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ensayo PARO NACIONAL

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ACERCA DE ECUADOR, PARO NACIONAL
Los hechos ocurridos en el país entre el 03 y 13 de octubre nos hacen reflexionar sobre la sociedad ecuatoriana, en donde, se han puesto de manifiesto los aspectos de una sociedad que aún le falta mucho para formar un estado tolerante, respetuoso y congruente. El presente ensayo pretende abordar diversos temas que se evidenciaron durante las protestas de una manera neutral, no obstante, se dejará abierta la posibilidad de que al final del ensayo se llegué a una conclusión que podría tener más o menos alguna que otra inclinación. 
Para empezar, es necesario entender el porqué de las masivas protestas recientes. Dado a que el estado ecuatoriano posee una deuda insostenible desde hace ya varios años, el presidente actual tomó la decisión de implementar nuevas medidas económicas, entre ellas la de quitar los subsidios a los combustibles (el subsidio a la gasolina súper ya se había eliminado). En consecuencia, el primer sector directamente afectado, era el de los transportistas, quienes convocaron a un paro nacional el día posterior al anuncio de las medidas económicas. 
Antes de continuar, es oportuno aclarar algo que algunos no saben o no entienden, y es que las nuevas medidas económicas se plantean en el contexto de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, a quien se le debe una importante suma de dinero. El presidente y su gabinete afirman que las medidas tomadas son necesarias y se resaltan los beneficios de las otras medidas económicas. Muchos no están a favor de estas medidas, pero les toca aceptarlas, esperando que no haya una diferencia demasiado grande en la economía personal. 
Otros, inmediatamente llegaron a algo que en debate se le denomina pendiente resbaladiza, es decir que, si se eliminan los subsidios, los precios del pasaje subirán, y de esa manera también los víveres debido a los costos de transportación, además de eso, en la producción tanto de alimentos como de algún otro artículo de uso general, las maquinas e instrumentos empleados requieren de combustibles y por ende cuesta más dinero producir, el consumidor final es el que tiene que pagar. Incluso, y de manera inevitable, se llegó a pensar que la situación en Ecuador se volvería como la situación en Venezuela. 
Algo que sería mi opinión personal sobre aquellas conclusiones, es que tanto los transportistas y en especial los comerciantes, de manera deliberada y sin calcular y analizar bien los nuevos costos de los recursos necesarios para su trabajo, empezaron a subir los precios casi de manera inmediata. Lo cual, en mi opinión era demasiado pronto para determinar el impacto de la eliminación de los subsidios en la economía de las personas. 
Una vez iniciadas las propuestas por los transportistas, se pone de manifiesto una de las primeras problemáticas del país: la delincuencia y violencia. No voy a profundizar en las causas de aquello, pero si en enfatizar que esto ya era conocido por todos y que uno de las dificultades en las protestas tendrían que ver con aquello. Ante eso, era deber de la policía asegurar que las protestas se desarrollen de manera pacífica y sin perjudicar a la ciudadanía. 
Los actos disruptivos me despiertan una inquietud como futura psicóloga clínica, dado a que algunos de estos actos se enmarcan en el pensamiento anarquista, cuyo pilar fundamental es “destruir para construir”. Y aparentemente los anarquistas no salen a una protesta por ellos mismos, ya que saben que van a ser reprimidos, sino que esperan a otros protestantes para luchar por lo que ellos creen en un contexto en donde las causas de muchos se mezclan. Aquello hace mucho más difícil la tarea de asegurar la integridad de las personas, pues entre destrucción de bienes y ataques a la policía, estos últimos recurren a usar el armamento que ellos disponen para suprimir los ataques. 
Tras dos días de paro de los transportistas, se accedió a lo que ellos esperaban, lo cual era un permiso para subir los precios al pasaje, por lo que los dirigentes dan por finalizado el paro. No obstante, por otro lado, específicamente en la región sierra, un gran grupo de indígenas se dirigían a Quito para protestar contra las nuevas medidas. En este punto de aquí, se observa la incredibilidad de muchos de los ecuatorianos al ver que una comunidad que casi nunca se pronuncia antes las resoluciones del Estado, se levanten y hagan escuchar su voz. 
En este punto, es donde los intereses políticos entran en escena, por un lado, el presidente acusa a el anterior mandatario como el responsable de las protestas y actos vandálicos. Algunos acuerdan con él, en argumentar que los ecuatorianos piden que regrese el autoritarismo del anterior gobierno y afirman que: 
Cuando alcanzamos un espacio de libertades y derechos, no sabemos qué hacer con ello porque no hemos aprendido el ejercicio de la palabra. Entonces, periódicamente convulsionamos, pervertimos la protesta y la convertimos en agresión generalizada, mostramos nuestra vieja inclinación golpista sin asumirla, fabricamos el hecho consumado y posteriormente volvemos a lo mismo, una vez pasada la crisis epiléptica. (p.1)
Lo que intenta argumentar Sandoval, es que las protestas tienen como trasfondo que el pueblo pide que regrese Rafael Correa, y que todo se trata de aquello. Tengo que estar en desacuerdo con lo propuesto por el autor, pues, si bien es cierto que algunas personas expresaban a través de redes sociales su deseo de que Correa regrese; y también puede que en las protestas haya alguna que otra persona partidaria de aquella idea; eso no significa que los motivos de todos y cada uno de los indígenas para protestar tengan que ver con aquello. Es más, muchos de ellos aclararon que no tenían bandera, que no se trataba de un partido político, puesto que estaban allí para exigir sus derechos. Derechos que no han sido tomados en cuento durante décadas. 
El gobierno y la policía eran los responsables de garantizar la seguridad de la ciudadanía, lo cual debería de incluir a todos, tanto a los que protestan como a los que no. Sin embargo, eso no se dio de esa forma, según el informe del defensor del Pueblo Freddy Carrión, la mayoría de las detenciones fueron arbitrarias e ilegales. Lo cual pone de manifiesto la represión y la poca seguridad que ofrece la institución policial. 
Ahora 
Un acuerdo entre manifestantes y la policía, en donde se establezca que la presencia policial es para garantizar una protesta libre y sin conflictos, en donde ante alguna persona que inicio actos delictivos o de violencia, la policía actue retirando conforme a la ley a tal persona, sin excesos y de manera inteligente; no arbitraria.

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