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502 An Pediatr 2003;58(5):502-10 CARTAS AL EDITOR La bacteriemia oculta, per se, no es una forma de enfermedad invasora Sr. Editor: Hemos leído con interés los artículos publicados en ANALES DE PEDIATRÍA, referentes a la enfermedad neumocócica invasora. Hemos constatado en la mayoría de ellos un grave error de con- cepto, el cual conduce a que los datos epidemiológicos reales no sean los reflejados en algunos de esos estudios, o bien que los términos clínicos no se hayan empleado adecuadamente en la redacción de los artículos. Además, ese error de concepto puede inducir a la adquisición de conocimientos erróneos por parte de aquellos pediatras en formación que leen ANALES DE PEDIATRÍA. Fundamentalmente por este segundo motivo nos he- mos decidido a redactar esta carta, ya que nos preocupa la ade- cuada formación de los futuros pediatras de nuestro país. El error de concepto radica en que algunos de esos artícu- los1-4 mencionan e incluyen la bacteriemia oculta como forma de enfermedad invasora y/o definen la infección invasora como el aislamiento del patógeno en cualquier líquido estéril, con in- dependencia de la sintomatología. Aunque en la bibliografía anglosajona5-7 también se cita este error de concepto, no por ello nosotros debemos incurrir en él. La bacteriemia se define como el aislamiento de bacterias en la sangre, demostrada por hemocultivo, que puede presentar sín- tomas o no8-10. De acuerdo con esta definición y con los cono- cimientos actuales sobre patogenia y patocronia de la enferme- dad, la bacteriemia oculta, per se, no debe considerarse una forma de enfermedad bacteriana invasora11. Conviene recordar, brevemente, la patogenia de la enferme- dad invasora por Streptococcus pneumoniae y por otros gérme- nes, como Neisseria meningitidis y Haemophilus influenzae, que son patógenos exclusivos del hombre y se transmiten de persona a persona a través de la vía aérea12. Cuando alguno de estos patógenos llega a un individuo coloniza la nasofaringe y se adhiere a la mucosa. Puede habitar en ella, durante un tiempo determinado, sin provocar enfermedad alguna –portador asin- tomático13-15– o provocar una infección localizada (enfermedad no invasora). La forma clínica más frecuente de enfermedad bacteriana no invasora, sobre todo por neumococo, es la otitis media aguda16; aunque también pueden originar sinusitis, farin- goamigdalitis, bronquitis y neumonía no bacteriémica. En oca- siones, cuando fallan los mecanismos de defensa local (respues- ta inflamatoria local, barrera mucosa y/o flora saprofita), el germen pasa a la sangre y provoca bacteriemia. Una vez en la sangre, el microorganismo puede permanecer en ella durante un tiempo limitado, sin provocar ninguna sintomatología o sólo un pico febril sin otra sintomatología (bacteriemia oculta); pero en ocasiones origina una enfermedad grave (enfermedad invasora). Las formas clínicas de enfermedad neumocócica invasora son: neumonía bacteriémica, meningitis, sepsis, artritis, osteomielitis, celulitis y endocarditis, fundamentalmente; pero nunca debe ser considerada enfermedad invasora la bacteriemia oculta, ya que es posible en la práctica clínica obtener hemocultivos posi- tivos de niños febriles que son dados de alta sin tratamiento an- tibiótico alguno y que permanecen asintomáticos posteriormen- te. En algunos de estos niños se inicia antibioticoterapia al alta, antes de recibir el resultado del hemocultivo, pero esos casos tampoco llegan a desarrollar enfermedad invasora y queda la duda de si la hubiesen desarrollado sin tratamiento. Estas dos si- tuaciones son las que deben denominarse bacteriemia oculta, pero en ningún caso deberían incluirse en el grupo de enfer- medades invasoras. Cuando la bacteriemia se acompaña de otros síntomas o sig- nos clínicos, ya no debe designarse como bacteriemia oculta y, en muchas ocasiones, el cuadro clínico será compatible con una sepsis. Según la definición actualmente aceptada8,9,17, la sepsis es la respuesta inflamatoria sistémica a la infección, que se manifiesta por una serie de síntomas y signos clínicos: fiebre superior a 38 °C o hipotermia inferior a 36 °C, taquicardia, ta- quipnea y leucocitosis o leucopenia, con desviación a la iz- quierda en la fórmula leucocitaria. Se considera sepsis grave aquella que se acompaña de disfunción orgánica, hipoperfu- sión tisular o hipotensión. La sepsis con hipoperfusión tisular e hi- potensión mantenida a pesar de fluidoterapia adecuada, se deno- mina shock séptico; como ya definió Hipócrates en al año 400 a.C., al decir: “...El paciente febril con las extremidades frías tiene mal pronóstico...”. Por tanto, la bacteriemia que se acompa- ña de esos síntomas y signos clínicos, deja de ser bacteriemia ocul- ta y debe ser denominada sepsis, sepsis grave o shock séptico. En resumen, consideramos que en los estudios epidemiológi- cos cuyo objetivo es conocer la incidencia de enfermedad neu- mocócica invasora, debe hablarse de sepsis en vez de bacterie- mia oculta, si la sintomatología se adapta a su definición; y no incluir en las tasas de incidencia a aquellos pacientes con hemo- cultivo positivo, pero sin síntomas, es decir, con bacteriemia oculta. En todo caso, el grupo con bacteriemia oculta que reci- biese tratamiento antibiótico podría ser denominado como “pro- bable” enfermedad invasora, ya que nunca la llegó a desarrollar. Las importantes diferencias de incidencia de enfermedad neu- mocócica invasora observadas en los estudios epidemiológicos realizados en nuestro país3,4, incluso en zonas geográficas coin- cidentes1,18, radican en este error conceptual y en las diferen- cias en la práctica médica, en cuanto a la frecuencia de realiza- ción de hemocultivos en cada estudio, como se ha demostrado anteriormente19. Ya que, excluidos los casos de bacteriemia oculta, las tasas de incidencia de auténtica enfermedad invasora son muy similares en las distintas regiones españolas1,3,18,20 y concordantes con las de otros países europeos5-7,21-23. 