La piroplasmosis equina fue erradicada de los Estados Unidos antes de la década de 1980, y se considera una enfermedad exótica. Sin embargo, pudieron presentarse falsos negativos en la prueba de fijación del complemento, que se utilizaban para las pruebas en las importaciones hasta 2004/2005, y existe la posibilidad de que algunos caballos puedan ser portadores inaparentes en los EE. UU. Otros países libres de piroplasmosis que utilizaban esta prueba también podrían tener algunos portadores.
3. Etiología.
La piroplasmosis equina (PE) es una enfermedad infecciosa de los équidos producida por los protozoos parásitos intraeritrocitarios Babesia caballi (B. caballi) y Theileria equi (T. equi). 
Anteriormente T. equi se designaba como Babesia equi. Estos parásitos son transmitidos por garrapatas ixódidas del género Dermacentor, Hyalomma y Rhipicephalus; aunque también puede producirse una transmisión iatrogénica. En el caso de T. equi, también está descrita una transmisión transplacentaria. Tras la recuperación, los caballos pueden convertirse en portadores de estos parásitos por mucho tiempo (4 años para B. caballi o de por vida para T. equi) y actuar como fuentes de infección para las garrapatas, que a su vez parasitarán otros caballos. La importancia de esta enfermedad radica en que es la principal restricción para la exportación de equinos a otros países.
4. Patogenia.
La babesia presenta un ciclo indirecto y el único vector natural descubierto hasta ahora es la garrapata.
La infección en la garrapata se produce cuando ésta ingiere sangre infectada, una vez ingerida los eritrocitos se destruyen liberando a los parásitos en el lumen intestinal de la garrapata, estos se convierten en formas conocidas como “quinetos o vermículos” que atraviesan el intestino y se introducen en el ovario. Cuando la garrapata ovoposita los “quinetos o vermículos llegan a las glándulas salivales a través de la hemolinfa, siendo de esta forma en que la garrapata transmite la enfermedad al alimentarse de los bovinos susceptibles. 
Cuando la babesia se encuentra dentro del bovino se pueden presentar diferentes tipos de acciones patógenas: acción mecánica (rotura de glóbulos rojos); acción tóxica (mediante la elaboración y excreción de productos tóxicos, tras el metabolismo de los zoítos, demostrada a nivel de SNC) y acción expoliadora, en cuanto compite por determinadas sustancias con el organismo hospedador (p. ej., hemoglobinemia).
5. Alteraciones anatómicas.
Se dice que los animales jóvenes son resistentes a la enfermedad, pero susceptibles a la infección, en este sentido quedan como portadores sanos. El período de incubación es de 2 a 4 semanas después de la infección por garrapatas, y de 5 semanas después de la inoculación en sangre. Una característica de la enfermedad es que “no se aprecia hemoglobinuria”. Las vacas gestantes suelen abortar, algunos animales pueden mostrar trastornos cerebrales. A la necropsia se aprecia hepatomegalia, hígado rojo intenso, congestión renal, sangre acuosa y esplenomegalia.
6. Síntomas.
En casos hiperagudos y poco frecuentes, se puede encontrar a los animales muertos o moribundos. Con mayor frecuencia, la piroplasmosis se presenta como una infección aguda, con fiebre, inapetencia, malestar, respiración dificultosa o aumentada y congestión de las membranas mucosas. Las heces pueden ser pequeñas y secas, aunque también se han informado casos de diarrea. Además, se observa anemia, trombocitopenia, ictericia, hemoglobinuria, sudor, hemorragias petequiales en la conjuntiva, un abdomen inflamado y debilidad o balanceo en la parte posterior. 
Los casos subagudos tienen signos clínicos similares, pero de menor gravedad. La fiebre puede ser intermitente, y es posible que los animales muestren pérdida de peso, signos de cólicos leves, y edema leve de los miembros distales. Las membranas mucosas en los casos subagudos pueden ser de color rosa, rosa pálido o amarillo, y pueden tener petequias o equimosis. 
En los casos crónicos, los síntomas comunes incluyen inapetencia leve, baja tolerancia al ejercicio, pérdida de peso, fiebre transitoria y bazo dilatado (palpable mediante examen rectal). Algunas yeguas infectadas, incluidas las yeguas portadoras, pueden abortar o transmitir T. equi a sus crías. Los potrillos infectados in utero pueden estar débiles al nacer, y desarrollar rápidamente anemia e ictericia grave. En otros casos, estos potrillos pueden ser portadores sanos. Los portadores asintomáticos pueden desarrollar signos clínicos después de padecer inmunodepresión o de realizar ejercicio enérgico.
