Logo Studenta

Thomas_W_Myers_Vías_Anatómicas_Meridianos_Miofasciales_Para_Terapéutas

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

Vías anatómicas
Cuarta edición
DEDICATORIA
A Edward, por el don del lenguaje.
A Julia, por la tenacidad para darle forma.
«Todo acto del cuerpo es un acto del alma.»
William Alfred1
«No sé nada, pero sí sé que todo es interesante 
si se profundiza lo suficiente en ello.»
Richard Feynman2
Página deliberadamente en blanco
1 Alfred W. The Curse of an Aching Heart. Descatalogado.
2 Feynman R. Six Easy Pieces. New York: Addison Wesley; 1995.
Cuarta edición
Thomas W. Myers
Licensed Massage Therapist (LMT)
Nationally Certified in Therapeutic
Massage and Bodywork (NCTMB)
Certified Rolfer® (ARP)
Practitioner and Lecturer
Director, Anatomy Trains LLC
Maine, USA
Ilustraciones en color
Graeme Chambers
Debbie Maizels
Philip Wilson
 
Vías anatómicas
Meridianos miofasciales para terapeutas manuales 
y profesionales del movimiento
Avda. Josep Tarradellas, 20-30, 1.°, 08029, Barcelona, España
Anatomy Trains. Myofascial Meridians for Manual Therapists and Movement Professionals, 4th edition
Copyright © 2021 by Elsevier, Ltd. All rights reserved.
Previous editions copyrighted 2014, 2009 and 2001
The right of Thomas W. Myers to be identified as author of this work has been asserted by him in accordance with 
the Copyright, Designs and Patents Act 1988.
V.S. Elbrond and R.M. Schultz retain copyright of their original figures in appendix 5.
ISBN: 978-0-7020-7813-2
This translation of Anatomy Trains. Myofascial Meridians for Manual Therapists and Movement Professionals, 4th ed., by 
Thomas W. Myers, was undertaken by Elsevier España, S.L.U. and is published by arrangement with Elsevier, Ltd.
Esta traducción de Anatomy Trains. Myofascial Meridians for Manual Therapists and Movement Professionals 4.ª ed., de 
Thomas W. Myers, ha sido llevada a cabo por Elsevier España, S.L.U. y se publica con el permiso de Elsevier, Ltd.
Vías anatómicas. Meridianos miofasciales para terapeutas manuales y profesionales del movimiento, 4.ª ed., de Thomas W. Myers
© 2021 Elsevier España, S.L.U. 2015, 2010.
ISBN: 978-84-9113-725-2
eISBN: 978-84-1382-049-1
Todos los derechos reservados.
Reserva de derechos de libros
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser 
realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español 
de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 
702 19 70/93 272 04 45).
Advertencia
Esta traducción ha sido llevada a cabo por Elsevier España, S.L.U. bajo su única responsabilidad. Facultativos e inves-
tigadores deben siempre contrastar con su propia experiencia y conocimientos el uso de cualquier información, método, 
compuesto o experimento descrito aquí. Los rápidos avances en medicina requieren que los diagnósticos y las dosis 
de fármacos recomendadas sean siempre verificados personalmente por el facultativo. Con todo el alcance de la ley, 
ni Elsevier, ni los autores, los editores o los colaboradores asumen responsabilidad alguna por la traducción ni por los 
daños que pudieran ocasionarse a personas o propiedades por el uso de productos defectuosos o negligencia, o como 
consecuencia de la aplicación de métodos, productos, instrucciones o ideas contenidos en esta obra.
Revisión científica:
Josep Ferrer Anglada
Terapeuta manual, fundador y director del centro de masajes y salud global CANVI GLOBAL, Terrassa (Barcelona).
Profesor de Masaje Avanzado en la Escuela de Masaje Superior Quirotema, Barcelona.
Formado en Terapia Estructural con Thomas Myers en el Kinesis Myofascial Institute.
Formado en Cadenas Musculares y Articulares Método GDS.
Colabora con el equipo docente del Kinesis Myofascial Institute como traductor y asistente de los seminarios de 
Anatomy Trains.
Servicios editoriales: DRK Edición
Depósito legal: B. 2.880 - 2021 
Impreso en España
v
Índice de capítulos
Prefacio, vi
Prefacio a la primera edición, vii
Agradecimientos, ix
Cómo utilizar este libro, xi
Índice de vídeos, xii
1 Colocación de los raíles, 1
2 Normas de tráfico, 19
3 Línea posterior superficial, 29
4 Línea frontal superficial, 53
5 Línea lateral, 73
6 Línea espiral, 93
7 Líneas del brazo, 113
8 Líneas funcionales, 137
9 Línea frontal profunda, 147
10 Vías anatómicas en el entrenamiento, 175
Con la colaboración de James Earls y Karin Gurtner
11 Lectura corporal: análisis estructural, 219
Apéndice 1 Lectura fascial, 245
Apéndice 2 Comentario sobre los meridianos de 
latitud: el trabajo del Dr. Louis Schultz 
(1927-2007), 323
Apéndice 3 Integración estructural, 327
Apéndice 4 Meridianos miofasciales 
y medicina asiática, 339
Apéndice 5 Vías anatómicas en cuadrúpedos: 
investigaciones iniciales, 347
Por Rikke Schultz, DVM, Tove Due, DVM 
y Vibeke Elbrønd, DVM, PhD
Terminología de vías anatómicas, 355
Índice alfabético, 357
vi
Desde su primera publicación en 2001, el alcance y la puesta en práctica de las ideas contenidas en este libro han sobrepasado con creces las expectativas del autor. Se 
nos ha invitado a presentar estas ideas y sus aplicaciones en todos 
los continentes (a excepción de la Antártida) a una gran diversidad 
de profesionales, incluidos ortopedas, médicos rehabilitadores, 
cirujanos orales y maxilofaciales, fisioterapeutas, quiroprácticos, 
podólogos, osteópatas, psicólogos, entrenadores deportivos 
y personales, asesores de rendimiento, matronas, instructores de 
yoga, profesionales de las artes marciales, masajistas terapéuticos, 
bailarines, músicos y educadores somáticos de todo tipo. El libro se 
ha traducido ya a 15 idiomas. Una sencilla búsqueda de la expresión 
vías anatómicas en Google arroja cerca de 13 millones de entradas, 
ya que multitud de terapeutas y educadores han encontrado apli-
caciones útiles que sobrepasan nuestras ideas originales.
Esta cuarta edición incluye numerosas actualizaciones y correc-
ciones leves, producto de la práctica y la docencia continuada, 
así como las primeras evidencias a partir de disecciones fasciales 
y los pocos estudios disponibles sobre la transmisión de la fuerza 
miofascial más allá del origen y la inserción de los músculos. Hemos 
incluido algunos de los últimos descubrimientos que se han hecho 
en el campo de las fascias y las miofascias desde la tercera edición y 
completado otras áreas, rectificando así nuestra ignorancia inicial 
de tan amplio mundo.
Para facilitar su comprensión, los conocimientos actuales sobre 
la fascia se han resumido en esta edición en un amplio apéndice 
después del último capítulo. Quienes busquen un cuadro detallado 
de los trabajos sobre el sistema fascial pueden consultar esta re-
elaboración organizada que corresponde al capítulo 1 de las ediciones 
previas. Este apéndice incluye numerosas referencias para quie-
nes deseen profundizar más en el tema.
Además, estamos encantados de haber incluido en esta edición 
un análisis de las continuidades miofasciales en los cuadrúpedos, en 
particular caballos y perros, llevado a cabo por veterinarios daneses.
El apéndice en el que se resume nuestro protocolo principal (la 
serie de 12 sesiones de integración estructural de las vías anatómicas) 
se ha ampliado para reflejar nuestra experiencia creciente con la 
docencia de esta progresión en las distintas culturas.
Esta edición actualiza y corrige ilustraciones realizadas por Grae-
me Chambers, Debbie Maizels y Philip Wilson. También estamos 
encantados de incluir algunas fotografías preliminares del proyecto 
en ciernes Fascial Net Plastination Project, que utiliza las técnicas 
descritas inicialmente por Gunther von Hagens en BodyWorlds 
para producir imágenes que expresen la belleza, la complejidad y 
la ubicuidad del sistema fascial. Esperamos con impaciencia más 
imágenes y modelos reveladores de esta técnica.
El libro está diseñado para facilitar una rápida comprensión de 
los conceptos más relevantes para cualquier lector ocasional o un 
análisis detallado para los más curiosos.Puede hojearlo para hacerse 
una idea general. Siga las ilustraciones y lea sus leyendas para guiarse a 
través de los conceptos a un nivel asequible. Profundice en el texto, 
que está codificado con iconos según los diversos intereses de los 
lectores, para obtener unos conocimientos más completos.
Como la mayoría de los tratados actuales, esta edición hace 
un uso cada vez mayor de los medios electrónicos. El texto está 
salpicado de direcciones web donde ampliar la materia; además, 
nuestra propia página web www.anatomytrains.com se encuentra 
en constante actualización. También hay referencias a las decenas 
de programas en vídeo que hemos elaborado para respaldar la apli-
cación profesional de los conceptos de las vías anatómicas.
Expert Consult proporciona acceso a muchas horas de conte-
nidos, incluidos clips de vídeo de nuestra técnica, disecciones y 
programas en vídeo de evaluación visual, representaciones gráficas 
informatizadas de las vías anatómicas, seminarios web, fotografías 
adicionales de pacientes para practicar la evaluación visual y otros 
vídeos de interés. Los contenidos de Expert Consult están ínte-
gramente en inglés.
Tanto el conocimiento de la función de la fascia como las impli-
caciones y aplicaciones de las vías anatómicas se están desarrollando 
rápidamente. Esta nueva edición, con sus numerosos enlaces a 
internet, asegura un enfoque actualizado de la fascia, elemento en 
gran parte olvidado del estudio del movimiento.
Thomas W. Myers
Clarks Cove, Maine, febrero de 2020
Prefacio
vii
Prefacio a la primera edición
Me siento absolutamente maravillado ante el milagro de la vida. Mi asombro y curiosidad han ido en aumento durante las más de tres décadas que llevo profundizando 
en el estudio del movimiento humano. Nuestro cuerpo, en cons-
tante evolución, puede haber sido modelado por el omnisciente 
aunque malicioso Creador o por un gen básicamente egoísta que 
escalaba a ciegas el monte Improbable1-3, pero, en cualquier caso, 
la ingeniosa variedad y la flexibilidad mostradas en el diseño y el 
desarrollo del cuerpo dejan al observador negando con la cabeza 
mientras mantiene una pasmada mueca de asombro.
