Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
1 B.F. Skinner CIENCIA Y CONDUCTA HUMANA (Una psicología científica) Barcelona 1971 269 XIX. Conducta Social La conducta social puede definirse como la que mantiene dos o más personas cuando interactúan o las que mantiene un grupo de personas en sus relaciones con un medio ambiente común. A menudo se dice que esta conducta es distinta de la individual y que existen <<situaciones sociales>> y <<fuerzas sociales que no pueden ser descritas en el lenguaje de una ciencia natural. Debido a este corte aparente en la continuidad de la naturaleza, se cree necesario la existencia de una disciplina especial llamada <<ciencia social>>. Existen, desde luego, muchos hechos relacionados con gobiernos, guerras, migraciones, situaciones económicas, hechos culturales, etc.- que nunca hubiesen llegado a ser objetos de estudio por sí mismos si las personas no se hubiesen reunido o actuando en grupo, pero no está todavía demostrado que los datos básicos sean fundamentalmente distintos. Personalmente, nos interesan los métodos de las ciencias naturales de la misma forma en que se utilizan en física, química y biología, y, tal como hasta ahora los hemos utilizado en el estudio de la conducta. ¿Hasta qué punto pueden sernos útiles para el estudio de la conducta de los grupos? Muchas generalizaciones a nivel de grupo no se refieren necesariamente a la conducta. En economía existe una vieja ley llamada Ley de Gresham que afirma que la moneda mala expulsa a la buena de la circulación. Si podemos ponernos de acuerdo acerca de lo que es el dinero, sea bueno o malo, y de cuándo se halla en circulación, podemos expresar este principio general sin referirnos de un modo específico al uso del dinero por los individuos. Encontramos generalizaciones similares en sociología, antropología cultural, lingüística e historia. Pero una <<ley social>> debe ser generada por la conducta de los individuos. Siempre es un individuo quien actúa, y lo hace con el mismo cuerpo y siguiendo los mismos procesos que en una situación no social. Si un individuo que tiene dos monedas, una buena y otra mala, tiende a ganar y a quedarse con la buena- tendencia que puede explicarse en términos de contingencias reforzantes- y si esto es verdad para un gran número de personas, se produce el fenómeno descrito por la Ley de Gresham. La conducta individual explica el fenómeno del grupo. Muchos economistas sienten la necesidad de una explicación de este tipo para toda la ley 270 económica, aunque hay otros que aceptarían el nivel de descripción más elevado como válido por derecho propio. En este momento nos interesa simplemente plantearnos hasta qué punto un análisis de la conducta individual que ha recibido validación sustancial de acuerdo con las reglas de una ciencia natural, pueda contribuir a la comprensión de los fenómenos sociales. Aplicar nuestro análisis a los fenómenos de grupo constituye un modo excelente de probar su adecuación, y si podemos explicar la conducta de la gente en grupo sin utilizar ningún término nuevo o sin presuponer ningún proceso o principio distintos, habremos descubierto en los datos una alentadora simplicidad. Esto no significa que las ciencias sociales deban, por ello, establecer inevitablemente sus generalizaciones en términos de conducta individual, puesto que otro nivel de descripción también puede ser válido y quizás incluso más conveniente. EL MEDIO AMBIENTE SOCIAL La conducta surge porque un organismo es importante para otro como parte de su medio ambiente. Por tanto, el primer paso consistirá en un análisis del medio ambiente social y de cualquiera de sus posibles rasgos distintivos. Refuerzo social Muchos refuerzos requieren la presencia de otras personas. En algunos de ellos, como ocurre en ciertas formas de conducta social y en el boxeo, la otra persona participa meramente como objeto. No podemos describir el refuerzo sin hacer referencia a otro organismo. Pero el refuerzo social suele ser un problema de intervención personal. Cuando una madre alimenta a su hijo, la comida, como refuerzo primario, no es social, pero sí lo es la conducta de la madre al darla. La diferencia es pequeña – como podemos ver comparando la alimentación proporcionada por el pecho de la madre con la suministrada por el biberón-. La conducta verbal implica siempre un refuerzo social, y sus propiedades características derivan precisamente de este hecho. La respuesta <<un vaso de agua, por favor>>, no tiene ningún efecto sobre el medio ambiente mecánico, pero en un medio ambiente verbal apropiado puede conducir a un refuerzo primario. En el campo de la conducta social se pone un énfasis especial en el refuerzo obtenido mediante atención, aprobación, afecto y sumisión. Estos importantes refuerzos generalizados son sociales porque el proceso de generalización requiere, a menudo, la mediación de otro organismo. El refuerzo negativo, especialmente en forma de castigo, la mayoría de las veces es