7. Diagnóstico.
Durante la fase aguda de la infección, la PE se puede diagnosticar mediante la visualización de los parásitos en frotis de sangre teñidos (aunque este método posee baja sensibilidad), PCR y mediante pruebas serológicas como la fijación de complemento (detecta seroconversión en los 8-11 días postinfección) y la inmunofluorescencia indirecta (seroconversión en los 3-20 días postinfección). En caso de infección crónica o para la identificación de animales portadores, el ELISA de competición es el método más sensible, detectando seroconversión 21 días después de la infección. En caballos seropositivos a cELISA lo ideal es realizar una PCR para determinar si hay carga parasitaria o si realmente el caballo puede haber eliminado la infección, ya que los caballos pueden permanecer seropositivos hasta mucho tiempo después de la eliminación del parásito: en el caso de B. caballi 8 meses-1 año, y en el caso de T. equi hasta 2 años.
8. Curso.
T. equi tiende a causar enfermedad más grave que B. caballi. La presentación puede ser de forma hiperaguda, aguda o crónica. La forma hiperaguda es rara y los caballos pueden ser encontrados muertos. En casos agudos podemos encontrar desde fiebre, anorexia, letargia y edemas periféricos hasta anemia, ictericia, taquicardia, taquipnea, hemoglobinuria y/o bilirrubinuria, trombocitopenia y petequias en las mucosas. En casos crónicos, los síntomas comunes incluyen pérdida de peso, baja tolerancia al ejercicio, ligera inapetencia y bazo dilatado palpable mediante examen rectal.
9. Pronóstico.
En los potros, la enfermedad se denomina piroplasmosis neonatal y puede empezar con un cuadro clínico inespecífico que va agudizándose hasta asemejarse a uncuadro agudo de piroplasmosis equina. Los signos pueden aparecer 2 ó 3 días después de nacer y el pronóstico es reservado (Wise et al., 2014).
10. Tratamiento.
Cuando aparece esta enfermedad, el veterinario equino debe aplicar un tratamiento para paliar los síntomas o sintomático y uno específico antiparasitario para acabar con estos protozoos.
· Tratamiento sintomático
El tratamiento para aliviar los síntomas de la piroplasmosis en caballos consiste en:
· Transfusión sanguínea si la anemia o hemorragias son graves.
· Antipiréticos para la fiebre.
· Fluidoterapia para controlar la deshidratación.
· Suplementos de hierro, vitaminas del grupo B y ácido fólico para reforzar la médula ósea y el sistema inmune.
· Tratamiento específico
· Dipropionato de imidocarb: se trata del principal antiparasitario usado para la piroplasmosis equina, es muy efectivo para la babesiosis, con dos dosis de 2-3 mg/kg por inyección intramuscular en 24 horas, y para la theileriosis con dosis de 4 mg/kg por la misma vía cuatro veces cada 72 horas. Si se usa este fármaco se debe usar sulfato de atropina para evitar los efectos secundarios como salivación, cólicos o aumento de la motilidad intestinal.
· Aceturado de diminaceno: dosis de 4-5 mg/kg al día por vía intramuscular hasta la desaparición de los síntomas o dosis única de 11 mg/kg por la misma vía es efectiva para ambos protozoos.
· Parvacuona: a 20 mg/kg vía intramuscular es eficaz frente a T. equi
· Buparvacuona: a 5 mg/kg por vía intramuscular también es efectivo frente a la theileriosis.
11. Profilaxis.
La profilaxis de esta enfermedad se basa en la terapia de los caballos infectados, el control de las garrapatas como vector de la enfermedad (mediante acaricidas, búsqueda frecuente en el animal y eliminación de las encontradas) y la limitación de movimientos de caballos infectados al no existir una vacuna efectiva. En las zonas no endémicas se debe restringir la entrada de caballos provenientes de regiones endémicas (en aquellos casos que vayan a entrar se requiere que no tenga síntomas, que sean negativos a las pruebas de anticuerpos y tratamiento antiacaricida previo al movimiento), así como vigilar especialmente las transfusiones y otras vías iatrogénicas de transmisión de la enfermedad.
12. Inmunización.
No existen vacunas disponibles para ninguno de estos parásitos. La evaluación (revisión y cepillado) frecuente del animal, la eliminación de cualquier garrapata y el uso de acaricidas pueden ayudar a prevenir la infección.
Bibliografías.
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· Camino, E., & Cruz, F. (2017). Piroplasmosis equina. VISAVET Outreach Journal. Recuperado de https://www.visavet.es/es/articulos/piroplasmosis-equina.php
· Díaz-Sánchez, A. A., Roblejo-Arias, L., Marrero-Perera, R., & Corona-González, B. (2020). Piroplasmosis equina. Revista de salud animal, 42(1). Recuperado de http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0253-570X2020000100002
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· Trujillo, M. A. (2015). SEROPREVALENCIA Y FACTORES DE RIESGO ASOCIADOS A PIROPLASMOSIS EN ÉQUIDOS DE TRES REGIONES EN EL ESTADO DE VERACRUZ, MÉXICO. UNIVERSIDAD VERACRUZANA, Veracruz, Ver.

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