Uno busca en vano, en el interior del óvulo fecundado, el feto 
de un billón de células en el que se convertirá. Incluso la explora-
ción más somera de las complejidades de la embriología nos deja 
perplejos ante la frecuencia con la que produce un bebé sano. Al 
sostener a un bebé lloroso e indefenso parece casi imposible que 
tantos esquiven los posibles obstáculos del camino y se conviertan 
en adultos sanos y productivos.
A pesar del éxito biológico, el experimento humano en su 
conjunto muestra algunos signos preocupantes. Cuando leo los 
periódicos, confieso que tengo dudas sobre si la raza humana puede, 
o incluso si debería, permanecer en el planeta, dado nuestro efecto 
acumulativo sobre la flora y la fauna terrestre, y la forma en la que 
tratamos a nuestros semejantes. Sin embargo, mi compromiso con 
el potencial humano se renueva cuando sostengo a uno de esos 
bebés (vídeo 4.12).
Este libro (y los seminarios y cursos de formación de los que 
ha surgido) está dedicado al resquicio de esperanza de que noso-
tros, como especie, podamos superar nuestra actual dedicación a 
la avaricia colectiva (y a la tecnocracia y la alienación que de ella se 
derivan) y alcancemos una relación más humana y colaboradora con 
nosotros mismos, nuestros semejantes y nuestro entorno. Uno espe-
ra que el desarrollo de una visión «integral» de la anatomía, como 
la que se presenta en este texto, sea de utilidad para los terapeutas 
manuales a la hora de aliviar el dolor y resolver las dificultades de los 
pacientes que buscan su ayuda. No obstante, la premisa intrínseca 
de esta obra es que un contacto más sensible y global con nuestra 
«sensación sentida» (esto es, nuestro sentido cinestésico y espacial 
de la orientación y el movimiento) es un frente de importancia vital 
desde el que librar la batalla por una condición más humanizada del 
ser humano y una mejor integración con el mundo que nos rodea. 
La progresiva desaparición de esta «sensación sentida» en nuestros 
niños, ya sea por simple ignorancia o por voluntad educativa, lleva 
a una disociación colectiva que, a su vez, conduce al declive social y 
ambiental. Hace tiempo que conocemos el cociente intelectual (CI) 
y, más recientemente, hemos descubierto la inteligencia emocional 
(IE). Únicamente recuperando el alcance y el potencial educador 
de nuestra inteligencia cinestésica (IC) tenemos alguna posibilidad de 
encontrar una relación equilibrada con los extensos sistemas del 
mundo que nos rodea para cumplir lo que Thomas Berry denominó 
«el sueño de la Tierra»4,5.
La visión mecánica tradicional de la anatomía, aunque útil, 
ha cosificado las relaciones de nuestro interior en lugar de huma-
nizarlas. Esperamos que la visión relacional propuesta en este 
trabajo inicie el camino hacia el establecimiento de un vínculo 
entre la visión de Descartes del cuerpo como una «máquina 
blanda» y la experiencia vital de existir en un cuerpo que crece, 
aprende, madura y, por último, muere. Aunque las ideas de las 
vías anatómicas constituyen únicamente un pequeño detalle 
en la imagen global del desarrollo humano mediante el movi-
miento, la consideración de la red fascial y del equilibrio de los 
meridianos miofasciales puede contribuir de forma definitiva a 
nuestra percepción de nosotros mismos como seres integrales. 
Esto, combinado con otros conceptos que se presentarán en 
futuros trabajos, conduce a una educación física más acorde con 
las necesidades del siglo XXI6-9.
En este sentido, Vías anatómicas constituye un trabajo artístico 
inmerso en una metáfora científica. Este texto trasciende la ciencia 
para proponer un punto de vista que aún está tomando forma y 
definiéndose. Mis estudiantes y mis colegas me han reprendido 
con frecuencia por formular mis hipótesis sin rodeos, con algunos 
adjetivos calificativos que, si bien son necesarios para la precisión 
científica, restan fuerza a un argumento. Como Evelyn Waugh 
escribió: «La humildad no es una virtud favorable para el artista. 
A menudo son el orgullo, la emulación, la avaricia y la malicia (todas 
las cualidades odiosas) las que llevan a una persona a completar, 
elaborar, definir, destruir y renovar su trabajo hasta obtener algo 
que satisfaga su orgullo, su envidia y su codicia. De esta forma, 
enriquece el mundo más que una generosa y bondadosa. En esto 
consiste la paradoja del logro artístico»10.
Sin ser un académico ni un investigador, solo puedo esperar que 
este trabajo de «artificio» sea útil para aportar nuevas ideas a aquellos 
individuos que sí lo son.
Por último, espero haber honrado a Vesalio y al resto de 
exploradores que me antecedieron presentando correctamente 
la anatomía.
Thomas W. Myers
Maine, 2001
viii Prefacio a la primera edición
Bibliografía
1. Dawkins R. The Selfish Gene. Oxford: Oxford University Press; 
1990. 
2. Dawkins R. The Blind Watchmaker. New York: WB Norton; 1996. 
3. Dawkins R. Climbing Mount Improbable. New York: WB Norton; 
1997. 
4. Csikzentimihalyi M. Flow. New York: Harper & Row; 1990. 
5. Berry T. The Dream of the Earth. San Francisco: Sierra Club; 1990. 
6. Myers T. Kinesthetic dystonia. J Bodyw Mov Ther. 1998;2(2): 
101-114. 
7. Myers T. Kinesthetic dystonia. J Bodyw Mov Ther. 1998;2(4): 
231-247. 
8. Myers T. Kinesthetic dystonia. J Bodyw Mov Ther. 1999;3(1):36-43. 
9. Myers T. Kinesthetic dystonia. J Bodyw Mov Ther. 1999;3(2): 
107-116. 
10. Waugh E. Private letter, quoted in the New Yorker, 1999.
ix
Agradecimientos
Quisiera expresar mi gratitud más sincera a varias personas que me han guiado y me han ayudado a llegar al concep-to de «meridianos miofasciales». A Buckminster Fuller, 
cuyo enfoque del diseño por sistemas y su amplia visión 
de la manera en la que funciona el mundo ha documentado mi 
trabajo desde el mismo comienzo, y que me instó a no modificar 
al individuosino al entorno que lo rodeaba1. A la Dra. Ida Rolf 
y al Dr. Moshe Feldenkrais, quienes marcaron el camino hacia 
formas literales y prácticas de modificar el entorno más inmediato 
del individuo, su cuerpo y su percepción de este2,3. Tengo con 
estos pioneros una gran deuda de gratitud por el regalo de tan 
valioso trabajo.
Al Dr. James Oschman y a Raymond Dart, por transmitirme 
la inspiración original acerca de las cadenas cinéticas conectadas 
a nivel fascial4. Al difunto Dr. Louis Schultz, primer director del 
Departamento de Anatomía del Instituto Rolf, muchas de cuyas 
ideas se evidencian en nuestra obra5. El Dr. Schultz me introdujo 
en el más amplio de los campos conceptuales en el que jugar al 
iniciarme en el camino del aprendizaje de la anatomía fascial. A 
mis colegas del Departamento de Ciencias de la Vida del Instituto 
Rolf y, en especial, a Robert Schleip, quien aporta una crítica cálida 
pero firme a estas ideas y, de esta forma, las mejora6. A Deane 
Juhan, cuya completa visión de la funcionalidad humana, tan 
elegantemente expuesta en Job’s Body, ha sido una inspiración para 
mí y para muchos otros7. A Michael Frenchman, mi viejo amigo, 
quien desde el principio demostró fe en nuestras ideas dedicando 
muchas horas a plasmarlas en vídeo. Al innovador Gil Hedley de 
Somanautics y a Todd Garcia de los Laboratories of Anatomical 
Enlightenment, cuyas habilidades en la disección pueden apreciarse 
en este libro gracias a la cámara de Averill Lehan y al microscopio 
de Eric Root. Quisiera reconocer la dedicación de todos ellos para 
exponer la naturaleza real de la morfología humana, comproban-
do nuevas ideas, como las expuestas en este volumen. Reciban también 
nuestro reconocimiento los donantes, cuya generosidad hace posible 
estos avances del saber.
Muchos otros instructores del movimiento, a una cierta distancia 
de los anteriores, son también merecedores de crédito por inspirar 
este trabajo: el yoga de Iyengar, tal como lo aprendí de algunos de 
sus hábiles estudiantes, como Arthur Kilmurray, Patricia Walden y 
Francois Raoult; el trabajo tremendamente original de Judith Aston 
sobre el movimiento humano mediante el Aston Patterning, las con-
tribuciones de Emilie Conrad y Susan Harper, con su trabajo sobre 
el continuo, y Bonnie Bainbridge-Cohen y su escuela Body-Mind 
Centering8-11. Estoy en deuda con Caryn McHose por hacer más 
comprensible parte de este trabajo y, también, con Frank Hatch y 
la difunta Lenny Maietta, por su síntesis del movimiento durante el 
desarrollo, plasmado en su programa único, Touch-in-Parenting12,13.
De todos ellos y otros tantos he aprendido mucho, aunque 
cuanto más sé, más profundo parece el horizonte de mi ignorancia. 
Se dice que robar ideas de una persona constituye un plagio, de diez, 
erudición y de cien, investigación original. Pues bien, no hay nada 
completamente original en esta muestra de espléndido latrocinio. 
No obstante, aunque todos estos profesionales son responsables de 
transmitir ideas excitantes, nadie excepto yo es responsable de los 
errores, que espero subsanar en futuras entregas de este trabajo.
A mis ávidos estudiantes, cuyas preguntas han impulsado mi 
aprendizaje, más de lo que hubiera sido posible solamente por 
mí mismo. A la difunta Annie Wyman, por su apoyo inicial y sus 
contribuciones marítimas a mi salud mental. A mis profesores de 
la escuela de vías anatómicas y, por su apoyo inicial, especialmente 
a Lou Benson y Michael Morrison, cuya tenacidad al manejar mis ex-
centricidades y mi tratamiento poético del hecho (así como mis 
retos electrónicos) contribuyó en gran medida a la edición original. 