administrado por otras personas en forma de estimulación aversiva incondicionada o de desaprobación, desprecio, burla, insulto, etc. La conducta reforzada a través de la intervención de otras personas se diferenciará en muchos sentidos de la conducta reforzada por el medio ambiente mecánico. El refuerzo social de un momento a otro, dependiendo de 271 la circunstancia de la instancia que refuerza. Por tanto, respuestas distintas pueden conseguir el mismo efecto, y una sola respuesta puede conseguir efectos diferentes según la ocasión. Como resultado comparable en un ambiente no social. Es también más flexible en el sentido de que el organismo puede pasar con más facilidad de una respuesta a otra cuando su conducta no es eficaz. Puesto que el organismo que refuerza puede, a menudo, no responder de forma apropiada, es probable que el refuerzo sea intermitente. El resultado dependerá del programa. Un éxito ocasional puede adecuarse al modelo de refuerzo de intervalo variable y la conducta mostrará una intensidad media bastante estable. Podríamos expresarlo diciendo que respondemos ante las personas con menos confianza que ante el medio ambiente inanimado, pero que no nos convencemos fácilmente de que el mecanismo reforzante <<No funciona>>. La conducta persistente que llamamos inoportuna es generada por un programa de razón variable que surge a partir del hecho de que la persona que proporciona el refuerzo responde solamente cuando una demanda ha sido repetida hasta el punto de convertirse en aversiva; es decir, cuando ha adquirido el poder de molestar. La contingencia establecida por un sistema social reforzante puede cambiar lentamente. Cuando importunamos a alguien, por ejemplo, el promedio de la razón entre las respuestas no reforzadas y las reforzadas puede aumentar. El niño que ha obtenido atención con tres demandas de promedio puede, más adelante, necesitar cinco, luego siete, etc., para obtener el mismo resultado. El cambio es debido a una tolerancia creciente de la persona que refuerza ante la estimulación aversiva. Las contingencias de refuerzo positivo pueden también orientarse a este sentido. Cuando la persona que proporciona el refuerzo aumenta gradualmente su nivel de exigencia, el refuerzo se hace contingente respecto de una conducta más extensa o altamente diferenciada. Empezando con un grado de exigencia razonable y aumentándola gradualmente, es posible que se nos diga que las contingencias que supongan un alto grado de exigencia lleguen a ser efectivas, lo cual, sin este proceso, sería prácticamente imposible. El resultado suele ser una especia de servidumbre humana. El proceso se demuestra fácilmente en la experimentación animal donde unas respuestas sumamente vigorosas, persistentes o complicadas que de otro modo serían casi imposibles, pueden establecersemediante un cambio gradual en las contingencias. Un caso especial se plantea en el trabajo a destajo. A medida que aumenta la producción, y con ella el dinero que se persigue, puede cambiarle la escala del trabajo a destajo de suerte que se requiera más trabajo por unidad de refuerzo. El resultado final puede ser un ritmo de producción mucho más elevado con sólo un ligero aumento en la capacidad de dinero percibido – una circunstancia 272 de refuerzo que probablemente no habría sido efectiva de no ser por este acercamiento gradual. Ya que hemos señalado otra peculiaridad del refuerzo social: el sistema que proporciona el refuerzo es raramente independiente de la conducta reforzada. Esto se ve claramente en el caso del padre indulgente pero ambicioso que retira el refuerzo cuando ve que el niño se muestra activo, ya sea para demostrar la habilidad del niño o para sacar el mayor partido de los refuerzos de que dispone, pero que refuerza un inicio de respuestas cuando el niño empieza a mostrar señales de extinción. Esta es una especie de refuerzo combinado de razón y de intervalo. Generalmente, los refuerzos educativos son de este tipo. Se rigen básicamente por programas de razón, pero que no dejan de estar afectados por el nivel de la conducta reforzada. Tal como ocurre en el trabajo a destajo, puede que se exija cada vez más para obtener un nuevo refuerzo a medida que mejora la realización, aunque puede precisarse etapas reparadoras para conseguir los objetivos propuestos. En el mundo inorgánico no se producen, a manudo, programas de refuerzo que se adapten al ritmo de la conducta reforzada. La instancia reforzante que modifica la contingencia en términos de conducta tiene que ser sensible y compleja. Pero un sistema reforzante de este tipo puede ser fácilmente vulnerable y adolecer de efectos inherentes que conduzcan a una conducta inestable. Esto puede explicar por qué las contingencias reforzantes de la sociedad ocasionan una conducta indeseable más a menudo que las contingencias, aparentemente comparables, del mundo inanimado. El estímulo social Otra persona suele ser una importante fuente de estimulación. Puesto que