Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
Las nuevas adicciones MARINA I. MUÑOZ-RIVAS NATALIA REDONDO RODRÍGUEZ LIRIA FERNÁNDEZ GONZÁLEZ MANUEL GÁMEZ-GUADIX 1. INTRODUCCIÓN El desarrollo y la generalización de las nuevas tecnologías en nuestra sociedad han generado im portantes cambios a nivel individual, social y eco nómico. Son numerosos los beneficios surgidos a raíz del desarrollo de estos nuevos recursos, que han posibilitado nuevas vías para el acceso a la informa ción, la comunicación y la creación de entornos so ciales (Castells, 2001). Aunque la mayor parte de los individuos hacen un uso positivo y saludable de estos recursos, las pruebas empíricas disponibles hasta el momento, aunque todavía escasas, han puesto de manifiesto la aparición, en algunos de ellos, de un patrón de uso problemático que ha sido asociado a distintos ries gos y consecuencias negativas y que podría concep- tualizarse como una nueva adicción conductual/ tecnológica. Tal patrón se caracteriza por una pér dida de control sobre la conducta de uso y un fuerte impulso para llevarla a cabo a pesar de las conse cuencias perjudiciales derivadas de ella que podrían afectar al ámbito interpersonal, económico, laboral y/o académico. En este sentido, el uso desadaptativo de las nue vas tecnologías constituye un patrón de conducta que parece estar afectando cada vez a más personas y que mantiene características similares a otras adicciones conductuales y a las adicciones quími cas. Asimismo, la pérdida de control sobre ellas puede conducir al desarrollo de otras adicciones, como el juego patológico, las compras compulsivas, la adicción al sexo o la aparición de parafilias. Estas conductas adictivas se ven favorecidas por la facili dad de acceso, la inmediatez y, en algunos casos, el anonimato que proporcionan este tipo de disposi tivos. Siendo ésta una realidad clínica cada vez más frecuente en la labor asistencial de los profesionales de la salud, parece necesario profundizar en el co nocimiento de las peculiaridades de estas nuevas adicciones con el fin de desarrollar un adecuado marco teórico y de investigación de las actuaciones tanto preventivas como de intervención necesarias para tratar a las personas que las padecen. 2. CONCEPTUALIZACIÓN Y DIAGNÓSTICO Las denominadas «adicciones conductuales» (adicción al juego, al sexo, a las compras, a la comi da, al ejercicio físico) se definen como todas aquellas conductas repetitivas que resultan placenteras al menos en sus primeras fases y que generan depen dencia psicológica y pérdida de control del indivi duo (Echeburúa, 1999; Holden, 2001). En este con texto, las adicciones tecnológicas hacen referencia a las conductas relacionadas con el uso de diversos medios tecnológicos (Internet, móvil, videojuegos) y se caracterizan por la presencia de sintomatología psicológica y comportamental (Brown, 1997; Grif fiths, 2005). En estos casos, en los que existe una adicción sin sustancia química, lo que caracteriza el proceso de dependencia no es la conducta en si (p. ej., el hecho de conectarse a la red o realizar una llamada por el móvil), sino la forma en la que la persona se rela ciona con ella, llegando a configurarse como una necesidad subjetiva centrada en la realización impe rativa de la conducta aun a pesar de la interferencia Ediciones Pirámide Las nuevas adicciones / 587 que pueda producir en la vida diaria o en la modi ficación del estilo de vida subsecuente. Una de las cuestiones más controvertidas en el ámbito profesional y en la literatura científica es el diagnóstico de los problemas adictivos en los que no existe una sustancia química mediadora. En el momento actual, las adicciones conductuales no son reconocidas como enfermedades mentales por el Manual diagnóstico y estadístico de los tras tornos mentales (Diagnostic and statistical manual o f mental disorders; American Psychiatric Associa tion [APA], 2000) ni por la Clasificación internacio nal de las enfermedades (Organización Mundial de la Salud [OMS], 1992), a excepción del juego patológico, incluido en el grupo de los trastornos del control de los impulsos (véase el capítulo 18 de este libro). Una aproximación inicial a su inclusión dentro de estas clasificaciones fue la adaptación de los cri terios empleados para la descripción de las adiccio nes a sustancias debido a las similitudes existentes entre ambas (tabla 20.1). Una segunda aproxima ción fue la adaptación de los criterios del DSM-IV- TR para los trastornos del control de los impulsos y, más concretamente, los criterios para el juego pa tológico. TABLA 20.1 Adaptación de los criterios para la dependencia de sustancias según el DSM-IV-TR para el diagnóstico de las adicciones conductuales Patrón desadaptativo que conlleva un deterioro o m alestar clínicam ente significativo caracterizado por la presencia de tres o más de los siguientes síntom as en los últim os 12 meses: 1. Tolerancia: — N ecesidad de increm entar la cantidad de tiem po invertida para lograr satisfacción. N otable disminución de los efectos placenteros con el uso continuado. 2. Abstinencia: — C uando el individuo no tiene la posibilidad de utilizar el recurso tecnológico, aparición de dos o más síntom as como: agitación, ansiedad, pensam ientos obsesivos y/o fantasías o sueños acerca en to rno a él. La conducta de uso se dirige a aliviar o evitar los síntom as de abstinencia. 3. Uso mayor del que se pretendía inicialmente. Para muchas personas, la conducta de uso de las nuevas tecnologías puede iniciarse exclusivamente como herram ienta de apoyo en sus com unicaciones y pasar a ser, en poco tiempo, un recurso absolutam ente indispensable en el que se invierten más horas de las deseadas. 4. Deseo persistente y esfuerzos infructuosos por con tro lar o in terrum pir su uso. 5. Reducción de im portantes actividades sociales o recreativas. 6. Realización de la conducta a pesar de tener conciencia de los efectos negativos que conlleva. 3. CAMBIOS DEL DSM-5 CON RESPECTO AL DSM-IV-TR El único cambio producido en el DSM-5 (APA, 2013) con respecto al DSM-IV-TR (APA, 2000) ha sido la adición del término «trastornos adictivos» a la categoría de «trastornos relacionados con sustan cias», con el fin de englobar, además de los trastor nos por consumo de sustancias, a aquellas otras adicciones sin sustancias. Sin embargo, bajo esta nueva denominación de «trastornos no relacionados con sustancias» sólo fue incluido el «juego patoló gico», mientras que otros patrones de comporta miento excesivos, como las «adicciones tecnológi cas» (internet, móvil, videojuegos), la «adicción al sexo», la «adicción al ejercicio» o la «adicción a las compras», no formaron parte de este nuevo grupo. Según la APA (2013), la investigación sobre estos síndromes de comportamiento no cuenta con prue bas claras y suficientes para establecer los criterios Ediciones Pirámide 5 8 8 / Manual de psicopatologia y trastornos psicológicos diagnósticos y descripciones de los cursos necesarios para identificar estos comportamientos como tras tornos mentales. 