A los profesores actuales: gracias a todos y cada uno de vosotros 
por vuestro trabajo al viajar por el mundo para informar a una 
amplia variedad de profesionales sobre los conceptos de la anatomía 
conectada. El eficaz trabajo de todo el personal, especialmente de 
Mel Burns, Stephanie Stoy, Erin Sproul y la indomable Becky 
Eugley, ha posibilitado que nuestra influencia haya llegado a ser 
mucho más generalizada.
En esta edición, honramos al difunto y magnífico Dr. Leon 
Chaitow, quien incitó, alentó y fomentó eficazmente (como hacía 
con muchos otros) mi exposición inicial de estas ideas en el Journal 
of Bodywork & Movement Therapies en 1996. El personal editorial 
de Churchill Livingstone, incluida mi primera editora, Mary Law 
y todos los que siguieron, aportando su paciencia para aguantar mi 
prolija prosa y mi deseo de incluirlo todo. A Debbie Maizels, Philip 
Wilson y Graeme Chambers, los cuales dieron vida al concepto de 
forma artística y meticulosa con sus ilustraciones. A mis correctores, 
Felicity Myers y Edward Myers, cuyo oportuno e incansable trabajo 
ha aumentado el sentido y la sensibilidad de este libro.
A mi hija Mistral y a su madre, Giselle, que han tolerado con 
humor y entusiasmo mi fascinación por el mundo del movimien-
to humano, que con frecuencia me ha alejado de casa y me ha 
robado un tiempo que, en otras circunstancias, hubiera sido suyo. 
Y, por último, a la propia Naturaleza, cuyas reglas generosas pero 
inexpugnables han permitido el desarrollo de los flujos silentes, 
pero poderosos del amor, la profundidad y una conexión con una 
realidad mayor que discurre bajo la superficie de este libro y de 
toda mi obra.
Bibliografía
1. Fuller B. Utopia or oblivion. New York: Bantam Books; 1969 
www.bfi.com. Se pueden conseguir información y publicaciones 
adicionales del Buckminster Fuller Institute.. 
2. Rolf I. Rolfing. Rochester VT: Healing Arts Press; 1977. 
3. Feldenkrais M. The Case of Nora. New York: Harper and Row; 
1977. 
4. Oschman J. Energy Medicine. Edinburgh: Churchill Livingstone; 
2000. 
5. Schultz L, Feitis R. The Endless Web. Berkeley: North Atlantic 
Books; 1996. 
6. Schleip R. Talking to Fascia, Changing the Brain. Boulder, CO: 
Rolf Institute; 1992. 
7. Juhan D. Job’s Body. Tarrytown, NY: Station Hill Press; 1987. 
8. Iyengar BKS. Light on Yoga. New York: Schocken Books; 1995. 
9. Silva M, Mehta S. Yoga the Iyengar Way. New York: Alfred Knopf; 
1990. 
10. Cohen B. Basic Neurocellular Patterns. El Sobrnte VA: Burchfield 
Rose Pub; 2018. 
11. Aston J. Aston Postural Assessment. Edinburgh: Handspring; 2019. 
12. McHose C, Frank K. How Life Moves. Berkeley: North Atlantic 
Books; 2006. 
13. Hatch F, Maietta L. Role of kinesthesia in pre- and perinatal 
bonding. Pre- Peri-Nat Psychol. 1991;5(3). 
xxx Agradecimientos
xi
V
ías anatómicas está diseñado para permitir que el lector 
asimile rápidamente la idea general, al tiempo que ofrece 
la posibilidad de una lectura más detallada sobre cada área 
determinada. La obra contiene numerosas introducciones a diversas 
cuestiones relacionadas, señaladas en el margen de los encabeza-
mientos con distintos iconos:
 Técnicas manuales o notas para el terapeuta manual.
 Técnicas del movimiento o notas para el instructor del movi-
miento.
 Herramientas para la evaluación visual.
 Ideas y conceptos relacionados con la educación cinestésica.
 Material audiovisual (en inglés) integrado en Expert Consult 
(los números indican los vídeos específicos).
 Material audiovisual disponible en www.anatomytrains.com.
 Volver al texto principal.
Los capítulos se acompañan de un código de color. Los dos pri-
meros explican el enfoque de las «vías anatómicas» en las estructuras 
anatómicas del cuerpo. Los capítulos 3 a 9 profundizan en cada 
una de las 12 «líneas» corporales principales que se observan en los pa-
trones posturales y del movimiento. Cada uno de los capítulos 
sobre «líneas» comienza con ilustraciones, descripciones, diagramas 
y tablas que resumen lo que el lector necesita saber para enten-
der rápidamente el concepto. Los últimos dos capítulos aplican 
el concepto de «vías anatómicas» a algunos tipos habituales de 
movimiento y proporcionan un método para analizar la postura.
El final del libro cuenta con cinco apéndices. En el nuevo apén-
dice 1 se analizan la fascia y el concepto de meridianosmiofasciales, 
mientras que en el nuevo apéndice 5 se aporta información sobre 
las vías anatómicas en los cuadrúpedos. Los otros recogen una dis-
cusión sobre los meridianos de latitud del Dr. Louis Schultz, una 
explicación del modo en que el planteamiento de las vías puede 
aplicarse al protocolo de integración estructural de Ida Rolf y una 
comparación entre los meridianos de la acupuntura y estos meri-
dianos miofasciales.
Dado que los músculos individuales y otras estructuras pueden 
aparecer en diferentes secciones, utilice el índice para encontrar 
todas las menciones a una estructura en particular. También se 
incluye un glosario de las vías anatómicas. La bibliografía completa 
está disponible en Expert Consult.
Los materiales disponibles online en Expert Consult incluyen 
muchos vídeos, podcasts y animaciones útiles para los lectores, pro-
fesores o conferenciantes interesados. Aunque en el texto se citan 
las referencias a muchos de los vídeos, los lectores encontrarán 
elementos adicionales online, con varias horas de contenido de 
vídeo.
Contenido adicional:
Vídeo B1 : Introduction to fascia and biotensegrity.
Vídeo B2 : Anatomy Trains Lines overview.
Vídeo B3 : Feeling the Anatomy Trains Lines (palpation guide).
Vídeo B4 : How fascia moves (fascial properties webinar).
Vídeo B5 : Interview clips with Tom Myers discussing fascia.
Cómo utilizar este libro
xii
Índice de vídeos
Conceptos introductorios
1.1 Fascial Embryology
1.2 Fascial Tensegrity: Part 1
1.3 Shoulders and Arms Introduction
1.4 Anatomy Trains Concept Review
1.5 Kinesthetic Intelligence
6.9 Superficial Front Line Belly
6.11 Fascial Tensegrity: Part 2
6.15 SBL: Application of Anatomy Trains Concept
B1 Introduction to Fascia and Biotensegrity
B2 Anatomy Trains Lines Overview
B3 Feeling the Anatomy Trains Lines (Palpation 
Guide)
B4 How Fascia Moves (Fascial Properties Webinar)
B5 Interview Clips With Tom Myers Discussing 
Fascia
Técnicas de liberación fascial
3.1 SFL Neck Technique
3.2 SFL Ankle Retinaculum
3.3 SFL Pectoral Fascia
3.4 SBL Plantar Fascia
3.5 SBL Plantar Technique 2
3.6 SBL Neck Work
3.7 SBL Pelvic Lift
3.8 Lateral Line Iliac Crest
3.9 LL Iliotibial Tract
3.10 LL Lateral Abdominal Obliques
3.11 SL Foot Arch Sling
3.12 SL Serratus Anterior Release
3.13 Arms SBAL Integrating Move
3.14 Arms DFAL Brachialis Release
3.15 Latissimus Dorsi
3.16 BFL-FFL Spiral Sequencing
3.17 DFL Balancing the Psoas
3.18 DFL Quadratus Femoris
6.1 Abdominal Spiral Line
6.2 Arm Lines Trap Peel
6.3 DFL Inner Leg
6.4 Functional Line Rotation Assessment
6.5 Lateral Line Breathing X
6.6 Pelvic Ligaments in Walking
6.7 Superficial Back Line Heel
6.8 Scalp
6.10 SFL Retinaculum
Evidencia de disecciones 
y de la observación in vivo
4.1 Fascial Microscopy 1: Latissimus
4.2 Fascial Microscopy 2: Subscapularis
4.3 Superficial Back Line
4.4 Spiral Line
4.5 Upper Spiral Line: Fresh Tissue
4.6 Shoulder: Fresh Tissue
4.7 Deep Front Arm Line
4.8 Superficial Front Arm Line
4.9 Ipsilateral Function Line
4.10 Deep Front Line
4.11 Deep Front Line With Jaw
4.12 Tom’s Thoughts
6.12 Living Fascia 1: Surrounding Tendon
6.13 Living Fascia 2: Milieu of Body
6.14 Superficial Front Line
6.16 Linea Alba Dissection
6.17 Glenohumeral Joint: Fresh Tissue
6.18 Glenohumeral Joint and Rotator Cuff: Fresh Tissue
6.19 Fascial Microscopy 3: Plantar
6.20 Fascial Microscopy 4: Erector
6.21 SFL Extra ‘Double Bagged’
6.22 DBAL: Fresh Tissue
Infografía
2.1 Superficial Front Line
2.2 Superficial Back Line
2.3 Lateral Line
2.4 Spiral Line
2.5 Superficial Front Arm Line
2.6 Deep Front Arm Line
2.7 Superficial Back Arm Line
2.8 Deep Back Arm Line
2.9 Front Functional Line
2.10 Back Functional Line
2.11 Deep Front Line
Seminarios web
6.23 Introduction to Fascial Release
6.24 Balancing Feet and Legs
6.25 Introduction to BodyReading
6.26 BodyReading the Spiral Line
xiiiÍndice de vídeos 
Agradecimientos
Elsevier quiere expresar su sincero agradecimiento a las personas 
que se mencionan a continuación por permitir el uso del siguiente 
material disponible en www.expertconsult.com:
Dr. Jean-Claude Guimberteau MD, cirujano plástico y de la mano, 
y Endovivo Productions por proporcionar los vídeos 6.12 
(Living fascia 1: surrounding tendon) y 6.13 (Living fascia 2: 
milieu of the body). Las fuentes originales son:
Guimberteau JC (ed.). New ideas in hand flexor tendon surgery. 
Aquitaine Domaine Forestier; 2001 (www.livres-medicaux.
com).
Guimberteau JC. Promenades sous la peau. Strolling under the 
skin. Elsevier Masson; 2004. Idioma: francés.