algunas propiedades de tales estímulos parecen rechazar una descripción física, ha resultado tentador suponer que existe un proceso especial de intuición o empatía cuando reaccionamos ante ellos. ¿Cuáles son, por ejemplo, las dimensiones físicas de la sonrisa? En la vida diaria identificamos las sonrisas con una exactitud y rapidez considerables, pero para el científico esto constituiría una difícil tarea. Tendría que seleccionar alguna respuesta identificable en el individuo sometido a investigación –quizá la respuesta verbal <<Esto es una sonrisa>>- y luego estudiar todas las expresiones faciales que la provocaron. Estas expresiones serían modelos físicos y probablemente susceptibles de ser sometidos a un análisis geométrico, pero tendrían que ponerse a prueba un gran número de modelos diferentes. Más aún, existirían casos límite en los que el control de los estímulos sería deficiente o variaría de un momento a otro. El hecho de que la identificación final del modelo llamado sonrisa sea mucho más complicada y lleve mucho más tiempo que la identificación cotidiana, no significa que la observación científica no tome en consideración 273 algunos medios importantes de que dispone el profano. La diferencia consiste en que el científico tiene que identificar un estímulo con respecto a la conducta de otra persona. No puede fiarse de su propia reacción personal. Al estudiar un modelo objetivo tan simple y conocido como <<triángulo>>, el científico puede utilizar con seguridad su propia forma de identificar el esquema. Pero un modelo como <<sonrisa>> es otra cuestión. Un estímulo social, como cualquier otro estímulo, llega a tener importancia para controlar la conducta, a causa de las contingencias en las que participa. Las expresiones faciales que agrupamos conjuntamente bajo el nombre de <<sonrisa>> son importantes porque son las ocasiones en las que ciertas clases de conducta social reciben ciertos tipos de refuerzos. Cualquier unidad en la clase de estímulos se desprende de estas contingencias. Y estas vienen determinadas por la cultura y por la historia particular de cada individuo. Incluso en la conducta de una misma persona pueden existir varios tipos de modelos llamados sonrisas si todos ellos están en la misma relación con respecto a las contingencias que refuerzan. El científico puede recurrir a su propia cultura o historia solamente cuando éstas se parecen a las del sujeto que está estudiando. Pero aun así, es posible que se equivoque, de la misma forma que puede ser errónea la rápida reacción práctica del profano, particularmente cuando intenta identificar una sonrisa en una cultura distinta. Este enfoque tiene mucha trascendencia porque puede aplicarse a muchos términos descriptivos tales como <<amistoso>> y <<agresivo>>, sin los cuales muchos estudiosos de la conducta social se sentirían perdidos. El no-científico que trabaje dentro del marco de su propia cultura puede, de forma satisfactoria, describir la conducta de los demás con expresiones de este tipo. Ciertos modelos de conducta se han convertido en importantes para él debido a los refuerzos que se desprenden de ellos: considera la conducta como amistosa u hostil por sus consecuencias sociales. Pero sus frecuentes aciertos no implican que existan aspecto objetivos de la conducta que sean tan independientes de la conducta del observador como lo son formas geométricas tales como cuadrados, círculos y triángulos. Ésta observando un hecho objetivo-la conducta de un organismo; no se plantea ahora un problema de status físico, sino solamente de significado de los términos clasificatorios-. Las propiedades geométricas de la <<amabilidad>> o <<agresividad>> dependen de la cultura, cambian con ella y varían, dentro de la misma cultura, de acuerdo con la experiencia de cada individuo. A menudo, se estudian separadamente algunos estímulos sociales porque parece que un hecho físico muy débil tiene un efecto sumamente intenso. Pero esto ocurre también con muchos estímulos no sociales; para alguien que haya sufrido quemaduras en un incendio, un ligero olor de humo puede ser un estímulo extraordinariamente poderoso. Los estímulos sociales son importantes porque son importantes los refuerzos sociales con los que 274 están correlacionados. Un ejemplo del sorprendente poder de un hecho aparentemente trivial es la práctica común de <<atraer las miradas de alguien>>. Bajo determinadas circunstancias, el cambio que se observa en la conducta posterior puede ser considerable y por ello se ha llegado a creer que hay una especie de <<comprensión>> no física que se transmite de una persona a otra. Pero las contingencias reforzantes nos ofrecen otra explicación. Nuestra conducta puede ser muy distinta en presencia o ausencia de una persona determinada. Por el simple hecho de ver a esta persona en medio de una multitud, nuestro repertorio disponible cambia inmediatamente. Sí, además, atraemos su mirada, caemos bajo el control de un estímulo todavía más restrictivo –no solamente está presente, sino que nos está mirando-. Puede producirse el mismo efecto sin atraer su atención en el caso de que le veamos mirarnos a revés de un espejo. Si nuestras miradas se cruzan, sabemos que él se da cuenta de que lo miramos. Un repertorio de conducta mucho más limitado se habla bajo el control de este estímulo específico: si hemos de comportarnos de un modo que él no aprueba, no solamente nos opondremos a sus deseos, sino que lo haremos descaradamente. Puede también que sea importante que <<sepamos que él sabe que sabemos que nos está mirando>>, etc. (El significado de <<saber>> -o <<conocer>> - en esta frase, está de acuerdocon el análisis de los capítulos VIII y XVI.) En resumen, al atraer la mirada de alguien, surge de repente un estímulo social importante a causa de los refuerzos de que de él dependen. Esta importancia variará según el momento. Podemos atraer la mirada de alguien en un coqueteo, en circunstancias divertidas, en un momento de culpabilidad común, etc. – poniendo, en cada caso, el grado de control adecuado-. La importancia de este hecho queda patente en el uso que hacemos de la conducta <<mirar a alguien a los ojos>> para probar otras variables, responsables de características de la conducta tales como honradez, descaro, turbación o culpa. Los estímulos sociales son importantes para quienes el refuerzo social es importante. El vendedor, el cortesano, el animador, el seductor, el niño que quiere atraer la atención de sus padres, la persona que quiere pasar de una clase social a otra superior, el ambicioso en política, todos ellos son susceptibles de ser afectados por sutiles propiedades de la conducta humana que se asocian con la aprobación o la desaprobación y que, por lo general, pasan inadvertidas a muchas personas. Es significativo que el novelista, como especialista en la descripción de la conducta humana, muestra a menudo una historia en la que el refuerzo social ha sido, al principio, particularmente importante. El estímulo social, que es menos probable que varíe de una cultura a otra, es el que controla la conducta imitativa descrita en el capítulo VII. Las consecuencias finales de la conducta imitativa pueden ser peculiares de una cultura, pero la correspondencia entre la conducta del imitador y del imitado es 275 relativamente independiente de ella. La conducta imitativa no se halla totalmente libre de estilo o convencionalismo, pero los rasgos especiales del repertorio imitativo característico de un grupo son poco importantes. Una vez se ha desarrollado un repertorio de tamaño apropiado, la imitación puede ser tan hábil, tal fácil, tan <<instintiva>>, que probablemente la atribuiremos a algún tipo especial de contacto interpersonal como por ejemplo la empatía. Sin embargo, resulta fácil encontrar una historia de refuerzo que genera conducta de este tipo. EL EPISODIO SOCIAL Podemos analizar un episodio social considerando cada organismo separadamente. Entre las variables que habremos de tener en cuenta al estudiar un organismo se encuentra las generadas por un segundo organismo. Consideramos entonces la conducta del segundo organismo dando por supuesto que el primero es una fuente de variables. Al reunir los análisis, reconstruiremos el episodio. La descripción será completa si comprende todas las variables necesarias para describir la conducta de los individuos. Consideremos, por ejemplo, la interacción entre el ave de rapiña y la presa, llamada <<acecho>>. Podemos autolimitarnos al análisis de la conducta del ave de rapiña que reduce la distancia entre ella y su presa y a la conducta de la presa que aumenta la distancia entre ella y el ave de rapiña. Una reducción de la distancia constituye un refuerzo positivo para el ave y un refuerzo negativo para la presa; por el contrario, un aumento de la misma será negativamente reforzante para el ave y positivamente reforzante para la presa. Si el ave de rapiña es estimulada por la presa, pero no viceversa, aquella se limita a reducir la distancia tan rápidamente como puede. Sin embargo, si la presa es estimulada por el ave de rapiña, responderá aumentando la distancia. Entre ellas no es necesario que esto se traduzca en vuelo abierto, sino que es suficiente cualquier cumple movimiento que conserve la distancia en un punto crítico. En la conducta que llamamos estar al acecho, el ave de rapiña reduce la distancia lo más rápidamente posible, evitando estimular a la presa para que ésta no la aumente. En el momento en que la distancia sea lo suficientemente corta, el ave de rapiña puede iniciar una persecución abierta y la presa echar a volar. En este momento tiene lugar un tipo distinto de interacción. Puede aplicarse una formulación similar cuando la <<distancia>> no es algo tan simple como un mero movimiento en el espacio. Porque el otro difícilmente pueda rehuir. Es posible que podamos decir que el primero acecha al segundo si toca el tema de tal forma que evite estimular al segundo a escapar. Eliminamos el lenguaje al <<abordar un tema>>, analizando las propiedades reforzante y aversivas de los estímulos verbales. 