4. TIPOS DE «NUEVAS» ADICCIONES 4.1. Adicción a Internet La utilización de esta herramienta tecnológica es, sin duda, uno de los comportamientos más ex tendidos en el momento actual, por lo que la iden tificación y el diagnóstico de aquellas personas que mantienen un uso abusivo de ella constituyen uno de los grandes retos de la psicología clínica. En de finitiva, en estos casos, se observa un uso menor de esta herramienta como vía para obtener informa ción y más como un recurso de escape psicológico para afrontar los problemas de la vida cotidiana. A pesar de que los criterios diagnósticos para esta adicción están todavía pendientes de perfilar, como veíamos en apartados anteriores, las caracte rísticas clínicas de aquellas personas que realizan un uso patológico de Internet sin que esté relacionado con aspectos laborales o académicos pueden resu mirse en: a) el empleode un tiempo excesivo que oscila entre las cuatro y las ochenta horas a la se mana con sesiones que pueden prolongarse hasta las veinte horas; b) la alteración de los patrones del sue ño; c) el uso de estimulantes con el fin de prolongar las sesiones de conexión; d) la presencia de fatiga excesiva; e) el deterioro del rendimiento académico o laboral;/) la ocultación del comportamiento adic- tivo, y g) un mayor número de problemas de salud (p. ej., síndrome del túnel carpiano). Es importante considerar que la mayoría de los adictos a Internet lo son a una aplicación en par ticular que actúa como desencadenante del uso ex cesivo de esta herramienta (Young, 2005). Así, po demos distinguir algunas formas adjetivas específicas como: - La adicción cibersexual. El uso de Internet para ver, descargar o intercambiar material pornográfico es uno de los comportamientos más frecuentes en nuevos usuarios. Young et al. (2001) explican este tipo de adicción a través del modelo ACE basado en tres ele mentos fundamentales: a) anonimato (el usuario percibe que sus conexiones son anó nimas y, por tanto, se encuentra en una si tuación de encubrimiento real); tí) asequible (el acceso a este tipo de material a través de Internet es gratuito y variado), y c) escape (forma de evadirse de los propios problemas psicológicos y emocionales). - La adicción a sistemas de mensajería instan tánea y salas de chats. En estos casos, los adictos utilizan estos ambientes interactivos con el fin de buscar apoyo, seguridad y acep tación derivados del hecho de pertenecer a un grupo de forma no amenazante (Young, 2005). El tipo de relaciones que se configu ran a través de esta clase de recursos tienen un potencial adictivo importante puesto que: a) posibilitan entrar en contacto con personas de otros países, culturas y estratos sociales muy diferentes de los del usuario; b) favorecen la desinhibición al establecer una comunicación electrónica que no implica la presencia física, por lo que el usuario se sien te más libre y espontáneo para expresar sus emociones, y c) potencian el sentimiento de intimidad. El mantenimiento del uso compulsivo de In ternet tiene también consecuencias clínicas impor tantes, y está asociado al aumento del aislamiento social, al fracaso académico o laboral, a la presen cia de trastornos del estado del ánimo, a un ma yor número de problemas familiares y al incremento de deudas derivadas de la participación del usuario en juegos de azar, compras o videojuegos por In ternet. 4.2. Adicción al móvil Es ésta otra de las llamadas adicciones tecnoló gicas puesto que el número de personas que recono cen ser dependientes de este recurso es cada mayor. En este caso, es especialmente relevante atender a una serie de factores o componentes adictivos espe cíficos del teléfono móvil a la hora de conceptualizar y diseñar un programa de intervención (Muñoz-Ri- vas, Gámez-Guadix y Fernández, 2009). De entre ellos, los más importantes son: a) la función comunicativa, puesto que genera continuas © Ediciones Pirámide Las nuevas adicciones / 589 recompensas al ofrecer la posibilidad de mantener se constantemente informado y en contacto con otras personas, recibir estímulos de todo tipo o lla mar la atención de cualquier persona del entorno, todo ello en tiempo real y con absoluta inmediatez; b) las características físicas de los terminales, que son diseñados con el fin de posibilitar una gama intensa y amplia de estímulos agradables que in crementa la posibilidad de hacer un uso cada vez más frecuente del terminal (p. ej., personalización de llamadas a través de tonos musicales suscepti bles de ser renovados en cualquier momento y dis positivos de carcasas y complementos cada vez más elaborados y percibidos como muy agradables por los usuarios); c) la posibilidad de emplearse como vía de acceso y soporte para el desarrollo de otras conductas adictivas, lo que hace más compleja la intervención en estos casos puesto que el teléfono móvil se configura como un elemento adictivo mó vil que puede, si no se tiene en cuenta, obstaculizar el uso de estrategias terapéuticas como el control de estímulos o la prevención de respuesta, y d) la obtención demorada de las consecuencias negati vas de su uso. 4.3. Adicción a la comida Más allá de los trastornos de la conducta alimen taria bien conocidos e incluidos en los manuales de clasificación de los trastornos mentales (y sobre los que puede obtenerse más información en el capítu lo 21 de este manual), desde el campo de la investi gación, y especialmente en el campo clínico, son cada vez más frecuentes los casos de personas que estable cen fuertes relaciones adictivas con la comida que derivan, en la mayoría de los casos, en una elevación importante del peso corporal. Así, son muchos los obesos que responden a las denominadas «adiccio nes hiperfágicas», que se caracterizan por cuatro cri terios fundamentales: a) la ingesta voraz (mucho más rápida de lo normal); b) comer grandes cantidades de alimento sin sentir hambre física; c) continuar co miendo hasta sentir una sensación de plenitud desa gradable, y d) sentirse culpable y/o desolado tras la sobreingesta (Alonso-Fernández, 2003). En estos casos, es fundamental atender a los fac tores desencadenantes y de mantenimiento de la adicción que subrayan la importancia de los aspec tos emocionales. Así, en gran parte de los casos, la hiperfagia suele ser consecuencia de estados ansio sos sostenidos en el tiempo (hiperfagia adictiva psi cosomàtica o por estrés) y/o de estados depresivos (hiperfagia adictiva depresiva) en los que el indivi duo busca en la sobrealimentación una modificación neuroquímica inmediata que bloquea la tensión emocional negativa. Por ello, los alimentos preferi dos suelen ser los hidrocarbonados de metaboliza- ción rápida (p. ej., dulces, lácteos), que estimulan la actividad serotoninérgica en el sistema nervioso cen tral liberando de forma rápida endorfinas y seroto nina, responsables del mantenimiento del cuadro adictivo. 