Eric Root por proporcionar los vídeos 4.1 (Fascial microscopy 
1: latissimus), 4.2 (Fascial microscopy 2: subscapularis), 6.19 
(Fascial microscopy 3: plantar) y 6.20 (Fascial microscopy 4: 
erector).
Michael Frenchman y Videograf por proporcionar las imágenes 
infográficas.
The Laboratories of Anatomical Enlightenment, Inc. & Singing 
Cowboy Productions por proporcionar el vídeo 4.4 (Spiral 
Line). Extracto de Anatomy Trains Revealed: Early dissective 
evidence.
• Fig. 1.1 (A) «Mapa de ruta» general de las vías anatómicas superpuesto en una imagen familiar de Albinus. Esta era nuestra forma inicial de mostrar 
las vías. (B) Las versiones informatizadas más recientes permiten una mayor diversidad a la hora de representar las líneas en acción. (C) Esta plas-
tinación asombrosamente detallada de una sección transversal de la pierna guarda muchos tesoros y recompensa a quien la estudie con detenimiento. 
Comience por la tibia y la fíbula en azul y observe la delgada y resistente membrana interósea dispuesta entre ellas. A cada lado de la membrana, 
los vasos se agrupan entre los músculos en sus túnicas adventicias. Observe cómo la malla fascial se extiende a modo de filigrana hacia el músculo, 
dirigiéndose a todas las estructuras como las nervaduras de una hoja. De hecho, sus elementos constituyen las vías de nutrición y drenaje para las 
hambrientas mitocondrias musculares. Los tabiques intermusculares situados entre los grupos musculares se dirigen desde los bordes de los huesos 
hasta la fascia profunda circundante, que rodea toda la pierna y mantiene los músculos compactos, mientras que sin ella estarían flácidos. La fascia 
profunda se continúa con la que discurre por la capa adiposa, envolviendo los vasos visibles y los nervios invisibles, hasta la piel y su zona posterior 
delgada, resistente y elástica adherida a la grasa. Imagine que se retiran todos los elementos de color rojo y se deja solo la red fascial, una tela de 
araña húmeda tridimensional que mantiene todo en su sitio, a la vez que permite su movimiento, flexión y adaptación.
1© 2021. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos
1
Colocación de los raíles
Filosofía
La base de la curación radica más en nuestra capacidad de escuchar, 
ver y percibir que en la aplicación de técnicas. Esto constituye, al 
menos, la premisa de este libro (vídeo B1).
Todas las intervenciones terapéuticas o formativas de cualquier 
tipo son una conversación entre dos sistemas inteligentes. No es 
nuestro trabajo favorecer una técnica por encima de otra, ni siquiera 
postular un mecanismo para explicar el modo en que funciona una 
técnica. No es de incumbencia para nuestro argumento si el meca-
nismo de los cambios miofasciales es consecuencia de una simple 
relajación muscular, la liberación de un punto gatillo, un cambio 
en la química sol/gel de la sustancia fundamental, la viscoelasticidad 
entre las fibras de colágeno, la resolución de los patrones del sis-
tema nervioso central, la reestructuración de los husos musculares 
o los órganos tendinosos de Golgi, un aumento de la tolerancia al 
estiramiento, un desplazamiento de energía o un cambio de actitud 
(fig. 1.1A). Se debe utilizar el mapa de las vías anatómicas para com-
prender el amplio patrón de relaciones estructurales de los clientes 
y, a continuación, aplicar las técnicas de las que se disponga para 
moldear el cambio (fig. 1.1B-C). El reconocimiento de patrones es 
la habilidadclave, no la técnica utilizada.
El reconocimiento de patrones en la postura y el movimiento 
es una habilidad central de lo que podríamos llamar «medicina 
espacial», el estudio de cómo nos desenvolvemos, cómo nos mante-
nemos erguidos, manejamos cargas, nos movemos a través de nues-
tro entorno y ocupamos el espacio, así como el modo de percibir 
nuestro yo corporal. Mucho de lo que creemos «saber» sobre el 
movimiento humano será revisado en las próximas décadas. Toda 
la terapia manual y los métodos de enseñanza del movimiento 
intervienen a la hora de elaborar este marco conceptual coherente 
y más amplio de la medicina espacial tanto si somos conscientes 
de ello como si no. La medicina espacial (o como quiera que se 
acabe llamando) formulará los nuevos principios para lograr que 
el entrenamiento del movimiento se acople con el trabajo práctico 
en una rama muy potente de la curación y la educación. (Para más 
información sobre medicina espacial, véase el apéndice 1, pág. 289.)
Entre las técnicas de terapia manual para la reducción del dolor, 
el aumento del rendimiento y el bienestar global están los campos 
tradicionales de la fisioterapia, la rehabilitación y la ortopedia, así 
como las manipulaciones osteopáticas y quiroprácticas (vídeo 1.5). 
Más recientemente, se dispone de una amplia variedad de métodos 
para los tejidos blandos, que van desde el rolfing hasta el reiki.
El entrenamiento del movimiento es un aspecto esencial de la 
medicina espacial y existen muchos métodos de entrenamiento, 
desde los más meditativos como el yoga, pasando por el perfecto 
pilates o las artes marciales, más combativas. Los entrenadores 
personales y deportivos de todo tipo tratan de hacer que el movi-
miento sea «funcional». La medicina espacial en un sentido más 
amplio podría incluir todo lo que ahora se denomina educación 
física, danza, movimiento del desarrollo, acupuntura y fisioterapias 
con base somática. Todos estos campos pueden aportar algo a nues-
tra biblioteca de reconocimiento de patrones y de utilización del 
movimiento para fomentar la salud y combatir el desajuste evolutivo 
de un estilo de vida cada vez más sedentario1,2.
Cada día surgen nuevos nombres en estos campos, muchos 
de ellos recién bautizados como «fasciales», aunque, en realidad, 
pocas cosas son realmente nuevas bajo el sol de la manipulación o 
el movimiento. Hemos visto que pueden ser beneficiosos distintos 
enfoques, independientemente de si la explicación que justifica su 
eficacia prevalece en última instancia.
En este momento no son tan necesarias nuevas técnicas, sino 
más premisas nuevas que conduzcan a novedosas estrategias de apli-
cación. Por desgracia, resulta mucho más difícil encontrar nuevas 
premisas útiles que técnicas aparentemente nuevas. La aplicación 
de un nuevo punto de vista, de una nueva lente a través de la cual 
observar el cuerpo, abre a menudo el camino de un importante 
desarrollo.
El concepto de vías anatómicas es una de esas lentes: una forma 
global de observar los patrones musculoesqueléticos que da lugar a 
protocolos interconectados a nivel de todo el cuerpo (fig. 1.2). ¿Qué 
podemos aprender si miramos las relaciones sinérgicas, juntando 
nuestras partes en lugar de compartimentarlas aún más (fig. 1.3)?
Gran parte de la terapia manipulativa de los últimos 100 años, 
como la mayoría del pensamiento occidental durante al menos 
la mitad del milenio, se ha basado en un modelo reduccionista y 
mecánico: la lente del microscopio (fig. 1.4). Seguimos examinando 
las cosas desmenuzándolas en partes cada vez más pequeñas para 
2 2 CAPÍTULO 1 Colocación de los raíles
analizar la función de cada una de ellas. En el campo de la fisio-
terapia y la rehabilitación, el enfoque reduccionista, introducido 
por Aristóteles, consolidado por Isaac Newton y René Descartes, y 
aplicado a la biomecánica sobre todo por Borelli, ha dado lugar a 
libros llenos de ángulos goniométricos, palancas y fuerzas vectoriales 
que buscan acercar la inserción del músculo individual a su origen 
(fig. 1.5)3.
Aunque debemos agradecer a muchos investigadores por sus 
análisis brillantes y las subsiguientes terapias para músculos espe-
cíficos, articulaciones individuales e implicaciones particulares en 
el siglo XX, el XXI está a la espera de un método más integrado de 
evaluar el movimiento4–7. Si se le da una patada a un balón, tal vez 
la forma más interesante de analizar los resultados sea empleando las 
leyes mecánicas de fuerza y movimiento. Los coeficientes de inercia, 
gravedad y fricción son suficientes para determinar la reacción del 
balón a su patada y el sitio donde irá a parar. Pero si alguien es 
tan cruel como para dar una patada a un perro de gran tamaño, 
es posible que este análisis mecánico de los vectores y las fuerzas 
resultantes no se corresponda con la reacción global del perro. Del 
mismo modo, el análisis biomecánico de los músculos individuales 
proyecta una imagen incompleta del movimiento humano (fig. 1.6).
A comienzos del siglo XX, gracias a Einstein y Bohr, la física 
evolucionó hacia un universo relativista, un lenguaje de asociaciones 
en lugar de una relación lineal de causa y efecto, que Jung a su vez 
• Fig. 1.2 Un análisis del acortamiento o de la debilidad de cualquier meridiano miofascial dado, asociado 
con la relación de ese meridiano con los otros, lleva a las estrategias de todo el cuerpo para mejorar la 
función postural y del movimiento. (A) Una vista lateral muestra la relación entre la línea posterior superficial 
(mostrada en C) y la línea frontal superficial (D). En A, se recoge una lista simple de la direccionalidad en 
los planos fasciales, y las áreas de probable hiper- e hipotonía en el control del plano sagital. (B) Lista 
de la estrategia para remediar el patrón mediante manipulación miofascial y enseñanza del movimiento.
3CAPÍTULO 1 Colocación de los raíles 
• Fig. 1.3 Utilizando el tipo de estrategias mostradas en la figura 1.2, es posible realizar cambios 
significativos posturales (y de la función, pero en un libro hay que limitarse a las fotografías). Este 
estudiante reciente de nuestras clases formativas muestra unos cambios significativos de alineación. 
(www.anatomytrains.com – vídeo ref.: BodyReading, 101; v. también cap. 11.) (Fotografía por cortesía 
del autor.)
• Fig. 1.4 (A) Leonardo da Vinci, libre del prejuicio generalizado de la visión mecánica para el estudio de 
la relación músculo-hueso, realizó en estos cuadernos anatómicos algunos dibujos similares a las vías 
anatómicas. (B) Algunos anatomistas modernos, como el maravilloso John Hull Grundy, también 
han aplicado el pensamiento de sistemas a la anatomía musculoesquelética. (A, Leonardo da Vinci/ 
Shutterstock. B, reproducido con autorización de Grundy 1982.)