134 Documento descargado de http://zl.elsevier.es el 25/05/2014. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. An Pediatr 2003;58(5):502-10 503 Cartas al Editor Por ello, consideramos que es fundamental unificar criterios y excluir la bacteriemia oculta de las formas de enfermedad in- vasora, porque no lo es; aunque la literatura científica anglosa- jona siga cometiendo ese grave error conceptual. Así se evitará la publicación de diferencias tan significativas en las tasas de incidencia de las distintas áreas geográficas de nuestro país, que muy probablemente no son reales y que no contribuyen a clarificar la situación epidemiológica actual. Independientemente de lo expresado en los párrafos anterio- res, que son apreciaciones puramente conceptuales y sólo pre- tenden ayudar a la uniformidad de los estudios epidemiológicos; desde un punto de vista estrictamente clínico cabe recordar que el aislamiento en sangre de un germen patógeno, como Strep- tococcus pneumoniae, ha de ser vigilado estrechamente por el pediatra. En algunas ocasiones ese hemocultivo positivo no se acompañará de manifestaciones clínicas, excepto el pico febril que motivó la extracción del hemocultivo (bacteriemia oculta); pero en otros casos persistirá la fiebre u otros signos clínicos de riesgo de padecer enfermedad invasora y en estas situaciones será necesario un tratamiento antibiótico adecuado24,25. Finalmente, como hemos afirmado en artículos previos26; es necesario insistir en que, dada la alta morbimortalidad de la en- fermedad neumocócica invasora26-28 e independientemente de las tasas de incidencia, como pediatras que trabajamos a la ca- becera del niño críticamente enfermo consideramos que está indicada la inmunización generalizada de todos los niños meno- res de 2 años con la vacuna conjugada heptavalente, la cual ha demostrado ser segura y eficaz en la prevención de esta enfer- medad29. J.A. Soult Rubio y M. Muñoz Sáez Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos. HospitalInfantil Virgen del Rocío. Sevilla. España. Correspondencia: Dr. J.A. Soult Rubio. Ecuador, 1. Maestranza S. Verde. 41120 Gelves. Sevilla. España. Correo electrónico: jasoult@terra.es BIBLIOGRAFÍA 1. Bernaola E, Arístegui J, Herranz M, García C, Fernández C y Grupo de Estudio de Enfermedad Invasora Neumocócica en el País vasco y Navarra. Estudio de la incidencia de enfermedad neumocócica invasora entre 0-5 años en el país vasco y Nava- rra. An Esp Pediatr 2002;57:301-9. 2. Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pedia- tría. Incidencia de la infección neumocócica invasora en niños menores de 2 años. Vacuna heptavalente. Situación en España. An Esp Pediatr 2002;57:287-9. 3. Pérez C, Solís G, Miguel D, Iglesia P, Viejo G, Martín MA. Fac- tores predictivos de enfermedad neumocócica invasora: Estu- dio de casos y controles. An Esp Pediatr 2002;57:310-6. 4. Pineda V, Pérez A, Domingo M, Larramona H, Segura F, Fonta- nals D. Neumonía neumocócica bacteriémica. An Esp Pediatr 2002;57:408-13. 5. 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Meningitis neumocócica: características epidemiológicas, clínicas y bacteriológicas. An Esp Pediatr 2001;55:315-20. 135 Documento descargado de http://zl.elsevier.es el 25/05/2014. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Cartas al Editor 504 An Pediatr 2003;58(5):502-10 27. Asensi F, Otero MC, Pérez D, Gregori P, Ortí A. Meningitis neu- mocócicas. An Esp Pediatr 2001;54:188. 28. Pikis A, Kavaliotis J, Tsikoulas J, Tsikoulas P, Venzon D, Manios S. Long-term sequelae of pneumococcal meningitis in children. Clin Pediatr 1996;2:72-8. 29. Black S, Sinefield H, Fireman B, Lewis F, Ray P, Hansen JR, et al. Efficacy, safety and immunogenicity of heptavalent pneu- mococcal conjugate vaccine in children. Pediatr Infect Dis J 2000;19:187-95. Paro cardiorrespiratorio relacionado con examen oftalmológico en prematuros Sr. Editor: La retinopatía del prematuro (ROP) es una enfermedad reti- niana vasoproliferativa multifactorial, cuya incidencia aumenta de forma inversamente proporcional a la edad gestacional. Aproximadamente el 65 % de los recién nacidos menores de 1.250 g y el 80 % de los menores de 1.000 g desarrollan algún grado de ROP1. Debido a la inexistencia de signos o síntomas clínicos preco- ces que indiquen el desarrollo de la ROP, es preciso un estudio precoz y regular, consistente en un examen con oftalmoscopia indirecta, que según la edad gestacional y peso de los recién na- cidos debe programarse entre las 4 y 6 semanas de vida, según la mayoría de los grupos de trabajo2. La preparación del neonato para la realización de la explora- ción consiste principalmente en conseguir una buena dilatación pupilar que facilite el trabajo del oftalmólogo que va a realizar- la. Existen diferentes protocolos para conseguir la dilatación pupilar, en la mayoría de ellos se utiliza