4.4. Adicción al ejercicio físico La adicción al ejercicio físico se ha definido como la intensa necesidad de actividad física que lleva a los individuos a realizar un ejercicio físico excesivo e incontrolable que cursa con alteraciones conductuales, emocionales y físicas, como: a) la pre ocupación excesiva por el ejercicio (pensamientos obsesivos); b) realización voluntaria de ejercicio (normalmente sujeto a un patrón ritualizado) más de una vez al día a pesar de lesiones o enfermedades potenciales, y c) la presencia de síntomas de absti nencia (p. ej., alteraciones del estado del ánimo, irri tabilidad, insomnio) en aquellas ocasiones en las que la práctica del ejercicio es imposible o se impide su realización. La investigación realizada sugiere que la prác tica de ejercicio excesivo puede entenderse como un proceso potencialmente adictivo atendiendo a fac tores de diversa índole (Adams y Kirkby, 2003). Por una parte, es importante atender a la denominada «motivación intrínseca» puesto que la práctica de ejercicio físico está, sin duda, asociada a poten tes recompensas tanto psicológicas (p. ej., mejora del estado de ánimo) como sociales (p. ej., reco nocimiento, desarrollo de amistades y relaciones sociales). Por otra, también hay que atender a los aspectos fisiológicos que subyacen a los efectos de refuerzo del ejercicio. En este sentido, se relaciona la dependencia del ejercicio físico con tres vías ex plicativas: a) la estimulación que éste produce en los opioides endógenos; b) la implicación del sis tema nervioso simpático y el aumento de los nive © Ediciones Pirámide 5 9 0 / Manual de psicopatologia y trastornos psicológicos les de catecolaminas consecuencia del ejercicio re gular, y c) la activación de las estructuras cerebrales específicas responsables de los procesos de recom pensa. 4.5. Adicción a las compras Definida comoel impulso incontrolable por la adquisición de objetos superfluos e innecesarios, la adicción a las compras es otra de las nuevas adic ciones en estudio que genera, en las personas que la padecen, importantes consecuencias negativas (p. ej., endeudamiento, deterioro de las relaciones sociales, problemas con la justicia y profundo ma lestar emocional). El proceso adictivo, en estos casos, sigue las si guientes fases: a) estado de ánimo disfórico (p. ej., inquietud, tristeza); b) excitación ante la expectativa de comprar; c) adquisición placentera de objetos su perfluos; d) arrepentimiento por el dinero gastado y por la pérdida de control, y e) repetición del ciclo para la superación del malestar (Fernández-Mon- talvo y López-Goñi, 2010). Atendiendo a los estudios de casos, el perfil tí pico de los compradores compulsivos se caracteri zaría por: a) mujer de entre 30-40 años; b) inicio de la adicción alrededor de los 18-20 años con curso continuo, y c) alta comorbilidad con otros trastor nos psiquiátricos, especialmente ansiedad, depre sión, dependencia de sustancias psicoactivas y tras tornos alimentarios (Rodríguez, 2005). 4.6. Adicción al trabajo La adicción al trabajo, de forma global, se deri va de una irresistible necesidad o impulso de traba jar constantemente que provoca una implicación excesiva y desadaptativa en el trabajo, al que se le dedica más esfuerzo y horas de los que la actividad requiere (incluso festivos y fines de semana). Los síntomas más comunes son: a) presencia de pensa mientos recurrentes sobre la necesidad de producir; b) distorsiones cognitivas al respecto de las deman das laborales; c) tolerancia, y d) irritabilidad, ansie dad y estado de ánimo lábil en las ocasiones en las que la realización del trabajo se ve obstaculizada (períodos vacacionales). Es posible identificar algunas variables psicoló gicas que subyacen a la presencia del trastorno y que, en muchos casos, aparecen en su inicio y mante nimiento, como: a) problemas de autoestima funda mentada exclusivamente en función del rendimien to; b) necesidad de control y de reconocimiento social; c) intenso miedo al fracaso, y d) personalidad insegura. Como otras, esta adicción conlleva un descuido importante de otras áreas de la vida del adicto fue ra del ámbito laboral que desemboca en relaciones familiares deterioradas, aislamiento social, desinte rés por las relaciones interpersonales «no producti vas», relaciones sexuales programadas y no espon táneas y debilitamiento de la salud (p. ej., frecuentes alteraciones cardiovasculares relacionadas con el estrés) (Salanova, Del Líbano, Llorens, Schaufeli y Fidalgo, 2008). 4.7. Adicción al sexo Se trata de la presencia constante de conductas sexuales impulsivas que la persona que las padece es incapaz de controlar a pesar de no desear reali zarlas. En estos casos, la gratificación personal y emocional queda sujeta exclusivamente a la práctica del sexo tanto a través de relaciones consentidas con adultos como mediante cualquier conducta parafí- lica (p. ej., exhibicionismo). Dependiendo de los casos, este tipo de conduc tas puede tener diversas formas, pero son frecuentes las referidas a la búsqueda persistente de relaciones amorosas y amantes diferentes, la utilización abu siva de teléfonos eróticos, la masturbación com pulsiva y, como se comentó anteriormente, el uso obsesivo de recursos como Internet para acceder a páginas eróticas y dar respuesta a las fantasías sexuales. Puesto que se trata de un comportamiento irre frenable pero no deseado, suele generar consecuen cias negativas para el individuo (mayoritariamente varones) que lo padece. Así, suelen ser frecuentes los problemas de carácter psicológico (p. ej., depre sión, problemas de autoestima, sentimientos de culpa), físico (p. ej., infecciones de transmisión se xual) y sociales (p. ej., problemas de pareja y labo rales). © Ediciones Pirámide Las nuevas adicciones / 591 5. CARACTERÍSTICAS CLÍNICAS Desde esta perspectiva, y teniendo claro que las adicciones conductuales no producen los mismos cambios fisiológicos en el organismo a corto plazo ni deterioro orgánico a largo plazo como ocurre en las adicciones a sustancias, se establecen varios sín tomas nucleares derivados de las similitudes que guardan con ellas (Echeburúa, 1999; Griffits, 2005; Morahan-Martin y Schumacher, 2000; Muñoz-Ri- vas y Agustín, 2005; Young, 2005): 1. Pérdida de control sobre la conducta. El in dividuo realiza la conducta a pesar de sus intentos por controlarla y/o se siente inca paz de controlarla una vez iniciada. 2. Dependencia psicológica. Hace referencia al impulso (craving) o deseo de realizar la conducta, que se configura como la más im portante dentro del repertorio, al dominar los pensamientos y sentimientos del indi viduo. 3. Tolerancia. Se caracteriza por la necesidad de incrementar progresivamente la cantidad de tiempo dedicada a la actividad adictiva. 4. Abstinencia. Presencia de reacciones fisioló gicas o emocionales como, por ejemplo, la aparición de alteraciones del humor, irrita ción, impaciencia, inquietud o angustia como consecuencia de reducir o de inte rrumpir la actividad adictiva. 