276 Otro ejemplo de episodio social consiste en guiar y seguir. Generalmente surge cuando dos o más individuos son reforzados por un único sistema externo que requiere su acción combinada, por ejemplo, en el caso de dos hombres que tiran de una cuerda que ninguno de los dos, por separado, podría mover. La conducta de uno es similar a la del otro y la interacción puede ser débil. Sin embargo, si la sincronización es importante uno de los hombres guiará al otro. El primero fija una pauta rítmica relativamente independiente del segundo y éste ajusta su conducta a la del primero. El primero puede facilitar esta acción amplificando los estímulos que afectan al segundo, diciendo, por ejemplo, <<a la una, a las dos, a las tres, << ¡ahora!>> Una conducta adicional que posea una pauta temporal muy marcada –por ejemplo, una canción marinera- puede reducir la importancia del líder, pero no eliminarla. La naturaleza de guiar y seguir queda más clara cuando los dos tipos de conducta difieren considerablemente y la contingencia de refuerzo es compleja. Se quiere entonces, generalmente, una división del trabajo. El líder se halla principalmente bajo el control de variables externas, mientras que el seguidor se encuentra bajo el control del líder. Un baile constituye un ejemplo de ello. Las consecuencias reforzantes –positivas y negativas- dependen de una contingencia doble: 1) las personas que bailan deben dar ciertos pasos en determinadas direcciones en relación al espacio de que disponen, y 2) la conducta de uno debe sincronizarse con la del otro. Generalmente, esta doble contingencia se divide entre los que bailan. El líder fina una pauta y responde al espacio disponible y el seguidor es controlado por los movimientos del líder y responde de forma apropiada para satisfacer la segunda contingencia. Resulta fácil establecer situaciones de cooperación con dos o más organismos experimentales y observar cómo surgen situaciones de liderazgo y seguimiento. En un experimento demostrativo se colocan dos palomas en cajas adyacentes separadas por un cristal. A ambos lados del cristal se encuentran dos columnas verticales con tres pulsadores cada una, y una de ellas es asequible a una de las palomas. Este aparato está destinado a reforzar con comida a ambas palomas, pero solamente cuando picotean simultáneamente los pulsadores correspondientes. Aun cumpliéndose esta condición, solo un par de ellos son efectivos. La situación requiere una cooperación bastante complicada. Las palomas han de sondear los tres pares para descubrir cuál de ellos es efectivo, y tienen que picotear los dos pulsadores correspondientes al mismo tiempo. Estas contingencias tienen que repartirse. Una de las aves – el líder- sondea los pulsadores picoteándolos, siguiendo un orden característico o más o menos al azar. La otra paloma – el seguidor- picotea el pulsador opuesto cualquiera que sea el que picotee el líder. La conducta del seguidor es controlada, casi de forma exclusiva, por la conducta del líder, y la conducta de éste es, a su vez, controlada por el aparato que distribuye, al azar, refuerzos entre los tres pares de pulsadores. Dos seguidores o dos líderes colocados 277 juntos sólo pueden resolver el problema accidentalmente. La función del líder puede pasar de una paloma a la otra y puede producirse una situación temporal en la que ambas sean seguidores.Esta conducta se parece entonces a la de dos personas que, cuando se encuentran en unas circunstancias en las que existe flexibilidad en la norma de pasar por la derecha, dudan oscilando de un lado a otro antes de pasar. Entre un experimento de este tipo y la relación entre el líder y el seguir en política, por ejemplo, existe algo más que una simple analogía. La mayoría de culturas producen algunas personas cuya conducta se halla controlada principalmente por las exigencias de una situación dada. Estas mismas culturas producen también personas cuya conducta se encuentra controlada, principalmente, por la de los demás. Parece que en cualquier situación de cooperación se requiere una división de las contingencias en este sentido. Sin embargo, el líder no es absolutamente independiente del seguidor, puesto que su conducta requiere el apoyo de la conducta correspondiente por parte de los demás, y en la medida en que esta cooperación en necesaria, el líder es, de hecho, conducido por sus seguidores. Episodios verbales La conducta verbal proporciona muchos ejemplos en los cuales se dice que una persona influye sobre otra más allá del alcance de una ciencia física. Se dice que hay palabras que <<simbolizan>> o <<expresan>> ideas o significados que son luego <<comunicados>> al que escucha. Una formulación alternativa nos extendería demasiado, pero un solo ejemplo puede ayudarnos a comprender como este tipo de conducta social puede situarse dentro del marco de una ciencia