4 4 CAPÍTULO 1 Colocación de los raíles
aplicó a la psicología y muchos otros a áreas muy diversas. No obs-
tante, fue necesario todo un siglo para que este punto de vista se 
difundiera y llegara a la fisioterapia y la rehabilitación. Este libro 
es un modesto paso en esta dirección, sistemas generales de pensa-
miento aplicados al análisis de la postura y el movimiento (fig. 1.7).
No resulta muy útil decir sencillamente «todo está conectado» 
y dejarlo ahí, puesto que incluso aunque estos físicos afirmen que 
esto en esencia sea verdad, esta premisa deja al profesional en una 
nebulosa, incluso un vacío, sin nada para guiarle excepto la tradición 
o la «intuición». La teoría de la relatividad de Einstein no negaba 
las leyes del movimiento de Newton, sino que las incorporaba a un 
esquema más amplio. Del mismo modo, la teoría de los meridianos 
miofasciales no resta valor a las múltiples técnicas y análisis basa-
dos en la individualidad de los músculos, sino que simplemente los 
contextualiza en el conjunto del sistema.
El concepto de vías anatómicas no sustituye los conocimientos 
existentes sobre los músculos. Aún se puede considerar que el esple-
nio de la cabeza rota la cabeza y extiende elcuello, además de actuar, 
como se verá, como parte de las cadenas miofasciales espiral y lateral 
para amortiguar cualquier alteración de los teleceptores (ojos, oídos 
y sistema vestibular) debida al movimiento de la porción corporal 
situada por debajo de ellos (fig. 1.8).
• Fig. 1.6 (A) Los músculos individuales se describen de forma universal como los motores del movimiento. 
El método habitual empleado para definir la acción de un músculo consiste en aislarlo sobre el esqueleto 
y determinar lo que pasaría si los dos extremos se aproximaran, como en esta representación del bíceps. 
Aunque desde luego se trata de un ejercicio muy útil, difícilmente es definitivo, ya que deja de lado el efecto 
que el músculo puede tener en otros músculos y ligamentos adyacentes al tensar su fascia y empujarlos o 
traccionarlos. Del mismo modo, al cortar la fascia en ambos extremos se eluden los efectos de esta tracción 
sobre las estructuras proximales o distales. Estas últimas conexiones constituyen el tema de este libro. 
(B) El bíceps también se puede considerar parte de una continuidad miofascial desde el esqueleto axial 
hasta el pulgar, que aquí se denomina línea frontal profunda del brazo (v. también fig. 7.1). (A, reproducido 
con autorización de Grundy 1982. B, fotografía por cortesía del autor.)
• Fig. 1.5 Aplicado a la anatomía humana, el concepto de mecánica ha 
aportado mucha información sobre las acciones de los músculos indivi-
duales en términos de palancas, ángulos y fuerzas, pero ¿qué más aporta 
este enfoque de aislamiento? (Historic Images/Alamy Stock Photo3.)
5CAPÍTULO 1 Colocación de los raíles 
Estas líneas fasciales presentes en el sistema musculoesquelético 
solo constituyen un pequeño patrón en el seno de toda nuestra red 
neuromiofascial que, a su vez, es uno de los innumerables patrones 
armónicos y rítmicos que participan en todo el organismo vivo. 
Como tal, las vías anatómicas son una pequeña parte de una re-
visión mayor de nosotros mismos, no como una «máquina blanda», 
según decía Descartes, sino como un sistema integrado de infor-
mación, lo que los matemáticos dinámicos no lineales denominan 
sistemas autopoyéticos (que se crean a sí mismos)8–12. El sistema 
fascial está constituido por fractales complejos situados entre el 
orden y el caos, pero que están constantemente remodelándose y 
autorregulándose para enfrentarse al reto de las fuerzas de nuestro 
interior y las que nos rodean.
El intento por incluir las relaciones en nuestro marco con-
ceptual puede parecer vago inicialmente si lo comparamos con la 
afirmación tajante «si… entonces…» de la visión mecánica. Sin 
embargo, en última instancia este punto de vista relativista da lugar 
a unas estrategias terapéuticas integradoras potentes, muchas de las 
cuales se explican en estas páginas, mientras que otras se enseñan 
en nuestros cursos de formación y seminarios web. Estas nuevas 
estrategias incluyen la biomecánica, pero también van más allá 
para ofrecer conocimientos útiles sobre la sinergia, las propiedades 
sistémicas emergentes del cuerpo como un todo impredecibles por 
la suma de los comportamientos de cada músculo o articulación 
individual.
Descubrimiento
Un hecho paralelo a esta aplicación moderna de la teoría de sistemas 
al diseño de nuestro cuerpo es el descubrimiento relacionado del 
papel que tiene la malla fascial en la postura y el movimiento cor-
porales (fig. 1.9). Aunque todo el mundo sabe algo sobre los huesos 
y los músculos, el origen y la disposición de la fascinante red fascial 
que los une son mucho menos conocidos (fig. 1.10; v. fig. A1.10). 
Se puede afirmar tajantemente que, en 500 años de tradición ana-
tómica occidental, todo un sistema corporal ha permanecido casi 
totalmente invisible y, ciertamente, infravalorado. La fascia, deno-
minada por el investigador sobre este campo Dr. Robert Schleip «la 
Cenicienta de los sistemas corporales», se ha considerado durante 
mucho tiempo como un «material de embalaje», que debía disecarse 
• Fig. 1.7 Al tomar en consideración las conexiones fasciales surgen nuevas estrategias. Esta disección de 
la porción inferior de la línea espiral (v. cap. 6) muestra cómo, al variar el ángulo del bisturí, es posible 
demostrar la acción integrada no de una única unidad miofascial (músculo), sino de varias consecutivas. 
Esta pieza comienza desde la cadera en la parte inferior derecha, gira bajo el arco plantar a la izquierda y 
asciende hasta la tuberosidad isquiática con el bíceps femoral en la parte superior derecha. (www.anatomy-
trains.com – vídeo ref.: Anatomy Trains Revealed) (Fotografía por cortesía del autor.)
6 6 CAPÍTULO 1 Colocación de los raíles
y desecharse para ver los tejidos más interesantes. Las nuevas inves-
tigaciones realizadas desde varios ángulos diferentes confirman que 
la fascia es un sistema muy interesante y comunicativo presente 
en todo el cuerpo (v. apéndice 1). La fascia no es inerte, realiza 
una función importante y reguladora como los sistemas nervioso 
y circulatorio, con implicaciones profundas para el deporte, la 
rehabilitación, la educación física y, lo que resulta importante para 
todos aquellos que peinamos canas, para envejecer con elegancia.
La inmensa mayoría de la población, e incluso la mayoría de 
los terapeutas y formadores, aún basan su pensamiento en la idea 
limitada de que hay músculos individuales que se insertan en los 
huesos que nos mueven mediante una acción de palancas mecánicas. 
El propio término «sistema musculoesquelético» excluye la com-
plejidad de los tejidos mediante los cuales los músculos y huesos 
están entrelazados: la malla fascial.
Cuando se escribió este libro por primera vez, el modelo acepta-
do era (y, en gran parte, sigue siéndolo) que movemos la estructura 
esquelética mediante músculos que ejercen tracción a través de los 
tendones sobre las articulaciones, cuyos movimientos están limi-
tados por la forma de los huesos y la restricción de los ligamentos. 
• Fig. 1.9 Esta ampliación de la miofascia (el «algodón de azúcar») es 
tejido perimisial que envuelve cada fascículo (unidad neuromotora). 
La fascia se entrelaza de forma intrincada con las fibras musculares 
más carnosas (y cardadas). (Reproducido con autorización de Ronald 
Thompson.)
• Fig. 1.8 El músculo esplenio de la cabeza, considerado de forma 
aislada, rota y extiende la cabeza. En condiciones funcionales, actúa 
formando parte tanto de la línea lateral como de la línea espiral para 
mantener la estabilidad de la cabeza y de los ojos al correr, al cazar o 
al inclinarse hacia abajo para dirigirse a los niños.
• Fig. 1.10 Pieza plastinada reciente de una porción de la región 
superior del muslo que muestra la fascia lata circundante y los dos 
tabiques fasciales principales. La pared lateral a la izquierda separa el 
cuádriceps de los isquiotibiales, discurriendo desde la superficie hasta 
el periostio en la línea áspera. El tabique medial separa el cuádriceps 
de los aductores y también llega a la línea áspera. Además, protege 
el paquete neurovascular, conservado en esta preparación. (© Fas-
ciaResearchSociety.org/Plastination.)
7CAPÍTULO 1 Colocación de los raíles 
Este modelo de palancas resulta ser demasiado simplista cuando 
intenta explicar los movimientos del desarrollo embriológico o de 
los deportes extremos, aunque es demasiado complejo para poder 
explicar con facilidad problemas frecuentes como el dolor de los 
tejidos blandos, las anomalías de la marcha o los patrones de reclu-
tamiento defectuosos.
La integración de los nuevos hallazgos sobre la fascia en nuestro 
pensamiento estratégico sobre la terapia y la formación no es tan 
fácil como simplemente añadir una capa fascial a lo que ya sabemos. 
Requiere modificar nuestro punto de vista13. Aunque numerosas 
investigaciones en los últimos 20 años han ampliado nuestros 
conocimientos y, pese a que existen muchos libros, congresos, 
conferencias y cursos con la palabra «fascia» en su título14–17, lasimplicaciones del «descubrimiento» de la fascia aún se están dando 
a conocer e, incluso en su cuarta edición, este libro sigue siendo un 
trabajo provisional. En cualquier caso, la fascia ha sido investigada 
por unos pocos investigadores marginales, pero sin comprender 
toda su importancia18–23.
Se está empezando a comprender que todos estos árboles podrían 
constituir un bosque, que todas estas fibras individuales actúan 
como parte de un todo sensible, un «sistema radicular» similar a 
un micelio en el cuerpo humano. Este descubrimiento tiene unas 
implicaciones profundas para nuestra idea del cuerpo y para la 
educación física, la rehabilitación y el entrenamiento deportivo 
de todo tipo.
Junto con los trabajos sobre la mecanotransducción celular en el 
extremo microscópico24, estamos en el umbral de una comprensión 
totalmente nueva e integrada de cómo nuestro sistema biomecánico 
se extiende sin interrupciones desde dentro de cada célula hasta el 
organismo biopsicosocial.