5. Efectos perjudiciales graves derivados de la ejecución de la conducta tanto en el ámbito personal como social y laboral (p. ej., aban dono de actividades, reducción en la canti dad y calidad de las relaciones de amistad). Asimismo, se ha identificado un conjunto de alte raciones que también aparecen en aquellas personas que establecen una relación patológica con los recur sos tecnológicos (tabla 20.2) (Adés y Lejoyeux, 2003; Babín, 2009; Castellana, Sánchez-Carbonell, Graner y Beranuy, 2007; Griffits, 1995; Jenaro, Flores, Gó mez-Vela, González-Gil y Caballo, 2007; Muñoz- Rivas, Navarro y Ortega, 2003; Viñas et al., 2002). Finalmente, conviene decir que los estudios clíni cos disponibles señalan que las adicciones conduc tuales y/o tecnológicas presentan una alta comorbi- lidad tanto con otros trastornos psicopatológicos TABLA 20.2 Alteraciones asociadas con las adicciones conductuales! tecnológicas Tipo de alteraciones Descripción Fisiológicas D ificultades p ara descansar o para relajarse, ansiedad, deterioro del estado general, alteraciones en la alim entación y el sueño, agita ción e irritabilidad (m ucho más intensa en adolescentes). Cognitivas Polarización atencional hacia la conducta, preocupación recurren te y obsesiva, pensamiento mági co, razonam iento restringido, con fusión mental. Emocionales Sentim ientos de culpa, negación y/o ocultación de la conducta de uso frente a uno mismo y ante los demás, cam bios bruscos de hu mor, em pobrecim iento afectivo. En el entorno A islamiento, disminución o desa parición de actividades de ocio saludables, desm otivación, bajo rendim iento escolar o profesio nal, pérdida de relaciones signifi cativas, problem as económicos. (p. ej., trastornos del estado del ánimo, déficit de atención con hiperactividad, trastorno obsesivo com pulsivo, abuso de sustancias y trastornos de la perso nalidad) como con otras adicciones conductuales (como ocurre frecuentemente en adictos a Internet y al sexo) (Bianchi y Phillips, 2005; Shapira, Goldsmith, Keck, Khosla y McElroy, 2000; Shaw y Black, 2008). Siendo éstas las características clínicas comunes de las nuevas adicciones, pasaremos a continuación a detallar los elementos clínicos más específicos de aquellas que más interés tanto clínico como investi gador han suscitado en los últimos años. 6. ETIOLOGÍA Y FACTORES DE RIESGO Como se ha comentado, en las adicciones con ductuales, a pesar de que no exista una sustancia química que medie, es posible hablar de una clara © Ediciones Pirámide 5 9 2 / Manual de psicopatologia y trastornos psicológicos dependencia psicológica que limita la vida de los individuos que las padecen. En estos casos, muchas de las conductas que llevana cabo los adictos no son patológicas en sí e incluso, en muchos casos, son socialmente aceptadas y valoradas (p. ej., las con ductas de uso de las nuevas tecnologías). El hecho de que este tipo de conductas lleguen a configurarse como eje fundamental de la pérdida de control y se conviertan en desencadenantes de pro cesos de dependencia responsables de respuestas de abstinencia cuando el individuo no las realiza tiene que ver fundamentalmente con aspectos operantes. Así, una conducta en el repertorio de la persona que provee un estado de gratificación inmediata (fí sico y/o psicológico) tenderá a repetirse tal y como nos ocurre con la mayor parte de los comportamien tos que realizamos a diario (escuchar música, leer, hablar con amigos, conducir). El problema se inicia cuando esta conducta toma relevancia frente a todas las demás del repertorio y se configura como fuente principal y exclusiva de gratificación, llevando a la persona a ejecutarla no sólo por el placer que pueda provocar en sí misma (refuerzo positivo) sino tam bién como forma de aliviar sensaciones negativas provocadas por la disminución progresiva de otras conductas que también eran inicialmente gratifi cantes (refuerzo negativo). Siguiendo a Echeburúa, Corral y Amor (2005a), la secuencia habitual que se sigue en cualquier adic ción conductual podría resumirse en: a) la conducta es inicialmente recompensante y placentera; b) se incrementan los pensamientos referidos a la ejecu ción de esa conducta cuando no se realiza; c) la con ducta tiende a realizarse con mayor frecuencia; d) aparece un acentuado deseo de realización a la es pera de acceder de forma inmediata a las consecuen cias positivas derivadas de su ejecución; e) la reali zación persistente de la conducta es justificada por el individuo a pesar de la aparición de posibles con secuencias negativas (exclusividad); / ) conforme el balance de las experiencias negativas se incrementa, el individuo comienza a llevar a cabo diversas actua ciones para controlar la conducta, obteniendo en la mayor parte de esos intentos resultados negativos; g) la conducta pierde su capacidad recompensante puesto que el individuo sigue realizándola pero, aho ra, con el fin de aliviar el malestar generado por su realización; h) los períodos de alivio son cada menos intensos y de menor duración, e i) el individuo se ve sometido a la ejecución continua de la conducta adictiva, que se escapa de su control aun a pesar de generar una grave interferencia en su vida diaria. Siendo éste el proceso típico por el que una con ducta inicialmente adaptativa puede constituirse en una conducta patológica y, por ello, ser considerada adictiva, es necesario atender a otra serie de factores que puedan explicar por qué unos individuos y no otros desarrollan este problema conductual. En esta línea, deben considerarse una serie de factores de riesgo o de vulnerabilidad que consisten temente se han reconocido en los estudios realiza dos como precursores y/o mantenedores de las adic ciones conductuales aunque, como puede verse, son también factores de predisposición para las adiccio nes químicas (tabla 20.3) (Becoña, 2009; Caplan, 2003; Echeburúa, 1999; Meerkerk, Van den Eijden y Garretsen, 2006). Además de todo ello, y especialmente en las adicciones tecnológicas o en aquellas que se desa rrollan a través de recursos tecnológicos (p. ej., adic ción a páginas pornográficas, adicción al juego en línea), debe considerarse que, a pesar de que la crea ción y el desarrollo de las tecnologías de la informa ción y de la comunicación (TIC) tienen objetivos bien diferentes, características relativas a su diseño, accesibilidad y formato hacen que sean susceptibles de afectar también a la voluntad de control de aque llos individuos que poseen determinadas rasgos o variables de predisposición. Así, es importante considerar aquellas peculia ridades inherentes a las nuevas tecnologías que aña den a su uso propiedades especialmente reforzantes (casi comparables a las de las sustancias químicas), mucho más para aquellos individuos vulnerables (Saldaña, 2001; Sánchez-Carbonell y Beranuy, 2007): a) facilidad de acceso a los contenidos adictivos (sexo, juegos, apuestas, relaciones); b) inmediatez del acceso, velocidad y variedad de las actividades a las que se accede; c) bajo coste (tarifas asequibles para una gran mayoría); d) intimidad; e) presencia de múltiples componentes estimulares (luces, sonidos, canciones);/) posibilidad de personalizar el recurso (carcasas, colores); g) anonimato, posibilidad de construir identidades ficticias (avatares); h) facili dad para socializar y sentirse miembro de un grupo; i) posibilidad de estar en contacto continuo y per manente con otros o con contenidos adictivos (esti mulación social inmediata); j) consecuencias nega- Ediciones Pirámide Las nuevas adicciones / 593 TABLA 20.3 Factores de riesgo!predisposición asociados a las adicciones conductualesltecnológicas Tipo de factor Descripción Individual — > Presencia de limitaciones físicas o de movimiento. — Déficit en habilidades sociales/falta de estim ulación social. — Presencia de trastornos de la personalidad. — Abuso de sustancias o ex adictos. — C aracterísticas de la personalidad: baja autoestim a, búsqueda de sensaciones, impulsividad, in troversión. Variables emocionales: carencias afectivas, sentim ientos de inadecuación, timidez o retraimiento, infelicidad, necesidad de afecto. — Déficit cognitivos (atención dispersa). — Rasgos obsesivos compulsivos. Familiar — Separación, divorcio, jubilación. — Relaciones familiares desestructuradas. — Cohesión fam iliar débil. Social — Nivel de estudios medio. — Presión social. tivas derivadas de uso demoradas (facturas); k) po sibilidad de incrementar la percepción de control sobre otros, y /) posibilidad de combinar dos tipos de comunicación al tiempo (oral y escrita). 7. EVALUACIÓN Como en todos los casos, la evaluación clínica de las adicciones conductuales debe realizarse con el tin de recoger la información necesaria para poder efectuar un adecuado análisis funcional de la/s con- ducta/s adictiva/s que aporte datos suficientes para entender el mantenimiento de ésta y la función que cumplen en la vida del individuo. Debe ser completada con aquellos datos relevan tes sobre su origen, configurando así una formula ción de clínica que se adecúe al caso y que facilite el diseño de los objetivos de intervención (figura 20.1). Para llegar a este fin, el clínico puede utilizar, además de las técnicas de evaluación clínica habi- Variables históricas t Calidad y cantidad \ de reforzadores esperados Variables familiares ANÁLISIS FUNCIONAL DE LA CONDUCTA ADICTIVA Grado de interferencia Variables , personales \ / Función que cumple FORMULACIÓN CLÍNICA DEL CASO Figura 20.1.—Finalidad del proceso de evaluación de la conducta adictiva. © Ediciones Pirámide 5 9 4 / Manual de psicopatologia y trastornos psicológicos tuales, como la entrevista conductual, la observa- forma expresa para la evaluación de las adicciones ción directa y/o los autorregistros, algunos instru- conductuales y/o tecnológicas. En las tablas 20.4 y mentos estandarizados y protocolos diseñados de 20.5 se recogen algunos de los más utilizados. TABLA 20.4 Instrumentos diseñados para la evaluación de las adicciones conductuales Adicciones conductuales Instrumentos de evaluación D ependencia del ejercicio físico - «Escala de dependencia del ejercicio» (Exercise Dependence Scale; H ausenblas y Down, 2002). C onsta de 21 ítems que recogen siete dimensiones (tolerancia, abstinencia, afectación de la inten ción, pérdida de control, tiempo, reducción en otras actividades, continuidad). - «Inventario de adicción al ejercicio-Form a breve» (Exercise Addiction Inventory-Short form; Terry, Szabo y Griflfits, 2004). M ide una única dim ensión sobre el grado de riesgo para la adicción alejercicio. Adicción al sexo - «Test de cribado de la adicción sexual» (Sexual Addiction Screening Test, SAST; Carnes, 1991). C onsta de 25 preguntas y ayuda al profesional a discrim inar entre com portam ientos adictivos y no adictivos. - «Inventario de dependencia sexual-revisado» (Sexual Dependency Inventory-revised, SD I-R; C ar nes y Delm onico, 1996). Consiste en seis secciones que evalúan la presencia de com portam ientos específicos y adem ás valoran la historia sexual del adicto y la evolución del problema. Adicción al trabajo - «Test de riesgo de adicción al trabajo» ( Work Adiction Risk Test, WART; Robinson, 1998). A dap tación al castellano por Fernández-M ontalvo y Echeburúa (1998). C onsta de 28 ítems tipo Likert que inform an de ausencia del problema, presencia media y presencia clara de adicción al trabajo. Adicción a las com pras - «C ribado clínico para com pradores compulsivos» (Clinical Screenerfor Compulsive Buying, CSCB; Faber y O ’G uinn, 1992). Escala unidimensional con adecuados puntos de corte para el diagnós tico de la adicción. TABLA 20.5 Instrumentos diseñados para la evaluación de las adicciones tecnológicas Adicciones tecnológicas Instrumentos de evaluación Adicción a Internet - «Problemas relacionados con Internet» (PRI; De G racia, Vigo, Fernández y M arcó, 2002). Cons ta de 19 ítems que recogen los criterios adaptados del D SM -IV del abuso de sustancias y juego patológico. — «Cuestionario de experiencias relacionadas con Internet» (C ER F Beranuy, Cham arro, G raner y Carbonell, 2009). C onsta de 10 ítems que evalúan repercusiones individuales del uso de Internet, así como la inversión temporal-progresiva y los conflictos sociales-relacionales que se derivan de su uso. Adicción al teléfono móvil — «C uestionario de experiencias relacionadas con el móvil» (C E R M ; Beranuy, C ham arro, G raner y C arbonell, 2009). C onsta de 10 ítems que evalúan los conflictos intra e interpersonales derivados del uso abusivo del móvil, así com o la com unicación problem ática. - «Escala de uso problem ático del teléfono móvil» (Mobile Phone Problem Usage Sacie, MPPUS; Bianchi y Phillips, 2005). C om puesta de 27 ítems, que evalúan aspectos relacionados con el uso problem ático del móvil (tolerancia, escape para otros problemas, abstinencia, ansia y consecuen cias negativas). Adicción a los videojuegos - «Problem as con los videojuegos» (Problem Video Game Playing, PVP; Tejeiro y M orán, 2002). M ide aspectos relativos al uso de los videojuegos (p. ej., frecuencia y duración del juego, tipo del sistema de videojuego utilizado). © Ediciones Pirámide Las nuevas adicciones / 595 8. TRATAMIENTO Puesto que las adicciones conductuales compar ten con las adicciones químicas aspectos comunes en cuanto a su inicio y mantenimiento, los progra mas de intervención propuestos son similares (Ca- rroll, 2005; Pérez de Cobos, Valderrama, Cervera y Rubio, 2006). Para las adicciones conductuales en general, el programa propuesto por Echeburúa, Corral y Amor (2005a) y Echeburúa (2009) es el más detallado, y se asienta en objetivos coherentes con los programas de tratamiento al uso para las adicciones a sustan cias. Además, propone como finalidad última de la intervención conseguir no la abstinencia total, como ocurre en las adicciones químicas, sino el reaprendi zaje del control de la conducta por parte de los pa cientes al tratarse de conductas que resultan nece sarias para la vida cotidiana (p. ej., seria poco adaptativo e incluso poco realista plantear como objetivo terapéutico que un adolescente no volviera a utilizar el móvil para comunicarse o dejara de co nectarse a la red). En líneas generales, este programa consta de los siguientes elementos: a) motivación para el cam bio; b) análisis de