ciclopentolato (CP) y fe- nilefrina (FF) tópica a diferentes concentraciones (CP 0,2 %; 0,5%; 1% y FF 1%; 2,5%)3-5. Se presentan 2 casos de prematuros afectados de enferme- dad pulmonar crónica (EPC) que presentaron pausas de apnea y paro cardiorrespiratorio tras la realización de oftalmoscopia con la pauta de dilatación pupilar protocolizada en nuestro centro. Caso 1. Lactante de 4 meses de vida, mujer, con antecedentes de gran inmadurez (25 semanas de edad gestacional) y 950 g de peso al nacimiento, que precisó ventilación mecánica durante los primeros 2 meses de vida, afectada de EPC en tratamiento con budesonida y salbutamol inhalados junto con oxigenoterapia continua. Para el cribado de ROP se inició tratamiento tópico con 1 gota de fenilefri- na 10% y otra de ciclopentolato al 1% en cada ojo. Se repitió la do- sis a los 15 min y se realizó el examen retiniano. A los 20 min de ter- minado el estudio la paciente presentó pausas de apnea, descenso de la saturación de oxígeno por debajo del 80% y bradicardia grave que finaliza en paro cardíaco, precisando reanimación cardiopulmo- nar y ventilación mecánica. A las 24 h de su estancia en la unidad de cuidados intensivos pediátricos (UCIP) se encuentra asintomáticay sin aparición de nuevos episodios apneicos. Caso 2. Lactante de 3 meses de vida, varón, antecedentes de pre- maturidad (edad gestacional 29 semanas), 1.110 g de peso al naci- miento, que precisó ventilación mecánica por enfermedad de la membrana hialina (EMH) durante 4 días y oxigenoterapia durante 3 meses. Afectado de EPC y en tratamiento con budesonida y sal- butamol inhalados, oxigenoterapia continua y vitamina D3. Se inició preparación para cribado de ROP con 1 gota en cada ojo de FF 10% y CP al 1 % y se repite dosis a los 15 min, realizándose el estudio. Aproximadamente a la hora de haber finalizado la exploración, apa- rece de manera brusca episodio de desaturación y bradicardia grave con 30 lat./min, que precisa ventilación con bolsa autohinchable y maniobras de reanimación cardiopulmonar, precisando traslado a la UCIP donde permaneció 24 h sin nuevos episodios. La exploración/cribado de ROP es una técnica habitual en los recién nacidos prematuros, llevada a cabo, en nuestro hospital, por oftalmólogos expertos. Es frecuente, tras la realización de esta exploración, observar cambios en el comportamiento del lactante, normalmente infravalorados, como pueden ser el recha- zo parcial al alimento, bocanadas, náuseas, etc.4-7. Se presentan estos 2 casos como posibles efectos secundarios graves de la pre- medicación para realizar esta prueba. La etiopatogenia de estos acontecimientos podría ser explicada por varias causas: 1. Reflejo oculocardio8,9. Reflejo que puede provocar apneas graves durante el acto exploratorio; sin embargo, en nuestros ca- sos, la sintomatología se puso de manifiesto hasta 1 h después de terminado el examen. 2. Efecto tóxico de la FF debido a la concentración elevada empleada (10%). Considerando este apartado, debería existir un número mayor de casos registrados en nuestro centro, ya que aproximadamente se realizan unas 380 exámenes oftalmológicos para cribado de ROP anuales, sin constancia de efectos adversos graves en los últimos 6 años, excepto los comunicados. 3. Reacción idiosincrásica de estos lactantes unido a la inma- durez de su sistema cardiovascular, que desencadenaría una res- puesta anómala ante la administración de estos fármacos. Queremos advertir sobre la posible aparición de efectos se- cundarios graves después de la realización de la exploración oftalmológica para el cribado de la ROP; por ello, creemos ne- cesaria una monitorización estricta tanto durante la exploración como también posterior a la misma, en un servicio con medios y personal entrenado para solventar los efectos adversos que puedan presentarse. F.J. Aguirre Rodríguez, A. Bonillo Perales, J. Díez-Delgado Rubio, M. González-Ripoll Garzón, J. Arcos Martínez y J. López Muñoz Servicio de Pediatría. Complejo Hospitalario Torrecárdenas. Almería. España. Correspondencia: Dr. F.J. Aguirre Rodríguez. Lourdes del Polvorín, 12, 1.º 3.ª Aguadulce. Almería. España. Correo electrónico: manuel.gonzalezripoll.sspa@juntadeandalucia.es BIBLIOGRAFÍA 1. Anderson CL, Stewart J. Retinopatía de la prematuridad. En: Clo- herty JP, Stark AR, editores. Manual de cuidados neonatales. 3.ª ed. Barcelona: Masson, 1999; p. 721-6. 2. 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Nació un varón a término de 3.150 g con llanto espontáneo. Test de Apgar al minu- to y 5 min de 10. A los 10 min de vida presentó convulsión tónica generalizada con apnea secundaria que cedió tras la administración de fenobarbital y requiere intubación orotraqueal y ventilación asis- tida, siendo trasladado a nuestro centro. Las pruebas realizadas: he- mograma, bioquímica (con glucosa y calcio), serologías (toxoplas- mosis, rubéola, citomegalovirus, herpes virus, hepatitis, virus de la inmunodeficiencia humana [VIH] y lúes), análisis de líquido cefalo- rraquídeo (LCR), cultivos, electroencefalograma, pruebas de imagen (ecografía transfontanelar y tomografía computarizada [TC] craneal) y cribado de metabolopatías (tándem masas, cuantificación de ami- noácidos y ácidos orgánicos) se encontraban todas dentro de la nor- malidad. Durante el ingreso el recién nacido se mantuvo clínicamente asin- tomático y sin medicación concomitante. En la exploración física se observaron dos pequeñas lesiones