natural. Consideramos un episodio sencillo en el que A pide a B un cigarrillo y lo obtiene. Para describir la ocurrencia y el mantenimiento de esta conducta, hemos de demostrar que A proporciona estímulo y refuerzos adecuados para B y viceversa. La respuesta de A, <<Dame un cigarrillo>>, resultaría bastante ineficaz en un ambiente puramente mecánico. Se trata de una respuesta que ha sido condicionada por una comunidad verbal que, en ocasiones, la refuerza de una manera determinada. A ha elaborado desde hace tiempo una discriminación en virtud de la cual la respuesta es emitida en ausencia de un miembro de la comunidad. Probablemente habrá elaborado también discriminaciones más sutiles por las que es más probable que responda, si se halla en presencia de un <<contacto fácil>>. B ya reforzó esta respuesta en el pasado o se parece a alguien que lo hizo. El primer intercambio entre dos se produce en la dirección de B a A: B es un estímulo discriminativo en presencia del cual A emite la respuesta verbal. El segundo intercambio se produce en dirección de A a B: la respuesta genera estímulos auditivos que actúan sobre B. Si B ya ésta dispuesto a darle un cigarrillo a A –por ejemplo, si B <<tiene ganas de complacer a A>> o <<ésta enamorado de A>>- el modelo auditivo constituye un estímulo discriminativo para la respuesta de dar un 278 cigarrillo. B no ofrece cigarrillos de forma discriminada; espera una respuesta por parte de A como una ocasión en la que un cigarrillo será aceptado. El hecho de que A acepte depende de una situación de privación en la que el hecho de recibir un cigarrillo es reforzante. Esta es también la situación en la que A emite la respuesta <<Dame un cigarrillo>>, y de este modo, se establece la contingencia que controla la conducta de B. El tercer intercambio es la recepción por parte de A del cigarrillo que le da B. Éste constituye el refuerzo de la respuesta original de A y completa nuestra descripción de ella. Si B es reforzado simplemente por la evidencia del efecto del cigarrillo sobre A, podemos considerar también completa la descripción sobre B. Pero si estas evidencias se ponen de relieve, es más probable que esta conducta se mantenga como parte integrante y estable de la conducta. Si A no sólo acepta el cigarrillo, sino que dice también <<Gracias>>, tiene lugar un cuarto intercambio: el estímulo auditivo es un refuerzo condicionado para B y A lo produce precisamente por esto. B puede, a su vez, aumentar la probabilidad de futuras expresiones de <<Gracias>>, por parte de A, diciendo <<De nada>>. Cuando la conducta de B al responder a la respuesta verbal de A es ya intensa, llamamos <<petición>> a la respuesta de A. Si la conducta de B requiere otras condiciones, hemos de volver a clasificar la respuesta de A. Si <<Dame un cigarrillo>> no solo es la ocasión para una respuesta determinada, sino también para un estímulo aversivo condicionado del que B puede escapar tan sólo satisfaciendo dicha demanda, entonces la respuesta de A es una <<exigencia>>. En este caso, la conducta de B se ve reforzada por una reducción en la amenaza producida por la exigencia de A, y el <<Gracias>> de éste resulta eficaz, principalmente, como indicación de que la amenaza ha disminuido. Incluso un episodio tan breve como éste es sorprendentemente complejo, pero los cuatro o cinco intercambios entre A y B pueden especificarse en términos físicos y pueden ser difícilmente ignorados si hemos de tomar en serio un análisis de este tipo. El hecho de que el episodio entero dure solamente unos pocos segundos no nos exime de la responsabilidad de observar e identificar todos sus aspectos. Interacción inestable Aunque muchos de estos sistemas sociales interconectados son estables, otros muestran un cambio progresivo. Un ejemplo trivial lo constituye la conducta de un grupo de personas que entran en una habitación que no les es familiar, donde hay carteles en los que se lee <<Silencio, por favor>>. Un estímulo verbal de este tipo es generalmente eficaz sólo en combinación con la conducta de otros miembros del grupo. Si muchas personas están hablando fuerte, es posible que los carteles tengan muy poco o ningún efecto. Pero supongamos que nuestro grupo entra silenciosamente. Al cabo de un 279 momento, dos personas, que se hallan <<muy poco controladas>> por el cartel, empiezan a cuchichear también. Esto, a su vez altera la de las dos personas menos afectadas por el control del cartel que se ponen a hablar en voz baja. Esto cambia la situación de los demás que empiezan también a hablar en voz baja. Finalmente, puede que acaben todos hablando en voz alta. Se trata simplemente de un proceso <<autocatalítico>> que surge del intercambio repetido entre los miembros del grupo. Otro ejemplo lo constituye una práctica muy común en navegación, en el siglo XVIII. Los marineros se divertían atando a algunos muchachos alrededor de un mástil por la mano izquierda, dejándoles libre la derecha. Les daban a cada uno un