los estímulos asociados a la adic ción; c) control de estímulos asociados a la adicción; d) exposición a estímulos; e) aprendizaje de estra tegias de solución frente a problemas específicos, y f ) prevención de recaídas. Además de este programa aplicable al tratamien to de las adicciones conductuales en general, existen algunas indicaciones específicas para el caso de las adicciones tecnológicas, como la adicción a Inter net, aunque aplicables a otras adicciones similares (Young, 1999). Éstas son: Romper los hábitos de conexión. Después de conocer detalladamente los hábitos de cone xión del paciente (p. ej., número de veces, lugar, tiempo total de conexión), pueden proponerse cambios concretos cuya finali dad es alterar la rutina y promover la adap tación a un nuevo estilo de vida. Así, por ejemplo, si el hábito que se mantenía es co nectarse nada más llegar a casa después del trabajo, podemos sugerir que lo haga des pués de cenar o pasado un tiempo suficiente que rompa la secuencia. - Fijar metas. Establecer un horario de cone xión que sea realista incorporando espacios de conexión cortos pero frecuentes que fo menten la sensación de control. - Utilizar interruptores externos. Elaborar una lista de recursos que el paciente puede utili zar para ayudarle a controlar el tiempo de conexión (p. ej., alarmas de tiempo, relojes). - Uso de tarjetas recordatorias. Consiste en la elaboración de tarjetas en las que aparezcan los beneficios de la reducción del uso del recurso junto con las consecuencias deriva das de él con el fin de utilizarlas justo antes de la conexión o exponerlas delante del te clado. - Abstinencia de la aplicación especifica. En el caso de que el paciente esté enganchado a una aplicación concreta, puede sugerirse que deje de utilizarla sin abandonar el uso del recurso en sí. Así, en el caso de adictos a chats, podemos bloquear estas entradas, pero no otras como los navegadores web o el uso del correo electrónico. Incorporar herramientas y recursos de preven ción. Utilización de programas específicos instalables en el ordenador que bloquean el acceso a contenidos, limitan el tiempo de conexión y/o facilitan un registro de las webs que se visitan en cada conexión (p. ej., Firefox). 9. CONCLUSIONES Y TENDENCIAS FUTURAS El estudio de las nuevas adicciones es, sin duda, uno de los grandes retos de la psicología de nuestros días. Prácticamente inexistentes hasta hace pocos años, se han configurado en la actualidad como una realidad clínica y social que cada vez demanda ma yor atención no sólo en el campo de la investigación sino también en el marco de la intervención clínica. A pesar de que cuando hablamos de este tipo de adicciones nos centramos en conductas constante mente llevadas a cabo por millones de personas (p. ej., comprar, practicar sexo, utilizar Internet o hacer uso del móvil) y que, inicialmente, son consi deradas adaptativas puesto que forman parte del desarrollo y de la vida social, en la práctica clínica Ediciones Pirámide 5 9 6 / Manual de psicopatologia y trastornos psicológicos cada vez es mayor el número de personas que se sienten incapaces de ejercer un control sobre ellas con graves consecuencias personales. Aunque todavía el conocimiento de las claves explicativas de estos fenómenos se encuentra en de sarrollo, el reto futuro de los investigadores y de los profesionales de la salud se centra es dos aspectos fundamentales. Por una parte, el desarrollo de estu dios clínicos que aporten datos suficientes para de terminar los criterios diagnósticos de este tipo de trastornos que faciliten su adecuada categorización (bien dentro de la categoría de trastornos adictivos, bien dentro de los trastornos relativos al control de los impulsos). Y, por otra, sin duda, responder a las demandas clínicas existentes estableciendo pautas de actuación útiles y eficaces para su tratamiento siendo conscientes de que, en el caso que nos ocupa, nuestras intervenciones deberán adaptarse con rapi dez a los cambios sociales y tecnológicos, en conti nuo desarrollo. LECTURAS RECOMENDADAS Adès, J. y Lejoyeux, M. (2003). Lasnuevas adicciones: Internet, sexo, deporte, compras, trabajo, dinero. Bar celona: Kairós. Echeburúa, E. (1999). ¿Adicciones sin drogas? Las nuevas adicciones (juego, sexo, comida, compras, trabajo. Internet). Bilbao: Desclée de Brouwer. Echeburúa, E., Labrador, F. J. y Becoña, E. (2009). Adic ción a las nuevas tecnologías en adolescentes y jóvenes. M adrid: Pirámide. Gómez-Peña, M ., Sans, B., Á lvarez-M oya, E. M ., Ayma- mi, M. N. y Jiménez, S. (2005). Tratam iento cogniti- vo-conductual de la com pra compulsiva. Análisis y Modificación de Conducta, 135, 25-56. Muñoz-Rivas, M. J. (dir.) (2005). Nuevas adicciones: ac tualización, descripción y tratam iento . Psicología Conductual, 13. M onográfico. Ediciones Pirámide Las nuevas adicciones / 597 CASO CLÍNICO DE ADICCIÓN A LOS VIDEOJUEGOS Natalia Redondo Rodríguez y Marina J. Muñoz-Rivas 1. Presentación del caso Datos sociodemográficos Laura es una mujer de 42 años, viuda y dedica da a las tareas del hogar. Vive con sus tres hijos (dos hijas de 23 y 10 años respectivamente y un niño de 7 años). Económicamente no necesita trabajar, ya que su marido tenía un buen empleo y su situación económica es buena. No tiene hermanos. Su padre murió hace 12 años y su madre tiene 71 años y vive en otra provin cia, por lo que el contacto es básicamente telefónico. Con sus cuñados y suegros desde que murió su ma rido no ha tenido contacto físico, aunque sí llaman a menudo para preguntar y hablar con sus hijos. Cursó bachillerato con buenas notas. Era muy buena estudiante y llegó a realizar la selectividad. Según ella, de no haberse casado en ese momento, habría estudiado Biología. Análisis de la situación actual La paciente informa de que se siente «engancha da» a un videojuego de rol multijugador masivo en línea, llamado World o f Warcraft. El juego consiste en controlar a un personaje que va explorando el entorno luchando contra monstruos y contra otros jugadores mientras completa diferentes misiones que se van planteando. La paciente sufre este problema desde hace un año y medio aproximadamente, coincidiendo con el momento en que se queda viuda. Aunque inicial mente sólo jugaba un par de horas al día antes de acostarse cuando sus hijos ya se habían ido a la cama, desde hace cinco meses dedica gran parte del día a jugar. Acude a consulta en primer lugar porque ve que la situación «se le está yendo de las manos». Está descuidando el cuidado de sus hijos pequeños hasta tal punto que es incapaz de madrugar (se acuesta muy tarde debido al juego) y, ya en las últimas se manas, han tenido que ir solos al colegio. Desde el centro escolar se han puesto en contacto con ella, ya que han advertido que los niños han disminuido su rendimiento académico y se están comportando de manera más conflictiva. En segundo lugar, es su hija mayor la que le ha hecho ver que la situación no puede continuar así y la ha instado a acudir a terapia. No quiere ver a sus hermanos desatendidos, y tampoco quiere verse sobrecargada con tareas de la casa que su madre ya no realiza, ya que ella trabaja y estudia. La paciente se encuentra completamente aislada del mundo real. No sale, no tiene amigos, no realiza actividades agradables fuera de casa de ningún tipo. Una de las pocas actividades que sigue realizando es ir a comprar una vez cada 15 días con su hija mayor, que le lleva en coche, y también sale si tiene que llevar a alguno de sus hijos al médico. Por lo demás, está totalmente aislada en su mundo «vir tual». 