punzantes en la región occipital del cuero cabelludo (fig. 1). La investigación del origen de estas le- siones demostró la administración accidental de mepivacaína, anesté- sico local usado durante la episiotomía del parto. Se realizaron deter- minaciones analíticas en sangre, orina y LCR en la que se encontraron concentraciones elevadas de esta sustancia: 0,38 mg/ml en sangre (cuarto día de vida) y 0,5 mg/ml en LCR (tercer día de vida). El niño fue dado de alta con el diagnóstico de convulsión neona- tal precoz por la administración accidental de mepivacaína. Actual- mente se encuentra asintomático, sin medicación, con un desarrollo neurológico y pondoestatural acorde con su edad. Las convulsiones neonatales son un proceso frecuente de las que pueden encontrarse numerosas causas resumidas en la ta- bla 1, siendo las principales la asfixia perinatal y los trastornos 137 Figura 1. Puntos de inyección accidentales (flechas) en región occipital de cuero cabelludo. TABLA 1. Principales factores etiológicos de las convulsiones neonatales Asfixia perinatal Sufrimiento perinatal Reanimación cardiopulmonar Nunca debe ser diagnóstico de exclusión Hemorragia intracraneal Parto traumático Sufrimiento perinatal Alteraciones hidroelectrolíticas Hipoglucemia Hipocalcemia Hipo e hipernatremia Hipomagnesemia Dependencia de piridoxina Metabolopatías Alteraciones en el metabolismo de los aminoácidos Acidemias orgánicas Enfermedades de depósito Enfermedades mitocondriales Infecciones Meningitis Encefalitis Anomalías del desarrollo cerebral Disgenesia cerebral Facomatosis Fármacos Síndrome de abstinencia Administración inadvertida de anestésico local Policitemia Familiares Rasgo hereditario autosómico dominante Inicio en la primera semana de vida Generalmente autolimitadas Idiopáticas Del 3 al 25 % de los casos Documento descargado de http://zl.elsevier.es el25/05/2014. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Cartas al Editor 506 An Pediatr 2003;58(5):502-10 hidroelectrolíticos. La hipoglucemia e hipocalcemia son causas habituales y deben ser siempre excluidas rápidamente en todo recién nacido con convulsiones, pues su tratamiento precoz conlleva la desaparición de la sintomatología. Las convulsiones debidas a hipocalcemia y hemorragia subaracnoidea tienen me- jor pronóstico que las originadas por hipoglucemia, meningitis o malformaciones cerebrales3. Las convulsiones del recién nacido no se encuentran siempre acompañadas de patrón ictal electroencefalográfico1 por lo que esta prueba no debe considerarse un método exclusivo de diag- nóstico. La aparición de una convulsión precoz (en la primera hora de vida) debe hacer sospechar la posibilidad de que exista un fármaco como mediador de la misma. El uso de anestésicos lo- cales durante el parto vaginal es una medida habitual en la práctica de la episiotomía. La toxicidad por anestésicos locales en niños es extremadamente rara; sin embargo, se han descrito casos de convulsiones y arritmias, estando los recién nacidos más predispuestos a padecer estas complicaciones por retraso en el metabolismo y eliminación de estos fármacos4. La admi- nistración accidental de anestésico local durante el parto se ha descrito como causante de convulsiones tónicas normalmente acompañadas de apnea y/o depresión respiratoria en las pri- meras 6 h de vida5. El diagnóstico precoz de la administración accidental de anes- tésico local y la prevención de la hipoxia cerebral secundaria a la convulsión conlleva un pronóstico excelente. A. Pérez-Muñuzuria, N. González-Alonsoa, I. Martínez-Sotoa, J.R. Fernández-Lorenzoa y G. Suárez-Oterob aServicio de Neonatología. Departamento de Pediatría. Hospital Clínico Universitario. Santiago de Compostela. bServicio de Pediatría. Hospital da Barbanza. Ribeira. A Coruña. España. Correspondencia: Dr. A. Pérez-Muñuzuri. Servicio de Neonatología. Departamento de Pediatría Hospital Clínico Universitario. Choupana, s/n. 15705 Santiago de Compostela. A Coruña. España. Correo electrónico: apmunuzuri@terra.es BIBLIOGRAFÍA 1. Tharp BR. Neonatal seizures and syndromes. Epilepsia 2002; 43:2-10. 2. Evans D, Levene M. Neonatal seizures. Arch Dis Child Fetal Neo- natal 1998;78:70-5. 3. Upadhyay A, Aggarwal R, Deorari AK, Paul VK. Seizures in the newborn. Indian J Pediatr 2001;68:967-72. 4. Gunter JB. Benefit and risks of local anesthetics in infants and children. Paediatr Drugs 2002;4:649-72. 5. Hillman LS, Hillman RE, Dodson WE. Diagnosis, treatment, and follow-up of neonatal mepivacaine intoxication secondary to paracervical and pudendal blocks during labor. J Pediatr 1979; 95:472-7. Foramina parietalia permagna, un raro defecto congénito Sr. Editor: La foramina parietalia permagna (FPP) es una entidad poco común, aunque fácilmente reconocible, que afecta a ambos se- xos, consistente en dos defectos ovales de osificación en el hue- so parietal de tamaño variable, simétricos a ambos lados de la sutura sagital, de la cual se han recogido en la literatura médica unos 100 casos1-9. Este defecto está relleno de un tejido fibroso que se continúa con el periostio y la duramadre, cubierto por cuero cabelludo normal, sin haber paso de estructuras cerebra- les a través de él1,4,7,8. Descrita en 1919 por Pamperl9, también se denomina “Catlin mark” (OMIM 168500) en referencia a la fa- milia descrita por Goldsmith en 1922, en la que 16 de los 56 miembros examinados la presentaban1,3,6,8. Su herencia es autosómica dominante, aunque