bastón o látigo y les decían que golpearan al muchacho que tenían delante cada vez que sintieran que el que estaba detrás de ellos les golpeaba. El juego empezaba golpeando ligeramente a un chico, entonces éste golpeaba al siguiente, éste a su vez al otro, etc. Aunque todos sabían que los golpes habían de ser suaves, el resultado final era una auténtica flagelación. Los elementos inestables de este sistema interconectado, son fáciles de identificar. No podemos suponer que cada muchacho diera precisamente el mismo tipo de golpe que recibía porque no es fácil hacer una comparación de este tipo. Es probable que infravalorara la intensidad de los golpes que daba. La menor tendencia a dar un golpe algo más fuerte que el recibido podría producir el efecto final. Más aún, probablemente los golpes repetidos generan una disposición emotiva en la que una persona, de forma natural, pega cada vez más fuerte. Una inestabilidad comprable se observa cuando dos individuos mantienen una conversación casual que desemboca en una fuerte discusión. El efecto agresivo de una observación puede ser infravalorado por quien la hace y los efectos repetidos pueden generar la agresión posterior. Esto puede resultar particularmente peligros cuando la conversación consiste en un intercambio de notas entre gobiernos. VARIABLES EN QUE SE APOYA EL EPISODIOSOCIAL Aunque el intercambio entre dos o más individuos cuya conducta se halla interconectada dentro de un sistema social, debería ser explicada en su totalidad, es posible que ciertas variables permanezcan sin aclarar. Por ejemplo, a menudo observamos que una persona tiene predisposición a actuar con respecto a otra de ciertas maneras. La madre cuidando a su hijo es un caso bien conocido. Las emociones sociales se observan, por definición, simplemente como predisposiciones a actuar de formas que pueden ser positivas o negativamente reforzantes para los demás. Términos como <<favor>> y <<amistad>> se refieren a tendencias a administrar refuerzos positivos y podría considerarse al amor como la tendencia de dos individuos a reforzarse mutuamente, pudiendo dicho refuerzo ser, o no, de tipo sexual. 280 A veces un intercambio mutuo explica la conducta en términos de refuerzo. Todo individuo tiene algo reforzante que ofrecer al otro y una vez ha sido establecido el intercambio, éste se mantiene a sí mismo. Podemos detectar un refuerzo mutuo en el caso de la madre y el niño. En lugar de una tendencia a comportarse de formas determinadas, puede mostrar una tendencia a comportarse de formas determinadas, pueden mostrar una tendencia a ser reforzados por ciertos estímulos sociales. Apartarse de esto. El grupo puede manipular variables especiales para generar tendencias a comportarse de formas que acaban reforzando a los demás. El grupo puede reforzar al individuo para que le digan la verdad, ayude a los demás, devuelva favores y, a su vez, reforzar a los demás para que hagan lo mismo. La regla de Oro es una proposición general sobre la conducta practicada y apoyada por el grupo. Muchos sistemas importantes de conducta social interconectados no podrían mantenerse sin la existencia de estas prácticas convencionales. Este es un punto importante para explicar el éxito de las prácticas culturales características de un grupo (capítulo XXVIII). En la medida en que este refuerzo previo por parte del grupo determina la conveniencia de la conducta del individuo para un sistema interconectado, el sistema mismo no se sostiene del todo por sí solo. La mutabilidad queda demostrada cuando un individuo que no se halla controlado de forma adecuada por la cultura, obtiene una ventaja temporal personal explotando el sistema. Miente, se niega a devolver un favor o quebranta una promesa, aunque esta explotación del sistema conduzca finalmente a su deterioro. El muchacho de la fábula grita << ¡Que viene el lobo!>>, porque ciertos sistemas de conducta social han sido establecidos por la comunidad y encuentran divertida la conducta resultante de sus prójimos. El agresivo vendedor a domicilio se impone por encima de las buenas maneras del alma de casa para mantener su atención. En cada caso, el sistema falla finalmente: el prójimo ya no responde al grito de << ¡Que viene el lobo!>> y el ama de casa cierra dando un portazo. La conducta de dos individuos puede encontrarse relacionada en un episodio social, no primariamente a través de un intercambio entre ellos, sino a través de variables externas comunes. El ejemplo clásico es la competición. Dos individuos compiten cuando la conducta de uno puede verse reforzada solamnte al precio de una pérdida de refuerzo por parte del otro. No está necesariamente implicada en ello la conducta social, tal como aquí la hemos definido. Coger un conejo antes de que se escape no es muy distinto de cogerlo antes de que lo haga otro. En el último caso, puede arse un intercambio social como subproducto si un individuo ataca al otro. La cooperación, en la que el refuerzo de dos o más individuo depende de la conducta de ambos o de todos ellos, no es, en modo alguno. Lo opuesto a la competición, puesto que parece requerir un sistema interconectado. 