2. Análisis funcional del problema Antecedentes Situacionales Estar en casa en el ordenador de la habita ción de su hija mayor cuando ella no está. - Cualquier lugar de la casa (con el portátil) cuando su hija mayor está en casa. Todos los días de la semana. No hay dife renciación entre días de diario y fines de se mana. Contextúales Conectarse y hablar con otros jugadores a través de redes sociales en Internet. - Recibir llamadas de otros jugadores conoci dos de su misma «hermandad» (término uti lizado en el juego). - Al levantarse por las mañanas. Después de comer a mediodía. - Cuando sus hijos se van a dormir por la noche. © Ediciones Pirámide 598 / Manual de psicopatologia y trastornos psicológicos Conducta problema A n iv e l m o to r - Ritual de juego: en la actualidad juega unas 14 horas diarias, los siete días de la semana. Se levanta más o menos a las 11 de la maña na y directamente se conecta para jugar. A las 15 horas, cuando llegan sus hijos peque ños del colegio, para el juego para hacerles algo rápido de comida, fundamentalmente latas o platos precocinados. Termina de co mer a las 15:30 y vuelve a jugar durante toda la tarde. En algunas ocasiones ni siquiera para a comer y en las últimas semanas les ha dicho a sus hijos pequeños que se abrieran ellos mismos unas latas y comieran «lo que pillaran de la nevera». Aproximadamente a las 21 horas para de jugar para hacer algo de cena y bañar a los niños. A esta hora llega su hija mayor de trabajar, por lo que ya no vuel ve a jugar hasta que sus tres hijos se van a dormir. Así evita las reprimendas de su hija mayor, aunque estas horas en que no puede jugar las pasa con mucho nerviosismo. Desde las 12 de la noche, hora en la que todos están acostados, hasta las cinco de la madrugada continúa jugando, hasta que se va a la cama. A n iv e l c o g n it iv o — Expectativas sobre los efectos: sentimientos de placer y bienestar cuando está jugando. Eliminación de la ansiedad, el malestar y el nerviosismo que aparecen cuando no juega. - Creencias y mitos: desde hace un mes, que empezaron a llamar del colegio, asume que tiene un problema y que debe reducir el tiempo que dedica a jugar y a estar conecta da a Internet. Hasta ese entonces, pensaba que controlaba las horas que dedicaba a ju gar al día y opinaba que era totalmente nor mal que tuviera una afición como tantas otras personas la tienen: «en algo tengo que entretenerme y no hago daño a nadie». Pensamientos antes del juego: • Referentes a su familia: «por qué no se irán a la cama de una vez», «voy a bañar al niño rápido a ver si se acuestan y puedo jugar sin ruido y sin que me molesten». • Referentes al juego: «¿qué estará pasando con la batalla mientras no juego?», «hay que conseguir defender la Fortaleza de Conquista de Invierno como sea». - Pensamientos durante del juego: • Referentes a su familia: «ya han llegado, tengo que parar, con la racha tan buena que llevaba», «bueno, hago la comida en un momento y en media hora estoy aquí». • Referentes al juego: «tengo que conseguir completar la misión», «no hemos conse guido nada, ¡este equipo es un lastre!». — Pensamientos después del juego: • Referentes a su familia: «si se acostaran ya, estaría jugando», «he parado en el me jor momento, a ver si comen rápido...». • Referentes al juego: «¡cómo he podido fa llar!, en cuanto vuelva después de la cena tengo que capturar al menos tres zonas clave...». A nivel fisiológico — Antes del juego: taquicardia, aumento de la temperatura corporal y nerviosismo. - Durante el juego: tensión muscular, rigidez en las mandíbulas, ojos resecos y se muerde el labio. - Después del juego: cansancio, dolor muscular (sobre todo en la espalda) y desorientación. A nivel afectivo — Enfado si la interrumpen. — Euforia y placer durante el juego. — Irritabilidad y tristeza cuando no juega. Consecuencias - Placer y sensación de bienestar (refuerzo po sitivo). — Excitación (refuerzopositivo). - Alivio del malestar (tristeza, irritación, ner viosismo) ocasionado por la abstinencia (re fuerzo negativo ). — Desaparición de los pensamientos relaciona dos con la necesidad de jugar (refuerzo ne gativo). © Ediciones Pirámide Las nuevas adicciones / 599 - Desaparición de los pensamientos relaciona dos con sus problemas de la vida diaria (re fuerzo negativo). - Desaparición de la sensación de soledad (re fuerzo negativo ).3. Instrumentos de evaluación Además de diversas entrevistas clínicas, se utiliza ron los siguientes instrumentos de evaluación clínica: «Inventario de depresión de Beck» (Beck Depression Inventory, BDI; Beck, Ward, Mendelson, Mock y Erbaugh, 1961). Eneste cuestionario la paciente obtuvo una puntua ción de 19 (riesgo de depresión clínica). - «Inventario SCL-90-R» (Symptom Checlist- 90-R; Derogatis, 1994). Los percentiles obte nidos en las subescalas fueron los siguientes: somatización = 40 (1,57); obsesivo com pulsivo = 90 (3,5); sensibilidad interperso nal = 95 (3,25); depresión = 99 (3,91); an siedad = 75 (2,5); hostilidad = 95 (3,6); ansiedad fóbica = 85 (2,6); ideación paranoi- de = 55 (1,4); psicoticismo = 90 (2,6); GSI (índice somático general) = 90 (2,91). - «Evaluación internacional de los trastornos de la personalidad» (International Persona lity Disorder Examination, IPDE; Loranger et al., 1994). El punto de corte es 3, y las puntuaciones obtenidas por Laura fueron: á) paranoide (3); b) esquizoide (1); c) diso cial (4); d) impulsivo (5); e) límite (4);/) his- triónico (3); g) anancástico (2); h) ansioso (3), e i) dependiente (4). «Escala de evaluación del cambio de la Uni versidad de Rhode Island» (University o f Rhode Island Change Assesment Scale, URI CA; McConnaughy, DiClemente, Prochaska y Velicer, 1989). Estadios de cambio (escala de 1-5). Se encuentra en el estadio de con templación (puntuación = 4,75). - Autorregistros. Se le solicitó a la paciente que llevara a cabo dos tipos de autorregistro por 15 días. El primero sobre todas las activida des que realiza a lo largo del día y el tiempo que dedica a cada una de ellas; y el segundo, sobre qué ocurre, qué piensa, qué siente y qué hace, antes, durante y después de jugar. Respecto a variables de la adicción propia mente dicha, podemos decir que desde hace cinco meses juega a diario una media de 14 horas. El máximo de horas que ha jugado en un solo día han sido 18 horas, no ha tenido ningún período de abstinencia y sólo juega a un videojuego concreto. Gasta en esta adic ción 60 euros al mes, que es el precio de la conexión a Internet de alta velocidad. 