también se ha descrito relacio- nada con un síndrome por contigüidad genética con microdele- ciones en el brazo corto del cromosoma 11, asociando múltiples exostosis, disostosis craneofacial, retraso mental y anomalías ge- nitales2-6,8-10. Algunos autores refieren casos de aparición espon- tánea y hay quien opina que puede haber factores ambientales involucrados, sin que haya estudios convincentes al respecto4,7,8. Nuestra paciente es una niña de 22 días de vida que fue traída al servicio de urgencias con un proceso catarral, cianosis que aumen- taba con el llanto y tiraje supraesternal. En la exploración se apre- cian dos tumefacciones bilaterales simétricas en ambas zonas parie- tales de 1,5 × 1 cm, de consistencia blanda, que aumentaban con la maniobra de Valsalva, palpándose rebordes óseos (fig. 1), una hen- didura palpebral estrecha con ptosis bilateral que ocluía parcial- mente las pupilas (fig. 2), soplo sistólico 2/6 en borde esternal iz- quierdo irradiado a axila y hernia umbilical. Procedía de una segunda gestación de padres jóvenes y sanos, re- sultando la primera en aborto espontáneo al tercer mes de embara- zo. Embarazo controlado a término, ecografías prenatales normales, madre fumadora de 20 cigarrillos/día. Parto eutócico, Apgar al mi- nuto y 5 min de 7/10. Al nacimiento destacaba caput parietooccipi- tal y ligera retrognatia. 138 Figura 1. Aspecto de ambas tumefacciones bilaterales simétricas en ambas zonas parietales de 1,5 × 1 cm, de consistencia blanda y que au- mentan con la maniobra de Valsalva. Documento descargado de http://zl.elsevier.es el 25/05/2014. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. An Pediatr 2003;58(5):502-10 507 Cartas al Editor Los estudios hematológicos y bioquímicos fueron normales. Ca- riotipo sin anomalías numéricas ni estructurales; fórmula cromosó- mica 46XX. La ecografía cerebral demostraba dos defectos óseos parietales simétricos de 1 × 0,8 cm, observándose evaginación de lí- quido cefalorraquídeo (LCR). La tomografía computarizada (TC) ce- rebral mostró un defecto craneal bilateral constituido por leptome- ninges y LCR, sin anomalías de línea media y en la resonancia magnética (RM) se vieron defectos-adelgazamientos focales, bilate- rales del díploe parietal, con parénquima cerebral adyacente que protruía discretamente a través de estos defectos, con tejido celular subcutáneo adyacente preservado. Electrocardiograma con bloqueo incompleto de rama derecha y signos de crecimiento de aurícula de- recha. Ecocardiografía: comunicación interauricular tipo II de 8 mm de diámetro y estenosis de rama periférica pulmonar izquierda. No se confirmó la existencia de familiares afectados, pudiendo pasar de- sapercibidos al cerrarse los defectos con el paso de los años. En su evolución, la paciente ha sido intervenida quirúrgicamente de la pto- sis-hendidura palpebral estrecha; presenta retraso en el desarrollo psicomotor, alcanzando el sostén cefálico completo a los 6 meses de edad, y recibe estimulación precoz. La detección temprana de la FPP es rara y la mayoría de las veces se realiza de forma accidental, bien por palpación, radio- grafía de cráneo o por presencia a la inspección de dos protube- rancias simétricas en ambos parietales4,7. El caput o el cefalohe- matoma puede dificultar su detección al nacimiento. En madres de riesgo, la ecografía prenatal puede ser útil para el diagnóstico temprano y prever o minimizar el trauma durante el parto en ca- sos extremos4,8. Aunque se ha propuesto que la FPP y el cráneo bífido hereditario son la misma entidad, pudiendo el segundo ir cerrándose con la edad, transformándose en FPP6,8,10, en nues- tro caso podía apreciarse tejido óseo separando ambos agujeros a los pocos días del nacimiento. La localización simétrica y ca- racterística de la FPP permite diferenciarla de otros defectos de la bóveda craneal: meningoceles, meningoencefaloceles, quistes dermoides, neoplasias, granulomas eosinófilos, disostosis clei- docraneal, osteoporosis circunscrita, etc.4. La FPP normalmente es asintomática y el desarrollo del niño normal, aunque se ha descrito asociado a cefalea, vómitos y convulsiones. Hay quien recomienda la craneoplastia cuando los agujeros miden más de 3 cm de diámetro, realizándose a los 3 años de vida4,5,7. Ante la detección de un caso de forma tempranahay que es- tar atentos a la presencia de otras alteraciones, pues puede for- mar parte del síndrome DEFECT 11 o del de Saethre-Chotzen3. En nuestra paciente la FPP se asociaba con comunicación inter- auricular y hendidura palpebral estrecha, asociación que no se ha encontrado en la bibliografía previa revisada. Sería intere- sante la realización estudios genéticos tanto al paciente como a los familiares, aunque habría que reservarlo para casos sindró- micos y con alteraciones mayores asociadas, estableciendo así un consejo genético adecuado. A. Blanco del Val, M.I. Carrascal Arranz, F. Centeno Malfaz, H. Marcos Andrés y C. Alcalde Martín Servicio de Pediatría. Hospital Universitario Río Hortega. Valladolid. España. Correspondencia: Dr. A. Blanco del Val. Secretaría del Servicio de Pediatría. Hospital Universitario Río Hortega. Cardenal Torquemada, s/n. 47010 Valladolid. España. Correo electrónico: ablancoval@navegalia.com BIBLIOGRAFÍA 1. 