El apéndice 1 de esta edición del libro es un compendio sobre 
los conocimientos actuales de la función fascial, en el que los «fas-
cieros» (estamos cansados de que nos llamen «fascistas») pueden 
repasar unos conocimientos más detallados de la matriz, la dis-
posición, las propiedades, las capacidades y las limitaciones de la 
fascia. Este apéndice incluye investigaciones más recientes sobre 
la remodelación después de la lesión, la respuesta elástica a los 
nuevos desafíos del entrenamiento, nueva información sobre la 
percepción interoceptiva en la fascia, además de exponer la historia 
recientemente revelada de la perfusión intersticial entre los geles y 
las células de todos los demás sistemas corporales.
Hay que tener en cuenta que este libro presenta un punto de vis-
ta, una serie particular de argumentos orientados hacia el concepto 
de vías anatómicas. De ningún modo constituye la historia completa 
sobre los papeles o la importancia de la fascia. En estas páginas nos 
centramos en la geometría, la mecánica y la disposición espacial y 
dedicamos mucha menos atención a los aspectos químicos relevan-
tes. Nos ocupamos del papel de soporte fisiológico de la fascia en la 
postura y el movimiento, sin entrar en ninguna descripción de 
la patología. Se ofrecerán numerosas y excelentes referencias a lo largo 
del todo el texto para los lectores que tengan interés25,26.
En términos sencillos, la fascia es el entramado del cuerpo que 
mantiene nuestros trillones de células húmedas y con un abundante 
contenido lipídico juntas. Es básicamente lo que solíamos llamar 
las «ternillas» y forma una red unitaria, resistente y fibrosa que 
puede encontrarse en todo el cuerpo (fig. 1.11; v. fig. A1.9B). Si 
pudiéramos hacer que todos los tejidos del cuerpo humano fuesen 
invisibles, salvo los elementos fibrilares del tejido conjuntivo (colá-
geno, elastina y reticulina), veríamos todo el cuerpo, por dentro y 
por fuera, de un modo similar a las redes neurales y circulatorias con 
las que estamos más familiarizados. (Para consultar una descrip-
ción de las redes de comunicación holísticas, véase el apéndice 1, 
págs. 244-322.) Las distintas áreas presentarían densidades diferentes. 
Los huesos, los cartílagos, los tendones y los ligamentos serían densas 
con fibras correosas, de modo que cada articulación estaría especial-
mente bien representada. Cada músculo estaría envuelto por fascia y 
atravesado por una red similar al algodón de azúcar rodeando cada 
célula muscular y cada fascículo de células (v. figs. A1.19 y A1.20). 
La cara presentaría una menor densidad, al igual que los órganos 
más esponjosos, como la tiroides o el páncreas, aunque incluso estos 
estarían revestidos por envolturas más densas. Aunque se dispone 
en múltiples planos plegados, insistimos de nuevo en que ninguna 
parte de esta red está individualizada o separada de la red en su 
• Fig. 1.11 Estas imágenes de microscopia electrónica muestran que 
nuestra nomenclatura del sistema miofascial es un intento de imponer 
categorías a una red que es continua, ininterrumpida y que constan-
temente se está autorreparando para adaptarse a las fuerzas que se 
ejercen sobre ella. (Reproducido de Journal of Bodywork and Movement 
Therapies, Vol. 14, Purslow PP, Muscle fascia and force transmission, 
pp. 411-417, Copyright 2010, con autorización de Elsevier.)
8 8 CAPÍTULO 1 Colocación de los raíles
conjunto, más allá de lo que ciertos grupos aislados de nervios o una 
isla de capilares constituyen un elemento separado por sí mismos. 
Cada una de estas envolturas, bandas, láminas y redes correosas se 
entremezclan entre sí formando una red, desde el nacimiento hasta 
la muerte y de la cabeza a los pies (fig. 1.12).
Lo cierto es que la red fascial está tan imbricada en el cuerpo 
que forma parte del entorno inmediato de todas las células. Sin su 
soporte, el cerebro tendría una consistencia de natillas, el hígado 
se desparramaría por toda la cavidad abdominal y acabaríamos 
formando un charco a nuestros pies. Las luces abiertas de los tractos 
respiratorio y digestivo son los únicos lugares donde la red de fascia 
encargada de unir, reforzar, conectar y separar está ausente.
En resumen, para incluir la fascia y los nuevos descubrimientos 
sobre cómo actúa en el movimiento es necesario que contemplemos 
el cuerpo de un modo diferente. Este libro representa el intento del 
autor para lograr este cambio de mentalidad, entre el concepto de 
«músculo aislado» y la perspectiva del sistema fascial, sin caer en 
descripciones aburridas.
Hipótesis
Con independencia de sus funciones individuales desde el origen 
hasta la inserción, los músculos también influyen a lo largo de los 
continuos corporales que desempeñan una misma función dentro 
de la red fascial. Estos planos y líneas siguen el entramado del 
tejido conjuntivo del cuerpo humano, formando «meridianos» de 
miofascia que pueden seguirse (fig. 1.13). Los músculos se contraen 
en estas líneas como los peces en una red, transmitiendo la fuerza 
miofascial para crear una estabilidad resiliente o, con menos eficacia, 
para fomentar la tensión crónica y la fijación. Algo que resulta 
más pertinente para este texto es que los patrones resultantes de 
compensación postural pueden «leerse» mediante estas líneas. (Por 
cierto, en la obra no se reclama la exclusividad de estas líneas. Las 
• Fig. 1.13 Disección de la línea posterior superficial, obtenida en una 
única pieza de tejido no tratado por Todd Garcia de los Laboratories of 
Anatomical Enlightenment (www.LofAE.com). (Fotografía por cortesía 
del autor. Obsérvese que esta muestra se explica en vídeo en la página 
web acompañante.)
• Fig. 1.12 El sistema fascial se representa generalmente con una 
estructura en capas, como en esta disección de las capas en la cabeza, 
donde se observa la piel, una delgada capa adiposa, la galea aponeu-
rótica, una capa laxa que permite movilizar el cuero cabelludo sobre el 
hueso o, en realidad, sobre el pericráneo (una envoltura fascial resis-
tente que rodea cada hueso), antes de llegar a las otras capas que 
rodean y protegen el cerebro. Aunque la estratificación fascial es un 
hecho evidente en el cuerpo, se debe señalar que, desde el punto de 
vista histológico, siempre existe una transición entre las capas y solo 
los espacios abiertos de las articulaciones sinoviales y las luces de los 
conductos vasculares están desprovistos de fibras de colágeno. Dicho 
de otro modo, todas estas distintas capas están unidas entre sí con 
fibras de colágeno que transmiten las fuerzas. (Fotografía por cortesía 
de Science Photo Library.)
9CAPÍTULO 1 Colocación de los raíles 
líneas miofasciales funcionales señaladas por autores previos que se 
describen más adelante en este capítulo, así como las inserciones 
musculares en el lecho ligamentoso descrito como el «saco interno» 
en el apéndice 127 y el reparto latitudinal de la tensión por los mús-
culos contiguos detallado en el trabajo de Huijing28, tambiénen 
el apéndice 1, son todas ellas vías alternativas para la distribución 
eficiente de las fuerzas miofasciales.)
Básicamente, el mapa de las vías anatómicas proporciona 
una «anatomía longitudinal», un bosquejo de las largas correas 
y bandas musculares del cuerpo que ofrece un complemento (y, 
en algunos casos, una alternativa) al análisis convencional de la 
acción muscular.
El análisis anatómico convencional podría denominarse la 
«teoría de los músculos aislados». Prácticamente todos los textos 
presentan la función muscular aislando un músculo esquelético 
concreto escindido por sus conexiones superiores e inferiores, sepa-
rado de sus inervaciones y vascularizaciones y divorciado de las 
estructuras adyacentes de la zona29–37. «¿Qué sucedería al esqueleto 
si este fuese el único músculo del cuerpo?»: la función de un mús-
culo se define exclusivamente por lo que sucede al aproximar sus 
inserciones proximal y distal o al resistir su separación (v. fig. 1.6). 
El punto de vista masivamente aceptado plantea que los músculos 
se insertan solo en los huesos, mientras que en realidad: 1) ningún 
músculo se inserta en un hueso en ninguna parte del cuerpo. 
El músculo sería una «hamburguesa» sin su fascia de inserción, y 
2) la mayoría de los músculos tienen varias inserciones clínicamente 
relevantes en los tejidos blandos aparte de su origen y su inserción 
(v. figs. 1.6 y 1.13).
En ocasiones, se describe la función de la miofascia en relación 
con las estructuras circundantes, como el papel que desempeña el 
vasto lateral a modo de «amplificador hidráulico» al empujar y, por 
tanto, pretensar el tracto iliotibial. De hecho, esta amplifica-
ción hidráulica sucede constantemente en todo el cuerpo (v. descripción 
de la tensegridad en el apéndice 1). Casi nunca se mencionan las 
conexiones longitudinales entre los músculos y las fascias, ni se 
explica su función (como, por ejemplo, la fuerte unión entre el 
tracto iliotibial y el músculo tibial anterior; v. fig. 1.7).
El dominio absoluto de nuestra forma actual de definir los 
músculos es en gran medida un artefacto de nuestro método de 
disección. Con el bisturí en la mano, es fácil separar los músculos 
individuales de los planos fasciales circundantes, lo que no significa 
que esto constituya el modo en el que el cuerpo esté biológicamente 
ensamblado o cómo organiza el movimiento. Uno podría preguntar-
se si el «músculo» es tan siquiera una división útil para la cinesiología 
del cuerpo humano. Nadie ha encontrado una representación del 
«deltoides» en el cerebro. El cerebro «piensa» en términos de uni-
dades neuromotoras individuales, por lo que divide el deltoides en 
al menos siete unidades de accionamiento diferentes38.
Si se ofrece una presentación aislada de cada músculo como 
la primera y la última palabra en la anatomía muscular (junto 
con la visión reduccionista e ingenua de que la complejidad de 
la estabilidad y el movimiento humanos pueden explicarse por la 
suma de la acción de todos los músculos individuales) hace que sea 
poco probable que la actual generación de terapeutas conciba el 
movimiento de forma diferente.
La eliminación del músculo como una unidad fisiológica puede 
resultar demasiado radical para que la mayoría de nosotros la acepte 
en la actualidad, pero podemos al menos afirmar que los terapeutas 
actuales deben cambiar su manera de pensar con respecto a este 
concepto de músculo aislado (v. fig. A1.6). Las investigaciones que 
apoyan este tipo de pensamiento globalizador se irán citando a 
medida que tratamos de superar la «acción» singular de un músculo 
para revelar su función sistémica. En este libro se reúnen las estruc-
turas miofasciales conectadas en esta imagen de los «meridianos 
miofasciales». Debemos dejar claro que las «vías anatómicas» no 
representan una ciencia confirmada (este libro supera los límites de 
la investigación) pero, al mismo tiempo, estamos muy satisfechos 
del modo en que estos conceptos funcionan en la práctica clínica y 
en la enseñanza del movimiento39,40.