281 EL GRUPO COMO UNIDAD DE CONDUCTA Es muy común hablar de familias, clanes, naciones, razas, y otros grupos como si se tratara de individuos. Conceptos como <<mentalidad de grupo>>, <<instinto gregario>> y <<carácter nacional>> han sido inventados para apoyar esta costumbre. Sin embargo, siempre es un individuo el que actúa. El problema que se plantea al estudia el grupo más amplio es explicar por qué muchos individuos actúan conjuntamente. ¿Por qué se incorpora el muchacho a una pandilla? ¿Por qué un hombre se hace socio de un club o participa en un linchamiento? Podemos responder a preguntas de este tipo examinando las variables generadas por el grupo que favorecen la conducta de unirse y adaptarse. No podemos contentarnos con decir, simplemente, que dos individuos van a actuar juntos cooperativamente si <<tienen un interés común en hacerlo>>. Hemos de señalar las variables específicas que afectan la conducta de cada uno de ellos. Desde un punto de vista práctico, como hacíamos al provocar una conducta cooperativa en el experimento de la paloma antes descrito, resulta también esencial un análisis de las variables relevantes. Las contingencias particulares que controlan la conducta de los cooperadores deber ser cuidadosamente mantenidas. Mediante el análisis de la imitación, se ha hecho algún progreso para explicar la participación en un grupo. En general, comportarse como los demás es probablemente reforzante. Detenerse a mirar un escaparate ante el que se ha ido congregando una multitud es más susceptible de verse reforzado que detenerse a mirar escaparates que no han atraído la atención de nadie. Utilizar palabras que ya han sido utilizadas por los demás, en lugar de términos extraños, es más probable que se vea positivamente reforzados o que se halle libre de consecuencias aversivas. Situaciones de este tipo mil veces repetidas, general y mantienen una enorme tendencia a comportarse como lo hacen las demás personas. A este principio debemos añadir otro de importancia quizá mayor. Aunque es siempre el individuo quien actúa, sin embargo, es el grupo el que produce el efecto más intenso. Al incorporarse a un grupo, el individuo aumenta su capacidad para conseguir refuerzos. El hombre que tira de una cuerda se ve reforzado por el movimiento de ésta, independientemente del hecho de que otros estén tirando de ella al mismo tiempo. El soldado vestido de uniforme, desfilando marcialmente por la calle, se ve reforzado por las aclamaciones de la multitud, aunque dichas aclamaciones no se producirían si estuviera desfilando solo. El cobarde, en un linchamiento, obtiene refuerzo cuando su víctima se retuerce aterrorizada ante sus gritos, independientemente del hecho de que otros cientos de personas están haciendo lo mismo que él. Las consecuencias reforzantes producidas por el grupo exceden fácilmente las consecuencias que podrían conseguir sus miembros actuando separadamente. El efecto total reforzante queda enormemente aumentado. 282 Los intercambios dentro de un grupo y el elevado efecto del grupo sobre el medio ambiente deben ser estudiados dentro del marco de una ciencia natural. Han de ser explorados con mayor profundidad antes de que aceptemos la proposición de que son unidades sociales, fuerzas y leyes que requieren métodos científicos de un tipo fundamentalmente diferente. XX. Control personal CONTROL DE VARIABLES Consideramos un episodio social desde el punto de vista de uno de los participantes. Hemos visto que A puede generar importantes variables que afectan la conducta de B. El cambio que se opera en B puede no tener un efecto recíproco sobre A. Por ejemplo, B puede estar mirando un escaparate porque ve que A está haciendo, aunque es posible que A no se vea afectado pero la acción de B. Normalmente, sin embargo, tal como ocurre en mucho de los ejemplos que ya hemos analizado, el cambio resultante en la conducta de B suele tener un efecto sobre A. En el importante ejemplo que vamosa considerar ahora, el efecto es reforzante. A se comporta de forma que altera la conducta de B a causa de las consecuencias que la conducta de B tiene para A. Decimos, familiarizarse, que A está controlando a B de modo deliberado. Esto no significa que A sea necesariamente capaz de identificar la causa o el efecto de su acción. Cuando un niño llora para atraer la atención de su madre, genera un estímulo aversivo que él mismo retira cuando la madre le presta atención. Como resultado de ello, la conducta de la madre de prestar atención queda reforzada. Ni la madre no el niño puede comprender el proceso, pero podemos decir que el niño ha aprendido a controlar a su madre en este sentido., Hemos de investigar ahora esta relación social asimétrica. Nuestra tarea consistirá en valorar las distintas maneras como una persona controla a otra.
Compartir