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Linfadenitis supurada como complicación de la vacuna de bacilo de Calmette-Guérin (BCG) Sr. Editor: Con el aumento de la inmigración se está asistiendo a un re- surgir de enfermedades1. La vacuna del bacilo de Calmette-Gué- rin (BCG) está recomendada por la Organización Mundial de la 139 Figura 2. Detalle de la hendidura palpebral estrecha con ptosis bilateral que ocluye parcialmente las pu- pilas en la mirada al frente. Documento descargado de http://zl.elsevier.es el 25/05/2014. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Cartas al Editor 508 An Pediatr 2003;58(5):502-10 Salud (OMS) en numerosos países con elevada prevalencia de tuberculosis2. Salvo en el niño inmunodeprimido la vacuna sue- le ser segura3. La adenitis regional es la reacción vacunal más común. Cuando es localizada se habla de becegeítis regional, que en ocasiones puede ser de gran tamaño y fistulizar4. Cuan- do se produce una diseminación a distancia se habla de bece- geítis generalizada que puede cursar con múltiples adenopatías en diferentes localizaciones, osteomielitis o cuadros diseminados característicos de inmunodeprimidos3,5. Se presenta un caso de adenitis como complicación de la va- cuna BCG (becegeítis) en un lactante. Paciente varón de 7 meses remitido a nuestro hospital para valo- ración de lesión axilar de 3 meses y medio de evolución. El cuadro se había iniciado como una adenopatía axilar izquierda que au- mentó de manera progresiva de tamaño, acompañándose inicial- mente de síndrome febril autolimitado de corta evolución. A las 6 semanas la adenopatía era de gran tamaño comenzando a mos- trar fistulización. Como antecedentes epidemiológicos destacaba que el paciente era inmigrante colombiano, donde había sido vacunado según el calendario vacunal de BCG a los 3 meses de edad, 15 días antes de comenzar con el cuadro descrito. No presentaba antece- dentes personales ni familiares de interés, ni ningún contacto cono- cido con tuberculosis. En la exploración destacaron dos adenopatía axilares izquierdas, de 3 × 3 cm y 1,5 × 1,5 cm, duras, no adheridas. Se visualizó un ori- ficio de fistulización en la cara anterolateral del tórax, próximo a la adenopatía mayor, con escasa supuración (fig. 1). En la región pos- terior del brazo izquierdo se observó una pápula violácea, en el punto de inoculación de la vacuna BCG (fig. 2). El resto de explo- ración no mostró datos de interés El hemograma, bioquímica y análisis sistemático de orina no mos- traron ninguna alteración. Las radiografías de tórax y ósea fueron normales. Se realizó una prueba de Mantoux que fue de 16 mm. La tinción y cultivo para micobacterias del exudado de la adenopatía resultaron negativas. La serología para el virus de la inmunodefi- ciencia humana (VIH) resultó negativa. El paciente fue diagnosticado de becegeítis localizada dados los antecedentes epidemiológicos y el cuadro clínico compatible. Se pautó isoniacida oral (10 mg/kg/día) durante 3 meses. En este tiem- po las adenopatías disminuyeron, y a los 3 meses sólo quedaba una mínima adenopatía de 1 × 1 cm sin signos inflamatorios. La incidencia de reacciones adversas a la BCG es baja, aunque es posible que se infraestime, dada la benignidad de la mayoría de los casos7. La linfadenitis regional es la complicación más frecuente, con incidencia entre 0,5 y 5 %3,7. La supuración es excepcional; aparecen sólo en el 1% del total7. Se han conside- rado varios factores que pueden influir en la incidencia y grave- dad de las complicaciones asociadas: edad, dosis de vacuna, téc- nica de administración, almacenamiento, número de bacilos viables y cambio de cepa vacunal7-9. En realidad se desconoce la causa última de su aparición. A mayor dosis, y menor edad, más elevada es la incidencia, sobre todo en recién nacidos. Así, algunos autores sugieren que no se administre hasta pasados los primeros 3 meses de edad8. La cadena ganglionar más frecuen- temente afectada es la axilar izquierda, por ser la localización más habitual de su administración. La prueba de la tuberculina suele resultar muy positiva. Sola- mente la negatividad de la prueba orienta hacia otra etiología. Los datos histológicos muestran granulomas epiteloides con ne- crosis central, pudiendo hallarse células gigantes tipo Langhans5. El cultivo negativo del exudado es la norma según avanza el tiempo, por la inmunidad local, siendo improbable un resulta- do positivo más allá de las 20 semanas6. No hay unanimidad en cuanto al tratamiento. Incluso sin tra- tamiento la evolución natural es la regresión total. No obstante, con frecuencia se instaura tratamiento con objeto de acortar la sintomatología y disminuir las molestias asociadas, si bien no existe evidencia en la literatura médica de que la terapia especí- fica aporte algún beneficio. Existe controversia en cuanto a cuál debe ser la terapia idónea: intervención quirúrgica, tuberculos- táticos sistémicos, terapia local o eritromicina oral. Ningún tra- tamiento ha demostrado ser mejor y varía según el especialista de la publicación6,7. Un metaanálisis reciente de cuatro estudios aleatorizados no demuestra que existan diferencias en la incidencia de supura- ción en los niños no tratados respecto a los tratados,al menos con eritromicina o isoniacida10. Se ha sugerido que el tratamien- to quirúrgico con incisión precoz podría ser de utilidad para evi- tar el drenaje espontáneo y la fistulización, si bien no existe evidencia de que mejore el pronóstico. Dado que nuestro calendario vacunal no incluye la BCG (ex- ceptuando el País Vasco), la becegeítis se ha convertido en un proceso excepcional. Deseamos destacar la necesidad de in- cluir las complicaciones de la BCG en el diagnóstico diferencial de la adenitis axilar en el niño, y la importancia de investigar los antecedentes vacunales, dada la creciente frecuencia de la población inmigrante en nuestro medio. J.A. Salinas Sanz, S. Fernández de Miguel, J.M. Sánchez-Granados, M.