Una vez reconocido el patrón específico de estos meridianos 
miofasciales y comprendidas sus conexiones, pueden aplicarse con 
facilidad para la evaluación y el tratamiento en una gran diversidad 
de técnicas terapéuticas y educativas, con el fin de favorecer el 
movimiento (fig. 1.14). Los conceptos pueden presentarse con dis-
tintos grados de detalle. El libro puede hojearse para hacerse una 
idea general, utilizando las ilustraciones junto con sus leyendas para 
recapitular la historia. El propio texto trata de lograr un equilibrio 
que cubra las necesidades del terapeuta instruido al tiempo que 
se mantiene al alcance de los deportistas, pacientes o estudiantes 
interesados (vídeo 6.25).
Visualmente, la comprensión del esquema de las vías anatómicas 
conducirá a una apreciación tridimensional de la anatomía mus-
culoesquelética y de los patrones corporales compensatorios en la 
actividad diaria y el rendimiento. La «percepción» de las vías ana-
tómicas se acepta con más facilidad entre los bailarines, luchadores 
y deportistas, porque viven en movimiento.
Desde el punto de vista clínico, la familiaridad con los meridia-
nos miofasciales ofrece unos conocimientos directamente aplicables 
del modo en el que los problemas dolorosos en un área del cuerpo 
pueden estar relacionados con otra área totalmente «silente» muy 
alejada del síntoma de presentación. De la utilización de esta pers-
pectiva de la «anatomía conectada» en los desafíos diarios que surgen 
durante la práctica de la terapia manual y de movimiento emergen 
nuevas e inesperadas estrategias de tratamiento, sobre todo para el 
dolor crónico.
Aunque en esta edición se presentan algunas pruebas promete-
doras de disección, aún le queda a la investigación mucho camino 
por recorrer antes de poder afirmar la realidad objetiva de estas 
líneas. Sería especialmente necesario un examen más detenido de 
los mecanismos de comunicación a lo largo de estos meridianos 
fasciales, incluidos los efectos inmediatos en términos de estabilidad 
articular en el deporte, así como a la hora de medir el resultado de 
las tracciones estructurales sostenidas sobre la postura. Por tan-
to, presentamos las vías anatómicas simplemente como un mapa 
alternativo potencialmente útil, una visión sistémica de algunas 
conexiones longitudinales en la miofascia parietal.
Vías anatómicas y meridianos miofasciales: 
¿qué hay detrás del término?
«Vías anatómicas» es un término descriptivo para el conjunto del 
planteamiento y una forma de hacer más divertido un tema bas-
tante denso, mediante una metáfora equiparable al conjunto de 
continuidades que se describen en este libro. La metáfora de las 
vías, las paradas, los exprés y los locales, entre otros, se usan a lo 
10 10 CAPÍTULO 1 Colocación de los raíles
largo de todo el texto. Una vía anatómica es un término equivalente 
a meridiano miofascial.
La palabra «miofascia» transmite la idea de conjunto, la natura-
leza inseparable del tejido muscular (mio-) y su red acompañante de 
tejido conjuntivo (fascia), de la cual aparece una completa discusión 
en el apéndice 1 (vídeo 6.20).
La manipulación de las miofascias ha tenido una amplia difu-
sión entre los masajistas terapéuticos, osteópatas y fisioterapeutas 
desde diversas fuentes modernas. Entre ellas se incluye el trabajo 
de osteópatas, fisioterapeutas y mi primera profesora, la Dra. 
Ida Rolf (fig. 1.15)41, así como de otros autores, muchos de los 
cuales reclaman la originalidad de sus trabajos42. Todos ellos, 
en realidad, forman parte de una cadena continua de sanadores 
experimentados que se remontan hasta Esculapio y sus primeros 
«hospitales» en la antigua Grecia y desde ahí hasta las nieblas 
de la prehistoria43,44.
Aunque el término «miofascial» ha ganado aceptación en los 
últimos 20 años, reemplazar el término «muscular» en algunos 
textos, mentes y marcas comerciales aún lleva a confusión. De 
hecho, en la aplicación de muchas terapias «miofasciales»,las 
técnicas impartidas se centran en los músculos individuales (o 
unidades miofasciales, para ser más exactos), y no abordan espe-
cíficamente el aspecto comunicativo de las miofascias a través de 
las largas líneas y los extensos planos del cuerpo45,46. El enfoque 
de las vías anatómicas añade la dimensión de conectividad a nues-
tras consideraciones visuales, motrices y de palpación durante 
la valoración y el tratamiento que cubre una necesidad actual 
de una visión global de la estructura y el movimiento humanos 
(fig. 1.16).
En cualquier caso, el término «miofascial» es únicamente una 
innovación terminológica, ya que siempre ha sido imposible, sea 
cual sea la denominación que se le dé, establecer contacto con 
el tejido muscular en cualquier momento o lugar sin contactar 
también con el tejido conjuntivo o fascial que lo acompaña y, por 
tanto, influir en él. Incluso esta afirmación es incompleta, ya que 
casi todas nuestras intervenciones entrarán también en contacto 
necesariamente con las células y los tejidos epiteliales, vasculares 
y nerviosos, y afectarán a su función y perfusión. No obstante, el 
enfoque detallado en este libro ignora en gran medida los efectos 
sobre estos otros tejidos para concentrarse en un aspecto concreto 
de los patrones de organización (o del diseño, si así lo prefiere) del 
«cuerpo fibroso» en el adulto humano erguido. Este cuerpo fibroso 
está constituido por toda la red de colágeno, que incluye todos 
los tejidos de revestimiento y fijación de los órganos, así como el 
colágeno de los huesos, cartílagos, tendones, ligamentos, la piel y 
las miofascias.
El término «miofascias» define nuestra visión de las fibras mus-
culares incluidas en sus fascias asociadas (como en las figs. 1.9, 1.11 
y A1.19). Siguiendo el principio básico de este libro (la naturaleza 
unitaria de la red fascial), podría hacerse referencia a este tejido en 
su forma singular: miofascia. No habría necesidad de utilizar el 
• Fig. 1.15 La Dra. Ida P. Rolf (1896-1979), creadora de la integración 
estructural, un tipo de manipulación miofascial. (© Tom Myers, por 
cortesía de Marvin Solit.)
• Fig. 1.14 El acortamiento en los meridianos miofasciales o su des-
plazamiento se puede observar en bipedestación o en movimiento. 
Su evaluación conducirá a estrategias terapéuticas con un enfoque 
global. ¿Puede observar las imágenes (A)-(C) y ver el acortamiento 
de la línea lateral izquierda y los desplazamientos del plano fascial, sobre 
todo en la columna vertebral y el cuello, después del tratamiento de 
integración estructural en (D)-(F)? (www.anatomytrains.com – vídeo 
ref.: BodyReading, 101; para una explicación de las líneas, v. cap. 11) 
(Fotografías por cortesía del autor.)
11CAPÍTULO 1 Colocación de los raíles 
plural, ya que se forma como una única estructura y se mantiene 
como tal. Únicamente un bisturí genera el plural.
El término «continuidad miofascial» describe la conexión 
entre dos estructuras longitudinales adyacentes y alineadas dentro 
de la red estructural. Existe una «continuidad miofascial» entre 
los músculos serrato anterior y oblicuo externo del abdomen 
(v. fig. 1.6). La locución «meridiano miofascial» describe una serie 
interconectada de estos tractos de fibras y músculos. En otras 
palabras, una continuidad miofascial es una porción local de un 
meridiano miofascial. El serrato anterior y el oblicuo externo del 
abdomen forman parte de la banda más extensa que constituye la 
región superior de la línea espiral que envuelve al torso (fig. 1.16, 
y v. cap. 6).
La palabra «meridiano» suele emplearse en el contexto de las 
líneas de transmisión de energía en el ámbito de la acupuntura47–49. 
Para evitar confusiones: las líneas de los meridianos miofasciales 
no son los meridianos de la acupuntura, sino líneas de tensión 
basadas en la anatomía occidental clásica, líneas que transmiten 
tensión y retroceso elástico, facilitando así el movimiento y pro-
porcionando estabilidad a lo largo de la miofascia que se dispone 
alrededor del esqueleto. Aunque claramente guardan una cierta 
similitud con los meridianos de la acupuntura, no son equiva-
lentes (para una comparación, v. apéndice 4, pág. 339). Para el 
autor, el uso de la palabra «meridianos» tiene más relación con 
los meridianos y paralelos que rodean la Tierra (fig. 1.17). De la 
misma manera, estos meridianos rodean el cuerpo, definiendo 
su geografía y geometría dentro de la miofascia, la geodesia de la 
tensegridad móvil del cuerpo.
Este libro plantea el modo en que estas líneas de tensión influ-
yen en la estructura y la función del cuerpo en cuestión. Aunque 
pueden definirse múltiples líneas de tensión y los individuos pueden 
establecer tensiones y conexiones únicas como resultado de altera-
ciones del desarrollo, lesiones, adherencias o actitudes (vídeo 1.4), 
este texto define 12 continuidades miofasciales que se emplean 
habitualmente en lo relativo a la estructura humana. Incluiremos 
las «reglas» para la construcción de un meridiano miofascial para 
que el lector experimentado pueda construir otras líneas, lo que 
puede resultar útil en ciertos casos. La fascia corporal presenta una 
versatilidad omnidireccional y puede resistir otras líneas de tensión, 
además de las que se enumeran aquí, generadas por movimientos 
inusuales o extraños; lo que se aprecia fácilmente en cualquier niño 
inquieto. Aunque nos encontramos razonablemente seguros de que 
puede elaborarse un completo plan terapéutico con las 12 líneas 
que hemos incluido, estamos abiertos a las nuevas ideas que otras 
exploraciones o investigaciones más exhaustivas saquen a la luz 
(v. apéndice 3, pág. 327).
En el capítulo 2 se establecen estas reglas y el ámbito de apli-
cación para construir un meridiano miofascial. En los capítulos 3 
a 9 se presentan las vías anatómicas y plantean algunas de las 
implicaciones de cada línea en el movimiento y en el tratamiento. 