4. Análisis histórico Hasta la aparición de la adicción, la paciente siempre había sido una persona muy responsable, desde muy joven, con gran capacidad de trabajo y compromiso con su familia. Siempre ha sido una mujer muy tímida. Le cuesta hacer nuevas amistades y abrirse a los demás. A pesar de todo ello, posee buenas habilidades sociales y de comunicación, aun que sí le cuesta iniciar conversaciones con gente que no conoce, e incluso cuando conoce a las personas prefiere escuchar y mantenerse en un segundo plano en las interacciones sociales. Su primera relación sentimental fue con el que luego se convertiría en su marido. Se casó embara zada de su primera hija (19 años) y nunca llegó a trabajar fuera de casa, aunque sí terminó el bachi llerato. Desde entonces, se dedicó plenamente a su familia. Al casarse tan joven y adquirir responsabi lidades tan pronto, su vida social se redujo, abando nando las amistades del colegio y del instituto por falta de contacto con los años. Antes de la muerte de su marido, su grupo de apoyo social se reducía a los amigos del trabajo de su marido y a algunas vecinas y madres de otros niños del colegio de sus hijos, con las que de vez en cuando tomaba un café, pero que en ningún caso se podían considerar amigas. Tras la muerte de su ma rido, dejó de salir y de frecuentar a las antiguas amis tades, ya que eran todos conocidos de su marido. Así, poco a poco, fue aislándose cada vez más, aun que cuenta con el apoyo de su madre y sus tres hijos. Adquisición del problema La paciente no había jugado nunca a videojue gos de los que podemos llamar «clásicos», aunque sí los conocía y estaba habituada al manejo de «vi © Ediciones Pirámide 6 0 0 / Manual de psicopatologia y trastornos psicológicos deoconsolas», ya que sus hijos sí las tienen y las utilizan habitualmente y alguna vez ha jugado con ellos, pero simplemente para ayudarles o estando con ellos, nunca ella sola. Tampoco había sido nun ca usuaria de Internet, salvo para buscar informa ción para ayudar a sus hijos con trabajos de clase o para hacer algún tipo de trámite. Es al morir su marido cuando empieza a dispo ner de mucho tiempo libre, sobre todo cuando su hija mayor comenzó a trabajar y sus otros dos hijos se iban al colegio. Es en esos momentos cuando más sola se sentía y era más consciente de la muerte de su marido. Al sentirse sola, la tristeza la invadía, no tenía ganas de nada y, con el juego, se evadía de esa tristeza. Según ella, «al entretenerse al menos no pen saba en otras cosas», se quedaba absorta y plena mente concentrada en el juego. El número de horas que dedicaba al juego ha ido aumentando progresi vamente, desde un par de horas al día al principio, por las mañanas, cuando estaba sola, hasta las 13-14 horas que juega en la actualidad. 5. Diagnóstico del trastorno según el DSM- IV-TR y formulación clínica del caso Diagnóstico multiaxial Eje I: F 63.9 Trastorno de control de impulsos no especificado [312.30], Eje II: Z03.2 Ausente [V71.09], Eje III: Sin diagnóstico. Eje IV: Problemas relativos al grupo primario de apoyo (relaciones problemáticas con madre e hijos), al ambiente social (re- Ediciones Pirámide Las nuevas adicciones / 6 0 1 ducción extrema de red social y falta de amigos. Eje V: EEAG = 50. Formulación clínica del caso La adicción al juego que sufre la paciente tiene un punto de partida claro con la muerte de su ma rido. En ese momento se ponen de manifiesto las carencias en la vida social de la paciente; existían antes del fallecimiento de su marido, pero es a par tir de ese acontecimiento cuando toman máxima relevancia y predisponen a la conducta problema. Esos factores de predisposición son el hecho de que desde que contrajo matrimonio, muy joven, siempre se ha relacionado socialmente con los amigos y el entorno de su marido, no teniendo amistades pro pias y no habiendo trabajado nunca fuera de casa, ya que su única ocupación siempre fue cuidar de su familia. Todo ello desencadena que la paciente ten ga problemas a la hora de relacionarse a nivel social y de entablar nuevas amistades, lo que a su vez in fluye en que aparezcan pensamientos negativos re lacionados con su estado de soledad y con su inca pacidad para hacer amigos. Cuando muere su marido, disminuye su estado de ánimo, viéndose afectada también su autoestima, lo que la lleva a reforzar sus pensamientos y creen cias negativas sobre sí misma, que a su vez empeo ran cada vez más su estado de ánimo. A partir de ahí, con su nueva situación vital sin su marido (y sus correspondientes amistades) y con un bajo estado de ánimo, deja de implicarse en ac tividades agradables, se aísla y empieza a jugar, in crementando con el paso del tiempo el número de horas dedicadas para sentirse bien, evitar sentirse sola, evadirse y dejar de pensar en sus problemas cotidianos, así como para aliviar el síndrome de abs tinencia que aparece cuando no juega. A su vez, el juego hace que su vida gire en torno a él y que cada vez se aísle más y evite implicarse en otras activi dades que no sean jugar, lo que refuerza que la conducta problema se mantenga en el tiempo (figu ra 20.2). 6. Resumen del tratamiento En la tabla 20.6 se presenta un resumen de los objetivos fundamentales del tratamiento junto con las técnicas y recursos utilizados. TABLA 20.6 Plan de tratamiento y recursos clínicos utilizados Área a trabajar Objetivos Técnicas Personal D eshabituación psicológica: - Superar el deseo de jugar. — C ontrol fam iliar para la paciente. — Diseño am biental. - Devolución de inform ación. - Explicación del análisis funcional. - C ontrol de estímulos. - Autoexposición con prevención de respuesta. Cam bio de estilo de vida: - Program ación d iaria de actividades.- Fom entar actividades placenteras. — C am biar autoim agen. - M ejorar la autoestim a. - M ejora en solución de problemas. - Entrenam iento en solución de problemas. - E ntrenam iento en autoinstrucciones. - Program ación de actividades diarias. - R eestructuración de pensam ientos irraciona les sobre el juego. Prevención de recaídas. - Entrenam iento en identificación de situacio nes de riesgo. - Análisis de situaciones de riesgo. © Ediciones Pirámide 6 0 2 / Manual de psicopatologia y trastornos psicológicos TABLA 20.6 (continuación) Area a trabajar Objetivos Técnicas Familiar - Fom entar la abstinencia. - M ejora de la com unicación familiar. - M ejora de la solución de problem as fam i liares. - Apoyo fam iliar y emocional. Prevención de crisis y recaídas. - E ntrenam iento en control estimular. - E ntrenam iento en habilidades de com unica ción: asertividad, realizar críticas, escucha activa. - E ntrenam iento en solución de problemas fa miliares y resolución de conflictos. - E ntrenam iento en la identificación de crisis. O tras áreas — M ejorar su red social. — E vitar aislam iento. - Im plicación en actividades de ocio fuera de casa: culturales, deportivas. — Entrenam iento en habilidades sociales y de comunicación. Planificación diaria de actividades. - Program ación semanal de actividades de ocio fuera de casa. © Ediciones Pirámide
Compartir