ªI. González-Tomé, S. Belda Hofheinz y J.T. Ramos Amador Unidad de Inmunodeficiencias. Departamento de Pediatría. Hospital Universitario 12 de Octubre. Madrid. España. Correspondencia: J.A. Salinas Sanz. Hospital 12 de Octubre. Avda. Pl. de Toros, 15 4.º D. 28025 Madrid. España. Correo electrónico: joseantonioss@latinmail.com 140 Figura 1. Orificio de fistuli- zación en la cara anterola- teral del tórax. Muy próximo se encuentra la adenopa- tía mayor. No se observan signos de supuración en la zona. Figura 2. En la imagen se observa la adenopatía axi- lar mayor de aproximada- mente 3 × 3 cm. En la zona posterior del brazo se obser- va una pápula que corres- ponde al punto de inocula- ción de la vacuna BCG. Documento descargado de http://zl.elsevier.es el 25/05/2014. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. An Pediatr 2003;58(5):502-10 509 Cartas al Editor BIBLIOGRAFÍA 1. López-Vélez R. Enfermedades infecciosas tropicales en el niño inmigrante. Rev Esp Pediatr 1998;54:149-61. 2. Centers for Disease Control and Prevention: Recommendation of the Advisory Committee on Immunization Practices (ACIP): Use of BCG vaccine in the control of tuberculosis: A joint state- ment by the ACIP and the Advisory Committee for elimination of tuberculosis. MMWR 1988;37:663-9. 3. Alcaide J, Alter MN, Salleras Li. Vacuna BCG. En: Salleras San- martí L, editor. Vacunaciones preventivas. Principio y aplica- ciones. Barcelona: Masson, 1998; p. 405-44. 4. 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Se administró diacepam rectal (5 mg), cediendo la cri- sis tónica, aunque el paciente queda con regular estado general, mirada perdida y llanto quejumbroso, motivo de ingreso en la uni- dad de cuidados intensivos pediátricos (UCIP), donde se constató disminución del nivel de conciencia, palidez de piel y mucosas, con pulsos periféricos palpables y relleno capilar adecuado. La aus- cultación cardíaca mostró tonos puros y rítmicos a 200 lat./min en ritmo sinusal y la presión arterial era de 130/90 mmHg; la ausculta- ción pulmonar fue normal. El abdomen estaba distendido, globulo- so, con hígado palpable a 3-4 cm bajo reborde costal, polo de bazo y hernia inguinal bilateral no incarcerada. Se trataba del primer hijo de madre afectada de lupus dérmico, tratada a partir del sexto mes de embarazo con dosis bajas de corti- coides (8 mg/12 h); parto por cesárea a las 41 semanas por no pro- gresión, con un período neonatal sin incidencias; peso al nacimien- to 2.850 g: lactancia artificial con leche maternizada y desarrollo somático y psicomotor normales. Un mes antes del ingreso presentó episodios diarreicos frecuentes, con deposiciones mucosanguino- lentas, tratados con intervención dietética (dilución de la fórmula y posteriormente leche sin lactosa), que finalmente se acompañan de fiebre elevada, siendo tratado poco antes del ingreso con cefota- xima. El hemograma practicado a su ingreso mostró una anemia nor- mocítica hipocroma (hemoglobina, 8,2 g/dl; hematocrito, 25,2 %); leucocitos, 28.700/ml (76% segmentados, 1% cayados) y tromboci- tosis (694.000 plaquetas/ml). En la bioquímica sanguínea existía hi- ponatremia grave (122 mmol/l), con el resto de parámetros dentro de la normalidad. El estudio de coagulación y la orina (bioquímica y sedimento) fueron normales. Se practicó punción lumbar obtenien- do un líquido cefalorraquídeo (LCR) claro y normotenso con 202 leucocitos/ml (60% polimorfonucleares y 40% linfocitos), 25 he- matíes/ml; glucosa, 34 mg/dl (glucemia, 97 mg/dl), y proteínas, 276 mg/dl; la determinación de antígenos capsulares y la tinción de Gram fueron negativos, así como el cultivo de LCR y hemocultivo. Con el diagnóstico de meningitis bacteriana decapitada por trata- miento antibiótico previo, se instauró antibioticoterapia empírica con cefotaxima y gentamicina por vía intravenosa. La evolución no fue satisfactoria, persistiendo una intensa afectación neurológica, con unos ventrículos laterales aumentados de tamaño y de paredes re- fringentes en la ecografía transfontanelar, junto con imágenes com- patibles con pequeñas calcificaciones e hidrocefalia tetraventricular en la tomografía computarizada (TC) craneal y lesiones compatibles con áreas isquémicas en región temporoparietal izquierda en la re- sonancia magnética (RM). El electroencefalograma (EEG) mostró intensa lentificación del trazado y en el fondo de ojo se apreciaron lesiones compatibles con tubérculos coroideos. Tres días más tarde se practicó nueva punción lumbar con 200 cél./ml, de predominio linfocitario, hipoglucorraquia, hiperproteinorraquia y aumento de adenosindesaminasa (ADA). Ante estos hallazgos se sospechó me- ningoencefalitis tuberculosa, y se inició tratamiento específico con 4 fármacos; la antibioticoterapia previa se suspendió tras cumplir una semana de tratamiento. La reacción de Mantoux fue negativa en el paciente y el entorno familiar. En las horas siguientes a la sus- pensión del tratamiento antibiótico reaparecieron la fiebre, acom- pañada de deposiciones diarreicas y sin cambios en la situación neu- rológica. Una nueva punción