El capítulo 3, «Línea posterior superficial», se presenta con todo 
detalle para clarificar el concepto de vías anatómicas. Los capítulos 
siguientes sobre el resto de los meridianos miofasciales emplean 
la terminología y el formato desarrollados en este capítulo. Su 
lectura previa puede resultar útil, sin importar cuál sea la línea de 
interés. En el capítulo 10 se abordan las aplicaciones a la práctica 
del movimiento, y el capítulo 11 se centra en la evaluación global 
y los aspectos estratégicos; ambos tratan de ser útiles a la hora de 
aplicar el concepto de vías anatómicas, con independencia del 
método de tratamiento.
Después de los capítulos sobre las «líneas», en el apéndice 1 se 
recogen más detalles sobre varios aspectos del entramado fascial, 
• Fig. 1.16 El esplenio del cuello (izquierda) está conectado, a través 
de las apófisis espinosas, con el romboides del lado opuesto, que, a 
su vez, se encuentra firmemente ligado al serrato y se continúa con la 
fascia abdominal hasta la cadera homolateral. Esta serie de conexiones 
miofasciales que, por supuesto, se repiten en el lado opuesto, son bási-
cas en la capacidad de rotación del tronco que poseen los mamíferos 
y se detallan en el capítulo 6, «Línea espiral». (www.anatomytrains.com 
– vídeo ref.: Anatomy Trains Revealed) (Fotografía por cortesía del autor.)
• Fig. 1.17 Aunque los meridianos miofasciales coinciden en cierta 
forma con las líneas meridionales de la medicina asiática, no son equi-
valentes. Piense en estos meridianos como los que definen la «geo-
grafía» del sistema miofascial. Compare el meridiano del pulmón que 
se muestra aquí con la figura 7.1: la línea frontal profunda del brazo. 
Véase también el apéndice 4.
12 12 CAPÍTULO 1 Colocación de los raíles
con actualizaciones sobre las vías de investigación actuales. Entre 
ellas hay investigaciones recientes sobre la remodelación después 
de la lesión y la respuesta elástica a los nuevos desafíos del entre-
namiento, además de exponer la historia recientemente revelada 
del «intersticio»: el modo en el quela perfusión actúa entre los 
geles y las células de todos los demás sistemas corporales. Otra 
novedad de esta edición es un intento inicial de mapear estas 
líneas en un cuadrúpedo, así como un esquema mejorado del 
protocolo que se enseña en nuestro curso de certificación sobre 
integración estructural de las vías anatómicas.
Historia
El concepto de vías anatómicas surge de nuestra experiencia en la 
enseñanza de la anatomía miofascial a distintos grupos de profesio-
nales de terapias «alternativas», incluidos profesionales de la inte-
gración estructural en la escuela de Ida Rolf, masajistas, osteópatas, 
psiquiatras, matronas, bailarines, profesores de yoga, fisioterapeutas, 
especialistas en rehabilitación y entrenadores deportivos de todo el 
mundo. Lo que empezó literalmente como un juego, una ayuda 
para la memorización de los estudiantes, se transformó lentamen-
te durante la década de 1990 en un sistema que merecía la pena 
compartir. Animado a escribirlas por el difunto Dr. Leon Chaitow, 
estas ideas vieron la luz por primera vez en el Journal of Bodywork 
and Movement Therapies en 1997.
Partiendo de los círculos anatómicos y osteopáticos hacia el más 
amplio mundo de la terapia de las partes blandas, el concepto de 
que la fascia conecta la totalidad del cuerpo en una red interminable 
(The Endless Web)50 ha ido ganando terreno. No obstante, también 
por dicha generalización, el estudiante puede estar razonablemente 
confuso con respecto a si se debe abordar un hombro rígido rebelde 
trabajando sobre las costillas, sobre la cadera o sobre el cuello. No 
existe una respuesta específica para las preguntas lógicas que surgen 
a continuación: «¿cómo se conectan exactamente?» o «¿están unas 
partes más conectadas que otras?», pero este libro constituye un 
intento de responder a estas y otras preguntas formuladas por mis 
estudiantes.
En 1986, el Dr. James Oschman51,52, un biólogo de Woods 
Hole que ha llevado a cabo una exhaustiva búsqueda bibliográfica 
en campos relacionados con la curación, me entregó un artículo 
del antropólogo sudafricano Raymond Dart sobre la relación 
de doble hélice que presentan los músculos del tronco53. Dart 
no había desenterrado este concepto de terrenos del australo-
piteco de las llanuras de Sudáfrica, sino de su experiencia como 
un estudiante de la técnica Alexander54. La disposición de las 
interconexiones musculares que Dart describió se incluye en este 
libro como parte de lo que he denominado la «línea espiral», y 
su artículo fue el detonante de un viaje de descubrimiento que 
condujo a las continuidades miofasciales que presentamos aquí 
(fig. 1.18). El estudio de las disecciones, la aplicación clínica e 
interminables horas de enseñanza y estudio de libros antiguos 
(incluida la fascinante biblioteca de la Universidad de Padua, por 
cortesía de la Dra. Carla Stecco) ha refinado el concepto original 
llevándolo a su estado actual.
En esta década, hemos buscado formas eficaces de representar 
estas continuidades para facilitar su comprensión y observación 
(vídeo 2.2). Por ejemplo, la conexión entre el bíceps femoral y el 
ligamento sacrotuberoso está bien documentada, mientras que 
la interconexión fascial entre los isquiotibiales y el gastrocne-
mio, que podemos apreciar en la parte inferior de la figura 1.19 
se representa con menos frecuencia. Estos forman parte de una 
continuidad que se extiende de la cabeza a los pies, denomi-
nada línea posterior superficial, que hemos extraído intacta 
en disecciones tanto de tejido fresco como de tejido fijado 
(v. fig. 1.13).
La forma más sencilla de representar estas conexiones es 
mediante una línea geométrica de tensión que pasa de una «para-
da» (inserción muscular) a otra. Esta visión unidimensional se 
incluye en cada capítulo (fig. 1.20). Otra forma de plantearse 
estas líneas es como parte de un plano fascial, especialmente las 
hojas superficiales y la «malla» fascial de la hoja profunda; esta 
«área de influencia» bidimensional también se incluye en las líneas 
superficiales (fig. 1.21). Por supuesto, estas cadenas musculares y 
sus fascias acompañantes constituyen un volumen tridimensional, 
y esta visión volumétrica se recoge en tres vistas al principio de 
cada capítulo (fig. 1.22).
• Fig. 1.18 Aunque el artículo original de Dart no contenía ilustracio-
nes, este dibujo de Manaka muestra el mismo patrón discutido por 
el primer autor, parte del cual corresponde a lo que llamamos la línea 
espiral. (Reproducido con autorización de Matsumoto K, Birch S, Hara 
Diagnosis: Reflections on the Sea. Paradigm Publications; 198833 con 
autorización.)
13CAPÍTULO 1 Colocación de los raíles 
Se han desarrollado vistas adicionales de las vías anatómicas 
en movimiento y se siguen desarrollando para nuestros vídeos 
(fig. 1.23). Se han utilizado instantáneas de estas fuentes donde se 
ha considerado que arrojan luz sobre el tema. Del mismo modo, 
hemos empleado imágenes de acción y bipedestación sobre las que 
se han superpuesto las líneas para transmitir una idea de su estado 
in vivo (figs. 1.24 y 1.25; v. fig. 10.1; vídeo 6.25).
Aunque no he visto las continuidades miofasciales descritas en 
profundidad en ningún sitio, me sentí a la vez desilusionado (al 
afirmar que mis ideas no eran completamente originales) y aliviado 
(al afirmar que no andaba muy desencaminado) al descubrir, des-
pués de haber publicado una primera versión de estas ideas55,56, 
que algunos anatomistas alemanes, como Hoepke y Benninghof-
Guertler, en la década de 1930, en gran parte ocultos tras el Tercer 
Reich (fig. 1.26)57, habían realizado trabajos similares. También 
existen ciertas similitudes con las chaînes musculaires de Françoise 
Mézière58,59 (ampliadas por Leopold Busquet), a quien me pre-
sentaron antes de finalizar este libro. Estas chaînes musculaires se 
basan en conexiones funcionales (pasando, por ejemplo, desde el 
cuádriceps a través de la rodilla hasta el gastrocnemio y el sóleo, 
que están conectados funcionalmente en un salto) mientras que 
las vías anatómicas se basan en conexiones fasciales directas. Los 
diagramas del difunto anatomista alemán Tittel, más modernos, 
también se basan en conexiones funcionales, más que en vínculos 
tisulares reales (fig. 1.27)60. Todos estos «mapas» coinciden en 
cierta medida con las vías anatómicas y desde aquí se reconocen 
y agradecen estos trabajos pioneros.
Desde su publicación inicial, también he descubierto el trabajo 
de Andry Vleeming y cols. sobre las «bandas fasciales» y su parti-
cipación en la fuerza de cierre de la articulación sacroiliaca61,62 y, 
especialmente, la aplicación clínica de este trabajo llevada a cabo por 
la incomparable Diane Lee61,63 (fig. 1.28). En términos generales, 
• Fig. 1.21 Línea posterior superficial en un plano bidimensional: su 
área de influencia.
• Fig. 1.19 Los isquiotibiales tienen una clara continuidad fascial con 
las fibras del ligamento sacrotuberoso. También existe una continuidad 
fascial entre los tendones distales de los isquiotibiales y las cabezas 
del gastrocnemio, pero, a menudo, esta conexión se secciona y rara 
vez se representa. (Fotografía por cortesía del autor; disección de los 
Laboratories of Anatomical Enlightenment.)
• Fig. 1.20 Línea posterior superficial en una sola dimensión: única-
mente la línea de tensión.
14 14 CAPÍTULO 1 Colocación de los raíles
• Fig. 1.23 Imagen del programa en DVD-ROM Primal Pictures sobre 
las vías anatómicas. (Imagen por cortesía de © Informa UK Ltd (trading 
as Primal Pictures), 2020. Primal Pictures, an Informa business www.
primalpictures.com, www.anatomy.tv)
• Fig. 1.22 Línea posterior superficial mostrada como un volumen 
tridimensional: los músculos y las fascias participantes.
• Fig. 1.24 Líneas en acción durante el ejercicio (v. cap. 10). En esta 
imagen, la línea frontal superficial está elongada, tonificada y estirada 
por la flexión de la espalda, la flexión de la rodilla y la flexión plantar del 
pie. La línea posterior superficial

Continuar navegando