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Ensayo economía acerca de la doctrina del shock

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ECONOMÍA DEL MIEDO 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
FACULTAD DE DERECHO, CIENCIA POLÍTICAS Y SOCIALES 
 
UNIVERSIDAD LIBRE 
 
01420: DERECHO 
 
 
 
PROF. ROSALVINA OTÁLORA C. 
 
 
23 DE MAYO DEL 2021 
 
BOGOTÁ D.C 
 
N° Nombres completos Código 
1 Ana Sofía Yepes Avendaño 
2 Cielo Valentina Poveda Jaramillo 040211210 
3 Jeimmy Stefania Velandia Lache 040211013 
4 María Valentina Monroy Escandon 040211178 
5 Santiago Lagos Sánchez 051211132 
6 Valentina Lizarazo Barbosa 040211240 
 El presente trabajo tiene como enfoque desglosar los matices existentes en la relación de eventos traumáticos y la 
puesta en marcha de doctrinas económicas. Teniendo en cuenta, que en la historia de la lucha humana se han 
evidenciado escenarios en los que después de una serie de acontecimientos de alto impacto en la sociedad, se ejecuta 
una clase de asalto metódico y minucioso del sector público en la misma. Esto precisamente ocurre cuando la 
población está demasiado ocupada haciendo frente a la emergencia y a sus problemas diarios, todo ello con el fin de 
proteger sus intereses como primer acto de resistencia. Una clara prueba de esta interacción entre el caos y las teorías 
económicas se dio en los años 70´s a 80´s, en el territorio chileno, el cual mientras se encontraba en pleno golpe 
militar contra el gobierno, estaba desarrollando un plan de medidas económicas con los Chicago Boys orientadas a 
instaurar un sistema neoliberal en el país. 
 Por esta razón, la motivación principal de este documento es esclarecer de forma general el funcionamiento 
complementario entre estos dos factores, para así poder comprender cómo las situaciones de beligerancia y conflicto 
están en comunicación con las disciplinas de la economía. Contemplando ello, para dar resolución se abarcará 
aspectos de la doctrina del shock, vista como una pieza esencial para implantar cambios en las sociedades. En última 
instancia se ocupará el discurso felicista, que brindará con las doctrinas económicas la utopía ideológica de la 
felicidad. Es relevante aclarar que los medios investigativos que se usaron para la realización de este ensayo fueron 
dos principalmente; el primero es el documental “La doctrina del shock” realizado por Naomi Klein en 2009 y la 
segunda fuente es el libro “La fábrica de la infelicidad: nuevas formas de trabajo y movimiento global” escrito por 
Franco Berardi en el año 2003. 
 Como punto de partida, es esencial destacar que, en situaciones de crisis, la ciudadanía puede perder mucho, pero 
son el gobierno y las grandes élites las que aprovechan esos momentos para aprobar reformas impopulares que 
agravan las divisiones económicas y sociales, de hecho, Rousseau (1762) estableció que “El mismo gobierno 
destruye al Estado, ya que eligen siempre estos tiempos de turbulencia para hacer pasar, a favor del terror público, 
leyes destructoras que el pueblo no adoptaría nunca a sangre fría” (Rousseau, El Contrato Social, pág. 40). Esto 
permite corroborar primeramente que ha sido una discusión existente desde épocas remotas y por ende no es un 
hecho nuevo que el sector público elija esos tiempos infortunados para implementar teorías económicas o cambios 
ideológicos, mediante discursos que suponen una oportunidad de cambio. 
 Cuando se habla de oportunidad Berardi (2003) indica lo siguiente “Esto quiere decir que hay alguien que quiere 
lucrarse de vuestro trabajo y haceros creer que si no estáis dispuestos a dejaros exprimir corréis el riesgo de perderos 
algo” (Berardi, La fábrica de la infelicidad, pág. 85). Esta percepción ha prevalecido en todo discurso político-
económico, que en pocas palabras construye un mundo idílico en la población para que de esta forma se establezca 
toda clase de cambio en la nación. Bajo dicha idea, llega una de las armas más letales que posee la economía y el 
gobierno, es la reconocida doctrina del shock. Entiéndase esta doctrina como la tesis principal que defiende Klein en 
su documental y obra “La doctrina del shock”, consiste en que los sistemas de libre mercado han sido impuestos 
mediante técnicas de psicología social; es así como este impacto se ha logrado mediante desastres y contingencias 
que han permitido llevar a cabo reformas no apoyadas por la comunidad. Por medio de la tortura conseguían generar 
un intervalo de shock, porque de esta manera los sujetos son más susceptibles a acatar órdenes, ya que, el shock 
produce el nublamiento de la mente y una monotonía extrema. Estas ideas se llevaron a cabo para implantar el 
capitalismo en países como Chile, Argentina, Afganistán, y otros tantos. 
 No obstante, fue gracia a autores como Milton Friedman, que llevaron estas ideas a la teoría económica; el cual, 
consideraba que el shock económico impulsaría a las sociedades a instaurar el denominado capitalismo del desastre, 
cuyo principal objetivo era desmantelar el estado de bienestar y promover a nivel global el modelo de desarrollo de 
ese momento, pues solo una crisis real y percibida produce verdaderos cambios. Ahora, es conveniente destacar que 
la política de Friedman favorecería a los ricos a costa de los pobres. Un claro ejemplo de esto, fue el huracán Katrina 
en EE.UU., la mala gestión de un desastre anunciado, a pesar de la ingente cantidad de dinero público que se invirtió 
en intentar evitarlo. La emergencia fue vista como una oportunidad para muchos contratistas como Heritage 
Foundation que propuso 32 medidas para recuperarse del Katrina y que vale recalcar seguían el Friedmanismo. Una 
amplia cantidad de contratista de Irak fueron contratados de nuevo por el gobierno para reconstruir los destrozos del 