lumbar practicada en ese momento mostró un aumento del número de leucocitos (1.300/ml) con claro predominio de polimorfonucleares, intensa hipoglucorraquia, ADA persistentemente elevada y cultivo positivo a Salmonella sp. que fue posteriormenteidentificada por el Instituto de Salud Carlos III como S. enterica subespecie I serotipo virchow, idéntica a la aislada si- multáneamente en heces. Se inició tratamiento con cloranfenicol por vía intravenosa negativizándose los cultivos de LCR a partir del día 10 de terapia. Se mantuvo el tratamiento tuberculostático 3 semanas, hasta comprobar la negatividad de los estudios de micobacterias, y el cloranfenicol 28 días, tras 3 cultivos estériles de LCR. Igualmente, se mantuvo tratamiento con amoxicilina hasta obtener 3 coproculti- vos sin Salmonella. El estudio de inmunidad humoral y celular practicado con poste- rioridad al episodio agudo, fue normal, con anticuerpos anti-HIV negativos; la serología TORCH fue negativa. En la actualidad el pa- 141 Documento descargado de http://zl.elsevier.es el 25/05/2014. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Cartas al Editor 510 An Pediatr 2003;58(5):502-10 ciente mantiene una grave afectación neurológica, con hidrocefalia tetraventricular compensada (ex vacuo), infarto temporoparietal iz- quierdo y porencefalia, traducidas clínicamente como una parálisis cerebral profunda con crisis convulsivas generalizadas frecuentes, precisando tratamiento con vigabatrina, rehabilitación neuromuscu- lar y estimulación neurosensorial permanentes. Además el paciente ha quedado como portador crónico de S. virchow, con episodios ex- pulsivos diarreicos periódicos. En el entorno familiar, 2 años más tar- de, un hermano menor fue convertido igualmente en portador cró- nico de S. virchow. Salmonella es infrecuente como causa de meningitis, pero está considerada como la segunda causa de meningitis neonatal por gramnegativos, con una mortalidad de hasta el 50%, a pesar del tratamiento antibiótico y frecuentes secuelas neurológicas6-9. Ciertos factores relacionados con el huésped favorecen la afec- tación extraentérica por Salmonella. Entre éstos se encuentran las alteraciones en la inmunidad celular y humoral, incluida la inmadurez fisiológica del sistema inmunológico en el recién na- cido, y el uso previo de antibióticos de amplio espectro que mo- difican la flora intestinal1,10. Los serotipos que con más frecuen- cia determinan afectación extradigestiva son S. typhimurium y S. cholerasuis5. Sin embargo, hay que considerar que a pesar de ser más frecuente en países asiáticos e incluso el segundo aisla- do más frecuente en Australia6,11, en nuestro país también es fre- cuente aislar S. virchow, encontrándose entre el tercero al quin- to lugar como serotipo más frecuente, según los datos del LNRSSE12. Así, durante los años 1993-2000, en nuestro hospital, hubo 30 aislamientos de S. virchow en 17 pacientes (27 en heces [91 %], uno en esputo [3 %], uno en sangre [3 %], uno en LCR [3%]). Por tanto, es un serotipo que debe tenerse en cuenta por su frecuencia y por su carácter más invasivo que otros serotipos, como ocurre con S. choleraesuis y S. dublin, lo cual está rela- cionado con la producción de ciertos plásmidos que las hacen más virulentas y resistentes. El mayor número de aislamientos de este período se produjo en los años 1994 (7 cepas, 40 %), 1995 (3 cepas, 18%) y 1996 (4 cepas, 24%), no sólo en nuestro hospital sino también en diferentes zonas de España12. El tratamiento de elección en la meningitis por Salmonella son las cefalosporinas de tercera generación7, lo que coincide con la sensibilidad a los antimicrobianos de nuestros aislamien- tos de S. virchow: 61,4-87,6% frente a penicilinas, 94% a amoxi- cilina-ácido clavulánico, 93 al 100% a las cefalosporinas de pri- mera y segunda generación y el 100% frente a cefalosporinas de tercera generación, fluorquinolonas, carbapenem, monobactá- micos y aminoglucósidos; la sensibilidad a cloranfenicol fue del 75%. Nuestro paciente fue tratado inicialmente con cefotaxima, que fue suspendida ante la sospecha una etiología tuberculosa. Conviene enfatizar aquí que las concentraciones elevadas de ADA en LCR son bastante específicas, pero no patognomónicas de infección tuberculosa. Tras el aislamiento de Salmonella en LCR se inició terapia con cloranfenicol ante la sospecha de una posible ineficacia de las cefalosporinas. El análisis retrospectivo parece indicar que más que un problema de elección del antibiótico, el empeoramiento del cuadro meníngeo se relacionó con la escasa duración del tratamiento, que debe extenderse durante 3 o 4 semanas2,3,7. En resumen, debe sospecharse la posibilidad de meningitis por Salmonella en lactantes pequeños con meningitis a gramne- gativos, sobre todo si existen antecedentes de infección intestinal previa o acompañante. El pronóstico es pobre, si bien puede mejorar con un tratamiento antibiótico precoz y específico. R. Tejero Garcíaa, F. Rodríguez Lópeza, F. Navarro Palosa, J. Muñoz Molineroa, M.ªJ. Lacasa Díaza, I. Ibarra de la Rosab, F. Ortiz Vergarab y M. Casal Romána Servicios de aMicrobiología y Parasitología y bPediatría. Hospital Universitario Reina Sofía. Córdoba. España. Correspondencia: Dra. R. Tejero García. Servicio de Microbiología y Parasitología. Hospital Universitario Reina Sofía. Avda. Menéndez Pidal, s/n. 14004 Córdoba. España. BIBLIOGRAFÍA 1. 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