Katrina. Por ejemplo, la empresa Kenyon se encargó de recoger los cadáveres (12.500 dólares por cada uno) y se 
prohibió que lo hicieran agentes funerarios voluntarios, porque eso reducía los beneficios de Kenyon. Por supuesto, 
eso implicó que la tarea se alargará más de lo necesario, por no contratar a personal local haciendo que el dinero se 
difuminará en largas cadenas de subcontrataciones. 
 Dicho capitalismo del desastre postula que detrás de una tragedia es posible lograr observar una oportunidad, 
haciendo provecho del trauma colectivo para promover e implementar reformas económicas y sociales de carácter 
radical. Conforme a lo anterior, surge la necesidad de hablar sobre la ideología felicista que es una clave esencial 
para los discursos e intervenciones político-económicas en tiempos de turbulencias. Por ejemplo, el vuelo 77 de 
American Airlines el cual fue el tercer vuelo secuestrado como parte de atentado del 11 de septiembre del 2001, se 
estrelló en el pentágono y mató alrededor de 184 personas, esta situación de conflictos bélicos ocasiono un estado de 
shock en la población, pues produjo la sensación de pánico e inseguridad, ocasionando una rotura de esquemas 
colectiva y desboronando el mundo ideal donde creían vivir. Cuando las expectativas de los individuos son bajas con 
relación al gobierno, se pone en funcionamiento el discurso público, el cual se funda sobre la idea de que ser feliz no 
sólo es posible, sino casi obligatorio y que si se quiere alcanzar ese objetivo es necesario atenerse a algunas reglas, 
seguir ciertos modelos de comportamiento. 
 Contemplando ello, Berardi (2003) estipula que toda proposición de felicidad es infelicidad, porque en muchas 
ocasiones conduce a generar un efecto contrario provocando sensaciones que se llaman infelicidad. Como 
ejemplificación está el totalitarismo y el liberalismo, el primero hacía de su propiedad la libertad de los demás y el 
segundo mediante la libre competencia ha hecho sentir el fracaso y la culpabilidad, entonces ambos regímenes aun 
cuando prometían felicidad la convertían en su antónimo. Por consiguiente, detrás del discurso público hay es una 
estrategia de mercado, ya que gran parte de su propósito es hacer feliz al humano, el discurso publicitario se fundasobre la creación de modelos imaginarios de felicidad con los que los consumidores son invitados a conformarse. De 
acuerdo con Berardi (2003) pacta que “La publicidad es producción sistemática de ilusión y por lo tanto también de 
desilusión, de competencia y, por tanto, también de fracaso, de euforia y, por tanto, también de depresión” (Berardi, 
La fábrica de la infelicidad, pág.50) Por ello, el hablar de felicidad es hablar de un objeto ideológico que muchos 
anhelan tener, que muchos lo creen tener, pero no los son y aun así muchos hacen lo imposible por ese sueño y nunca 
lo alcanzan. Esta otra herramienta es la que las doctrinas económicas buscan como forma de solventar los daños de 
los eventos traumáticos, venden una idea en el discurso que proporciona felicidad, tranquilidad y seguridad, pero, 
detrás de ese discurso publicitario en crisis la población se estaría encontrando ante una transferencia de riqueza de 
proporciones incalculables, se está transfiriendo riqueza del sector público de las manos del gobierno que la ha 
recaudado el pueblo, con esfuerzo y esmero en forma de impuestos a manos de las empresas y los individuos más 
ricos del mundo. 
 Por dicho motivo, la relación que existe entre los desastres de la sociedad y las doctrinas económicas es que estás 
al igual que el desastre buscan monopolizar a la sociedad, empero, ya no basta con monopolizar sus vidas si no que 
es necesario hasta su conocimiento. Hay que rescatar que aun así se aplique estos métodos existirán casos donde la 
estrategia no funcione bien, esto se puede ejemplificar con lo que está pasando actualmente en Colombia se pensó 
implementar una reforma tributaria lo que ocasionó indignación por parte del pueblo, algo particular de este caso es 
que el estado de shock no fue funcional, ya que hasta la misma autora del documental designaba que esta pieza solo 
serviría si los individuos no la conocen y para fortunio suyo la sociedad colombiana la reconoció, porque se conoce 
y se mantiene presente la historia por la que han pasado años tras años países incluyéndose así mismo, actualmente 
el mundo está atravesando por una gran crisis que no respeta fronteras y por desgracia, los líderes en todo el mundo 
están buscando la forma de explotarla, el aceptar este tipo de propuestas afectarían significativamente la economía, 
el bien de la sociedad y entre otras más la salud. 
 En conclusión, el estado de shock no solo es algo que sucede cuando algo malo acontece, si no también cuando 
se pierde la narrativa o la historia, esta doctrina del shock a ayuda a triunfar medidas radicales las cuales se dan de 
la mano de una libertad falsa mediante promesas vacías y una democracia disfrazada. La reciente racha de desastres 
se ha traducido en beneficios tan espectaculares que mucha gente en todo el mundo ha llegado a la misma conclusión, 
los ricos y los poderosos causan deliberadamente las catástrofes con el fin de explotarlas. Aunque el complejo del 
capitalismo del desastre no conspire deliberadamente para crear crisis, hay muchas pruebas de que sus industrias 
trabajan muy duro para asegurarse de que las actuales tendencias desastrosas no vayan a cambiar. Donde triunfa la 
Escuela de Chicago con sus tres premisas privatización, desregulación y recortes en los servicios públicos, los ricos 
se vuelven más ricos y la clase media se vuelve más pobre. Para esos ricos, Friedman y el libre mercado son dioses, 
pero es fácil ver que la riqueza no se reparte, como ellos dicen.

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